De una fuga y otros desastres...

By Jhullyhanha

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❝Dos amigos se meten sin invitación en una fiesta de disfraces. Cuando piensan que todo será una aventura per... More

♛Sinopsis ✏
CRAYONCITO EN FÍSICO
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♛ U N O ✏
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By Jhullyhanha

James había llegado para recoger a Martina y llevarla al almacén de los Villamar, pero llegó temprano así que se quedó conmigo en la cocina mientras mi hermana terminaba de estar lista y era hora.

—¿Ya tienes fecha para la cita con la crayoncito? —preguntó, distraído, tomando una taza para servirse café. No pude evitar una mueca preocupada cuando me miró—. ¿Qué pasó? ¿ya discutieron?

—No exactamente. —Pensar en Isa me producía risa y a la vez curiosidad, era tan difícil de explicar lo que ella era en sí que prefería reírme un poco a aceptar que era extraña en niveles poco conocidos por los humanos—. No sé cómo llegue a salir una cita con ella y eso me preocupa.

—No la lleves a donde haya lagos —resolvió con simpleza—. Ni drogas. Ni nada potencialmente peligroso. Descarta deportes de riesgo, actividades que incluyan armas, autos que pueda manejar o lugares con elementos que fácilmente se puedan romper. Una piscina de pelotas suena a buen plan, ni los niños de dos años se lastiman ahí —resumió en tono bromista.

—No es gracioso.

Soltó una risotada que me llevaba completamente la contraria. Dio un sorbo a su humeante café y reclinó el cuerpo contra uno de los mesones.

—Vamos, el que ella sea... no sé un adjetivo que no suene ofensivo, así que usaré el "desequilibrada". El que ella sea desequilibrada lo sabes desde la fiesta de Martina, es decir, ¿quién carajo se disfraza de crayón y salta por una ventana? Luego corrió cuando te besó, luego se cayó en un lago estando sentada. No es sorpresa para ti que esté desequilibrada y aun así te gusta, admítelo.

—Es que siento que estando con ella entro en estado paranoico esperando que algo loco suceda. Me inquieta y no sé si sea buena idea salir juntos.

James sorbió sin elegancia de su taza y luego estiró el mentón hacia arriba, pensativo.

—Bueno, ya tenemos una lista de locuras que ha hecho que hacen que pongamos en duda su normalidad, ahora haz una lista de lo bueno que tiene, así equilibra la balanza. No todo pueden ser vergüenzas.

Lo consideré por varios segundos y pensar en ella me hizo sonreír... sacando lo malo, claro. Sacando su imagen preguntándome a qué sabía una mandarina, sacando el que me besara por hacer enojar a Lucas, sacando el hecho de que vomitara toda la cena luego de que golpeé a su tío loco, sacando el hecho de que me golpeó antes de caerse del tronco y el haberla visto corriendo junto con un cuaderno gigante.

Excluyendo toooodo eso, lo que quedaba de Isa me hacía sonreír.

—Sus ojos son muy lindos —murmuré, mirando a James—, son parecidos a los tuyos. —Arrugué la frente al escucharme—. No, aguarda, eso sonó muy gay.

James casi escupe su café para reírse.

—Gracias, cielo, eres un encanto. Tus ojos son divinos también —se burló, soltando otra carcajada—. Quién diría que Andy me echaría un piropo en su propia cocina.

—Sorpresas te da la vida.

Ambos nos reímos; fue él quien retomó el tema:

—Vale, tiene ojos bonitos, ¿qué más?

—Es muy humilde y amable —enumeré con mis dedos—. Tiene un mejor amigo al que ama, es muy leal, es sincera. Es muy divertida, es ocurrente, no es tímida, es dulce, no teme decir lo que piensa pese a que sabe que puede quedar en vergüenza. Eso es lo que me gusta de Isa: que es auténtica. No pretende nunca impresionar a nadie y siendo ella misma logra impresionar a todos.

Me quedé sin dedos para enumerar y al terminar de hablar, miré a James que tenía una sonrisa casi orgullosa en su cara, fue tan raro que me sonrojé y desvié la mirada.

