Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}

By ZaiJam

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•Segunda parte de Inferum. Huye y sigue escapando del infierno que el mismo se ha creado. Portada preciosa cr... More

Inferum
1. Jaemin
2. Jeno
3. Mark
4. Jaemin
5. Mark
6. Jaemin
7. Jeno
8. DongHyuck
9. Jeno
10: Jaemin
11. Mark
12. Jeno
13. Jaemin
15. Jaemin
16: Jaemin
17. Jeno
18. DongHyuck
19. Jeno
20. DongHyuck
21. DongHyuck
22. Jaemin
23. Jeno
24: Entre el cielo y el infierno, parte 1
25: Entre el cielo y el infierno, parte 2
Eternum

14. DongHyuck

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By ZaiJam



Somos, fuimos y seremos una mota de polvo en este basto universo. Acababa de escuchar eso en un documental, Dios, había estado leyendo --claro que para hacerlo debía pasar mis dedos por las hojas...--, y escuchando documentales de cada pequeña cosa que me resultara importante. En realidad, yo me encontraba demasiado perdido y necesitaba ayuda o me volvería loco.

Ayer le había gritado a la hermana de Mark que le arrancaría la cabeza si no me daba la jodida cura. ¡La misma hermana que se encontraba en un ataúd y parecía muerta! Bien, quizás me había vuelto loco hacía mucho tiempo.

De todas formas, solo logré deducir una cosa: Yo necesitaba entender el espacio-tiempo. Comencé con la gravedad, ya saben, lo de la manzana cayendo en la cabeza de un "no tan loco" hombre. Bueno, la gravedad era una extensión del espacio-tiempo. También aprendí que todo lo que las películas me han dicho sobre los agujeros negros ¡Es mentira! Y que si me meto a uno no saldré vivo.

Luego de eso, por fin descubrí algo que creí era un buen comienzo. Puedo romper la barrera entre el espacio y el tiempo. Cuando cierro mis ojos y pongo mi mente a trabajar hasta lograr sumergirme en ese lugar que se encuentra entre la vida y la muerte, hago precisamente eso, estoy más allá de nuestro tiempo y espacio.

Comprendí que no había tiempo sin espacio, y viceversa. El tiempo era una cosa demasiado compleja y sideral. Y que el espacio podía deformase lo suficiente para llevarme a cualquier parte del universo, a cualquier velocidad... si lo aprendía a utilizar.

Esa era mi base para quitarle el pequeño frasco adherido al cuello de esa chica. Y es que por fin tenía una teoría, una que cuando se la conté a Sunmi no dejó de soltar "wow" y "Genial, absolutamente genial".

Pero, ¿Cómo podría explicarles esto a otras personas que no conociesen de primera mano lo que es romper el espacio-tiempo?

Hmm... Digamos que tengo una fotografía en la mano, es un viejo retrato de mi abuela en su adolescencia. Cualquier persona diría que no tiene mucho de especial, más que un recuerdo... ¡Y ahí está el punto! ¿Qué es un recuerdo? Algo que sigue vivo a pesar del tiempo que haya transcurrido. Porque lejos de lo que algunos puedan pensar, nuestro tiempo no es lineal. Y esa fotografía en mi mano, es más bien un fantasma preservado. Todo en este mundo está colmado de fantasmas, nosotros mismos somos fantasmas de un tiempo futuro.

Si, si, es complicado, lo sé. Pero a donde quiero llegar es que, ¡De esa forma la cura se mantiene en el cuello de esa chica! Está preservada en algún tiempo, el cual desconozco y por lo tanto no puedo alcanzar. Helena está aquí, pertenece a esta línea espacial, pero no la cura que porta.

Esa es mi teoría. Y mi hipótesis es que, para conseguir la cura primero tengo que romper el jodido conjuro protector que ese brujo le puso, luego, debo encontrar la cura en su tiempo.

-¿En qué piensas tanto?- Sunmi preguntó. Su rostro seguramente estaba serio, y podía imaginar un delicado ceño fruncido.

-En algunas cosas... ¿Encontraste algo?

Sunmi se había vuelto en cierta forma --en una muy extraña-- un escape de la realidad. No podía evitar pensar que ella estaba viva, ella tenía un corazón latiendo en su caja torácica, y la sangre aun corría caliente por sus venas sin la necesidad de un estimulante. Ella soñaba con libertad.

