Querido jefe Narciso

By SuperbScorpio

2.3M 137K 32K

*Historia ganadora de los WOWAwards 2017* -¿Has infringido alguna norma desde que trabajas aquí? - preguntó é... More

Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Capítulo cuarenta y tres
Capítulo cuarenta y cuatro
Capítulo cuarenta y cinco
Capítulo cuarenta y seis
Capítulo cuarenta y ocho
Capítulo cuarenta y nueve
Capítulo cincuenta
Capítulo cincuenta y uno
Capítulo cincuenta y dos
Capítulo cincuenta y tres
Capítulo cincuenta y cuatro
Capítulo cincuenta y cinco
Capítulo cincuenta y seis
Capítulo cincuenta y siete
Capítulo cincuenta y ocho
Capítulo cincuenta y nueve
Capítulo sesenta
Capítulo sesenta y uno
Capítulo sesenta y dos
Capítulo sesenta y tres
Capítulo sesenta y cuatro
Capítulo sesenta y cinco
Capítulo sesenta y seis
Capítulo sesenta y siete
Capítulo sesenta y ocho
Capítulo sesenta y nueve
Capítulo setenta
Capítulo setenta y uno
Capítulo setenta y dos
Capítulo setenta y tres
Capítulo setenta y cuatro
Capítulo setenta y cinco
Capítulo setenta y seis
Capítulo setenta y siete
Capítulo setenta y ocho
Capítulo setenta y nueve
Capítulo ochenta
Capítulo ochenta y uno
Capítulo ochenta y dos
Capítulo ochenta y tres
Capítulo ochenta y cuatro
Capítulo ochenta y cinco
Capítulo ochenta y seis
Capítulo ochenta y siete
Capítulo ochenta y ocho
Capítulo ochenta y nueve
Capítulo noventa
Capítulo noventa y uno
Capítulo noventa y dos
Capítulo noventa y tres
Capítulo noventa y cuatro
Capítulo noventa y cinco
Capítulo noventa y seis
Capítulo noventa y siete
Epílogo
Tu Querida Agathe y QJN+18

Capítulo cuarenta y siete

21.4K 1.3K 182
By SuperbScorpio

Cuarente-Narciso día 16 (2/3)

—Mierda —oí decir a Narcisse Laboureche antes de que yo levantara la cabeza.

Me quité uno de los auriculares que se mantenían conectados a mi teléfono móvil, que reproducía una canción lenta y no lo suficientemente ruidosa como para ocultar el grave sonido de la voz de mi jefe.

Yo, como de costumbre, estaba sentada junto a la ventana, observando melancólica las calles que el autobús dejaba atrás, así como a todos los coches y sus pasajeros, sabiendo que podía ver lo que hacía cada uno de ellos sin que advirtieran mi indiscreción.

Cuando me digné a mirar a mi jefe, comprobé que su ceño estaba fruncido como de costumbre, evidentemente molesto por el hecho de que volviera a compartir autobús, aunque ese era mi único medio de transporte y él lo sabía antes de subirse.

Sin intentar fingir ni un segundo que no le profesaba un odio profundo, puse el bolso en el asiento vacío que había a mi lado. Se había acabado el seguirle el juego. Si quería molestar a alguien, que se descargara Tinder y me dejara a mí en paz.

Él tardó unos segundos en reaccionar, aunque, claro estaba, no se iba a dar por vencido. El hombre más poderoso de Francia ni podía permitirse que le trataran como a alguien cualquiera.

Cogió mi bolso, me lo volvió a poner sobre las piernas y, acto seguido, se sentó justo allí, a mi lado. No se giró hacia mí, aunque yo estaba deseando que lo hiciera.

—Te quedaste mis llaves —le dije en un tono solemne, intentando demostrarle mu enfado. No podía seguir aparentando debilidad, porque él se llevaba aprovechando de aquello desde el primer momento en el que le conocí. Si sabía que había estado la noche anterior por su culpa, habría alimentado su ego con mi dolor por hacerle creer que su horrible opinión me importaba.

