Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}

By ZaiJam

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•Segunda parte de Inferum. Huye y sigue escapando del infierno que el mismo se ha creado. Portada preciosa cr... More

Inferum
1. Jaemin
2. Jeno
3. Mark
4. Jaemin
5. Mark
7. Jeno
8. DongHyuck
9. Jeno
10: Jaemin
11. Mark
12. Jeno
13. Jaemin
14. DongHyuck
15. Jaemin
16: Jaemin
17. Jeno
18. DongHyuck
19. Jeno
20. DongHyuck
21. DongHyuck
22. Jaemin
23. Jeno
24: Entre el cielo y el infierno, parte 1
25: Entre el cielo y el infierno, parte 2
Eternum

6. Jaemin

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By ZaiJam



Sentado en la vieja banqueta frente al piano desafinado, mis dedos intentaban interpretar una rara y mecánica versión de Claro de Luna. Taeil hyung era un buen maestro, pero yo estaba oxidado así que Beethoven debía de estar revolcándose en su tumba.

De pequeño me decían que tocar un instrumento, cantar, escribir o pintar era algo que un lindo omega debía de hacer, en ese tiempo creía de corazón que sería un alfa. Yo era más pequeño que Yukhei, siempre lo fui, pero era veloz y le ganaba en las peleas tontas, siempre pensé en la posibilidad de ser un omega y a pesar de que no me importaba demasiado, nunca llegué a imaginar lo que conllevaría.

No creí que estaría sentado frente a un piano pensando en que haría con el secreto que tarde o temprano descubrirían. Y mientras mi diestra iba hacia sol deslizándose hacia do y pasando por mi, toqué con la mano libre mi pequeño abdomen que estaba comenzando a agrandarse.

Tal vez era paranoia, después de todo, no era muy bueno en ser realista. Y seguía siendo un tonto lobito que necesitaba un golpe para despertar, aunque ya me habían dado demasiados golpes y yo seguía semi dormido.

Continuamente en vigilia.

Miré desde la ventana el sol que comenzaba a esconderse por la arbolada y dejé de tocar el piano. Mis manos cubrieron mi rostro y mis ojos se cerraron, pero no lloré. Creo que me había secado o mis ojitos ya no funcionaban, por alguna razón solo sentía dolor pero no podía arrancármelo.

-¡Jaemin!

Salté sobre la banqueta oprimiendo con los codos algunas teclas. Mamá lucía cansada, usaba un pañuelo sobre su cabeza y tenía las mejillas sonrojadas.

-¿Q-qué sucedió?- me puse de pie sosteniéndome del piano. Ella, con los brazos en jarra, frunció el ceño.

-Vi a Yukhei llevar herramientas y unos tablones de madera- tragué saliva y mamí relajó su expresión-. Oh cariño, has estado decaído estos días y tu alfa te necesita... Yukhei ha sido paciente contigo en no presionarte para que estés a su lado... ¿Por qué no vas con él y le ayudas?

Suspiré mientras mi cabecita comenzaba a punzar. Levantándome caminé despacio hacia ella y la abracé. A pesar de ser un poquito más grande, me seguía sintiendo pequeño en sus brazos. El dolor se volvió peor y ella besó mí frente al ponerse en puntas de pie.

-¿Qué sucede contigo, cariño?

-S-solo... estoy cansado últimamente.

Ella sonrió dándome unas palmaditas en mi trasero y me envió fuera de la habitación.

-Sé que es incómodo para ustedes pero estar juntos les hará bien.

Ya estaba cansado de suspirar pero era lo único que podía darle como respuesta. Mami lo sabría tarde o temprano, Taeil hyung dijo que con tan solo un mes era suficiente para que todos comenzasen a sentir mi aroma diferente. Yo estaba aterrado.

Caminé por el sendero que Yukhei se encargó de enseñarme, llevando manzanas en mi mochila y jugo de naranja, fue mamá quien me obligó a hacerlo. No entendía como Yukhei había podido cargar con tantas cosas subiendo esta parta empinada del bosque. Me abrí paso entre los pinos y las ramas de los arboles más bajos, mientras escuchaba desde lejos el afluente correr a menos de un kilómetro.