Mark había tenido razón, "dormir" se convertía en una pesadilla cuando tu tiempo estaba perpetuamente congelado. Quizás, el dormir, era lo que más me desquiciaba de ser un vampiro. Antes podía caer rendido en cuanto mi cabeza tocaba una almohada, ahora demoraba más de cinco horas en relajar mi mente por completo para poder descansar, y según lo que había oído, solo podía empeorar.

Me hacía la idea de que debido a la falta de descanso nosotros éramos más propensos a la volatilidad de nuestras emociones. Es decir, mi mente no se detenía ni un instante, siempre estaba activa, y las pocas veces en que lograba dormir aún seguía procesando cosas en mi subconsciente.

-En realidad, sí.

Por primera vez, desde que habíamos comenzado a estudiar sobre la famosa cura, Sunmi sonaba realmente esperanzadora. No me gustaba sonreír, porque detestaba sentirme inseguro con respecto a mi apariencia, pero me fue imposible controlar la gran mueca feliz que se formó en mi boca. Dejé el libro que estaba "leyendo", y gateé por el suelo hasta que sus manos se posaron en mis hombros, deteniéndome.

-¡Qué es... Oh Dios... Por fin!

Ella rió. El sonido era dulce y delicado.

-¡Tranquilízate, niño!-dio un leve golpecito en mi frente. Me senté sobre mis pantorrillas e intenté calmar mi propia emoción-. No sé si funcionará, es solo una idea... Estuve buscando en los grimorios que mi madre escribió, hmm, es raro pero había una sección de hojas salidas y... No te vayas a asustar ¿Bien?

Yo me asusté.

Pero fingí ser lo suficiente valiente para escuchar lo que tuviese que decirme. Asentí ansioso, ella resopló acariciándome el cabello.

-Siendo sincera, yo nunca he practicado esta clase de magia, si lo he hecho con humanos y el señor de la noche está de testigo, pero al parecer mi madre cruzó una línea más peligrosa que la nigromancia- sentí la forma en que se le engrosó la voz, como si tuviese que hablar más fuerte para darse a entender. Mi mente solo era un nudo demasiado enredado para saber cómo tomarme sus palabras. Ella prosiguió-. Hay un tipo de vudú que es difícil de practicar, sobre todo porque la sangre que se necesita no es fácil de conseguir... Lobos y vampiros. Necesitamos su sangre.

El perfume de cerezas que utilizaba se alejó de mí. Moví la cabeza en dirección de donde sus zapatos, seguramente altos, se dirigían. Sangre de... ¿Lobos y vampiros?

-¿E-estás segura?

Los pasos se detuvieron por fin.

-No con certeza, pero cuando tenía ocho años y recién comenzaba a entender lo que mi familia hacía, yo no entendía porqué habían algunas noches en las que mi madre no me permitía presenciar las ofrendas, ni los conjuros. Pero una vez me escabullí y vi lo que tanto me querían esconder, aunque cuando desperté creí que todo había estado en mi imaginación... Ahora, no creo que eso haya sido así.

El nudo pesado que se formó en mi garganta, hizo que las palabras saliesen asfixiadas desde mis labios.

-¿Qué fue lo que viste?

Hubo un largo silencio entre nosotros. Fue tan áspero como el momento antes de que una tragedia sea anunciada. Yo temí, y temblé expectante de oír lo que Sunmi tenía que decir.

-Un lobo... y una muchacha. ¿Has tenido sueños macabros de pequeño? Yo pensé soñar que mi propia madre les cortaba la garganta a un bello animal, y a una pobre muchacha.

-Oh...- Abrí la boca para soltar las palabras que se refugiaron en el comienzo de mi garganta. Tragué saliva, entonces, lo intenté- ¿D-debo matar a un lobo y a un vampiro?

Sunmi se rió. Ella realmente estalló en carcajadas.

-No lo sé- dijo luego de que su risa acabase-, supongo que a mi madre solo le gustaba ser extremista, recemos para que con un poco de sangre sea suficiente.

No pude reír como ella. Solo pude pensar en que otra vez, la cura se me escapaba de las manos.

<<🌙>>


Jeno

Las tácticas de guerra nunca fueron tan complicadas. El general trazaba un plan titulado de una extraña manera, como "El oso Francés" o "Ataque Dinamita". Nunca sabía que esperar cuando alguien de mi escuadrón entraba gritando que ese día haríamos una nueva táctica. Pero al final cada plan siempre tenía el mismo cometido: Destruir al enemigo, ser más rápido, inesperado y mortífero.

