De una fuga y otros desastres...

By Jhullyhanha

1.9M 251K 127K

❝Dos amigos se meten sin invitación en una fiesta de disfraces. Cuando piensan que todo será una aventura per... More

♛Sinopsis ✏
CRAYONCITO EN FÍSICO
♛C E R O ✏
♛ U N O ✏
♛ D O S ✏
♛ T R E S ✏
♛ C U A T R O ✏
♛C I N C O ✏
♛ S E I S ✏
♛ S I E T E ✏
♛ O C H O ✏
♛ N U E V E ✏
♛ D I E Z ✏
♛ O N C E ✏
♛D O C E ✏
♛ T R E C E ✏
♛ C A T O R C E ✏
♛ Q U I N C E ✏
♛ D I E C I S É I S ✏
♛ D I E C I S I E T E✏
♛ D I E C I O C H O ✏
♛ D I E C I N U E V E ✏
♛ V E I N T E ✏
♛ V E I N T I U N O ✏
♛ V E I N T I D O S ✏
♛ V E I N T I T R É S ✏
♛ V E I N T I C U A T R O ✏
♛ V E I N T I C I N C O ✏
♛ V E I N T I S É I S ✏
♛ V E I N T I S I E T E ✏
♛ V E I N T I O C H O ✏
♛V E I N T I N U E V E ✏
♛ T R E I N T A ✏
♛ T R E I N T A Y U N O ✏
♛ T R E I N T A Y D O S ✏
♛ T R E I N T A Y T R E S ✏
♛ T R E I N T A Y C U A T R O ✏
♛ T R E I N T A Y C I N C O ✏
♛ T R E I N T A Y S E I S ✏
♛ T R E I N T A Y S I E T E ✏
♛ T R E I N T A Y O C H O ✏
♛ T R E I N T A Y N U E V E ✏
♛ C U A R E N T A ✏
♛ C U A R E N T A Y U N O✏
♛ C U A R E N T A Y D O S✏
♛ C U A R E N T A Y C U A T R O ✏
♛ C U A R E N T A Y C I N C O ✏
♛ E P Í L O G O ✏
♛ A G R A D E C I M I E N T O S ✏
♛ F A N A R T S ✏

♛ C U A R E N T A Y T R E S✏

23.5K 3.3K 1.6K
By Jhullyhanha

Olía a metal líquido, quizás a metal mojado, a óxido.

Tenía mis brazos cruzados sobre mi pecho con una mezcla de enojo, rabia, agradecimiento y satisfacción mientras miraba de reojo a James al otro lado del asqueroso piso también sentado con aburrimiento.

Éramos de momento los únicos en la pequeña celda y aunque había una necesidad de mi parte de mantener distancia con él, dos metros era lo máximo a lo que podía aspirar.

Se escuchaba el crujido rasposo de los radioteléfonos de los policías que estaban unos metros más afuera y las voces inentendibles de lo que les transmitían a través de ellos, aparte de eso estaba el goteo persistente y fastidioso de una pequeña abertura en el techo cuya filtración caía directo a una silla plástica afuera de la celda, haciendo ese ruido algo desesperante.

Cuando escuché un quejido leve de la celda inmediatamente cercana, proferí un gruñido y apreté los puños en reflejo, lo cual fue mala decisión porque los nudillos heridos se lastimaron más con la tensión.

—¿Estás bien? —murmuró James a mi lado, bajito para que los vecinos de celda no oyeran.

No le dediqué ni una sola mirada, pero supe que sus manos estaban igual o peor que las mías.

—¿Y tú? —El tono me salió áspero como lija, dejando claro que no me interesaba su respuesta.

—Oye, no puedes estar enojado siempre por...

—¿Porque besaste a mi hermana? —completé con acidez.

James apretó tanto la mandíbula que logré escuchar ese crujido.

—Hay una explicación...

—Que te has negado a darme —corté de nuevo.

—Solo quiero que Martina esté cuando te lo explique.

Solté un bufido entre los labios que me hizo consciente del sabor a sangre en mi lengua. No había ni avistado un espejo hacía un buen rato, pero si estaba parecido a James, en definitiva no lucía nada bien.

—Es mi hermana —argumenté de nuevo—. Mi hermana pequeña, demente, no sé qué demonios esperas que te diga. Siento que me han engañado por... ni siquiera sé por cuánto tiempo.

—Nadie te ha...

—Deja de mentirme miserablemente.

—No te mien...

—Así están las cosas: o me das tu explicación o no me dirijas la palabra hasta que lo hagas. Punto.

