《LA PRIMERA PELIRROJA》JAMES P...

By La-merodeadora-Black

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En donde Harry descubre la verdad de James y Lily Potter, sus padres Un dia lluvioso en el que decide averigu... More

《Prólogo》
<<Cast>>
《 punto importante 》
《Los segundos gemelos》
《 La Selección 》
《El comienzo de las amistades》
《¿y si les hubieran dicho? 》
《El lo siento de Navidades》
《 La primavera del primer año 》
《Finales de primer año》
《 punto importante II 》
《 Cartas de verano》
《Doce años de gemelos》
《La primera predicción》
《pronto tendré un deja-vû contigo》
《 Jamás debí acercarme a ti》
《 ¡No te distraigas Diggory, o te ganaré! 》
《Son distintos caminos Regulus》
《Sospechas y traiciones》
《 Conociendo el futuro》
《 Una nueva etapa 》
《Materialistas e insustanciales》
《 Y la bomba estalló 》
《 Bosque Prohibido 》
《 Los sacrificios de una amistad》
《Calla y abrázame》
《 ¿qué, una señal para besarme? 》
《 El primer novio 》
《 Los celos de un mejor amigo 》
《 Entre tu y yo nunca hubo conexión alguna》
《 Baile de invierno 》
《 Punto importante》
《El comienzo de todo》
《 A partir de hoy 》
《 La madriguera 》
《Es el proceso de la vida》
<< Nota importante >>
{We're back, bitches}
<<Estás condenada>>
<<El momento adecuado>>
<<19 de diciembre>>
<<Los ojos nunca mienten>>
<<No hay malos momentos en verano ¿cierto?>>
<<Creo que estoy enamorada de mi mejor amigo>>
{Segunda parte; La mejor amiga}

《Verano del 73》

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By La-merodeadora-Black


Molly despidiéndose de su abuela, casa de campo de la familia Prewett, verano del 73.

Mansión Potter.

Habían pasado tres semanas desde que habían terminado segundo grado, pero aún seguían riéndose por la última broma que hicieron.

—Y entonces Malia soltó a los duendecillos que iban borrachos de tanto Whisky de fuego—soltó Skyler llorando de risa.

Los Wilders junto con un par de merodeadores, ya que James seguía inconsciente y Remus los ignoraba, gastaron una broma con las chicas.

James los escuchaba entre maravillados por la ingeniosa broma y celoso, con gran envidia por no haber podido estar allí.

Era un caluroso día de verano en el que todos estaban reunidos en la gran mansión Potter; todos menos Remus, que no respondía siquiera las cartas.

—Au, au au au au—se quejaba Jack.

La pelinegra estaba tumbada encima de Jack mientras le hacía un masaje.

Skyler y Peter hablaban animadamente de las optativas que habían elegido, charla a las que se unió todos aquellos que estaban en el lugar.

—Pues yo escogí Adivinación— musitó Skyler— ¿tan mal me va a ir?

—No creo, pero nisiquiera Marlene la ha cogido—comentó James— dice que no sirve de nada lo que la profesora  Bárbara pueda decirle, que son pantominas y que los verdaderos conocimientos de una vidente se consiguen encontrando la paz interior y esas cosas.

—A veces me pregunto si esas frases no las coges de Malia— decía David.

—Hablando de mi preciosa hermanita ¿donde están ella, Alice y Marlene?—preguntó.

En el interior de la mansión.

—¿Desde cuando Dorcan y Jack se llevan tan bien?—preguntó Marlene con un aire desconfiado.

—¿celosa Mckinnon?—pregunto Alice con aire burlón.

Esta comenzó a bufar y a despotricar cosas como:

¿Celosa, yo?¿porque iba a estarlo? Ni que me gustara dorcan.

Solo que no entiendo desde cuando se llevan tan bien, no puedo estar celosa de mi mejor amiga, que pamplinas dices Alice.

Celosa dice, ¡ja! Ni que fuera aquí...

Mientras, Alice y Malia con una mirada se dieron cuenta.

A marlene le comenzaba a gustar Jack.

Y era cuestión de tiempo que la bomba de sentimientos que iban acumularse en la rubia explotaran.

—¿Tienes la misma idea que yo?—preguntó Alice.

—¿que idea?—preguntó ajena a todo aquello la rubia.

—Sí, pero Dorcan no puede ser la que lo haga—contestó la pelirroja.

—¿qué es lo que Dorcan no puede hacer?¡Yo me ofrezco!—dijo alzando la mano, intentando llamar la atención de sus amigas, fracasando en el intento.

—Puede hacerlo una de nosotras, solo que los chicos deben saber antes, ya sabes... sus celos—musitó Alice.

—¿QUE PASA CON LOS CHICOS?—chilló Marlene, cansada de que la ignoraran.

Malia iba a contestarle pero decidió jugarle una pequeña broma.

