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CAPÍTULO TRES
PERRA ESTÚPIDA Y PUÑETAZO
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Habían pasado unos días desde la fogata, a partir de la cual habíamos conseguido que Bella pasara más tiempo con nosotros en la Reserva. Parecía que Edward se había dado cuenta de que con nosotros estaba a salvo, mientras él y su familia seguían persiguiendo a la pelirroja.
Habíamos quedado para caminar por cerca de la Push, con Bella, algo que no me entusiasmaba mucho. El día estaba más encapotado que de costumbre y me daba la sensación de que se iba a poner a llover en cualquier momento. De nada me sirvió protestar, ya que Jacob me ignoró como si tuviera cinco años.
—Vamos, cariño. —murmuró al ver mi ceño fruncido. —Nos hará bien salir de casa. —
Hice una mueca ante su cara de súplica. Era realmente insoportable.
—Está bien. —me rendí, bufando. —Pero como empiece a llover, me largo. —
—Lo que tú digas, nena. —se burló, rodeando mi cintura.
Inflé las mejillas, indignada. —Hablo enserio. —
Jacob asintió con una sonrisita, dándome a entender que no me lo creía ni yo. Volví a bufar, causando que mi lobo soltara una pequeña risa. Puse los ojos en blanco, aunque me duró poco, ya que Jacob posó sus labios contra los míos. Me callaba de esa manera siempre y no era que me importara.
Me alejé al sentir ardor en los pulmones.
—Vamos a por la pequeña, Bellita. —
Jacob soltó una carcajada. —En verdad ella viene en su camioneta. —
—Genial, aún por encima andando. —me volví a quejar.
Puso los ojos en blanco. —Eres una loba, amor, así que no te cansas tanto. —su tono resultando lo obvio era evidente. —Deja de quejarte tanto. —
—Sólo porque quiero, no porque tú lo digas. —me burlé, sacándole la lengua.
Meneó la cabeza, probablemente evitando poner los ojos en blanco de nuevo. —Vamos, anda, pequeña quejica. —
— ¡No soy quejica! —
El lobo rojizo a mi derecha me miró con divertido cuando volví a bufar, aunque ahora era en mi forma lobuna. Lo empujé sin fuerza, para que dejara de molestarme. Aun así, soltó un sonido parecido al de una risa.
Vimos la camioneta naranja oxidado de la chica Swan, por lo que ambos fuimos a cambiar de fase. Sacudí mis pantalones, quitando la tierra que habían cogido en el camino y estiré mi camiseta de tiras, para que no pareciera tan arrugada. Casi puse los ojos en blanco al ver a Jacob sin camiseta, pero un guiño y una sonrisa torcida por su parte hicieron que me mordiera el labio inferior.
Tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos. Caminamos hacia el vehículo, del cual salió la humana. Nos miró a ambos, para luego esbozar una minúscula sonrisa.
—Hola, chicos. —nos saludó, cerrando la puerta de la camioneta.
—Hola, Bells. —la saludamos ambos, sólo que yo fui a abrazarla.
Al separarme, Jacob estiró el brazo y volvió a ponerme a su lado. A veces era un poco celoso hasta con nuestra mejor amiga, lo que me hacía mucha gracia.
— ¿Por qué parecías tan alterada por teléfono? —pregunté, luego de dar unos pasos en silencio.
La humana hizo una mueca. —Edward me insistía en que no viniera. —soltó un bufido. —Le sigue pareciendo temerario. —
—Bueno, eso es un poco hipócrita por parte de tu chupasangre. —habló Jacob, frunciendo los labios. —Después de todo, él también es un ser sobrenatural. —
Bella encogió los hombros, dándole la razón a Jacob. Probablemente ella tampoco entendía su aversión a nuestra especie. Aunque ellos tampoco olían a rosas y eran pacíficos.
—Supongo que a Liz ya no tengo que decírselo pero a ti si Jake. —rompió el silencio la humana. —Tú también estás invitado a mi fiesta de graduación. —
—Vaya, graduada. —silbó Jake. —Te estás haciendo mayor, Bells. —
La mencionada puso mala cara de pronto, como si no le gustara para nada la idea. Le di un golpe a Jake en el pecho, aunque sabía que no le había dolido.