Cuando prefirió callar me enojé aún más, pero el orgullo y el lugar asqueroso que nos rodeaba, más los problemas que de seguro teníamos ahora no me dejaron replicarle más. Necesitaba un poco de silencio, de paz en el caos de las últimas horas.

Cerré los ojos, reclinando la parte trasera de la cabeza contra la pared, odiando toda la situación, pensando en qué explicación razonable darle a Isa o a su madre que seguro me esperaba con un plato más en la mesa para el almuerzo... o a mis padres si se enteraban de esto, o a Martina. Tenía que dar mil explicaciones y sentía que ninguna me dejaba bien parado pese a que en realidad tenía mi conciencia tranquila.

Cuando pasaron varios segundos de relativo silencio, solo me quedó el sonido interno del latido de mi corazón que estaba un poco más acelerado de lo normal sin llegar a ser frenético; con ese tamborileo intenté repasar los hechos recientes, maldiciendo la forma en la que se torcieron. 

Esa mañana de lunes habíamos decidido salir James y yo a jugar tenis un rato porque con lo recientemente ocurrido con Alicia no habíamos tenido el mejor de los humores y era necesaria la distracción.

Jugué bien, no lo voy a negar, le llevaba la ventaja a James por varias jugadas y pese a que de momento no estábamos hablando de nada, las sonrisas sí se dibujaban en el rostro de cada uno. Cuando pasó el suficiente tiempo para que un descanso diera lugar, dejamos la cancha para sentarnos en una de las bancas de los pasillos que llevaban a cada salón de deporte dentro del club cerca de casa.

—Isa me invitó a almorzar hoy a su casa —comenté como si no fuera la gran cosa, sin embargo James me miró con alegre sorpresa hasta el punto que no pude evitar sonreír—. Me lo pidió anoche.

—Así que ya vas a conocer a sus padres, eso va en serio.

Me encogí de hombros.

—Eso espero.

—Me alegra —replicó con honestidad—. Hacen linda pareja y sinceramente sí te ves feliz de la situación. De verdad me alegra.

—Creo que es la primera vez que me atonto así con una mujer, Isa es especial.

—De muchas maneras, sí —se burló.

Le di un codazo y di un sorbo a mi botella de agua.

—No sé qué día exactamente, pero cumple años pronto, en enero, quiero que para ese día ya sea mi novia.

—Oficialmente será legal.

—No lo decía por eso, pero sí, es una ventaja adicional.

—¿Debo prepararme mucho para que seas ahora un tonto enamorado?

—Seré el mismo de siempre.

—No es cierto. Antes solo eras tonto, ahora eres un tonto enamorado y ya no tengo a Alicia para molestarte, deberé aguantar solo.

No respondí nada porque tocar el nombre de Alicia era algo delicado aun si era una mención distendida como esa. El que ella se fuera buscando bienestar solo iluminaba más el hecho de que James no había sacado tema de su propio problema desde esa mañana en la cabaña, sin embargo yo ya estaba demasiado afectado por lo de mi amiga como para presionar de momento más a James.

Saqué mi teléfono para mirar estados de Whatsapp sin interés alguno, solo me fastidiaba el punto que salía en la parte superior anunciando que había estados disponibles así que los abría para que esa mancha se fuera.

—Qué sorpresa, Maddie ha subido mil estados —musité casi a nadie.

James a mi lado rio.

—Apuesto un café a que novecientos noventa son selfies de ella con frases inspiradoras.

Empecé a tocar la parte derecha de la pantalla lentamente para que las fotos fueran pasando una a una.

—"Happiness es un estilo de vida", "Deja que Dios entre en tu vida y verás cada milagro hecho", "El valor que te das como persona es el que los demás te darán como compañero"... sí, básicamente es eso —Me reí—. Aunque se le da el crédito por tener buenas amigas que le saben tomar fotos; no hay una sola en la que salga fea, además de que la nieve es un buen accesorio.

—Es como Elsa, la de Frozen.

—Pero con el carácter del abominable hombre de las nieves.

Seguípasando las interminables fotos, unas de ella sola, otras de ella con sus dosamigas inseparables, otra con su perro escuálido y luego había varias de la pistade hielo a la que fuimos unas semanas atrás, pero no eran de ese entonces porque estaba conotras personas y con otra ropa; de seguro su padre le había dado más entradas.

Pasé otra de ella y otra de ella con un desconocido y otra de ella con una chica y otra y otra... y entonces una llamó mi atención y me detuve. Sentí que la calidez alegre con la que había estado los últimos minutos se enfrió tanto como la nieve fuera del club.

