El destino que no soñé

By Javiwiwi

567K 56.6K 21.6K

Finalista de The Wattys 2021. Camile está segura de que no puede ser más feliz de lo que es ahora. Camile ti... More

Antes de leer
Reparto
00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52F
Epílogo

Capítulo 23

7.7K 938 322
By Javiwiwi


Algo se encendió dentro de mi cuerpo, pude sentirlo. Mis ojos se iluminaron y me recordé a mí misma diciéndole a Stefan, cuando apenas llevábamos unos meses juntos, que me encantaban esas cenas románticas que se veían en las películas. A él siempre le pareció demasiado cursi, incluso un poco infantil y nunca tuvimos una, pero ahora ahí estaba, como un príncipe azul salvando el día.

—¿De qué se trata todo esto? —me acerqué lentamente a él con una pequeña sonrisa calándose en mis labios.

Él, de inmediato se puso de pie demostrándome lo alto e imponente que se veía, además de muy atractivo en esa ropa elegante y ese cabello bien cuidado. Apartó mi silla hacia atrás y con un gesto romántico y muy antiguo me invitó a sentarme.

—Hoy vamos a cenar juntos —lo oí.

Lentamente me senté y él besó mis labios de un corto y cálido beso.

Estaba tan sorprendida por lo que mis ojos veían que apenas podía entender lo que estaba sucediendo. No sabía qué preguntarle ni tampoco quería ser un grano en el culo diciéndole cosas como: "Tú no eres así ¿qué te ocurrió?" Pues cuando una persona está intentando cambiar, es muy odioso cuando alguien le recuerda todo el tiempo lo que antes era. Es como si no dejaran a nadie reivindicarse.

Le quitó la tapa a una bandeja de mental y de inmediato comenzó a salir vapor y un olor exquisito a lasaña, por supuesto la había preparado él. Con cuidado me sirvió a mí y luego a él y se acomodó para sentarse frente a mí.

—Mi comida favorita —comenté casi en un susurro.

Él sonrió.

—Espero que te guste, de verdad.

Una botella de vino descansaba encima de la mesa y de inmediato recordé la oficina de la empresa Brackley en donde Jared y yo nos habíamos quedado encerrados. Tragué saliva fuerte intentando tragarme la culpa. Él al ver que estaba mirando la botella, puso su mano en ella y la abrió para servirnos.

—¿Cómo te fue hoy? —me preguntó mientras servía nuestras copas.

Pensaba que estaría enojado por lo que nos habíamos mensajeado, pensaba que mostraría su molestia porque yo había ido a ver a Jared, pensaba muchísimas formas de celos que tendría Stefan, pero no. No se cumplió nada de lo que pensaba, sólo estaba ahí, muy maduro y hablándome con cariño.

—Bien —contesté sintiéndome un poco incómoda, pues ¿con qué tipo de Stefan estaba hoy? —¿Y a ti?

—Bien, dentro de unos días un amigo hará una fiesta ¿te parece si vamos juntos? Así los conoces y todo —habló de lo más natural.

—Claro.

Comencé a cortar la lasaña para comérmela, la verdad es que estaba muy rica.

Ambos nos encontrábamos un poco silenciosos, pero Stefan tenía una mirada diferente, como si quisiera decirme algo y no sabía si se trataba de algo bueno o si comenzaría una discusión en medio de la cena romántica que había creado.

—¿Qué te gustaría hacer para tu cumpleaños? —me preguntó, luego bebió un poco de su vino.

—No sé... —bajé un poco la mirada. Estaba muy acostumbrada a pasar esa fecha en familia y Stefan, pero ahora no tenía a mi familia cerca y el único que se encontraba conmigo era él —¿Ver netflix?

—¿Netflix? —arrugó el entrecejo —Creí que querrías una fiesta o algo así, como te encanta bailar y cantar karaoke.

Reí.

—Es que no estoy acostumbrada si no está Dylan.

Él asintió levemente.

—Claro, Dylan es el alma de la fiesta siempre —rio él recordando a mi hermano.