Cogió el vaso de agua que tenía detras de ella, y sin tambalearse del taburete, se lo echó en la cara a la rubia.

—En mi defensa diré que ni te callabas, y que estabas roja como un tomate por lo de tu próximo noviecito—justificó la pelirroja.

—Pensaba que las cazadoras teniaís buena puntería—se quejó Alice, que también se había empapado.

La pelirroja arqueó una ceja mientras se apoyaba en la encimera— ¿quién dice que no quisiera mojarte a ti también, chica Longbottom?

Alice se puso roja al nivel del pelo de su mejor amigo y comenzó a balbucear intentando justificarse solo que no lo conseguía.

Marlene que estaba planeando una venganza, dió rapidamente con una—Es cierto Malia, que estaba roja ¿no lo estarías tu también si te dijeran que eres la chica de Travers?—preguntó mientras cogía una toalla que había detrás suya.

Después del guiño de la rubia, la castaña comprendió a donde quería llegar. Hasta Malia lo hubiera entendido, de no ser porque no veía la toalla y estaba muy distraída en aquellos momentos poniendose roja y mirando para otro lado, momento que aprovecharon—Cierto, creo que te vendría muy bien un poco de agua, por no decir mucha—comentó Alice.

Malia giró la cabeza con el rostro confundido y de pronto vió como sus amigas la envolvían en una toalla.

La pelirroja forceó, cayendo del taburete al suelo, y lo único que consiguió fue ponerles la tarea más facil a sus chicas—Yo la cogo por los pies—dijo Alice—pega muchas patadas, pero también mordiscos asi que estamos igual de mal por ambos lados.

—Cierto—corroboró Marlene abriendo la puerta de cristal corredora que llevaba al jardín donde estaba la piscina de los Potter.

—¿Cuánto tiempo te queda con la escayola James?—preguntó Peter.

—Ag, una semana—dijo frustrado—Malia dice que ella podría quitarmela de un golpe, pero creo que acabaría peor.

—Esa pelirroja tiene ideas muy locas—musitó David riéndose.

—Pues me da ami que el plan de llevarla a la piscina envuelta en toalla, cosa que solo se le hubiera ocurrido a ella, no lo ha planeado la pelirroja—comentó Jack señalando a las tres chicas.

Marlene y Alice llevaban lo que parecía un cadaver que se movía envuelto en una toalla de los Chuddley Cannons, colina abajo dirección a la piscina.

Sus amigos se apresuraron a acercarse para ver como la grandiosa Malia era victima de una de sus propias bromas.

—¡Vais a matar a mi hermana!—chilló Alec corriendo al lugar.

—¡Ese es el plan!—gritó Alice frenándose.

—¿Cómo la tiramos?—preguntó Marlene nerviosa de que la fuerza bruta de Malia ganara o Alec llegará rápido.

Alice comenzó a sudar del nerviosismo pero rápidamente ideó un plan—Ponte de lado y a la de tres desenrrollamos la toalla, procura acercarte mucho al borde para que no se caiga en el suelo y no se nos quede más tonta de la cuenta—ordenó la castaña.

—¡1,2 y 3!—gritó.

La toalla se desenrolló y una pelirroja medio asfixiada cayó al agua.

Sus amigos vitorearon la victoria, pero nuevamente había un problema.

Sin necesidad siquiera de mirarse, los mellizos Prewett cogieron a Marlene y a Alice y la tiraron al agua con la pelirroja.

Alice había sido cogida del tobillo por su pelirroja y Marlene había sido tirada por Alec.

—Esto es lo que se llama venganza perras— dijo Malia nadando a la orilla.

Sus amigos rompieron en carcajadas, más aún cuando Dorcan se acercó y cogió de imprevisto a Alec y se tiró con el a la piscina.

Las tres chicas y Alec no tenían problema porque estaban ya en ropa de baño, pero Malia tuvo que salir porque estaba con una camisa de James que se quedó empapada tras aquel incidente.

Fue Jack el que comenzó a sudar y ponerse nervioso nada más que salió Malia de la piscina— Chicos ¿recordáis aquella charla de papa Jack y mamá amber de que los adolescentes comenzamos a desarrollarnos en tercer grado aproximadamente?—preguntó tragando saliva.

Sus amigos asintieron y Jack señaló a la pelirroja.

Ninguno se había fijado hasta aquel entonces en que Malia contaba también como adolescente.

Era cierto, que sus rasgos comenzaban a cambiar y comenzaban a madurar y dejar ese rostro dulce e inocente, pero no esperaban que su cuerpo dejara ese rastro dulce en tan poco tiempo. Si bien no tenía unas grandes curvas porque solo estaba comenzando a desarrollarse, su busto sí que había crecido en considerable medida.

Mientras se acercaba a ellos, y se secaba el pelo con la toalla con la que la habían tirado notó la mirada perpleja de sus amigos.

