REFLEJO¹/˹Alter-mundo˼ «Dinas...

By SenseiAinsheart

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A veces las cosas suceden por alguna razón o motivo. Esa es la creencia popular sea donde sea. El juego del d... More

˹Sinopsis˼
˹Aclaración˼
˹˹Reparto˼˼
˹˹The tonight show˼˼
˹˹Primera revelación˼˼
˹˹Segunda revelación˼˼
˹˹Tercera revelación˼˼
˹˹Cuarta revelación˼˼
˹˹Prefacio˼˼
˹˹Booktrailer˼˼
˹˹I˼˼
˹˹II˼˼
˹˹III˼˼
˹˹IV˼˼
˹˹V˼˼
˹˹VI˼˼
˹˹VII˼˼
˹˹VIII˼˼
˹˹IX˼˼
˹˹X˼˼
˹˹XI˼˼
˹˹XIII˼˼
˹˹XIV˼˼
˹˹XV˼˼
˹˹Anuncio˼˼
🖋️Nota de la autora🖋️

˹˹XII˼˼

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By SenseiAinsheart

La mansión Kreuz era una locura total. Primero, habían disfrutado los días patinando sobre el lago, lo que significó que se dieran sus buenos golpes y resbalones provocando risas contagiosas, además que esas caídas fueran motivo de burlas durante las comidas contra quien las había protagonizado. Luego habían hecho una competencia de muñecos y una gran guerra de bolas de nieve.

Viktor incluso había jugado pulsos contra Nina y Neville. Y claramente dio clases y gala de la fuerza que tenía.

—Un pulso contra Scarlet, a ver qué tan fuerte eres Viktor —Illich sonrió con ironía, pues Krum había ganado fácilmente cuando les enfrentó.

—Eh...no creo que eso sea adecuado, no me pongas en aprietos Nina.

—Gallina —se burló la chica—. No creo que Scarlet se sienta intimidada, es más yo apostaría a por ella.

Krum rió semi cerrando los ojos—. Madame si pudiera concederme el honor —dijo con las manos en alto, como diciendo que solo lo hacía debido a la insistencia de la muchacha.

Nina echó a reír por eso.

—Claro, nunca dije que no —respondió la Merlina y se acercó para acomodarse en la silla frente a la mesa, estaban en el corredor del jardín.

Libasset negaba sonriente y los sirvientes se divertían al verlos—. Apuesto la botella especial de alcohol, para estrenarla hoy en la noche —exclamó Libasset.

—Entonces yo pongo los postres de dragón si pierde Krum, necesitará de un brebaje fuerte para asumir su derrota —agregó Nina.

Los sirvientes rieron por eso.

— ¡Que crueles son! —exclamó Luna que comía un poco de sopa en el corredor.

—Ya verán malvadas —respondió Viktor con diversión—. ¿Madame está preparada?

—Yo siempre estoy preparada querido.

—Helios, mi niño, cuenta —sonrió Neville.

—Uno, dos, tres —contó Helios con su dulce voz.

Krum sólo parpadeó una vez para ver como su mano ya estaba tocando la mesa.

—Gané —anunció Scarlet.

— ¡Wuooo! —gritó Nina, mientras Neville se reía. Scarlet sonreía con diversión, levantándose del lugar—. ¡Viste eso! ¡Dije que Scarlet ganaría!

—En estos juegos el chiste no es fuerza, es la velocidad —se retiró para seguir tomando el té.

—Te ha ganado amigo —se acercó Neville hacia Viktor, que aún se hallaba sorprendido.

—Es una dama, ¿Qué querías? —respondió Krum.

—Claro y yo soy el presidente de los estados unidos muggles —exclamó burlona Libasset acomodándose en la silla—. Ganó con todas las de la ley, te venció.

Nina estaba que casi no se aguantaba la risa, en menos de un minuto Krum había perdido y el matriarcado ponía marcador ganador contra el patriarcado.

La cena de navidad era esa noche, la verdad había pasado tan rápido el tiempo que Nina no quería regresar a dar clases, quería quedarse ahí en esa mansión, era un lugar cálido, que le recordaba a su familia. El enorme salón estaba decorado a detalle, el techo era como ver el de Hogwarts, un cielo estrellado donde caía nieve, varios trenecitos de decoración flotaban por todo el lugar llevando leche, galletas y más cosas, pareciera que estaban en el taller del afamado Santa Claus.

