El destino que no soñé

By Javiwiwi

567K 56.6K 21.6K

Finalista de The Wattys 2021. Camile está segura de que no puede ser más feliz de lo que es ahora. Camile ti... More

Antes de leer
Reparto
00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52F
Epílogo

Capítulo 18

8.5K 925 229
By Javiwiwi

No me importó si alguien nos veía, no me importó Emma, no me importó Stefan. Ni siquiera me importó cuán arruinada se vería mi vida.

Sus cálidos labios se quedaron inmóviles por unos pequeños segundos. Lo peor que podía pasar era que me diera una bofetada, pero no lo hizo, sino que me correspondió el beso. Sus labios cedieron el paso a los míos y me sentí, de pronto, en las nubes.

Tomé su cuello y seguí besándola con fuerza, como si jamás nos hubiésemos separado o como si nos conociéramos. Era algo nuevo para mí y se sentía refrescante, como un golpe de energía y como si estuviesen llenando mi cuerpo con un frío líquido.

Me encontraba nervioso: con el estómago hecho un nudo y con ganas de llevármela a un lugar seguro en donde nadie nos pudiese interrumpir, quería besarla hasta que se me acalambraran los labios, una y otra vez, pero sabía que estaba mal.

Camile puso sus manos en mi pecho con delicadeza y pensé que, tal vez, podía sentir cuán fuerte estaba latiendo mi corazón a causa de tenerla así de cerca.

—Jared —oí su voz cuando nos separamos para tomar aire, apoyé mi frente en la suya mirándola hacia abajo por los centímetros que nos diferenciaban y sólo cerré mis ojos con fuerza —No podemos hacer esto.

—Camile, no puedo ser tu amigo —solté, ella me miró a los ojos con tristeza.

—Creo que yo tampoco.

—¿Qué hacemos con esto? —susurré.

—Sólo estamos confundidos... —se alejó unos cuantos centímetros de mí, pero su espalda chocó con la pared. Me acerqué a ella dejándola encerrada entre la pared y yo.

—Pues esta confusión se me está yendo de las manos.

Esta vez fue ella quien se acercó a mí, besó mis labios lentamente y yo sentí cómo todos los vellos de mi cuerpo se erizaron. Mi cuerpo entero reaccionó a esa pequeña muestra de interés y continué besándola. Olvidé el lugar en el que estábamos, sólo me concentré en besarla tan profundamente que sentía que ya jamás iba a poder sacármela de la cabeza.

Todo comenzó a tomar un rumbo extraño, pues cada vez el beso se intensificaba y ella me atraía más a su boca. Deslicé mis manos hasta su cintura y, cuando iba a acercarme más a ella para apegar mi cuerpo al suyo tal como habíamos estado en la oficina, oí pasos en el pasillo. No pudimos separarnos lo suficientemente rápido, pues ya alguien estaba mirándonos.

Ambos giramos para ver, era Nate, quien creía se había ido a casa.

Camile rápidamente se alejó de mí con su rostro ardiendo en vergüenza, sentí de pronto que sus ojos se llenaron de lágrimas y sólo pude intercalar la mirada entre mi mejor amigo y ella. Me relamí los labios porque, de pronto, se me había secado hasta la garganta.

—Pensé que te habías ido a casa —comenté con mi cuerpo en tensión.

Nate seguía en estado de shock mirándonos, se removió nervioso por lo que había visto y comentó:

—No, me quedé cargando un poco el móvil para regresar a casa con batería —dijo.

Podía ser cierto, pues Nate odiaba quedarse sin batería en el móvil y siempre se quedaba hasta último momento esperando que al menos llegara a un 50% para así irse con auriculares a casa.

Camile seguía de pie a mi lado en modo tensión, me observó con sus ojos vidriosos y luego miró a Nate.

—Lo lamento mucho —soltó de pronto con su voz en un hilo, no era necesario que se disculpara así, pero se notaba a cientos de kilómetros la vergüenza que estaba sintiendo Camile y también lo culpable que se sentía.

Camile tenía esa peculiaridad, todo lo que sentía se le notaba en el rostro y era una chica muy ingenua. Muy buena y demasiado expresiva.

