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By raquellu47

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Todas las personas nacen con un reloj en el interior de su muñeca derecha que marca cuánto tiempo falta hasta... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14

Capítulo 15

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By raquellu47

A/N: Tenéis que darle las gracias a mi madre. Ella ha sido la razón de que este capítulo exista tan pronto porque, de alguna forma misteriosa, desbloqueó mi bloqueó mental.

La canción de este capítulo es "Finally/Beautiful Stranger", de Halsey. Una maravilla de canción, de álbum, y de mujer. Y la actuación de Beca está inspirada por la actuación de Halsey en Saturday Night Live, por si queréis echarle un vistacillo ;)

***

Aubrey no dice nada en el siguiente ensayo, ni siquiera da señales de ser consciente de que todas están esperando algo de ella.

- Bellas, quiero ver vuestras coreografías – dice con dos palmadas nada más las chicas han terminado de dejar sus bolsas en las gradas.

Se hace un incómodo silencio en el auditorio durante el cual nadie se mueve.

Chloe tuerce la boca, decepcionada, y las Bellas parecen inseguras de si deben obedecer o decir algo.

Beca es la única a la que no ha cogido desprevenida la obvia omisión de Aubrey, porque ya tenía sus sospechas de que, si al final Aubrey le pide ayuda con la música de la actuación, no lo va a hacer delante de las Bellas.

Ya sería suficientemente duro para la rubia tener que tragarse el orgullo para admitir que necesita ayuda, como para añadirle audiencia.

Si ya hubiera tomado una decisión, Beca está bastante segura de que primero habría pedido que se vieran a solas, o como mucho con Chloe presente, antes de hacerlo público.

La capitana no parece darse cuenta del dilema de las Bellas, absorta en las hojas que lleva enganchadas a una tablilla de plástico, y al levantar la mirada se sorprende al ver que nadie se ha movido de su sitio.

- ¿Qué hacéis ahí paradas? – exclama –. ¡El tiempo corre, Bellas! – se señala la muñeca en la que no lleva reloj alguno.

Las chicas se giran hacia Beca, como buscando su permiso para romper filas o a la espera de un gesto que declare que está lista para ir a la batalla y ellas preparadas para seguirla hasta el fin del mundo.

Pero Beca solo se encoge de hombros, y eso parece ser suficiente para ellas porque se dispersan para encontrar cada una un sitio frente al espejo.

Aubrey empieza a contar para marcarles el ritmo de cada paso y Beca se apresura para ponerse en el último espacio que queda, al fondo del todo. Observa a Denise por el rabillo del ojo y se une a la coreografía en el movimiento correcto.

En el reflejo del espejo puede ver a Chloe un poco más atrás mordiéndose el labio inferior con el ceño fruncido.

La pelirroja se da cuenta de que la está observando y suaviza su expresión, como si estuviera intentando ocultar el hecho de que está preocupada o decepcionada por la falta de acción de su mejor amiga.

Mientras Aubrey se pelea con Amy la Gorda para que deje de improvisar los movimientos, Beca ve el reflejo de Chloe acercarse a ella por la espalda.

Sus miradas conectadas, sus brazos rodean a Beca por ambos lados, acarician sus tríceps hasta curvarse bajo sus codos para pegarlos a sus costados. Si parece que le está ayudando con la coreografía nadie sospechará que en realidad es solo una excusa para hablar.

Y que cada gesto esté cargado de electricidad, eso es algo que solo notan ellas.

- Lo siento – se disculpa la pelirroja en un murmullo que suena tan cercano a su oído que Beca tiene que reprimir un escalofrío –. Pensé que...

La morena sacude la cabeza en una negativa y deja que Chloe guíe en los siguientes pasos.

- No pasa nada – le tranquiliza.

Una de las manos de Chloe acuna su mandíbula, empujando suavemente para que estire el cuello. Pero, al retirarse, sus dedos no se despegan de su piel y se deslizan por la curva de su cuello como ríos de lava.

No hay forma alguna de que Beca sea capaz de disimular el pico en su respiración o la exhalación que escapa de entre sus labios.

No cuando Chloe está fusionada a su espalda y puede sentir cada expansión y contracción de sus costillas.

Y Beca sabe que lo ha oído porque puede ver sus ojos destellar en el espejo, sus dedos temblar como si estuviera intentando contener las ganas de repetir el gesto para escuchar una vez más la reacción de Beca.

- Tú solo... – la pelirroja se interrumpe a sí misma para aclararse la garganta con un carraspeo al escuchar lo espesa y ronca que le ha salido la voz –. Dale un poco más de tiempo – pide.

Beca solo puede asentir a modo de respuesta.

El calor corporal de Chloe, casi asfixiante, es sustituido por una brisa fresca que hace que la piel de Beca se erice cuando la pelirroja desaparece de golpe para ir a ayudar a otra Bella.

El cuerpo de Beca se estremece al coger una respiración temblorosa y la suelta en un suspiro de alivio, porque no sabe qué habría hecho si Chloe se hubiera quedado tan solo un segundo más.

Al alzar la mirada, se cruza con los intensos ojos azules de Chloe clavados en ella a través del espejo y sabe Chloe estaba sintiendo lo mismo.

***

- ¡Ey!

Beca alza la mirada del email que está leyendo en su iPhone al escuchar la llamada de atención, pero antes de poder girarse a comprobar si va dirigida a ella, Chloe la alcanza en el pasillo.

- Oh, hola – saluda, algo sorprendida –. ¿Tienes clase en este edificio?

- No, en realidad te estaba esperando a ti – Chloe se fija entonces en el email que Beca todavía tiene abierto en el móvil y los restos de profunda concentración que quedan en su rostro –. ¿Todo bien?

El ceño de Beca se frunce un instante, confusa, hasta que Chloe hace un gesto con la cabeza hacia el iPhone que sujeta con agarre de hierro en su mano izquierda.

- Ah, sí – tranquiliza con una risa –. Solo estaba comprobando que tuviera listo todo lo que me pidieron que trajese a la entrevista – palmea la funda del portátil que cuelga de su hombro.

Chloe asiente.

- Hablando de tu entrevista... – comenta –. Espero que no te importe, pero...

- Esa nunca es buena forma de empezar una frase – le interrumpe Beca con una sonrisa burlona.

La respuesta de Chloe es poner los ojos en blanco e ignorarla por completo.

- He mirado en Google Maps dónde está la discográfica y es un edificio en medio de un parque industrial. ¿Cómo piensas llegar hasta allí?

- Iba a pedir un Uber – Beca se encoge de hombros y, cuando el gesto causa que la funda de su portátil resbale, alza una mano para recolocarla –. ¿Por qué? ¿Quieres dejarme tu coche?

Se muerde la lengua al sonreír para demostrar que solo está de broma, observando a Chloe con la cabeza ladeada.