El sonido del martillo contra las tejas rojizas de la vieja cabaña en mitad del bosque, quitó mi atención de mis propios pensamientos. Yukhei dejó de trabajar para mirarme desde la altura, tragué saliva y avancé hacia la casa, dejé la mochila en la tierra la cual estaba completamente seca y saludé.

-Viniste...- fue lo único que me dijo, una sonrisa ladeada en su boca, mostrándome incomodidad.

-Yo solo... ¡Cuidado!- di dos pasos antes de que el tonto alfa cayese del techo y se llevase algunas tejas consigo. Enseguida se levantó sacudiéndose la tierra de los pantalones vaqueros.

-Estoy bien...- se tocó el abdomen y la cabeza antes de suspirar- Si, definitivamente todo está en orden.

Inflé las mejillas y aguanté la risa, pero realmente quería reírme de él, el pensamiento de este idiota haciendo algo tan tonto me daba satisfacción, estaba enojado y se lo merecía. Así que reí sonrojándome y él me revolvió el cabello, entonces me detuve.

Sus emociones enviándome escalofríos mediante el hilo invisible que nos unía.

Me alejé un paso de él.

-Traje algo de comer, mamá insistió.

Yukhei esperó un segundo antes de sonreír y asentir. Entonces tomó mi mano como cuando éramos pequeños y no existía esta incomoda sensación cada vez que nos acercábamos. Dejé la mochila en la entrada de la pobre casita que ni siquiera tenía reparadas las ventanas. Caminé por ella oyendo el crujir de los tablones.

-¡Jaemin ten cuidado, puedes caerte!

Miré por sobre mi hombro para verle treparse nuevamente por la enredadera hasta llegar al techo.

-¡Bien!

Podía imaginar un lindo lugar aquí, pero cuando pensaba en que sería mi hogar junto a quien creí nunca me dañaría, todo a mí alrededor se revolvía. Pasé el dedo por la chimenea de piedra, arrugué la nariz y estornudé por el molesto polvo.

Y decidí ayudar un poco.

Me trepé al único mueble en la sala, el cual tenía más años que Taeyong e Irene juntos, No no no, sacudí la cabeza con resignación. No pienses en ellos... si lo haces pensarás en él y... No me hagas esto, lobito malo malo.

Mi tonto omega había comenzado a retorcerme las entrañas, lo sentí en mi garganta, ese raro sonido chillón que me provocaba querer correr por el bosque hacia él. Estiré el cuerpo luchando contra las telarañas que se encontraban en cada rincón de la casa, observar a mami me ayudó a aprender algunas cosas.

Y otra vez volvía a pensar como el omega que todos querían que fuese...

Pasamos la tarde entera reacomodando este lugar, ni siquiera logramos limpiar y refaccionar la mitad. Pero Yukhei compró pintura y seguiríamos con esto mañana. Era algo raro pero divertido de hacer. Siempre creí que John sería el primero en tener una casa propia, en formar una familia perfecta, oía a mamá hablar sobre lo mucho que Taeil le recordaba a si misma cuando se casó con papá, nunca dijo lo mismo sobre lo mío con Yukhei.

Ambos terminamos en la entrada de la cabaña, en el pórtico de madera, repleto de musgo y caminos de hormigas.

Las estrellas formaban constelaciones que no conocía y que mi hermanito me había intentado enseñar varias veces, pero mi cerebro siempre había sido igual a un agujero de gusano, la información entraba pero siempre terminaba triturada, por completo olvidada.

-¿Crees que seremos felices?

Preguntó dando un mordisco a la rojiza manzana antes de hacerla rodar, recostándose en los tablones flojos del pórtico. Dejé las piernas estiradas y mi espalda se fue suavemente hacia atrás, junto a él, pero no quería ni siquiera un roce entre nosotros. Y le sentí mirarme, respiré hondo al cerrar mis ojos.

-Estamos grandes para creer que existe la felicidad eterna.

Él rio ronco a mi lado.

-Vaya forma de decirme "No".

-Es solo que... - intenté ser honesto por primera vez con respecto a nosotros-. Quiero perdonarte, pero de verdad me lastimaste.

