Tócame. HOPEV.

By kathsxl61

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Kim Taehyung era un adicto al tacto, a tocar y a que le tocaran. Jung Hoseok, para nada. Ó Donde un escultor... More

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By kathsxl61

Hoseok no sabía cómo sentirse.

Temía que si pensaba demasiado lo que estaba haciendo y se arrepentía, arruinaría todo. Lo que menos quería era eso, arrepentirse y arruinarlo. No cuando por fin sentía que se estaba moviendo más rápido, casi a la par de Taehyung, cuando llegaban los tiempos difíciles. A veces, siente que está a kilómetros lejos de él. No era la primera vez que le pasaba; sentirse lejos del mundo, lejos de su cuerpo. Cuando eso pasa se siente tan perdido, tan solo que es insoportable. Pero entonces, Taehyung se da la vuelta y le toma la mano, haciendo que recobre su alma y pueda sentir que está ahí. Sabe que eso es suficiente para volver a respirar y sonreír de verdad, para saber que la próxima vez que se sienta así, sólo tendría que fijarse en él y así podría correr más rápido y alcanzarlo. Había llegado muy lejos como para detenerse ahora.

Igualmente no podía evitar preguntarse, ¿Si se arrepentía decepcionaría a Taehyung? O tal vez, ¿Se decepcionaría así mismo como otras veces? Porque por más asustado que se sintiera, no podía ignorar la forma en la que Taehyung lo ayudaba pacientemente buscando información por internet y llamando a cualquier contacto que consiguiesen.  Él hacía que todo fuera más fácil.

Había pasado una semana y tres días desde que decidió buscar a Yang Mi, como si sólo así pudiera obtener la medicina que tanto había estado buscando a la herida que nunca sanaba. Algo definitivo que, al abrir los ojos la mañana siguiente, hiciera que se despertara sin ninguna pesadilla más, sin rencores ni remordimientos, sin esa innata coraza. Dar un cierre para siempre. 

<< ¿Se puede dar un cierre a algo así? No, claro que no. Pero quiero creer que existe un tal vez >>, pensó.

Como no tenía idea de dónde partir primero, llamó a mamá Yu para que lo ayudara. Ella le envió todos los documentos y certificados de adopción, incluso fotos del orfanato donde salía él de pequeño con Yang Mi a su lado. Aunque había olvidado como era exactamente su rostro, la reconoció de inmediato. Era una cabeza más alta que él, mucho más pálida y delgada, casi en los huesos, y a diferencia de los buenos recuerdos que tenía de ella, no sonreía en la foto. Tenía ojos vacíos. Negros.

Tal vez porque en la foto también estaba el oficial Choi. Casi vomitó todo su desayuno cuando lo reconoció, aquella sonrisa engreída y cabello ridículamente engominado... sentía que le iba a dar un ataque de pánico, pero después de respirar profundamente y escuchar la voz de Taehyung cantándole -aunque bastante tembloroso, porque Hoseok no dejaba que le tocara demasiado en esas crisis- pudo soportarlo. Acostumbrarse a que su trauma de niño volviera a tener un rostro y no fuera una simple sombra cerniéndose sobre él en sus pesadillas había sido un poco difícil esos días. 

Pero al volver a mirar fijamente la foto, no sintió nada. << Era solo un hombre>> pensó << Un ser que hizo cosas horribles y que estaba muerto por ello>>

- ¿Estás seguro de que quieres mantenerla? -le preguntó Taehyung refiriéndose a la foto, abrazándolo por la espalda y apoyando el mentón en su hombro. Desprendía un suave aroma a la taza con chocolate caliente que dejó a su lado, a shampoo de vainilla y a la crema de afeitar, por lo que no pudo evitar inhalar y voltear el rostro para darle un beso en la mejilla. Su abrazo siempre se sentía muy cálido, pero lo era mucho más al vestir ese pijama de polar con dibujos de oso. Cada vez que lo observaba, no podía evitar fijarse en los detalles, como en la adorable forma en la que su cabello corto se ondulaba en las puntas y rozaba sus lentes cafés. En el esmalte transparente de sus uñas perfectamente cortadas o en las ojeras bajo sus ojos. Tenía los parpados un poco hinchados de tanto leer.

