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ฮ‘ฯ€ฯŒ -Shadow05

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๐•พ๐–Š๐–—๐–Š๐–“๐–‰๐–Ž๐–•๐–Ž๐–†
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ฮ‘ฯ€ฯŒ -Shadow05












―¿De verdad vas a entrar a mi mente?

―Créeme que tampoco me agrada ver cómo te devoras con Ho... Blair.

―¿Qué sucede si ves algo más que solo besos? ―preguntó Demetria, haciendo una mueca al imaginarse las imágenes. ―Es una suerte que entre nosotros tres, tú seas la cerebrito.

―No hay nada de malo ser la cerebrito. ―dijo Freya, frunciendo el ceño indignada.

―Nadie dice lo contrario. ―la tranquilizó Niklaus. ―¿Es necesario hacerlo aquí?

―¿Tienes algún problema?

―Es un aseo de niñas. ―dijo incómodo. ―Y no me siento muy cómodo con Myrtle mirándome.

―Hola Niklaus. ―saludó Myrtle La llorona, una fantasma que habitaba el aseo de chicas al que nadie iba, sus mejillas se volvieron plateadas por el sonrojo provocado cuando obtuvo la atención de Niklaus.

―Le gustas a Myrtle la histérica. ―se burló Demetria.

Myrtle giró la cabeza hacia la castaña, y de un momento a otro comenzó a sollozar y a flotar de una esquina a otra siguiendo con sus lamentos, bajo la mirada incrédula de los tres Slytherin.

―¡Todos molestan a Myrtle la llorona, cada vez que alguien viene piensa que es divertido molestar a Myrtle, me lanzan objetos para apreciar cómo me atraviesan y me dicen sobrenombres horribles!

Luego de soltar otro grito lamentoso, Myrtle La llorona descendió hasta chocar contra un inodoro, luego desapareció.

―Que sensible. ―masculló Demetria exasperada. ―Todos molestan a Myrtle La llorona. ―trató de imitar la voz de la fantasma. ―Le diré a Holt que ya tiene competencia.

―No es divertido.

Cuando Freya había dicho que quería comenzar lo antes posible con las clases de oclumancia, Niklaus no pensó que sería horas después, a las seis de la mañana en el aseo de Myrtle La llorona.

―¿Estás segura que lo sabes hacer?

―¿Dudas de mí?

―Por supuesto que no. ―se apresuró a decir. ―Pero, ¿Y si algo sale mal?, ya sabes a lo que me refiero.

―Tranquilo. -lo tranquilizó la rubio fresa. ―Demi y yo nos encargaremos de ocultar tu cuerpo y le haremos un obliviate a Blair.

―¿Qué? ―preguntó asustado, Demetria carcajeó fuertemente, mientras que Freya lo miraba como si fuera un caso perdido.

―Sólo... vacía tu mente, tienes que tener toda tu concentración, tienes que sacarme de tu mente, mi tío Rabastan me ha dicho que quién-tú-sabes usa la legeremancia con sus mortífagos, tal vez ya lo haya hecho contigo. ―se encogió de hombros ante el pálido rostro de su amigo. ―Aún así, tú tienes que evitar eso para salvar tu vida y la de Blair.

―El profesor Hansen dijo que la oclumancia no es algo fácil de tratar.

―Y tiene razón, muy pocos lo han logrado.

―¿Y tú?

―Estás hablando de mí. ―sonrió orgullosa de sí misma. ―Cuando estés listo.

―Tranquilo primo, si mueres le podrás hacer compañía a Myrtle la irritante.

Niklaus soltó un suspiro nervioso al ver a Freya con su varita en mano, lista para comenzar. La rubio fresa y la castaña por un momento disfrutaron de su nerviosismo.

Él les ocultó un secreto, y ellas se divertían ahora.

―Bien, estoy listo.

―Gracias a Merlín, estaba a nada de tomarte desprevenido. ―dijo la rubio fresa en un suspiro, alzando la varita. ―Legeremens.

































―Estás algo pálido, primo.

―Estuvimos sólo una hora.

―¿Sólo una?

―No tuviste mucha concentración, Nik. ―dijo la rubio fresa mientras los tres entraban al gran comedor. ―Es tu miedo por perderla, tienes que alejar eso.