Los grillos entonaban una canción cerca de nosotros, algunas luciérnagas se encendían y apagaban entre los arbustos. Mis ojos iban hacia el cielo y se cerraban momentáneamente al respirar, hasta que sentí sus dedos rozar los míos y le cerré el pase al aire en mis pulmones.

Nunca había pensado o siquiera mirado a Yukhei como una futura pareja, mucho menos como "mi" alfa. Él había sido mi primer beso y sin embargo nunca lo tomé como tal, hasta ahora solo podía decir con certeza que Jeno había sido el primero en todo para mí. Y dolía, porque yo detestaba las palabrerías sobre el primer amor y como dolía cuando terminaba, como siempre estaba presente a pesar del tiempo.

Era mi karma. Siempre sería a quien vería cuando pensara en mi primer amor.

Pero dolía seguir teniendo estos sentimientos.

Y Yukhei se irguió sobre mí, su mano grande rozando mi oreja al apoyarla junto a mi cabeza, su rostro contorneado por la brillante luna y la transpirada camiseta despertaban a mi omega de su inesperada calma.

-No quise hacerte daño...- susurró, cejas fruncidas en pena y voz ronca soplando contra mi rostro- Solo quería que fueses mío... quería ser tuyo.

Estaba respirando pesado, mirándome anhelante de algo, igual a un bobo perro grande que espera una caricia.

Y mi omega rasguñó de terror, demasiado confundido para tomar una decisión, así que lo hice yo. No sabía lo que quería, pero los sentimientos de Yukhei eran enviados hacia mí y me nublaban el juicio; él me quería, incluso me deseaba más de lo que podía comprender.

Bajé mis párpados lentamente, despegué mis labios y lo sentí: El roce de su boca contra la mía, la sensación de labios más gruesos probando los míos. Su nariz presionando un poco contra mi mejilla, el aroma a sol y sudor almizclado contra mi dulce olor. Su lobo gruñendo y el mío sometiéndose.

Y lloré. No quise hacerlo pero las lágrimas no dejaron de salir.

Me besó más profundo y rasguñé la tela de su grisácea camiseta. Mi mente confundida recreó el escenario de un primer beso, uno inexperto y lleno de terror. Un baño de baldosas frías y una ducha compacta, Jeno de pie frente a mí, diciéndome que debería temerle, yo jadeando por ser tocado y el beso que terminó por condenarnos.

No puedo hacer esto.

Arrugué la nariz y empujé el pesado cuerpo de Yukhei, quité sus manos de mi cadera y me sonrojé. Respirando alterado miré hacia la luna y la maldije en mi mente.

-Jae... ¿Te lastimé? Lo lamento, yo...

-S-solo quiero irme a casa- murmuré agazapándome en mi mismo, abrazándome y buscando quitar la sensación de traición.

-Jea, no llores, lo siento ¡Joder, soy un tonto!- con ásperos nudillos se llevó mis lágrimas- Vamos, no me gusta verte llorar, lo lamento.

La arcadas comenzaron y su aroma lejos de calmarme solo lo estaba empeorando más.

-Yo creo que voy a...

Vomité sobre las maderas, una viscosa baba blancuzca, algunos pedazos de manzana y nada más. Yukhei se agachó a mi lado y limpió la comisura de mi boca con un repasador floreado. Le alejé negando con la cabeza y apretándome el abdomen.

-¿Tan asqueroso estuvo?- intentó bromear pero hubo recelo en su voz.

No pude sonreir, así que solo evité su mirada.

-Estoy bien, deja de mirarme de esa manera... alfa tonto.

-¿Te alimentaste hoy? Me refiero a sangre, ya sabes.

-Sí. Solo n-necesito volver a c-casa y descansar.

Me puse de pie, recogí la mochila y me marché. Corrí por el bosque hasta derrumbarme contra uno de los pinos.

Me dolía el pecho, la cabeza y el alma... Dolía aún más porque después de todo lo que me hizo, él estuvo ahí, sobre mí... diciéndome que detestaba verme llorar.

Froté la piel de mis mejillas hasta borrar el rastro de lágrimas, pestañeé muchas veces queriendo deshacerme de los ojos rojos y las pestañas humedecidas. Entonces entré en la casa y fingí estar cansado, también fingí una sonrisa hacia mamá y me encerré en mi habitación.

