Draco Malfoy
Aún tenía el antifaz que _______ me había entregado para demostrar así su verdad…
El color escarlata que brillaba entre mis dedos, traía los recuerdos de esa noche, de la noche en la que empezó esta agonía.
Esa noche en la que ______ se convirtió en alguien elemental para mi paz mental, en la que habíamos charlado como si nunca hubiéramos sido enemigos…
Esa noche en la que habíamos compartido tantas cosas que ahora estaban haciéndose más evidentes y reales, que ahora empezaban a tener un nombre y un significado, ya que ella era la respuesta a tantas preguntas que otra vez se venían truncadas por la aparición de Diggory…
Si…
«Ahora el problema era Diggory…»
Él que se pavoneaba de aquí para allí con ______…
Él que la abrazaba en frente de todos…
Simplemente no podía soportar esas muestras de cariño y mucho menos después de que ya sabía quién era _______ y cuánto me importaba… tal vez más que antes.
Por eso tenía que encontrar la forma de vengarme de él y de todo lo que me había hecho, especialmente ser el “novio” de ______…
Pero ¿cómo haría eso?…
Necesitaba ayuda de alguien para esto…
— ¿Ahora que te sucede, Draco? — pregunto Theodore mientras entraba sin aviso a mi habitación, a la par que Blaise cerraba la puerta tras de sí dirigiéndome una mirada de disculpa por el atrevimiento de Nott—… ¿Que no puedes aguantar una simple broma?
— Lo que Theodore quiere decir… es que… no hay motivo para que te enojes con nosotros por la estúpida lista…— argumento Blaise mientras me miraba con determinación, como si estuviera esperando una disculpa que yo no iba a hacer, mucho menos ahora cuando ellos no sabían nada.
Tal vez debía contarles lo que había pasado…
Si… de ese modo, tendría su apoyo… eso espero.
«Se van a burlar… Lo sabes, Draco…»
¡Claro que iban a burlarse!
No los conozco desde hace tres años para no saberlo…
Pero no tenía otra salida… eran ellos o pedirle ayuda a Crabbe y Goyle…
—…Además, la Freya y Aimé dijeron que iban a revisar la lista para así encontrar a tu…
— Ya la encontré…— dije en tono cortante, causando un gran impacto en Blaise y Theodore, quienes rápidamente me miraron boquiabiertos esperando que continuara.
«Tengo que admitirlo… los chicos son igual de cotillas que las chicas…»
Ya que aunque no lo preguntaran abiertamente, en sus rostros estaba las preguntas claras y insistentes.
—… Es Lauper, ________ Lauper…
Yo sabía muy bien que era lo que iba a pasar…
Bueno, jamás hubiera esperado algo diferente en mis dos amigos, ya que ellos eran así y porque yo mismo había odiado y fastidiado a ______ por tres años… para que ellos no lo tomaran como una broma.
Deje que ellos se quedarían sin aliento mientras decían un “_____ Lauper… si, como no” o “Esto es tan gracioso” a la par que se tocaban las costillas y seguían riendo como si no hubieran reído en muchos años.
— Un momento…— comento Theodore mientras miraba mi rostro de “No estoy bromeando”—…Es cierto… lo que has dicho es… ¿cierto?
— Si…— respondí mientras tomaba el libro de _______. Ese libro que tenía estúpidos cuentos para niños… donde el amor era tan fácil, y no tan complicado como lo que yo estaba viviendo…
«Vivieron felices por siempre…»
Gran farsa…
Ya que el amor, simple y llanamente, apesta…
Sobre todo cuando estás enamorado de la persona equivocada…
— ¡Es cierto! ¡______ es mi princesa! — exclame ofuscado mientras Theodore y Blaise aun no podían dar crédito a lo que estaban escuchando… Bueno, los comprendo porque al principio para mí también fue difícil asimilarlo.
Hasta me reí de ________… la trate como una oportunista…
Ni siquiera me sorprendería que ella me odiara más que antes…
Ni que estuviera pensando en alguna maldición para atacarme…
Lo único malo de todo, muy aparte de que esto suene sumamente patético, era que deseaba verla ahora. No importaba si estaba enojada, a punto de golpearme por lo idiota que me comporte con ella… solo quería verla y no estar imaginando como sus ojos esmeraldas estarían entrecerrados, sus labios estuvieran fruncidos y su hermoso cabello estaría cayendo sobre sus mejillas, cubriendo su pálido rostro del mundo…
— ¿Cómo lo sabes? —pregunto cautelosamente Blaise, mientras me sacaba de mi acelerada imaginación, donde estaba pensando que no estaba aquí sino con ______ intentando pedirle disculpas…
¡Maldición!