―Es fácil para ti, Freya. Tu novia no es nacida de muggles, lo que significa que corre más peligro. ―dijo susurrando cuando se sentaron en la mesa de su casa.

―Y es por eso que tienes que cerrar tu mente. Puedes hacerlo Niklaus, confío en ti, Demetria confía en ti, ella confía en ti, es lo suficiente para que lo puedas conseguir.

Niklaus bajó la mirada ante las palabras de su amiga rubio fresa. Sabía que ella tenía razón, porque él no se rendía fácilmente, y haría todo lo posible para proteger a su novia. Cuando quería, Freya podía ser buena con las palabras.

Al ver que su amiga castaña se encontraba en silencio mientras comía una tostada, sin prestar atención a la conversación. Le pegó un codazo en sus costillas, haciendo que se quejara y se ahogara con la comida.

Demetria miró a Freya con ganas de estampar su cabeza contra la mesa, pero al ver como la rubio fresa apuntaba disimuladamente a su primo, entendió.

―No sé qué quieres que le diga, es un idiota y hay una probabilidad que se vuelva loco.

Freya se quiso golpear contra la mesa.

―Eres un amor, prima.

―Se supone que tienes que motivarlo. ―la regañó Freya. ―No la escuches, tú puedes hacerlo, después de todo, no eres tan idiota como creía.

―No sé si sentirme ofendido o halagado.

―Te ofendió, así que te tienes que sentir ofendido.

―Cierra la boca y sigue tragando.

―¿Crees que eso es un problema?

-Mañana iremos a los aseos de Myrtle a la misma hora, te lo digo ahora para que puedas despejar la mente, y estés más relajado y listo para comenzar.

―Con tu tortura. ―se metió Demetria.

―Gracias Freya. ―murmuró el azabache cohibido, ignorando a su prima.

―No es nada. ―respondió. ―Además, aún no estoy lista para enterarme por el Profeta tu muerte.

―Me subes el ánimo. ―dijo sarcástico. ―Y a Black también.

―¿De qué hablas?

―Que el peinado de escoba no ha dejado de mirarnos desde que entramos al gran comedor.

Freya alzó la cabeza tan velozmente, que un hueso llegó a sonar. Niklaus la miró alarmado por eso.

Y lo que él decía, era cierto.

Sirius la miraba fijamente, pero cuando se dio cuenta de que Freya también lo miraba, desvió su mirada y se metió en una conversación con su amigo miope.

―Le gustas. ―dijo Demetria sin levantar la cabeza, ya que se estaba sirviendo más jugo de calabaza. ―No sé cómo no te has dado cuenta de su mirada, llega a quemar, y ni siquiera me mira a mí.

―No creo que sea la mirada de Sirius. ―dijo Freya, Niklaus la vio sonreír con maldad. ―Es la mirada de Dave Steiner, que no ha dejado de mirarte desde primer año.

Ésta vez fue el turno de Demetria levantar la mirada para ver a la mesa de Hufflepuff, su hueso sonó más fuerte que el de Freya, y Niklaus una vez más abrió sus ojos alarmado.

Como era habitual en Dave, sus mejillas se tornaron rojas como tomates, se removió nervioso en su asiento ante la mirada malhumorada de la Slytherin, sacándole unas cuantas risas a Freya y a Niklaus.

―Hablé una vez con él, pero es encantador.

Ella me ha hablado de él, dice que le gustas. ―sonrió Niklaus pícaramente.

―No me importa ése Hufflepuff.

―Al menos sabes a qué casa pertenece. ―bufó Freya.

―Es imposible no sabes a cual casa pertenece, ése chico tiene una rara obsesión con chocarme cada vez que estamos en un mismo pasillo, los cuales son lo suficientemente anchos como para que pase a un lado de mí.

―Lo hace intencionalmente.

―Y yo te golpearé intencionalmente si no te callas.



































―Usted no tiene el don para el arte de la adivinación. ―bufó Demetria molesta con su profesora de adivinación. ―¿Y ella cree que prediciendo sus muertes, me tomaré adivinación en serio?