—¿que pasá chicos?—preguntó confundida—Oh, toma miope.

Sirius, que ya tenía las hormonas algo descontroladas, desvió la mirada como un par de amigos suyos, cuando la pelirroja se quitó la camiseta.

—Mejor que la deje tendida allí ¿cierto?—preguntó a su mejor amigo.

—Eh... esto, sisisi ¡Sí! ¡claro que sí Malia!—respondió nervioso.

Malia arqueó una ceja y elevó una comisura de sus labios a la par que se cruzaba de brazos.

Lo último si que fue mala decisión.

—Estáis muy raros chicos—comentó la pelirroja viendo como se comportaban— si que es cierto lo que decían mis padres de que los tios actuais raro a partir de tercer grado.

Dicho eso se marchó.

—Si todas van a estar así de ahora en adelante vamos a tener serios problemas—comentó David.

—es malia chicos, nuestra mejor amiga, no podemos verla así—contradijo Peter.

—Habla por ti—corearon el resto.

—Solo digo que más vale que controleis esas hormonas, que si vosotros estáis así, no se que será del resto del poblado masculino en Hogwarts—comentó Peter.

Y todos cayeron en la cuenta.

Malia, Marlene, Alice y Dorcan.

Eran chicas que brillaban de por naturalidad, sin necesidad de arreglos y decoros en sí, su alma brillaba.

Si su cuerpo también lo hacía.

¿qué chicos no iban a caer rendidos a ellos?

...


Con los días,  los chicos normalizaron que las chicas estaban desarrollándose, al fin y al cabo, ellos también lo estaban haciendo.

Un día de estos, en los que habían vuelto cada uno a sus casas para estar con sus familias ya que los Wilson y Rogers organizaban un viaje a España, al sureste, las islas canarias, debían empacar las cosas, los prewett decidieron pasar un rato con sus abuelos maternos, Thomas y Pauline.

Ambos abuelos, a diferencia de su hija materna que tuvo a sus hijos muy tempranos, tuvieron a Amber como a sus otros hijos, Margarite, Connor, Peach y Louis , a una edad muy avanzada, por lo que, teniendo ya a sus cinco nietos, estaban un poco hecho polvos.

Thomas y Pauline disfrutaban mucho cuando les visitaban sus nietos, invadían la casa llena de alegría, y se les veía tan felices cuando estaban allí, que estaban seguros de que los echarían mucho de menos.

Sobre todo a Pauline, quién acabaría siendo vencida por la muerte muy temprano.

Hacía ya medio año que Pauline sentía que su cuerpo no estaba funcionando bien, y tras varias pruebas en San Mungo, descubrieron que tenía cancer, una enfermedad que en ocasiones es terminal, y en esta no se salvaba.

De eso hacía dos meses, y sus nietos aún no eran conscientes de ello.

Era un día por la mañana, en la que Amber y Jackson se habían despertado más temprano de lo usual, ya que dentro de una semana y media era el cumpleaños de los mellizos y debían comenzar a preparar todo.

—Vendrán los chicos y las chicas, oh, claro también Mason, Landon, Hestia y la compañera de Quidditch, Charitty Burbage, es también compañera de molly ¡ah!¡claro! Louis, Axel y Mery también, oh dios mío también tiene que ver la chica de Huppelpulf, mery mcdonald, alec no para de hablar de ella...—comenzó a organizar Amber mientras hacía unas tortitas a lo muggle.

Thomas y Pauline le habían enseñado a Amber desde muy pequeña muchos valores, pero había uno que ella jamás olvidó: Solo hay una cosa que nos diferencia de los muggles y es la magia. ¿Que pasa si algún día tienes que defenderte sin magia? ¿Que debes aviartelas sin varita? Por eso Amber desde pequeña sabía hacer todas las cosas muggles básicas y cotidianas como cocinar, coser, barrer, conducir, ir a correos, pasearse por el Londres Muggle y controlar el dinero muggle, comprar en tiendas muggle para pasar desapercibidos como magos... incluso había aprendido a beber el alcohol muggle (pese a que el mágico estaba mucho mejor) y a defenderse a lo muggle, algo que Malia aprendió desde muy pequeña. Por no mencionar que adoraba a los animales muggles, un perro era mucho más bonito que un hipogrifo, sin lugar a dudas, por muy majestuosos y orgullosos que fueran los segundos.

Y fue cuestión de tiempo que Jackson aprendiera todo eso, de hecho, Jackson cocinaba de maravilla, y estaba seguro que de no ser auror, se iría al mundo muggle y sería un gran chef.

Quisieron inculcarle estos valores a sus hijos, y así lo hicieron.

Y volviendo al tema, Jackson observaba como su mujer parloteaba y parloteaba mientras iba haciendo las tortitas.