No había ningún segundo del día que no podía dejar de pensar en ella…
«Te gusta, acéptalo…»
Pero que ganaría aceptando lo obvio, si ella estaba con el señorito de Diggory…
El solo pensar en _____ envuelta en los brazos de Cedric, hacía que ardiera en ira…
Tenía que hacer algo antes de enloquecer…
— Ella me lo dijo…— replique intentando contener todo ese odio que se apoderaba de mí y me instaba a ir por Diggory y arrancarle la cabeza de un solo golpe.
— Y tú le creíste…— comento Theodore con desconfianza, como si creyera que yo había sido demasiado ingenuo en creerle, cuando él era el tonto que no se daba cuenta de cuánto había pensado en _____, de cuánto se había apoderado de mi mente, de como ella se había metido debajo de mi piel, mucho antes de que supiera la verdad.
— Tiene pruebas… — dije entregándole el antifaz que ______ me había dado hace unos minutos, horas, lo que haya pasado desde que salí de la enfermería.
Blaise y Theodore aun me miraban sin comprender, mientras giraban una y otra vez el antifaz y me miraban como si yo fuera el ciego aquí.
— Esto no es una prueba…
— Me vale lo que crees, Blaise… Estoy seguro que es _______ la chica con la que baile… estoy más que seguro…— exclame mientras le arrebataba el objeto y lo guardaba en el libro de _____…
«Eres patético, Draco, ahora ya tienes una colección de cosas de _____…»
Maldita sea mi conciencia; siempre tenía que hacerme sentir peor…
— Puede que otra vez estés confundiendo las cosas, Draco… Puede que Lauper haya hecho todo esto solo para vengarse de ti o…
Blaise tampoco ayudaba a hacerme sentir mejor… solo arruinaba todo…
Rodé los ojos por la irritación que crecía rápidamente en mí…
Ahora no tenía la suficiente paciencia como para explicarle a Blaise que era mejor una respuesta de apoyo que sus reflexiones de “yo soy sabio”…
— ¡Deja de filosofar conmigo, Blaise! — gruñí, no solo porque Blaise ya me hartaba, sino porque sabía cuál era la única solución para que este par de ineptos me creyera; decir la verdad—… Sé que es ______…Sé que ella es mi princesa…porque si fuera de otro modo no había estado pensando en ella día, tarde y noche… No estaría sintiendo celoso de como Diggory la miraban, la toca… No estaría deseando tenerla aquí y estar besándola en vez de estar intentando hacerles entender a ustedes que me he enamorado de _____ Lauper… — Esto es tan vergonzoso y denigrante en muchos sentidos, pero eran sentimientos que habían estado recluidos por más de un mes dentro de mí, que ya estaban haciendo daño si no los dejaba salir.
¿Que hubieran hecho si uno de tus amigos te confesaba que le gustaba la chica que juro odiar?
Si… exactamente eso… nada…
Las palabras se te iban, no encontrabas tu voz para decir un “¿Cómo dices que dijiste?” que sonara realmente desesperado como te sentías…
Tal vez yo me hubiera reído para así matar la tensión que se había apoderado de la habitación.
Quizás eso estaba esperando, en vez de que ellos estuvieran mirándome como si hubiera perdido la cabeza o como si fuera alguna especie de criaturas sanguinaria…
Pero solo hubo silencio…
Un agonizante y ruidoso silencio… mientras yo intentaba recobrar el aire que había perdido en mi declaración casi publica de mi enamoramiento…
— Entonces…— comento lentamente Theodore mientras pasaba repetidas veces sus dedos sobre su cabello castaño, obviamente, no era con el objetivo de acomodarlo, sino de intentar entender lo complicado de esta situación—…Todas esas veces que decías que no te importaba, que no estabas pendiente de ella, que era una historia aburrida y patética… era porque…
— Porque siempre estaba en mi mente, porque aunque intentara evitarla nada salía bien…— dije mientras Theo aún me miraba con un rostro que decía un claro “Aun no lo creo”.