―Sólo tienes que poner más esfuerzo en tu ojo interior. ―se burló Freya, pero no parecía interesada en lo que decía la castaña, la rubio fresa se encontraba haciendo sus deberes de Transformaciones.

―Tu obsesión con irritarla está yendo más allá, deberías de cambiar para el otro año

―Nunca. ―sentenció. ―Yo le demostraré a esa farsante que adivinación no es más que una absurda materia. El siguiente curso le diré que predecí su muerte para que renuncie de una buena vez.

―Lo que digas Demetria. ¿Me podrías dar el libro de astronomía que está en el estante a tu derecha?

―Estás haciendo tarea de transformaciones.

―Ya la terminé. ―dijo Freya, tomando un pergamino para comenzar con sus deberes de astronomía.

―Tú no eres humana, hace diez minutos comenzaste con los deberes de transformaciones.

―Cierra la boca, multisecretos.

La biblioteca no era el lugar más habitado por los estudiantes, Freya, Demetria y Niklaus sólo iban para hacer sus deberes y para ir por libros que necesitaban.

―¿Por qué me das éste libro? ―preguntó confundida. ―Te pedí el de astronomía.

―¿Al menos podrías leer el título?

―Ya lo hice. ―respondió, viendo el título del libro 《los animagos》.

―Entonces no es difícil saber que quiero ser animaga.

―¿Es broma? ―preguntó riendo el azabache, pero al ver el rostro serio de su prima, dejó de hacerlo.

―Estás loca, Demetria. Es peligroso, y más si somos algo despistados.

―Eres la mejor en pociones, le ganas a Carson y a Evans. Y el único despistado aquí es Niklaus.

―Que halagador.

―¿Por qué quieres hacerlo?, se necesita un permiso y dudo que puedas esperar el procedimiento.

―¿No te gustaría romper algunas reglas? Ya la rompiste cuando entraste a la cabeza de Niklaus.

―¿Algunas?, para hacer ésta poción tendremos que robar algunos ingredientes, ¿Quieres ir y robar las mandrágoras de la profesora Sprout?

―Me arriesgaré.

―Hay que esperar a una tormenta eléctrica, y ni siquiera sé cuándo hay una.

―Yo sí. ―sonrió victoriosa la castaña. ―¿Crees que no iba a tener nada planeado?, no soy una idiota.

―Bueno...

―Estás loca, prima. ¿Y si nos descubren?

―No lo harán.

―Está bien. ―dijo Freya soltando un suspiro. ―Pero si nos descubren y nos expulsan, te mataré.

―¿Soy el único cuerdo aquí?, la poción nos podría salir mal y podríamos tener algunas deformidades.

―No te preocupes, primo. Tú ya no puedes tener más deformidades.

―Eres un encanto, prima.

―¿Y la tormenta eléctrica? ―preguntó Freya, leyendo el libro los animagos.

―Es en Julio, a fin de mes. Escuché a fantasma teniendo una conversación con un futuro recluta. ―rodó los ojos ante lo último. ―Dijo que luego de la tormenta eléctrica, quién-tú-sabes tendrá una joyería por los nuevos que entraran a sus filas.

―¿Y le crees a Avery?

―Es verdad. ―concordó el azabache. ―Lo dijeron en la reunión de la noche pasada.

―¿Y por qué después de la tormenta eléctrica?

―Apostaría quinientos galeones que lo hará ésa noche para que le diera más temor a la gente. ―rodó los ojos Demetria.

Un carraspeo los hizo callar en menos de un segundo, luego las tres cabezas giraron hacia la nueva cabellera pelirroja que se encontraba de pie frente a ellos.

―¿Qué quieres?

―Disculpen por interrumpir, ¿Podemos hablar, Rosier? ―preguntó Rowan, ignorando a Demetria.

Freya frunció aún más el ceño, la última vez que habló con la Ravenclaw fue el día anterior por la tarde, cuando fue a la biblioteca ―luego de estar con el perro negro― para ir por un libro de runas antigua, Freya la ayudó con su tarea de astronomía, en donde Rowan era un caso perdido.

―¿Qué deseas? ―preguntó la Slytherin una vez que ambas estuvieron un par de metros alejadas.

