Liam se subió en la pequeña escalera de metal para colgar el último farolillo de papel que quedaba. Llevaban casi dos horas decorando la enorme terraza de su ático para la sorpresa que Harry quería darle a Louis. Más le valía al ojiazul decir que sí después de todo aquel esfuerzo que estaban haciendo entre todos.
Y lo peor no era el tiempo empleado o el cansancio después de colocar todo aquello, sino la extraña sensación que tenía en su pecho al ver a Zayn y Niall que no habían parado de bromear juntos en toda la tarde. Oir la risa del irlandés era algo que simplemente le había encantado desde siempre, pero saber que era Zayn quién le hacía reir y no él... le dolía. Y no sabía por qué.
Quizás era porque desde que sabía lo que el moreno sentía por Niall tenía miedo de perder a su amigo. Él era quien les mantenía unidos a los cuatro y si le hicieran daño no lo soportaría. A veces sentía ganas simplemente de acercarse a ellos y separarles, pero siempre sacudía la cabeza sorprendido por sus propios pensamientos.
-¿Ya has terminado con eso, Li? -oyó a su espalda aquella voz con ese acento que tanto le gustaba.
-Sí, los farolillos están ya todos puestos, sólo falta enchufar las luces para comprobar que funcionen -contestó mientras se bajaba de la escalera y le dedicaba una sonrisa al rubio.
-Bien, vamos a enchufarlas entonces.
Niall le devolvió la sonrisa y ambos se dirigieron a donde estaba el interruptor. Liam cogió el cable y lo puso en el enchufe, pero justo cuando iba a encender las luces el rubio lo hizo también y sus manos se chocaron juntas contra el plástico. Sus miradas avergonzadas se encontraron y los colores subieron rapidamente por las mejillas de ambos. El chico de ojos marrones podía jurar que aquel instante estaba siendo el más largo de toda su vida.
-¡Ah! -se oyó un grito a sus espaldas que hizo a ambos sobresaltarse.
Estaban tan metidos en su mundo que no se habían dado cuenta de un pequeño detalle. Zayn se encontraba subido encima de una silla mientras colocaba una de las bombillas que estaba mal puesta. Cuando la luz se encendió de repente, se llevó tal susto que calló al suelo golpeándose contra las baldosas.
-¡Zayn! -gritó Niall asustado al verle y en seguida corrió a su lado dejando a Liam paralizado con la mano aún en el interruptor-. ¡Oh Dios, Zayn! ¿Estás bien?
Un gemido de dolor fue toda la respuesta que obtuvo. El moreno cerró sus ojos con fuerza e intentó incorporarse. Se llevó en seguida la mano al tobillo, el cual se había torcido en el impacto contra el suelo. No pudo reprimir un quejido de nuevo. Realmente se había hecho daño.
-¡Liam! -Niall se giró para mirar al chico que aún estaba en shock por lo que acababa de pasar-. ¿Qué mierda hacer ahí parado? ¡Corre! ¡Ven!
El castaño salió de su aturdimiento y se acercó a ellos. Entre los dos levantaron a Zayn del suelo y le ayudaron a caminar a la pata coja hasta el interior de la casa. Le hicieron sentarse en el sofá mientras Niall iba a la cocina a por un trapo con hielo.
-¡Joder, como duele! -se quejó el moreno intentando mover su tobillo-. ¡Podríais haber avisado de que ibais a encender las luces!
-Lo siento, bro -se disculpó Liam mientras se rascaba la nuca avergonzado-. No sabía que estabas ahí...
-O a lo mejor lo has hecho aposta porque estás celoso de que Niall esté tanto conmigo.
Liam abrió los ojos de par en par sin poderse creer que Zayn estuviera diciendo aquello. ¿De verdad pensaba que le haría daño aposta? ¿Después de tantos años de amistad? Él no estaba para nada celoso. Lo estaría si le gustara Niall pero eso no era cierto. A él no le gustaba el irlandés.
-Yo no estoy celo...