— Definitivamente no entiendo al amor…— hablo por fin Blaise, que parecía estar más sereno que Theodore, aunque estaba ocultando sus comentarios de incredulidad.
— Ni me lo recuerdes…— resople mientras me dejaba caer sobre mi cama.
Yo tampoco entendía al amor, y ni siquiera pensaba en intentar entenderlo…sería una completa locura…
El amor era engañoso y muchas veces se volvía mezquino, egoísta, e inhumano…
El amor te hacia querer algo que no podrías tener, te hacia codicioso y avaro…
El amor aparecía de la nada, como un golpe aturdidor que te dejaba claro que no ibas a poder escapar de sus garras…
El amor era extremista, ya que se convertía en odio, y viceversa…
El amor te quitaba la razón, la potestad de poder controlar tu mente o tu cuerpo, te hacia hacer cosas que nunca en tu vida te hubieras imaginado hacer…
El amor era ciego, no escuchaba razones, ignoraba costumbres, ideas, clases sociales… ignoraba hasta el minúsculo pensamiento de no-enamorarse-de-tal-persona…
El amor era lo que me tenía significativamente demente por ______ Lauper…
— ¿Qué piensas hacer ahora? — pregunto Theodore después de un corto silencio.
— Obviamente no hará nada…— respondió Blaise mientras nos miraba amenazadoramente.
A veces me pregunto porque él era mi amigo, si siempre parecía estar en contra de todo lo malo que Theodore y yo planeábamos… Era un aguafiestas.
—…Diggory es el novio de ______… Ya no puedes hacer nada…— explicó Blaise, como si fuera obvio que iba a cruzarme de brazos y ver tranquilamente como esos dos se besuqueaban delante de mí…
«Blaise siempre arruina todo»
— ¡En este mismo instante quiero arrancarle los brazos a Diggory y tú tienes el descaro de nombrarlo justo ahora! Si no fueras mi amigo, y si mi madre no estuviera en contacto con la tuya… te golpearía, Blaise… ten por seguro que te golpearía…— exclame mientras me incorporaba y miraba a Blaise, quien solo rodó los ojos como si dijera un “está bien, ya no voy a hablar”.
— Entonces… tienes un plan…— pregunto Theodore con entusiasmo, como si fuera un niño pequeño a quien le estuvieran prometiendo un enorme regalo para navidad.
— Por supuesto…— dije con vehemencia —…Voy a darle unos cuantos días de vida a la ridícula relación que existe entre ______ Lauper y Cedric Diggory… Después de eso… aniquilaremos al amor…— una sonrisa maliciosa se dibujó en mi rostro mientras Theodore murmuraba un “Eso si que mola” y Blaise bufaba un “Vas a salir perdiendo, Draco”.
• • •
— Si los cubiertos hablaran, esas cucharas de plata estarían gimiendo de dolor por la forma en la que las estas apretando…— comento Freya mirándome con una fingida mirada de pena hacia los pobres cubiertos que se encontraban atrapados entre mis dedos.
Había intentado aminorar el dolor que sería ver a _____ junto a Diggory…
Me había propuesto a evitar mirarlos y si era necesario salir del lugar antes de torturar a mi pobre alma…
Pero al tenerlos al frente, mirándose como si nadie estuviera en medio, era asfixiante…
Me impedía moverse de mi sitio mientras pensaba en las peores torturas que conocía para Diggory…
Tal vez sacarme los ojos o hacerle demasiados cortes en el cuerpo para luego dejarlo desangrarse mientras las ratas hacían su trabajo…
Sin embargo, era ______ la que estaba haciendo querer arrancarme los ojos; ella estaba tan feliz que ya era insoportable…
¿Qué demonios tenía Diggory para que ella este así?
No lograba comprenderlo…
Pero tenía que averiguarlo para luego destruirlo y así poner de una buena vez un fin a ese amorío…
— Es realmente imposible… pero verlo con mis propios ojos… No… Ni así puedo creerlo… — hablo Aimé mientras negaba con la cabeza, como si con eso pudiera acomodar mejor sus ideas.
