Querido jefe Narciso

By SuperbScorpio

2.3M 137K 32K

*Historia ganadora de los WOWAwards 2017* -¿Has infringido alguna norma desde que trabajas aquí? - preguntó é... More

Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Capítulo cuarenta y tres
Capítulo cuarenta y cuatro
Capítulo cuarenta y cinco
Capítulo cuarenta y seis
Capítulo cuarenta y siete
Capítulo cuarenta y ocho
Capítulo cuarenta y nueve
Capítulo cincuenta
Capítulo cincuenta y uno
Capítulo cincuenta y dos
Capítulo cincuenta y tres
Capítulo cincuenta y cuatro
Capítulo cincuenta y cinco
Capítulo cincuenta y seis
Capítulo cincuenta y siete
Capítulo cincuenta y ocho
Capítulo cincuenta y nueve
Capítulo sesenta
Capítulo sesenta y uno
Capítulo sesenta y dos
Capítulo sesenta y tres
Capítulo sesenta y cuatro
Capítulo sesenta y cinco
Capítulo sesenta y seis
Capítulo sesenta y siete
Capítulo sesenta y ocho
Capítulo sesenta y nueve
Capítulo setenta
Capítulo setenta y uno
Capítulo setenta y dos
Capítulo setenta y tres
Capítulo setenta y cuatro
Capítulo setenta y cinco
Capítulo setenta y seis
Capítulo setenta y siete
Capítulo setenta y ocho
Capítulo setenta y nueve
Capítulo ochenta
Capítulo ochenta y uno
Capítulo ochenta y dos
Capítulo ochenta y tres
Capítulo ochenta y cuatro
Capítulo ochenta y cinco
Capítulo ochenta y seis
Capítulo ochenta y siete
Capítulo ochenta y ocho
Capítulo ochenta y nueve
Capítulo noventa
Capítulo noventa y uno
Capítulo noventa y dos
Capítulo noventa y tres
Capítulo noventa y cuatro
Capítulo noventa y cinco
Capítulo noventa y seis
Capítulo noventa y siete
Epílogo
Tu Querida Agathe y QJN+18

Capítulo veintiocho

25.1K 1.4K 163
By SuperbScorpio

Lady S ronroneaba como un gato mientras le acariciaba la cabeza, colocada sobre mi regazo para sentir todavía más el calor que mi cuerpo desprendía.

Por norma general, no dejaba que mi ardilla subiera a mi cama, pero en aquel momento de completa confusión, había sido yo la que la había traído conmigo hasta quedar sobre el pomposo edredón de verano, mirando a la nada mientras ella disfrutaba de sus nueces ya peladas, moviéndose hiperactivamente por debajo de mi mano para alargar mis caricias.

Al otro lado tenía mi bloc de dibujo, el cual hacía demasiado tiempo que no usaba, abierto por uno de mis últimos bocetos, de los que había diseñado antes de siquiera entrar en Laboureche como aspirante. Como todo en mi vida, estaba incompleto.

Realmente lo único que estaba haciendo era atrasar el momento de llamar a Gabrielle Bertin, la mujer para la que había trabajado los últimos meses de mi vida, para decirle que ya no iba a volver a su tienda, que yo, como Yolande, también había encontrado un nuevo trabajo y que dejaba un taller de novias para trabajar en la alta costura, porque ni siquiera yo me lo creía.

Tras haber visto todo lo que había ocurrido aquel día, desde ver por primera vez en mi vida a Bastien correctamente vestido a descubrir que él era el maldito fundador de Louis XIX y finalmente conseguir que Claudine Laboureche me aceptara como miembro de su selecto equipo, nada parecía real.

Sentía que estaba en una burbuja que pronto iba a explotar y yo, desde luego, nunca había estado preparada para que aquello ocurriera. Podía caer con fuerza de mi nube de sueños cumplidos y eso me aterraba.

Quise incorporarme para levantarme de una vez, aunque aquel movimiento  asustó a mi pobre ardilla, la cual, como acto reflejo, clavó sus pequeñas y afiladas uñas en mi barriga, haciéndome gritar al instante, tal vez por la sorpresa o el repentino dolor.

—¡Lady S!

La ardilla, asustada, dio un segundo salto, esta vez sobre la cama, para terminar en el suelo, desapareciendo por completo de mi vista.

—Mierda.

Perder a Lady S la primera vez fue una experiencia traumática. Estuve dos días seguidos dejando rastros de nueces desde la cocina hasta la terraza, pasando por el comedor, el baño y mi habitación, aunque, cuando despertaba por la mañana no quedaba absolutamente ningún fruto seco, hasta la madrugada del tercer día, cuando me la encontré subida sobre mi armario, acurrucada, durmiendo plácidamente y sin percatarse de mi presencia.