La verdad sí, Dylan siempre animaba las fiestas, bailaba junto a mí y ponía canciones para que cantáramos juntos karaoke.

—Bueno, podríamos salir ¿no?

—Me encargaré de eso —me guiñó un ojo y yo asentí.

—Camile... —pronunció, luego fijó su mirada oscura en la mía —Quiero arreglar todo esto —soltó sin pelos en la lengua dejándome un poco congelada —. Sé que probablemente he sido una mierda durante un largo tiempo, creo que me acostumbré a que siempre fueras tu la interesada en mí, di por sentado que estarías conmigo para siempre ¿sabes? Y ahora sé que no. Sé que no soy indispensable en tu vida y puedes largarte cuando se te dé la gana, pero no quiero que lleguemos a eso.

Su voz había sonado tan segura y con tanta honestidad que no pude evitar que me doliera el pecho. Quería decirle que no, que no podía ser así de lindo ahora, que no podía ser amable ni romántico conmigo justo en ese momento. Quería decirle que probablemente era demasiado tarde o incluso que yo ya la había jodido con Jared Brackley. Casi tuve ganas de vomitarle en la cara diciéndole toda la verdad, diciéndole que me gustaba alguien más, que quería mirar ojos azules eléctricos por las tardes y no sus ojos cafés.

Pero ¿sabes?

Claro que no fui capaz de hacerlo. Porque quería a Stefan, porque lo había visto crecer, madurar, caerse y levantarse. Lo había visto reír a carcajadas por mi causa y también completamente quebrado.

¿Cuándo te armas de valor para enfrentar lo que sientes? O en realidad... ¿Cuándo te sientes completamente segura para escoger sólo un camino?

—No llegaremos a eso... —fue lo único que pude decir —Sé que te estás esforzando.

—Haré lo que sea Camile, porque sé que te estoy perdiendo —confesó con sus ojos cristalizados y yo sentí que mi corazón se rompió en pequeños pedacitos —. No sé si hay alguien más o simplemente estás aburriéndote de mí, no quiero saberlo ¿de acuerdo? Sólo dame una oportunidad más para reivindicarme.

Asentí lentamente tragándome el nudo que tenía en la garganta.

—De acuerdo —tomé el tenedor y jugué un poco con la lasaña —Sólo cambiemos de tema ¿sí?

Él asintió con una pequeña sonrisa, alzó la copa y me observó a los ojos.

—Brindemos, brindemos por nosotros esta noche ¿de acuerdo?

—Está bien —alcé mi copa.

Las chocamos y luego nos bebimos el líquido mirándonos a los ojos.

Esa noche conversamos muchísimo, recordamos momentos que habíamos tenido en la escuela y también lo tan felices que éramos cuando cocinábamos en la cocina de mis padres. Recordamos a Leah, que siempre estaba de un lado a otro comentándonos la película nueva que había salido en el cine para que fuéramos, también hablamos de Dylan recordando que mi hermano todavía no lo aceptaba demasiado, pero que me respetaba. Reímos mucho recordando algunas salidas que lo había obligado.

Por un momento vi al Stefan del que me había enamorado. El que era relajado, risueño y seguro de sí mismo. Ese Stefan que hablaba muchísimo, que me contaba anécdotas y el que se equivocaba de palabras cuando hablaba muy rápido. Y me pregunté ¿por qué? ¿Por qué no había dejado que se acostumbrara a Londres y a esta vida antes de besar a Jared Brackley? ¿Por qué había sido tan egoísta cuando pude solucionar mis problemas con él?

Puto y caprichoso destino.

¿Por qué aparecía y hacía lo que se le daba la gana?

Los días fueron pasando y por mucho que intenté averiguar más acerca de Tara Brackley, no lo conseguí, pues no éramos amigas ni tampoco podía ir a ver a Jared a casa de sus padres. No había nada que nos juntara más que las fiestas que brindaban ellos en su gran mansión. Alex prometió no ir al lugar y sí que obedeció, pues se había asustado por lo que le había pasado, aunque seguía insistiéndonos que debíamos hacer algo, se mantuvo más tranquilo respecto a ir o no ir al prostíbulo.

