《LA PRIMERA PELIRROJA》JAMES P...

By La-merodeadora-Black

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En donde Harry descubre la verdad de James y Lily Potter, sus padres Un dia lluvioso en el que decide averigu... More

《Prólogo》
<<Cast>>
《 punto importante 》
《Los segundos gemelos》
《 La Selección 》
《El comienzo de las amistades》
《¿y si les hubieran dicho? 》
《El lo siento de Navidades》
《 La primavera del primer año 》
《Finales de primer año》
《 punto importante II 》
《 Cartas de verano》
《Doce años de gemelos》
《La primera predicción》
《pronto tendré un deja-vû contigo》
《 Jamás debí acercarme a ti》
《 ¡No te distraigas Diggory, o te ganaré! 》
《Son distintos caminos Regulus》
《Sospechas y traiciones》
《 Conociendo el futuro》
《 Una nueva etapa 》
《Verano del 73》
《Materialistas e insustanciales》
《 Y la bomba estalló 》
《 Bosque Prohibido 》
《 Los sacrificios de una amistad》
《Calla y abrázame》
《 ¿qué, una señal para besarme? 》
《 El primer novio 》
《 Entre tu y yo nunca hubo conexión alguna》
《 Baile de invierno 》
《 Punto importante》
《El comienzo de todo》
《 A partir de hoy 》
《 La madriguera 》
《Es el proceso de la vida》
<< Nota importante >>
{We're back, bitches}
<<Estás condenada>>
<<El momento adecuado>>
<<19 de diciembre>>
<<Los ojos nunca mienten>>
<<No hay malos momentos en verano ¿cierto?>>
<<Creo que estoy enamorada de mi mejor amigo>>
{Segunda parte; La mejor amiga}

《 Los celos de un mejor amigo 》

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By La-merodeadora-Black

Skyler siendo avergonzado por su madre enfrente de Malia, finales de 1973.

(supongamos que tiene el pelo negro)

Expresso de Hogwarts, 1973.

— ¿pueden darse prisa? Me muero de hambre chicas — rogó Alice.

— ¿alguien sabe dónde están mis vaqueros? — preguntó Marlene.

— a lo mejor te los has dejado en el cuarto de Jack... pillina — insinuó Dorcan mientras sus amigas reían.

Malia negó con la cabeza mientras sonreía. — Están aquí rubita. Debo ir al cuarto de Jeremy a recoger un par de sudaderas. — explicó ella antes de marcharse.

— ¿las sudaderas no son de Jeremy? — preguntó Alice confundida.

Dorcan asintió. — Cuando Malia dice "recoger" se refiere a "llevarse consigo las sudaderas de su novio". Creo que no tiene ninguna propia, entre los chicos y ahora su novio...

Alice soltó una carcajada, mientras Marlene seguía recogiendo. La castaña la observó y pronto se le hizo una duda en la mente. — Oye Marly... ¿todas esas noches en las que os escapais tu y Malia para ir a los cuartos de vuestros novios no iréis a...

La rubia abrió los ojos sorprendidas. — ¡No, claro que no! — contestó al instante. — Alice, por favor, no llevamos ni dos semanas ni Malia con Jeremy ni yo con Jack.

Alice y Dorcan soltaron una carcajada mientras la rubia indignada seguía recogiendo. — Además ¿os imagináis la cara de los chicos si creyeran que Jack o Jeremy... — añadió la rubia riendo.

— Desde luego a ninguno le gustaría, bastante es que acepten que tengáis novios — comentó Alice.

— ¿sabes? Tienes suerte Alice, aún no saben de tus quedadas con Frank. — le soltó Dorcan. — y yo aquí más sola que la una.

Alice se sonrojó notablemente. No solo habían quedado el sabado pasado, si no que también habían planeado verse en navidades, y, aunque la castaña no sabía muy bien que ocurría entre ellos, estaba bastante ilusionada con el asunto.

— ¡Mierda, casi me olvido! ¡enseguida vuelvo! — saltó dorcan de un brinco. — debo ir a recoger el juego de chocolates que montamos Remus y yo la otra noche.

Cuando la pelinegra cerró la puerta, Marlene miró a Alice. — Dorcan no está tan sola si tiene a su lobito.

La pelinegra, mientras, bajaba a toda prisa las escaleras, cruzó la sala común sin parar a saludar a algunos conocidos y nuevamente subió las escaleras que ahora conducían al cuarto de los chicos. Ya ninguno se sorprendía de ver a ese grupo de chicas subir y bajar esas escaleras.

— ¿¡cuándo dejarás de ser tan sumamente celoso James!? ¡Estás montando un drama! ¿Sabes qué? Avísame cuando madures — esos fueron los gritos que recibió Dorcan nada más abrir la puerta del cuarto de los merodeadores.

— Va... por Merlín, que carácter  — soltó Dorcan apartándose de la puerta para que su amiga no le golpeara en el camino. — ¿que has hecho para sacar la furia pelirroja James?