Un Kim Taehyung cansado y soñoliento era una de las facetas más adorables que Hoseok tenía el placer de presenciar. 

- Creo que a mi madre le gustaría tenerla -respondió, encogiéndose de hombros y dejándola a un lado. Agarrando la muñeca de Taehyung lo guió para que se sentara en su regazo, entre él y la mesa. No dudo en abrazarlo de la cintura cuando apoyó la cabeza en su hombro, poniéndose cómodo y así volviendo su aroma más intensamente dulce. Estaba tan tranquilo a su lado que no pudo evitar sentirse igual de cansado, queriendo solo abrazarlo para dormir sin ninguna preocupación. 

<< No debería de sorprenderme lo muy dependiente que soy de Kim Taehyung. O lo jodido que estoy en general. ¿Por qué siempre lo hago? >> Fue un pensamiento fugaz, que de alguna forma siempre se repetía. Aún no tenía respuestas.

Estaba sentado en la silla de la sala, leyendo los documentos esparcidos en la mesa, con Yeontan durmiendo a sus pies. Taehyung, antes de irse a bañar, lo ayudaba desde la computadora portátil. Ya habían llamado al orfanato, pero decían que no podían dar ninguna información de una persona por teléfono y que la directora era la única que podía otorgarla.

Tendrían que ir personalmente a ese lugar.

- Cuando vayamos mañana, si quieres puedo ir yo solo... puedes esperarme en el auto -dijo Taehyung, irguiéndose y abrazándolo por el cuello. Hoseok ocultó la pequeña sonrisa en su cuello, amando la forma en la que Taehyung se estremecía cuando lo rozaba con su nariz, asegurándole con un beso en su mentón que estaba bien.

<< ¿Estoy bien? Estoy bien. Lo estoy >> Sinceramente, Hoseok no estaba totalmente seguro. Estaba bien cuando estaba con Taehyung, abrazados, piel contra piel, sintiendo el latir de su corazón contra el suyo, cuando le escuchaba decir que lo amaba, pero cuando estaba solo...

<< ¿Estaré bien cuando él ya no esté?, ¿Cuál de todos mis yo era cuando él no existía para mí? >>

- Iremos los dos, no te preocupes -susurró Hoseok. Desde la mañana habían estado ocupados con muchas cosas, tanto del trabajo de Hoseok como con el papeleo de Taehyung para ir a Francia. Los estúpidos papeles se demoraban bastante en estar listos; más bien, las personas que les daban esos papeles se demoraban bastante en tener todo listo. De todas formas, a Hoseok no le importaba mucho, porque mientras más tiempo tuviera a Taehyung en su regazo, mucho mejor-. Además, tal vez sería bueno que me encontrara con algún conocido, así sería más fácil obtener información sobre ella.

- Supongo... -volviendo a descansar sobre su hombro, Hoseok podía sentir como su calmada respiración le rozaba la oreja, susurrando-. Te amo... mucho.

Hoseok sonrió para sí, avergonzado, ¿Cuándo iba acostumbrarse a escuchar esas palabras continuamente sin sentirse nervioso y torpemente feliz? Durante esos días, Taehyung no dejaba de repetir lo mucho que lo amaba, y Hoseok se preguntaba cuántos te amo diferentes podría decirle; cuantos te amo existían.

- Te amo más -susurró Hoseok, volviendo a besarle el cuello, casi haciéndole cosquillas y sacándole una risa ronca por el cansancio-. Deberías ir a dormir primero... calentar las sábanas por mí.