¿Por qué?

¿Por qué?

Mi corazón acelerado no me permitía respirar, caminé de un lado a otro sintiéndome enormemente estúpido.

Eres un omega ahora, uno con marca.

Eres un omega marcado y embarazado.

Compórtate como tal, ya no eres un niño... lobito tonto, tonto, tonto.

-¡Ahg!

Caí de rodillas al suelo y me acurruqué contra la cama mirando mis pies descalzados, intentando descubrir cómo resolver este enrome conflicto. Entonces lo sentí... y la sangre bombeó hasta desenfrenar mi corazón. Era un leve aroma, casi estaba extinto pero aun podía percibirlo. Si tuviese una cola, esta estaría moviéndose sin control, sobre todo al levantar el colchón y sacar la tela suave de color blanco.

Jeno...

Me abracé a la camisa y la pegué a mi nariz.

Hacía mucho tiempo no hacía esto, me juré a mí mismo que la tiraría pero todavía me aferraba a ella. Desnudé mi cuerpo y entré en la camisa larga y arrugada, los botones se prendieron con facilidad, entonces me escondí debajo de las frazadas y respiré su aroma, al igual que mi omega me obligó a removerme inquieto como un gatito frotándose contra su amo.

La camisa rozándome la piel, como si se tratase de él.

No existía un hilo que me uniera hacia Jeno y sin embargo, casi podía jurar que sentía algo latiendo por el bosque, conectándonos a ambos.

¿Cómo cortar el hilo?

¿Cómo olvidarme de él?


<<🌙>>

DongHyuck

Las imágenes seguían frescas en mi mente, no podía valerme de mis ojos así que solo tenía que confiar en el único globo ocular de Doyoung, quien a mi lado, iba susurrándome la descripción de los extraños corredores que recorríamos.

-Es una puerta oscura con una frase en latín, creo que han raspado la madera para grabar las palabras- murmuré y él tomó mi mano deteniéndome en el acto.

-Huele a sangre fresca, definitivamente estamos en el lugar correcto- y luego se rio chochándome suavemente el hombro-, o tal vez estamos sobre una carnicería, quien sabe.

-No eres gracioso, prosigue.

-Supongo que el humor murió contigo, aunque no te culpo, nuestro sentido del humor se vuelve más sanguinario a medida que pasa el tiempo... Te acostumbrarás.

No quiero acostumbrarme, bastante tengo con hablarle a mi asesino.

Aunque para ser sincero, el que ahora le faltase un ojo me daba un poco de regocijo, se merecía pasar por algo así.

Me dijo que las luces estaban parpadeando, que no podía escuchar corazones en ninguna parte y también quise intentarlo pero era verdad, el lugar estaba vacío de seres vivos. Era una construcción antigua en mitad de una calle donde casi no parecía ser China. Eso lo había visto con ojos cerrados.

Al meterme en el otro plano, yo no había ido a por Helena, sino que había seguido a la cura. Se me ocurrió esa táctica al pensar que ese otro brujo estaba conectado de alguna forma constantemente con la hermana de Mark. Si la cura era magia significaba que era energía y por lo tanto yo podía conectarme a ella y localizarla.

A mi plan no le ayudaba el hecho de que Doyoung fuese un pésimo perro guía, me había hecho tropezarme más de diez veces desde que pisamos el raro edificio. Era de día, lo preferí porque sabía que todos los vampiros preferían estar despiertos y "alegres" por la noche, o por lo menos eso era lo que entrevista con el vampiro y Drácula me habían enseñado... Mejor no hablar de crepúsculo... aunque debía admitir a que a mí me gustó más de lo que me atrevería a decir, eso que solo podía escuchar las voces mientras mi abuelita me narraba las situaciones.

En mi mente Edward era Leonardo DiCaprio y el lobo era asiático. A Bella no me molesté en visualizarla, simplemente aparecía como una peluca flotando en la escena de mi cabeza.

Bueno, creo que eso debió de ser un indicio sobre mi sexualidad.

Luego llegó Yukhei y fue obvio que me atraían los chicos.