Este sacudió la cabeza mientras se dejaba caer en su cama. — Nada, si fue una tontería... — repuso él. — No debí ponerme así pero es que últimamente siento que Malia no está tanto conmigo.

Dorcan se olvidó de lo que tuviera que coger y se sentó con su amigo en la cama. — Oh, cielo, es normal. Malia y tú estáis acostumbrados a estar todas las horas minutos y segundos del día juntos, lo mucho que os separáis es para las cosas personales. —bromeó.

James soltó una pequeña risa mientras se limpiaba las lentes. — No es eso. —chasqueó la lengua. — vale ¡sí! Fue una tontería pero...

— ¿cómo comenzó la discusión? —le interrumpió dorcan.

James desvió la vista. — Maly iba a pedirle un par de sudaderas a su noviecito y me enfadé porque no me las pidiera a mí... —murmuró en un susurro inaudible apenas.

— ¿qué? —preguntó Dorcan aguantando la risa. — ¡James!

Este se levantó de la cama mientras comenzaba a moverse por el cuarto y a gesticular exageradamente. — ¡Lo sé! ¿Vale? Se que ha sido una tontería, pero no lo entiendes... ¡Todo lo que hace con él ahora, lo hacía conmigo! Bueno, exceptuando la parte de besarse... ese no es el punto, lo que quiero decir es que... — comenzó él parándose en la ventana. — Cuando veía que ella tenía frío yo le daba mi sudadera, ahora es Jeremy. Cuando ella estaba agobiada yo solía ir con ella a dar paseos, ahora es él el que lo hace. Todo. ¡hasta duermen juntos! Lo cuál no me gusta ni un pelo porque como se le ocurra a Travers tocar siquiera a Malia... Vamos Dorcan, ¿tú no estarías en la misma situación si Remus comenzara a hacer todas esas cosas que hacéis juntos con otra persona?

Dorcan pareció sonrojarse y mirar sorprendida a su amigo. — N-no ¿porque iba a hacerlo?

— Vamos Can, ¿el juego de chocolates? ¿escaparos a la cocina? ¿Quedaros hasta tarde leyendo? ¿las guerras de cosquillas? Todo eso es especial porque solo lo haceis vosotros. Yo se que Malia y vosotras tenéis que soportar a doce chicos celosos y protectores, pero es que... siento que ella me ha reemplazado. —explicó James mientras su voz se apagaba.

Dorcan sacudió la cabeza. — Ven aquí. — dijo la chica haciendo que James se dejara caer en el colchón y Dorcan comenzara a acariciarle el pelo. — Vamos James... Malia te quiere a ti más que a cualquiera. Incluso que a Jeremy, tu estás por delante de todos esos novios que vayan a venir ¿lo sabes no? Eres su mejor amigo. No te ha reemplazado y no ha dejado de quererte, solo tienes que asimilar que ahora tiene novio y que hay ciertas cosas que hará también con él ¿no?

James miró fijamente a su amiga mientras negaba. — No Dorcan, no es eso. No se que me pasa cuando los veo juntos. — admitió él.

Dorcan abrió la boca sorprendida. ¿Acaso James iba a admitir lo que todos sabían desde primer grado?

— No es como si a mi me gustara Malia, no por Merlín es mi mejor amiga. Yo solo tengo ojos para mi Lily-flor, pero... ¿de verdad tengo que verlos besarse todo el día? ¿Que vayan de la mano y se pongan carantoñas continuamente? Me produce náuseas — dijo el chico interrumpiendo sus pensamientos.

La pelinegra sonrió con ternura a su amigo mientras se encogía de hombros. Todavía no estaba preparado para admitir nada.

— No sé James... estamos en plena adolescencia ¡las hormonas están en su esplendor! Es normal que esten más cariñosos de la cuenta. Igualmente, tanto como Malia y Jeremy y Jack y Marlene siguen siendo vírgenes, no es esa clase de cariño... aún. —murmuró la chica.

James se puso rojo. — Nadie tocará a mi pelirroja de esa manera hasta los 40, Dorcan prométemelo. De mayor no podré cuidarla todo el tiempo pues comencaré a tener hijos con Lily y tal vez nos mudemos algo lejos por la guerra, ya sabes, así que si en algún momento algún depravado sexual se acerca a ella... — comenzó diciendo James.

— Golpearé sus partes y lo llevaré al océano, para que se hunda. — recitó el pasaje que tenían todos los chicos como canción celosa.

James asintió mientras se levantaba. — Gracias por la charla Dorc... ¿sabes? es extraño, me preocupan Jack y Marlene igualmente, pero no siento esas náuseas cuando los veo besarse como cuando lo hacen Malia y Jeremy. — se encogió de hombros mientras se dirigía al baño. — Será porque a Jack lo conozco más o algo así...