—Fue un error, de verdad... —continuó al borde de las lágrimas.

—Tranquila, Camile —apoyé mi mano en su hombro, pero ella rápidamente lo esquivó y caminó rápidamente por el pasillo, pasando de Nate y seguramente dirigiéndose a la sala en donde se encontraba Stefan.

Me quedé frente a Nate, cerré mis ojos con culpa y luego me acerqué lentamente hacia él. Nate muchas veces me había visto ser un estúpido y esta no era la excepción, pero esto tomaba otro rumbo. Nate conocía mi historial con Emma, sabía todo de mí y todo lo que habíamos atravesado para mantenernos "felices". Nate sabía cuánto me quería Emma y, en ocasiones, me había dicho que se sentía con un gran peso en los hombros cuando yo le contaba cosas acerca de otras personas, pues sentía que le debía algo de respeto a mi novia. Y ahora podía sentir cómo se sentía él teniendo que ocultar una cosa así.

—¿En qué demonios pensabas, Jared? —me reprochó en cuanto estuve frente a él.

—No estaba pensando, Nate.

—¿Qué le dirás a Emma ahora?

—No debe saberlo, lo sabes.

—¿Te has vuelto loco? ¿Cómo puedes ser capaz de ocultarle algo así? —continuó con molestia —¿Esta es la primera vez que sucede algo así?

—No.

—Mira, sé que todo puede pasar ¿de acuerdo? Pero no aceptaré que seas un imbécil, no esta vez.

—Esta vez es diferente, Camile es diferente.

—¿Diferente por qué? —rio con sarcasmo —Madura de una vez, Jared.

—Siento que todo se está yendo a la mierda, Nate —confesé y él frunció el ceño aun con una sonrisa irónica en el rostro —Camile está confundiendo todo, siento que de verdad me está gustando más de la cuenta.

—¿Más de la cuenta? —rio. —Mira Jared, sabes que no iré de chismoso a contárselo a tu novia, pero te aconsejo que seas lo suficiente hombre como para decírselo tú mismo y no se entere como lo he hecho yo ¿oíste?

Asentí.

Él giró sobre sus pies y se largó del pasillo dejándome a solas. Respiré profundo intentando controlar la culpa que estaba sintiendo y caminé hasta encontrarme con la sala en donde Camile estaba a un costado de Stefan con el móvil en su mano, tecleaba muy rápido, quizá pidiendo un taxi para marcharse, pero aun así me acerqué a ella y me apoyé en el borde del sofá de enfrente.

—Lo lamento —susurré.

Ella me observó, tenía sus ojos hinchados y rojos, como si se hubiese largado a llorar por un rato y eso me apretó el corazón, no debería estar llorando por algo así. Por nada en realidad.

—Es mucho mejor que tú y yo nos mantengamos alejados.

Eso me mantuvo completamente en silencio, pues viniendo desde su boca con ese tono de voz tan frío y quebrado me descolocaba un poco.

Su móvil sonó una vez más y ella se puso de pie.

—Harriet vino por mí —informó.

Stefan seguía durmiendo en el sofá como si este le perteneciera y no había ningún indicio de que fuese a despertar. Vi a Camile acercarse a él y comenzó a moverlo con cuidado, él se molestó un poco frunciendo el ceño y luego comenzó a hablar incoherencias que ninguno entendió. Vi a Camile suspirar frustrada, además de que ya se sentía mal, parecía no poder lidiar con otra situación, realmente se veía estresada.

—Puedo ayudarte a llevarlo afuera —le dije, ella alzó su vista mirándome a los ojos y asintió levemente.

Rodeé el sofá y tomé a Stefan, pasé uno de sus brazos por mi cuello y prácticamente lo arrastré hasta estar en la calle. Casi al final él despertó y me observó con una sonrisa, pero yo no estaba para reírme en ese momento.

Vi un auto rojo aparcado afuera de casa y supuse que se trataba de la amiga de Camile y lo confirmé cuando ella rápidamente se acercó al auto para abrir la puerta trasera del auto. Colocamos a Stefan adentro y luego cerramos la puerta.

