¿Cómo Te Lo Digo Querida Jo?

By AnthonyTesla

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Harriet tiene un gran secreto: le gusta su mejor amiga, Josephine. Ella, no obstante, no le corresponde, y ya... More

Historia De Dos Escuelas
Capítulo 1: Mal Venidos Todos
Capítulo 2: Jo's Bizarre Adventure
Capítulo 3: Apuéstame Un Sentimiento
Capítulo 4: The Lemonade Club
Capítulo 5: Rata Madrina
Capítulo 6: Pretty Little Liar
Capítulo 7: Dancing Queens
Capítulo 8: Lo Privado Y Lo Público
Capítulo 9: Cuerda Floja
Capítulo 10: Adaptación Literal
Capítulo 11: Dar Y Recibir
Capítulo 12: Oppa Hopewell Style
Capítulo 13: Le Gusto Al Idiota
Capítulo 14: Memoria de Mis Putas Tristezas
Capítulo 15: Sola Otra Vez (Académicamente)
Capítulo 16: La Pizzería de las Vanidades
Capítulo 17: A Todos Los Chicos A Los Que Jamás Amé
Capítulo 18: Próxima Estación Desesperanza
Capítulo 19 : Mal Venida a la Jungla
Capítulo 20: Shalom, Farewell, Auf Wiedersehen, Salam
Capítulo 21: Amiga de una Amiga
Capítulo 22: Toronto Godmothers
Capítulo 23: Noche Sin Paz, Noche de Horror
Capítulo 24: La Chica de Stepford
Capítulo 25: Harry no es Nombre de Chica
Capítulo 26: Un Viernes de Locas
Capítulo 27: Nadie Ama Una Perra, ¿Por Qué Yo Sí?
Capítulo 29: La Rebelión de los Relojes Rotos
Capítulo 30: La Culpa No Era Mía
Capítulo 31: No Le Digas A Tu Madre...
Capítulo 32: El Beneficio de la Bruta
Capítulo 33: Sin Aliento
Capítulo 34: El Amor Encuentra Una Manera
Nos Vemos Cuando Acabe el Verano

Capítulo 28: Smells Like Mean Spirit

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By AnthonyTesla

 —¿Lo voy a escuchar? ¿En qué sentido?

—No es algo que me llene de orgullo —Dalia replicó—. Pero por otro lado, no siento orgullo ni por lo que debería sentir orgullo; siento más bien, el peso de las expectativas de mis padres y de pensar siempre que estoy a una mala acción de decepcionarlos a perpetuidad.

—Pss, soy una lesbiana en una familia mormona: SÉ sobre decepciones a los padres.

—El caso es que, he escuchado por ahí frases como "enamorarse de un escritor significa que serás inmortal en su obra".

—¿Bonito, no?

—Sí... pero es mucho peor cuando te enamoras de un músico, porque su inmortalidad es más pegajosa.

—¿Y... por qué eso sería algo malo?

Dalia sonrió con ansiedad, sosteniendo con tembloroso pulso su teléfono.

—Porque ellos pueden inmortalizarte en algo mucho más rápido y pegajoso...

—¿Pero qué dices? ¿Qué signifi...?

La morena le reprodujo un video; era Tyler, con una guitarra acústica, en lo que parecía ser su habitación.

—¿Él no era tu novio?

—¡Cielos santo Jo, gracias por recordarlo! ¡De verdad, no había pensando en eso desde hace tres segundos, pero aprecio tu consideración!

Dalia no era una defensora del sarcasmo, así que el verla así, hizo que un fragmento del alma de Josephine saliera de su ser.

—Bien... mira, este es el detalle... siempre es incómodo el ver de nuevo a tu ex, pero estoy perdida en lo que se refiere al significado del video.

—Espera dos segundos más y sabrás a qué me refiero.

Tyler comenzó a cantar:

Pensé que el mundo tenías que merecer / más el tiempo mostró la verdad / y aunque lento soy pude comprender / que lo nuestro nunca fue realidad...

Josephine batalló como legionaria de Naouvoo en plena guerra en intentar mantener bajo control su impulso de carcajear.

—Esa letra es... todo un melodrama, por decirlo de forma amable.

—Se pone peor —dijo Dalia.

—¿En qué forma peor?

—En la peor forma: para mí...