Si bien Jackson era el que cocinaba y hacía las tareas de la casa, Amber hacía las mejores tortitas del mundo.

—Amber... estas desvariando, sabes perfectamente que tema estas intentando no tocar—musitó con una voz compasiva—ellos deben saber.

Antes de que Amber pudiera contestar, Molly apareció bajando las escaleras—¿Que debemos saber? ¡Uh, tortitas! ¡Alec, hay tortitas!

Alec adoraba las tortitas de Amber más que cualquier cosa en el mundo, y no había noticia que mal tragara mientras hubiera unas tortitas por medio.

Nada mas escuchar eso, salió de su recámara corriendo y mientras corría por los pasillos bajando escaleras, y le llegaba más olor, más corría.

—¡TE QUIERO MAMÁ!—gritaba Alec.

Gideon se dio de bruces contra el suelo, Malia, que había dormido con sus hermanos mayores aquella noche por que se quedaron hablando hasta muy tarde, rompió en carcajadas.

—Oh, no de mi gemelo no te ries—atacó Fabian tirando a su hermana pequeña de la cama.

Haciendo alarade a sus reflejos de cazadora cogió a Fabian de la camiseta a la par que caía.

—Esto es la guerra hermanos—gritó la pelirroja.

Mientras, abajo, los padres de los tres voltosos de ahí arriba y los comilones que estaban junto a ellos, escuchaban todos los gritos de arriba.

Jackson disfrutaba tanto de las peleas de almohadas por la mañana desde tan pequeño, que dejó su lado adulto en la cocina y salió corriendo escaleras arriba para unirse.

Amber abrió los ojos como platos y Molly, tras saborear y hacer conocedor a su hermano pequeño de ello, le preguntó—¿qué ocurre mamá?

—nada cariño, creo que acabo de tener un flashback—sacudió la cabeza— y en el flashback yo corría detrás de tu padre y... sí, si.

Y como su marido había hecho minutos antes dejó su lado adulto en la cocina y subió escaleras arriba a unirse.

Molly no tardó en unirse, pero paró en el camino para coger su cámara fotográfica y recordar aquel momento.

Mientras las almohadas se habían desilachado y las plumas salían volando, Gideon dió de lleno en la cara de su padre, quién no tardó en intentar devolversela, solo que esta dió a parar en Molly.

—¿y tu eras cazador de Quidditch? Menuda puntería tienes Jackie—se burló la mayor.

Como respuesta obtuvo una almohada de parte de su madre.

—Eh ¡Con mi chico nada!—gritó Amber en su defensa.

—¿Como en los viejos tiempos?—gritó Jackson poniendose en defensa con su mujer mientras veía como sus hijos se organizaban.

—Como en los viejos tiempos—afirmó la pelirroja.

—¡AL ATAQUE!—gritaron todos a coro.

Jackson se enfrentó a sus dos hijos; sabía que la parte dura era Malia y prefería no enfrentarse a  ella.

Para eso ya estaban Amber y Molly que le hacían cosquillas mientras la menor de las pelirrojas se defendía aduras penas a base de golpes con la almohada.

Tenían una única norma: quién cayera al suelo o fuera derribado debía eliminarse.

En un revés, Jackson cogió a Fabian del pie y lo tiró de espaldas al suelo, donde por suerte no se hizo daño ya que había demasiadas almohadas tiradas.

Malia salió en su defensa y se tiró encima de su padre derribandolo al suelo.

Amber, en defensa de su marido,  acabó derribando a su hija menor.

Y la ultra defensora de Malia, molly, que consideraba a su hermana pequeña la niña de sus ojos, la tiró también después de un par de golpes con las almohadas.

Así que la final se disputaba entre Molly y Gideon quienes se miraban completamente valientes, atrevidos y arrogantes.

—Que gane el mejor, y nada de ser una blandengue por que soy tu hermano menor—musitó Gideon cogiendo una almohada.

Molly se llevó una mano al pecho exclamando—¡Oh cielo! Que inocente, ¿que creías que te dejaría ganar? ¿es que acaso no recuerdas de donde viene toda esa competencia?

Gideon sonrió burlón, y justo antes de lanzar la almohada dijo—Ya sabes, el alumno supera al maestro.

Gideon lanzó dos almohadas rápidas que Molly no tardó en esquivar, porque aunque no jugara al Quidditch ni se mataba como sus hermanos, por sus venas corría la misma sangre de cazador y golpeadora.

Molly consiguió alcanzar a Gideon desequilibrandolo un poco, donde se paró un segundo a mantener el equilibrio, momento que Molly quisó aprovechar para derribarlo.

Pero como suele pasar, algo se interpone, y en este caso, fue que una tortita dio de lleno en la cara de Molly.

Alec miraba desde la puerta con las mejillas encendidas—¡En mi defensa diré que están muy buenas!