Nos quedamos mirando por unos segundos que parecieron eternos. Me encontraba decepcionado con lo que había pasado, pero sabía que en algún momento iba a pasar algo así si no éramos cuidadosos.

—Adiós Jared —la oí. Se sintió como si se hubiese estado despidiendo para siempre, no le dije nada, pues no quería despedirme de esa manera, pero ella se subió al coche de su amiga y rápidamente salieron de ahí.

Me quedé petrificado mirando cómo se alejaban ¿qué demonios había hecho? ¿Cómo iba a lidiar ahora con la verdad?

Giré sobre mis pies y entré a casa, comenzaba a sentirme culpable por lo que había pasado porque Nate nos había visto y prácticamente me estaba obligando a confesarle la verdad a Emma, verdad que a mí me estaba costando asumir.

Ya no podía fingir que no sentía nada por Camile, pero ¿era tan fuerte como para mandar todo a la mierda?

No fui capaz de dormir con Emma, sólo me acerqué al baño y me di una ducha con agua helada. Tenía que ser agua helada porque tenía que despertar de este mal sueño. Todo había cambiado de un momento a otro y no podía controlar lo que estaba sintiendo. Había pasado apenas un poco más de un mes desde que Camile había llegado a la ciudad y nos habíamos encontrado a la mitad de la calle y ya estaba poniendo toda mi vida patas arriba ¿si sólo había pasado un mes, qué demonios iba a esperar si seguía pasando más tiempo?

Comencé a cuestionarme si alejarme de ella era una mejor opción, mentirme a mí mismo siempre había sido bastante fácil y si me alejaba de ella probablemente me olvidaría más rápido de lo que habíamos hecho.

—Qué imbécil —gruñí dándole un puñetazo a la pared del baño.

¿Cómo podía estar pensando en mentirme a mí mismo una vez más?

No quería alejarme de Camile, pues me gustaba, me gustaba más de la cuenta, pero no quería tampoco romperle el corazón a mi novia quien hace unas cuantas horas había escuchado unas pequeñas palabras de "amor" de mi parte frente a todos los invitados. No quería quebrarla ni tampoco sacar lo peor que tenía para entregarme. No estaba preparado para eso, no todavía.

Salí de la ducha muy molesto conmigo mismo y lo único que quería hacer era tomar una decisión respecto a Emma, pero lo único que hacía era pensar en Camile, en sus lágrimas, en su culpa y en cómo se veía de afectada por lo que habíamos hecho. Sin embargo, le exigía con todas mis fuerzas a mi cerebro que me hiciera pensar de una puta vez en cómo se sentiría Emma cuando se enterara, no en Camile. ¡EMMA!

Estaba volviéndome loco.

Entré a la habitación de invitados y ahí me quedé toda la noche, intentando dormir. A ratos miraba el móvil, miraba el chat de Camile, pero ella no se encontraba en línea hace unas cuantas horas. Iba a mensajearla, a preguntarle cómo se sentía, pues de pronto quería que ella me dijera que estaba tan confundida y cansada como yo para sentir que alguien me entendía, pero no lo hice, bloqueé el teléfono y me quedé mirando el techo por unas cuantas horas.

Los días pasaron, intenté olvidarme de lo que había hecho y no se lo dije a Emma. Era un cobarde, lo sabía, pero no estaba preparado para enfrentarla, primero debía encontrar la manera de ser sutil, de no lanzárselo en la cara como cualquiera lo haría. Ella no me había defraudado nunca y yo no quería ser el hijo de puta de la relación.

Llegué a la empresa y de inmediato la recepcionista me informó que mi padre quería hablar conmigo, asentí silencioso y me metí en el ascensor. Mi estómago se encontraba en un nudo porque probablemente luego de esa charla me mandaría a mi oficina y no sabía si estaba preparado para enfrentarme a Camile. No sabía si iba a estar enojada o iba fingir que no me conocía en lo absoluto. No sabía si iba actuar normal o iba a mandarme a la mierda.