Debí suponerlo; Theodore y Blaise no iba a quedarse callados con tal información.
Obviamente iba a decírselo a Aimé y a Freya, quienes de alguna forma, tenían control sobre ellos y los hacían hablar como si fueran loros…
De todas formas, ellas iban a saberlo y no yo no tenía demasiado valor para hablar sobre ese tema con ellas… así que de algún modo Blaise y Theodore me habían hecho un favor al abrir sus bocatas.
— Deja de burlarte, Lovecraft… — comento a la defensiva Jess mientras miraba con reproche a Aimé y Freya quienes se encogieron de hombros inocentemente—…Draco es muy afortunado al encontrar el amor… no muchos tienen ese privilegio…
— Opino lo mismo… Si él quiere a Lauper, no podemos juzgarlo…— agrego Valen con optimismo, aunque algo en todo esto era raro…
— Solo lo dicen porque ustedes están en la misma situación que yo…— dije mordazmente haciendo que Valen y Jess empezaran a toser antes de poder digerir el zumo de calabaza que habían querido tomar.
Si… sé que eso no sonó nada sutil como Lavender y Parvati habían querido que fuera.
— ¿A qué te refieres? — pregunto con voz temblorosa Jess mientras dejaba con delicadeza el vaso que tenía entre las manos.
— Sé que estas “saliendo” con una de las fotocopias Weasley… Y que tú, Valen, estas con Potter…— respondí mirándolas con cierto enojo, aunque no estaba molesto con ellas
Después de todo, ellas, al igual que yo, no tenían la culpa de ser víctimas de las artimañas y trampas que tenía el amor.
Pero aun así fastidiaba el hecho de que fueran precisamente Weasley y Potter los chicos que ellas querían…
Creo que hasta hubiera soportado a Longbottom en vez que a ellos…
— ¿Yo? ¿Cómo piensas eso? —añadió indignada Valen, pero el tono rosa en su rostro demostraba que estaba fingiendo.
— Si estoy novia de Fred… y me siento orgullosa de eso…— hablo Jess con tal seriedad, que varios chicos habían volteado a ver quién está siendo tan decidida.
Por su lado, Aimé y Freya ahogaron un grito tapándose la boca con las manos, pero después de haber hecho su actuación las dos dijeron a coro un “Ya lo sabíamos”, y volvieron a hablar entre ellas.
— …No me importa que sea un traidor de la sangre o que su padre sea tan raro… lo quiero a él por lo que es y porque me quiere…— continuo Jess mientras miraba hacia la mesa de Gryffindor, donde Weasley la miraba le sonreía de oreja a oreja, haciendo que su cabello rojizo brillara más de lo normal.
— ¿En qué momento he dicho que lo dejaras? — le pregunte a Jess, quien rápidamente cambio su expresión de “No haré lo que me dices”, a una que decía un claro “¿Que acabado de decir?”—…Si… te gusta… que puedo hacer yo… Tú eres quien decide qué hacer con su vida… no me molestare por ello…— añadí en mi intento de ser comprensivo y condescendiente, aunque mi forma de decirle que estaba dispuesto a apoyarla era un tanto grosera, Jess logro entender todo, ya que me abrazo mientras decía un cálido “gracias, Draco” y añadía incoherencias como que Weasley y yo íbamos a llevarnos muy bien y que terminaríamos siendo amigos…
Bueno, una cosa era aceptarlo y otra muy diferente a intentar congeniar con él…
Jess ya estaba pidiendo demasiado…
Aun así, no le dije nada al respecto.
— Eso quiere decir que si estoy con Harry no te importara ¿verdad? —pregunto Valen intentando aparentar desinterés, aunque en sus ojos brillaba la esperanza a que yo respondiera positivamente.
— No… Eso es completamente diferente… Potter me odia, yo lo odio más… así que no hay permiso para eso…
— Eso no es justo…— se quejó Valen mientras me daba una última mirada de fastidio.
Después de la cena, Dumbledore hizo desaparecer las bandejas de oro y miro a la multitud, mientras Madame Maxime y el profesor Karkarov se levantaban de sus asientos y miraban expectantes el cáliz que ahora era el centro de atención de todos.
— Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión…— anunció Dumbledore —…Según me parece, falta tan sólo un minuto…Cuando nombre de algún campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pasé por la mesa de profesores y entre a la sala de a lado…— indicó la puerta que estaba detrás de la gran mesa que ocupaban los profesores—… donde recibirán las primeras instrucciones…
Al terminar, Dumbledore saco la varita e hizo un movimiento con ella haciendo que todas las velas se apagaran, excepto las velas que estaban dentro de las calabazas, con las que el Gran Comedor estaba adornado.
En la sala, solo brillaba el Cáliz de fuego, donde las llamas azuladas se movían tranquilamente, mientras la luz que proyectaba el objeto, no nos permitía ver con normalidad.
De repente, las llamas se volvieron rojas y lanzaban chispas, mientras una larga lengua de fuego lanzo un pedazo de pergamino, el cual Dumbledore recogió.
— El campeón de Durmstrang…— leyó en voz alta y clara —…Es Viktor Krum…
— Era obvio…— murmuró de mala gana Blaise, ya que Freya y Aimé ya estaban felicitando a Krum, quien simplemente pudo asentir e irse abochornado hacia Dumbledore.
Sinceramente, a mí no me importaba quien era campeón o no…
Tenía mis propios problemas como para estar pendiente de los demás, sobre todo cuando ______ estaba justo frente a mí, obviamente, evitando mirarme directamente…
Debía molestarme esa actitud de ella, pero me hacía sentir bien…
No es que sea masoquista, era solo que si ella estaba intentando ignorarme era porque de algún modo estaba pensando en mí…
¿Cómo lo sabía?
Bueno, yo había hecho lo mismo cuando no sabía que ella era mi princesa; había intentado olvidarme de su presencia, aunque era realmente imposible. Había hecho todo lo posible para sacarla de mi cabeza, pero ella era difícil de evitar… Había torturado a mi conciencia en aceptar que lo que sentía por ella era algo insignificante… ¡Y ahora estamos aquí! Invirtiendo los papeles…
Aunque duela un poco admitirlo, la verdad me estaba haciendo bien…
— La campeona de Beauxbaton…— mientras Dumbledore hablaba, los ojos verdes de _______ se encontraron con los míos…
¡Realmente eran hermosos!
Aunque en ese momento, cuando la luz era escasa, el color de sus ojos se convertía en un brillante color gris, que parecía resaltar entre tantos chicos que habían en el Gran Comedor, mirando entusiasmados como Fleur Delacour caminaba entre las mesas de Hufflepuff y Ravenclaw…
Tantos chicos que ignoraban el modo en que esos perfectos ojos seguían conectados con los míos… esos ojos que me miraban con asombro, remordimiento y… algo más que no podía entender…
Tal vez estaba recordando todo lo que había pasado entre nosotros… pero, aunque existieran más cosas malas que buenas entre los dos, ella no tenía esa mirada de loca psicópata que muchas chicas había intentado regalarme después de que termine con ellas… y eso que ni siquiera habían sufrido la mitad de lo que ______ había sufrido conmigo… Pero Lauper era diferente, no era rencorosa después de todo…
—El campeón de Hogwarts… —anunció Dumbledore, rompiendo de esa forma la conexión de miradas que ______ y yo teníamos. Y no solo eso, arruino todo diciendo lo siguiente: —… es ¡Cedric Diggory!...
— ¡No! —grite de forma audible, aunque creo que no era el único que había gritado de ese modo—… ¡Ahora tiene otra cosa para alardear! —explique a mi grupo de amigos que me miraban como si hubiera enloquecido.
¿Que no entendían lo frustrante que era eso?
Ahora _______ iba a estar detrás de él más que antes….
¡Simplemente no iba a poder evitarlo!
Pero iba a encontrar la forma de hacerle saber a Diggory que ________ me pertenecía…
— ¡Estupendo! —Dijo Dumbledore en voz alta, y muy contento cuando se apagaron los últimos aplausos, mientras yo pensaba en como enviar mis quejas al ministerio para así sacar a Diggory de la competencia —... Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos vosotros, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, darán a vuestros respectivos campeones todo el apoyo que puedan.... Al animarlos, todos vosotros contribuirán de forma muy significativa a...
Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido.
El fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino.
Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta y leyó en voz alta:
—Harry Potter…
Lo que faltaba…
Realmente todo parecía estar en mi contra.