Ese día me levanté optimista, Stefan se había ido temprano a resolver algo en su trabajo, así que cuando saqué los pies de la cama, estiré todo mi cuerpo y me observé en el espejo.

—Veinte años, Camile... —sonreí.

Me di una ducha, desayuné y luego corrí a la parada de autobuses para marcharme al trabajo. Era el primer día de los días festivos en Londres, así que la universidad nos había dado prácticamente una semana libre, sin embargo, con el trabajo no era igual, pues a todos se les antojaba a ir por un café con su familia y teníamos días ajetreados.

Entré a la cafetería revisando si tenía algún mensaje de mis padres o mis hermanos, pero nada había allí, tal vez era demasiado temprano.

Tampoco había mensajes de mis amigas, Jared ni Stefan.

Apenas entré al camarín, me encontré con Harriet quien se veía sumamente feliz y radiante. Definitivamente su ánimo dependía muchísimo de ese chico que había conocido por internet, si no estaba enamorada, no sabía qué sentimientos tenía por él.

—¡Buen día cumpleañera! —me abrazó con fuerza —¡Deja que te canto! —alzó la voz y comenzó a toser para entonar "cumpleaños feliz". Cantó por algunos segundos y luego aplaudió con intensidad.

—Gracias, Harriet —reí.

—Mi regalo el día de hoy será un café gratis.

—Ya tengo un café gratis por trabajar aquí —sonreí.

—Pues también te regalaré el mío ¡¿No es genial?!

—¡Si! —chillé con falso entusiasmo.

—Te regalaría reemplazarte en el turno, pero esto está que desborda de gente, así que... manos a la obra, cumpleañera —me guiñó un ojo, me dio una palmada en el trasero y salió del camarín muy campante: como la Harriet a la que estaba acostumbrada a ver.

Comencé a atender rápidamente las mesas que me correspondían y a ratos me detenía en el mostrador a intercambiar un par de palabras con Harriet.

—De seguro todos te han saludado ya —me dijo ella mientras limpiaba el mostrador.

—De hecho, eres la primera.

Ella frunció el ceño.

—¿Y Stefan?

—Seguro me llama por la tarde —me encogí de hombros, luego giré la cabeza y me percaté de que había llegado una familia a sentarse a una de las mesas que me correspondía.

Toda la tarde transcurrió rápido, pues había muchísima gente y cuando se desocupaba el lugar entraba a mi móvil para ver si alguien se había acordado de mi cumpleaños. Alina e Isabella habían mandado un mensaje deseándome feliz cumpleaños y también habían dicho que me extrañaban muchísimo. Leah me llamó junto a Isak en la hora de colación y Dylan sólo me envió un audio súper animado deseándome unos felices veinte años.

Cuando estábamos cerrando la cafetería, llamaron mis padres por video llamada, estuvimos un largo rato conversando, ellos muy emocionados por no pasar un cumpleaños junto a mí, pero intenté transmitirles que me encontraba de maravilla en mi nueva ciudad, aunque en muchas ocasiones no lo pensara de esa manera.

—Iré a cambiarme —le informé a Harriet cuando dejé la última silla sobre una de las mesas, ella asintió mirando su móvil.

—Te espero —la oí —porque no creerás que pasarás tu cumpleaños así de aburrido, ¿no?

Entré al camarín, me cambié de ropa y luego me acerqué al mostrador.

—¿Qué decías?

—Que, aunque estemos las dos, beberemos hasta que alguien tenga que ir a acostarnos —soltó y yo reí —Ninguna amiga mía se ha ido acostar sobria en su cumpleaños.

—Estás loca.

Vi a Harriet dirigirse al camarín mientras desabrochaba su delantal, me senté en una las sillas para esperarla y alcé mi vista cuando vi una sombra acercarse al local que ya se encontraba completamente cerrado. Arrugué el entrecejo sintiendo que era demasiado familiar a mi vista y cuando abrió la puerta de la cafetería me puse de pie de un salto.