Todos rompieron en carcajadas, tantas risas y no se dieron cuenta de que se habían olvidado de desayunar.

Siguieron con la pelea un rato más, dejando como ganadores a Gideon y Molly, prometiendose una revancha, que la maniática de Molly no dejaría posponerse.

Disfrutaron de las tortitas que trajo Alec, y apesar de que Amber sabía que su pequeño se había comido demasiadas tortitas, no dijo nada.

Ya llegaría el momento de la noche en la que tendría que ayudar a Alec a vomitarlas.

Acabaron los siete a los pies de la cama, rodeados de almohadas, plumas, con las bocas manchadas de chocolate, caramelo nata, unos estómagos llenos y unas grandes sonrisas en sus rostros.

Amber estaba tirada entre sus dos pequeños gemelos mientras estos le hacían caricias, Molly se había quedado dormida con Malia apoyadas la una en la otra, y Alec estaba apoyado en su padre quién le acariciaba la cabeza paternalmente.

Fabian y Gideon pudieron observar como la brillante mente de su madre trabajaba, casí podían ver como los engranajes encajaban veían como su ceño fruncido significaba que estaba tomando una decisión...

Y aparentemente no muy buena.

Amber alargó la mano para llamar la atención de su marido—creo que es el momento cariño—susurró, pese a que sus hijos iban a escucharlo igualmente.

El pelirrojo asintió en cuánto comprendió que aquel momento era el adecuado, así que zarandeó levemente a sus hijas para que se despertaran y prestarán atención.

—Papa y mamá nos van a dar una noticia—explicó Alec.

—Otro no, otro hijo no porfavor—musitó horrorizada con la idea la mayor de los cinco.

—Sí, ya somos mucho en esta familia—corroboró Fabian.

Sus padres sacudieron la cabeza—No, no vamos a tener ningún hijo—comenzó Jackson—. Pero si que se trata de la familia, en concetro, de vuestra abuela.

Fue entonces cuando recobraron la compostura y miraron serios a sus padres.

—¿le pasó algo? ¿Ocurrió algo con ella? ¿Fueron los estúpidos esos que estan formando un bando siniestro ahora?—preguntó atropelladamente Malia.

—No, no le atacaron, ahora mismo se encuent... espera ¿como sabes de esos incidentes?—preguntó su madre desconfiada.

—Mamá, el profeta llega a Hogwarts ¿sabes?—ironizó Alec.

—así que estáis al tanto de lo que esta pasando aquí afuera ¿cierto?—preguntó Jackson. Cuando sus cinco hijos asintieron prosiguió—es duro, y no se decir hasta que punto, pero no estallaremos en guerra por el momento, este es un asunto del que los autores y el ministerio debe encargarse.

Todos asintieron, en parte confiaban en sus padres, en parte porque no les simpatizaba la idea de tener una guerra mágica y en parte porque el tema de su abuela aún rondaba por su mente.

—¿Y la apá pau?¿que pasa con ella—preguntó Fabian.

Si algo les había inculcado Amber era hablar alto, claro y conciso; que no reprimieran las palabras a noser que estas fueran hirientes o pasadas de tono.

A sabiendas de las posibles reacciones, no tardó en derivar y dar rodeos en su mente mientras se prolongaba en silencio tenso para finalmente decir—Vuestra abuela tiene cáncer, y es terminal.

Silencio.

Eso es lo que obtuvo como respuesta.
Cada nieto dirijo la noticia de una manera distinta; Fabian no había tardado en coger una almohada y aplastarla en su cara de frustación, Gideon se quedo con la mirada perdida, donde sus ojos miel comenzaban a cristalizarse, Alec nisiquiera pestañeó, aún no era capaz de asimilar que su abuela podía no estar con ellos, Malia opto por hacerse una bolilla en la cama murmurando algo de que no saldría allí en la vida.

Y para sorpresa de todos, Molly fue quién mejor lo llevo. Se pusó en pie al instante, compusó una sonrisa y extendió ambas manos—Vamos hermanos, tenemos que visitar a alguien, por si es la última vez.

Amber y Jackson se miraron entre sí; entendían que Molly, al ser la mayor, tenía que actuar como tal, y llevar de alguna que otra manera las riendas de la familos y de casa, pero la primogénita era la más unida a su abuela.

Pauline le había cogido mucho cariño cuando recibió la noticia de que su querida Amber estaba embarazada, no había podido disfrutar mucho de Elizabeth o Beck las hijas de Margaret, siquiera de Madison o Ángela, hijas de Louis, y dado que Connor aún seguía viajando por negocios y Peach se rehusaba al amor, que Amber tuviera a su primer hijo, fue la mejor noticia.