Mi General ideaba planes absurdos, pero siempre daban resultados. Ta vez me hubiese hecho falta mantener mi jodido instinto asesino bajo control. Oh, pero yo nunca había sido bueno para frenar mis impulsos. Desde pequeño --quizás desde los cinco o seis años-- recordaba las veces en que terminaba siendo castigado por el cinto de papá, debido a que no sabía mantener la compostura o la boca cerrada.

No odié a mi padre, mucho menos estaba resentido con ese pobre viejo que solamente quería salvar a su familia. Tampoco odié a mi madre, quién nunca se interpuso entre el cuero de ese cinto y mi espalda hecha girones. Ni siquiera me resentí con mi hermano cuando decidió que casarse era una buena forma de alejarse.

Y luego morí...

Cuando desperté creyendo estar en el infierno lo primero que quise hacer fue ir con mi familia, quise regresar a casa, incluso recé volver al tiempo en que los castigos de mi padre eran peores si eso significaba no estar varado en la eternidad. Pero nunca regresé a casa, y por eso mismo entendía la manera en que Jaemin se había desgastado frente a mis ojos en tan solo un día.

Le miraba con mis ojos puestos en la piel desnuda de sus piernas, donde el pantalón holgado estaba arrugado, dejándome presenciar las marcas de sus uñas en la pálida piel de sus piernas. Una vez me habló de su hermano, dijo que le había criado como una figura paterna luego de que su padre hubiese muerto. También me habló alguna vez de lo frágil que su madre era.

Suspiré. Estábamos solos por primera vez en todo el día. Los fusibles se habían fundidos y Taeyong se hizo cargo de ellos. Había salido al exterior hacía media hora y la última vez que fui a comprobar que todo estuviese en orden él me dijo que me sacaría la carótida si me interponía en su trabajo; decidí dejarlo solo.

La neblina de esta noche era incluso más espesa que la de ayer, o la de anteayer. Solo dos velas alumbraban la estancia, no pude evitar sonreír, porque esto me recordó vagamente a las noches del tiempo en que nací, donde la luz se iba desde temprano y ni siquiera la radio funcionaba.

-¿Quieres algo de comer?- mi voz salió áspera y ronca, como si no hubiese hablado en un siglo. Irónico.

Su cabeza, que hasta el momento había estado apoyada en sus rodillas, se levantó y ojos cansados me miraron debajo de pestañas espesas. Sentí el picor, el impulso de acercarme hasta él y tocarle... un poco, lo suficiente para no despedazar un cuello ante la ansiedad.

No puedo tenerte, no puedo tocarte... pero aun así, estoy bien.

-No...- susurró, volviendo a desviar la mirada de mí hacia la ventana empañada.

Me relajé contra el sillón polvoriento, viéndole agazapado en ese sofá, donde hacía poco había estado el perro pulgoso. Y mis dedos golpetearon con un ritmo constante el apoyabrazos de madera. Le observé porque hacía mucho tiempo no podía hacerlo, porque el sonrojo en sus mejillas me decía que comprendía lo que yo quería, lo que me estaba deteniendo de hacer.

Sin embargo, no se marchó. Aunque cada vez que se reacomodaba yo temí que me dejase para irse a cuidar a ese lobo. No lo hizo.

Su cabello estaba un poco largo, más ondulado, casi le rosaba los ojos, y su boca seguía estando destrozada, como si se hubiese acostumbrado a ir con los labios partidos. Le encontré mucho más delgado, con hombros hundidos y piel que se erizaba ante la mínima ventisca. Pero no podía ocultarlo, no podía dejar de mirar la forma en que su vientre estaba abultado debajo del suéter que llevaba.

-Jaemin- murmuré su nombre, sintiéndome extraño de lo crudo que supo en mi boca.

Sus hombros subieron de repente, y todo su cuerpo tembló antes de girar el rostro hacia mí.

-¿Qué?

Apoyé los codos en las rodillas.

-¿Qué sucedió?

Y tragó duro, tartamudeando un par de palabras al bajar los pies hasta el suelo.

-¿D-de qué hablas?

Hacía frío, pero Jaemin estaba repentinamente acalorado, mordiéndose el labio y mirándome con desafío, como si dijese "atrévete a preguntarme sobre ello, no te lo diré".