Su cabello oscuro estaba un poco más largo, se veía un poco diferente a como lo había visto la última vez. Apenas me vio me sonrió, pero antes de que pudiese correr hacia sus brazos, escuché la voz de Harriet a mi espalda.

—Dylan... —su voz sonó ahogada, como si se hubiese tragado sus propias cuerdas vocales.

El rostro de mi hermano se desencajó, se enserió y se quedó mirándola, pasando de mí.

¿Qué...?

Me detuve en seco en medio de los dos.

—Harriet —comentó mi hermano, se acercó lentamente hacia nosotras con el bolso colgado en su hombro y esbozó lentamente una sonrisa.

—¿De qué se conocen? —solté de pronto interrumpiendo toda la tensión sexual que se había calado entre nosotros y que me había hecho sentir de lo más incómoda.

—¿De qué se conocen ustedes? —oí a Harriet.

La miré a los ojos.

—Es mi hermano.

—Un hermano que espera un puto abrazo —zanjó Dylan.

Me acerqué a él y esta vez sí me lancé a abrazarlo con fuerza. Él recibió mi abrazo con fuerza y cariño, no podía creer que se encontrara frente a mí, lo había extrañado muchísimo. Extrañaba su rostro, sus brazos y su olor a perfume del caro que él amaba. Necesitaba tenerlo cerca para, al fin, sentirme completamente en casa.

—Feliz cumpleaños, enana.

—No puedo creer que estés aquí —solté —¿Cuándo llegaste?

—Hace poco.

Caí en la cuenta de que Harriet seguía observándonos confundida, luego se acercó lentamente a nosotros. Miró a Dylan, muchísimo, y luego me observó a mí.

—Pues, te presento al chico de internet —comentó Harriet. Dylan rio por lo bajo y se quedó fijamente mirando a mi amiga.

¿Cómo que "el chico de internet"?

Dylan era el enamorado de Harriet y nunca me lo había imaginado.

Nunca se me había ocurrido preguntarle cómo se llamaba ni tampoco le había dicho que me mostrase una fotografía. No sabía si estaba feliz porque adoraba a Harriet como persona o confundida porque nunca había imaginado a mi hermano con una de mis amigas.

—No me lo creo —reí.

—¿A ti también te costará unos minutos abrazarme? —soltó Dylan mirando directamente a mi amiga.

A ella se le cristalizaron los ojos, sonrió con alegría, una alegría que nunca antes había visto en Harriet y debía confesar que me encantó verla así de feliz. Me alejé un poco de ellos y vi a Harriet abrazarlo con fuerza, él también la abrazó y ya quería gritarles: ¡Bésense ya! Pero ninguno se acercó al otro para besarse. No podía creer que el mundo fuese tan pequeño.

—¿Por qué no me dijiste que vendrías? —preguntó Harriet.

—Pensaba comunicarme contigo cuando ya estuviese instalado, no pensé que Camile y tu eran...

—Amigas —solté y él pestañeó mirándome.

—Amigas —repitió.

—Bueno, Camile —oí a Harriet, la observé a los ojos unos segundos y noté que se encontraba sumamente nerviosa —Si Dylan está aquí, me iré a casa para que pases más tiempo con él en tu cumpleaños ¿no?

Dylan frunció el ceño, pero no dijo nada.

—¿Te has vuelto loca? Vamos a casa, que beberé esas cervezas contigo o no lo haré con nadie —comenté y ella de inmediato dio un respingo de alegría.

Dylan no parecía demasiado nervioso por haber visto a Harriet por primera vez, sólo estaba más silencioso de lo usual y sólo hablaba cuando le preguntaba cosas. Harriet, en cambio, si se encontraba nerviosa y se le notaba a flor de piel. Tal vez no había sido el mejor momento para conocerse, tal vez sólo debían haber hablado por mensajes para juntarse en un bar, no así de sopetón ni enfrente de mí, pues la situación estaba tornándose como si estuviese obligándolos a pasar tiempo el uno con el otro, aunque, a decir verdad, a ninguno parecía molestarle.

—¿Te llamó Stefan? —me preguntó Harriet cuando nos subimos al autobús.