—No seas así, Jake. —lo regañé, aunque me acabó por hacer gracia. —Tampoco es el fin del mundo. Sólo pronto va a ir a la universidad.... Vaya. —silbé. —Universitaria. —
—Cállate. —dijo Bella divertida.
—Nuestra mejor amiga va a ser universitaria, Jake. —hablé divertida. —Eso es caliente. —
Jacob soltó una carcajada, a la par que Bella se ponía roja como un tomate maduro. Sonreí divertida.
—Liz, así no ayudas. —se quejó la humana.
Encogí los hombros, esbozando una sonrisa inocente, haciendo que la humana bufara. Jacob nos miraba a las dos, sonriendo.
Seguimos caminando, observando el paisaje cambiante. Habíamos dejado la playa atrás y ahora a nuestros lados había campo. Caminábamos por un sendero, que había dejado de ser carretera unos metros atrás, por lo que no creíamos que fueran a pasar coches.
— ¿Qué planes tienes con Edward después? —pregunté de la nada. —Me refiero a después de graduarse y eso. —
—Seguirá siendo Bella patosa. —rio Jacob, como si hubiera soltado un chiste. —Aunque en un campus. —
La humana puso los ojos en blanco. —Seguiremos juntos y dejaré de ser Bella patosa. —
—Bells, no te ofendas, pero eso es imposible. —la pinché.
Jacob asintió, corroborando mis palabras. Bella bufó.
—Bueno... —titubeó, como si no supiera si era buena idea seguir hablando. —Seguiré siendo yo, solo que un poco más... distinta. —
¿Qué?
— ¿Qué? —Jacob había soltado justo lo que yo estaba pensando.
Bella paró de andar y nos miró, mordiéndose el labio inferior. Jacob abrió los ojos como platos al darse cuenta de que hablaba.
— ¿Estás de coña? —su tono se había vuelto menos amable. — ¿Te vas a convertir en uno de ellos? —
Decir que estaba sorprendida era quedarse cortos. Es decir, mi mejor amiga se iba a convertir en el enemigo. En un vampiro.
—Si, Jake. —Bella asintió algo abrumada. —Es lo que quiero. —
— ¿Quieres ir matando por ahí y chupándole la sangre como si fueras una sanguijuela? —la sorpresa era palpable en la voz de Jacob.
—Quiero estar para siempre con Edward. —murmuró Bella, intentando convencer a Jake. —Imagina tener la eternidad con Liz. —
Ambos intercambiamos una mirada ante eso. De cierto modo, no íbamos a envejecer si nosotros no queríamos. El padre de Jacob había envejecido porque su impronta era humana. Pero mis padres no tenían su mismo aspecto, pese a tener la misma edad. Habían envejecido lo suficiente como para parecer más mayores que sus hijos.
—En cierto modo...—Jake no sabía que palabras usar. — no somos mi padre...—
— ¿Qué? —Bella no parecía entender.
— ¿Cuántos años crees que tienen los padres de Lizzie? —murmuró mi lobo, esperando una respuesta. La tuvo cuando vio como la humana abría la boca. —Tienen la misma edad que el mío, Bella. —
— ¿Cómo? ¿Qué? —
Bella me recordaba un ordenador cuando sufría un cortocircuito. Parecía que la información no entraba en su mente.
—Los quileute con el gen de la transformación podemos manipular nuestro envejecimiento. —murmuré, ganándome la mirada de Bella al instante. — Así que podemos no envejecer y aparentar 20 y pico. O podemos dejar que pasen años y aparentar más. —
Bella se quedó en silencio, por lo que sólo oíamos los grillos cantar.
— Pero no es lo mismo que lo que tú estarías eligiendo, Bella. —intervino Jacob, evitando que la de pelo liso pudiera decir nada. —Nosotros no cambiamos nuestra dieta ni nos tenemos que apartar de nadie. —
—Quiero ser vampiro, chicos. —hizo una mueca. —Creía que vosotros me ibais a entender. —
Solté un bufido que ambos ignoraron.