-Les ayudé, a ti y a... ese animal. ¿Por qué huiste de tu manada?

Su cuello se había puesto rojo para cuando terminé de hablar. Y vi el terror derramarse en sus ojos, vi la manera en que se estremeció y arrugó el rostro en pánico.

-Jen...

No pudo decir nada más, ni siquiera terminar de decir mi nombre, para cuando las primeras tres letras habían salido de sus labios escuchamos el sonido de un motor y luego, las luces delanteras de un auto encandilaron los ojos de Jaemin desde la ventana.

-¡Diablos!- me levanté, y miré a Jaemin antes de dirigirme a la puerta-. Quédate aquí.

Solo me bastó dar un paso fuera de la cabaña, Taeyong estaba allí frente a las luces del auto que hacían notoria la cruel llovizna en mitad del descampado sitio.

Mi respiración comenzó a compararse con la de un humano. No podía ver con claridad desde este punto, pero si se trataba de algunos lobos, Taeyong y yo tendríamos que hacer lo posible para derribarlos. Maldita sea, fue un mal momento para romperle la mano a apestoso.

Oí la sangre de Jaemin correr a un flujo veloz dentro de la casa. Miré sobre mi hombro intentando pensar con claridad... Pero lo vi.

Las puertas del auto se abrieron. La espesa neblina no permitiría a un humano ver lo que sucedía, pero tanto Taeyong como yo éramos conscientes de nuestro entorno casi por completo. Y fue una mierda el que los aromas de tierra y pinos mojados me impidiesen percatarme de quienes eran antes de ponerme alerta.

Los parabrisas se detuvieron cuando el motor se apagó.

-¡Taeyong, espera!

Fue demasiado tarde, él atacó y luego su cuerpo se arrastró por el suelo hasta mis pies.

-¡Joder DongHyuck!- gritó enfadado cuando comprobó que su ropa se había embarrado.

La tensión se disipó como si alguien hubiese volcado un balde de agua sobre un pequeño incendio. Miré al chico ciego que se encogió de hombros.

-Lo siento Hyung, no logré verte- dijo, sonriendo a costa de su propia broma.

Mis ojos fueron desde el cuerpo de ese chico hasta dar con las tres brujas que esperaban cerca del auto. Reconocí a Sunmi y a ¿Jisoo? No logré saber quién era la última de las tres, la cual parecía ser la más inofensiva, asemejándose a una muñeca de ojos grandes y piel perfecta.

Cuando entramos en la casa, las luces titilaron antes de prenderse, claro que no se debió a los conocimientos sobre electricidad de Taeyong, sino que fue debido a Sunmi. Ella cargaba con un bolso grande, que ambas chicas, Jisoo y la desconocida, se encargaron de poner sobre la mesa.

Rebusqué por la sala con la mirada entornada, hasta que mis oídos captaron los latidos desenfrenados de Jaemin. Me acerqué despacio hacia el sofá y le encontré detrás de este, acurrucado como un cachorro que es separado de su madre con apenas un mes de vida.

-Ey...-susurré, una leve sonrisa apareció en mi rostro al presenciar sus ojos asustados-, solo es DongHyuck.

Parpadeó un centenar de veces, luego saltó fuera del sofá y corrió hacia el chico ciego para frotarse entre sus brazos como un gatito perdido. Ambos se susurraban el uno al otro, y sería capaz de escucharles si ponía un poco más de atención, pero yo ya era lo bastante monstruoso como para ahora, además de todo, me pusiese a escuchar conversaciones ajenas.

-¡Joder, Lee DongHyuck, me gustaba este pantalón!- Taeyong balbuceó yendo hacia nuestra habitación provisoria para cambiarse. Volvió luego de unos minutos luciendo realmente exasperado de la situación en la que nos encontrábamos.

Es decir, había tres brujas sacando un frasco con sangre rancia --seguramente extraída de algún cadáver-- como si fuese algo de todos los días.

Corrieron las cosas de la mesa y embadurnaros la mesa de esa mezcla entre sangre y sal. Un círculo fue formado, y cuando las luces parpadearon fue el turno de Jisoo para hacerlas funcionar, solo le bastó un chasquido de dedos para lograrlo.

-¡Esperen, esperen!- Taeyong se cruzó de brazos entre la mesa y Sunmi-, ¿Puede alguien decirme por qué están aquí? ¡Y porqué han manchado la mesa que limpié toda la jodida mañana!

