Querido jefe Narciso

By SuperbScorpio

2.3M 137K 32K

*Historia ganadora de los WOWAwards 2017* -¿Has infringido alguna norma desde que trabajas aquí? - preguntó é... More

Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Capítulo cuarenta y tres
Capítulo cuarenta y cuatro
Capítulo cuarenta y cinco
Capítulo cuarenta y seis
Capítulo cuarenta y siete
Capítulo cuarenta y ocho
Capítulo cuarenta y nueve
Capítulo cincuenta
Capítulo cincuenta y uno
Capítulo cincuenta y dos
Capítulo cincuenta y tres
Capítulo cincuenta y cuatro
Capítulo cincuenta y cinco
Capítulo cincuenta y seis
Capítulo cincuenta y siete
Capítulo cincuenta y ocho
Capítulo sesenta
Capítulo sesenta y uno
Capítulo sesenta y dos
Capítulo sesenta y tres
Capítulo sesenta y cuatro
Capítulo sesenta y cinco
Capítulo sesenta y seis
Capítulo sesenta y siete
Capítulo sesenta y ocho
Capítulo sesenta y nueve
Capítulo setenta
Capítulo setenta y uno
Capítulo setenta y dos
Capítulo setenta y tres
Capítulo setenta y cuatro
Capítulo setenta y cinco
Capítulo setenta y seis
Capítulo setenta y siete
Capítulo setenta y ocho
Capítulo setenta y nueve
Capítulo ochenta
Capítulo ochenta y uno
Capítulo ochenta y dos
Capítulo ochenta y tres
Capítulo ochenta y cuatro
Capítulo ochenta y cinco
Capítulo ochenta y seis
Capítulo ochenta y siete
Capítulo ochenta y ocho
Capítulo ochenta y nueve
Capítulo noventa
Capítulo noventa y uno
Capítulo noventa y dos
Capítulo noventa y tres
Capítulo noventa y cuatro
Capítulo noventa y cinco
Capítulo noventa y seis
Capítulo noventa y siete
Epílogo
Tu Querida Agathe y QJN+18

Capítulo cincuenta y nueve

19.9K 1.3K 282
By SuperbScorpio

Cuarente-Narciso día 27

—Pase, señorita Tailler —anunció mi jefe, detrás de la puerta, sin ni siquiera saber si era yo la que había tocado.

Me coloqué los mechones que habían caído sobre mi rostro detrás de las orejas, sin saber muy bien por qué necesitaba que estuviera allí un sábado por la mañana, a parte de por darme la mayor reprimenda de mi vida por el espectáculo que había creado el beso que Louis Auguste Dumont, dueño de la empresa rival, me había robado la noche anterior.

En pocas horas, Graham Gallagher se había convertido en el periodista más propenso a ganar el premio a la fotografía del año por la portada de su revista Modern Couture, probablemente la imagen más preciosa en la que jamás había salido, aunque, por desgracia, pegada a Guste Dumont.

—Buenos días —dije, tajante, abriendo la puerta con cautela, asustada por lo que podría encontrarme en aquella pequeña habitación.

Un par de focos circulares me apuntaban directamente, deslumbrándome al principio, evitando así que pudiera inspeccionar en los primeros segundos aquel lugar.

—Venga, entra, Agathe, desde allí no alcanzamos a verte —dijo la inconfundible voz de Graham, sin intentar ocultar su fuerte acento escocés.

Cuando me acostumbré al exceso de luz, comprobé que, efectivamente, Narcisse no era el único que se encontraba en aquel despacho.

Había tres hombres repartidos por la habitación con sus cámaras colgadas por una cinta del cuello, esperando poder capturar alguna fotografía que superase la anterior.

Un cuarto desconocido, tras la imponente silla en la que estaba sentado Narcisse, sostenía un gigantesco micrófono en el aire, entre mi jefe y yo, dispuesto a que hablara para que mi voz sonara nítida y no pobre y temblorosa, como tenía previsto usarla para rogar por mi puesto de trabajo.

Pero, claro, yo no dije nada.

Graham, con su inseparable libreta entre las manos, estaba apoyado en una de las esquinas del despacho, observando la reacción de Narcisse, quien hacía girar un bolígrafo plateado entre sus largos dedos, mirándome con la cabeza ladeada y media sonrisa que la cámara más cercana a él acababa de capturar.

—Señorita Tailler, me honra con su presencia —dijo, sarcástico, mi jefe, ignorando todo lo que ocurría a su alrededor.