Dorcan se dejó caer en el colchón mientras soltaba una pequeña risa y decía en voz alta;

— No será porque te estás pillando por tu mejor amiga, en absoluto.

...

— De verdad chicos, os quiero mucho, pero me agobia que estemos tantos en un compartimento — se quejó David.

— Pues vete con Claudie — le pinchó Skyler.

— wuoh, wuoh, para el carro galán ¿Claudie Prior? ¿Nuestra Claudie? ¿Que harías tu con ella? — preguntó Alice.

David negó. — Nada evidentemente. Estos tíos creen que porque coquetee con ella ya me gusta. ¡Vamos! Coquetear no implica nada ¿verdad Sirius? — preguntó el pelinegro.

— en absoluto — corroboró Sirius.

— ¿veis? Un filtreo sin más no es nada — repuso David.

— eso es porque se lo has preguntado a un mujeriego — reprochó Remus. — verás ¡Malia, espera! Jeremy también va para ti la pregunta ¿filtrear con alguien significa algo?

Malia y Jeremy que estaban fuera del compartimento para ir a por un par de chuches respondieron;

— Sí — dijo jeremy.

— ¡Claro que no! Un filtreo es un filtreo, yo lo hago todo el tiempo. — contestó Malia a su vez.

El pelinegro miró a su novia mientras esta le devolvía la mirada. — Primera pelea de la pareja... —murmuró Peter.

— ¿si rompen, ella volverá a ser lo que era conmigo? —preguntó James a Dorcan en un susurro. esta arqueó una ceja mientras reía negando.

— ¿Maly? — preguntó Jeremy. — ¿que filtreas todo el tiempo?

Malia miró a sus amigos y antes de coger a su novio por el brazo y marcharse habló. — en mi defensa diré que... ¡Marly también lo hace! ¡Te quiero rubita!

Jack miró a la chica entre sus brazos. — ¿En serio? — repusó el chico.

Esta se encogió de hombros mientras observaba el paisaje. — No se, las chicas no le damos importancia a ello. No implica nada.

— ¡Claro que implica! — contestaron todos los chicos. Incluyendo David y Sirius, que tras pensarlo coincidian en ello. Solo si era la pareja guapa la que coqueteaba.

— Oh, por Morgana... ¿estaremos hablando de esto todo el viaje, cierto? — preguntó Alice apoyada en Alec.

— Luego podemos escaparnos, quiero ver a Em y Mary antes de bajar. ¿Porque no te unes? ¿Sabes? Hay un chico muy amable de Gryffindor también. Se llama Frank, creo que os llevaríais muy bien. — le comentó Alec.

Alice soltó una carcajada. — No estaría mal conocerlo.

...

— ¡Si coquetea una chica le da esperanzas al chico para acostarse con ella! — recriminó James levantándose del asiento.

— ¡No! ¡eso es patético! — gritaron Marlene y Dorcan.

— ¡Lo sabemos! — corearon todos.

— Joder ¿aún seguís con el tema? —preguntó Malia entrando en el compartimento mientras se tiraba en los brazos de Sirius. — Miren, la conclusión es... Puede haber filtreos y punto.

— ¿Me explicas como lo has podido arreglar con Jeremy? Porque Marlene no quiere contarnos como lo hizo con Jack —repuso Remus.

La rubia y pelirroja compartieron una mirada mientras asentían. — Son un par de trucos bajo la manga... que no os sorprenda si alguna vez la chica con la que estéis saliendo lo hace para que olvidéis el asunto. — repuso Marlene.

— Jack –— le llamó Peter –— ¿que hizo la rubia exactamente?

Este se encogió de hombros. –— No se, hablábamos del tema y derrepente nos estábamos besando. Olvidé el asunto y aunque volvimos aquí y estabais erre que erre, se me había olvidado.

Dorcan soltó una carcajada, pillando la estrategia sin tener que ser detallada. — Por Merlín, necesito un novio solo para poder hacerlo.

— Yo me ofrezco — coqueteó Sirius.

— Pulgoso... — comenzó Remus.

— ya ya lobito... mi corazón solo está para ti — le dijo el pelinegro mientras los otros se reían.

— ¿Perdona Sirius? — comenzó James mientras se levantaba y hacía movimientos dramáticos. — ¿me estás engañando?

— por supuesto que no James, tu eres mi único amor. — contestó él. — El lobo solo es un mero entrenimiento.

James se sentó desconfiado de las palabras de su mejor amigo. — Te creeré, solo por esta vez. No sería sano una bronca nada más llegar a casa para nuestros bebes.

— ¿qué bebes? —preguntó Alec apareciendo con alice.

— ¡Alice y Peter! Son nuestros bebés, no podemos descuidarlos —contestó James dramáticamente.

La pelirroja se acercó al oído del pelinegro a lo que Sirius asintió. — Por supuesto Maly, James nunca sabrá de ello.