— ¿Dejarás así sin más a Charlie? ¿A Renée? —pregunté frunciendo el ceño. Desde luego que para mi la familia era lo primero, y para ella parecía que no. — ¿Así de fácil? —
Hizo una mueca de dolor, como si hubiera dado en el clavo.
—Será difícil, pero habrá una forma. —murmuró, como si no estuviera hablando con nosotros. —Pasaré más tiempo con ellos antes de la graduación y luego no será tan duro. —
—Espera, espera, espera. —la frenó Jacob. — ¿Antes de la graduación? —
La humana abrió los ojos como platos. Probablemente nos había dado una información que ella no quería.
—Yo... Bueno... —soltó un suspiro. —Es la fecha que he elegido. —
Ahora fue nuestro turno para abrir los ojos como platos. Estábamos sorprendidos por la información. Mire a Jacob, quien pestañeaba muchas veces. Giró la cabeza y me miró, con la sorpresa reflejada en su mueca.
—Nosotros creíamos que... —comenzó él pero se trabó.
—...que ibas a tener más tiempo. —seguí yo, tragándome el nudo que amenazaba con formarse en mi garganta. —Por dios, Bells, como quien dice aún no has vivido. —
—He vivido lo suficiente. —replicó ella, encogiendo los hombros.
— ¿Y si de pronto quieres ser madre? —pregunté elevando una ceja. —Se supone que Edward está congelado. No puede darte hijos. —
Bella hizo una mueca con los labios, mientras yo me ganaba la mirada de Jacob.
—Nunca he tenido ganas de tener hijos, pero si fuera el caso...—hizo una pausa, meditando, para luego volver a encoger los hombros. —Siempre podemos adoptar. Como sus padres. —
Tenía planeado seguir hablando, pero mi teléfono decidió sonar en ese momento. Fruncí el ceño al ver el nombre del contacto. Solté la mano de Jacob y me alejé unos pasos para atender la llamada.
— ¿Si? —
—Liz... Yo... Em... —
— ¿Alice? ¿Qué pasa? —
—He tenido una visión sobre ti. Bueno, no era una visión, ya que ya sabes que si andas con alguno de los de tu manada no me es fácil. Pero he visto como si fuera una ráfaga de imágenes y fotos y... —
— Alice, ¿Qué has visto? —
Oí un suspiro al otro lado de la línea que me hizo fruncir más el ceño.
—Sólo, procura no cometer un asesinato. —
— ¿Qué? —
En ese momento, giré sobre mis talones. Apreté la mandíbula cuando vi como Bella cogía a Jacob por la mandíbula y estampaba sus pálidos labios contra los de mi impronta. Un rugido salió de mi interior al mismo tiempo que Jacob apartaba de un empujón a la humana, mirándola raro.
—Liz, yo... —
—La mato. —gruñí.
Colgué la llamada, tirando el móvil al suelo y me acerqué a grandes zancadas. Podía notar como la ira me recorría por dentro, así que empujé a la humana lejos de mi lobo. Ella parpadeó varias veces mirándonos a ambos.
—Tú, perra estúpida. —gruñí, mirándola con el ceño fruncido. —Ni se te ocurra volver a poner un dedo encima de Jacob. —
—Amor...—
—O te juro por lo que más quiero, —seguí, ignorando la voz de Jacob tratando de alejarme de ella. —que me salto el tratado por una vez y te rompo el cuello. ¿Me has oído? —
Tomé aire, intentando calmarme, pero la imagen seguía repitiéndose en mi mente. ¿Quién se había creído esta estúpida para besar a mi impronta?
—Yo... Yo... No sé... —balbuceó Bella.
—Pero yo sí. —la corté, apretando los puños con furia. —Estás confusa. No sabes lo que sientes por Edward porque también tienes sentimientos por Jake. —endurecí mi tono. —Pero siento decirte, querida, que te metiste en mal sitio. Jake es mi novio, y no solo eso, es mi impronta. Un lazo en el que tú no tienes ni una minúscula oportunidad de romperlo. ¿Te ha quedado claro, amiga? —
Jacob volvía a estar a mi lado, rodeando mi cintura con un brazo. Evidentemente era para que no saltara sobre la humana, lo cual me estaba costando lo mío.