La foto estaba tomada de lejos por lo que buena parte de la pista se veía al fondo. En primer plano estaba Maddie estirando los labios en un gesto coqueto, a su lado estaba una amiga con el mismo gesto, se abrazaban, pero lo que me detuvo la atención fue que al fondo, en segundo plano, estaba James... abrazando a Martina y besándola.

La imagen de ellos estaba muy pequeña en relación a la foto, pero las siluetas eran inconfundibles. Mi primera reacción fue el enojo, la segunda, la sensación de traición... la tercera fue la necesidad de no entrar en drama de inmediato, preferí pensar que quizás había una buena explicación que no fuera que mi mejor amigo y mi hermana menor tenían algo.

Hice un gran esfuerzo por respirar hondo aunque poco pude hacer con el calor que ascendió a mi cara, que por fortuna James no vio porque estaba distraído en su propia mente..

—James, ¿has vuelto a ir a la pista de hielo luego de que fuimos con Isa y Elías?

Titubeó y eso me hizo temblar por dentro con una creciente angustia... o rencor.

—No —mintió—, solo esa vez.

—¿Seguro?

—Sí. ¿Por?

—Es solo que Maddie ha subido varias fotos en la pista de hielo —musité con cautela. Mi dedo se estaba acalambrando en su misión de no dejar que la foto cambiara a la siguiente. Noté de reojo que James se tensaba, así que le extendí el teléfono frente a las narices—. Y curiosamente estás ahí, en el fondo... con mi hermana.

James detalló la foto solo dos segundos, abrió desmesuradamente los ojos y en automático se levantó de la banca para alejarse de mí dos pasos, como si fuera más que consciente de que eso me molestaba. Me puse de pie también sin poder disimular mi enojo.

—Hay una explicación... —musitó.

—Eso espero. —Se quedó callado, mirándome casi temeroso—. ¿Y bien?

—Yo... yo... yo creo que es mejor que hablemos los tres y...

—¡Besaste a mi hermana! —exploté, acercándome a él. Reculó dos pasos más—. ¿Qué rayos tienes con ella? ¡Es mi hermana menor, James! ¡Tú eres como su hermano!

—Pero no soy su hermano.

No sé si su respuesta fue premeditada o si se le salió sin querer, pero sí sé que se autorreprendió al decirlo porque negó frenéticamente con la cabeza.

—¡Te estás aprovechando de ella!

Yo no dejaba de avanzar y James no dejaba de dar pasos a mi velocidad pero en reversa. Su palma estaba levantada en señal de paz, pero por el contrario, mi mano apretaba con tanta fuerza el teléfono que me dolió.

—Yo de verdad creo que debemos hablar con ella porque... —Su gesto apenado se transformó en medio segundo al mirar algún punto tras de mí; por reflejo miré en esa dirección, pero no vi nada—. Ese hijo de puta.

—¡No me cambies el tema!

—Acaba de pasar el que intoxicó a Martina.

Su voz salió profundamente rencorosa y empezó a caminar en esa dirección sin detenerse a pensarlo. Yo ya tenía la sangre caliente y la mención de ese despreciable animal me dio más motivos para arder por dentro. James caminó hasta la esquina y giró a la derecha, a lo lejos se veía una pareja de chicos quizás de nuestra edad caminando y con ropa deportiva. James apuró el paso.

—¿Estás seguro de que es él? —pregunté con el aliento entrecortado.

—Su rostro no se me olvidará nunca.

James era un tipo por lo regular calmado, más bien dócil y eso a veces le jugaba en contra, pero al igual que todos, tenía su reserva de ira en algún lugar de su interior y un hombre calmado como él cambia de blanco a negro cuando explota en rabia real. El tono de su voz en ese momento era del otro James, del furioso, del intimidante, el que la verdad solo había visto una vez en el pasado y también por un motivo similar.

Yo sabía que al alcanzar a ese tipo, James no iba a hablar ni a pedirle formalmente que ofreciera una disculpa, él iba con tono agresivo y aunque en otra ocasión lo habría detenido por ser mala idea, no lo hice porque yo mismo compartía esa rabia por mi hermana.

James apuró más el paso; guardé el teléfono en mi bolsillo y sentí cómo la sangre me empezaba a hervir hasta burbujearme dentro de las venas. Cuando lo alcanzó, le tocó el hombro y solo bastó que se diera media vuelta para que James le diera un puñetazo en la cara que lo aturdió y lo dejó en el piso.