- Tengo una propuesta incluso mejor – rebate la pelirroja y su azul bebé resplandece con diversión contenida.

- ¿Incluso mejor? – exclama Beca, arqueando mucho las cejas y abriendo la boca en todo un show de sorpresa.

- Te ofrezco mis servicios completos como chófer – Chloe finge quitarse una gorra invisible.

- ¿En serio? – esta vez, la morena no necesita fingir su sorpresa porque es sincera –. Pero mi entrevista es en medio de la tarde, ¿no te coincide con alguna clase?

Chloe esboza una amplia sonrisa torcida.

- Lo bueno de tener asignaturas como Literatura Rusa es que... – alza una mano, en la que sujeta un manoseado y viejo ejemplar de "Ana Karenina" –, puedo llevarla conmigo a todos lados – termina con un guiño.

Beca suelta una risa y sacude la cabeza.

- Bueno, en ese caso... ¿Quién soy yo para negarme?

- ¡Perfecto! – celebra Chloe con una radiante sonrisa.

Alarga la mano en la que sujeta el mando a distancia del coche y presiona el botón de abrir. En el aparcamiento, unos metros más allá, su Ford cobra vida con un destelleo de las luces intermitentes.

- Espero que seas mejor guía que patinadora sobre hielo – pica Chloe, lanzándole una mirada traviesa a Beca por encima del techo del coche.

- ¡Oye! – protesta la morena.

Pero Chloe no la escucha porque ya se ha agachado para meterse en el interior del coche.

***

- Vale, ahora en el siguiente cruce, a la derecha – indica Beca, alternando la mirada entre Google Maps y la carretera por la que circulan.

Chloe sigue sus instrucciones al pie de la letra y toma el siguiente giro a la derecha, entrando en una calle flanqueada por almacenes blancos sin indicativo alguno.

- Se supone que es ese edificio de la esquina – murmura Beca, pensativa, señalando a través de la ventanilla subida de Chloe.

La pelirroja lleva el coche al ralentí, aprovechando que el parque industrial está completamente desierto, y ambas se inclinan un poco hacia delante para poder observar mejor el edificio de ladrillo blanco.

- ¿Estás segura? – pregunta Chloe y dando voz a las dudas de Beca –. No nos habrás perdido, ¿verdad?

- ¡Es lo que dice Google! – se defiende Beca –. Solo estamos en la parte trasera del edificio – observa tras escudriñar atentamente el mapa que aparece en su iPhone.

Chloe ríe, pero se muerde la lengua y se abstiene de hacer más comentarios.

Enfila la siguiente calle que aparece por su izquierda y, al llegar al final de ese lateral del edificio, ambas ven el logo gris impreso sobre la pared de ladrillo: Residual Heat recording studio.

Justo en ese momento, la voz alegre de la asistente de Google Maps salta desde los altavoces del móvil de Beca.

- Ya ha llegado a su destino – informa.

- Vaya, ¿has escuchado eso? – se burla Beca con una mirada desafiante hacia su chófer –. Hemos llegado a nuestro destino.

Chloe no responde al ataque, simplemente sonríe y detiene el coche en la acera opuesta tras comprobar que no hay ninguna señal que prohíba aparcar ahí. Echa un vistazo a la hora en el salpicadero y se recuesta en su asiento.

- ¿Te han dicho cuánto durará aproximadamente? – inquiere.

Beca niega con la cabeza mientras recoge su bolsa del portátil del suelo del coche.

- ¿Tienes planes o algo? – pregunta a su vez de manera distraída.

- Nope, hoy estoy a tu total y más completa disposición.

La sonrisa de Chloe se ilumina cuando Beca tira del manillar de la puerta y las luces interiores se encienden. Su puerta se abre con un chirrido metálico y entra una ráfaga de viento frío que se lleva el calor de la calefacción.

Beca cierra la puerta tras ella con un empujón de cadera y saca su móvil para ponerlo en silencio mientras espera a escuchar el otro golpe que indique que Chloe también ha salido del coche.

Se despista al ver todos los mensajes que llenan su pantalla de bloqueo, y navega con el pulgar por ellos, sin abrirlos.

Aubrey Posen (hace 4 min): Beca, me gustaría hablar contigo esta tarde

Aubrey Posen (hace 4 min): Sé que tienes hoy la entrevista de modo que quizá cuando salgas?

Aubrey Posen (hace 4 min): Llámame cuando puedas y lo dejamos fijado

Stacie (hace 5 min): MUCHA MIERDA EN TU ENTREVISTA!!!

Cynthia Rose (hace 7 min): Suerteeee ;)

Jesse (hace 11 min): BECAAAWWWWW

Jesse (hace 11 min): No te he visto al salir de clase :(

Jesse (hace 11 min): Pero bueno, mucha suerte en tu entrevista!!!

Jesse (hace 11 min): Aunque no la necesitas ;)

Jesse (hace 11 min): Si la cosa se tuerce siempre puedes ponerte a rapear!!! ;P

Bufa una risa al acabar de leer los mensajes del Treble, y se guarda el iPhone en el bolsillo trasero de sus pitillos negros. Se da cuenta de que Chloe no ha salido del coche todavía y golpea la ventanilla del copiloto con el ceño fruncido.

La pelirroja alza la mirada del libro que ya tiene abierto en el regazo y se inclina por encima del freno de mano para llegar a la manivela de la ventanilla.

El mecanismo es viejo y Chloe no está en la mejor de las posiciones, de modo que le cuesta un poco. Los músculos de sus brazos se marcan contra la fina tela de su jersey ante el esfuerzo, pero lentamente el cristal se desliza con un silbido hasta la mitad.

Beca se inclina hacia delante para poder ver a Chloe.

- ¿Qué haces? – pregunta.

- ¿Qué haces tú? – responde Chloe –. Vas a llegar tarde a tu entrevista.

La morena hace caso omiso.

- ¿No pretenderás quedarte aquí esperando? – la pelirroja se encoge de hombros como si no fuera para tanto, y Beca hace chascar su lengua con exasperación –. ¡Chloe!

- ¿Qué? – ríe ella –. Qué más da...

- ¡Te vas a quedar congelada!

- Oh, venga – Chloe pone los ojos en blanco –. Tampoco hace tanto frío.

- No te voy a dejar aquí fuera sola – se niega Beca rotundamente, cruzándose de brazos.

Chloe echa la cabeza hacia atrás y deja escapar un largo "ugh" de lo más profundo de su garganta, pero termina por rendirse y saca las llaves del contacto. Coge su ejemplar de Ana Karenina, su chaqueta, y sale del coche.

- Mira que eres cabezota – murmura, fingiendo estar exasperada pero en realidad tiene que contener una sonrisa.

- Lo mismo digo – responde Beca.

Caminan juntas hasta las altas puertas acristaladas que decoran la parte frontal del edificio, revelando la recepción de cálida madera que aguarda en su interior.