Entré a la oficina de mi padre sin golpear, cerré la puerta y me lo encontré completamente serio. Le di la mano para saludarlo y luego me senté frente a él con el ceño fruncido.

—¿Qué ocurre? —pregunté antes que todo lo que tuviera para decirme.

—¿Cómo estuvo la fiesta, Jared? —me preguntó ignorándome, pero continuaba completamente serio.

—Estuvo bien... —contesté sin más.

—Tengo que decirte algo —apoyó sus codos en la mesa y entrelazó los dedos consiguiendo que la escena se volviera algo tensa —Camile renunció esta mañana.

Tensé la mandíbula, sentí que algo se quebró dentro de mi cuerpo y sólo pude pestañear confundido.

—¿Qué razón te dio? —fruncí el ceño de pronto sintiéndome bastante incómodo y culpable.

—Su carta de renuncia decía que no podía lidiar con la universidad y sus dos trabajos, que prefería mantener un trabajo menos exigente y que agradecía la hospitalidad.

—¿Qué? —reí sin entender.

—Lo mismo me pregunté yo —asintió levemente —. Camile estaba haciendo bien su trabajo, incluso nos había ido bien con las ideas que nos estaba dando e incluso pensábamos integrarla en la próxima reunión, pero... —relamió sus labios —¿lo sabías?

—No.

—Dime la verdad Jared ¿hay algo de lo que no esté enterado?

—¿De qué hablas, papá? No sabía que ella renunciaría, no me lo dijo.

Él se quedó mirándome por unos segundos, luego tomó su móvil en silencio y comenzó a buscar algo. Quería salir de la oficina y llamar a Camile para decirle que estaba cometiendo un error al renunciar a lo que quería hacer por mi culpa. Sin embargo, papá me observó, volteó su móvil y me enseñó la pantalla junto a un video, le dio reproducir y ahí nos vi a ambos. A Camile y a mí en la oficina besándonos desenfrenadamente.

Respiré profundo intentando calmar mi corazón que amenazaba salir de mi pecho.

Vi cómo me detenía y ella se quedaba congelada, luego se abrigaba y se hacía un ovillo en el sofá, luego comenzaba a llorar muy silenciosamente. Dios ¿cómo pude haber sido así?

—Tienes suerte de que sólo lo haya visto yo —lo oí decir.

Me rasqué la nuca, nervioso, no sabía que decir ¿debería estarme disculpando con mi padre?

—Papá...

Él bajó el móvil y lo bloqueó.

—Estabas demasiado borracho ¿no?

—Si —mentí.

En teoría si estaba borracho, pero jamás había bebido hasta no saber lo que estaba haciendo. Nunca había sido esa clase de persona.

—Te conozco, Jared. No puedes mentirme en mi propia cara ¿Qué sucedió?

—No sé, no sé qué me está sucediendo —me solté, apoyé mi espalda en el respaldo de la silla e intenté relajarme, pero no podía no sentirme nervioso frente a él —. He sido un imbécil.

—¿Te gusta Camile?

Su pregunta fue demasiado directa para mi gusto. Oírlo decir eso en voz alta fue bastante extraño, ya que sólo lo había pensado en cientos de ocasiones, pero nunca lo había expresado como para que todo el mundo supiese, ¿qué se supone que debería responder?

—Estoy con Emma —contesté convenciéndome a mí mismo de que esa era una buena respuesta.

—Sé que estas con Emma, pero también puede atraerte otra persona.

—He sido un imbécil —volví a repetir —. Sí, creo que sí, que me gusta y siento que he vuelto a tener diecisiete años.

—¿Y Camile?

—¿Camile qué?

—¿Qué piensa al respecto?

—No lo sé.

Encontraba un poco extraño que papá no estuviese regañándome o diciéndome que era un idiota por traicionar a Emma de esa manera, pues se encontraba con temple sereno, completamente serio, pero no se veía enojado conmigo, sólo creo que estaba intentando comprenderme.

—Si Camile no renunció después de aquél encuentro que tuvieron en la oficina ¿por qué lo hizo ahora? —me preguntó completamente serio, mirándome a los ojos y haciéndome sentir, de pronto, pequeño.