El sonido del timbre le interrumpió cuando estaba a punto de hablar, dejándole con las palabras en la boca. Tuvo que levantarse e ir a abrir maldiciendo por sus adentros a la persona que hubiera llamado. Cuando abrió la puerta se encontró con un Harry sonriente cargado de bolsas de plástico del supermercado.
-¿Qué haces con todo eso? -preguntó haciéndole pasar.
-Es para la cena de esta noche, quiero que todo sea perfecto. He comprado toda la comida que Elizabeth me dijo que le gustaba -dijo posando las bolsas sobre la mesa mientras fijaba la vista en el chico que se encontraba tumbado en el sofá. Estaba poniendo caras extrañas a causa del dolor-. ¿Qué le pasa a Zayn?
-Se ha caído mientras estaba colocando las luces de la terraza -contestó el rubio saliendo de la cocina.
Se sentó al lado de Zayn y le puso el hielo envuelto en papel que llevaba en la mano sobre el tobillo. El moreno se quejó un poco al principio pero se sintió agradecido por el frío.
-Creo que deberíamos llevarle al hospital para que le hagan una radiografía -propuso Liam que no podía evitar sentirse culpable por la caída. Se moriría si Zayn tuviera una lesión grave en el pie por su culpa y no pudiera jugar al fútbol en lo que quedaba de temporada.
-Sí, yo creo que sería lo mejor -Niall estuvo de acuerdo.
Harry se ofreció para acompañarles pero todos en seguida se negaron a su propuesta. Después de lo que se habían esforzado para que todo quedara perfecto él debía quedarse allí y recuperar a Louis como tanto estaba deseando hacerlo.
Habían pasado ya dos semanas desde que sabía de la existencia de aquel bebé que se estaba formando en la barriga de Louis. No podía aguantar más para hablar con él y decirle que le apoyaría, que no estaba sólo en aquello. Era cierto que se había comido mucho la cabeza y lo había pasado realmente mal al principio, pero poco a poco se estaba haciendo a la idea.
Cuando los chicos se fueron se metió en la cocina y se puso manos a la obra para preparar la mejor cena que Louis hubiera probado en su vida.
**************
-Venga, por favor... Acompáñame -rogó Elizabeth poniendo cara de cachorrito-. Te prometo que no te voy a pedir ningún favor más.
Llevaba un buen rato intentando convencer a su hermano para que la llevara a mirar tiendas en el centro de la ciudad aquella tarde, pero le estaba costando más de lo que creía convencerle. Louis tenía esa estraña manía de pasarse los viernes tirado con una manta en el sofá porque decía que ese era su día de descanso. La chica estaba comenzando a sentirse realmente frustrada.
-¿Por qué estás tan empeñada en que te acompañe? ¿No puede ser otro día?
-Pero es que a mí me apetece ir hoy...
El chico suspiró cansado de la insistencia de su hermana. No tenía más remedio que ceder pero sabía que le cobraría aquel favor en algún momento. Se levantó del sofá estirando sus brazos y piernas que estaban entumecidos por tanto tiempo sin moverse.
-Está bien... Iré a cambiarme y ahora nos vamos -dijo encaminándose hacia su habitación mientras la chica le seguía.
-¿Puedo elegirte la ropa, please?
-¿Qué más da lo que me ponga? Hoy estás muy rara, Eli. De verdad.
La rubia ignoró aquel comentario y subió corriendo las escaleras hasta el cuarto de su hermano. En seguida entró y se puso a revolver el armario y los cajones mientras Louis se sentaba en la cama mirándola extrañado. No era capaz de entender que mosca le había picado para que estuviera tan emocionada e hiperactiva aquel día.
-Ponte estos pantalones -dijo lanzándole los mismos pantalones negros ajustados que había usado para el baile de primavera.
-¿Pero por qué no puedo ponerme mis vaqueros y una sudadera? ¿Qué más da?
-Con esta camiseta -continuó la chica lanzándole de nuevo otra prenda sin ni siquiera girarse a mirarle-. ¿Crees que quedaría bien con una chaqueta americana o con otra un poco más informal?