—Sé lo que es la imprimación, no soy estúpida. —murmuró Bella, como si estuviera enfadada.—Pero Jake siempre ha estado muy cerca de mí, igual es que no tiene claro lo que siente por ti, amiga. —
—Ni se te ocurra decir eso en mi nombre. —gruñó Jacob, haciendo más fuerte su agarre.
—Di lo que quieras, Isabella. Puedes montarte las películas que quieras. —esbocé una sonrisa y moví mi pelo, enseñando la marca en mi cuello. —Creo que sabes lo que es ¿uh? Así que no creo que quieras que te digas que estábamos haciendo antes de que me mordiera. —hice una mueca con los labios al ver como parecía echar humo. —Piensa lo que quieras, compórtate como una estúpida si así quieres. Pero date cuenta de algo: siempre me va a elegir a mí. Hagas lo que hagas, digas lo que digas. Siempre nos elegimos el uno a otro. —
Tomé aire tras mi pequeño discurso, pero algo me hizo abrir los ojos como platos. Bella soltó un grito de dolor mientras se agarraba la mano. Jacob parecía tan sorprendido como yo.
— ¿Me acaba de pegar? —le pregunté a mi lobo.
—Si. —murmuró él, mirando a la humana. —Y se acaba de romper la mano. —
—Dios. —gimió Bella. — ¿Pero de que estáis hechos? ¿De granito? —
Quise reírme pero me controlé por la situación.
—Llevémosla con el doctor colmillos. —murmuró Jacob.
Nada más llegar a la casa de los Swan, un Volvo plateado llegó y aparcó de cualquier manera. Edward salió del interior, con una mueca enfadada. Caminó rápidamente hacia nosotros y se encaró con Jacob, quien estaba confuso.
—Como vuelvas a tocarla sin su permiso —gruñía el vampiro cada palabra. —, te juro que te arranco la cabeza. —
— ¿De que narices hablas, chupasangre? —
—Agh, sabes perfectamente de lo que hablo, chucho. —replicó Edward.
Aparté al vampiro de un empujón, haciendo que dejara de mirar a Jacob. Me miró a mi, aún enfadado.
—Vuelve a ver la maldita película, Cullen. —gruñí entre dientes, luego de haber soltado un gruñido propio de un animal. —Jake no hizo nada. Fue tu querida Bella la que se echó a él. —
Edward giró la cabeza a mirar a Bella, quien tenía una mueca de dolor. Seguía aguantándose la mano, lo cual me hacía gracia. No sabía que tenía la cara tan dura.
Charlie Swan salió del interior de la casa, probablemente al oír nuestros gritos. Bajó rápidamente las escaleras y se acercó a nosotros, separando al vampiro de Jacob y de mí.
—Eh, eh, chicos. —murmuró el mayor. — ¿Por qué no nos relajamos un momento? Vamos, decidme que ha pasado. —
Miré a ambos seres, antes de pasar mi mirada a Charlie. Sabía que ellos no iban a decir nada.
—Bella besó a Jacob. —murmuré, intentando no gruñir, a lo que Charlie abrió la boca en una "o" —quien, como debes saber, es mi novio. —miré al mencionado antes de seguir. —Se lo eché en cara y ella se enfadó. Me golpeó y se rompió la mano. —
Podía ver como Charlie Swan boqueaba cual pez fuera del agua. Seguramente le estaba costando procesar todos. Se giró a mirar a su hija, incrédulo, quien le dirigió una mirada avergonzada.
—Pero, Bella...—suspiró el mayor. —Como le haces esas cosas a tus mejores amigos. —
Si, buen apunte, Charlie, es algo que yo me pregunto.
El sheriff no dejó que su hija contestara, sino que negó con la cabeza, como si no quisiera oír su explicación.
—Llévala con Carlisle, por favor. —le pidió a Edward.
Este asintió, para luego acompañar a Bella al Volvo. Le abrió la puerta y dejó que entrara. Nos dirigió una mirada de disculpa, para luego entrar en el coche. Observamos como este se iba.