La atención de Josephine, dispersa por unos segundos, se volvió a concentrar como francotirador al llegar al coro.

—Entonces... ¡Rosa! ¿Por qué me dejaste? / ¡Rosa! ¿Por qué te alejaste? / Tanto que yo te quería / ¡Y ahora tu recuerdo me es una tontería!

Jo apenas podía creerlo: esos gritos, esa letra, esa energía... de algún modo, la canción de Tyler se puso mucho peor, lo que al mismo tiempo quería decir que se puso MUCHO mejor.

—¡No puedo... no puedo más! —la rubia carcajeó, ya sin disimulo o control alguno —. ¡Es ridículo! ¡Demente! ¡Y lo amo!

Dalia, por su parte, no podía fingir siquiera encontrar el lado positivo de la canción.

—¿Se te hace gracioso? —inquirió la morena.

—¡SÍ!

—¿¡Se te hago graciosa!?

—¿Te qué...? —Jo sintió su risa sublimarse al decir eso —. ¿Por qué?

—¿No es obvio?

—¿No es obvio lo que pasa cuando tu mamá no toma suficiente ácido fólico durante el embarazo? Porque es tarde para la madre de Tyler, pero nosotras tenemos que tomar nota cuando tengamos familia.

—¡No, rubia tonta! ¡Me refiero a que esa canción es sobre mí!

Jo apenas dio crédito lo que sus oídos le informaron.

—Estás molesta, así que lo dejaré pasar —Jo contestó con sonrisa en ese espacio entre la calidez y el deseo de apuñalar a alguien—, pero no es necesario llamarme "rubia tonta"; yo no te llamo prieta enana.

—Va, va... m-mira, lo merezco —Dalia aceptó—, pero no vuelvas a burlarte de mi estatura, ¿bien?

—Vale, me pasé —Jo dictó encogida de hombros—. Aún así, no comprendo: ¿por qué te dá pena la canción de Tyler... aparte de que la canta con dramatismo mal-guiado que haría a Jim Carrey decir "te falta sutileza amigo".

—¿Esa es tu imitación de Jim Carrey?

—¡No dije que fuera buena imitando gente!

—Lo sé; tu interpretación de Harry deja mucho que desear.

Antes que alguien muriera de tantas quemaduras, Jo decidió tomar la posición más alta y actuar con madurez.

No, no es sarcasmo (esta vez).

—¿No crees que puedes estar siendo un poco ensimismada? —la rubia cuestionó.

—No se puede ser ensimismada cuando el tema eres tú... y se pone peor.

—¿Peor? ¿Qué, decide empezar a tocar el ukulele o el banjo?

—No... es que se usa mucho en Waku-Waku.

—¿Qué cosa?

—Esa app de videos de 5 segundos para gente con déficit de atención.

—¡Ay, todos tienen déficit de atención en estos días!

—Tal vez, pero igual no me gusta que una canción sobre mí sea usada por gente con filtros de perrito bailando o robandole las gorras a policías.

Un suspiró encontró salida de la boca de Jo.

—En otros tiempos, los caballeros guardaban los secretos de una dama —la rubia comentó—. Si todo terminó, todo terminó, sin importar si fue de buena o mala forma.

—Pero ese es el problema —Dalia no tardó en aseverar—. Dijiste "caballeros"; no hay muchos de esos hoy en día. O personas que simplemente respeten la privacidad.

—Te daré el beneficio de la duda, porque sí: sí siento que es sobre ti, es TAN BÁSICO: ir a llorar sus penas y luego escribir de por qué su última novia fue una zorra.

—No creo que pueda calificar como tal.

—¿Y acaso importa? Lo seas o no, si estás en la mala lista de un varón, te va a nombrar así tarde o temprano.

No es como si Dalia no pensara que esas duras palabras fueran ciertas, pero hay verdades que se conocen a un nivel emocional, y no afloran al nivel racional hasta conversarlo en voz alta o meditarlo bien, y ambas chicas realizaron ambas acciones.

—Jamás pensé que alguien usaría la palabra "zorra" para referirse a mí —la morena comentó, menos con indignación, y más con resignación curiosa.

—Y yo jamás pensé en que me aceptaría como lesbiana... cielo santo —Jo apenas dio crédito a lo que acaba de liberar de su garganta—. Soy lesbiana... ¿soy lesbiana?