- Ya sé que soy bastante caliente, pero gracias por el halago -bromeó Taehyung, agarrando con suavidad el rostro de Hoseok y besándolo rápidamente para luego pararse y poner el portátil frente a él. Viendo la pantalla intrigado, Hoseok leyó lo que decía, sin dejar de escucharlo y ver de reojo como Yeontan se despertaba, meneando su cola hacia Taehyung para que lo tomara en brazos-... pero primero, tengo algo importan... bueno, en realidad no es tan importante. No sé si sirva de algo, pero encontré el periódico del accidente del bastardo Choi -Taehyung acercó la silla y se sentó a su lado, sosteniendo el cachorro con su brazo izquierdo-. Dicen que su muerte fue por quedarse dormido mientras conducía, había donado gran cantidad de sangre horas antes de su accidente... -estaba sorprendido, solo escuchando de vez en cuando a Taehyung, mientras leía concentrado-. Muerto por su estupidez y un descuido... debió haber sido condenado, pero mejor eso a que hubiera seguido haciéndole daño a las personas -Hoseok agradeció que Taehyung no especificara, siguiendo con la explicación-. Impactó contra un camión de botellas de Soju... y maldita sea, pobres botellas.

- ¿Por qué habrá donado sangre? -se preguntó Hoseok, profundamente intrigado. Taehyung se encogió de hombros y en su rostro había tanto desdén como profundo aborrecimiento al ver la imagen del oficial Choi en la pantalla.

- ¿Tal vez algún familiar lo necesitaba? -dijo Taehyung chasqueando la lengua- Lo cierto es que no por eso es buena persona. Merecía que se muriera lo antes posible. Me da lastima la persona que haya recibido su sucia sangre... pero si esa persona vivió... algo bueno debe de haber en todo lo malo, ¿Verdad? -Hoseok asintió, mordiéndose la uña de su dedo indice con aire pensativo-. Aunque ese ser humano retorcido... -casi gruñendo, Taehyung suspiró y volvió a tomar la taza de chocolate que había dejado a un lado mientras acariciaba a Yeontan en su regazo-... bueno, como sea. También al final de la nota dice que él es padre adoptivo de Yang Mi y que está casado con una tal Jun hye, ¡Casado!, ¡Pobre de esa mujer! pero si lo piensas... 

-... Yang Mi había desaparecido antes de que él la llevara a su casa -completó Hoseok, frunciendo el ceño y recibiendo un asentimiento por parte de Taehyung-. Lo que yo recuerdo es que primero debía tener todos los papeles para su adopción y solo entonces podía llevársela con él. ¿En qué momento habrá hecho todo el papeleo? Si lo hizo, entonces significa... que él la encontró.

Hoseok estaba tenso, con muchos pensamientos no muy agradables revolviéndose en su cabeza. Por otro lado, Taehyung volvió agarrar el computador y empezó a teclear.

- ¿Qué buscas? -preguntó Hoseok. Taehyung lo miró de soslayo mientras le daba otro sorbo a la taza de chocolate.

- Números de teléfonos. Creo que deberíamos llamar a la esposa, ¿No crees? Si es que él encontró a Yang Mi, es razonable que ella se haya quedado con la niña.

- ¿No crees que es algo tarde para llamarla a esta hora? -inquirió fijándose en la hora de su celular. Eran las once y media de la noche.

- Nunca es tarde si fingimos ser empleados de una empresa de prestamos -sonrió traviesamente Taehyung, haciendo una mueca segundos después al darse cuenta de lo tonto que sonaba, resoplando-. Aunque pensándolo bien, son demasiadas personas con el nombre de su esposa. ¿Deberíamos volver a llamar al orfanato preguntando si tienen su número?

Hoseok se mordió el labio inferior, sintiéndose demasiado cansado para contestarle. Bajó la pantalla del portátil a la misma vez que se paraba y le daba un beso fugaz a Taehyung, evitando una queja ante el gesto.

- Ve a dormir, bebé -musito Hoseok, depositándole un beso en la coronilla mientras se daba la vuelta, estirando los brazos y caminando hacia el baño-. Mañana seguiremos.