—Y y tú no viniste a por ellas —reprendió, totalmente serio, mirando al frente.

Aquella mañana todo había sido diferente. No había lanzado sal por encima de mi hombro, me había levantado por el lado derecho de la cama para apoyar primero mi pie izquierdo y, desde luego, había chillado cada vez que lanzaba uno de mis amuletos al suelo, provocando que se rompieran como lo habían hecho mi colgante y mi corazón. Todo aquello tan solo me había aportado desgracias y había tardado en darme cuenta, solo por no pensar en mí misma y echarle la culpa a la mala suerte en lugar de a quien realmente debería de haberlo hecho, que era, sin lugar a dudas, el hombre a mi derecha.

—Te agradecería que me las devolvieras —murmuré, mirando de nuevo por la ventana.

Fue entonces cuando le noté incorporarse, girándose hacia mí por primera vez.

Una señora mayor se fue acercando desde uno de los primeros asientos hasta donde nos encontrábamos Narcisse y yo, sacando su móvil de última generación para ofrecérselo a mi acompañante, que terminó por aceptarlo.

—¿Podría hacerme una foto contigo, jovencito? Mi nieta va a echar humo por las orejas cuando la vea —preguntó la anciana, sonriente.

Mi jefe bufó, realmente fastidiado, aunque alargó el brazo, observando la cámara delantera del IPhone de la viejita con una de sus intensas aunque indiferentes miradas, como si a aquella mujer le importara demasiado que seduciera a su teléfono.

Le devolvió el smartphone poco después, antes de volver a girarse hacia mí, como si tuviera algo que contarme. Yo no quería saber nada de él.

—Es la última vez que me subo a un palacio de gérmenes como este. He tenido que tocar más de cinco teléfonos de extraños en una hora para hacerme una foto para sus fondos de pantalla y, la verdad, puedo haber contraído siete enfermedades con eso. Me da igual lo que diga mi publicista, querría verlo yo en este lugar asqueroso —susurró de tal forma que pude escucharle, aunque no estaba segura de que aquello fuera para mí. Acto seguido, sacó del interior del bolsillo de su americana un pequeño bote de desinfectante de manos y lo roció sobre sus largos dedos, siendo tan escrupuloso como siempre había demostrado.

—¿Por qué le haces caso si no quieres? —pregunté, confusa.

Él levantó una ceja y pude verlo porque yo también me había girado hacia él. Realmente creía que todo seguía igual que antes de arrancarme el colgante, como si se le hubiera olvidado o no le carcomieran los remordimientos. Parecía que no tenía sentimientos, ni buenos ni malos. Simplemente no tenía.

—Porque él sabe lo que le conviene a la empresa y me fío de su palabra cuando me obliga a subirme al transporte público para mejorar mi imagen.

¿Acaso alguien han cabezota como lo era él podía ser controlado por otra persona?

—Sigo sin entenderlo. Parece que siempre haces todo lo que te da la gana —solté, devolviendo mi mirada a las ajetreadas calles de París.

—No puedo hacer lo que me apetezca porque es mi padre quien me controla.

Sentí cierto amargor en su tono de voz, como si no le gustara confesar aquel pequeño detalle que, de pronto, llamó mi atención.

—¿Tu publicista es César Laboureche? —reí, sin poder creérmelo.

Él frunció el ceño otra vez, ofendido, antes de ajustarse la corbata que Jon Jung le había confeccionado. Apreté los labios cuando le di cuenta, aunque no muy segura de por qué, ya que no pretendía mostrarle ninguna emoción al hombre de hielo. No se lo merecía.

—Por desgracia. Si no hago todo lo que me diga, va a ocupar mi puesto, el cual, de hecho, es a él a quien pertenece la escritura de la empresa —murmuró.

