La oscuridad era algo a lo que estaba acostumbrado, al frío que hiela hasta los huesos ya no dolía al punto de morir y dejar de sentir todo. Pero aun así el silencio que tanto disfrutaba de pronto se transformó en una masa de sonidos estruendosos, metales chocando de una lado a otro, gente hablando sobre cosas que no entendía. Era el ambiente o tal vez sus oídos los que estaban mal, fallando en los decibeles por culpa de su cerebro lento. Abrió los ojos con la vista nublada, solo diviso cosas sin forma que se movían rápido para después hacerlo lento. Colores opacos como si fueran pinturas al oleo en tonos azules, verdes, blancos y grises.
Sólo unos minutos le dieron para mirar hacia arriba y ver una luz cegadora, tan brillante que lo dejaba con una cálida sensación en la piel. Como si estuviera en la playa, con un calor agradable bañando la piel blanca, la arena suave entre los dedos de los pies y la brisa revolviendo sus cabello revoltosos... su mano queriendo alcanzar la sombra en frente de el, y como un flash el cielo se abrió en miles de suaves aleteos de aves comenzó a ver plumas blancas caer del cielo. Cayendo una en la palma de su mano estirada, liviana y etérea.
Entonces volvió a no sentir nada, como si no estuviera en su cuerpo. Solo la nada. En un inmenso espacio negro y frió, mientras flotaba lentamente.
"Bucky te amo..."
Esa voz a la lejanía le era familiar, dulce, elegante, sincera y reconfortante, como si dijera "todo estará bien". Una voz de terciopelo.
¿Cuanto tiempo llevaba en esa oscuridad? ¿se podía salir?
De pronto su cuerpo y cerebro comenzaron a funcionar adecuadamente. El dolor le regreso como si de una enorme ola se tratara, dando de lleno sobre su cuerpo maltrecho, los huesos crujiendo y la piel punzaba por el ardor. Con pesadez abrió los ojos, resecos, fastidiado por la luz en el lugar. Jadeo molesto cuando escucho un llanto a su lado.
Miró a su lado y encontró la cara de puro amabilidad llena de lágrimas de su mejor amigo Steve– ¡Buck! estaba tan preocupado... pensé que no despertarías nunca.
Quería hablar pero su garganta estaba muy seca, con un gruñido y un además con su mano derecha señalo su garganta.
Rápidamente Steve se levantó de su silla para servir un poco de agua en un vaso y acercarlo a él. Despacio le ayudó a tomar del líquido sin sabor. Nunca el agua había sido tan placentera, bebió como si no lo hubiera hecho en días. Ahora entendía el significado de lo que era un oasis y su poder. Cuando terminó, jadeo de alegría y volvió a acostarse en la camilla. Fue cuando se dio cuenta de que estaba en un cuarto de hospital. Aunque uno muy lujoso, abrió los ojos curiosos viendo por todos lados. Era moderno, blanco como si estuviera limpio siempre y con ese olor a antiséptico tan característico.
– ¿Steve?... ¿que paso?
– Tranquilo Buck debo de llamar a un doctor para que te revise primero...
El rubio acaricio su cabeza, metiendo sus dedos entre sus largos cabellos, intentando darle ánimos. Después salió del lugar para entrar con un hombre, con unos grandes lente y una sonrisa tranquila.
– Buenos días señor Barnes, yo soy el Dr. Bruce Banner ¿como te sientes?
– Bien... algo entumecido.
– Bueno es normal has estado durmiendo más de dos semana.
– ¡Eso es mucho! ¿Que paso? No puedo recordar nada...– se arrepintió después de gritar por el punzante dolor en todo el cuerpo, así que gruño.
El doctor se acercó a revisar garganta, ojos y oídos mientras explicaba– Lo que pasó es que tuviste un accidente. Un auto chocó contra tu motocicleta... mandándote varios metros por la calle, perdiste... mucha sangre y...
– ¿Cómo es que sigo vivo?
– Esto es un de esos momento que la gente llama milagros James, fue un accidente fuerte pero te recuperaras... quiero que sepas que esto no puede derrumbarte y dejarte caer cuando acabas de regresar de la muerte ¿está bien? Las cosas no se puede remediar y a veces las mejores opciones no son las más felices.