―Bueno. ―comenzó Rowan algo incómoda, Freya lo supo porque la chica no la podía mirar a los ojos. ―Ayer me dijiste que soy un asco en astronomía.

―No me voy a retractar por eso.

―Lo sé. ―se apresuró a decir. ―No quiero que lo hagas, pero tú dijiste que necesitaba a alguien que fuera lo bastante buena en astronomía. Fui con la profesora Relish, y me recomendó...

―¿Quiere que yo sea tu profesora adolescente?

―Entenderé si no quieres. ―se removió incómoda. ―Podría pedírselo a alguien más.

―Escucha, no hay nadie más buena que yo en astronomía. ―sonrió con arrogancia. ―Puedes ver tus horarios, y me dices la hora, los días y el lugar.

―¿En serio?

―Sí, aún no sé porque la profesora Relish no te ha dejado de baja aún.

―He tenido algo de ayuda, gracias Rosier.

―Nos vemos, Carson.


































―Podríamos robar las hojas de mandrágora ésta noche. Slughorn tiene rocío y la crisálida con los demás ingredientes, no será difícil.

―El fin de semana hará un club, a Slughorn le gusta hablar, así que será fácil que uno de nosotros se vaya antes y pase por los ingredientes.

―Podrías ser tú, creo que eres la más silenciosa de nosotros tres, Demetria no puede estar cinco minutos callada y yo me desespero en lugares pequeños.

―Bien. Y ésta noche, irá Demetria, ella se entiende mejor con las plantas.

―Los veo, y creo que están planeando un asesinato. ―dijo Demetria, que hasta el momento se había mantenido en silencio.

―Fue tu idea, y no has aportado en nada. ¿Te entró miedo?

―Tonterías. Y yo puedo aportar con mi importante presencia.

―Que no es superior a la mía. ―dijeron a sus espaldas.

―El lugar ya comienza a apestar. ―dijo Demetria sonriendo sin gracia. ―¿Aburrida, Avery?, afuera hay tierra para que juegues con ella, aquí no hay nada que puedas encontrar.

―Eres una aburrida, Rowle. ―dijo, ofendiendo a la castaña. ―¿Acaso no puedo pisar los lugares en los que se encuentran ustedes?, no veo sus nombres por aquí.

―Entonces los pondremos, y te daremos el honor de aparecer ahí, dirá «Propiedad de Freya Rosier y Niklaus y Demetria Rowle, no se permiten cosas sucias que meten a su boca cosas no higiénicas, Amadora Avery, es una indirecta», lindo, ¿Verdad?

―Me desesperas, Rowle. ―escupió Amadora, roja de la furia contenida. -Una simple bastarda como tú, no puede hablarme así.

―Ya lo hice.

―Te lo dije ayer en la tarde, fantasma. Si vuelves a dirigirnos la palabra, todo Hogwarts y tu familia se enterarán del acto antihigiénico.

―¿Podrías irte de aquí, Avery?, estamos ocupados.

―Déjame decirte, de los Rowle, tú eres mi favorito. ¿Quieres saber por qué, Demetria?

―No. ―siseó con asco al ver como Amadora acariciaba sin descaro el torso del azabache, quién tenía la mandíbula apretada y miraba a la chica como si la quisiera matar en ese momento.

―Porque él es un experto guardando secretos.

Si tan solo supieras》... pensó Freya.

―Durante un año, me ha guardado un secreto muy importante, uno que podría hacer que la familia Avery, quede en vergüenza ante el mundo mágico.

―¿Más vergüenza de la que les das tú?
―preguntó la rubio fresa alzando una ceja.

―Avery. ―advirtió Niklaus, apretando la mandíbula, la furia brillaba en sus ojos verdes.

―¿Tienes miedo, Rowle? ―sonrió la pelinegra con malicia. ―Pues, yo me estoy divirtiendo.

―¿Es otro trío? ¿Incluye a tu hermano en él?

―Si lo supieras, no estarías gozando en humillarme, Rowle.

―No me interesa nada de lo que venga de ti, fantasma. Vete antes de que amanezcas calva.

