Una latina en Hogwarts (ULEH...

By CalisaSoler

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¿Por qué no? Vayamos al grano, Camila comenzó su año en Hogwarts creyendo que la magia resolvería todos sus p... More

Prefacio
1. Mucho relleno de sosten
2. La alarma de incendios
3. Alistando todo y ¿Joniela?
4. El karma del sosten
5. Que vivan los reencuentros y los extraños fans
6. Welcome to Londres
7. Tengo miedo... ¡Tengo miedo!
8. Página de relleno
9. Tenemos que hablar
10. No mames
10/11. Llamada
11. Tu nombre
Volví
12. Ministerio
Omg
13. El diablo viene en frasco de mermelada
14. Situación
15. Malditas puertas.
16. Lucifer
17. El banco de los cuernos
18. Hogwarts
19. Entonces...
20. Susurros intendibles
21. Fiesta de gatos
22. Lluvia, lluvia vete ya...
23. Verrugas
24. Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.
25. Lo que yace bajo la venda
26. ¡No se corre con tijeras en la mano!
27. Mi gato endemoniado
¡Que si!
28. Todo bien
29. Todo mal
30. Onomatopeya
1. Huid hermanios mios
2. Y soy rebelde
3. Todo tiene una explicación
4. Los bastardos, unidos ¡Jamás serán vencidos!
5. La llorona
6. M.S
7. Diciembre, el tren y el que se la rifó.
8. La tía Elizabeth, discusiones y ofrendas
9. La tía Elizabeth lo hizo de nuevo, El hola y ¡Los gatos no hablan!
10. Nada se está quemando, cena de navidad y no hay papel en el baño (otra vez)
11. Y empezamos... una vez mas.
12. Olvidé todo, Chismes y mas chismes.
13. Nada de que preocuparse ¡Lavense las manos!
15. Acetato
16. San Valentin
17. Plan i, pasando pena y cubriendo mis necesidades básicas.
18. Página de relleno 2
19. 15 de Febrero
20. Brasas
1. Un último rodeo
2. Infalible
3. Me quedé sin hojas
UNA LATINA EN HOGWARTS 2

14. Calendario Lunar.

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By CalisaSoler

—... y así, fue como se fundó el colegio...

El profesor Bins estaba recibiendo el absoluto desinterés por parte de los estudiantes, cuando la mayoría se encontraban dormidos, algún otro mirando a la ventana, yo estaba concentrada anotando cosas al final de mi libreta.

Hoy debería comenzar el fin de semana (si tenía suerte y sobrevivía a esta clase), ayer, cuando me encontraba releyendo el diario, vi que me había desviado mucho de mi misión principal. El hecho de que haya dejado de describir los susurros no significa que hubiesen desaparecido.

Había descartado mis dudas acerca de la ministra de magia, no vale la pena. Pero ahora pensaba más en mi padre, no sabía nada de él, lo cual era extraño. Siempre buscaba hablar conmigo.

—Camila —alguien pateó mi asiento llamándome la atención. Levanté el rostro de mi libreta y vi a mi lado, las gemelas me miraban inquietantes.

—¿Ya acabó la clase?

El par asintió, tomé mis cosas y las guardé en la mochila, al cerrar la libreta la flor bailó. Sin embargo, las mismas albinas volvieron a interrumpir mis pensamientos interesantísimos.

—¿Cómo sigue tu brazo?

—Bien —contesté centrada en mi labor.

—¿Sabes quién es la bruja? —asentí comenzando a caminar con ellas.

—Es una ascendiente mía.

Entonces, ocurrió algo genial. Cada una me tomó por un brazo y marchamos al unísono. Lo curioso era, que su paso solía ser diferente al mío, mientras yo buscaba ir apresurada, corriendo y saltando; ellas iban serenas, como si el mundo fuera suyo... pero de una manera diferente.

Logré adentrarme en esa vibra.

—¿Cómo hablarás con ella? —habló la de mi derecha.

Vacilé un poco antes de decirlo— Aún no lo sé —afirmé, "No lo sé" esas palabras cuestan la vida... algunas veces.

—Debe tener un motivo...

—Para apegarse a ti.

Cuando terminaron su oración en conjunto afirmé mi agarre. Si deseaba hablar con ella, tenía preguntas, entre más leía su historia menos entendía. Tenía miedo. Lo admitía, sentía que mi vida corría un terrible peligro cada día, sentía que en cualquier momento los libros se alzarían y me caerían encima, ahogándome, evitando la posibilidad de pedir ayuda mientras la tinta invadía mi cuerpo y susurrara de entre mis venas "no huiste a tiempo". O que el papel me rebanara en pequeños pedazos, dejándome lista para la parrilla ¿cómo hizo Harry? ¿cómo lo hizo todo? Luego de estar frente a una situación así, lo único que quiero es llorar... pero simplemente no lloro.