– ¿A que se refiere? Habla como si algo estuviera mal...
– James tus órganos están bien, no corres riesgo de tener un derrame interno, gracias al casco no tuviste problemas en la cabeza y sólo tienes muchos golpes por todos lados por el impacto pero... durante el accidente, tu brazo izquierdo quedó destrozado, perdiste mucha sangre y tuvo una infección que lo dejó inutilizado...– el hombre de ojos miel precia que no quería terminar nunca, su corazón se aceleró cuando lo miro triste– nosotros tuvimos que apuntarlo, lo siento mucho...
Cuando escucho eso, junto a los sollozos de Steve su cabeza dejo de escuchar todo a su alrededor. Como si la habitación estuviera paralizada, con miedo miró a su lado donde debía estar su brazo e intentó con todas sus fuerzas moverlo. Nada.
Comenzó a sudar frío, era una sensación rara, de alguna forma podía sentirlo pero cuando llevo su otra mano y levanto las sabanas, solo vio unas vendas cubriendo lo que le quedaba de su miembro. No pudo llorar a pesar de eso. Miró al doctor quien asintió con pesar.
– Las cosas serán más complicadas, pero estas vivo, si ayuda en algo, puedes contar conmigo para lo que necesites.
Bucky asintió, no pudo responder ya que nada salía por su boca y ningún pensamiento ocupaba su cerebro– Los dejaré solos, vendré más tarde para llevarte a unos rayos X y ver que todo está bien.
Cuando el doctor salió por la habitación, Steve se acercó sin pronunciar nada, no por nada era su mejor amigo y sabía que no quería hablar de ello. Solo se sentó a su lado, donde estaba cuando despertó, y sostuvo con fuerza su mano, apoyándolo. Por fin se dio el tiempo de mirar bien a su amigo. Tenía barba y esa era la razón por la que no se veía tan lindo como siempre. Sus ojos tenían ojeras y su cabello estaba algo largo.
– ¿Que hay con la barba? Pareces un vago.
– No eh tenido tiempo para preocuparme por mi...– el rubio lo miró con tristeza– tu estando así, me alegro tanto que me tengas como tu contacto de emergencia, no se que hubiera pasado si nunca me hubiera enterado...
– Tranquilo, siempre seras mi contacto de emergencia... y ya oíste soy un milagro, viviré.
– Tienes razón...– su amigo sonrió aliviado, apretando más su mano.
– ¿Bueno... como esta Antoshka?
– Bueno, Tony y yo nos estamos dando un tiempo...solos.
– ¿Enserio, ustedes? Son mi pareja favorita, ¿cómo voy a creer en el amor ahora?
Steve soltó una ligera risa– bueno soy un idiota así que es mi culpa.
– No necesito saber que si seguramente es tu culpa...– Steve ya no dijo nada más, tal vez no quería hablar de ello todavía.
Bucky fue quien ahora apretó su mano en apoyo, todavía no entendía bien qué estaba pasando pero realmente no quería saber. No cuando en lo único que podía pensar era en que no tendría un brazo por el resto de su vida. Durante horas estuvo en los análisis y revisiones que el Doctor Bruce le realizo, para descartar toda falla posibilidad. Cuando regresó a su cuarto, se acostó para dormir pues todavía se encontraba débil. Fingió dormir durante un rato hasta que al fin cayó rendido.
Por la noche Steve acomodo sus cosas y se levantó– tengo que ir a casa... pero no te dejare solo...
– No... Steve nooooo– grito dramático tapando su cara.
– Vamos ustedes se llevan bien- rió el rubio antes de irse y prometer que estaría ahí temprano.
Bucky frunció el ceño y murmuró malhumorado. Después de unas horas llegó su amigo Sam, con quien en efecto se llevaban bien pero no era genial decirlo en voz alta. Su relación se simplifica en bromas pesadas y apoyo cuando lo necesitara de manera tonta y sarcástica.
– Hola cerebro de hielo.
– Que alegría verte pájaro de pacotilla.