Charlie suspiró, mirándonos angustiado.
—Siento si mi hija ha echo que os pelearais, chicos. —nos dijo apenado. Hasta me pareció ver como tenía las mejillas algo sonrojadas. —Me gustaría justificarla pero no puedo. —
—No nos hemos peleado. —intervino Jacob, algo más calmada. —Lizzie está enfadada y disgustada con ella. —
Me gané la mirada del mayor ante eso.
—Me gustaría no tener que enfadarme con ella, Charlie. —murmuré, soltando un suave suspiro. —Pero ella sabe perfectamente que Jake y yo estamos juntos. Y aún así lo hizo. Cuando se supone que es nuestra mejor amiga... —
—De nuevo lo siento. —murmuró el mayor.
—No tienes que sentirlo, Charlie. —apuntó Jake, mirándolo de forma cálida. —No es culpa tuya. —
—Aún así. —suspiró, como si no se lo creyera. —Espero que entre en razón y se de cuenta de lo que siente. —hizo una pausa. —Y también que puedas llegar a perdonarla algún día. —
Hice una mueca. —Necesitaré tiempo, Charlie. —
—Lo entiendo. —asintió el mencionado. —Sólo no quiero malos rollos. —
—No te preocupes por eso. —le sonreí, intentando que no me saliera una mueca rara. —El cariño que te tenemos no va a cambiar por esto. —
Observé como el mayor esbozaba una pequeña sonrisa. Se despidió de nosotros y volvió al interior de su casa.
Solté un suspiro, agotada mentalmente. Jacob me abrazó, dejando que su calidez me relajara. Me miró a los ojos y sonrió de lado. Fruncí el ceño cuando se inclinó sobre mí. Puse un dedo sobre sus labios, impidiendo su movimiento.
—No pienso besarte hasta que te laves los dientes. —gruñí asqueada.
Puso los ojos en blanco, pero asintió. Retiré mi dedo.
—No pienso tocar las babas de ella. —me estremecí teatralmente.
—Vamos a casa, anda. —
Eso si, no volví a tocar sus labios hasta que lo vi lavando los dientes en el baño de nuestra casa. Me hizo sonreír sin querer.
¡Hola, hola! ¿Qué tal? Espero que bien.
Bueno, bueno. Esta si que es una vuelta fuerte, ¿no? Estoy desaparecida unas semanas (la vida en la era Covid es una caos si por) y hoy os traigo esto. Merezco un premio jiji.
La verdad es que me apetecía añadir a la historia la escena de Bella pegándole a Jacob luego de besarla. La primera vez que la vi me empecé a reír tanto que pensaba que me salía un pulmón. Y casi lloro de la risa cuando vi como se sujetaba la mano, rota. Así que, decidí incluirla y crear un poco de drama. ¿Qué es una historia sin drama? Pues realmente no sería mía jajaja.
Por el muro de mi perfil mencioné que tengo un especial de Halloween a medio escribir y no miento si digo que lo he escrito tres veces y sigue sin convencerme. Si al final consigo hacer uno que me medio guste, pues os lo publicaré por aquí. Yo siempre publico luego de la fecha, no lo puedo evitar jaja.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Ya sabéis que os leo en comentarios siempre siempre. Así que podéis dejarme todo lo que queráis allí y os dejaré una bonita contestación. Y si queréis apoyar la historia y hacer que siga creciendo (estoy flipando porque superó los 80K de leídas. Mama, chillo), podéis dejar una estrellita. No tenéis ni idea de lo mucho que significa para mi.
Aprovecho para daros las gracias por dedicarle un tiempo a leer Soul Mate. Gracias a ti, si, tu, la historia crece y más gente lee sobre Lizzie y Jake. Así que gracias. Por darle una oportunidad, por invertir tiempo en ella, por añadirla a tu lista de lectura, por comentar y por votar. ¡Te estoy muy agradecida!
¡Espero que os haya gustado mucho!
Y ya sabéis...
¡Nos leemos en comentarios!
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|Publicado|: 06/11/2020