Caperucita Roja

بواسطة LulaiLeo

62.7K 3.1K 183

Caperucita volvía de visitar a su abuela cuando, a mitad de camino, se le apareció el Lobo y la tentó para qu... المزيد

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capitulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Epílogo
¿Esta historia aún no termina?

Capítulo 2

3.8K 176 4
بواسطة LulaiLeo

...y tendrás consecuencias.

Se encontraban tan cerca uno del otro, que Vanesa podía sentir el hedor a alcohol que emanaba de su boca. Intento apartarse de Diego, pero sus brazos la asían con fuerza

— No seas arisca, nena -le susurró junto al oído produciéndole a ella un estremecimiento en todo su cuerpo.

Vanesa cerró los ojos y deseo poder librarse de esta. De repente su boca se abrió en un jadeo por el contacto forzoso de los labios de él. Desesperada intento golpearlo, pero solo logro que ambos perdieran el equilibrio y finalmente cayeran al sillón quedando ella atrapada por el peso de Diego.

A él la caída no pareció molestarle pues se acomodo mejor y comenzó a recorre el cuello de Vanesa con sus labios. Ella aprovechado que tenía la boca libre respiro con dificultad intentando encontrar su voz para gritar, pero no lo logro. Inmovilizada como estaba solo atino a morder con toda sus fuerzas el hombro de él.

Diego se quejo ante el dolor. Levanto la cabeza y la miro con una irónica sonrisa. Puso una de sus manos en alto y con el dorso de ella le pego en el rostro. Vanesa a pesar del dolor que sentía en su mandíbula quiso seguir luchando. Él comenzaba a cansarse por lo que volvió a pegarle, esta vez más violento. Vio con dicha como las lágrimas corrieron por sus mejillas y poso suaves besos en ellas.

Como Nes había quedado inmóvil, decidió proseguir por donde estaba. Volvió a su cuello, en tanto con las manos tanteaba sus piernas cada vez más arriba. Nes empezó a marearse y con cada minuto que pasaba se sentía más aturdida.

Él la levantó por las muñecas separándola del respaldo del sillón lo suficiente para que pudiera quitarle la campera de jean y arrojarla al suelo. Beso sus hombros desnudos con deleite. Y escucho los sollozos de Vanesa cuando rasgo la tela de su remera. Estaba ansioso por seguir adelante... se quito a sí mismo la remera y continuó.

Posó una de su mano en uno de los pechos de ella apretándolo con satisfacción. Le arrancó el corpiño y se humedeció los labios mientras la miraba. Ella no se movía tan solo lloraba, esperando que todo acabase rápidamente. Diego se rió y bajo con su boca hasta donde su mano había estado antes.

A Vanesa le asqueaba el contacto de boca pegajosa sobre su piel. Sentía que todo se revolvía en su estomago. Por un instante él, la miro a los ojos con los suyos brillosos por la lujuria. Luego le subió la falda, se desabrocho los vaqueros con rapidez casi frenética y lo último de lo que Nes fue consciente, fue de que él le bajo la ropa interior.

No percibió nada más. Se alejó de la realidad o por lo menos lo intento. No se dio cuenta de cuando él se vistió satisfecho y se echó a dormir en el sillón, pero en un momento se encontró con la espalda desnuda apoyada en la estantería de los CD´S. Vagamente recordaba haberse arrastrado hasta allí.

Quería huir, salir de ese lugar. Pero sentía las piernas entumecidas. Se quedo un rato en silencio escuchándose gimotear por lo bajo, para que Diego no se despertara. Poco a poco fue recuperándose y supo que lo mejor que podía hacer era largarse de allí.

Se seco las lágrimas con las manos y a gatas emprendió la búsqueda de lo que quedaba de su ropa. Recupero su falda y su campera, la cuales se puso. Tomó también los tacones, pero ni pensó en colocárselos. Todavía contra el suelo se dirigió hacia la entrada y sola allí se animo a erguirse.

Tan pronto como hubo atravesado la verja, inició una carrera desesperada. De vez en cuando, bajaba un poco la velocidad para fijarse si él no la seguía, y al ver que no era así volvía a emprender la marcha. ¿Cuántas cuadras había recorrido? No tenía ni la menor idea.

Frenó un momento jadeando, todo parecía desconocido a su alrededor. Le dolía la cabeza de tal forma que al intentar reemprender su huida se mareo y termino por vomitar a un lado de la calle. En otro momento eso le hubiera parecido de lo más asqueroso, pero como estaba ya nada le importaba más que no volver a Diego nunca más.

Se limitó a limpiarse la boca con el dorso de la mano. Miró a todos lados y al ver que estaba sola se permitió respirar con tranquilidad. Recordó los tacones y decidió ponérselos. Estaba cruzando la calle cuando unos faros aparecieron por una de las esquina, a su mente llegó la imagen del Corsa e intentó salir corriendo, pero los zapatos le jugaron en contra por lo que cayó de bruces contra el asfalto.