Fue en ese momento en donde me di cuenta de que no podía mentirle a mi padre, nunca lo había hecho ¿Por qué lo haría ahora? Él siempre me había aconsejado acerca de muchísimas cosas y siempre era mucho más comprensivo de lo que era mi madre conmigo y con Tara.

—Porque ha vuelto a pasar —solté y él cerró sus ojos como si no hubiese querido escuchar eso, negó levemente con su cabeza, se masajeó la sien y luego se me quedó mirando con algo de decepción en sus ojos.

—Yo no te he enseñado esto, Jared. Te enseñé a cuidar a las personas que quieres, a protegerlas, no a romperles el corazón como si no valiesen un centavo —esta vez sí se veía molesto —, te enseñé que debías ser valiente y honesto, no un cobarde ocultándose detrás de una estúpida careta ¡Estás comprometido con Emma! —alzó la voz y yo me sobresalté un poco.

—Lo sé, papá, lo sé —contesté algo estresado, apoyé mis codos en la mesa y me agarré la cabeza con las manos —¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que vaya y le diga a Emma que la engañé? No puedo hacerlo, no estoy preparado para eso.

—¿Y cuándo lo estarás? ¿Cuándo se dé cuenta sola de que te gusta otra mujer?

—No..., no papá —me removí inquieto —. No pienso dejar a Emma.

—Entonces debes dejar de verte con Camile. Es fácil. Y créeme que no te lo estoy ordenando, pero es un consejo que deberías tomar en cuenta.

—De acuerdo —bajé la voz.

Camile Rooney

No podía dejar de llorar cuando Nate nos había atrapado besándonos, quería disculparme una y otra vez por ser esa clase de chica. Siempre había pensado en que una mujer que se entrometía en una relación no era demasiado generosa con su propio género y ahora que estaba con esa situación encima de mis hombros me sentía que estaba traicionando mis propios ideales, pero ¿cómo evitarlo? Jared había volteado todo y ya no podía fingir que no me volvía loca, que no me gustaban sus ojos claros, y que odiaba su cabello rubio con ondas. Ya no podía fingir que no me gustaba cómo tocaba el piano ni como cantaba cuando estábamos a solas.

Pero claro que no podía decírselo a nadie.

Aun con Stefan en el sofá durmiendo en la sala me había valido una mierda cuando besé a Jared en el pasillo. Y eso que me había ido a dormir exactamente para dejar de sentir ganas de besarlo con todas mis fuerzas, pero no sabía qué demonios le había pasado que había caminado hacia mí tan seguro de sí mismo y me había plantado un beso. Ni siquiera me dejó respirar ni procesar lo que estábamos haciendo cuando ya estaba atrapada en sus redes.

¿Realmente era una mala persona al hacer eso?

Jared me observaba con culpa en sus ojos, pero la verdad es que yo estaba muy decidida a no verlo jamás en mi vida.

Le tuve que decir a Harriet que fuera por mí porque no iba a soportar despertar por la mañana en esa casa en donde ya nos habían atrapado. Le expliqué un poco a mi amiga lo que había ocurrido y ella de inmediato accedió a ir por mí. Jared me ayudó con Stefan y luego me subí al auto y le pedí a Harriet que saliéramos de ahí lo más rápido posible.

Al llegar al departamento, Clint McGregor me ayudó con Stefan y lo dejamos durmiendo en la habitación. Harriet había aparcado el auto y se encontraba mirándome con preocupación.

—¿Puedes explicarme qué ocurrió? —me preguntó cuándo Clint había bajado y Stefan ya se encontraba durmiendo con la puerta cerrada de la habitación.

—Ahora sí que todo se irá a la mierda —comenté con angustia. Todavía tenía los ojos vidriosos, pero no sentía ganas de llorar como cuando había visto a Nate.

—No me digas que... —comenzó.

—Besé a Jared, otra vez —bajé la voz para que sólo ella escuchara.

Harriet abrió sus ojos de par en par mirándome sorprendida, luego se tranquilizó e intentó pensar en lo que iba a decir a continuación.

—Está volviéndote loca —soltó.