Mirándose en el espejo del lavatorio, se dio cuenta de que él tenía ojeras bastante marcadas también. Por alguna razón, el rechazo que había sentido hacia Yang Mi se había vuelto una sincera curiosidad. No era morbo. El ver su foto, le hizo querer saber aún más la respuesta a si seguía viva o no... si algo malo había pasado, o si es que había logrado tener una familia. Finalmente, ella era solo una niña. Una que tuvo que madurar demasiado rápido.

<< ¿Cómo era yo entonces? >> se preguntó, mirándose el cabello que ya no era rojo, sino negro azabache que le hacía ver mucho más pálido de lo que era. Casi dos años atrás, sin Taehyung en su vida, sólo tenía a su familia y a sus amigos. Y ahora que no vería a Taehyung por un buen tiempo, ¿Volvería a ser ese yo de antes?, ¿Volvería a depender de unas pastillas?

Cuando terminó de bañarse y se puso su pijama de oso -vergonzosamente a juego con Taehyung-, fue a la habitación, encontrándolo hecho un ovillo en el lado derecho de la cama. Caminando lentamente hacia él, rozó su mejilla con los dedos, apartándole el flequillo de la frente. Taehyung entreabrió los ojos, mirándole como si lo hubiera estado esperando hace mucho tiempo y se arrastro al otro lado de la cama para dejarle su espacio.

Apagó las luces, pero aún podía ver la silueta de Taehyung gracias a la luz de la luna que llegaba por el ventanal. Ya acostado, mirando el rostro relajado de Taehyung, no pudo evitar preguntar como si fuera un secreto.

- ¿Seguirás ayudándome mañana?

Taehyung volvió a entreabrir los ojos, pestañeando lentamente mientras se acercaba a él, pasando una pierna por encima de su cuerpo como siempre lo hacía. No le molestaba ser la almohada personal de Taehyung, porque también lo era para él y, definitivamente, jamás podría cansarse de sentir como sus dedos acariciaban su cabello para relajarlo. 

- Lo haré todos los días.

Lo besó lentamente y. a diferencia de lo que esperaba, no tardo mucho en quedarse dormido.



[...]



Encontrar el orfanato no había sido tan difícil como Taehyung y Hoseok creían.

En general, a Taehyung se le daba bastante bien investigar. Como prometió, haría hasta lo imposible por encontrar a Yang Mi y hacer que ella y Hoseok hablasen. Saber qué le sucedió. Él, al igual que Hoseok, también estaba muy intrigado de saber su historia, pero definitivamente lo que más le importaba era que la persona que más quería en el mundo pudiese encontrar la paz que tanto buscaba. No se ilusionaba, tal vez Hoseok jamás dejaría de tener pesadillas, pero quería creer que todo lo que estaban haciendo lo ayudaría un poco más. Si se ponía en su lugar, Taehyung no estaba seguro de si sería lo suficientemente valiente como para reencontrarse con la persona que lo lastimó. 

Por eso jamás fue a una reunión de curso. Podrían llamarlo cobarde, pero Taehyung no encontraba nada bueno en encontrarse con los idiotas que lo apodaban con nombres ofensivos solo por ser diferente. Aún podía recordar esa vez en que se encontró con los viejos compañeros de curso de Hoseok y terminó en una pelea con ellos. Le había dolido tanto ver a Hoseok lastimado. Los golpes que recibía no se comparaban en nada con el dolor de ver cómo lo lastimaban.

Si Yang Mi llegaba a lastimar a Hoseok otra vez, no sabía lo que haría. Tal vez se volvería loco del coraje. Trataba de no pensar en lo peor, pero como victima de las peores facetas de las personas, incluso de las que más quería, dudaba bastante. Pero confiaba en Hoseok y viceversa.

Si estaban juntos, todo saldría bien, incluso si todo salía jodidamente mal.

El orfanato no había cambiado mucho si lo comparaba con las fotos antiguas que había visto de el, la infraestructura seguía siendo la misma, lo único diferente era que el color rojo vino había sido cambiado por un blanco hueso bastante insulso. Había decidido manejar por el bien de los nervios de Hoseok, así que aparcó en el estacionamiento y ambos fueron hacia la entrada. Taehyung lo miraba cuidadosamente, no quería que entrara en un estado de crisis o algo parecido, por más preparado que estuviese.