— ¿que nunca sabré de que? —preguntó James. — Tú, pelirroja ¿te acuestas con mi marido?

— Al menos yo no soy una celosa inmadura —repuso ella levantándose del asiento. — pero para tu información, Sirius era mi marido antes de que fuera el tuyo.

James abrió la boca sorprendido mientras Malia y Sirius salían riendo del compartimento. — Ese par de sabandijas... ¡os encontraré!

— Por cierto chicos ¿dónde estuvisteis? —preguntó peter.

— Fuimos con Em, Mary y los del grupo —contestó alec mientras rodeaba a su amiga por los hombros. — Alice ¡no me contastes que ya conocías a Frank!

Esta se encogió de hombros con una sonrisa inocente mientras miraba cómplice a sus dos amigas.

Y menos mal que no lo había hecho.

— ¿estás seguro de que no hay ninguna manera de que puedas venir a casa estas navidades pulgoso? — preguntó Malia mientras esperaban a que sus amigos bajaran del tren.

Este negó mientras acariciaba a la chica que sostenía entre sus brazos. — de ningún modo; mis queridos padres no soportaron leer la carta de lo que pasó en el bosque... ni tampoco la de la broma a los slytherins, ni la del pelo teñido de la gata del celador ni... ninguna otra realmente — contestó él.

Malia puso una mueca triste al saber que Sirius no pasaría las navidades con ellos, pero el pelinegro al darse cuenta, cogió con su mano el mentón de la joven. — Hey mírame ¿sí? Estaré bien. Los chicos estarán bien sin mí, ya se que estar separada de mí y la dosis de amor de Sirius es difícil pero me las apañaré. A lo bueno tal vez pueda veros en fin de año. — habló el ojigris.

— Ojalá Sir. Si algo se tuerce, ya sabes la dirección de nuestra casa, cuídate perro — dijo la chica mientras le daba un beso en la mejilla y le abrazaba antes de marcharse.

Cuando perdió la leonera que su amiga llevaba por pelo suspiró y dándose la vuelta buscó a "su adorable familia".

Tan solo eran unas navidades ¿no?

¿Que malo podía pasar en ellas?

...

《Masacre en Pemberley

Ayer, 21 de diciembre de 1973, la familia Meredith fue hallada en su casa, asesinada, teniendo la marca tan últimamente conocida de la calavera con la serpiente enrollada en el cielo. Dado los múltiples asesinatos le hemos dado el nombre de "la llegada de la muerte".

— Llegamos al lugar del crimen lo antes posible, la casa nuevamente estaba destrozada. No quedó ni rastro de vida en el lugar. Fue horrible — aseguraba uno de nuestros reporteros.

— Yo no me encontraba en casa, pero mi padre sí. Dado que él esta en silla de ruedas no pudo ir a socorrer a nadie pero dió aviso a los aurores. Él asegura que vió entrar a siete personas encapuchadas de negro, ver rayos verdes y escuchar los gritos de la familia pidiendo ayuda. Mi padre nisiquiera puede moverse de lo conmovido que está — dijo una vecina entre sollozos.

La antigua casa, actualmente destruida, de la familia Meredith, se encontraba en el barrio Pemberley.

Sin embargo, hubo un incidente más; la casa vecina también fue víctima del accidente.

Se desconocen los hechos de los actos cometidos allí, solo sabemos quiénes vivían en la casa; Josephine Walter y la pareja de aurores Euphemia y Fleamont Potter.

— Espero que no les haya pasado nada, conozco a la familia y son un amor de personas. Doy gracias a Merlín a que el hijo de Charlus y Mia aún está en la escuela. — sollozaba una vecina.

Rogamos por favor a los residentes del pequeño pueblo como de los cercanos, que se mantengan alertas.

Atentatemente, el profeta.

—¡Ya estamos en casa! — gritó Molly haciendo pegar un brinco a sus padres.

— Debemos esconder esto Amber — dijo Jackson preocupado.

Esta asintió y con las manos temblorosas buscó un sitio donde poder guardarlo. Al escuchar los pasos cercanos de sus hijos decidió esconderlo en el primer cajón que encontró.

Jackson agarró la mano de su mujer. — Estaremos bien cielo, debemos mantenernos fuerte, aunque nos cueste. Por ellos — susurró el padre justo cuando sus hijos entraban. — ¡Mi banda pelirroja! ¡ya estáis aquí!

Los cinco corrieron a abrazar a sus padres. Daba igual lo mayores que estuvieran seguirían siendo sus pequeños. Amber, al sentir a sus hijos en sus brazos, se sintió más tranquila.

— Me muero de hambre... ¿que tenemos para comer? — preguntó la menor de todos.

— ¿qué tal si todos vais desempacando y nos dejáis un segundo con vuestra hermana pequeña? Tenemos un tema que hablar con ella. — preguntó Jackson.