Un enorme pino se alzaba al fondo del salón, giraba con lentitud cayendo de sus ramas polvo estelar, tenía bolitas de colores y abajo de este, habían varios regalos. Como la tradición lo indicaba.

—No pensé que fuera blanco —comentó Nina acercándose al pino para verlo mejor—. Veo, que está vivo.

—Lleva siglos vivo, único entre su propia especie y sembrado en el interior de esta mansión para ser conservado, está vivo como yo —explicó Scarlet.

Illich pudo notar varios regalos apareciendo uno por uno—. ¿Esos los compraste tú?

—Con ayuda de Libasset, cuando sea media noche el pino dejará de tirar polvo para que podamos tomar nuestros regalos.

—Sí que eres una persona fuera de época, sigo sin creerlo.

— ¿Qué cosa?

—Que me invitaras aquí, a tu casa —comentó Nina sonriendo, ella no era nada de la madame, pero la bruja mayor le trataba como si fuera de su familia.

—Esta es tu casa desde ahora , al igual que los demás, pueden venir cuando gusten, esté o no esté aquí, sólo pueden acceder los de sangre Merlín o que sean invitados personalmente por nosotros.

—Ya tengo algo que restregarle a Draco —comentó Nina con aire infantil.

Kreuz hecho a reír por el comentario.

—Damas, caballeros, he traído lo prometido —Libasset entró sonriente cargando una botella color verde claro y varias copas en su otra mano.

—Al fin, ya pensaba que no cumplirías —exclamó Nina acercándose a la sala—. Todos estamos ansiosos de probar ese licor tan afamado.

—Sabes, tienes un pequeño problema con el alcohol —le murmuró Krum sonriente.

—Nina siempre ha sido de buen beber —explicó Luna

—Lo descubrimos cuando estudiábamos en mitad del curso, era la única que aguantaba el whisky de fuego que una vez le robamos a Snape —agregó Neville uniéndose a la conversación.

Nina casi se ahoga con la bebida que tenía en la boca, tosiendo como loca, Viktor se tuvo que tapar la boca para no reírse.

— ¡Demonios Nev! ¡Esas anécdotas no se cuentan ante eminencias como Scarlet!

— ¿Es eso cierto Nina? —cuestionó sorprendida Scarlet sosteniendo su copa ya llena, Libasset le servía a cada uno.

—Me harán quedar mal con Scarlet, seguro a ustedes no les gusta beber —se quejó—. En mi defensa, puedo decir que todos querían de ese whisky pero ninguno tuvo el valor de robarlo.

— ¿De qué la critican? mi ama es mejor, tolera esta bebida, la más fuerte de todo el mundo mágico —Scarlet se puso roja de la vergüenza ante la intervención de la elfa.

— ¡¿Profesora Kreuz es verdad?! —Neville casi pega el grito en el cielo al escuchar eso.

—Asumo por su cara que sí —se burló Nina.

—Por lo que tengo entendido, no le he dado permiso a usted profesora Kreuz para beber alcohol —la reprendió Luna.

—Oh vamos Luna es navidad, y es la anfitriona —intervino Nina.

—Pero quién diría eso profesora —exclamó Viktor—. Tengo que admitir que me mata la curiosidad de saber ese secreto.

—Sólo bebía con mi marido —respondió, estaba roja de la vergüenza.

—Siii, me imagino porqué —sonrió Nina con picardía.

— ¡Illich! —la reprendió Scarlet, todos volvían a reír—. ¡Está Helios presente!

—Cierto, perdón.

—Bien no se hagan del rogar, si aguantan la primera ronda los considerare dignos bebedores —los retó Libasset.

—Ya dijiste elfa, yo tengo los postres de dragón que prometí ahí mismo en la mesa, quien aguante el comerlos deberá comerse otro mientras a la vez bebe esto.

—Ya decía yo que te estabas tardando —habló Neville—. Rogaba que los hubieras olvidado.

—Merlín, ¡Esto será el caos! —exclamó Luna—. Me van a tener con pociones aquí por su culpa.

—Esperen antes de que beban —indicó Krum viendo a Libasset—. Los mayordomos y doncellas también.

— ¿Qué? —se sorprendió Libasset.

—Tú te lo buscaste querida, como dicen los muggles o todos coludos o todos rabones.