El ojiazul se quitó la ropa tirada de encima y se levantó de la cama. Aquello ya era demasiado. Se acercó a Elizabeth y la cogió del brazo para que le mirara.
-¿Quieres explicarme lo que está pasando de una vez? -interrogó alzando un poco la voz.
-No, no puedo, asi que mejor calla y hazme caso. Te espero en el salón, baja cuando estes vestido y peinado.
Y sin decir nada más salió de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja. Louis se quedó aturdido pero, tal y como la chica se esperaba, diez minutos después se encontraba vestido con la ropa que le había dado y con el pelo medianamente aceptable.
-Vámonos, el próximo bus sale en cinco minutos.
El chico decidió no rechistar y ambos salieron del apartamento cerrando la puerta tras ellos. Caminaron hasta la parada del autobús que estaba al final de la calle y llegaron justo a tiempo para montarse. Elizabeth revisaba la hora en su móvil cada poco tiempo haciéndole pensar a Louis que realmente no iban únicamente de compras, y así era.
Cuando el vehículo se detuvo en una de las paradas del centro de la ciudad se bajaron y comenzaron a caminar hacia su destino.
-Eli, creo que te estás equivocando de calle -comentó el chico al ver que se dirigían a la zona de los edificios más lujosos-. Las tiendas no están por aquí.
-No me estoy equivocando. Calla y sigue andando, por favor.
Según caminaban, el ojiazul estaba comenzando a descubrir a donde se dirigían y no era capaz de comprender nada. ¿Estaban yendo hacia al apartamento de Harry y los chicos? Pronto el alto edificio se encontró ante ellos y tal como Louis se esperaba la rubia se detuvo frente a él.
-¿Me vas a explicar de una vez de que va esto? -interrogó el chico con seriedad.
-Va de ti siendo feliz, Louis. No voy a dejar que tu orgullo te lo impida.
El ojiazul se quedó de piedra ante aquello. ¿Su hermana pretendía que simplemente llegara allí y le pidiera perdón a Harry de rodillas? Obviamente no iba a pedirle perdón, aunque sin darse cuenta su pervertida cabeza generó otro tipo de pensamientos sobre estar de rodillas frente a él. Pronto la sacudió queriendo borrar del historial de su mente aquella imagen.
-Soy suficientemente mayorcito para tomar mis propias decisiones, ¿no crees? -contestó en tono retórico tras unos minutos.
-Pues si realmente lo eres espero que tomes la mejor decisión.
Elizabeth decidió que ya se había cansado de hablar y era el momento de tomar medidas drásticas. Sólo esperaba estar haciendo lo correcto al confiar en Harry, porque como le hiciera daño a su hermano no tendría piedad. Pero si conseguía hacerle sonreir de nuevo no le importaría llevarse bien con él.
Sonrió de forma pillina y llamó al telefonillo. Apenas dos segundos después había desaparecido de allí dejando a Louis solo.
-¿Quién es? -preguntó una voz grave a traves del altavoz.
El ojiazul se había quedado sin palabras, como si todos aquellos años de colegio se hubieran eliminado de su memoria. Abrió la boca pero no emitió ningún sonido.
-¿Hola? -se oyó de nuevo la voz del ojiverde.
-S-soy Louis -titubeó finalmente el chico.
-Oh, eres tú Lou. Sube, te estaba esperando.
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Atchis! Hello lovely readers!!
Tengo una noticia buena y una mala. La mala es que estoy enferma y no puedo ir a clase :( La buena es que como no he ido al instituto he tenido tiempo para escribir. Wiii!! ^_^
¿Os ha gustado el capítulo? ¿Qué opinais de los celos de Liam? ¿Y cómo creeis que reaccionará Louis ante la sorpresa de Harry?
El capitulo está dedicado a @paug1D porque es una fiel lectora y me cae muy bien :) Gracias a todos los que leeis, os amooo!! xx
Pd: NO PUEDO PARAR DE ESCUCHAR FOUR. ¿SOY LA ÚNICA?
-Faty