— yo llevaré sus cosas al cuarto. — dijo alec, a sabiendas de que tema querían hablar.

Una vez sus hijos arriba, Jackson y Amber miraron a su hija. — Estoy bien, mamá, papá, no fue tanto como decía la carta. — comenzó la joven.

— Podrías haber muerto Malia — le reprochó al instante Jackson. — si querías, no se muy bien que hacer con Remus una luna llena, no pensastes con la cabeza.

— Vamos papá, no es com... espera ¿que acabas de decir? ¿Remus? — preguntó ella, comenzando a sudar derrepente. — ¿qué tiene que ver él en todo esto? No estuvo siquiera esa noche ¿leéis bien? Porque puedo ir a compraros ahora una de esas lentes. ¡seguro que el miope o papa Fleamont tendrán!

— Cielo —le paró su madre mientras la sostenía por los hombros. — Sabemos la condición de Remus. Desde que lo conocimos cielo ¿acaso olvidas que soy medimaga?

La pelirroja se dejó caer abatida en el sofá. — No lo sabía... pero ese no es el punto mamá ¡estuve bien! ¿Perdí sangre? Pues sí, pero soy fuerte nisiquiera duré en la enfermería una semana.

Jackson cogió las manos de su hija y comenzó a acariciarlas mientras su mujer y él se sentaban enfrente de su pequeña zanahoria. — Lo sabemos cielo. Estuvimos de viaje cuando pasó el accidente, pero en cuánto supimos de ello, nos transportamos a aquí. Te visitamos, día y noche, hasta que nos echaron, claro. — le explicó su padre.

— ¿y como es que no lo recuerdo? — preguntó la chica.

— Estabas hasta el cuello de sedantes corazón. — respondió su madre. — lo que importa es que estás bien, y que estás aquí, con nosotros, pero porfavor... no quiero que haya próxima vez de esto, y si la llega a haber ¡usa la cabeza!

Malia soltó una pequeña risa mientras se dejaba a abrazar por sus padres. — Lo sé mamá. Os quiero.

— ¿qué? ¿Abrazo familiar sin nosotros? — se quejó Molly. — ¡Bomba va!

Y así uno por uno, pelirrojo por pelirrojo, acabaron abrazados.

Molly se olvidó de todo lo que tendría que estudiar aquellas navidades y de la extraña actitud de su novio los últimos días,  Fabian de como Hestia actuaba últimamente con él, Gideon de una rubia que últimamente no se sacaba de la cabeza, Alec de la actitud extraña de su novia cuando él estaba con Mary, Malia de los celos extraños de su mejor amigo y Amber y Jackson de todas aquellas atrocidades que sucedían en el mundo en el que vivían.

Estaban todos juntos y eso era lo que importaba, aunque una guerra y miles de problemas personales se lidiaran ahí afuera.

En aquel momento, no importaban ninguno de ellos.

...

Sería la una o las dos de la madrugada cuando una pelirroja se levantó de golpe, había comenzado a sudar y le dolía la cabeza. A duras penas, se levantó y se dirigió hacia su baño donde tras abrir el grifo y poder refrescarse se encontró menos mareada.

Si quería tomar una pastilla para el dolor debía tomar algo así que bajo en sigilo las escaleras en dirección hacia la cocina y una vez allí, buscó que poder comer.

Finalmente se conformó con hacerse una sopa precocinada, y tras poner a hervir el agua, buscó una cuchara. Miró en los primeros cajones y al no tener suerte, probó con el tercero.

Se quedó un poco extrañada al ver un periódico ahí, pero decidió dejarlo sobre la encimera mientras buscaba nuevamente la cuchara.

Una vez encontrada, decidió que como no tenía nada mejor que hacer, echaría un vistazo al periódico. Mientras daba largos tragos a la sopa iba leyendo la noticia, notando como su mano comenzaba a temblar.

Fue cuando leyendo el barrio y el nombre de la familia cuando tiró el cuenco lleno de sopa.

《 Pasaré estas navidades con mis tíos en Pemberley — comentó James. — lo siento Marlene, no podré ir.

Oh tío, te aburriras entonces, aunque serán mejores que las mías — observó Sirius.

Este sacudió la cabeza. — En absoluto, tenemos unos vecinos estupendos; los Meredith. La mujer siempre me prepara galletas cuando estoy allí y tienen dos niños pequeños que les encanta jugar al Quidditch conmigo. — explicó él

— A veces eres un tanto raro James — comentó Alice. 》

No, no podía ser.

Malia subió corriendo escaleras arriba, y entró sin previo aviso en la habitación de sus padres despertándolos de golpe.

— ¿Malia? ¿Qué ocurre? — dijo Jackson preocupado.

— Pemb erley, Jam es, tia Joseph ine, los Me.. re dith — comenzó a decir con la voz ahogada.

— ¿que ocurre cielo? — preguntó Amber levantándose.