— ¡Por las barbas de Merlín! ¿Scarlet tú diciendo esas palabras? —Nina se quedó boquiabierta.

En definitiva era una navidad fuera de lugar.

—Bien, como digan —la elfa aceptó el reto yendo a sacar otras tres botellas más y colocando todo en la mesa junto con los postres de dragón. Dio la señal para que todos se acercaran a tomar su porción y las copas—. Tres, dos, uno —todos tomaron la copa y luego los postres, aprovechando que Helios se hallaba correteando por los pasillos.

Libasset logró llegar a un jarrón para escupir.

— ¡Qué rayos son esos postres Nina! —exclamó Viktor tratando de no volver a correr para sacar lo del desayuno.

—Están hechos con los testículos del dragón, por eso el sabor —se aguantaba la risa para no devolver otra vez—. ¿En serio a nadie se le ocurrió que era dragón tártara?

— ¡Qué asco! —comentó Luna con cara de asco.

Scarlet regresó con una mirada asesina y algo descolocada pues había ido corriendo al baño para devolver, se acercó con decisión a la mesa y tomó la botella para beber directamente de ella.

— ¡No me lo creo! —Nina se quedó pasmada y a la risa de verla así.

Se acabó la botella tan rápido que tomó la otra hasta que se controló y respiró algo calmada—. No me vuelvas a pedir probar esas cosas Nina, saben horribles —exclamó la Merlina.

La noche seguía con risas y diversión, Viktor jugaba por ratos con Helios para alcanzar los trenes, los sirvientes reordenaban todo. Luna tuvo que darles algunas pociones contra el mareo y náuseas por probar tales postres letales, y es que en definitivo Scarlet había vetado de por vida esos dulces en su mansión.

Libasset se divertía por las historias contadas de Luna y Nina—. Eran un torbellino entonces en ese colegio.

—No tienes idea —respondió Neville—. Junto a Pansy, nadie las podía controlar.

Scarlet notó la hora, casi media noche vaya que el tiempo se pasó y más con tanto escándalo—. Es hora, síganme les mostrare algo —dijo dejando la copa.

— ¿Qué cosa? —preguntó Helios.

—Ya lo verán, sucede todos los años en estos sitios —respondió Libasset encaminándose al corredor exterior del jardín.

— ¿Qué veremos? —cuestionó Nina.

—Esperen —indicó Scarlet con una emoción desbordante en el brillo de sus ojos, poco a poco los árboles del bosque nevado comenzaron a brillar con una tenue luz y cascadas de polvo estelar, caían de sus ramas en tonos verdosos y azulados, la nieve en el suelo comenzaba a adquirir la similitud de un lago.

— ¡Increíble! —exclamó Helios emocionado.

—Muy hermoso —agregó Luna—. Jamás había visto algo así.

Nina estaba embelesada por lo que veía, la vista era increíble, ni siquiera decir que era mágico porque era quedarse corto, eso no se hacía con magia, era algo más. Miró a Scarlet, la vida se le notaba en los ojos.

—Cada año pasa, por eso se construyó aquí la mansión —explicó Scarlet como respondiendo la interrogante mental de sus invitados—. Una tierra antigua que mantiene aún su magia natural antes de la era de los magos, brujos y hechiceros.

—No cabe duda que las maravillas nunca terminan —agregó Krum viendo el bello escenario.

— ¡Ya es navidad! —volvió a gritar Helios al ver la hora—. Es hora de abrir regalos —gritó y corrió al interior de la mansión.

—Ya lo oyeron —agregó Viktor sonriente, cada uno entraba para ver como el árbol de navidad dejaba de tirar esas cascadas de polvo estelar para dejar el acceso a tomar los regalos.

—A ver... —se acercó Scarlet para tomar uno—. Luna.

La nombrada pasó para aceptar el regalo enorme y recibir un abrazo—. Gracias madame.

—Feliz navidad querida —correspondió Kreuz, y luego tomó otro regalo—. Viktor —el búlgaro se acercó para hacer lo mismo y tomar asiento con su regalo—. Neville, Nina —ambos se acercaron y la abrazaron.

—Gracias, muchas gracias Scarlet en serio que me alegra tenerte —la joven bruja la abrazó.

—Claro, te cuidaré, aunque seas algo arrebatada.

—Ya pasó tu turno va el mío —anunció Libasset acercándose provocando la risa de ambas.