Las puertas zumban y Beca se da cuenta de que la recepcionista está presionando un botón para que puedan abrirlas, de modo que se apresura a tirar de una de ellas, dejando que Chloe entre primero.

- Buenas tardes – saluda la recepcionista con una sonrisa cordial.

- Hola – saluda Chloe.

- Buenas – dice Beca –. Tengo una entrevista ahora a las seis con Samuel Johnson.

La mujer asiente y descuelga un teléfono, marcando un código de números.

- Ahora mismo le aviso de que has llegado – dice mientras se coloca el auricular entre el hombro y la oreja.

Beca aprovecha para inspeccionar el interior del edificio.

La mesa de la recepcionista marca un claro límite, ya que para acceder al resto de la recepción hay que sobrepasar unos tornos de seguridad. Unas elegantes escaleras suspendidas de madera conducen a lo que Beca solo puede suponer que son los estudios.

- Baja alguien a buscarte – informa la recepcionista, colgando el teléfono –. ¿Me dejáis vuestros carnés de identidad un momento, por favor?

La mujer solo les echa un vistazo para teclear sus nombres dentro del sistema y a continuación coge dos tarjetas blancas que cuelgan de unas tiras de tela para que las puedan llevar colgadas al cuello.

- Estos son vuestros pases de invitados – indica con una mano los tornos que hay al lado de su mesa –. Los pasáis por el escáner y ya podéis entrar.

Beca y Chloe siguen sus instrucciones y ambos tornos ceden con un pitido.

En ese momento, las puertas del ascensor metálico que hay justo al lado de las escaleras suspendidas se abren con un plin y un joven con gafas negras de pasta y el afro corto sale de él con aspecto algo distraído.

- ¿Beca? – inquiere. La presencia de Chloe solo parece confundirle más y frunce el ceño, revisando su tablet –. ¿Y tú eres...?

- Nadie – responde Chloe de manera instintiva con una sonrisa nerviosa.

- Viene conmigo – explica Beca al mismo tiempo –. No quería que se quedase fuera ella sola.

- Aah – el chico asiente, comprensivo –. ¿Barbs?

La mujer de la recepción se levanta de su silla y se acerca a ellos al ser llamada.

- ¿Puedes instalar a la amiga de Beca en la sala de conferencias B?

Señala con la parte trasera de su bolígrafo para tablets hacia una habitación con paredes hechas completamente de cristal al fondo de la recepción, oculta tras un panel de madera.

- No tardaremos mucho, pero si necesitas cualquier cosa se lo dices a Barbs – dice el chico, dirigiéndose a Chloe.

- Tomaos el tiempo que sea necesario, por mí no os preocupéis – la pelirroja sonríe y empieza a caminar de espaldas hacia la sala de conferencias.

El chico se da la vuelta, mirando algo en su tablet, y Beca aprovecha para intercambiar una última mirada con Chloe.

La pelirroja alza sus pulgares y le desea suerte sin decirlo en voz alta con una sonrisa llena de confianza. No es mucho, pero Beca siente los nudos de su estómago aflojarse un poco y la siguiente respiración es más fácil.

Cuando se gira otra vez para mirar hacia delante, Beca se da cuenta de que ella se ha estado dirigiendo inconscientemente hacia las escaleras mientras que el chico está esperando a que las puertas del ascensor se abran.

- Oh, vamos por el ascensor – murmura, algo azorada, y se apresura a ponerse al lado de su guía.

- Ah, sí. Es difícil subir por las escaleras con pitillos apretados – responde el chico, señalando la tela mostaza de sus pantalones –. Soy Dax, por cierto.

Le sonríe y ofrece un puño para que Beca lo choque con el suyo.

Beca no entiende qué está ocurriendo.

- Entonces... – empieza a preguntar, dudosa –. ¿Eres tú quien me va a hacer la entrevista?

- Oh, no, eso sería un desastre – responde Dax entre risas –. Sammy estaba en medio de una llamada y me ha mandado a buscarte – se acerca a Beca con aire confidencial –. Al parecer, a Kanye no le gusta que cuelgue primero alguien que no sea él.

- Ah – Beca asiente como si supiera perfectamente de lo que le está hablando, pero en realidad tiene la impresión de que todo está siendo parte de un sueño febril.

Salen del ascensor en el segundo piso, y caminan por pasillos decorados con posters de todos los artistas que han trabajado con la discográfica. Se paran frente a una puerta negra a la que Dax llama con un golpeteo de nudillos.

Pasan unos segundos antes de que reciban luz verde para entrar y Dax abre la puerta, indicándole a Beca que se esté callada llevándose un dedo a los labios.

Beca entra en un amplio despacho con vistas al parque industrial y las luces lejanas de la ciudad, presidido por una gran mesa de caoba tras la que está sentado un hombre hablando por teléfono mediante un dispositivo manos libres de esos que se enganchan en la oreja.

Tiene los pies sobre la mesa, las Air Jordan impolutas como si las acabara de sacar de la caja, y lleva unas amplias gafas de sol puestas a pesar de estar en el interior y que ya haya anochecido.

Juega a dar vueltas entre sus manos una pelota de fútbol americano, y alza el índice en una señal de que esperen un momento a que acabe la llamada.

- Exacto, exacto – dice –. Me alegro, hermano. Oye, tengo que dejarte que... – se interrumpe para escuchar y suelta una ruidosa carcajada –. Sí, exacto, algunos trabajamos. Nos vemos el domingo en casa de Chance, ¿no?

Espera a la respuesta, sonriendo.

- Perfecto, tío. Venga, hasta luego.

Pulsa un botón en el pinganillo y se lo desengancha de la oreja mientras quita los pies de la mesa. Se fija en ellos por primera vez desde que han entrado en su despacho y, por un momento, casi parece que les va a preguntar qué hacen allí.

Pero con una mano se empuja las gafas de sol hasta que reposan sobre la punta de su nariz y clava a Beca con una mirada fija.

- Bethany, ¿verdad?

Su tono suena retórico, pero Beca siente el impulso irrefrenable de corregirle.

- Eh... Es Beca, en realidad – dice con la garganta seca.

- ¿Becky? – pregunta él llevándose una mano a la oreja.

- Beca – repite la morena.

- Beca.

Y parece que, aunque se hubiera vuelto a equivocar, no iba a aceptar más correcciones porque se coloca correctamente las gafas de sol y se levanta de la silla, dando el tema por zanjado. Rodea la mesa para tomar asiento en la parte delantera.

- Bien, Beth – proclama, y Beca no sabe si le está tomando el pelo o realmente es así de despistado con los nombres –. ¿Sabes por qué estás aquí?

Por el rabillo del ojo, la morena le lanza una mirada interrogante a Dax, quien simplemente sacude la cabeza como diciéndole que ni se moleste en intentarlo.

- Um, mi jefe en WBUJ dijo que habías escuchado uno de mis mixes en la radio y te había gustado.