—Si la ves así, no creo que un par de desventuras sean suficientes para renunciar a salir con ella. ¿Cada cuánto conoces a una chica así? Me refiero a lo bonito que has dicho, no a lo demente, de esas sí hay muchas.

Eso era verdad. Había conocido a muchas personas en mi vida, pero ninguna como Isa, no con sus principios, su bondad y sus locuras. Cada persona tiene virtudes y defectos y cada ser es único, pero el conjunto de lo que Isa era me había atraído desde que hablamos en la pista de hielo sobre el olor de las cosas, esa simple charla me mostró su carisma, su personalidad, que sí, me encantaba, incluyendo los inconvenientes ocurridos.

—Le mandé un mensaje esta mañana —comenté—, no terminó bien.

—¿Por qué?

—Pues digamos que anoche hubo una... situación de la que no necesitas saber, pero que ella resultó sumamente avergonzada y yo no sabía qué hacer.

—Básicamente lo que ha pasado siempre.

—Sí, básicamente. —De momento no le iba a contar a James todo lo que pasó porque lo sentía como una invasión a la privacidad de Isa, no iba a dejarle saber de semejante episodio bochornoso, sería peor para ella—. El caso es que esta mañana le escribí porque anoche no hubo cómo despedirnos. Me dijo que hiciéramos borrón y cuenta nueva, le dije mi segundo nombre, le pareció feo y luego me pidió disculpas por decirlo. Me dijo que le escribiera más tarde, le dio vergüenza y le dije que bueno... pero no le he escrito más.

—¿Por?

—No sé qué escribirle. No estoy ni seguro de que quiera que le escriba.

—Entonces ve y háblale personalmente —aconsejó—. Los mensajes limitan mucho una intención.

Solo alcancé a pensarlo por unos segundos cuando Martina entró a la cocina con su mochila puesta y una gran sonrisa para nosotros.

—¿Nos vamos?

James tenía razón y con Martina vi mi oportunidad, así que lo intenté:

—¿Te puedo llevar?

Su ceño se frunció de inmediato; desde la primera tarde de trabajo no la había vuelto a llevar y su regla de no Andy llevándome seguía intacta. Observé a James pidiéndole ayuda con un gesto, que dijera tal vez que tenía que irse, que no la podía llevar o algo para que no tuviera opciones.

—Solo quiere ver a Isa, deja que te lleve.

Bueno... algo es algo.

El gesto de mi hermana cambió a uno sonriente y perspicaz. Unos días atrás me había dicho que yo hacía buena pareja con Isa y aunque lo negué todo, algo me decía que ella ya estaba convencida de que algo pasaba entre nosotros.

—Bien, pero solo por hoy —accedió, luego miró a James—. ¿En la noche?

—Sí, voy por ti.

—Gracias. —Le dejó un beso en la mejilla y me dio a mí un manotazo para que saliera rápido—. Vamos, voy apenas de tiempo.

La seguí hasta mi auto, dejando a James en la cocina terminando su café. Una vez arrancamos procuré mantener silencio porque sabía que de decir cualquier cosa, mi hermana me acosaría con preguntas que no deseaba responder.

Cuando íbamos cerca del almacén de los Villamar, ella habló sin mirarme, con su vista en la ventana en aparente indiferencia:

—Usualmente cuando yo llego el señor Villamar está con Elías en la bodega porque más o menos a esta hora llegan los pedidos de mercancía. Permanecen allá cerca de media hora quitando y poniendo inventario.

Sin quitar la mirada del camino, arrugué la frente.

—¿Y...?

—Y... no te bajarás del auto. Te quedarás en el estacionamiento y cuando el señor Villamar suba a bodega, si es que aún no está ahí, le diré a Isa que salga cinco minutos. Su madre no verá problema, ella es superbuena con su hija. Tienes esos cinco minutos para hablar con ella de lo que sea.