— Debo ir a Pemberley a la casa de la tía de James, Josephine. No voy a dormir tranquila sabiendo que hubo ayer tal asesinato en la casa de al lado suya, no señor. —  explicó Malia mientras volvía a salir corriendo.

— ¡Malia! ¡malia! ¡no puedes ir como si nada a las dos de la madrugada a la casa de la tía de James! — le pidió su madre a gritos.

— ¿¡Como si nada!? ¡Mamá, papa Fleamont y mama euphemia pueden haber muerto! ¡esos gilipollas pueden seguir ahí afuera y James esta allí! ¿Crees que podre conciliar el sueño o quedarme de brazos cruzados? — le contestó la pelirroja. Sin esperar respuesta bajó el resto de escaleras y se marchó corriendo hacia la chimenea.

— Residencia de los Walter, Pemberley — pronunció la dirección la pelirroja hechando los polvos flu.

Sintió un tirón fuerte, como si un tubo le succionara el cuerpo entero para luego volver a sentirlo, cayendo de rodillas en el salón de los Walter. Comenzó a toser repetidamente mientras dos personas corrían al encuentro de ella.

— ¡Malia! Cielo ¿sabes que horas son? Porfavor dime que no ha pasado nada en Godric o en tu familia cielo — le dijo Euphemia arrodillándose.

— ¡Mama Mia! ¡Papa Charlus! Oh por Morgana, creí que os había pasado algo... acabo de leer el periódico. ¿Que ha ocurrido? — preguntó la pelirroja preocupada.

Fleamont se encargó de levantar a la joven y sentarla en un sofa. — Hija estás temblando. No ocurrió nada grave, no te preocupes, entiendo que con toda esta situación te alarmes pero estamos bien. — le aseguró el hombre mayor.

Esta negó. — ¿que pasó? Algo tuvo que pasar para que fuérais publicados en el periódico ¿Josephine se encuentra bien? ¿Y James? — preguntó ella.

Euphemia se sentó a su lado acariciándole el pelo. — Los dos durmiendo como dos osos en invernación. No queremos entrar en detalles pero... igualmente no te vas a quedar satisfecha. — supuso la mujer y viendo como la joven asentía, suspiró. — Charlus, cuéntale, debo ir a ver a la tía Josephine.

— Verás Malia... sabes que aquí afuera se lidia una gran guerra, aunque estemos en los comienzos ya ha habido muchas masacres... más de las que estáis informados pues los aurores no queríamos hacer que las personas ni los adolescentes entrarais en pánico y hablamos con los periódicos para que no publicaran tan seguido estas... atrocidades. — le explicó el hombre. — tal vez lo peor venga ahora cuando te digo que no solo los muggles o los hijos de estos y que sean magos corren peligro; los jóvenes sangre limpia, como tú o tus hermanos, los mestizos... también. El señor tenebroso busca a personas en su fila y comienza a cuestionarse la lealtad de los 28 sagrados... por eso varios de sus seguidores aparecieron ayer aquí. — Fleamont se encargó de acariciar a la joven en cuánto vió su reacción. — Tranquila, no ocurrió nada, solo nos dieron un pequeño aviso. Eso es todo, estamos a salvo — le tranquilizó.

La pelirroja asintió. — Nisiquiera he cumplido 14 años, apenas se lo que es la vida y no se que haré mañana... esto nos supera a todos.

— Lo sé hija... pero siempre hay esperanza, hasta en los rincones más inesperados y sin luz — mencionó con voz apaciguadora. — Has sido muy valiente al venir aquí tras saber la noticia Malia... en unos años podrás probar tu valentía a mayor nivel.

— ¿que quieres decir con eso? — preguntó la joven perpleja.

El hombre sacudió la cabeza y tras darle un beso en la frente, se levantó. — Aún no es el momento. Ven, te llevaré al cuarto de James. ¿Tus padres saben que estás aquí cierto?

La pelirroja asintió. — Mañana me iré, no quiero causaros molestia alguna.

— Oh cielo — dijo la tía Josephije apareciendo por las escaleras. — Jamás serías una molestia. Eres la chica de James, y eres como de la familia.

La pelirroja se sonrojó al ser nombrada como "la chica de James" por lo que sacudió la cabeza. — James y yo solo somos mejores amigos, pero gracias por dejarme quedar Josephine.

Esta hizo un ademán con la mano restándole importancia. — No es nada, tu haces feliz a mi sobrino, y a mi hija y nuero. Eres una más aquí corazón. — dijo la mujer llevando a la joven hacia la habitación del azabache.

Antes de cerrar la puerta la tía Josephine observo a la pelirroja acercarse a su sobrino y sonrió con ternura.

— Oh cielo... estás muy equivocada si crees que le consideras solo tu mejor amigo. Solo mira lo que has hecho hoy por él y como le miras. —murmuró la mujer.