- ¡Correcto! – exclama, chascando los dedos y señalando a Beca con el índice –. Me gustó lo que escuché. Lógicamente, tengo... – se interrumpe a sí mismo y emite un "mmm" pensativo como si estuviera intentando recordar.

Una de sus manos se cruza sobre su pecho, la otra se alza en el aire, los dedos estirados, y hace girar su muñeca igual que si tratase de poner la combinación de una cámara acorazada invisible.

- Tengo algunas sugerencias y correcciones – continúa –. Pero siempre tengo sugerencias y correcciones, ¿verdad, Dax?

El joven suelta una risa, aunque parece nervioso por tener la atención de Sammy sobre él.

- Siempre – asegura.

- A no ser que seas Beyoncé – Sammy se ríe de su propio chiste.

- Ha, claro – dice Beca y espera que su sonrisa no delate lo forzada que es y lo confundida que se siente.

A ella nadie le avisó de que su posible futuro jefe es el Sombrerero Loco de Alicia en el País de las Maravillas.

- ¿Qué estás haciendo ahora, Betty? – pregunta Sammy.

- Erm... ¿Qué... estoy...? – repite Beca lenta y llena de duda, porque no entiende qué respuesta busca. Las gafas de sol ocultan sus ojos por completo y es difícil descifrar sus expresiones.

- Sí, ¿qué haces? – le insta él, girando una mano para indicarle que se dé brío –. Con tu vida – añade.

- Ah – Beca casi suspira de alivio cuando por fin entiende su pregunta porque odia quedar de tonta –. Estoy estudiando en la universidad de Barden.

- ¿Algo relacionado con música?

- Todavía no me he decidido, estoy en el primer año – admite con un encogimiento de hombros avergonzado.

- No – Sammy sacude la cabeza –. ¿Haces algo relacionado con música? – vuelve a preguntar para que quede más claro.

- Oh...

Beca suelta una risa nerviosa al darse cuenta de su error, pero es que el hombre habla como si todo el mundo pudiera oír sus razonamientos y supieran exactamente qué está pensado en cada momento.

Y aunque Beca no tiene ni idea de a dónde está mirando porque los cristales de sus gafas de sol son totalmente impenetrables, siente la intensidad de su mirada en ella todo el rato.

Se pasa la lengua por los dientes frontales y se rasca tras la oreja derecha.

- Bueno, como ya sabes, trabajo en la emisora de radio del campus – dice señalando a Sammy con una mano –. Me encargo del turno de noche cuatro veces por semana y, um...

Beca duda.

No sabe si mencionar a las Bellas va a ser un punto a su favor o en su contra. Porque quizá en Barden estar en un grupo de a cappella supone ser de la élite, pero en el resto del mundo la a capella es de.... Bueno, de perdedores.

Pero supone que, al fin y al cabo, está relacionado con la música.

- Estoy en un grupo de a capella, las Bellas de Barden.

Eso hace que Sammy se pause un segundo y desliza las gafas de sol hasta la punta de su nariz una vez más para observar a Beca con ojos escépticos.

- ¿A cappella? – pregunta.

- Es... – Beca esboza una sonrisa incómoda que es todo dientes –, una larga historia.

El hombre parece aceptar esa respuesta y no pide más explicaciones, ocultando sus ojos tras las lentes negras.

- ¿Educación musical?

- Nada oficial – una ceja espesa se arquea y Beca se apresura a aclararlo –. No he ido al conservatorio ni nada parecido. Mi madre era profesora de música, ella me enseñó solfeo y a tocar el piano.

Beca espera, pero Sammy no parece tener intención de ir a decir nada más, como si la respuesta que le ha dado no fuera suficiente o estuviera esperando que la morena declarase que era broma y se sacase un diploma de Juilliard de la manga.

- Um, luego aprendí por mi cuenta a tocar la guitarra y a mezclar música.... – empieza a decir por pura ansiedad, pero su voz va perdiendo fuerza hasta que se apaga por completo.

Presiente que ha perdido el interés de Sammy, y se le forma un nudo en la garganta.

Sammy junta los dedos pulgares y los índices de cada mano para formar un triángulo en el que encaja la barbilla, pensativo.

- Mira, Bella, tienes buen oído. Lo demostraste con el mashup de la radio – concede inclinando la cabeza hacia delante –. Claro que, cualquier crío con buen oído y un portátil puede hacer mashups – apunta a con el triángulo de sus manos como si fuera un arma –. Dax puede hacer eso.

El joven sonríe y asiente, pero luego parece darse cuenta de que era un ataque camuflado en halago y frunce el ceño.

- Estaría bien si quisieras triunfar como DJ en pleno desierto, pero si quieres que ponga "productora musical" – Sammy dibuja líneas con sus índices –, en tus formularios de Hacienda debes tener una voz propia... ¿Lo pillas?

Beca asiente y traga saliva, sin entender del todo de dónde está viniendo esta regañina.

- También... También tengo cosas compuestas por mí – ofrece la información sin saber muy bien si va a conseguir salvar la situación o no.

Pero sus palabras hacen que Sammy levante la cabeza rápidamente y vuelva a fijarla con su mirada, inclinado hacia delante en el borde de la mesa.

- ¿Tienes material original? – pregunta, y aunque sus ojos están ocultos Beca casi puede ver el destello de interés en ellos.

- Um, sí – desprevenida, Beca suena menos segura de lo que le gustaría. Agacha la cabeza para rebuscar en los bolsillos delanteros de la bolsa de su portátil –. De hecho, me pidieron que trajera una muestra... – explica mientras sus dedos intentan no enredarse con los cables que tiene por ahí guardados.

Las yemas de sus dedos rozan el frío del metal del USB lleno de sus canciones y se cierran en torno a él para sacarlo. Tiene que sacudir la mano para librarse de un cable que se ha enganchado en su brazalete, pero por fin enseña el pen drive con un gesto triunfal.

- ¡Ah, magnífico! – exclama Sammy al cogerlo.

Por un momento, Beca piensa que se va a poner a escucharlo ahí mismo y siente ganas de que la tierra la trague, pero el hombre simplemente lo tira sobre su mesa de caoba y parece olvidarse de su existencia al instante.

- Bien, esta es la situación, Barbara – expone Sammy extendiendo ambas manos en el aire –. Creo que tienes potencial, y con tu material original lo has vuelto a demostrar.

Beca aprieta los labios en una fina línea para no comentar lo obvio: Sammy ni siquiera ha escuchado su material original.

- Quiero ofrecerte un puesto como becaria durante el verano.

La morena abre la boca para reaccionar, pero Sammy alza un dedo para que se contenga.

- No te voy a mentir, te tocará repartir burritos y servir cafés – advierte lanzándole una mirada por encima del borde de sus gafas de sol.