-La cura...- susurró Donghyuck. Y aunque se lo dijo a Jaemin, todos pudimos escucharle.

-La cura-, repitió Sunmi, una sonrisa confiada fue lo que le otorgó a Taeyong antes de correrle para poder continuar.

-¿Cómo nos encontraron?- preguntó Jaemin mientras llevaba a su amigo hasta el sofá, donde ambos se sentaron, y Taeyong los maldijo en voz baja debido a que el chico mojado estaba arruinando la tela del asiento.

Escuché atentamente, debido a que también estaba curioso por ello.

-Magia, los rastré. Fue un poco difícil, aun me cuesta hacerlo bien.

-Donghyuck, ya está todo listo, hagámoslo rápido- Sunmi habló limpiándose la sangre de las manos en una servilleta que la otra bruja le entregó.

¿Ahora qué?

-Y-yo...- comenzó el pobre chico, tomando las manos de Jaemin y haciendo una incómoda mueca-. Escuchen, sé que ya les he pedido muchos favores y esto será raro como la mierda, p-pero... Necesito su sangre.

-¿Sangre...?- La voz de Jaemin se enfrió.

-De lobos y vampiros, ¡Mark e Irene me han dado un poco!- entonces su euforia se esfumó-, solo necesito algo de Yukhei y de ti ¿Por favor?

...

Creí que mi estadía en la tierra se facilitaría luego de haber pasado un siglo estando muerto. Realmente pensé que algún día se terminaría el vicio de la sangre, que iría al infierno luego de estar en mi cama con las venas completamente secas y casi hecho polvo. Eso no sucedió.

Ahora estaba de pie, con los brazos cruzados en un rincón del comedor, viendo a Jaemin prestar su brazo para que una bruja le pusiese una intravenosa y la sangre fluyese a través de esta. Fue menos de medio litro, quizás un cuarto, pero Jaemin parecía pálido y tembloroso.

Taeyong despertó a Yukhei y le trajo hasta nosotros.

Las vendas en su mano estaban ensangrentadas, otra vez. Frenó sumido en pánico al clavar la mirada en el nuevo integrante de nuestro clan, y quise romperle la otra mano cuando vi el desagrado en su rostro al presenciar como Donghyuck era uno de los nuestros.

Yo no había estado mucho tiempo con el chico ciego, pero entendía lo que era anhelar una vida humana y saber que todo lo que alguna vez deseaste había terminado. Sobre todo sabía lo que era sentirse alejado de aquello que alguna vez amaste. Mis ojos fueron hacia mi propio calvario, Jaemin solo estaba allí, luciendo tan cerca y tan lejos de mí que me aterraba de sobremanera.

El pulgoso no se negó a dar su sangre, y supuse que su impulsor fue el mismo omega por el cual ambos mataríamos.

-¿Pueden darnos un vaso o un plato, lo que sea- Sunmi miró directamente a Taeyong, este estaba absolutamente a punto de asesinarnos a todos, pero respiró hondo y le extendió una taza de la alacena.

-¿Sirve?

-Eso espero, vampiro.

Y de repente observé a las tres malditas brujas cerrar los ojos y hacer que las luces se descontrolasen hasta que por fin todo pequeño destello de luz se desvaneció. Podría jurar que la neblina empeoró en cuanto las manos de cada mujer fueron puestas sobre la taza, y lo que distinguí como palabras en algún idioma muerto fueron pronunciadas.

Entonces, luego de tres minutos, todo volvió a la normalidad.

-Joder... ¿Qué diablos han hecho?- inquirió Taeyong.

Sunmi se encogió de hombros.

-Necesitamos probar si esto funciona así que hechizamos la taza, y ahora, mi lindo aprendiz intentará romper el hechizo- ella miró al hombre pálido con soberbia- ¿Acaso creíste que pondríamos en peligro la cura? ¿Y si explota mientras Hyuck intenta arrancarla del cuello de esa chica?

-¿C-chica?- los vellos en los brazos de Jaemin estaban erizados.

-Larga historia- pronunció Donghycuk poniendo su mano en el hombro de Jaemin y apretando suavemente. Se relamió los labios luego de unos segundos en que todos le observamos-, ¿Puedo intentarlo ahora?

-Claro, ¿Quieres que te ayude a subir en la mesa?- Dijo Sunmi.