Aquello dejaba bastante que desear. No solo porque Narcisse era una de las personas más horribles con las que me había relacionado y todos y cada uno de sus actos lo demostraban, sino porque, además de hacer un mal trabajo como padre al educar a alguien así, también lo hacía de publicista. Mi jefe no necesitaba ir en autobús para mejorar su imagen si de lo único que se hablaba era de cómo yo me había arrodillado ante él, y no para mostrarle mi lealtad precisamente.

—No lo sabía —confesé, con evidente indiferencia.

—Tú no sabes nada.

Tuve que cerrar los ojos para centrarme en mi respiración y no en lo mucho que me apetecía pegarle un puñetazo en aquel momento.

Vi cómo un chico sacaba su teléfono para fotografiar a escondidas a Narcisse, quien se había dado cuenta y se estaba arreglando el manojo de rizos que formaban su cabello castaño, mientras que yo me limité a volver a prestar atención a los bulevares de nuevo, incapaz de soportar de nuevo las mismas preguntas sobre la supuesta relación que mantenía con mi jefe, cuando lo único que sentía hacia él era odio.

—No entiendo por qué te pasas el camino mirando la carretera como si estuvieras en un videoclip deprimente —dijo.

—Y yo no entiendo por qué te metes en mi vida —le recriminé.

Mi respuesta debió de tomarle por sorpresa, porque apretó los labios antes de apoyar su brazo en el respaldo, para así poder clavar su fría mirada en mí.

—Porque siempre me meto en todo.

Sin quererlo, una sonrisa se formó en mi rostro. Al menos lo reconocía.

Cuando el autobús se detuvo en nuestra parada, tuve la oportunidad de volver a mirar aquel rostro pecoso y ligeramente infantil, que a la vez era bello y esculpido y horriblemente irresistible, en el que se había dibujado, al igual que en el mío, una pequeña sonrisa que tan solo mostraba a los que se acercaban a pedirle una foto.

Cuando se dio cuenta, intentó parecer impasible ante mí, levantándose y saliendo del autobús justo antes que yo.

Me miró de reojo cuando pisé la acera a su lado y, como si lo hubiera planeado, levantó una ceja sin mirarme siquiera, a la vez que abrochaba el único botón de su americana.

—Luego ven a mi despacho. Te devolveré tus malditas llaves.

Y volvió a sonreír.

* * *

Annyeonghaseyo!

Wow, Narcisse sonriendo, una odisea, lo nunca visto, los unicornios son más reales y eso significa que el mundo se acaba. O no. Tal vez sea majo y to'. JAJAJAJA A QUIÉN ENGAÑO.

Ese "Porque me meto en todo" fue muy duramente criticado porque "métete entre mis piernas" no era un comentario que esperaba ver después de escribir un capítulo como este, pero bueno, ID A POR AGUA BENDITA. Why estoy siempre gritando?

Ale, a adivinar la próxima escena, que me encantan vuestras historias paralelas 🤩

1. En el taller de Laboureche, con Claudine dando órdenes as always mientras describo the best dress ever que yo misma dibujé con quince años xd

2. En el despacho de Narcisse, no especifico la escena

Y recordad que soy más mala que Narcisse, así que cuidado con emocionaros antes de tiempo ❤

Annyeong!

Continue Reading

You'll Also Like

156M 9.2M 55
PRIMER Y SEGUNDO LIBRO [Primer y segundo libro ¡publicados en papel! Esta es solamente la primera versión de ambas historias] Para Jenna Brown, su pr...
1.1M 61.3K 46
Una bebida alcholizada y una habitación equivocada será más que suficiente para cambiarle la vida a la retraída Anastasia, quien hasta el día del inc...
12.9K 669 17
sasuke uchiha un sugar baby y un doncel de 16 años en una de sus salidas con uno de sus sugar daddys conoce a naruto namikase uzumaki este queda tota...
27.7K 2.4K 47
Emily Becker, por mucho que le ha costado deja su oscuro pasado atrás. Sin querer relacionarse con nadie del sexo masculino, a todos los aparta hasta...