No tardó ni cinco segundos en involucrarse en el embarazo; obligó a su hija a que cuando el embarazo estuviera más adelantado viviera con ella y Thomas para prevenir situaciones en las que no podía, apesar de que Jackson estaba allí, pero él debía mantener a Amber, así que el se encargaba de comprar cuentos, pañales, decorar el cuarto, comprar la cuna... y aún así encontraba tiempo para leer cuentos al bebe darle masajes a Amber e ir a clases de preparto con ella.

Thomas y Pauline ya consideraban a Jackson como otro hijo más, y dado que sus padres murieron por culpa de Grindelwald, el no tardó en tratarlos como padre y madre. estuvieron tan unidos en el embarazo de Molly como en los siguientes.

Molly le tenía un especial cariño a sus abuelos;había podido disfrutar de ellos durante dos años llenos de mimos, hasta que vinieron los revoltosos de sus hermanos, y la pelirroja de dos años quisó compartir su felicidad.

Pauline no se cansaba de leer cuentos a Molly, de llevarla en autobuses muggles para que observara mundo, llevarla a librerías, a tiendas de chuches, teatros, cines...

Aunque fueran sangre puras, convivían con los muggles más de lo que cualquiera se imaginaría.

Jackson asintió, comprendiendo a donde quería llegar su hija—preparense, salimos en nada por aparición.

Sus hijos asintieron, habían estado durante unos minutos en silencio donde asimilaron lo que se avecinaba.

Y no solo con su abuela.

—Chicos... siento mucho que tengáis que pasar en vuestra adolescencia por esto—y no se refería precisamente a lo de su abuela—bueno, en vuestra adolescencia y en cualquier momento.

Alec asintió y se enjaguó las pequeñas lágrimas que había soltado mientras Fabian le abrazaba, Gideon consolaba a Malia, y Molly los tenía a todos en su regazo.

—Bueno, es oficial, ya era todo demasiado bonito ¿no creeís?—ironizó Malia.

Su familia asintió.

Las cosas iban a comenzar a desmoronarse de ahora en adelante.

Y no podían hacer nada por el momento para evitarlo.





...





—y tu abuelo me llevó en carruaje todo el día para compensarme—finalizó la historia Pauline.

Meses atrás, se podría haber dicho que la mujer de 80 años no aparentaba tal edad, si bien tenía alguna que otra cana y ciertas arrugas, su cuerpo no era ni tan delgado ni tan grueso, se mantenía en forma y su sonrisa como su risa contagiosa no dejaba lugar a dudas de que era una mujer muy risueña.

Pero ahora, ahora parecía otra persona completamente distinta; se descuidó por completo, varias arrugas comenzaron a marcarse, las canas eran más continuas y tanto su cuerpo como ella misma no tenía la misma fuerza y energía que antes.

Había perdido ese brillo especial en los ojos, había perdido esa sonrisa que tanto adoraban sus nietos... comenzaba a perderse.

Estaban en la casa de campo en la que vivían Thomas y Pauline, ya que con la edad y por que Thomas lo consideró prudente para que Pauline pudiera desconectar y relajarse, decidieron mudarse allí.

Consistía en una casa de dos pisos de ladrillos desgastados, con puertas azul cielo, un mobiliaro rústico y suficetes habitaciones para alojar a todos los amigos de sus nietos.

El jardín consistia en unas cuantas colinas, una casa en un árbol que crearon cuando nacieron Gideon y Fabian, un invernadero en el que solía entretenerse Molly depequeña con las flores, y un par de  bicicletas muggles con las que Alec y Malia salían a pasear por la apredeada y desconectada vía, ya que la ciudad estaba a las afueras del Londres muggle.

En aquellos instantes, Amber y Jackson tenían una charla con Thomas en la cocina, en la que seguramente hablaban de cuánto tiempo le quedaba a Pauline, o de los rumores de la guerra que corrían por ahí detrás.

Pauline, que estaba rodeada de sus nietos, estaba en una mecedora, donde solía coser, tomar un té, o leer un libro como pasatiempo, ahora, le gustaba más escribir, dejar sus historias plasmadas para que sus hijos y nietos no la olvidaran.

Gideon y Fabian estaban a los costados de su abuela, mientras le hacian unas trenzas horriblemente mal hechas en el pelo por puro entretenimiento mientras la escuchaban hablar, Alec y Malia estaban a los pies de ella, recostados en su regazo y acariciando los repliegues de su vestido.

Pasara lo que pasara, Pauline jamás dejaría de vestir a la moda.

Y Molly, estaba detrás de ella abrazandola por la espalda, escuchando atentamente, pese a que ya se sabía todas esas historias.

Todos estaban sumidos en un silencio cómodo que soll se interrumpía cuando la madera crepitaba en el fuego cuando Thomas anunció que era la hora de las pastillas de Pauline.

Nieto por nieto fueron despidiéndose para que su abuela pudiera descansar, Malia le abrazó fuertemente intentando no romperse, pese a que cuando salió de la habitación  sus padres vieron como se limpiaba un par de lágrimas y subía con prisa los escalones a la habitación que tenía allí.