Hyuck negó, y tanteó con las manos el borde de la madera antes de impulsarse hacia arriba. El apestoso miró con asco la forma en que las rodillas del chico se manchaban de sangre al entrar en el círculo que las brujas habían creado.

Y la taza fue colocada con cuidado cerca de las piernas del pobre chico.

Sentí como el aire se tornaba pesado entre los presentes. Y los musculos de mi espalda se endurecieron debajo de la ropa que llevaba al presenciar como la sangre de ambos lobos era derramaba en las palmas abiertas de DongHyuck. Sucedió lo mismo con la de Irene y Mark. Entonces mis ojos se posaron de vuelta en el objeto que a simple vista no parecía más que un inofensivo recipiente, pero supuse que sería tan indestructible como el frasco colgado en el cuello de Helena.

-¿Listo, Hyuck?- Sunmi colocó su brazo en Jaemin y le hizo correrse hacia atrás-, hazlo como lo practicamos y recemos que mi madre no haya sido una desquiciada como siempre creí.

Las palmas ensangrentadas de DongHyuck se posaron alrededor de la agrietada taza, debía estar en esta casa desde la última vez que llegamos, ¡Ja! y ahora era parte de un raro conjuro.

Los ojos grises del chico no se cerraron, pero se voltearon hacia atrás con demencia en cuanto la sangre tocó el borde del recipiente. Y juro que vi la sangre del círculo elevarse como si no hubiese gravedad. El silencio nos consumió, luego la sala se enfrió y esto me recordó a un exorcismo, la diferencia era que las palabras no salían de un sacerdote, sino que eran pronunciadas por el mismo chico que se retorcía como si fuese una bolsa de huesos flojos. Y gritó, DongHyuck se desgarró las cuerdas vocales mientras la sangre le salía por los oídos y la garganta... Luego la taza se hizo pedazos entre sus manos, y la sangre que había levitado cayó en el rostro del chico desmayado sobre la mesa.

Nadie habló, los que aun respiraban contuvieron el aire en sus pulmones, Taeyong fue el primero en decir algo.

-Bien... supongo que tu madre si estaba desquiciada.

-Lo llevaré a la cama- murmuré acercándome al pobre chico. Aun podía oír la discusión que se desató en el comedor.

-¡No se trata de eso, vampiro idiota!- gritó la bruja.

-Solo hizo trizas la taza, pero no le quitó el hechizo- explicó Jisoo.

-Lo sé... lo sé. Joder, necesitamos más sangre, no fue suficiente- Sunmi se rió sin una pizca de gracia. Cuando volví a la sala los vi a todos mirándola fijamente, ella parecía pensar con seriedad-. Por eso mi madre los mataba, realmente necesitaba una gran cantidad de sangre... Joder.

Miré al alfa que se había acercado a Jaemin, el cual se mantenía con los ojos cubiertos y el pánico brotándole por los poros. Entonces dejé escapar una pequeña sonrisa sarcástica.

-Siempre podemos matar al pulgoso, debe de tener mucha sangre acumulada- dije.

-¡Apoyo la moción!- gritó Taeyong y nunca estuve tan feliz de tenerle en esta casa como lo estaba ahora mismo.

-Cierren la boca, no creo que a nuestros amigos aquí presentes les gustaría que matásemos a uno de los suyos- Sunmi señaló con el dedo índice a Jaemin y al jodido apestoso-. Si tan solo hubiese un donador más, tal vez podríamos intentarlo de vuelta y luego ir directo a la cura.

-Disculpen...- la voz de Jaemin estaba áspera, casi sin fuerza, pero arrastró la silla hacia atrás y se puso de pie-, ¿Hyuck lo resistirá? Se acaba de desmayar y...

-El chico es mitad vampiro, mitad brujo, es el más fuerte de todos en esta sala, créeme que puede hacerlo- Sunmi respondió confiada.

Yo dejé de oírles, solo podía mirar el cuerpo rígido de Taeyong, la manera en que clavó los ojos en Jaemin con la mandíbula endurecida. Sabía que su mente estaba calibrando la forma correcta de soltar lo que fuese tenía para decir. Recordaba a la perfección la primera impresión que tuve de él; me pareció un príncipe hermosamente frío. Era quizás el menos humano entre nosotros en cunado a su apariencia. Siempre supuse que ya en vida Taeyong había tendido una personalidad escalofriante y congelante, y es que él lucía como todos los grandes escritores se imaginaron a uno de nosotros, desde los rasgos hasta la forma en que bebía el té y hablaba de la vida.