—Te gusta una chica: creo que esa es la definición, y no pienso que te refieras a ser oriunda de cierta isla griega.

—¿Puedo... puedo decirlo otra vez? —Jo inquirió, alzando su figura de su asiento—. ¿O sería demasiado?

—Fue demasiado el tiempo que esperaste en aceptarlo, mas bien.

—Soy... soy lesbiana. ¡Soy lesbiana! ¡Jaja! ¡Es... tan extraño! ¡Y tan... liberador! —saltó en júbilo un par de veces—. Es como si la pieza final del rompecabezas finalmente cayó en su lugar.

—¿Y puedo preguntarte una cosa? N-no quiero que te sientas obligada si sientes que mi duda es muy indiscreta.

—¿De qué trata?

—¿Cuándo supiste que lo eras?

—Acabo de aceptarlo.

—No, mira, eso ya lo sé, y lo sabes, pero no fue lo que pregunté; una cosa es el aceptarlo en voz alta, a plena consciencia, y tiene su reto, lo entiendo, lo entiendes. Pero... ¿cuándo eras niña, no pensaste "Oye, Hannah Montana me hace sentir rara"?

—¿Hannah Montana?

—¡Bueno, tú dime!

Josephine cruzó sus brazos, ladeó su cabeza y buscó y rebuscó entre sus recuerdos.

—No sentí algo por una chica, al menos eso creo —confesó—. Algunas me parecían bonitas, pero de la misma manera en que a veces veo a una modelo con un vestido que me quiero poner, o con un peinado que me quisiera probar. Harry... Harriet fue, es de verdad la única persona, chica o chico, con la que he querido estar de manera romántica... con todo y con que nunca decirle la verdad y luego pelearnos en una fecha de Navidad no cuenta como romance en realidad.

—No, no cuenta.

—Pero... Harriet fue... la llave de mi clóset. Y en realidad, las etiquetas me pondrían importar un maldito carajo: se siente bonito ser quién eres, amar a quién amas... y... si fuera chico, si fuera chica, o si YO fuera chico, o trans, o un ente sin cuerpo, ¡lo qué fuera! Harry... me seguiría volviendo igual de loca... cuando la veo tocar su guitarra... con su voz raspada... con sus camisas sin hombros...¡DIOS MÍO! ¡SIENTO LAS CATARATAS DEL NIAGARA EN MIS...!

—¡Ya, ya, no tienes que ser tan explicita! —Dalia exclamó con un colorado en su piel en todo poro posible—. ¡Dejalo para tus historias de Wattpad!

—¡Lo siento de verdad! —Jo contestó, con sus hombros agitados por una risa picaresca—. Me guarde tantas cosas. Y en realidad, ahora que lo medito bien, muchas apenas tomaron la forma correcta. Pero... la insulté, y si no quiere verme... si no desea ya tratar conmigo, puedo entenderla: le daré las gracias por ayudarme a definir quién soy, y por unos cuantos momentos estremecerme en cuerpo, alma, mente y corazón, y adem...

—¡Le gustas a Harriet! —Dalia le cayó la boca antes que siguiera parloteando conclusiones a su tragedia griega—. ¡Le gustas! ¡Siempre le gustaste!

—¿Le gusto?

—Hasta dónde sé, le gustabas... de ti depende decidir si esa flama sigue o no.

—Pero..

—¡Pero nada! —gritó la muchacha de lentes tras propinar una cachetada a las rosas mejillas de Jo—. ¡Pero...! ¡Carajo! ¡¿Por qué me dolió más a mí que a ti?!

—Dal, soy una anglo de 1.75; tú eres una asiática de 1.54... debiste calcular bien la fuerza.

—¿M-mides 1.75? —la morena pronunció apenada pero fascinada. 

—¡UNA LESBIANA A LA VEZ, DALIA! —Jo le gritó con sus manos en los hombros de su compañera de castigo—. Por ahora... oh, espera, algo no cuadra.

—¿Qué estoy tan desesperada por contacto humano que el sentirme tan cerca de alguien, sin importar su género, me emociona hasta el borde de las lágrimas?

—Dalia, necesitas terapia pero ayer, pero, no, lo que... ¿por qué te castigaron?

—Estaba tan enojada con Tyler y su canción que lo resolví del modo más civilizado en que pude pensar... le rompí su celular en la cabeza.

—¿Fue el modo más civilizado?