—Seguramente vaya a escribir a James o a las chicas, estará bien—dijo Jackson cuando vió las intenciones de su mujer en ir a ver como estaba.

Alec le dió demasiados besos para que le recordara, y su corazón se quebró un poco cuando las delicadas aunque agrietadas manos con tanta experiencia de su abuela se cerraron en su cara y ella le devolvía los besos.

Lo siguiente que supieron de Alec es que cogió su bici y se marchó a dar una vuelta.

Necesitaba despejarse y era lo mejor que podía hacer.

Gideon tardó mucho en despedirse, consciente de que podía ser la última vez que estuviera con ella, así que le abrazó como nunca y dejó que las lagrimas cayeran libremente.

Fabian se quedó parado y estático en el sitio;no era capaz de asimilar de que su abuela podía dejar de estar a su lado ¿quién le pasaría dinero y chocolate por debajo de la mesa en las reuniones familiares? ¿Quien le arroparía todos los veranos para que no pasara frío por las noches y le daría su beso de buenas noches en la frente? ¿Quién les diria a Gideon y a el que se peinara y les pondría tanta gomina que brillarían mas que el sol?

Ya no iban a poder hacer ello, y tardó toda una tarde en la casita del arbol con su gemelo en darse cuenta.

—Puede que la perdamos, pero en parte siempre estará con nosotros—mencionó con la voz quebrada en un pequeño susurro.

Aquel día, ni Fabian ni Gideon bajaron de la casita del árbol, Alec volvió a largas horas y se encerró en su cuarto donde se escucharon llantos y Malia no pudo siquiera moverse del baño, donde había decidido al parecer hibernar.

Pero aún venía la peor parte;la gran u fuerte Molly que había creado una gran coraza y superaba cualquier adversidad había caído.

Pauline no tardó en abrir los brazos donde Molly se dejó caer suavemente en el regazo y lloró hasta quedarse dormida.

Mientras Pauline le acariciaba la cabeza Molly sintió una inmensa paz inefable, no podía explicar como se sentía, pero creía haber retrocedido como diez años a cuando su abuela le sentaba en su regazo y le contaba historias.

Luego llegaba Alec y se unía con un par de galletas y se tumbaba en la otra parte del regazo.

Thomas se colocaba a su lado izquierdo y mantenía a Malia en sus brazos.

Gideon y Fabian se colocaban a sus pies y solían hacer caras graciosas para hacer reir a sus abuelos, hasta que Thomas le decía que debían comportarse como los soldados muggles y comenzaban una película.

Amber se colocaba al lado derecho mientras era rodeada por los brazos de su marido quien reía cada vez que Pauline contaba sus bromas, aunque Amber luego regañaba a su madre por ser tan imprudente y a su marido por ser tan bromista.

No se habían dado cuenta pero la elfina Winky había aparecido con una camara fotográfica mágica y tomaba fotos de aquel grandioso y trágico momento.

Y, a pesar de que el ambiente no estaba para unas risas ni para historias, Pauline contó una última historia a sus nietos;

" Érase una vez, una mujer llamada Poly, que conoció a un hombre llamado Trad, del cual se enamoró y con el que se casó, tuvo unos hijos hermosos y responsables por no hablar de sus nietos, aunque estos últimos a veces eran unos revoltosos...





...





Malia abrió los ojos cuando sintió que había una luz molestandola fuertemente.

Tardó un segundo en procesar donde estaba, y recordó que los Wilson y Rogers habían organizado una acampada y que se encontraban en el medio del campo.

Sonrió, porque lo que más necesitaba en aquellos momentos era desconectar.

Pensó en coger un libro ya que se había desvelado, o en el mejor de los casos, si alguna persona estaba despierta charlar un rato.

Se frotó un ojo mientras observaba como sus amigas estaban en el quinto sueño, y tras bostezar y estirarse, cogió la sudadera que David le había dejado y abrió la tienda de campaña.

Como todas las campañas, esta consistía en unas cuatro tiendas de campañas alrededor de unos troncos que rodeaban a un agradable y cálido fuego, en el que solían hacer las nubes para cocer.

Malia llevaba desde pequeña yendo a caminatas y solía hacer muchos senderismos por el bosque cuando sus abuelos aún se mantenían en forma.

Sonrió tristemente y con cierta nostalgia, pero no se permitió sufrir más por ello.

Había podido disfrutar de su abuela mucho tiempo y estaba agradecida de tenerla.

No tenía muy claro que hacer pero sin duda alguna fue una sorpresa encontrarse con Skyler allí, sentado en el tronco, tostando unas nubes.

—Hey, veo que no soy la única que no podía dormir—murmuró la pelirroja llamando la atención de su pelinegro que no tardó en sonreír al verla.

