— Soy muy normal. — Dijo Camila sin aliento, tomando el brazo de Lauren mientras Lauren se ponía de pie.
— Simplemente no voy a esperar y ver que le hagas daño.
— Ya ha absorbido algo de tu poder, Lauren. — dijo Ariana, volviendo al diván.
Se acurrucó contra Kara, apoyó la cabeza en el hombro de Kara y apretó la palma de su mano sobre el abdomen de Kara.
— El vínculo está casi forjado. Haz lo que debe ser hecho.
— ¿Los derechos de sangre? — preguntó Lauren con los dientes apretados. La Viceregal agitó una mano.
— Sí. Sí. Reconozco tu reclamación sobre esta humana.— Abrió la camisa de Kara y besó su pecho, su incisivo echando un vistazo sobre un apretado pezón escarlata.
— Déjanos.
— Mi Lieja. — murmuró Lauren, agarrando la mano de Camila y empujándola hacia la puerta.
Ariana no hizo ningún reconocimiento, pero atrajo la mano de Kara entre sus piernas. Kara clavó los ojos en Camila, se inclinó sobre Ariana y trabajó su brazo más profundo entre los muslos de Ariana. Ariana gimió, la cabeza echada hacia atrás, las caderas ondulantes. Camila se obligó a apartar la mirada y, al escapar hacia el oscuro salón, la risa de Ariana se apoderó de ella como una caricia familiar.
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— Jisoo y Merihan están aquí. – Lisa mientras ella y el centuri salían del club.
Agarró la mano de Jennie y se abrió paso entre los vehículos hasta llegar al Camaro de Camila. Jisoo estaba junto al vehículo, con los brazos cruzados sobre el pecho, las piernas abiertas, los ojos observando la parcela en todas direcciones. Cuando vio a Lalisa, bajó la cabeza.
— Alfa. — Lisa pasó un brazo alrededor del cuello de Jisoo, la acercó y le besó la frente.
— Imperator. — Ella miró hacia el asiento trasero. Merihan estaba tendida en posición fetal, con los ojos cerrados.
— ¿Como es ella?
— Dormida. O inconsciente, no estoy segura.
— ¿Ella se alimentó? — La mandíbula de Jisoo se tensó, los músculos a lo largo del borde afilado se abultaron.
— Sí.
—¿Y tú cómo estás?
Las facciones de Jisoo estaban dibujadas y apretadas, un borde dorado ardiendo alrededor de los iris marrones. Incluso a la luz de la luna, su piel brillaba. Brillo sexual. Nocturne era siempre un mar de sexo y sangre, pero en la hora antes del amanecer cuando los Vampiros festejaron, el aire mismo sangraba. Los Weres no eran cautivos a la sangre como los Vampiros, pero sus lobos se volvian agresivos cuando estaban rodeados tanto de ella.
Todos los centuri estaban excitados. Si Jisoo había sido testigo de la alimentación de Merihan, tendría que enredarse, y acababa de estar en un club lleno de vampiros. Lalisa sabía muy bien lo que un poderoso Vampiro podría ser cuando el frenesí golpeaba.
— Puedo dejar a Darren con Merihan si necesitas...
— No. — Dijo Jisoo rápidamente.
— Puedo hacer mi trabajo, Alfa. Como ordenó.— Lisa acarició su rostro.
— No hay nadie en quien confió más. Tú lo sabes. Pero si necesitas...
— No. — Repitió Jisoo con la mirada baja, sin ningún reto. — Sólo necesito salvaguardar a la Manada.
— Quédate con Merihan entonces, protégela. Y a la Vampiro y a la humana, también, tanto como puedas. — Lisa levantó su cabeza y olio.
— Están en camino. Lleva a Merihan al Rover, nosotras las seguiremos a la guarida de la Vampiro y te informaremos en el camino. Quiero a Merihan conmigo por unos minutos. Quiero que las dos me sientan. Para sentir la Manada. Eres nuestra, Jisoo. No lo dudes nunca.
— Sí, Alfa. — Los ojos de Jisoo brillaron y se frotó la mejilla contra el cuello de Lisa.
— No te preocupes, mi lobo. — Lisa le acarició la mejilla.
— Te llevaré a casa pronto. A ambas.