Alarga un brazo hacia atrás para coger la pelota de fútbol americano que había dejado sobre la mesa y curva sus manos sobre la piel rugosa.

- Pero también podrás asistir a las reuniones y las sesiones de grabación con artistas – continúa –. Y esperaré que participes y propongas ideas.

Ofrece la pelota con una sola mano enganchada en uno de sus extremos.

- Así que, ¿qué me dices? – pregunta arqueando las cejas.

***

Beca baja sola a la recepción, pero vuelve a usar el ascensor porque le tiemblan las piernas y se ve capaz de meter un pie en algún hueco de las escaleras suspendidas y liarla parda.

Una vez las puertas metálicas del ascensor se cierran, convierte una de sus manos en un puño y lo agita en un gesto de victoria. Hace un pequeño baile de celebración, aprovechando que este es el único momento de la tarde en el que va a estar sola.

Cuando el ascensor se detiene en el piso cero y las puertas se abren con un plin, Beca ya se ha sacado la excitación hilarante del sistema y sale a la recepción con aspecto compuesto.

Puede ver en seguida a Chloe sentada en una silla baja en la sala de conferencias, de cara a la pared de cristal que da a las escaleras para que nadie la pille por sorpresa, y absorta en el libro que está leyendo.

Una de sus manos pellizca su labio inferior, su ceño fruncido en concentración, y Beca desearía poder quedarse contemplándola un rato más pero la puerta de cristal de la sala de conferencias está abierta y Chloe escucha el plin del ascensor.

Alza la mirada y su rostro se llena de expectación al ver a Beca ahí parada. Salta de la silla y prácticamente sale corriendo de la sala, apenas parando para coger su chaqueta del respaldo.

- ¿Y bien? – pregunta desde la distancia que acorta a paso rápido.

Beca mantiene su expresión neutra, pero vuelve a notar las burbujas incontrolables de felicidad bullir en su pecho y sabe que no va a conseguir mantener la fachada por mucho tiempo.

- Oh, bien – dice con indiferencia, encogiéndose de hombros –. Me han ofrecido unas prácticas para el verano.

Puede ver que Chloe se pausa un segundo, tratando de procesar la información porque el tono empleado lleva a pensar que es algo malo o sin importancia. Parpadea y su marcha hacia Beca pierde algo de su energía.

Y es entonces cuando Beca no puede más y una amplia sonrisa se expande por su rostro de oreja a oreja.

Chloe reacciona de inmediato: deja escapar el grito que Beca en su momento tuvo que tragarse, y corre el resto de la distancia que queda entre ellas para lanzarse a sus brazos.

Sus cuerpos colisionan, y el quejido de Beca ante el golpe se convierte en un jadeo airado. Chloe enrosca sus brazos alrededor de su cuello, riéndose en su oreja y murmurando felicitaciones que la morena apenas es capaz de entender.

Tarda un poco, pero sus manos caen en los costados de Chloe y, tras solo un instante de duda, las desliza alrededor de su espalda para devolverle el abrazo.

Su momento se ve interrumpido cuando alguien se aclara la garganta de manera muy obvia, claramente tratando de llamar su atención, y Chloe suelta un poco el agarre de sus brazos en el cuello de Beca para poder mirar por encima del hombro.

La recepcionista las está observando sin ningún rastro de emoción clara en su rostro.

- Voy a necesitar vuestros pases de vuelta – pide señalando a la tarjeta que cuelga de su propio cuello para que las chicas sepan a qué se refiere.

- Oh, claro – dice Chloe, dando un paso atrás y rompiendo el abrazo por completo.

La mujer espera a que pasen una vez más por los tornos y recoge sus pases de invitados con una sonrisa cordial.

- ¿No te ha parecido algo robótica? – pregunta Beca en un susurro mientras cruzan la recepción hacia la salida.

- No sé – responde Chloe en el mismo tono, tirando de la puerta de cristal cuando zumba el timbre –. Pero una cosa está clara...

Ambas se giran a lanzarle una última mirada a la recepcionista, quien se despide de ellas con un gesto de mano a través de la puerta de cristal mientras esta se cierra a sus espaldas. Chloe y Beca devuelven el saludo con sonrisas falsas.

- Deben de tener muchos invitados para tener tanta prisa por recuperar los pases – termina de decir Chloe con humor en la voz.

Beca se echa a reír.

***

La morena tarda un poco en darse cuenta, distraída por la dulce voz de Chloe cantando a la vez que las canciones de la radio.

Ve la salida que hay que coger para desviarse a Barden cada vez más cerca por su derecha, pero Chloe mantiene el coche recto en el carril central de la autopista hasta que pasan de largo por delante de ella.

Beca gira la cabeza para mirar por su ventanilla cómo la dejan atrás rápidamente, y se abstiene de hacer comentario alguno porque Chloe sigue cantando como si nada hubiera pasado.

A lo mejor hay una segunda salida que ella no conoce, o Chloe simplemente se ha despistado y ha preferido seguir recto antes que hacer una maniobra brusca que pueda provocar un accidente.

Sin embargo, siente que por lo menos debe decir algo cuando Chloe abandona la autopista por la siguiente salida y empieza a callejear por las calles de un barrio completamente desconocido para Beca.

- ¿Debería preocuparme que me estés secuestrando? – pregunta con tranquilidad y una sonrisa.

Chloe ríe, pero al ver cómo se muerde el labio inferior Beca empieza a sospechar que algo está pasando de lo que ella no está enterada.

- ¿Qué? – se sienta más recta en el asiento y tira del cinturón para que no le roce en el cuello.

- No te enfades – pide Chloe, aunque no se la ve muy preocupada por la posibilidad de que Beca vaya a hacerlo.

- ¿Qué has hecho? – Beca entorna los ojos.

- Nada – aclara con una risa –. Nada malo – le lanza un guiño travieso –. Las chicas estaban muy insistentes con ir a una de las noches de open mic de The Corner, así que organicé ir a tomar algo con ellas para celebrar las buenas noticias.

Beca se queda en silencio, el ceño fruncido.

- ¿Cuándo has tenido tiempo...? – exclama con confusión.

Chloe no responde, solo tuerce la boca y, de alguna forma, esa es toda la respuesta que Beca necesita.

- Ya lo tenías planeado de antes – murmura en voz alta. La pelirroja hace una mueca para que Beca sepa que su deducción es correcta –. ¿Y si la entrevista no hubiera ido bien?

- Bueno, supuse que, a unas malas, podíamos beber hasta olvidar las penas. Pero sabía que eso no iba a pasar – dice Chloe con simpleza, encogiéndose de hombros.

La morena resopla una risa.

- Pero, ¿por qué iba a enfadarme? – pregunta de repente al recordar lo que le había dicho Chloe.

La pelirroja suspira y sus hombros se hunden un poco.

Parecía que hubiera estado deseando que Beca se olvidara de esa parte de la conversación para así librarse de tener que dar respuestas que, claramente, no le apetece dar.