—No.

—¿No? —preguntó Dylan con su entrecejo arrugado —¿No ahora o no en todo el día?

Harriet desvió su mirada un poco culposa hacia otro sitio y yo observé a mi hermano.

—¿Qué te importa? —solté y él bufó.

—No cambia ¿eh? Igual de estúpido que siempre.

Harriet soltó una pequeña risa yo la golpeé con el codo.

—Déjalo ¿sí? No todo es tan malo, sólo es un día más, no hay para qué darle tantas vueltas.

—¿Un día más? Es tu cumpleaños, joder —dijo Dylan en un tono subido, fruncí el ceño y una señora se nos quedó mirando con una leve sonrisa en el rostro —Si, señora, es mi hermana y está de cumpleaños, no es un día más ¿no?

La señora negó con su cabeza levemente y a mí me ardió la cara de vergüenza. Dylan siempre era así de estúpido, era un don que le habían obsequiado mis padres. Harriet sólo miraba a mi hermano desbordando en corazones.

—Todo el mundo debería enterarse que es tu cumpleaños y ya está —finalizó.

—¡Aquí es! —lo interrumpí de pronto y apreté el botón para bajarnos del autobús.

Me sentía decepcionada de que Stefan no me llamara ni tampoco me enviara mensajes, nunca había hecho algo como eso. Debía confesar que sí, que hubo veces en donde llamó tarde, en donde llegó a mi cena de cumpleaños cuando habíamos terminado de cenar o que trajo un regalo que prácticamente no tenía nada que ver conmigo, pero esto nunca. Nunca había tardado tanto en llamar ni dar señales de vida ¡Y no podía perdonárselo ahora, pues vivíamos juntos!

Pese a todo, no podía evitar pensar en Jared, que no tenía ninguna obligación de saludarme, pero esperaba ese mensaje que probablemente no llegaría.

Saludé a Clint McGregor en la recepción y le presenté a mi hermano. Dylan conversó con él durante unos minutos y luego nos subimos al ascensor.

Puse la llave en el picaporte y, apenas abrí la puerta, las luces se encendieron encandilándome por completa y un grito de: ¡Sorpresa! Se caló por mis oídos. Me sobresalté asustada, luego me percaté de que Dylan se encontraba igual de sorprendido que yo, pero Harriet no tanto. La sala del departamento estaba llena de globos rosados y plateados. Todo estaba muy adornado, además de unas cuantas cajas de pizza una sobre la otra encima de la mesa.

Me quedé petrificada en donde estaba, jamás había sido parte de una fiesta sorpresa y ahora me encontraba completamente congelada.

Al primero que vi fue a Stefan, con un gorro de cumpleaños, serpentinas por todo su cuerpo y una trompeta de cumpleaños. Luego a Alex, Samantha, Tara, Emma, Nate y Jared. Todos con una sonrisa en el rostro.

—¡Feliz cumpleaños, Camile! —oí la voz de Stefan despertándome.

Se acercó a mí, me abrazó y me levantó del suelo para besarme.

Sentí una sensación de calidez en mi estómago, sin embargo, había personas dentro de mi departamento que no quería ver justamente para mi cumpleaños, pero no iba a decírselo a Stefan, pues seguramente se había esforzado muchísimo en preparar todo esto.

No podía decirle que era sumamente peligroso juntar en la misma sala a Jared, Emma, a él y a mí. O a Samantha, Alex y Tara Brackley. No podía decirle que Dylan venía llegando y estaba conociendo a su enamorada el día de mi cumpleaños...

Apenas moví mis pies todos comenzaron a acercarse a mí para abrazarme.

Hasta que llegué a Jared.

Él se me quedó mirando desde arriba, pues me pasaba por unos cuantos centímetros. Me sonrió con esa dulce y contagiosa sonrisa. Extendió sus brazos y me acurrucó entre su cuerpo. Sentí como todos mis músculos se estremecieron por completo, casi sentí que estaba metiéndome en su piel. Lucía tan guapo, tan alto e imponente, tan perfecto y relajado, como si en realidad nada hubiese pasado entre nosotros. Su perfume se metió en mis fosas nasales y respiré profundo para grabármelo. Correspondí su abrazo y cuando noté que estaba durando más de la cuenta, me separé de él y le sonreí.