Eso sonaba bien. Mi plan en realidad era entrar, fingir que iba a comprar algo y que la fortuna hiciera que Isa estuviera por ahí para pedirle ayuda con mi compra y en eso charlar dos minutos, pero eso iba con el riesgo de tener los ojos de señor Villamar encima y luego de como me miró la noche anterior algo me decía que estaba muy prevenido conmigo. Ni siquiera sabía qué le iba a decir a Isa, pero el tener la privacidad de mi auto ya era un punto a favor.

—Gracias, Mar.

Me detuve en el limitado estacionamiento —lo más lejos de la entrada adrede— y apagué el motor, esperando que Martina tuviera razón y que el señor Villamar no estuviera por ahí en ese momento. Aguardé por unos quince minutos, quince largos minutos en los que llegué a pensar que a Martina se le había olvidado decirle algo, pero entonces vi a Isa saliendo con gesto de extrañeza, buscar el auto con la mirada y luego caminar hacia él. Le abrí la puerta desde adentro y cuando entró, me observó con curiosidad.

—Hola... ¿qué haces acá?

—No lo sé... —admití—. Quería hablarte y no por mensajes. —Noté que aún tenía una pequeña bandita en su frente y la señalé—. ¿Cómo estás de eso?

—Bien, no fue gran cosa. —Miró mi mano, de momento sobre el volante—. ¿Te duele la mano?

En reflejo la abrí y la cerré, y en efecto me dolía un poco por el golpe a su tío, pero por fortuna no era una herida externa.

—No mucho realmente. ¿Cómo está tu tío?

—Con el labio hinchado y adolorido, así que diré que bien. —Suspiró, mordiéndose el labio como si tuviera un gran debate por dentro, luego levantó en medio segundo la mirada y la fijó con seriedad en la mía—. Escucha, soy plenamente consciente de que me pasan cosas terribles cuando estoy contigo, y créeme que no tengo una explicación, he barajado que estoy embrujada o que la vida me odia, pero la primera es absurda y la segunda es mentira porque tengo una vida maravillosa... como sea, todo sigue pasando. No estoy segura de si te debo disculpas porque en sí, yo no tengo la culpa de que mi suerte sea mala, solo... solo te quiero decir que el hecho de haberme invitado a salir la vez pasada no mantiene un compromiso de que lo hagas. Si yo fuera tú cancelaría esa cita, la verdad. Así que si viniste a decir eso, está bien, solo dilo, no hay rencores, lo comprendo.

Su tono era apurado pero firme, no me rehuyó la mirada al hablar por lo que supe que todo lo dicho era sincero. Cuando el silencio volvió al auto noté que las palabras que me dijo me entraron por un oído y me salieron por el otro, no por no haberle puesto atención sino porque teniéndola ahí se me quitaron las dudas sobre salir con ella.

No sabía qué había ido a decirle, pero dado que ella hacía alarde de su gran sinceridad y franqueza, supuse que haría bien devolviéndole lo mismo. Si a Isa no le daba vergüenza ser tan directa, no me daría a mí tampoco.

—Tienes razón, no debí haberte invitado a salir... —Tal como dijo, no dio señas de estar enojada por ello, solo sonrió, comprensiva, pero luego añadí—: por mensajes. Debí hacerlo en persona. —Esta vez su sonrisa se expandió y desvió la mirada, negando suavemente con la cabeza, como si fuera un alivio pero tuviera sus reservas. Tomé aire e hice un gran esfuerzo para soltar tres palabras—: Me gustas, Isa.

Isabel levantó de nuevo el mentón, quizás buscando la burla en mis ojos o algo similar, al no hallarlo, soltó una suave risita.

—Tienes gustos muy raros.

—Eres un caso especial y resulta que eso me gusta. No preguntes por qué, no tengo idea. Pero es así. Me gustas mucho. Y sí, admito que cada vez que te visto han pasado cosas... diremos "extrañas", pero curiosamente eso no ha hecho que dejes de gustarme, al contrario, me gustas más.

—Elías dice que ya estás curado de espanto conmigo —confesó, frunciendo sus cejas a los lados, un gesto muy tierno—. Ya nada te sorprende.