- Porque hay un motivo oculto detrás de todo esto – explica agitando una mano en el aire que luego devuelve al volante para girar –. Sé que mañana es tu cumpleaños.

Beca abre la boca para protestar, pero se da cuenta de que no sabe qué decir exactamente.

- Lo pusiste en tu ficha de las Bellas – igualmente, Chloe responde a la pregunta no echa –. Y veía que no tenías intención de decir nada, así que decidí hacer algo. La entrevista solo me dio la excusa perfecta.

La morena no tiene tiempo para procesar cómo le hace sentir todo esto que acaba de descubrir, porque Chloe frena el coche y empieza a maniobrar para meterlo en un espacio de aparcamiento.

En la acera opuesta, un poco más atrás, Beca puede ver el bar con su pizarra ya colocada frente a la puerta anunciando a los transeúntes las noches de Open Mic.

Baja del Ford a la vez que Chloe, pero la pelirroja, en vez de reunirse con ella para ir hasta el semáforo y cruzar, se detiene un instante para abrir el maletero. De su interior saca una funda de guitarra que Beca reconoce inmediatamente.

Debe de emitir algún tipo de sonido, porque Chloe alza la mirada y tuerce la boca en una mueca de disculpa.

- Kimmy Jin me abrió la puerta – dice guiñando los ojos.

- ¿Algo más que deba saber? – con algo de fastidio, Beca le arrebata la guitarra y se la cuelga del hombro.

- Las chicas quieren que cantes algo tuyo – contesta la pelirroja y luego alza las manos en un gesto de paz –. Pero prometo que esa es la última de las sorpresas.

Beca suspira y cruza los brazos en el pecho, caminando sola hasta el semáforo para hacer que Chloe se tenga que ganar el ir a su lado.

Con la mirada firme en el hombrecito rojo que prohíbe que crucen, Beca parece cabreada. Pero en realidad, no sabe muy bien cómo sentirse más allá del ligero fastidio provocado por no saber que todo esto estaba ocurriendo a sus espaldas y ella no tenía ni la más mínima idea.

No está acostumbrada a que su cumpleaños sea un gran evento que merezca ser celebrado.

Lo habitual es que su padre pidiera hacer una cena familiar que al final siempre acababa en una gran pelea con gritos y portazos. Ni siquiera llegaban a sacar la tarta de la nevera, y solía aparecer en la basura a la mañana siguiente.

No había regalos, ni cánticos, ni besos. Todo eso se acabó cuando murió su madre.

- Hace años que no celebro mi cumpleaños – dice al final en voz baja mientras esperan a que cambie el semáforo.

El hombrecito rojo se apaga y, en su lugar, se enciende el verde con un pitido como el piar de pájaros. Beca echa a andar sin previo aviso, sin preocuparse por dejar a Chloe atrás porque sabe que no la pelirroja no va a dejar que pase.

- Lo imaginaba – asiente Chloe, apresurándose para seguir su ritmo –. Por si sirve de algo, las chicas no tienen ni idea.

Eso hace que Beca se pare de golpe, pero la pelirroja abre los ojos con alarma y tira de su brazo hasta que ambas están sanas y salvas en la acera.

- ¿Solo lo sabemos tú y yo? – pregunta Beca, fingiendo que no ha estado a punto de provocar que las atropellen.

- Sí – le asegura Chloe –. Supuse que no querías que nadie lo supiera, así que creen que todo esto es por tu entrevista.

La morena resopla y se gira hacia Chloe con las manos alzadas, pero indecisas. Quiere agitarlas en puños y a la vez usarlas para atrapar la cara de Chloe y enseñarle sin usar palabras todo en lo que está pensando.

Al final, caen sobre la pechera de la cazadora de la pelirroja y se crispan alrededor de la tela.

- Te juro que... – agita la cabeza, resoplando una risa –. A veces resulta de lo más irritante que seas tan buena persona.

Los ojos asustados de Chloe parpadean un momento, cogidos por sorpresa, y luego se guiñan cuando suelta una carcajada sobresaltada.

- Gracias, supongo.

- No – advierte Beca –. No te lo tomes como un halago porque no lo es. Me da ganas de... – no acaba la frase, pero sus puños dan un suave tirón a la cazadora de Chloe.

Una ceja pelirroja se arquea en un desafío silencioso.

- ¿Ah, sí? – se interesa Chloe con voz aterciopelada. Sus manos se alzan y rodean las de Beca, y se inclina hacia delante hasta que sus frentes se tocan –. ¿Qué quieres, pegarme?

- No precisamente – murmura Beca, humedeciéndose los labios.

Azul bebé destella con deleite.

- Tendrás que invitarme a una bebida primero, Mitchell – dice Chloe en el mismo tono, y su sonrisa se tuerce cuando empuja a Beca lejos de ella.

Esta vez, el resoplido de Beca es de una frustración completamente diferente.

***

Las Bellas son un grupo de escandalosas, pero Beca descubre rápidamente que no las cambiaría por nada del mundo.

No le han dejado pagar por ninguna de las cervezas que ha consumido esa noche, insistiendo en que cuando se haga rica le tocará pagar siempre a ella para mantener el equilibro económico en el mundo.

Todos los presentes en The Corner esta noche están más que enterados de que están de celebración, pues Amy la Gorda se dedica a hacer las rondas por todas las mesas informándoles de la situación.

Beca intenta impedirlo las primeras veces, su rostro ardiendo de vergüenza, pero pronto se da cuenta de que la australiana es una fuerza imparable cuando se ha puesto un objetivo.

Se limita a observarla desde su silla, bebiendo cerveza fría tranquilamente mientras las Bellas parlotean a su alrededor, y cuando el desconocido de turno mira en su dirección, Beca desvía la mirada.

En un raro momento de paz en el que algunas han ido al baño, y otras están en la barra pidiendo más bebidas, Aubrey se cambia de sillas para sentarse a su lado.

- Felicidades – dice, intentando que su tono no salga con su sequedad habitual.

- Gracias.

Aubrey parece incómoda hablando con ella tan directamente sin que sea para echarle la bronca por algo que está haciendo mal o no le gusta.

- No sé si recibiste mis mensajes...

La morena asiente.

- Los vi, pero... – señala a su alrededor y se encoge de hombros –. No he tenido oportunidad de responder.

- Comprensible – concede Aubrey inclinando la cabeza. Parece cansarse de andar con cordialidades, porque se lanza directa al grano de forma que resulta un tanto abrupta –. Quiero que hagas la música de las actuaciones de las Bellas.

Beca arquea las cejas, fingiendo sorpresa a pesar de que sospechaba que ese era el motivo por el que la capitana quería hablar a solas con ella.

- Chloe tiene razón – admite Aubrey con un suspiro. Sus ojos encuentran a la pelirroja al otro lado del bar, donde está charlando animadamente con Izzy y otras Bellas –. Necesitamos un toque más fresco.