-Permítanme la palabra- fue lo primero que salió de sus labios. Y no miró ni por un instante a Jaemin al hablar-. El problema no está en la cantidad de sangre de vampiro, en realidad, derramaste más sangre de nuestra especie que la de los lobos. Y lo sé, "dos y dos" eso fue lo que pensaste-, Sus oscuros ojos se alzaron impotentes, y el mentón se movió una vez en dirección a Jaemin-, este chico tiene un cuarto de vampiro ¿Me equivoco, Jaemin?

Oh Mierda, Taeyong.

Jaemin tembló, tanto que la silla también lo hizo.

-¿Q-que dijiste?

Mis puños se apretaron al verle comenzar a apretar los puños sobre la tela del pantalón. Era horrible presenciar la vergüenza y el rencor con el que miró al hombre frío recostado en el lavabo. Creo que nadie además de mí entendió la forma horrorosa en el que su comenzó a voltearle.

-Soy claro con mis palabras. Y las matemáticas no son mi fuerte, pero... 75 por ciento lobos y 25 por ciento vampiro, es sencillo, por eso esto no funcionó...

-Taeyong- dije entre dientes, pero el maldito no se detuvo.

-Está bien, Jaemin, nuestra familia siempre ha criado monstruos- sus ojos con ácido se clavaron en los míos-. Ese es mi secreto, por fin lo descubriste ¿Contento?

En absoluto.

-Familia... f-familia- los lágrimas se acumularon en los gigantes ojos de Jaemin. Se puso de pie y alejó al alfa cuando este quiso ayudarle- ¡Explícate, ahora!

Nunca le había visto de esta forma, era un pequeño lobo crispado, con ojos dorados y colmillos afilados sobresaliendo de entre sus labios. Las garras se le clavaron en los muslos y no hizo mueca alguna cuando traspasó el pantalón y las incrustó en su piel.

El veneno había desaparecido de los ojos negros de Taeyong. Ahora eran solo dos personas con rencores propios mirándose como si fuesen a colapsar.

-Bienvenido a la familia- soltó Taeyong con una falsa sonrisa-, sobrino.

Jaemin se rompió frente a mis ojos, los hilos imaginarios que le movían se cortaron y su cuerpo se aflojó una vez más, pero no cayó, en cambio, él se balanceó por la sala como si un fantasma le estuviese guiando, y salió a la fría noche lluviosa.

El alfa estaba inmóvil en su lugar, viendo la puerta abierta por la cual Jaemin había desaparecido.

Empujé el hombro de Taeyong al pasar por su lado y antes de salir detrás del muchacho destrozado, oí las últimas palabras de ese imbécil.

-Te conseguiré la sangre que necesitas, supongo que es hora de una reunión familiar.

<<🌙>>

2: 34 am. Catedral de Myeongdong
(성공회 서울주교좌대성당)

Taeyong

Las puertas fueron arrastradas hacia atrás, las velas estaban encendidas a lo largo del recorrido entre los bancos del gran salón ceremonial. Ojos tristes observaban al recién llegado desde el fondo. Nunca le habían gustado las iglesias, le hacían sentirse angustiado desde que recordaba haber pisado una por primera vez.

Tampoco entendía como era que había terminado viniendo al lugar al que juró nunca regresar. Pero allí estaba, mirando atentamente la estatua colgada detrás del podio, a los ojos de cristo que parecían decir "no perteneces a este lugar". Taeyong lo sabía, él era consciente de que sería mejor recibido en el infierno.

Caminó con lentitud, las manos en los bolsillos y una perpetua mueca disgustada en los labios. Entonces se detuvo frente a los ojos de Cristo y sonrió desganado.

-¿Es una clase de broma?- preguntó, y por fin le echó una mirada a la única persona presente en ese lugar.

Era un tipo grande el que se encontraba allí, de largo cabello blanco y ojos de serpiente, el cual se mantenía sentado en el primer escaño de madera. Tenía las piernas cruzadas y las palmas juntas, como si fingiese rezar... o tomarle el pelo al Señor.

Siempre había sido de esta forma, desde la primera vez que se conocieron. Taeyong tenía una imagen clara en su mente de este hombre, y no encontraba cambio alguno. Tal vez el ropaje del siglo XXI fuese lo único significativo. Y es que lucía extravagante; con un traje negro y joyería de plata alrededor del cuello.

