||Adiós
Observé mis manos con detenimiento.
Me sentía extraña, como si me faltara energía.
Intente hacer un paso pero instantáneamente caí al suelo.
—Así que al parecer si funciona,— Murmuró la pelirroja con el arma aún en su mano mientras jadeaba.— Overhaul va a matarme cuando se entere que le robe su preciado experimento—
—¡______!— Volvió a gritar Mirio.
—Vaya, pero solo ha tomado un dardito para que te ganemos, después de todo el esfuerzo que hiciste y al final no logras nada.— La mayor caminó hasta donde me encontraba y tomo mi cabello estirándolo para que le viera directo a la cara.— Solo un título, eso es lo que eres. Y ahora que no tienes quirk, ¿Qué eres?—
—¿Que soy?— Susurré con un quejido.— Soy todo lo que soy ahora y todo lo que seré en el futuro.—Agarré el antebrazo de Mimi y lo apreté con fuerza.— No tienes el poder de cambiar lo que soy, ni tú ni nadie— Iba reincorporando mi cuerpo a medida de que hablaba.—Soy un héroe, y los héroes salvamos vidas luchando por la justicia.— Doblé su muñeca haciendo que se retorciera.—¡Puedo ser un héroe sin singularidad, porque mi don no define mi poder!— Golpee su ojo con mi puño, haciendo que retrocediera unos metros.
—Eres una espina en mi culo niñata, muere de una vez— Apuntó el arma a mi cara.
Con la mayor rapidez que mi cuerpo lo permitía, agarré uno de los escombros y lo tiré en su dirección, luego de que la pelirroja esquivara el objeto me lancé sobre ella golpeando el arma haciendo que volara a unos cuantos metros de donde nos encontrábamos.
—Si vamos a ser dos personas luchando sin quirks entonces no tendrás ventaja en armas— Forcejeamos mano a mano hasta que patee su estómago con mi rodilla, ella al retorcerse me dio una oportunidad para golpearle con el codo en medio de la columna vertebral.
La pelirroja tomó mi tobillo e hizo que cayera junto a ella, patee su rostro para después levantarme al mismo tiempo que ella. Amenazó con una navaja la cual iba cambiando de manos, pero yo lograba reaccionar a tiempo y cubría las zonas antes de que me apuñalara pero en cambio dejaba varias cortadas en mis brazos y abdomen.
En uno de sus ataques hice como si me fuera a caer al suelo pero a último momento coloqué mi mano en apoyo y por la inercia de mi movimiento le patee en la sien dejándola atónita por unos segundos mientras intentaba recuperarse.
—Quizá para ti soy solo una persona con título, pero te aseguro que otras personas solo recordaran mi nombre cuando las salve— Estampé su cabeza contra el pavimento, por fin dejándola fuera de combate.
Caí al suelo casi rendida, la adrenalina iba abandonando mi cuerpo de a poco y con eso mis últimas energías. Recordé que Mirio se encontraba a unos metros y decidí hacer un último esfuerzo.
Tambalee hasta llegar al lado del rubio en donde me deje caer con mi propio peso, esperaba caer en el suelo pero los brazos de Mirio se interpusieron amortiguando la caída.
—Hiciste un buen trabajo pequeña, ahora necesitas descansar— Murmuró con la voz quebrada.
—Tú también necesitas descansar, amor— Tome su cabeza y la acomode ligeramente en mi pecho para que pudiera descansar.
Pasaron unos minutos en silencio hasta que escuchamos a un grupo de personas acercarse, abrí los ojos esperando que fuera algún aliado.
—Chicos...— Murmuró Tamaki al ver nuestro estado.
—Tamaki... lleva a Mirio, yo puedo caminar— El rubio se encontraba casi inconsciente entre mis brazos.
El pelinegro tomó a su mejor amigo y luego le indicó a un oficial que me ayudara. Nos preguntaron si teníamos alguna herida grave o de mortalidad por lo que ambos negamos.
Fue larga la espera en donde caminábamos de un lado a otro buscando una salida, inclusive nos encontramos a Eraser Head y le ayudamos contra uno de los miembros del Hassaikai.