Beca se mantiene callada, a la espera.

- Está claro que tú puedes darnos ese toque.

- Wow – murmura la morena –. Casi esperaba que estallaras en llamas después de decir eso. No puedo decir que no esté un poco decepcionada – bromea.

Aubrey pone los ojos en blanco, pero se permite una pequeña sonrisa.

- No creas que porque vayas a hacer la música significa que vas a poder hacer lo que te dé la gana – le advierte –. Todo tendrá que contar con mi aprobación.

- No esperaba menos – ríe Beca.

- Entonces... ¿Contamos contigo?

Aubrey parece casi insegura, y por mucho que sea un lado de ella que Beca disfruta viendo después de recibir tanto odio, hoy se siente compasiva. Así que la saca rápidamente de su miseria.

- Por supuesto – ofrece el culo de su cerveza y Aubrey, después de dudar un momento, alza su cóctel con guindas y brinda con ella.

Chloe vuelve con ellas, dejándose caer en el asiento más próximo a Beca y extendiendo un brazo en el respaldo de la silla de la morena.

Aubrey aprovecha la distracción y el hecho de que ahora ya no quedaría como signo de mala educación, y masculla una excusa para marcharse de allí. Se dirige directa al baño, y Chloe la sigue con la mirada, curiosa.

- ¿Está bien? – inquiere un poco preocupada.

- Ah, sí – asegura Beca con un asentimiento tranquilo –. Probablemente solo tenga que vomitar un poquito.

Los ojos de Chloe se abren de golpe y da un pequeño brinco en su silla, como dispuesta a salir corriendo detrás de su mejor amiga, pero Beca se lo impide con una mano firme en su muñeca.

- Es broma, ¡es broma! – aclara Beca entre risas –. Lo digo porque me acaba de pedir ayuda con las Bellas, y no me extrañaría si eso le hubiera hecho regurgitar un poquito.

Chloe pone cara de asco y le da un manotazo entre protestas que Beca intenta parar mientras continúa riéndose.

Un pitido electrónico proveniente del micrófono interrumpe su pelea, y ambas hacen muecas de dolor cuando el agudo sonido provoca que les retumben los tímpanos de forma bastante dolorosa.

Se giran hacia el escenario, donde Izzy se ha parado bajo el foco de luz para hacer la próxima presentación.

- La siguiente artista es una habitual en The Corner y tiene mucho que celebrar esta noche – anuncia con una sonrisa, encontrando a Beca entre los presentes a pesar de la luz que le da directamente en los ojos –. ¡Beca Mitchell, ven aquí!

La morena rueda los ojos cuando Chloe empieza a empujarle para que se levante de la silla, y las Bellas vitorean desde todos los puntos del bar. Coge su guitarra del interior de la funda y sube al escenario mientras se coloca la cuerda en el hombro.

- ¡Wohooo! ¡Quiero un hijo tuyo! – grita Stacie, inconfundiblemente, y hace reír a Beca.

- Me pienso vengar de esto – advierte.

- ¡Que empiece ya, que el público se va! – abuchean las Bellas.

Beca suelta una carcajada y sacude la cabeza.

- Vale, vale – les calma. Hace sonar las cuerdas de la guitarra para comprobar que está afinada y coloca los dedos en el acorde inicial –. Esta es una canción nueva para la que todavía no tengo título.

- ¡Wooop wooop! – grita Amy la Gorda.

Beca sonríe, pero en cuanto empieza a tocar, las Bellas se quedan completamente calladas.

Obligándose a sí misma a olvidarse que tiene una audiencia para que no apoderen de ella los nervios, se centra en el rasgueo de las cuerdas de su guitarra y la suave melodía que sale de ellas.

Se acerca al micrófono justo antes de empezar a cantar, los ojos cerrados y voz dulce.

Your eyes, so crisp, so green

Sour apple baby, but you taste so sweet

You got hips like Jagger and two left feet

Comienza a mecerse de lado a lado al ritmo de la balada.

No puede evitar pensar que, si esta fuera una actuación profesional, probablemente tendría una máquina de humo tras ella que le diera al escenario el toque soñador que transmite la melodía de su canción.

Oh, we're dancin' in my living room, and up come my fists

And I say I'm only playing, but the truth is this

Gira la cabeza un poco cuando su voz adquiere más fuerza, y tras sus párpados cerrados reproduce el recuerdo de sus puños en la pechera de la cazadora de Chloe y la pregunta de la pelirroja: ¿Qué quieres, pegarme?

Pero, sobre todo, recuerda su respuesta: No precisamente.

That I've never seen a mouth that I would kill to kiss

And I'm terrified, but I can't resist

Se acerca un poco al micrófono y vuelve a bajar la intensidad de su voz, recuperando la dulzura inicial antes de comenzar el estribillo.

Beautiful stranger, here you are in my arms and I know

That beautiful strangers only come along to do me wrong

A medida que avanza por el estribillo, su voz es más suave y le añade cierto temblor a su respiración que hace que suene tan vulnerable como la confesión que está por venir.

Los últimos dos versos del estribillo los canta con los ojos abiertos y la mirada fija en la zona general donde están sentadas las Bellas, donde sabe que Chloe sigue sentada al lado de su silla vacía.

Sin la distracción de la guitarra de fondo, su voz se escucha alta y clara:

But I think it's finally, finally, finally, finally, finally safe

For me to fall

Su mano cae sobre las cuerdas de la guitarra con fuerza y nota la madera vibrar contra su pecho, juntándose a la excitación nerviosa que siente por la declaración que acaba de hacer y que espera que Chloe haya captado.

Da la espalda al micrófono mientras toca la melodía que precede la siguiente estrofa, siguiendo el ritmo tranquilo con su cuerpo.

I've never recognized a purer face

You stopped me in my tracks and put me right in my place

No puede evitar la risita nerviosa que le escapa en medio de un verso, pero sigue adelante como si eso fuera solo parte de la actuación y no permite que la distraiga.

Siente el ritmo ir in crescendo en el interior de su cuerpo, como una cuerda atada alrededor de su abdomen que va tirando de ella, cada vez más tensa, hasta que solo toca el suelo con las puntas de los pies.

Used to think that loving meant a painful chase

But you're right here now and I think you'll stay

Y cuando la canción por fin rompe en el pre-estribillo y su voz sale por su garganta a raudales, a Beca no le habría extrañado si hubiera abierto los ojos y se hubiera encontrado a sí misma flotando en el aire.

Porque así es como le hace sentir la letra de esta balada.

And I say I'm only playing, but the truth is this

I've never seen a mouth that I would kill to kiss

Recuerda la sonrisa de Chloe al decirle: Tendrás que invitarme una bebida primero, Mitchell.

Recuerda darse cuenta de que ya no sabía por qué en su momento consideró que no era buena idea besar a Chloe.