Tragué grueso y relamí mis labios, si mis manos no estuvieran ocupadas, juraría que estarían inquietas y entrelazadas.

—Si quieres, podemos ayudarte.

Sabía que aceptar la ayuda de las gemelas era comprometer mi alma y abrirle las puestas al mismísimo Lucifer (no el gato, quien también resulta curiosamente peligroso). Sin embargo, a pesar de que hubiese querido acudir a ellas como mi última carta... la situación exigía lo contrario.

Quería terminar el año tranquila y sobre todo, si algo salía mal (esperaba que no) al menos habría testigos... y se evitarían más catástrofes.

¿Recuerdan esa broma, casi al borde de las vacaciones? La de los papeles voladores. No fueron los merodeadores, me lo callé, intenté engañarme pero no fue así ¡Ya no lo soporto! Evité escribir cosas por si alguien usurpaba el diario ¡Pero es imposible!

La vez que me caí rodando por la colina, estoy segura de que también tuvo que ver en ello.

El punto es que no la estaba tomando solamente conmigo, si no con otras personas, lo cual me parecía irresponsable.

Así que finalmente respondí.

—¿Qué idea tienen?

& • &

El libro cayó pesadamente sobre el suelo de la habitación, las tres estábamos rodeando el libro con aparente cubierta de cuero desgastado, una se las gemelas sacó su varita color hueso y lo abrió, con simples movimientos iba pasando las páginas amarillentas.

Pronto comencé a sentirme insegura.

Cada vez las ilustraciones comenzaban a trastornarse más, y más... hasta tal punto que hubiese querido cerrar los ojos. Si fuese una película o un libro de mal gusto no tendría problema. Pero era la realidad ¡La realidad es horrible! Siempre imaginé que la magia era maravillosa (lo es), pero... no contaba con todas las opciones del menú.

—Lo encontré.

—A ver —me asomé un poco más, pero entendía poco, así que gatee hasta colocarme a un lado de ellas y ver mejor. Asentí—, no entiendo nada.

Yo no era la del problema, era el libro. Estaba en latín... en lo personal no sabía latín ¿por qué no se latín? ¡No tengo idea! Tal vez porque la educación en Latinoamérica no sea igual de eficiente.

Eva suspiró y Zoé pestañeó varias veces— Será complicado —Dijeron.

—¿Qué pasa?

—Hay ciertos criterios...

—... que deben cumplirse antes.

Asentí, la recolección de recursos. Una de las gemelas se levantó y tomó mi diario (mi precioso), en el cual plasmaba estas maravillosas palabras. Lo abrió de golpe y lo que parecía una sonrisa se dibujó en su rostro.

—Has mejorado tu escritura.

—¡Suelta eso! —Le grité mientras me levantaba y me lanzaba a ella como un imán siendo traído por otro. En un elegante movimiento ella se hizo a un lado, dando como resultado que yo estuviese a centímetros de chocar con la pared— ¡Eva!

—Silencio, estoy poniéndome al día.

Iba a voltearme una vez más dispuesta a arremeter contra ella, pero Lucifer maulló y me hizo arrepentir. "en cualquier otro momento podrían leerlo", pensé. Así que me volví a sentar en el suelo cruzada de brazos y piernas con el ceño fruncido.

¡No había derecho alguno! Era (y es) mío. Aunque algunas veces me avergüence, como el inicio... o a la mitad, o algunos capítulos ¡No soy escritora! Tengo 13 años, mi único deber debe ser estudiar, no afrontar mis problemas con papel y tinta.

—¿Por qué no corriges el principio? —señaló una de las dos.

—No. Ya está así, no lo cambiaré... aparte de que me da flojera murmuré lo último.

—Bueno, esto servirá —cerró el pequeño cuaderno y me lo extendió, se lo arrebate de las manos y lo lancé a la cama sin ver nada.

—¡MEEWWW!

¡Cállate tu!

Fer me mostró los dientes, molesto. Así que en mi actitud madura hice lo mismo, hubiésemos seguido en nuestra batalla pero las gemelas nos interrumpieron.

—Suficiente —me volví para mirarlas de frente. Entonces comenzaron a saltearse las oraciones.

—Escucha atentamente, Spellman.

—Sal,

—Aceite,

—Algo de ti,

—Algo de ella,

—Luna nueva,

—Cerillos —terminaron, mientras yo aún seguía enumerando con los dedos... bueno, no era tan difícil. Me preocupaba el número "6" en todo esto.