-DongHyuck, espera.

Su brazo me detuvo. Era horrible no ver nada cuando estabas en una misión ultra secreta... bien, quizás no tan ultra secreta... pero algo así. La cosa era que podía estar por atacarme un séquito de vampiros y yo nunca me enteraría hasta ya estar enterrado bajo tierra.

-¿Q-qué sucede...?

-Solo... ¿En qué idioma dijiste que estaba escrita la frase en la puerta?

-Latín o francés... No lo sé, soy ciego, apenas sé escribir en nuestro idioma.

-No me gusta lo que dice.

Jaló de mi muñeca y choqué contra su espalda.

-¿Qué es lo que dice?

-Gratam Inferum... Significa bienvenidos al infierno.

En el otro plano todo parecía ser más grisáceo que en la realidad, ese lado sumía todo y a todos en oscuridad, pero este lugar me hacía pensar que seguía siendo igual de aterrador.

Era raro que pudiese sentir una extraña conexión con la cura, debía de ser un residuo del hechizo localizador, esa era la única explicación que podía imaginarme.

Doyoung parecía haberse quedado pasmado frente a la puerta, repetía esa misma palabra una y otra vez, como si "inferum" tuviese un significado más catastrófico que "infierno"

Por ello me tambaleé al frente y cerré los ojos buscando concentrarme mientras tocaba con mis dedos la puerta cerrada, esta vibró y enseguida se abrió de golpe, crujiendo horrorosamente.

Olí la sangre de la cual Doyoung me había advertido antes. Todo estaba en silencio, podría haber una habitación vacía o un circo frente a mí, mis ojos inútiles no me dejaban saberlo. El pánico me invadió, luego, Doyoung tocó mi hombro y habló.

-¡Sorpresa!- gritó el inútil y mi lengua escapó de mis labios para humedecerlos.

Apenas lograba ver sombras inmóviles y de repente, una de esas sombras se acercó con una velocidad impresionante, derribando algo que causó un ruido estruendoso de cristales rotos.

-¡Les daré una oportunidad de huir, a menos quieres quedarte tuerto del tod-!

-XiaoJun... déjalos pasar.

La voz que interrumpió al hombre era dulce y tranquila, quizás un poco nasal y fina. Otros par de pasos se escucharon, tacones altos fue lo que pude descifrar. Ya no sudaba como un humano, pero sentía la misma ansiedad.

Y nadie se movió, Doyoung deslizó su mano hasta entrelazar mis dedos y comenzar a jalarme hacia atrás, pero otros dedos con uñas largas oprimieron mi rostro paralizándome en mi lugar.

-¡Oh Haechan, sabía que vendrías!- el nombre sonaba extraño viniendo de ella, casi tan necesitado como cuando ese otro vampiro lo nombró, la diferencia estaba en lo que me hizo sentir-¿Qué ha pasado con tus ojos? ... ¿Él sabe que estás aquí?

Sonaba tan afligida y yo no lo lograba entender. En mi mente ese nombre me traía disgusto como nostalgia en partes iguales, como si fuese algo que debería recordar pero no era capaz de hacerlo. Cuando Mark lo nombraba yo me sacudía en ¿celos? ¿Molestia? No sabía cómo llamarlo, pero me provocaba una rara mezcla de emociones, porque cuando él lo decía también sentía dolor...

Y ahora necesitaba tragarme eso y llevarlo a mi favor.

-N-no lo sabe, vine por mi cuenta.

Tal vez jugar juegos mentales con una vampiresa de más de un siglo no era buena idea pero en mi mente sonaba a buen plan.

-¡Sabía que estabas de mi lado, Mark siempre te trató como de su propiedad!

Bien, ella estaba realmente loca.

No podía verla pero según lo que Doyoung me había dicho era castaña con la nariz perfecta y los pómulos altos, tenía ojos grandes, con un cuerpo delgado y esbelto. Así me la imaginaba, aunque todavía no podía ponerle un rostro claro a la voz nasal y a los brazos que me rodearon adentrándome en la habitación.

Me empujó hasta sentir una mullida superficie y escuché una sirena desde la calle. Apestaba a sangre, ella lo hacía, el brujo igual y todo el lugar también.