- ¿Recuerdas algo? -preguntó, viendo como Hoseok seguía callado al entrar al salón principal mientras veía todo a su alrededor inexpresivamente.

- No mucho -negó, mirando hacia el pasillo que quedaba a la izquierda de donde estaban parados. En el lugar solo sonaba una casi imperceptible música de ambiente-. Creo que es por aquí...

Alcanzaron a dar algunos pasos, pero se detuvieron al oír sonidos de tacones provenientes del lugar a dónde iban. Del pasillo apareció una mujer de mediana edad, a la que al parecer Hoseok conocía, porque al instante sintió como le tomaba la mano inconscientemente en busca de apoyo. 

- Hola -saludó la mujer, sorprendida al verles-. ¿Puedo ayudarles en algo?

Hoseok no dijo nada, así que Taehyung intervino.

- Sí, sí -sonrió cordialmente, acercándose a ella y haciendo una reverencia-. Me llamo Kim Taehyung, y él es Jung Hoseok. Vinimos porque queríamos hablar con la directora del orfanato. Llame un par de veces y la señorita Dae, su secretaria, me dijo que podía venir a esta hora para hablar con ella.

- ¡Oh, sí, sí, lo recuerdo! -exclamó ella, sonriente al acordarse-. Afortunadamente, ahora yo soy la nueva directora de este bello hogar. Mi nombre es Kang Jun Hye.

Taehyung le sonrió, mirando de soslayo a un Hoseok bastante serio.

- Nos gustaría hablar con usted si es que tiene tiempo para nosotros -aclaró. La directora asintió amablemente.

- Sí, claro. Ahora estaba por ir a buscar unos papeles, así que para que estén más cómodos pueden esperarme en mi despacho. Van por este mismo pasillo y doblan a la izquierda -les indicó, para luego seguir su camino por un pasillo contrario.

Taehyung tomó con firmeza la mano de Hoseok y al ver su expresión supo que algo no estaba bien. Sus ojos, siempre tan vivos cuando le miraban, ahora volvían apagarse, tornándose serios, como si de repente hubiera puesto una barrera entre él y el mundo.

Se preguntó si ver a Yang Mi lo pondría peor.

- ¿Hobi? -musitó, algo asustado. Hoseok no respondió, solo se quedó mirando un punto alejado de él, otro pasillo que quedaba a un costado, como si estuviera soñando despierto. Tratando de tranquilizarse, tocó la mejilla de Hoseok con suavidad e hizo que le mirase-. ¿Estás bien, amor?

Pestañeando fuertemente, Hoseok se pasó la mano por el rostro como si sólo así pudiera despertar.

- Sí -aclaró su voz-. Sólo se me vinieron a la mente algunos momentos que creí que había olvidado... y sabes, ella se me hace muy familiar, pero no sé... no sé dónde la he visto. Lo más probable es que aquí, pero no estoy seguro...

- Bueno, ya podremos preguntarle ahora, no te preocupes -le sonrió Taehyung, entrelazando con más fuerza sus manos-. Todo estará bien. Podríamos adoptar a un bebé, si quieres.

Hoseok no pudo evitar soltar una genuina sonrisa.

- Sé que serás un gran padre algún día, pero aún no estoy listo para cuidar a tres bebés -rió, dándole un beso fugaz en sus labios y caminando hacia el despacho-. Contigo y con Tannie me basta.

- Igual lo estás considerando en un futuro, es un punto a favor para mí -dijo Taehyung, satisfactoriamente.

Al llegar al despacho, lo primero que hicieron fue sentarse en las dos sillas que había frente al gran escritorio. En una placa dorada frente a él, salía el nombre de la directora. Taehyung tuvo cierta sospecha, pero prefirió callarse al ver que Hoseok miraba fijamente las fotos grupales de los niños en las paredes o los diplomas de la directora. Taehyung se preguntó si Hoseok estaría en alguna de esas fotos grupales.