Sin embargo, Amadora aún tenía esa sonrisa irritante, aquella sonrisa la cuál Demetria más de una vez quiso golpear, o meterla en uno de los inodoros de Myrtle La llorona.

―¿De qué hablaba?, parecía grave, y sé que lo es porque estás completamente tenso.
―dijo Demetria a su primo.

―No es nada. ―dijo con una seriedad para nada habitual en él. ―Vamos.

































―Ya no es Niklaus Silas Rowle, es Niklaus multisecretos Rowle. ―bufó Demetria.

―¿Podrías dejar de hablar de tu primo?, me estás agobiando.

―Una cosa es tener secreto propio por la seguridad de ella y de él, pero otra cosa es tener un secreto con Amadora fantasma Avery. ¿No es sospechoso? Niklaus estaba pálido.

―Para ti todo es sospechoso, pero teniendo en cuenta de que fantasma está en medio, entiendo tu paranoia.

―Hay algo que no me gusta en ellos, Nik parecía querer matar a fantasma y a ella parecía no importarle.

―No pienses en eso, Demetria. Fantasma es una idiota que disfruta hacer pelear a los cercanos, ¿Recuerdas cuando hizo que tu hermana y Malfoy chica casi se agarren a los golpes por un simple chico?

―Ellas son idiotas, si peleas por un chico, estás dejando tu dignidad por los suelos. Tengo hambre, iré a las cocinas antes de ingresar a pociones, ¿Vienes?

―Paso, quiero disfrutar un poco más y prefiero hacerlo en soledad. Ósea, contigo lejos de mi vista.

―Que agradable eres. ―y se fue de ahí indignada.

Cuándo Demetria estuvo lejos de su visión, Freya tomó su bolso y de ahí sacó un panecillo. Si había algo que a Freya no le gustaba, era compartir la comida, los tres se aseguraban de sacar su comida cuándo el otro no se encontrara presente.

―Idiota. ―rió con diversión.

Cuando estaba en el tercer panecillo, una presencia la hizo sobresaltar y su panecillo cayó al pasto seco. Enojada, giró a su derecha lista para gritar algunas cuantas palabrotas.

Sus ojos grises la detuvieron.

―Eres tú. ―sonrió con alegría la rubio fresa, alzó su mano acariciando el pelaje negro del perro del día anterior. ―Tal vez tengas hambre, y me hiciste botar mi panecillo.

Me veo ridícula hablando con un perro》... pensó Freya.

Cuándo Freya quiso darle el panecillo que cayó al pasto, el perro volteó la cabeza, mirándola indignado. Freya quedó confundida del rechazo del perro por la comida.

Tal vez no le gustan》... pensó.

Sacó el último que tenía en su bolso, era el más grande. Cuándo quiso morderlo, sintió como se lo arrebataban, en el proceso, sintió como la saliva del animal salpicaba a su mano.

―¡Oye! ―exclamó indignada.

El perro movía la cola felizmente, mientras comía su panecillo. Freya quiso lanzarlo al lago negro.

―Eso era mío, animal. ―bufó la rubio fresa, el perro se acercó a ella y tal como lo hizo el día anterior, recostó su cabeza en su regazo. ―No sé si tienes nombre, pero tienes cara de ladrón. ―lo acusó, el perro parecía querer reírse de ella. ―Pero te pondré otro, ¿Qué te parece... Hocicos?

El perro ladró y movió la cola a la vez, Freya aplaudió contenta al verlo. Se inclinó hacia adelante y besó la nariz del perro, que pareció congelarse en el momento.

-Si mi madre me viera, ya estaría planeando mi funeral.














Amadora no me agrada, y espero que se pudra, de todo corazón<3

¿Qué tal estuvo? Sólo fue de relleno, pero prometo mejorar en el siguiente capítulo.

No se olviden de votar-comentar.

Me agrada leerlas<3

-Shadow05





ฮฃฯ…ฮฝฮญฯ‡ฮตฮนฮฑ ฮ‘ฮฝฮฌฮณฮฝฯ‰ฯƒฮทฯ‚

ฮ˜ฮฑ ฯƒฮฑฯ‚ ฮฑฯฮญฯƒฮตฮน ฮตฯ€ฮฏฯƒฮทฯ‚

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