La segunda vez no fue mucho mejor pues, visto que la estrategia de las nueces no me había funcionado, decidí buscarla por mí misma durante un día entero, hasta encontrarla dentro de una de mis infinitas botas, protegida e inmensamente feliz.

No podía permitirme perderla otra vez, ya que aquel pequeño y escurridizo animal agotaba absolutamente todas mis energías y, en aquel momento, necesitaba tenerlo todo de mi parte, o iba a desfallecer.

Pasaban de las doce de la noche y tenía que levantarme antes de las ocho para poder empezar mi primer día de trabajo en Laboureche como una persona normal y no como un maldito zombie. Suficiente ridículo había hecho ya.

—¡Lady S! —la llamé, esperando a que, por arte de magia, respondiera.

Bajé de la cama, sintiendo el frío del suelo de parqué a través de mis pies descalzos y me agaché para mirar debajo de la cama, por si se había escondido allí. Obviamente, no estaba.

Tuve suerte de haber dejado la puerta de mi habitación hacia el pasillo cerrada, reduciendo el radio de búsqueda bastante, aunque, al querer mirar por el armario por si había repetido escondrijo, una sospechosa corriente de aire frío envolvió mi cuerpo provocando un inmediato escalofrío.

—Oh, no —dije, cuando vislumbré la puerta hacia la terraza completamente abierta.

Coloqué ambas manos en mi cabeza, empezando a dar vueltas sobre mí misma, con el corazón acelerado, por si podía advertirle desde mi posición, sin éxito.

—Por favor, Dios, no puedo perderla otra vez —sollocé, dejando caer una lágrima.

Estaba estresada. Más que en toda mi vida. Acababa de cambiar absolutamente todo a lo que estaba acostumbrada, desde mi trabajo hasta lo que pensaba de mi vecino, quien, visto lo visto, no necesitaba prostituirse para vivir, porque, desde luego tenía muchísimo dinero.

¿Qué iba a hacer ahora? ¿Cómo debía actuar? ¿Qué suponía el hecho de que yo fuera una Selecta? Desde luego, mi sueño, como todos los que había tenido en mi vida, se había visto abordado por mi horrible manera de afrontar las cosas, a pesar de que, por primera vez, lo había conseguido.

Era una Selecta, iba a trabajar para Claudine Laboureche, era la estúpida vecina del copropietario de Louis XIX y había perdido a mi ardilla. Por tercera vez.

Sin embargo y, como si el destino me quisiera advertir de que no todo en aquella vida era digno de hacer drama, oí unos arañazos contra el suelo de baldosa, que, desde luego, estaba haciendo Lady S.

Salí a la terraza como una exhalación, atraída por el incesante sonido de las garras de mi única y mejor amiga y, para mi desgracia, descubrí que ella no estaba allí. No precisamente.

Lady S había saltado desde mi balcón al de mi vecino.

—Mierda —maldije, pegando una patada al suelo con mis pies descalzos.

Me habría puesto a gritar el nombre de Bastien, aunque sus persianas estaban bajadas al punto de impedir que cualquier rayo de luz se colara entre sus huecos, así que, probablemente, no me habría escuchado. También estaba el hecho de que mis vecinos no me miraban demasiado bien desde el día que me quedé encerrada en mi propia terraza, especialmente la señora del segundo, quien inevitablemente babeaba por mi vecino desde su balcón lleno de plantas cada mañana.

Di un rodeo por toda la terraza para ver si podía encontrar algo que lanzar contra la ventana de su habitación y que no rompiera los cristales, pero que sirviera para que el impacto pudiera llamar su atención, al menos.

Terminé por coger una de las diversas nueces que había en el comedero de mi ardilla y, sin pensármelo ni un solo segundo, intenté lanzarla con todas mis fuerzas, pero a duras penas logró llegar a su balcón. Lady S corrió a cogerla, descubriéndose entre los barrotes negros.

Estaba segura de que podía saltar. Es decir, tampoco había demasiada distancia entre su barandilla y la mía y tal vez sería capaz de pasar al otro lado, aunque valoraba demasiado mi vida en aquel instante como para hacer tal estupidez.

Volví a intentarlo con las nueces. Agarré una más y conseguí que impactara contra la ventana, provocando un extraño sonido que a duras penas percibí.

Como nadie se asomó tras varios segundos de espera me agaché para coger más frutos secos, no contenta con lo que había conseguido hasta entonces.

Me levanté de un salto y, sin mirar siquiera, repetí la hazaña, aunque esta vez, el ruido fue distinto. Tardé varios segundos en darme cuenta de que era un quejido humano.

Ni siquiera había escuchado el estridente sonido de la persiana de Bastien al levantarse, lo que había provocado que mi fuerza inmensurable acabara jugándole una mala pasada a mi pobre vecino y acabara golpeando su frente con una dura cáscara de nuez.