La pelirroja sacudió la cabeza sonriendo. — James también lo hubiera hecho por mí. — contestó la ojiazul

— Pues eso también dice mucho ¿no crees? — susurró con una sonrisa. — Piénsalo bien, ahora te dejo que descanses.

La pelirroja se quedó mirando fijamente la puerta analizando bien las palabras. Ella hubiera hecho eso por cualquiera de sus amigos, de eso era conocedor... ¿como ella le miraba? ¡Le miraba como un amigo! A ella le gustaba Jeremy, no James.

Por Merlín, era su mejor amigo.

— ¿Aly? ¿Qué haces aquí? —preguntó James aún medio dormido. — ¿qué hora es?

Malia observó a su amigo y sonrió con ternura; James se estaba levantando, con su sudadera de Quidditch, restrégandose un ojo con la mano mientras buscaba sus gafas con los pelos alborotados.

La pelirroja lo veía así la mayoría de mañanas y aún así no se cansaba.

Derrepente abrió los ojos sorprendida. Tal vez si miraba a James con otros ojos... pero eso no inplicaba nada ¿cierto?

— Nada miope, estaba preocupada por ti y tu familia. Eso es todo — contestó ella mientras le acariciaba el pelo.

— Mi familia no se pondrá de lado de Voldemort, y eso me enorgullece. Pero me aterra lo que pueda pasar por dar su opinión. Ya sabes lo que pasó con el tío de sirius, y era uno de los más queridos. — confesó James. A la pelirroja no le extrañó que su amigo llamara al señor tenebroso por su nombre, es más le enorgullecía.

Esta asintió. — Lo sé James... esto es horrible. Odio la guerra ¿no podríamos hacer una pausa y marcharnos... yo que sé, a España? — pregunto ella angustiada.

— Hey, quita esa cara y ven aquí. —le dijo el joven haciéndole un hueco en el colchón. — Ten, ya se que te gustan ahora más las sudaderas de tu novio pero tiemblas de frío asi que hoy tendrás que aguantarte. — se burló James.

Malia sonrió tras ponerse la sudadera. — no seas tonto miope. — dijo ella mientras se acomodaba en sus brazos. — a mi me quedan todas las sudaderas perfectas.

— no eres, en absoluto, vanidosa. — se burló su amigo.

al ver que la pelirroja estaba algo perdida aún decidio volver a hablar. — ¿sabes? Si esto empeora, cuando cumpla la mayoría de edad mágica prometo raptarte.

— ¿sí? —preguntó ella interesada. — ¿y adonde nos escaparíamos?

— Pues... a donde tu quieras. Nos vamos un par de meses, supuestamente por negocios mientras realmente disfrutaríamos de una playa, montaña, un baile clásico... o lo que se nos ocurra. Contigo nunca se donde acabaré — dijo el joven.

— ¿de verdad haríamos eso? —le preguntó ella riendo. — tienes unas ideas un poco locas.

— habló la de las estrategias suicidas de gryffindor, la chica que se metió en la boca del lobo, que se tira en pleno invierno al lago negro y tiñe a los profesores y destroza pasillos. — le reprochó su mejor amigo.

Esta soltó una carcajada mientras James le acariciaba el pelo. Cuando notó que esta se quedaba dormida, el joven suspiró.

— Haría todo eso por ti Malia Prewett. Eso y mucho más —le susurro antes de darle un beso en la cabeza y caer en brazos de morfeo.

Y la pelirroja, que lo había escuchado, no pudo sentirse más a salvo y feliz en aquellos momentos.

Siempre que estuviera en los brazos de James Potter estaría segura.

...

— ¡Bien! ¿de quién es este? —preguntó Marlene.

El gran grupo se había reunido en casa de Skyler para abrir los regalos de Navidad, a excepción de una persona; Sirius.

Todos le habían escrito pero ninguno de ellos había recibido carta alguna de vuelta, lo que les extrañó bastante. Malia y James compartieron una mirada; amnos conocían bien la situación de Sirius. Aunque Marlene y el resto supieran más o menos la situación familiar, solo los mejores amigos habían estado en aquella casa y habían conocido a los padres.

Y no querían volver a ir allí en la vida.

— Mío — dijo peter sonrojado. — espero que te guste.

La rubia rompió el envoltorio encontrándose con el jersey y el broche que el mes pasado habia querido tener. Al pequeño de Peter nisiquiera le dió tiempo a reaccionar cuando la rubia se lanzó a sus brazos llenándole la cara de besos y repitiendo lo agradecida que estaba mientras todos observaban la escena con ternura.

— Ten — le ofreció Dorcan a Remus sentándose con él en el sillón. — está bastante caliente, pero creo que te ayudará a levantar el animo.

— gracias Dorcs, eres la mejor — agradeció el licántropo. No hacía ni dos días que había sido luna llena y se sentía aún un poco débil.

— Voy a por un más chocolate ¿alguien quiere? — preguntó Skyler.