No pudieron admirar mucho tiempo la decoración del despacho ni la estantería llena de libros, porque la directora no tardó en llegar y cerrar la puerta tras de sí.

- Ahora sí, es un gusto para mí conocerlos -sonrió ella, bordeando el escritorio para sentarse en su silla mientras dejaba una gran cantidad de papeles a su lado. La forma en la que apoyaba los codos sobre el escritorio y entrelazaba sus manos le hacía acordar bastante a su madre momentos antes de discutir-. La señorita Dae, que por supuesto ahora no se encuentra, me dijo que ustedes querían saber sobre una chica huérfana que vivió hace años aquí, ¿Verdad?

Ambos asintieron, pero fue Hoseok quien se le adelantó.

- Yo también viví aquí... no fue tanto tiempo como otros huérfanos, pero... aquí conocí a una chica llamada Yang Mi y me gustaría saber dónde está. Si es que sigue viva o...

- ¿Ustedes eran familia? -preguntó ella, con cierta mirada suspicaz.

- No. Éramos amigos muy cercanos, pero a mí me adoptaron y ella... tuvo algunos problemas -la directora lo miró fijamente, diciéndole con el gesto que prosiguiera-. Ella se escapó de aquí. Había un oficial de policía llamado Choi que la iba adoptar en ese entonces, pero ella... estaba siendo acosada por él...

Taehyung se sorprendió al ver como la cara de la directora se ponía pálida como un muerto.

- Jung Hoseok, ¿Verdad? -interrumpió ella y él asintió, confundido por la interrupción. Ella se volvió seria, tensa, sin ningún rastro de la amabilidad de antes. Como si súbitamente la hubieran embargado malos recuerdos. 

Fue como si todas sus sospechas se confirmaran, cuando ella le preguntó el año en el que Yang Mi había ingresado al orfanato. Hoseok contestó y la directora les dio la espalda buscando en uno de los muebles detrás de ella.

Fue todo tan rápido que Taehyung no pudo evitar preguntar.

- Usted conocía al oficial Choi, ¿Verdad?

La directora se dio la vuelta, dejando el expediente abierto frente a ambos. Hoseok fue el primero en tomarlo y ver la foto de una pequeña Yang Mi. Definitivamente era ella. 

Cuando la directora lo miró, Taehyung sintió que se le detenía el corazón.

- Perfectamente -dijo con mesura-. Porque él fue mi esposo.

- Mierda -susurró inconscientemente y bastante sorprendido de haber asertado.

- Taehyung -riñó Hoseok, callándolo. La directora lo ignoró y, tosiendo como si solo así pudiera aligerar el ambiente, les sonrió con incomodidad y Hoseok se dirigió a ella-. Mire, con su esposo... yo tuve algunos problemas... y Yang Mi también... él no solo la acosaba, sino que abusó de ella.

- Sé lo que le hizo a Yang Mi -confesó duramente, aunque sabían que ella no estaba enojada, al menos no con ellos-. El hijo de puta de mi ex esposo le hizo algo horrible que casi la mata.

- ¿A qué se refiere?, ¿Cómo? -balbuceó Hoseok, igual de perdido que Taehyung.

- ¿No lo saben? -ambos negaron, y ella suspiró sumamente afligida-. Después de que Yang Mi se escapara del orfanato, pasó varios días sin saber de ella, pero un día... no sé cómo, la encontró. Se la llevó a un hotel... y... -la directora guardó silencio, uno que estaba cargado de pesar y culpa en sus ojos llenos de lágrimas-. Lo siento, aún me... afecta lo que pasó. No es fácil saber que tu esposo... torturó a una niña inocente... y yo no pude hacer nada para evitarlo.

Taehyung admiraba la fiereza de la directora. Cualquier mujer simplemente lo hubiera olvidado, o habría hecho todo lo posible para borrar todo rastro de lo sucedido y que así no se viera manchado su nombre ni su reputación. Pero ella era distinta, se veía tan frágil, tan triste como profundamente enojada. En sus ojos se notaba el dolor de la traición.