El moreno se acercó y chocó puños con el castaño. Se sentó en la silla en la que Steve estuvo todo el día que pudo estar de visita. Sam también era un buen amigo con el que podía hablar de cualquier cosa. A comparación de Steve ellos eran más de fiestas y amores pasionales. Aun así se tenían mucho confianza así que no era una sorpresa que no hablara de su brazo y que no hiciera bromas sobre ello ya que sabia como tratarlo.
– Te ves del carajo, tu ojeras crecieron, igual que tu cabello ¿que es este estropajo?
– No se tu dime, estuve dormido, ¡tu debías haberte encargado de mi!
– Ni por el dinero del mundo tocaría ese nido de aves que tienes.
– Ha ha ¿si tocabas mi pelo ibas a llorar? ¿que tanto me extrañaste?
– ¡Nada definitivamente!
– Con que mucho ¿eh? ¡Ya se que no puedes vivir sin mi!
Sam río a carcajadas por la broma llena de verdad, golpeo un poco la cabeza contraria– tu eres el que regreso por que no puede morir sin mi.
– En eso tienes razón, si muero te llevare conmigo, ¡pobre gente si te dejo aquí!
– Idiota...
Sonrieron mutuamente junto a una mirada silencia pero que trasmitía cuanto lo había extrañado el moreno. Siguieron hablando de otras cosas como, el tráfico de la ciudad, la ruptura de Steve y de su trabajo como terapeuta de militares.
– ¿Y como está Scottie?
– Muy bien, nervioso como siempre cuando se trata de su hija, se va a ir de excursión en su escuela y él está más preocupado que su madre– el moreno se rió al recordar a su novio correr de un lado a otro preparando algunas cosas que podría necesitar.
– ¡Su hija es muy tierna!
– Si que lo es, la otra vez fuimos a los juegos mecánicos, Scottie no quiso subirse mucho a los juegos, así que me subí con ella y me dijo que ahora ya confía en mí también para proteger a su padre.
Bucky rió tiernamente, le encantaba escuchar a su amigo hablar del tierno chico que trabajaba en una tienda de helados, aun recordaba como fue cuando lo vio por afuera del vidrio, se volvió loco. Ambos rieron hablando de más cosas, como cuando llegó ebrio a su casa después de conseguir su dirección gracias al valor que el alcohol le había dado.
– ¿Sam?
– ¿Que pasa?
– Hace un rato le pregunte la fecha a una enfermera y yo... en realidad no recuerdo nada de hace casi 5 meses. No recuerdo el accidente o porque conducía en la noche.
– Conociendo tu cerebro no me sorprende– el moreno miró burlón a Bucky quien le sacó la lengua– ¿Que es lo más actual que recuerdas?
– Recuerdo que regrese de Ucrania, después de estar allá con mi madre unos años, conseguí un pequeño apartamento y... estuve trabajando como mecánico un año, después no se bien que paso.
– Vaya eso fue hace ya tiempo... ¿No recuerdas que comenzaste a trabajar en una empresa asociada con Stark? Has estado ahí los últimos meses, fue así como supimos que habías regresado, porque ni siquiera Steve supo cuando volviste.
– ¿¡Enserio!? ¿Por que trabajo en un lugar así?
– Bueno, eres el guardaespaldas de un socio de Stark, también tiene tecnología y esas cosa. No recuerdo su nombre pero es africano me parece.
– Vaya quien lo diría... no lo recuerdo...
– Ya lo harás no te preocupes.
Después de cenar, la enfermera llegó con su medicina, diciendo que era hora de dormir. Sam le avisó que dormiría en el sillón de la habitación, y que lo despertara por si necesitaba cualquier cosa.
– ¿Un hombre africano, socio de Tony? ¿Que tanto he estado haciendo? ¿Por que no recuerdo nada de eso?– Esas y más pregunta le llegaron por la noche, escucho a Sam roncar y decidió que era hora de dormir, ya tendría tiempo para pensar sobre ello. Por que no recordaría todo de la noche a la mañana.
Nueva historia Winterpanther!!
Lose, lose tarde un montón en regresar a escribir, puede que este así desde ahora pero veremos como funciona esto! Este comienzo es algo triste y prepárense que puede ponerse mucho peor! Bueno no tanto hahaha xD Espero les haya interesado y nos vemos en el siguiente capítulo.
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