No pude evitar mirar a Graham, sin comprender qué se suponía que era aquello a lo que me acababa de aventurar. Él tan solo asintió con la cabeza, como si me diera permiso para hablar.

—¿Por qué te fuiste sin decirme nada? —solté, yendo directa al grano. No pretendía formar parte del reality show que aquellos dos se habían montado.

—¿Y tú por qué besaste a Auguste? —inquirió, evitando responderme, con el ceño fruncido.

Pronto relajó su expresión facial, como si hubiera recordado que debía mantenerse impasible frente a las cámaras.

Yo estaba bastante incómoda entre tanta gente pendiente de cada uno de mis movimientos como para tener que soportar la desgana de mi jefe, quien, aparentemente, me había llamado para nada.

Si estaba enfadado e iba a despedirme, esa no era la forma de hacerlo público.

—Él fue quien me besó —aclaré.

Narcisse apretó la mandíbula. Estaba claro que no pretendía que yo me defendiera, sino que me pusiera de rodillas para rogar su perdón, siguiendo con su farsa de novia florero que, además, era infiel.

—Pero tú te dejaste —gruñó, apretando el bolígrafo con su fuerte y gran mano, casi haciéndolo desaparecer.

—Señor Laboureche, no le incumbe mi vida privada.

Él pegó un golpe a la mesa, del que pronto se arrepintió, pues Graham ya estaba escribiendo, emocionado, sobre lo que acababa de pasar.

Narcisse se levantó, imponente, demostrando que él controlaba la situación todavía, como si así me hiciera sentir pequeña y desprotegida frente a él y fuera a doblegarme.

—Resulta que sí que me importas —dijo, aunque pronto negó con la cabeza—. Me importa que te vayas morreando con otros tíos y, encima, lo hagas delante de mi cara. Eres mi novia.

—Verás, es que no soy tu novia —aclaré, fijando mi mirada en Graham, quien no parecía demasiado sorprendido.

—Sí que lo eres —vocalizó mi jefe con firmeza.

Vi cómo tragaba saliva con dificultad. Parecía nervioso de repente, como si se hubiera olvidado del propósito de tenerme en su despacho frente a él, rodeada de unos periodistas que, ciertamente, parecían estar menos interesados en nuestra conversación que yo.

—¿Por qué te fuiste? —repetí, rompiendo el silencio de varios segundos.

Él negó con la cabeza, como si no estuviera dispuesto a responder.

—Venga, contesta —le gruñó Graham desde el fondo de la sala, unos segundos después.

Uno de las cámaras se acercó a Narcisse un paso más, como si no fuera suficiente que sus dos compañeros no pararan de sacarnos fotos de todos los ángulos posibles.

Mi jefe miró al periodista y luego a mí. Estaba claro que, por alguna razón, no quería hablar del tema, aunque parecía que Graham no iba a dejar que su artículo terminara allí.

Insistió para que hablara y yo sonreí ligeramente, segura de que iba a ceder.

—Porque me humillaste frente a todos, Agathe —dijo, agachando la cabeza lentamente, llamándome tan solo por mi nombre.

Por supuesto y como yo ya había pronosticado, se había marchado porque le había herido en lo único que parecía importarle, que era, desde luego, su orgullo.

—Y fue Bastien quien tuvo que llevarme de vuelta a casa —le informé, provocando que Graham se riera ligeramente, escribiendo en su maldita libreta como si aquello fuera el guión de su más inspirador reality.

Respiré hondo, intentando ignorar lo que ocurría a mi alrededor, tan solo centrándome en Narcisse.

—Louis quiere aprovecharse de ti —soltó él, con firmeza.

Como siempre, Narcisse Laboureche volvía a dominar la situación.

—¿Cuándo vas a comprender que no puedes controlarlo todo? Ni mis sentimientos hacia ti, ni hacia Bastien, ni que Guste me besara frente a todos sin que tuvieras tiempo siquiera para reaccionar —le recriminé, cuando él ya parecía dispuesto a sonreír, victorioso.

Sentí al cámara que había a mi izquierda enfocarme, haciéndome sentir la peor persona del mundo al haber dicho aquello. No era momento de hablar de aquel beso porque a ninguno de aquellos desconocidos les incumbían mis relaciones.

—Sabes todo lo que puedo hacer contigo si te marchas ahora —me susurró, tras varios segundos de silencio.