—¿Qué demonios voy a hacer ahora?

—Decir la verdad.

—¿Cómo quieres que haga eso, Harriet? —caminé frustrada hacia el sofá y ahí me quedé.

Ella se acercó lentamente a mí y se sentó en el sofá de enfrente, se cruzó de brazos, respiró profundo y comenzó a hablar muy calmadamente, conteniéndome y con condescendencia.

—Tienes que entender algo, Camile. La vida es muy corta como para que te tortures de esta manera. Si te gusta otro chico, no puedes hacer nada al respecto —me miró a los ojos —¿Cómo pretendes ser feliz con alguien que no quieres?

—Es que si quiero a Stefan —reclamé por lo bajo.

—Pero ya no lo amas, ya no estás enamorada de él como lo estuviste en un principio ¿o estoy equivocada?

—Es complicado.

—No todo es demasiado complicado.

—Lo dices tú que tienes un novio por internet —rodé los ojos y ella se enserió completamente —Lo lamento.

—Que estés confundida no te da derecho a ser una idiota —resopló.

—Lo siento, Harriet —me toqué la cara quitándome agua que no existía y luego observé a mi amiga a los ojos —¿Qué harías tú en una situación como la mía?

—Escoger —contestó como si eso fuese de lo más fácil.

—¿Cómo que escoger?

—Jared o Stefan.

—Escogería a Stefan, lo sabes.

—¿Por qué? ¿Acaso lo escogerías porque estás hace cinco años con él?

Harriet era muy directa, no tenía pelos en la lengua cuando se trataba de decirme las cosas como eran y no me las pintaba color de rosas. No había tenido una amiga así, Alina e Isabella siempre intentaban decirme las cosas con más cariño, pero Harriet era dura, fuerte y sin tapujo. Eso me gustaba porque me hacía despertar cuando me encontraba en un horrible y mal sueño, como ahora. Me hacía responder con la verdad o incluso me dejaba sin palabras, pero al menos me hacía reflexionar acerca de lo que estaba haciendo con mi vida.

Me quedé en silencio ante la pregunta que me había hecho, ni siquiera asentí ni negué con mi cabeza, sólo me quedé mirándola como una estúpida.

—Si lo vas a escoger por ese motivo, pues me vas a decepcionar muchísimo —se puso de pie —, ahora debo irme.

—Gracias por ir por mí —me puse de pie, ella me sonrió de medio lado y me abrazó con cariño.

La dejé en la puerta y luego se marchó.

Iba a meter las manos a mis bolsillos del abrigo cuando me di cuenta que seguía con el blazer azul eléctrico que le pertenecía a Tara Brackley. Lo único que faltaba. Que se me quedara mi abrigo en casa de Jared y yo anduviera con el blazer de su hermana. Lo miré en silencio, lo pulcro que estaba, como si fuese nuevo. Metí las manos a los bolsillos y exactamente en el bolsillo derecho choqué con un plástico, de inmediato lo saqué y cuando lo tuve frente a mis ojos casi me caigo de espalda: era la misma pulsera que nos habían puesto a Alex, Samantha y a mí cuando habíamos entrado al prostíbulo en la fiesta de disfraces.

¿Qué hacía ahí?

***

OKEY STAAAAAAAP

¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

¡Hola! Lamento la demora con los capítulos, pero he estado sumamente ocupada con ediciones y muchas cosas más que pronto se van a enterar.

BESOPOS XOXO

Continue Reading

You'll Also Like

117K 18.7K 44
¿Y si es muy tarde para empezar de cero? Cuando Gia Davies se muda a Nueva York, está huyendo. Se ha dado cuenta de que su carrera no le gusta, su re...
2.1K 167 14
-Hoy conocí a un chico con voz similar a la tuya. -Hahaha ¿En serio? *** -Dijiste que a los tres meses me dejarías ver tu rostro... ¿Es posible tener...
11.5K 1.3K 47
Muchos años. Muchos años sin saber de él. Muchos años sin verlo. Muchos años sin escuchar su dulce voz. Muchos años sin él. ¿Mi vida? Bastante bien. ...
243K 17.7K 27
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...