—Oh, sí me sorprende, te lo juro, pero creo que esas extrañezas te hacen ser quien eres. Al menos me queda la certeza de que no habrá encuentro contigo que sea aburrido.

Soltó una risa más relajada, aliviada.

—Eso sí creo que puedo garantizarlo.

Su mirada se quedó en sus manos por unos segundos, tal vez absorbiendo la conversación en sí que no dejaba de bailar entre la incomodidad y lo bonito... al menos para mí.

—¿Isa? —llamé. Sus grandes ojos verdes me hallaron, le sonreí—. Sal conmigo. El sábado, en una cita no normal pero divertida. Si quieres te recojo en tu casa y que tus padres lo sepan, o si quieres arreglamos con Alicia y Elías para que nos cubran, igual creo que van a salir por su cuenta el sábado. Te llamaré Sophia si quieres.

—El que te guste más.

—¿Eso es un sí?

—Técnicamente no preguntaste nada —dijo, pícara.

—¿Quieres salir conmigo?

Asintió, sonriendo con los labios apretados y creo que percibí un suspiro cuando me miró. Quise besarla, deseé mucho besarla pero algo por dentro me gritó que ahí no era el lugar, si la suerte de Isa era tan mala, era posible que su padre viniera a tocar el cristal de la ventana y a gritarme que me alejara de su hija. No. Mejor la prudencia.

—Creo que debo volver ahora, ya pasaron más de cinco minutos.

—De acuerdo. Te escribiré más tarde.

Nos miramos sin saber si era apropiado darnos la mano o solo una sonrisa. Al final ella optó por solo una sonrisa emocionada y abrió la puerta. Murmuró un "adiós" y se dispuso a entrar, me quedé mirándola unos segundos mientras se alejaba, encendí el motor y esperé un momento para arrancar.

Antes de hacerlo, noté que Isa se detenía a mitad de camino, se quedó quieta en su lugar por un buen rato, de espaldas a mí y luego dio media vuelta para caminar de regreso al auto. Lo rodeó para llegar a la puerta de mi lado, supuse que se le había olvidado decir algo así que bajé la ventanilla para escucharla.

Cuando estuvo bien abierto el cristal, ella se inclinó, metiendo la cabeza, puso sus manos en mis mejillas y me besó antes de que pudiera darme cuenta. 

Su nariz estaba fría pero sus labios nivelaban todo en calidez. No quitó sus palmas de mis mejillas y cerré los ojos para disfrutar del beso sin preocuparme por si alguien nos veía. Una de mis manos no soltó el manubrio pero la otra subió a su cuello y se posó en ese pequeño espacio que quedaba por la posición. Me mordió suavemente el labio y le sonreí sin abrir los ojos. Recuerdo pensar que no importaba en qué situaciones me metía Isa con su mala suerte, un solo beso así de largo compensaría cualquier cosa.

Suspiró sobre mis labios y absorbí ese aire entre nosotros, dichoso. Se separó un poco, pero me dejó otros dos besos de medio segundo sobre los labios, luego uno en la comisura de mi boca hasta que se alejó lo suficiente para hacerme saber que ya debía abrir los ojos. Cuando lo hice, los suyos estaban a pocos centímetros, brillantes, sonrientes.

—Tú también me gustas.

Me había dejado sin palabras y solo le asentí. Isa me descolocaba con sus acciones, las buenas, las malas, las vergonzosas, todas me sorprendían y había las que, como esta, me maravillaban. Tragué saliva, pero no me salió decirle nada así que ella se fue, esta vez sí hasta entrar al almacén, dejándome con una sonrisa de idiota digna de burlas de mis amigos.

—Tú me encantas —susurré a la nada, antes de arrancar el auto.

♛♛♛

Cuando volví a casa eran casi las cinco de la tarde, esperé de corazón no encontrarme con James para que no preguntara por mi sospechosa sonrisa que no se había querido ir desde que dejé a Isa.