—Creo que lo vas a hacer igualmente —respondí yo, dándome la vuelta, dispuesta a alejarme de todo de una vez por todas.

¿Qué iba a hacer? No podía volver al pasado, pegarle una bofetada a Louis Auguste como debería de haberlo hecho y tampoco podía borrar todo lo que había dicho en aquel despacho.

—¿Has infringido alguna norma desde que trabajas aquí? —preguntó él, deteniendo mi plan de huida.

Me giré de nuevo hacia él, confundida por aquella pregunta. ¿A qué se refería?

—No —respondí.

Narcisse se relamió los labios, como si estuviera disfrutando de mi confusión, de volver a tomar el control de la situación.

—¿Por qué no? —rio, mostrando aquellos dientes tan blancos y perfectamente alineados que provocaron que todas las cámaras se dirigieran a él.

Nunca lo había visto así.

Graham me miró, asintiendo repetidamente con la cabeza para que me animara a contestar.

—Porque no. Este es el trabajo de mis sueños, no voy a dejarlo escapar por un simple error.

Narcisse se levantó, rodeó su escritorio de cristal y reposó su trasero en él, cruzando sus pies, mirándome como si fuera un ser insignificante a través de aquel par de ojos marrones.

No me había fijado en que seguía llevando la corbata que yo le había confeccionado hasta entonces, que había hecho juego la noche anterior con mi vestido de Laboureche, aunque también lo hacía con mi falda carmesí, como si lo hubiera hecho a propósito.

—Infringe una. Ahora —ordenó, sin titubear.

Fruncí ligeramente el ceño, mordiendo mi labio inferior a la vez. ¿Qué pretendía hacer con todo aquello?

—¿Por qué iba a hacer eso? —inquirí, intrigada.

Él levantó la barbilla, marcando todavía más su afilado mentón, observándome de una forma en la que jamás lo había hecho. Parecía un seductor de película, con aquella media sonrisa y evidente desdén, que podían recordar a Cary Grant en cualquiera de sus papeles. ¿A qué estaba jugando?

—Porque quieres hacerlo.

¿Pretendía que le tirara por la ventana?

Miré a Graham, que no cabía de gozo, para preguntarle con la mirada su podía huir de allí antes de que fuera demasiado tarde. Pero, claro, él no estaba pendiente de mí.

—¿El qué? —dije, al fin.

Sonrió y supe que era la sonrisa más bonita del mundo tan solo porque él quería que fuera así.

—Bésame —soltó, como si yo no hubiera tenido suficiente ya.

Narcisse Laboureche, el hombre más arrogante y ególatra que había conocido, me acababa de decir que le besara.

Allí, en aquel preciso instante.

—¿Qué? —ahogué, sin creer lo que acababa de pedirme.

—Besa a tu jefe y rompe las normas.

* * *

Annyeonghaseyo!

Recuerdo el trauma que tuve que pasar para escribir este capítulo y es que pillé la gripe en pleno verano por culpa del trabajo y, aún así, estuve un par de días yendo y escribiendo con los datos desconectados en mis travesías en autobús y no se me guardó el capítulo 3 veces seguidas JAJAJA Ella tonta del culo.

This is going to burn en breve 🔥

Y sí, Graham era necesario allí y sí, me dice eso a mí mi jefe y le apuñalo con su p**o bolígrafo pero esto es ficción y DE LA BUENA, QUE LO DIGO YO.

Que os sea leve la cuarentena y QUE ALGUIEN LE DIGA A MIS VECINOS DE ENFRENTE QUE NO HACE FALTA QUE SE PONGAN A GRITAR COMO UN REBAÑO DE OVEJAS PORQUE SON LAS OCHO. Gracias.

Annyeong!

Continue Reading

You'll Also Like

1.1K 90 6
su vida era un desastre como terminó así? Todo fue culpa del maldito deku todos lo odian lo hieren y lo están dejando atrás pero el no se rendirá l...
95.7K 8.7K 84
Pobre Joseph, alguien debió advertirle que se estaba equivocando al contratar a Lexy como su nueva secretaria, pero se "emocionó" demasiado y la mesa...
31.2K 3.2K 35
Rebecca chica popular y novia de un chico atlético con sus amigas irin y Heidi las hermosas de la universidad chicos ricos que le hacen la vida impo...
1.2K 278 47
Y es que... A fin de cuentas, el pasado hay que soltarlo, hay que cerrar la herida y volver a ser tú mismo, sanando aquello que un día te destruyó pa...