El amigo no se quedó quieto y se lanzó rápidamente a James con un primer golpe que le dio en la mejilla. James se lo respondió y el imbécil principal tuvo tiempo de levantarse, pero como James estaba ocupado, yo lo golpeé esta vez. La mano me dolió dejando en evidencia física que pelear nunca había sido lo mío.

El amigo del tipo ese era joven y flacucho por lo que no fue difícil para James sacarlo de juego pronto con un puñetazo que lo dejó en el suelo, aturdido y sin muchas ganas de levantarse. James llegó a mi lado y tomó al idiota por el cuello de la camiseta, estaba algo aturdido por mi golpe así que no se defendió de inmediato cuando James demostró una gran fuerza al someterlo solo con ese agarre. Cada parte del cuerpo me temblaba con adrenalina.

—¿Dónde está su asquerosa valentía? —le gruñó. Un pequeño grupo de personas nos miraban; como eran los pasillos no estaban concurridos, pero los espectadores eran los usuarios de los salones más cercanos que con el jaleo salieron a chismosear—. Solo es hombre para drogar a las mujeres, ¿no? Porque de otro modo no lo voltearían a mirar, hijo de puta.

El tipo tosió porque James lo tenía muy fuerte por el cuello, un hilo de sangre le bajaba del labio y otro igual de una de las fosas nasales.

—No sé... de qué... habla —balbuceó entre dientes.

James lo soltó, pero solo para darle un rodillazo en el estómago que lo dobló con el aliento perdido.

—¿Se le olvidó su rostro así no más? —Le espeté, dándole un empujón para que levantase la cara—. ¿La blusa amarilla que le quitó? ¿la droga que le dio? Martina es su nombre. ¿Ya la recuerda?

Una cínica sonrisa apareció entre sus labios, mostrando sus ensangrentados dientes en reconocimiento.

—Ella quería —respondió.

Le di otro puño en toda la cara; cuando cayó al suelo, vi de reojo que otro chico llegaba corriendo y al ver a ese tipo caído, se fue contra James.

—Ella no quería que la drogaran.

Esta vez se pudo levantar y arremetió contra mí, logró darme de nuevo cerca de un ojo, sentí el ardor de inmediato en la piel y el mareo que trajo consigo. El instinto actuó solo, la razón dejó de funcionar para dar paso al primitivo pensamiento de "o golpeas o te golpean" así que eso hice. Recibí, creo, más golpes de los que di, pero él salió menos ileso que yo, al menos si la cantidad de sangre define ese aspecto.

Sentía cada vez la cabeza más pesada y el temor de estar llevando eso demasiado lejos me inyectó más adrenalina en el cuerpo. James a su vez peleaba con el recién llegado, solo que ahora el flacucho, envalentonado de tener más apoyo, se metió también y éramos nosotros dos contra ellos tres.

De algún modo me golpeó en el abdomen y caí al suelo, jadeante. El instinto ahora solo me dijo que me cubriera la cara porque yo estaba perdiendo, sin embargo el golpe nuevo no llegó. Noté que los oídos me zumbaban y que apenas oía los ruidos alrededor, pero sí sé que dos guardias de seguridad del club intervinieron para separarnos. Tenía sangre en las manos mezcla de la mía y la de ellos, me ardían ambas mejillas, me dolía la espalda y el abdomen, sentía un hilo caliente bajando de un par de zonas de mi rostro, además de la confusión general momentánea que me invadía.

El resto fue algo más confuso aún. El tipejo ese solo gritaba que nosotros habíamos empezado, pero ni James ni yo decíamos nada, luego a los pocos segundos llegó la policía que seguro alguien había llamado rato atrás. Nos esposaron y nos llevaron a los cuatro —porque el flacucho se había ido a tiempo de la pelea— a la estación más cercana  y nos dejaron en dos mini celdas separadas.

Nos dieron el derecho a cada uno de una llamada, yo usé la mía con Isa y obligué a James a usar la suya con mi madre, solo ella o papá nos sacarían de esa... aunque eso incluyera tener que decirles todo para justificar nuestros estúpidos actos.

Escuché una risa presuntuosa de la celda de al lado y eso me trajo al presente, a la certeza de que mi rabia, si bien menor, seguía inacabada.

—Por fortuna el club tiene cámaras en todas partes —dijo uno de ellos y no supe si era el que había drogado a Martina o su amigo. Una pared nos separaba en el costado por lo que nos era imposible vernos—. Una buena demanda por intento de homicidio será fácil de defender, ellos atacaron primero.