Finalmente al salir del terreno pudimos visualizar una escena extraña. Izuku se retorcía en el suelo con Eri en su espalda quien gritaba con dolor tras mantener activada su singularidad pero Aizawa intervino a tiempo.
Unos paramédicos me recostaron en una camilla y me pidieron que soltara la mano Mirio pero yo me negué, Ryukyu también me apoyo y se encargó que llegáramos a salvo a la ambulancia.
—¿D-dónde está m-mi mamá?— Le pregunté a la heroina de pelo corto.
—Yo... lo lamento Scarlet-san, no puedo decirte ahora, tienes que concentrarte en sanar— Quise insistir pero fui interrumpida.
—¡______!... Me alegra que estés bien—Se acercó Izuku hasta mi camilla.
—Si... algo así— Intenté sonreír aunque seguramente pareció más una mueca.
Uraraka y Asui también se acercaron a verme luego de notar mi presencia, ambas parecían no haber sufrido heridas graves lo que en cierta forma me aliviaba.
—Su pulso desciende, debemos llevarlo rápido al hospital— Al escuchar esa frase me fue inevitable no voltear a fijar de quien hablaban.
Sentí un peso en el pecho al ver la cabellera verde de Sir Nighteye quien se encontraba con un pico atravesado en gran parte de su estómago.
—Sir...— Susurré e intenté levantarme de la camilla pero rápidamente fui detenida por los paramédicos.
Fuimos trasladados al hospital más cercano de la zona, tuvieron que realizar una cirugía a Mirio y a mi para sacar las balas de nuestro cuerpo. Al cabo de dos horas ya nos encontrábamos en diferentes habitaciones recuperándonos de la cirugía.
—Vendré cada media hora a traerte los calmantes, tienes muchas cortaduras y ante cualquier movimiento que hagas te dolerá, principalmente la del ojo— Una enfermera sostenía un carro en el cual llevaba distintos medicamentos.
Acomodé el vendaje que tenía al rededor del ojo, los doctores me informaron que había sido un milagro que no perdiera el ojo. Y con respeto a mi quirk me hicieron algunas pruebas en el que dentro de unas horas entregarían los resultados.
Esperé a que la enfermera se fuera del lugar para luego escabullirme entre los pasillos del hospital buscando la habitación de Mirio. Pero tras unos minutos deambulando bajo la atenta mirada de algunos enfermeros me encontré con el rubio cojeando a mi dirección.
—Ven, Sir acaba de salir de cirugía— Explicó mientras tomaba mi mano, sin embargo me separé para pasar su brazo por encima de mi hombro para ayudarlo a caminar.
Mirio indicaba el camino hasta que en un momento nos encontramos a la enfermera que estaba a mi cuidado, sin embargo la ignoramos para finalmente entrar a la habitación de Sir.
—¡Sir!— Exclamamos Mirio y yo al mismo tiempo.
—¡Tienes que vivir, no puedes morir!— Las lágrimas se acumulaban en nuestros ojos.
—Mis niños...— Murmuró el peliverde con una voz quebrada.— Siento ponerlos en tantos aprietos...—
—Soy fuerte solo porque me enseñaste a serlo, sigo vivo porque aprendí de ti— El rubio tomó aire.— ¡Así que vive, vive por nosotros y nuestro futuro!—
Había un molesto nudo en mi garganta el cual no me permitía articular ninguna palabra.
—Nuestro futuro...—Murmuró Sir mientras acercaba su mano a la mejilla de Mirio.— No te preocupes, eres un gran héroe y un maravilloso padre.— El peliverde separó su mano de la mejilla del rubio para luego posarla sobre mi mano.— Este futuro no debe ser cambiado por nadie.— Limpie las lágrimas que emergían con el dorso de la mano libre.— Mirai Sasaki— Murmuró para luego conectar miradas conmigo.
Rompí en llanto al entender que por fin me había dicho su nombre.
—En honor a mi nombre, sonrían, porque una sociedad sin ánimos ni humor no tendrá un futuro resplandeciente— La luz en sus ojos se fue apagando, yo tome su mano con fuerza para que sintiera un último calor.
Sir Nighteye nos dejó con una sonrisa en su rostro y nuestros corazones rotos.
Adiós, Mirai-san.