La moto se detuvo a centímetros del cuerpo de ella. Un joven se bajó y Vanesa sintió como el pánico aumentaba a medida que este se le acercaba. Se alivio algo cuando vio que el dueño de la moto era demasiado alto para ser Diego.

Mientras tanto el joven la miraba con pavor. No imaginaba que era lo esa chica podía estar haciendo en el suelo. Por eso comenzó a imaginarse lo peor. ¿Y si estaba muerta? ¿Cómo se las apañaría? Se acuclilló junto al cuerpo y corriendo el cabello de ella le busco el pulso en el cuello.

Vanesa se corrió ante el contactó. Él suspiro aliviado por ver señales de vida. Más tranquilo comenzó a fijarse en sus rasgos. De repente la reconoció.

— ¿Vanesa? —la joven gimió a modo de respuesta— ¡Vanesa! ¡Mi Dios! ¡¿Qué te paso?!

Nes comenzó a incorporarse con dificultad. Él la tomó de los hombros, a pesar de que ella se resistió, y le ayudo a sentarse.

— Gracias… —sus ojos húmedos amenazaban con desbordarse. Termino de pararse sin ayuda y él se incorporó a su lado.

Ella se sentía mareada por el golpe y no lograba reconocer a esa persona que si parecía conocerla. Cuando quiso caminar se tambaleó, por lo que el joven la agarro antes de que volviera a caer,

— ¿Te llevo? —le propuso al ver que Nes intentaba ponerse en marcha de nuevo sin ningún éxito.

Ella le miró con cautela y un poco de pánico que se vislumbraba en su rostro.

— No, gracias. Voy caminando —trató de sonar natural, sin embargo el miedo le hizo temblar la voz.

— Vamos, Nes… —estaba sorprendido de su rechazo y de su mirada hostil, siendo que se conocían de pequeños. Intuía que no lo había reconocido—. Soy Kevin, el amigo de Tony…

— ¿Kevin? —el nombre brotó de sus labios como una pregunta.

Luego de que Vanesa se convenciera que ese joven era el Kevin que ella conocía desde hacía años, se subió la parte de atrás de la moto. Kevin podía sentir sus brazos apretándole con fuerza las costillas, pero no le importaba. Le preocupaba más su cercanía. Tantos años había luchado para verla solo como a una hermana menor, que no podía permitirse, que una noche, todo se fuera al carajo.

— ¿A dónde me llevas? —la voz de Nes llegó amortiguada por el viento.

— A tu casa…

— No… ahí no. Por favor… —sonaba extraña.

Kevin aminoro la marcha hasta acercarse al cordón de la vereda, y se volteo para mirarla. De los ojos color aceituna de ella caían pequeñas lágrimas que brillaban sobre su rostro.

— ¿Estas llorando?  —el corazón se le había estrujado. Cuando la vio tirada en la calle creyó lo peor, mas al ver que se levantaba sin más concluyó que debía de estar borracha. Pero ahora al verla llorar, sus miedos volvieron a renacer— ¿Qué te paso?

Nes se seco las lágrimas con la punta del pulgar y musito un imperceptible “nada”. La cabeza de él trabajaba al doble de velocidad tratando de averiguar la forma de saber lo sucedido.

— Mira… —dijo por fin— Hagamos un trato. Yo te llevo a mi departamento y vos… me contas que te paso… —Vanesa se mantuvo muda— De lo contrario te llevo a tu casa y que se la arreglen tus padres.

Ella gimió ante la mención de sus padres. Se sentía irritada con Kevin por hacerle esto, pero prefería enfrentarse a él que a sus progenitores. Por lo que buscando valor logro pronunciar dos palabras: Trato hecho.

La moto cobro vida de nuevo y Vanesa se sujeto de la cintura de Kevin con miedo. Sabía que pronto debería afrontarse a un interrogatorio que le haría rememorar las últimas horas de horro que había vivido.

Aparcaron el estacionamiento privado de un edificio moderno, que tenia grades ventanales en la planta baja y que era de color gris platinado. Constaba con alrededor de diez pisos y se notaba que poseía gran lujo.

Si dependiese de él o sus padres, Kevin jamás podría permitirse vivir en un sitio así, pero su padrino se lo pagaba todo incluyendo los servicios. Flavio, no había tenido familia y siendo el mejor amigo de su padre había sido elegido como su padrino. Encariñándose hasta tal punto, que le regalaba todo lo que podía y estaba a su alcance, el cual era bastante amplio.

Kevin bajo del vehículo y le ayudo a hacerlo a Nes. Al encaminarse hacia la entrada este noto que ella temblaba, asique al tomo de los hombros y tras pasar por una recepción que se encontraba vacía se adentraron en los ascensores. Vanesa podía notar el calor de las mano de él contra su cuerpo, como esto le trajo malos recuerdos se aparto del delicadamente. Kevin el dejo tranquila mientras subía al tercer piso y entraban en su departamento. Su departamento a pesar de ser lujoso, no era más que un loft.