James y yo nos miramos. A pesar del recelo entre ambos, la preocupación en nuestros rostros fue sincera porque en parte tenía razón. La impulsividad entonces no parecía haber sido buena idea.

—Hazlo —dijo James entonces, con una voz firme que no combinaba con el gesto asustado que solo yo veía—. Denuncia. Declararé venganza y daré detalles, no me interesa ir a juicio siempre que no te importe el cargo de intento de violación.

El tipo rio audiblemente.

—No pueden probar nada.

—Tenemos un examen toxicológico de esa noche que demuestra lo que Martina consumió, fuimos a urgencias luego de dejar la fiesta. Además de varios testigos visuales de que usted le dio la bebida. Nos faltaba solo su nombre y acá en esta estación ya lo tienen. Además le tomé una foto subiendo con ella visiblemente inconsciente, fui yo quien le dio una paliza esa noche, ¿no me recuerda?

Una risa emanó de la celda contigua.

—Eso no prueba nada, bien pudo ser que ella estaba ebria, pero quería estar conmigo.

—Ella no dirá eso en un juicio —replicó James—. Sabe perfectamente que la drogó.

—Será cuestión de ver a quién le creen más.

James me miró y se encogió de hombros, como diciéndome que no tenía más ases bajo la manga. El miedo fue real ante su tono triunfante, sin embargo, la última reserva llegó rápidamente a mi cabeza.

—Se le olvida un detalle, idiota.

El tipo rio de nuevo, como si todo le causara verdadera gracia.

—¿Cuál es?

—Martina Bander es menor de edad, acaba de cumplir diecisiete. Una menor evidentemente intoxicada siendo cargada por un idiota de más de veinte años... sí, veremos a quién le creen más.

Supe que habíamos dado en el blanco cuando no hubo risa ni réplica alguna.

A los pocos minutos llegaron mis padres junto con un policía. Nos miraron, mi madre con horror y mi padre decepcionado. Como era de esperarse, mi mamá se escandalizó ante nuestro estado físico, se acercó rápidamente a las barras de la celda y casi llorando nos preguntó qué había pasado, sin embargo tal era su alteración que no nos dio tiempo de responder más que para decirle que no necesitábamos ir a urgencias. Los ocupantes de la celda vecina no mencionaron palabra alguna ni mi padre les dirigió nada de atención cuando el policía les explicó el motivo de nuestra detención.

—Pagaremos su fianza —dijo mi padre con dureza—. La de ambos.

—De acuerdo —respondió el policía con aburrimiento, cansado quizás de trabajar un treinta de diciembre—. Solo necesito saber si el señor acá —Señaló la otra celda— va a imponer cargos ya que no se ha cansado de gritar que estos dos —Nos señaló— empezaron y que intentaron asesinarlo.

Nos miramos con James intentando no demostrar los nervios que realmente sentíamos ante la observación de mi madre que no nos quitaba el ojo de encima. Por más que mis padres fueran abogados sería difícil sacarnos de una acusación de ese tipo y con pruebas reales que tenían en las cámaras del club. Lo que James había dicho sobre una foto del tipo, el examen toxicológico y los testigos de Martina era un farol y si él no se lo creía, estábamos jodidos.

La espera fue casi eterna y entonces sonó su voz:

—No pondré cargos, fue una pelea estúpida.

El policía miró hacia esa celda con tedio, como si hubiera preferido que sí pusieran cargos para entretenerse al menos un poco. Después nos abrió la celda mientras otro de los policías hacía papeleo, mis padres firmaban y pagaban; nos devolvieron nuestras cosas y nos dieron la salida.

Una vez en el auto, papá no encendió el motor.

—No crean que el hecho de pagar la fianza significa que no tienen problemas —dijo con dureza—. Si la pagué es únicamente porque los conozco y porque confío en que tienen una explicación válida. .

—¿Qué pasó? —preguntó mi mamá.

James me miró de reojo y se encogió de hombros, dándome la responsabilidad de elegir si contar todo o no. Le había prometido a Martina no decírselo a nadie y la confianza que ella tenía en mí era lo suficientemente grande para no querer perderla nunca, además sin cargos de parte de ese animal no había necesidad urgente de contar todo. Si yo tuviera al menos una esperanza de que diciendo la verdad ese tipo pagaría lo que había hecho, lo habría soltado todo, pero sabía con certeza que no, que el caso de Martina era muy endeble para buscar justicia legal y no era necesario preocupar a mis padres y traicionar a Martina.