—Por suerte tenemos casi todo —les dije mientras veía a mi alrededor. La próxima luna nueva no seria si no hasta febrero 26.—. Pero, me preocupa una cosa, no tengo nada de ella.

—Algo que haya tocado.

Lleve una mano a mi barbilla y comencé a acariciarla como si tuviese una barba... ¿la servilleta serviría? No tenía nada más.

—No lo se. En serio ¿qué...? —el par de niñas con trenzas perfectas no se encontraban mirándome (como solían hacerlo cuando hablaban con alguien), al contrario, veían a un lado de mi. Giré un poco la cabeza siguiendo su foco.

En el proceso me encontré con las vendas que rodeaban mi brazo. Sentí que mis ojos se apilaron, mi corazón comenzó a latir tan fuerte que parecía querer salir corriendo de mi cuerpo y decir a gritos "sálvese quien pueda", mis músculos se tensaron (tal vez tratando de evitar su huida).

—¡No! —logré decir con la presión de aire que nos pulmones dejaron escapar— ¡Eso sí que no! —volví a negar, ahora con el calor por todo mi cuerpo, sintiendo como la sangre me hervía— No, no y mil veces no.

—¿Tienes otra opción? —sentía como mis labios y mis cejas temblaban ante la idea de tener que exponerme de tal manera.

Aquella vez en el bosque, cuando huía del desastroso partido de Quidditch, me había encontrado con una parte de ella en el bosque prohibido, parte la cual me había tocado y dejado una marca (tanto física como mentalmente). No recuerdo haber tenido otro objeto de ella. Al parecer la servilleta no contaba, había sido un simple ojo de sapo.

Me levanté molesta y decidí salir del cuarto, pasé por la sala común y todo parecía como siempre.

—¿Qué hay, Spellman?

—Todo bien —sonreí al chico de otro año.

Salude a varias personas, esquive a Albert y salí se ahí. Me había dejado el sweater, ya no era tan necesario. Básicamente ya estábamos en febrero (por no decir que era mañana), el frío se había aplacado dejando brisas frescas y el olor a la primavera que se aproximaba.

Patee una roca en el camino, después otra, y otra más. En el lago el gran calamar mostraba sus tentáculos, molestando a algunos estudiantes que se encontraban por ahí. Me aproximé al lugar, sin decir nada, sin saludar, tomé una bola de barro y la lancé, dándole en uno de sus tentáculos voladores.

—¡Esos son 20 puntos! —saltó una voz emocionada a uno de mis lados.

—Que buena puntería, Spellman.

Tarde me di cuenta, estaba en la boca del lobo. Los merodeadores estaban medio empapados, con las manos llenas de tierra y las botas de los pantalones arremangadas. Se habían quitado sus túnicas, así que solo se hallaban en pantalones y camisas "blancas".

—Gracias, lo aprendí yo solita —me agaché para tomar mas barro y lanzarlo, esta vez acerté en otro tentáculo. Sonreí victoriosa, pensé que quedaría con mala racha.

—¿De verdad te pondrás a lanzar barro? —una voz femenina habló a mis espaldas, giré y había un pequeño grupo de chicas riendo, parecían acompañar a los muchachos.

—Si —afirmé tranquila, luego escuché el típico "¡Plop!" De algo cayendo al agua.

—¡Rayos! —se quejó James— Lo haces ver muy fácil.

—Es que eres un estupido —atacó Fred II—. Yo te enseñaré cómo se hace, mira y aprende —en tono de broma le dirigió aquellas palabras, formó otra bola de barro y la lanzó por los aires, por suerte del destino cayó en la base de uno de los tentáculos—¡JA!

—Fue suerte —Potter giró los ojos con evidente molestia—, ven Camila, forma parte del equipo ganador.

Di unos pasos y me coloqué del lado de Potter. Quien era una cabeza... tal vez una y media más alto que yo. Los otros dos se colocaron frente a nosotros. Tomé barro y apunté al pulpo. Pero una bola de barro que impactó en mi costilla hizo que girara de medio lado molesta.

—Ups... —Frank comenzó a reír pero se atragantó y comenzó a escupir cuando otra bola de barro impactó en su cara— ¡FRED! —James comenzó a reír por la cara situación de su amigo.

—¡Yo te vengaré! —contestó el otro.

Mientras Frank metía apresuradamente su cabeza en el lago para poder limpiarse, nosotros comenzamos una lucha interminable de barro.

De un momento a otro la éramos 2 vs 2 (como debería de ser). Tal vez hicimos mucho alboroto, porque en una oportunidad tuve que voltear para que una de las bolas no me diera en la cara, las muchachas no estaban ahí. Lo cual me importaba poco.