-Ja, creí que esas cosas mataban a los lobos- Se burló Taeyong.

Pero al hombre no le hizo gracia, simplemente dejó de "rezar" para estriarse cómodamente en el respaldo de la banca.

-Supongo que tengo suerte de que no afecte a los engendros como yo.

-No creí que te convertirás en religioso.

-Bueno, no creí que mi hermanito menor se dignase a venir a verme.

Taeyong, aun con los brazos cruzados detrás de su espalda, le miró de reojo con una ceja levantada. Entonces sacó un papel arrugado del bolsillo y lo tiró hasta que cayó en los pies de su hermano.

-Dijiste que viniese aquí.

La risa afónica del tipo hizo eco en el enorme y vacío lugar.

-Eso fue haces dos décadas.

Taeyong se encogió de hombros.

-Por fin tengo la necesidad de encontrarme contigo.

-Si... la manipulación es algo propio de nuestra familia... ¿Qué deseas de mí, hermanito?

Taeyong tuvo el impulso humano de vomitar la sangre que hacía media hora había probado. No le gustaba sentirse débil, y solo habían dos personas que le hacían sentirse como si volviese a ser un torpe adolescente inseguro de sí mismo: Su medio hermano, y Jaehyun.

El primero le había convertido en un monstruo desalmado, el segundo le había roto el corazón hasta que creyó que perderse en las tinieblas era una buena opción de vida.

Ahora se encontraba donde nunca creyó volver a estar; frente al demonio que le acechaba el inconsciente y volvía a su subconsciente algo brumosamente siniestro.

-Necesito tu sangre- murmuró. Y esperó, mientras en su interior estaba ansioso por salir de allí, aunque primero necesitaba que ese idiota cediese sin objeción alguna.

Pero los demonios disfrutan de la perversidad. Los demonios danzaban en fervor de la destrucción. Su demonio no era diferente a otros.

Así que, cuando su hermano sonrió como si estuviese poseído por el mismo satanás, Taeyong supo que su pedido no se le sería entregado con facilidad.

-Con que mi sangre ¿Eh?... Tal vez por fin pueda acercarme a mi hijo sin que mi dulce hermanito se encargue de destriparme, ¿Qué piensas?- El hombre hablaba con viveza, tenía la travesura instalada en aquellos ojos verdes que solo le hacían parecerse más a un reptil- ¿Por fin me dejarás acercarme al muchacho?

Taeyong cerró los ojos un instante frente al debate mental que se le presentó. Había mantenido a su hermano alejado de Jaemin desde que descubrió que el bastardo había embarazado a una omega, ahora ya no sabía cómo hacer para que este demonio no destruyese al pobre cachorro.

Y de verdad, fue una sorpresa descubrir que el niño por con el cual Jeno se había encaprichado era el mismo mocoso que Taeyong había vigilado desde su nacimiento.

Mantuvo los ojos fijos en la estatua al hablar.

-Solo procura no mostrarte tan despreciable, Yuta.

El nombrado se puso de pie hasta llegar a Taeyong y le dio suaves palmadas en el hombro.

-Me fascinan las reuniones familiares, ¿Qué debo llevar para cenar?



💜😈💜

Bueee levante la mano quién no entendió un carajo.
Siempre lo digo porque lo siento, pero esta vez DIOS fue el peor cap, pero super necesario porque no quiero que la "cura" quede como algo vago, ya que luego será la responsable de como se desenrede el final, así que aunque haya sido una mierda tuve que hacerlo. Y ESTUVE VARIOS DÍAS LEYENDO SOBRE FISICA PARA CREAR ALGO ABSURDO PERO QUE FUESE RARO Y NUEVO PARS DESARROLLAR EL COMO HYUCK CONSIGUE (o no) LA MALDITA CURA. Jeje...

Ahora si... POR FIN TENEMOS AL PAPI DE JAE 😈 Yuta escorpiano al ataque!!

Es que tiene pinta de villando -vampiro- sexy muajajajaj

Consejo pelotudo de la actu:
Cuando se sientan frustrados por una injustica recuerden: Sabemos que la justicia siempre llega tarde, pero es la pesadilla del culpable 🤙🏻 aka EL KARMA 😈

👽👽👽👽👽👽👽👽👽👽👽👽👽👽

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