Cocina, comedor, living y dormitorio en una misma habitación de grandes proporciones. En una esquina la cocina bien equipada y del tamaño justo; a dos metros una mesa de roble redonda que era lo suficientemente grande para que se sentasen dos personas y contaba con su par de sillas a juego. En la otra punta, una cama de dos plazas moderna estaba paralela a un televisor de pantalla plana de pocas pulgadas.

Al entrar, Nes se dejó guiar por él hasta la cama y se sentó en la esquina. Kevin se acuclilló en frente mirando a esos ojos verdes que aún seguían húmedos.

— Ya, ya… No llores… —-le limpió las lágrimas con un pañuelo que saco del bolsillo de su pantalón—. Dime que te sucedió

Nes sorbió por la nariz con fuerza y lo miró desorientada. Recordó la mano de Diego sobre su pie desnuda y sintió arcadas que tuvo que contener.

— No quiero hablar aún… —dijo con voz estrangulada— Necesito…tomar un baño… Si puede ser…

Él le sonrió comprensivo y asintió. Se irguió de un salto y al hacerlo choco contra Vanesa que había intentado incorporarse al mismo tiempo. Kevin la tomó del brazo para que no cayera, pero su peso desfallecido lo arrastro sobre ella a la cama.

Cuando ella sintió el contacto de ambos cuerpos comenzó a gritar con desesperación y a removerse debajo de él para soltarse. A su diferencia, Kevin se sentía incomodo con el contacto, mas no porque le repugnara. Sino porque las vibraciones que este le hacía sentir por todo su ser. Vibraciones que lo hicieron suspirar y lo tentaron a posar sus labios en el cuello de ella.

Vanesa seguía moviéndose con histeria e intentaba quitárselo de encima rasguñándole los brazos desnudos de él. Kevin intentó a su vez levantarse, pero los estremecimientos de ella no se lo permitían, por lo que rodó sobre sí mismo y quedó tendido en la cama a su lado.

— Lo siento —se disculpó jadeando cuando pasaron los chillidos y ella gimoteaba por lo bajo. Su tono denotaba la preocupación y la angustia que le embargaba—. No fue mi intención incomodarte.

Nes se obligó a recordar que quien estaba allí era Kevin y no Diego; y que él no pretendía hacerle daño alguno. Con esfuerzo se levantó de la cama mientras él se sentaba en el borde de ella.  Ambos se miraron en silencio durante un instante.

— ¿Me… harías un favor? —ella se sentía avergonzada y culpable de todo lo que le había sucedido a pesar de saber que no debía sentirse así.

— Lo que necesites… —se apresuró a responder Kevin con seguridad.

— No me presiones… Te lo diré todo… pero no me presiones —el labio inferior le tembló al hablar y tuvo que luchar contra las lágrimas que intentaban salir.

— ¿Por qué no te das ese baño…? —él cambio el tema con el propósito de mantenerla tranquila. Estaba ansioso y nervioso. Tenía que ponerse a hacer algo o explotaría—. Yo prepararé té mientras.

Nes no contestó, solo se limito a dirigirse al baño con paso tambaleante. Abrió la puerta blanca junto a la cama e ingresó. No notó lo pulcramente blanco que estaba el baño. Se quitó la campera de jean arrojándola detrás de sí, desbrochó el botón de la pollera y dejó que se deslizara por sus piernas hasta caer al suelo.

Observó su rostro en el espejo sobre el lavabo. Vio sus ojos perdidos y rojos de tanto llorar, sus cabellos revueltos en una maraña rojiza... Un cardenal estaba tomando color en su mejilla. Se volteó con rabia para ya no mirarse. Terminó de quitarse la ropa interior y se metió en la ducha.

Abrió la llave dejando que le agua helada corriera por su piel causándole punzadas y escalofríos. Sintió su piel magullada y eso la asqueó. Cogió la esponja y se la restregó fuerte por todo su cuerpo añadiéndole jabón en un intento por limpiarse. Pero no salía, esa sensación de suciedad que tenía no se iba. Se apoyó contra el azulejo y se dejó resbalar hasta quedar ovillada en una esquina, con el agua mezclándose con su llanto silencioso.

Mientras tanto, Kevin daba vueltas en la cocina. Ya había cambiado varias veces su decisión sobre que té debería hacer. Finalmente se había quedado con el tilo, pues según su madre calmaba los nervios… que ambos, él y Nes, tenía de punta. 

واصل القراءة

ستعجبك أيضاً

331K 18.1K 69
En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como alg...
18.7K 1.2K 61
Un accidente ¿Mortal? No se sabe.... Esta es la historia de Anna Solis, su madre sufrió un accidente cuando tan solo era una niña. Nadie la reclamó...
3.7K 948 39
La maldad pasa por tus ojos, que bueno que tu no eres capaz de verlo, es mejor así, es mejor estar sumido en la oscuridad y ser feliz. ¡No mires atr...
51.5K 4.5K 27
Libro 1 de Maldiciones de Bosque Azul Sólo una gota de agua es suficiente. Summer ha tenido que lidiar con una cola de sirena cada vez que toca el a...