Malia pegó un brinco. — Voy contigo.

Mientras recorrían el pasillo que unía la sala común de los Wilson con la cocina, Skyler y Malia iban hablando. — No tenías porque ayudarme.

Malia abrió la puerta riendo. — No vengo a ayudarte, me gusta pasar tiempo con tu madre.

La mujer soltó una carcajada y le dió un beso en la cabeza a la joven. — Oh Malia, deberías ser mi hija. O al menos mi nuera, algún día.

— ¡Mamá! — dijo Skyler sonrojado. — ¡qué cosas dices!

La chica soltó una carcajada mientras le guiñaba un ojo a la mujer. — Estoy esperando su invitación Laila.

Skyler se sonrojó a mas no poder  mientras desviaba la vista. — ¡ay! Pero mira que tierno te pones cuando te ruborizas. — le dijo Malia apretándole los mofletes.

— No se muevan —dijo la mujer, aunque los adolescentes seguían a la suya. Porfin la encontró. — sonrían y... ¡click!

— Es una cámara mágica ¿no es perfecta? — dijo la mujer enseñándola. — Connor me la regaló este aniversario.

— Que alucine — comentó la joven suspirado. — Ojalá crecer y tener una pareja que me quiera tanto...

— oh créeme cielo, el amor no tiene edad. — dijo echando una mirada a su hijo que observaba la fotografía, o más bien a la pelirroja que salía en ella. — los adultos tenemos mucho más que el amor. Deudas y embarazos no deseados.

— ¡Mamá! — le reprochó Skyler. – creí que no fui un accidente.

— ¿esto es como cuando te decían de pequeño que la gaviota era quién te traia sabes Sky? Algún día debías saberlo ¿o acaso crees que mis padres quisieron tener tantos niños? Ellos tienen hasta un dicho... —explicó la pelirroja.

— " Cuántas más conejo seas, más bocas a alimentar tendrás" — finalizó Connor entrando por la puerta. — sí, lo inventamos Jackson y yo ¡pero bueno! ¿Dónde esta mi hija preferida?

— Cada vez me siento menos querido en esta casa —murmuró Skyler al ver a su padre saludar a su amiga. — No importa, papá ¿donde la conseguistes? Quiero una.

— Oh, en una tienda del Londres muggle. Podemos ir mañana si quieres —le ofreció el padre.

— ¡Perfecto! — dijo el joven entusiasmado. — debo volver porque seguramente allí hayan montado una gran guerra... quédense con su hija preferida mientras.

Malia soltó una carcajada mientras tomaba una de las galletas recién sacadas del horno y se le hacía la boca agua. — Laila debo confesarte que estas galletas hacen competencia a las de mi hermana Molly y eso es todo un halago. — admitió la joven tomando otra.

— Me alegra que te gusten cielo — dijo la mujer. — Connor, mañana vayan temprano a por la cámara luego debemos ir a casa de mi hermana.

La pelirroja pegó un brinco. — Connor ¿me harías un favor? No lleves a skyler mañana a la tienda. —le pidió la joven.

— ¿porqué? —preguntó el padre.

— Porque bueno, el cumpleaños de Skyler es en un mes y habíamos pensado en hacerle una fiesta sorpresa. Tal vez sea extraño que me acuerde pero en el verano, Skyler, Alec, alice y yo estábamos por el londres muggle viendo escaparates y quedó encantado con una cámara, seguramente de la misma tienda en la que comprastes esta. El caso es que mis padres dejaron de mandarme dinero en cuanto supieron que lo gastaba para bromas así que fue ahorrando. Ya me dan nuevamente dinero, pero aquel dinero que ahorré fue para la cámara de Skyler; ví cuánto le gustaba y no pude evitar comprarsela la semana pasada. Ya tenía el regalo de navidades así que dejé este para su cumpleaños. — explicó detalladamente la chica.

— ¿la misma cámara? ¿Como lo hicistes? — preguntó Laila sorprendida.

— Bueno... tal vez moví un par de hilos en el verano asegurándome de que esa cámara no se vendiera a otra persona hasta que yo fuera a comprarla. — confesó la chica. Al ver las miradas de reproche, la chica alzó las manos. — ¡solo fueron un par de amenazas pero merecía la pena!

Connor sonrío tiernamente. — Es un gesto muy bonito por tu parte Malia. Ya pondré alguna excusa para mañana, estoy seguro de que le encantará el regalo.

— Ahora ve a por el resto de regalos anda. — le dijo la mujer. — Tranquila, puedes llevarte el bol de galletas.

La pelirroja sonrió y tras llevarse el bol salió corriendo hacia la sala.

— ¡No toquen mis regalos perras! — llegaron a escuchar los Wilson. Segundos después el sonido de alguien quejarse se hizo presente.

Connor miro a Laila, y Laila miró a Connor y ambos asintieron.

— Quiero a esa chica como nuera.

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