—Lamento haber fingido que no lo recordé —lo oí decir sólo para que yo escuchara.

—Fingieron muy bien —esbocé una pequeña sonrisa.

Emma y Tara me abrazaron como cuando se le abraza a un puercoespín y no se molestaron en darme sus buenos deseos. Nate, en cambio, fue mucho más expresivo que ellas y no pude evitar pensar en que él sabía todo lo que ocurría entre Jared y yo y aun así había ido hasta allí. Seguramente para asegurarse de que su mejor amigo no hiciera algo estúpido.

Rápidamente todos comenzaron a dispersarse, conversar y Stefan se encargó de llevar cervezas para los que querían.

Dylan se me acercó por unos segundos mientras miraba a Jared, Tara, Emma y Nate.

—Él es Dylan, mi hermano —se los presenté.

Todos lo saludaron de manera cordial.

—Claro, el famoso Dylan —oí la voz de Emma —. Camile nos ha hablado muchísimo de ti.

—Así como muchísimo no —lo observé y él rio. —Ven, vamos a dejar tu bolso a la habitación —cogí el brazo de mi hermano y lo arrastré hasta mi habitación, cerré la puerta a mi espalda y él, relajado, dejó el bolso encima de la cama y se me quedó mirando.

—¿Desde cuándo escoges amigas tan... extravagantes? —frunció el ceño.

—Tara y Emma no son mis amigas.

—¿Y qué hacen aquí?

—Emma es novia de Jared y Tara es la hermana.

—¿Y Jared es...?

—Mi amigo.

—Tu amigo —repitió poco convencido —, suenas como si estuvieses mintiendo, no sabes mentir, te conozco.

—Dylan...

—De acuerdo —alzó sus palmas —, vamos afuera para disfrutar de esta fiesta con tus amigos —bromeó.

Ambos salimos de la habitación por el pasillo, Dylan se acercó a Harriet y Stefan me atajó en el pasillo metiéndome a la cocina.

—¿Te gustó? —me sonrió con entusiasmo.

—Sí, no debiste haberte molestado —acaricié su hombro —. Gracias, de verdad.

Él besó mi frente, luego se acercó a la nevera y me dio una cerveza.

En cuanto llegamos a la sala, comenzamos a conversar unos con otros, hasta que no sé cómo quedé sentada frente a Jared quien no dejaba de observarme con muchísima atención ¿tan nerviosa me veía?

—Así que Stefan... —oí la voz sarcástica de mi hermano y se me apretó el estómago, aquí estaba Dylan en todo su maldito esplendor —¿Fiesta sorpresa? ¿Ya la has cagado? —soltó y yo quise meterme debajo del sofá. Todos rieron, incluyendo a Stefan —Bromeo, pero ¿Fiesta sorpresa y sin una invitación para mí? —los ojos oscuros de Dylan se quedaron fijamente en los de mi novio.

***

STAP

Ya llegó Dylan para armar líos

¿Qué creen que ocurrirá ahora?

BESOPOS

XOXOXO

Continue Reading

You'll Also Like

2.1K 268 44
Polet Seavey es la nueva estudiante en el mejor internado de South Holbrook. Para Polet, ser la nueva significaba muchas cosas: nuevos amigos, un nue...
36.3K 2.8K 55
Sus nombres son dolor. El tormento un secreto. Y las mentiras una opción. ¿Qué pasa cuando un alma rota se encuentra con otra oscura? Se marchita y...
298K 29.1K 36
Para que entiendas por todo lo que Lilly está pasando, te contare que: Su vida era bastante normal, tranquila y aburrida. Le gusta un muchacho y deci...
66.7K 16.8K 67
Primer libro de la Dilogia Ellos eran los elegidos. Ambos con distinto caracter y diferentes vidas antes de la verdad,el destino,la vida,nunca jugaro...