-Somi, no creo que esto sea buena idea.

-Basta. Heachan está aquí ¿No lo entiendes?- se sentó a mi lado y tomó con sus manos las mías-. He pasado todos estos años pensando en la manera en que Mark nos asesinó a ambos, en todo lo que nos hizo... Y no lo entendía hasta que una bruja me dijo que seguías vivo y y-yo tenía esta cosa en mi cuello, quería usarla cuando me enteré de que se trataba. Pero no pude, porque tenía la esperanza de encontrarte y juntos hacerle pagar a mi hermano el daño que provocó.

Ella era sincera, la angustia en su voz me lo demostraba, pero la única parte que entendía era que se refería a la cura, lo demás no lograba hacerlo encajar. Tanto Mark como esta chica parecían tener algo con ese tal Haechan y al parecer, yo me parecía demasiado a él.

¿Cómo puede ser eso siquiera posible?

Y luego estaba el hecho de que mi pecho siempre se contraría dolorosamente cada vez que ese vampiro mal humorado se acercaba a mí. Puedo recordar ese día en que tuvimos sexo, la manera en que lloré por el asfixiante sentimiento de nostalgia y pesar.

Pero ya no importaba, no tenía tiempo de involucrarme en una pelea de hermanos, yo necesitaba la cura, dije que ya no me importaba, pero quería mi vida aburrida de vuelta.

Y sonreí.

-Así es, también esperaba encontrarte... Mis ojos no son útiles ahora, pero si quieres destruir a M-Mark...- tragué saliva antes de proseguir ya que me dificultaba nombrarlo tan casualmente,- ... Creo que la cura nos puede ayudar.

Sus manos apretaron mis dedos, las uñas se clavaron en mi piel, las sentí desgarrarme la carne.

-XiaoJun tiene un plan mejor, no te preocupes, te ayudaré... Pero antes debo procurar que solo seamos nosotros tres.

¿Qué?

La sentí alejarse y antes de poder parpadear, un disparó quebró el sonido de los autos en la calle. El mundo se frenó de repente y solo pude escuchar el grito quebrado y ronco de Doyoung.

-Me encargaré de él- murmuró el brujo y temblé.

Oh diablos...

No sabía qué hacer, esto no estaba en mis planes ¡Yo era un pésimo estratega!

Pero elevé mi mano e hice lo único que en ese momento se me ocurrió, con ojos cerrados y dientes apretados susurré las palabras que Sunmi me había enseñado... solo tienes que visualizarlo y canalizarlo... Eso es.

Recordaba la habitación por mi estadía en el otro plano, había tres ventanas cercanas al sillón. Pensé en el cuerpo de helena y ella maldijo al ser lanzada contra una de las ventanas, los cristales sonaron estruendosamente al romperse, mi otra mano señaló a cualquier parte esperando encontrar madera y hacerla trizas.

Entonces los pedazos puntiagudos de madera fueron enviados en dirección a donde había mandado a Helena y recé para que hubiese funcionado.

-DongHy... ¡DongHyuck... Ayuda!

Giré en mi lugar al escuchar a Doyoung, repetí la misma acción y escuché el momento en que las pequeñas estacas improvisadas de madera se incrustaron en la carne blanda de quien esperaba fuese el brujo y no Doyoung.

Me sentí exhausto de repente y mi cuerpo cedió hacia el suelo.

-Odio sacarme balas... ¿Hyuck?... ¡No no, no puedes desmayarte ahora!

Fue lo último que escuché al desvanecerme, pero mi mente estaba en calma, las estacas en los corazones no los matarían pero tampoco les dejarían moverse... Ahora solo debía arrancarle la cura del cuello.


♥️

Demoré horrores porque esta ciudad se está quemando y yo con ella. Hace tanto calor que mi mente no trabaja como debe 🥺

Fue muuuy largo, perdón jeje

ACÁ MURIENDO CON EL NOMIN✨

*imaginen*

-Realmente te irás con él?

Jaemin siente la mirada de Jeno quemar sobre su rostro, el aliento tibio que le eriza la piel y el brazo endurecido que le mantiene paralizado.

-Jeno... Solo déjame ir.

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