Sin embargo, ellos necesitaban una explicación y aunque distorsionando la verdad, no iba a mentir totalmente. Tomé aire para responder:

—Yo golpeé a uno de esos primero, luego su amigo se metió y James también.

—¿Y por qué motivo lo golpeaste?

—Unos días atrás fuimos todos a la pista de hielo —mentí— y ese tipo intentó propasarse con Alicia mientras patinábamos. Es un pesado.

—¿Qué le hizo a Alicia? —gimió mi mamá, más preocupada que antes.

—Nada. Había una actividad en parejas y él es amigo de amigos así que participó con ella, quiso besarla y ella se negó, él insistió y resultó golpeado por Alicia. Él la insultó, pero nada más pasó porque Alicia no quería hacer el asunto más grande.

—Lo hiciste más grande hoy —acusó mi papá.

—Estaban hablando de ella —inventé—, los escuché diciendo que es una zorra fácil y varios insultos peores y... me enfadé porque ella no es eso. Me metí a defender su nombre y una cosa llevó a otra y lo golpeé. Lo siento. —La voz se me cortó y eso no fue fingido. James intervino para ayudarme:

—La extrañamos y fue chocante escuchar eso.

El tema de Alicia había impactado tanto en nuestras familias —porque no fue necesario esconder el motivo real de su alejamiento y menos con mi mamá y la suya siendo amigas— que todos nos miraban a nosotros con lástima y preocupación contenida. Era como si vieran

animalitos heridos sin poder hacer nada y eso, aunque suene egoísta, valió a nuestro favor con ese problema de la detención.

—Ese no es motivo para iniciar una pelea así —dijo finalmente mi padre; no sonaba a regaño, más bien a algo que dices por obligación moral, pero sin estar de acuerdo. Arrancó finalmente el auto y tras unos segundos de conducción, añadió—: No aliento lo que ha pasado y tú, Andy, estás castigado... pero nunca los condenaré por defender a quienes aman porque eso les hemos enseñado toda la vida. Sé que ninguno de los dos es así de agresivo por lo general, así que imagino lo ofensivo que tuvo que haber sido todo para que reaccionaran de esa forma. No los justifico como abogado, pero como padre no los juzgo.

—Lo sentimos, señor Bander.

—¿Cómo se sienten? —intervino mi mamá, con evidente desasosiego—. ¿Qué les duele? Podemos de verdad ir a urgencias...

—No fue para tanto —respondí—. La sangre es escandalosa, pero en realidad solo son rasguños.

Era más que eso, James y yo estábamos más adoloridos de lo que queríamos admitir, pero no era necesario preocupar más a nadie. Ya tendría él problemas con su madre, yo ya tenía a mi mamá angustiada, no era necesario nada más, mucho menos una larga y tediosa visita al hospital. 

Cuando papá estacionó en nuestra casa, ellos salieron y entraron primero, mi madre anunciando que alistaría alcohol y gasas para curarnos. James iba caminando tras de mí y me puso una mano sobre el hombro con camaradería, sin embargo me zafé de un jalonazo de su agarre.

—No te creas que esto me ha hecho olvidar lo tuyo con Martina. Me debes una gran explicación, James.

En su gesto parecía que de verdad había pensado que yo lo olvidaría y poner el tema sobre la mesa lo afectó de nuevo, dejándolo incómodo y fastidiado. Él no quería hablar del asunto, eso era más que evidente, pero ni por toda la paz del mundo pretendía dejarlo pasar.

👑👑👑

Hola, amores míos ❤️

¿Qué les ha parecido este capítulo? 💛

Ah, y última advertencia: dejen de shippear a Mar y a James. Soldado advertido no muere en guerra 😌


Continue Reading

You'll Also Like

36.6K 3.4K 87
"Hay una fina línea entre el amor y la amistad". "Qué... ¿qué pasa si me confundo?". "...Puedes perder a una persona importante para ti". ...
33.6K 961 15
En el principio él cielo brillaba. Estaba lleno de ángeles, y todo era perfecto. Pero, un día lucifer se reveló contra Dios. El cielo se dividió en d...
167K 17.7K 39
Cassidy nota las sombrías presencias en la oscuridad; oye voces ocultas en la negrura, y una parte de ella lucha desesperadamente por contestar. Toda...
3.2K 560 40
Muchas veces te dicen raro solo por no ser igual a los otros... Te dicen loco por tener gustos diferentes,no te aceptan porque no piensas igual ¿Pero...