- ¿Sabe si sigue viva? -preguntó Hoseok, temeroso.

Ella asintió.

- Vive en Ilsan con su nueva familia. No quise quedarme con su custodia porque estaba demasiado dañada para cuidarla por mi misma -La directora tomó con delicadeza el expediente que Hoseok tenía en sus manos y pasó a la página final, apuntando un lugar en específico-. Aquí está el número de su madre adoptiva. Hace años que no he vuelto a ver a Yang Mi, creo que la última vez fue cuando cumplió dieciocho años... cuando me pidió que dejara de visitarla. Aún así, nunca he podido olvidarme de ella, ¿Cómo podría? Sufrió mucho a manos de él... 

- No creo que usted tenga la culpa -dijo Hoseok, con el mismo gesto de tristeza que ella-. Yo también lo sabía, y no hice nada.

- Tú eras un niño en ese entonces, muchacho -negó ella-. ¿Cuántos años tienes ahora?, ¿Veinticinco tal vez? Eres muy joven para culparte por algo tan horrible. Yo era la adulta en ese momento, y debí darme cuenta... al final, el destino fue el encargado de hacer justicia.

- ¿A qué se refiere cuando dijo que Yang Mi casi muere a manos de él? -intervino Taehyung.

- Él... la torturaba... muy duro -respondió ella, arrugando el rostro como si estuviera a punto de llorar-. Un día le cortó las muñecas con las esposas que le ponía, por lo que perdió mucha sangre. Debió haber entrado en pánico, la llevó a urgencias diciendo que ella había tratado de suicidarse. Por supuesto, nadie le creyó, pero él ya había sido donador de sangre antes, por lo que donó gran cantidad para ella. Una de las enfermeras, que habían visto el estado en el que Yang Mi se encontraba, llamó a la policía, pero él ya se había ido. Era obvio que lo iban apresar, así que escapó y chocó contra un camión. Dicen que murió al instante.

Si Taehyung sentía una maraña de sentimientos encontrados, no podía imaginar como se estaría sintiendo Hoseok, paralizado en el asiento.

- Lamento que haya tenido que pasar por todo eso... -fue lo único que Taehyung pudo decir, mirando de soslayo como Hoseok seguía mirando fijamente la foto de Yang Mi-. Muchas gracias por contarnos.

- Gracias a ustedes por venir... hace tiempo que deje de tratar de borrar lo que hizo mi ex esposo -suspiró ella, secando una lágrima escurridiza en su mejilla-. Me juré a mí misma que afrontaría lo que hizo, porque el desgraciado tuvo mucha suerte de haber muerto ese día. Si no, yo con mis propias manos lo hubiera matado. Destruyó dos vidas, la mía y la de ella. Espero que no haya destrozado la tuya, muchacho.

Taehyung vio como la directora miró fijamente a Hoseok.

Él sólo le sonrió.

Era una de las sonrisas más tristes que había visto.



[...]

Caminar devuelta al auto se sentía extraño. Ninguno de los dos se atrevía a decir ninguna palabra, sólo se tomaban de la mano como si en cualquier momento la tierra se fuera abrir. 

Taehyung sentía que en cualquier momento Hoseok desaparecería, si es que no lo había hecho ya por la ausencia en su mirada y no lo quería soltar. Antes de entrar al auto, lo atrajo hacía sí y lo abrazo con fuerza, dejando que el mayor ocultara el rostro en su cuello por si quería llorar, gritar, lo que fuese.

No lloró ni hizo ninguna de las cosas que podría haber hecho Taehyung en su lugar. Lo único que hizo fue devolverle el abrazo e inhalar profundamente, exhalando despacio y murmurar algo que no escucho muy bien. Hoseok se apartó y, sin dejar de abrazarle, sonrió.

- ¿Quieres ir de paseo a Ilsan?

Para él, besarlo significaba un sí.

[...]

me odio porque nunca cumplo lo que digo

los tkm <3

ya se vienen las demás partes ;;;;;;;;;;







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