Capítulo 170:
❝Señor Chocolate y Chispita de Chocolate❞
Kenta pidió el Uber para Kana. Estuvieron hablando unos minutos más en el local antes de que el vehículo llegara. Cuando era momento de irse se dieron cuenta que Ute no quería despegarse de ella.
—Está bien, puedes llevártela —suspira Kenta, acariciando a Ute una última vez—. Prestada. Como promesa de que nos volveremos a ver, ¿de acuerdo?
—Claro —sonríe. La gata se extiende entre sus hombros, frotando su cabeza en contra del rostro de la joven—. La cuidaré bien, lo prometo.
—Confío en ti, heroína. Cuídate.
—Gracias por todo, en serio. Siento que te debo la vida.
—La vida, la gata y el viaje.
Ríen.
Se abrazan como despedida antes que Kana subiera al auto.
El viaje es en silencio.
El conductor la deja delante de un complejo de apartamentos. Se baja con Ute. Sube las escaleras externas para no tener que encontrarse con ningún vecino, el apartamento de Shouta está en el penúltimo piso, por lo que entra al edificio desde la terraza. Baja dos pisos y toca la puerta de la vecina, Sayo Nagao, una mujer recién retirada que ama a Chispita y Chocolate.
La mujer le abre.
—¡Oh! ¡Kana-chan, querida!
—Buenas noches, Sayo-san —saluda.
—Pero, niña, ¿qué te pasó? ¿Estás bien? Estás llena de... sangre. Y tienes un hueco en la camisa. ¿Dondé está Aizawa-kun? ¿Está bien?
—Estamos bien, Sayo-san —le asegura, asintiendo con la cabeza—. Esto es solo... gajes de la vida de un héroe, gracias por preocuparse.
Dos gatos asoman de las piernas de la mujer. Uno es un gato persa totalmente marrón, un marrón tan oscuro que si se veía con poca luz podía verse negro, sus ojos son de un intenso ámbar, este es Chocolate. El otro es un gato angora de pelaje naranja muy claro con muchas manchas marrones oscuras, de un marrón muy oscuro, igual al pelaje del primero, su ojo derecho es azul y el izquierdo es verde, este es Chispita.
Son dos gatos homosexuales, igual que su dueño, que por si fuera poco son novios. Por eso sus nombres completos son Señor Chocolate y Chispita de Chocolate.
Ambos maúllan de emoción al encontrarse con su dueña, y de inmediato trepan a sus hombros. Ute, que es más pequeña, se asusta ante la presencia de los otros dos felinos y se trepa a la cabeza de la joven, permitiendo a los tres gatos estar sobre Kana. Ella ríe.
—Gracias por cuidar de ellos, Sayo-san, pero he venido a llevarlos conmigo.
—Oh, ¿en serio?
—Sí, pero no se preocupe, estamos bien. Aizawa-san y yo estamos bien, me permitieron tenerlos en la Academia luego de esta misión y por eso vengo por ellos, quite esa cara de aflicción, por favor.
—Pero es que... oh, Dios, me aflige tanto verte tan llena de sangre, Kana-san. ¿Segura que estás bien? ¿No quieres pasar y tomar algo? ¿Agua? ¿Té? ¿Ya cenaste?
—Sí, Sayo-san. No se preocupe. Muchas gracias. Pase feliz noche.
—Cuídate mucho, niña, tienes mucha gente que se preocupa por ti.
—Lo sé, Sayo-san. Cuídese también.
Y se retira de ahí, fingiendo que va escaleras abajo. Cuando la señora Sayo cierra la puerta cambia su dirección y sube las escaleras de nuevo a la terraza. Baja por las escaleras exteriores. Sus dos gatos, que se han criado en interiores desde pequeños (según le dijo Shouta) lucen sorprendidos por ver las afueras de la ciudad, pobremente iluminadas, por lo que se aferran a la hija de su amo con más fuerzas, clavando sus garritas en su ropa. Ute luce más tranquila, curiosa por los otros dos pasajeros del cuerpo sobre el que está posada.
Kana camina hasta la Academia, está cerca del apartamento, a media hora de caminata. Anda descalza, y la acera debajo de sus pies la lastima un poco, tiene frío gracias a que su pijama consta de una camiseta y un short flojo.
Pero se siente tranquila.
Está lejos del apartamento de Hawks, no se siente en peligro por eso. Además, le quemó el rostro, definitivamente no va a salir a buscarla en esa condición.
Ni siquiera piensa en su quirk. Es cierto que no es nada sin este, pero ya lloró bastante por ello. Solo va concentrada en que sus tres gatos estén bien. Ute maulla mucho gracias a su sordera, pero Chispita y Chocolate la ignoran pues van demasiado hipnotizados con sus alrededores.
Luego de treinta minutos que se sintieron sumamente cortos llega a la entrada de la Academia. Toca la puerta, esperando que puedan abrirle.
—¿Quién es? —la voz de Nezu habla desde el otro lado. Una pantalla se enciende delante suyo.
—Koenmoku Kana —se presenta, mostrando su rostro delante de la pantalla—, nombre de héroe "Double, la heroína egoísta". Clase A-1, maestro encargado Aizawa Shouta.
La pantalla se apaga.
Se tardan unos minutos, pero la puerta por fin se abre.
Asoma cuidadosamente. La están esperando Aizawa Shouta, Nezu, Kayama Nemuri y Yamada Hizashi.
—No ataquen —pide, y toma a Ute de su cabeza, tendiéndola delante de los presentes—. Tengo rehenes.
Quizás no era la elección más afortunada de palabras, pero funcionó. Avanzó cuidadosamente delante de ellos, y cuando estuvo ahí volvió a colocar a Ute sobre su cabeza. Extiende sus manos a los lados de su cabeza en señal de paz.
—¿Quién eres y por qué tienes a mis gatos? —gruñe Aizawa.
—Soy yo, Koenmoku Kana —asegura, asintiendo con la cabeza—. Vengo del apartamento de Hawks a donde fui con Hana.
—¿Cuál es la palabra clave?
Abre la boca e intenta recordarla. No la anotó.
—No tenemos palabra clave —le asegura, frunciendo el ceño.
—Está bien, es ella —suspira Aizawa, rodando los ojos—. Esa es la clave.
—Dijiste que venías del apartamento de Hawks —señala Nemuri, frunciendo el ceño—. ¿Por qué vienes así? —y apunta la sangre en su ropa.
—Es una larga historia.
—Tenemos toda la noche.
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