—¡EL MÁS CIVILIZADO EN EL QUE PUDE PENSAR! ¡QUÉ ORIGINALMENTE LE IBA A PATEAR EN LOS...!

—¡Vale, ya, que no hay que ser tan explicita! ¡Déjalo a MIS historias de Wattpad! 

—¡Pues igual! ¡No me importa esto, no pierdas el tiempo conmigo mujer! ¡La amas, te ama, ve por ella tigresa! ¡Dónde pisa una leona no deja huella una gatita!

—Total, ¿soy tigresa o leona?

—¡Lo que quieras! ¡Es tu momento!

—Sí... ¡sí, sí lo es! —Josephine asintió y vociferó.

Se acercó a la perilla de la puerta, y con ella en mano, giró su mirada hacía Dalia; ella le dio pulgares arriba, y armada de valor y un poco de lujuria, abrió la salida.

—El castigo todavía no finaliza, señorita Hoult —el profesor del lado del pasillo le informó.

—¡Oh, vamos! ¡Tengo algo muy, muy importante que hacer ahora!

—Estoy enterado... traté de que no, pero... no es un mal drama.

—¿Escuchó todo?

—Soy profesor de una escuela pública que usa carne de mapache para completar las hamburguesas y mi plan de retiro es una caja de habanos con un revolver y dos balas, ¡merezco al menos saber del chisme entre los alumnos, caray!

—No se trata de merecer, se trata de...

—¡Ayuda! ¡Ayuda por favor! —Jo escuchó reconociendo en instantes la voz en pedido de auxilio.

—¿Gail? ¿Gail, qué sucede?

Ante la urgencia de esos gritos, el profesor Kovacs acudió en dirección a la voz de su estudiante en apuros, y se hizo de la vista gorda con las reglas del castigo, dejando a Jo seguirlo.

—¿Gail? ¡¿Qué pasó?! —la rubia expresó en su andar, con premura en voz, andar y consciencia.

En el suelo, justo a las afueras de los tocadores para señoritas, vio a su amiga de rodillas, con la nariz sangrante y un par de moretones en el rostro.

—¡Me atacó! —Gail exclamó.

Josephine se arrodilló también y le ofreció su hombro de consuelo.

—¿Quién? —la rubia demandó.

Abigail extendió su brazo en dirección a la otra chica presente en esa sección del pasillo.

—¡Está mintiendo! —Harriet exclamó—. ¡Yo no le hice nada! ¡N-no podría!

—¡Señorita Milovic! —el profesor no podía disimular la furia en su voz—. ¡¿Está usted demente?! ¡¿Es responsable de esta agresión?!

—¡Se lo juro profesor, no fui yo!

—¡A la dirección! ¡AHORA MISMO! ¡Tiene muchas explicaciones que dar!

Entre tanto, Jo apenas podía consolar a su amiga caída; alzó su mirada en dirección a Harriet, con unos ojos salpicados en lágrimas llenas de cólera. Su corazón se hizo añicos, dándose cuenta que jamás iba a poder enamorarse de verdad de una salvaje y violenta llena de celos por lo que ella sentía era una amiga de verdad.

 —¡Jo, te lo juro! —Harry suplicó por atención de su amiga —. ¡No fui yo!

—¡Basta de tus mentiras, Harry, Harriet o cómo te quieras llamar! —Jo la confrontó, con sus dos cuerpos a centímetros entre sí—. ¡No quiero verte otra vez! ¡Y si te acercas a Gail o a mí, no respondo por mis actos!

—¡Pero..!

Y Harriet fue silenciada por una bofetada, tanto en labios, como en el acalorado corazón marchando a un ritmo frenético y confuso.

N/A: So, ¿qué tal va todo de ese lado? 

Antes que nada, quiero agradecerles porque incluso antes del episodio, "Harry & Jo" superó las 6 mil lecturas. Estamos a 60% del camino a las 10 mil. Hace años que no llego a esos números, todavía no llego, pero si lo hago, será por su apoyo.

Punto número 2: al día que escribo esto, 3 de abril, es mi cumpleaños, así que cualquier felicitación se agradece UwU.

Pasemos a la pregunta de la semana: ¿de niños tenían algún crush famoso? El mío era Debbie Gibson... eh, no googleen eso, les dará una idea de mi edad.

Shalom comodoros. 

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