Recuerda la calidez en su pecho cada vez que Chloe la mira con ojos llenos de confianza.

Beautiful stranger, here you are in my arms

And I think it's finally, finally, finally, finally, finally safe

For me to fall

Recuerda en todas las veces que ha pensado en lo fácil que le sería enamorarse de Chloe.

Y piensa en que, quizá, ya lo ha hecho.

Piensa en que, quizá, lo hizo hace tiempo y eso era precisamente lo que tanto le asustaba.

***

Las Bellas reciben a Beca entre gritos, silbidos y zarandeos, y son tan ruidosas que Izzy tiene que subir al escenario dos veces hasta que consigue que se callen lo suficiente como para poder presentar la siguiente actuación.

Beca sonríe y responde a todos los halagos y las bromas, pero sus ojos no dejan de escanear el bar en busca de Chloe.

- Ha ido al baño un momento – le informa Aubrey, la única que parece haberse dado cuenta de a quién busca Beca.

La morena asiente y se encoge de hombros, intentando aparentar indiferencia, pero Aubrey esboza una sonrisa torcida y sabe que no lo ha conseguido. Es tan transparente como el cristal cuando se trata de Chloe.

Guarda la guitarra otra vez en su funda para disuadir a la Bellas de jugar a hacerse pasar por Paco de Lucía.

- Eh, eh, ¿a dónde vas? – Amy la Gorda la detiene cuando ve que se desliza entre ellas en dirección a la barra.

- Voy a por un poco de agua – miente Beca –. Tengo la garganta seca después de cantar.

La australiana asiente y la deja marchar.

Beca se abre paso hasta la barra y, efectivamente, pide un vaso de agua. Pero también pide una cerveza y aprovecha a coger un poco de aire fresco sin la presencia constante de las Bellas como moscas sobre la miel.

Sus dedos tamborilean sobre la madera pegajosa de la barra, delatando su inquietud.

Había sido fácil desvelar sus sentimientos en una canción pero ahora que Beca se enfrenta a las posibles consecuencias de sus actos, no puede evitar sentir miedo y tener ganas de salir corriendo de allí.

Era un gran testamento de su madurez el hecho de que esté yendo en contra de todos sus instintos y permanezca sentada en un taburete a la espera de que Chloe vuelva del baño.

La pelirroja no tarda mucho en aparecer. Beca siente su presencia a su lado e interrumpe su conversación con Cam, el barista, para girarse a darle la bienvenida.

- Quizá tú puedas ayudarme – comenta con una sonrisa –. Estoy buscando a una chica.

- ¿Ah, sí? – Chloe reposa la cadera contra la barra y apoya el codo sobre la madera, interesada –. ¿De ojos verdes? ¿Con caderas como Mick Jagger y dos pies izquierdos?

Beca pone los ojos en blanco ante la broma, pero aún así se le escapa una risa.

- Esa misma, sí – asiente –. Tengo algo para ella.

Beca empuja la cerveza sobre la barra de madera con una mano hasta dejarla en el terreno neutro comprendido entre su cuerpo y el de la pelirroja.

Chloe sigue el movimiento con los ojos, y al darse cuenta de que es un ofrecimiento dirigido a ella, arquea sus cejas y ladea la cabeza. Le lleva un segundo, solo un segundo, pero finalmente salta una chispa de reconocimiento en su azul bebé y suelta una carcajada.

- La he pagado de mi propio bolsillo – dice Beca por si quedaba alguna duda.

Chloe sacude la cabeza y acepta la cerveza. Sin embargo, antes de que Beca pueda retirar su mano, los dedos de la pelirroja capturan los suyos y se entrelazan sobre el cristal frío y húmedo por la condensación.

Chloe da un paso hacia adelante, acortando considerablemente la distancia entre ellas, y se inclina un poco para susurrar algo en el oído de Beca.

- A veces resulta de lo más irritante que seas tan adorable.

Su sonrisa es burlona cuando se separa, pero para Beca es la gota de colma el vaso. La mano que tiene libre sale disparada por voluntad propia y, una vez más, agarra a Chloe de la pechera de su cazadora.

Solo que, esta vez, el tirón que da no es una suave advertencia.

Cuando tira, lo hace con suficiente fuerza como para obligar a Chloe a inclinarse hacia delante y por fin Beca captura sus labios con los suyos.

El suspiro que sale de la pelirroja es más dulce que el azúcar y más embriagador que el perfume de una flor exótica. Hace que a Beca le dé vueltas la cabeza y su estómago se llene de una urgencia ensordecedora.

Es como si hubiera estado un mes sin comer para encontrarse de repente con un festín solo para ella.

Sus labios acarician los de Chloe, y siente la mano de la pelirroja en su mejilla, en su cuello, en su nuca. Pidiendo más de ella, porque tampoco le sabe a suficiente.

Beca da un paso adelante hasta que sus cuerpos se fusionan y su boca se abre en un jadeo, pero de repente la lengua de Chloe está en su interior y se le olvida que el oxígeno es algo que necesita para vivir.

Considera que los besos de Chloe son un perfecto sustituto.

Beca rompe el beso con un chasquido de sus labios, pero no se aleja más que lo necesario para poder susurrar algo.

- Si ves a la chica que estoy buscando, ¿le puedes decir algo de mi parte?

Chloe respira irregularmente un segundo, como si estuviera intentando comprender a qué se refiere Beca.

La morena siente un estremecimiento de placer trepar por su columna vertebral al pensar en que ha sido capaz de enturbiar tanto su mente que ya no se acuerda de lo que estaban hablando hace menos de cinco minutos.

- Uh-huh – asiente Chloe al final.

Vuelve a besar a Chloe con pasión, perdiéndose en los movimientos de sus bocas y la sensación de las uñas de la pelirroja rascando suavemente su nuca.

Si los demás besos eran como una descarga eléctrica recorriendo el cuerpo de Beca hasta las puntas de los dedos, este es como el fluir de una corriente de agua cálida que cae por su cabeza y toca cada centímetro de su piel.

- Dile... – Beca se humedece los labios –. Dile que ya estoy preparada.

La pelirroja suelta una exhalación y busca los ojos de Beca, necesitando la promesa tranquilizadora de que le está diciendo la verdad.

- Dile que es mi alma gemela – murmura Beca contra los labios de Chloe.

Los siente curvarse en una sonrisa bajo los suyos y Chloe corresponde a su beso, el más dulce, suave y lleno de cariño hasta el momento.

FIN

***

A/N: Bueno, gentucilla, se acabó lo que se daba. Espero que hayáis disfrutado de este (largo) viaje conmigo y con estas dos zopencas incapaces de darse cuenta de que está enamoradas antes de los cinco primeros capítulos.

Hay más de camino, así que no os vayáis muy lejos. Seguro que nos vemos más pronto de lo que creéis ;)

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