—Sí, me he desvelado y pues ya no tenía mas sueño ¿nubes?—ofreció pasándole un palo.

—Gracias... oye Skyler ¿puedo hacerte una pregunta?—.

—Ya la has hecho— dijo sonriendo mientras tostaba la nube de Malia.

Malia rodó los ojos por lo tonto que podía ser su amigo y mientras miraba la luna llena, se acordó de Remus.

Skyler, que comenzaba a conocer los extraños pensamientos de Malia, la acercó a él y dejó que ella se recostara en su hombro, mientras se cubrían con un par de mantas en el suelo apoyados en un tronco—él estara bien—prometió en un susurro el ojiverde.

Malia asintió y mientras Skyler terminaba de tostar una de las últimas nubes, la pelirroja se dedicó a observarle.

Skyler podía ser un rompecorazones si quería; era un partidazo en todos los aspectos. Había dejado atrás ese rostro de niño pequeño y sus facciones comenzaban a madurar, la mandíbula comenzó a marcarse, su nariz dejó de ser tan respingona, sus ojos se endurecieri y sus facciones comenzaron a crecer, así como su cuerpo, pues había pegado un buen estirón y estaba bien compensado pues no tenía los brazos desnivelados ni era un flacucho, y si con eso no bastaba, sus ojos verdes como el bosque que observaba, su pelo negro como la noche y su piel tostada era el extra.

Aparte de eso, quién conocía verdaderamente a Sky, veía la gran persona que podía ser; era una persona muy observadora, se daba cuenta de la realidad mucho antes que las personas, tal vez por eso supo de Remus, del enamoramiento de Jack hacia Marlene, o como el flechazo de Alec a Alice ya era cosa del pasado. También era una persona muy franca, nunca decía las cosas si no creía que eran así, y siempre procuraba decirlas de la mejor manera, aunque fuera una persona muy competitiva jamasse dejaba llevar por ello, si bien era algo orgulloso y prepotente, no se dejaba dominar ni manipular por esos sentimientos. Era un León valiente y en unos años, Malia estaba segura de que conseguiría todo lo que se propusiera.

Aunque ella tenía una clase de chicos algo distinta, más al estilo de James, Travers o Sirius pero...

había algo en Skyler distinto.

Algo que aquel día Malia no pudo descifrar.

Y le llevaría muchos años darse cuenta.

—¿y cual era la pregunta?—preguntó el ojiverde que ke extrañaba el silencio de Malia.

Esta sacudió la cabeza—Nada importante.

Skyler se encogió de hombros, conocedor de que su mejor amiga solía desvariar y que no lograría saber que pregunta era.

Dejó caer los brazos encima de su ojiazul, y somnoliento, cerró los ojos.

Minutos después, ambos fueron vencidos por el sueño.

Y tres curiosas chicas; una rubia, una castaña y una pelinegra tenían una nueva apuesta y una foto de aquel momento.





...






27 de agosto de 1973

Alec estaba dentro de su recámara dándole vueltas a cierto tema.

Mary Mcdonald le había mandado una carta días antes diciéndole que estaba preocupada por Remus, porque no había contestado a ninguna de sus cartas y porque había estado muy ausente los últimos días en Hogwarts.

Alec no tardó en contestarle y decirle que averiguaría que le pasaba, porque sí, era cierto.

Remus había dejado de estar con ellos como antes, y Alec no podía soportarlo.

Decidido, se levantó de la cama después de dar varias vueltas en ella y se sentó en el escritorio.

Saco del primer cajón su plumero y la tinta necesaria con un par de pergaminos.

Mojó la punta en la tinta y procurando que esta no se corriera comenzó a escribir:

Querido Remus,

Conoces lo suficiente a mi familia para saber que nunca nos andamos con rodeo, así que te lo dejaré muy claro;deja de ser tan capullo.

No has contestado ninguna de las cartas que te hemos enviado, Malia esta preocupada por ti, Sirius y James se han quedado sin bromas, Peter ya no come tantas golosinas, David y skyler se quejan porque ya no tienen de que hablar, Jack dice que ya no hau ningún juego de mesa que valga la pena, Marlene se queja porque ya no sabe a quién arreglarle la ropa, Alice no para de decir que para que seguir con los estudios si no tiene un buen tutor y Dorcan ya no tiene siquiera palabras para decir ¡Hasta Mery me escribió por lo preocupada que está por ti!

¿Sabes que los amigos se aceptan tal y como son, cierto? Y que si no hay confianza, no hay nada.

Espero que te des cuenta antes de que sea muy tarde Rem, te echamos mucho de menos.

Yo ya no se que hacer no se ni con quién hablar de libros ni con quien compartir mis golosinas, o con quién charlar a las cuatro de la mañana...

Vales mucho Remus, espero que lo sepas.


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