—¿Se puede saber qué...? —murmuró, frotándose la zona afectada con delicadeza.

—Lo siento, lo siento, lo siento —repetí, tapándome la boca con ambas manos, intentando no reír ante tal ridícula situación.

Bastien frunció el ceño.

—Sabes que hay otras formas de llamarme, ¿no? Por teléfono, por ejemplo —murmuró, evidentemente molesto.

Negué con la cabeza. Ni siquiera tenía su número.

—Cierra la puerta, rápido, y procura que Lady S no escape —le ordené, apoyándome en la barandilla para ayudarme a ver la totalidad de su terraza.

Él alzó las cejas, sin comprender absolutamente nada, y, aprovechando la confusión, Lady S se acercó peligrosamente a Bastien, en su travesía sin obstáculos hacia el interior de su apartamento.

—¿Qué...? —soltó, viendo como mi ardilla pasaba entre sus piernas para entrar felizmente en su piso.

Durante unas milésimas de segundo lo di todo por perdido, aunque, contra todo pronóstico, Bastien se agachó y la atrapó entre sus manos, las cuales recordaba cálidas y reconfortantes sobre las mías. Sonreí, aunque él debió de creer que era por haber atrapado a mi ardilla. Él también sonrió.

—Lo siento —repetí, estirando los brazos para que pudiera pasármela y, cuando lo hizo, su mano quedó atrapada bajo la mía.

A pesar de lo que yo me había imaginado, él tan solo se apartó, sin darle la más mínima importancia.

Lady S se resolvió incómoda entre mis brazos, intentando escapar, aunque no se lo permití, pues la dejé en su jaula, segura de que no volvería a saltar nunca más.

—¿Por qué lo sientes? Mejor dame las gracias, porque te he conseguido el trabajo de tus sueños y a tu escurridiza ardilla —rio, subiéndose el elástico de sus bóxers, la única prenda que cubría su espléndido cuerpo.

—No puedo agradecértelo con palabras, Bastien —susurré, mirándole fijamejte a los ojos.

Él alzó una ceja y me regaló una sonrisa ladeada, que provocó que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo entero.

—Estaré esperándolo, entonces —dijo, con la voz ronca.

Negué con la cabeza, intentando concentrarme en algo que no fuera su inigualable belleza.

—Nunca mencionaste que estuvieras relacionado con Claudine ni con Louis XIX —acerté a decir, intentado cambiar de tema drásticamente.

—Era irrelevante —dijo, restándole importancia.

Suspiré. ¿Quién era aquél hombre frente a mí?

—No, no lo era. Me has ayudado a conseguir todo lo que siempre he querido gracias a eso mismo y estoy segura de que, si hubieras sido tú quien me hubiera acompañado aquel día en lugar de la señora Delacroix, todo habría sido mucho más sencillo. Es como si hubieras esperado a que empezara a suplicar clemencia con los ojos llenos de lágrimas para creerme digna de tu ayuda —solté, medio en broma, medio en serio.

Y fue entonces cuando Bastien se irguió, listo para marcharse, regalándome una última mirada de reproche antes de decir, con mucha dignidad:

—Tal vez me guste que me vengas a llorar.

* * *

Guten Abend für Alle!

Casi conseguí tener el capítulo para ayer, domingo, pero (spoiler) no :) Yo lo hago con la mejor intención del mundo, I swear, pero es que si me ponen tanta telebasura a mi abasto, yo no las deshecho JAJAJAJA

Whatever, que esta última es una de las frases más comentadas de la historia (o sea, de QJN, ya me entendéis) y realmente quería cambiarla porque me parece muy chunga pero si tuvo éxito quién soy yo para corregirme xd

Espero que a los nuevos lectores os esté maravillando esta porquería (?) because quedan muchos capítulos por delante y aquí no se hace ningún feo a nada, así que pillad palomitas porque en breve empieza el drama (en breve, dice).

Nos vemos en poquito tiempooooooooooooo (si no he muerto de frío o de hipocondría, tbh).

Annyeong!

Continue Reading

You'll Also Like

3.3M 209K 70
Destacada del mes de MARZO-ABRIL DE CHICK-LIT ES Libro 1 de la Saga Tough Bianca Santoro tiene el matrimonio perfecto, o eso creía, después de meses...
29.2K 2.7K 62
💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Tercer libro de la trilogía AEL.• •No es necesario lee...
1.1M 61.1K 46
Una bebida alcholizada y una habitación equivocada será más que suficiente para cambiarle la vida a la retraída Anastasia, quien hasta el día del inc...
253K 15.6K 43
La vida de Erick y Anastasia da un giro radical con la muerte de Anthony Russo, sus planes para formar una vida feliz cada vez se ven más lejanos y d...