La tierra comenzó a ser más resbalosa (aún sin mis zapatos puestos), así que cuando corríamos ocurrían algunas caídas divertidisimas. En un rápido movimiento una brisa susurrante pasó a mi lado, como un cuchillo afilado rozó mi mejilla y "¡Crack!" Alguien cayó al suelo dejando un terrible sonido por entre mis oídos.

—¡Hey, Fred!

—¡Oh, rayos!

Dejamos nuestras bolas de barro caer sin emoción, corrimos a su lado, aparentemente era el tobillo.

—El pie —se quejó mordiendo su labio inferior.

—No veo nada, bro. Será mejor llevarte a la enfermería —Frank tenía razón, la mayor parte estaba llena de barro, había que limpiarlo antes de dejarlo allá. Levanté mi manga y miré mi venda, quien recorría mi brazo desde la muñeca hasta casi tocar el codo.

—¿Que haces, Spellman? —profirió James alarmado.

—Hay que limpiarlo un poco —solté el vendaje poco a poco, lamentablemente la marca de las garras quedó exhibida a el público varonil que se encontraba a mi alrededor. Dejé la manga caer lo más rápido posible y me agaché limpiando el tobillo de mi nuevo amigo lesionado.

Estaba hinchado, rojo y... hicimos una mueca de dolor.

—¿Qué es?

—¡No mires! —apresuramos a decirle.

En breves momentos estaba sosteniendo una de sus piernas, James otra y Frank lo llevaba por los hombros. Fuimos lo más rápido que podíamos hasta la enfermería, cabe destacar que dejábamos una estela de barro en el camino. Si bueno, tal vez nos castigarían.

—¡Enfermera Patty!

—¡Ustedes otra vez!

Dejamos al sucio Fred en una camilla, el chico estaba a punto de llorar por su tobillo, mis brazos y mi cabeza latían "Bom, bom" por el esfuerzo que realicé al dejarlo ahí. Mis piernas tiritaban por el frío.

—¿Por qué están tan sucios?

—Jugábamos con barro.
—Nos caímos.
—Fue Pevees.

En un mismo momento los tres que podíamos estar de pie sacamos pretextos diferentes, sin más remedio sonreímos inocentes.

—15 puntos menos para Gryffindor —habló seriamente—. Ahora necesito que se retiren.

Los tres asentimos y miramos con pena a Fred. Pobre muchacho.

—Bueno, 15 puntos bien perdidos —comentó Frank.

—Valió cada segundo.

Sonreí y asentí de acuerdo con ellos, siempre se la pasaban lastimándose así que pensaría positivamente, para la noche probablemente ya estuviesen los tres en la torre de Gryffindor haciendo más desmadre.

Íbamos los tres hablando de cualquier cosa, por el pasillo las personas se hacían a un lado para no ensuciarse, nos importaba poco. Al llegar a la torre me despedí de ellos y fui a bañarme.

Bañarme, con agua y jabón (también champú). Ya dentro del cubículo siendo limpiada por mi misma, me quedé pensando. Los muchachos habían visto la marca y no dijeron nada... me sentía relativamente tranquila.

Pero...

Pensar en la exposición que tenían las personas a mi alrededor me inquietó un poco más, jamás había sentido esta emoción. Era como un revoltijo. Sentía calor en el estómago, las piernas listas en caso de huir, el corazón se me aceleraba de la nada y tenía más hambre de la normal.

La próxima luna nueva era el 15. Sentía que ya me había decidido pero, básicamente era un objeto del "Ritual" ¡¿Qué debía hacer?!

No quiero. Pero si... al mismo tiempo, pero debería, es mi responsabilidad.

Pero no lo es, lo hice sin saber.

Aunque la ignorancia no me hace inocente.

Suspiré, todo lo que hice fue suspirar, era lo que había aprendido a hacer. ¡No podía seguir siendo la víctima!

¿O si?

Sentía como si dos yo se estuvieran peleando a muerte en mi interior, removiendo mis órganos entre cada uno de sus gritos, una batalla a muertes en una relación tóxica por quien tenía la razón.

Incluso podrían despedir al profesor de DCAO por mi culpa... bueno no es mi culpa, no importa ahora.

Mientras escribo estas páginas la mano me parece sudar bajo la presión que ejercía sobre la pluma, algunas letras salen temblorosas pero no puedo dejar de darle forma a la tinta bajo esta adrenalina. Es como si fuese automático.

Ya había perdido la sed, y el sueño aveces parece escapar de mi, como que también tiene miedo (no lo culpo, de hecho, ahora mismo no puedo dormir). Dejaré la pluma por hoy. Ya he hecho el dibujo del calendario lunar (hasta la luna nueva) de este febrero del 2018.

Me deseé buenas noches. Ya que las gemelas se durmieron y no me las pueden desear.

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