Pues no fue imborrable como pensé realmente, porque cuando vi a Maddie caminando por la acera, se esfumó como humo de cigarrillo. Al verme llegando se detuvo y ondeó su mano, una clara señal de que no se iría hasta que al menos compartiéramos unas palabras. Estacioné y reuniendo mi buen carisma, salí para sonreírle; me plantó el usual beso en la mejilla a modo de saludo y me entregó un sobrecito pequeño.

—Invitación a la fiesta prenavideña de este año —anunció—. Se hará en mi casa, empieza a las cinco. Martina, Alicia, James y tú están invitados.

Esa era una fiesta que se hacía cada año en alguna casa del vecindario, el fin de semana anterior al veinticuatro de diciembre, era básicamente como un simulacro de la celebración de la Navidad, pero entre "amigos", ya que en Nochebuena todos estábamos con nuestras familias... aunque de navideña no tenía sino el arbolito de la casa, de resto era descontrol de fiesta de jóvenes, eran borrachos, gente consumiendo de todo y bailes asquerosos hasta la madrugada.

—Qué linda, gracias, pero creo que no podré ir.

—¿Por qué?

Su gesto triste casi me hizo creer que le dolía la negativa. Maddie perdía el tiempo estudiando idiomas, ella debía estudiar actuación, ya tenía la mitad ganada: el talento natural para fingir.

—Es este sábado y tengo una cita.

—¿Una cita?

Reí entre dientes por el gesto que hizo.

—¿Te pasa algo en la cabeza que siempre olvidas que salgo con Isa? —Mi tonó salió tan bromistas que hasta Maddie rio—. Siempre que te la menciono actúas como si jamás hubieras escuchado de ella.

—Lo siento, es que cada vez asumo que ya eso ha terminado.

—¿Tan acostumbrada estás a que tus citas solo se queden unos días que te sorprende que duren más las mías?

Sonó tan cordialmente ofensivo que tuve ganas de reírme, pero no lo hice porque mi objetivo no era ser grosero... igual como que a ella le valía un cuerno si alguien era o no descortés al tratarla. La descortesía era su idioma así que le era natural.

—Mis citas duran tanto como yo quiero.

—Es decir que te aburres muy rápido de los hombres.

—No me aburriría de ti.

—Isa tampoco —comenté con sorna. El silencio fue tenso así que elevé el sobrecito para que lo viera—. Gracias por invitarme, Maddie.

—Sigue vigente por si cambias de opinión. Será divertido, estaremos todos los del instituto y algunos amigos del colegio.

Yo iba cada año por acompañar a mis amigos, pero la verdad es que mi humor fiestero nunca estaba en lo más alto. Era bueno estar en esas reuniones al comienzo, cuando los invitados llegan y solo hay risas, anécdotas y buen ambiente; pero pasadas varias horas empezaban a embriagarse todos uno a uno y de repente para mí, que no soy un bebedor experto, resultaba aburrido estar rodeado de gente mareada así que me iba siempre temprano.

—Gracias.

—Te veo después, Andy.

Me dio otro beso en la mejilla y se alejó por la acera, posiblemente a visitar a alguna de sus amigas del vecindario. Noté que en ningún momento dijo "aún puedes ir, incluso si es con Isa" y eso me causó gracia, definitivamente Isabel no le agradaba.

No le di más importancia al asunto y entré a mi casa, pensando ahora completamente en que tenía una cita con Isa y que quería que saliera bien, debía rogarle a su suerte malvada que nos diera al menos una cita sin su presencia, pero la verdad no había manera de controlar eso... y tampoco me importaba. Sonreí al llegar a mi habitación porque a diferencia de unas horas antes cuando hablaba con James, la perspectiva de que algo pudiera salir mal no me asustó, al contrario, me emocionaba la idea de estar con ella y esperar a que una anomalía nos sucediera.

La paranoia se convirtió en expectativa y la preocupación en ansia de volver a besarla.

♛♛♛


Solo diré que amo mucho a Isandy ♥

Sería una lástima que alguien los separase...

¡En fin! ¿Qué les ha parecido el capítulo? ►

Nos leemos prontito ♥


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