La merlina le dió los regalos a cada uno de sus mayordomos y doncellas, Libasset al igual, cada uno abría sus regalos quedando fascinados, cada vez aparecían más, al final todos tuvieron tres regalos para cada uno.

—Muchas gracias por lo regalos —exclamó Helios yendo a abrazar a la anfitriona.

—Fue un placer, podrás divertirte con ellos.

Cada uno se dió de nuevo el abrazo de navidad, conversando y jugando con póker u otras cosas, Nina se acomodó a lado de Kreuz para abrazarla de nuevo—. Estás muy mimada hoy.

—Simple pase una navidad única y nos quedaremos aquí todas las vacaciones —Scarlet sonrió ante eso—. Tengo un regalo para tí también —dijo Nina entregándole una caja pequeña.

Scarlet sonrió ampliamente abrazándola, pero susurró algo al oído logrando poner en Nina una mirada de preocupación.

—Profesora, entre a jugar póker —la invitó Neville.

—Claro déjenme decirles que preparen sus galeones que los dejaré vacíos —se levantó y los demás reían aceptando el reto.

A Nina por su parte sólo le pasaban por la mente las palabras de Scarlet.

«El sol negro que tienes en tu cuello es una runa»

—Cinco, cuatro, tres, dos, uno ¡Feliz año! —corearon al unísono en la madriguera.

Los pequeños gemelos hicieron reventar confeti y sus tíos Fred y George hicieron estallar fuegos artificiales. Toda la familia Weasley estaba allí, incluyendo a los Potter, además Hermione también había asistido esta vez.

Fred decidió abrazar a todos por cordialidad y fingida felicidad como lo había hecho por los últimos años, estas festividades ya no eran importantes para él. Sólo lo hacía porque no quería dar malos momentos a su familia, sobre todo a su madre que había sufrido mucho luego de su paso por San Mungo, eso ya había sido hace años, pero a veces se daba cuenta que Molly lo recordaba y la hacía infeliz. Ya que había estado a punto de perder a uno de sus hijos. Otro de sus motivos y el primordial era porque no quería la invasión de preguntas de Ginny ¿Por qué estás triste? ¿Por qué no tienes novia? ¿Por qué estás pensativo? Y un sin fin de interrogantes que quería evitar.

Desde que la guerra había acabado el se había vuelto reservado y no permitía que nadie intentara traspasar su barrera, e intentaba resistirse ante cualquier muestra de afecto.

Molly le sacó de sus pensamientos—. ¡Feliz año mi Freddie! —susurró en su oído—. Espero que seas feliz, te lo mereces, mereces felicidad —dijo su madre abrazándole.

— ¡Te quiero mamá! —fue lo único que pudo contestar, su mente estaba en otra parte. Y detestaba que así lo fuera.

¿Qué estaría haciendo ella en ese preciso momento? ¿Estaría celebrando?

Se sentía totalmente imbécil por el hecho de estar pensando en ella después de cuánto ¿casi diez años? Lo había hecho esporádicamente, a veces se le venía a la cabeza, o a veces soñaba con ella. Pero desde que sus sobrinos la habían mencionado en Navidad había vuelto todo a su cabeza.

— ¿Por qué eres tan débil? —se reprendió a sí mismo mentalmente. No era posible que esto le estuviera sucediendo. Lo mejor sería fingir poner atención a la celebración antes de que todos se dieran cuenta del cambio que había sufrido hace cinco días. Porque era imposible mentir, saber que ella había vuelto había remecido cosas en su interior, sentimientos que él mismo había enterrado.

— ¡Un brindis por otro año de Sortilegios Weasley! —George llegó a su lado con una copa de champagne, que el aceptó con gusto.

— ¡Salud! —corearon entre risas y luego de dar un sorbo a su trago, decidió escabullirse al jardín, necesitaba un poco de soledad. Las celebraciones ya no eran divertidas, es más le abrumaban, y tener que poner buena cara lo hacía sentirse obligado.

Suspiró, lo más probable es que ella se encontrara en ese preciso momento con los Malfoy, un lugar que al parecer siempre había pertenecido o quizás en compañía de los Lovegood, también podría haber vuelto a París para las fiestas y regresaría a Hogwarts cuando todas las festividades pasasen.

—Estuviste pensativo en la fiesta —Fred se volvió para mirar de frente a su gemelo que llegaba junto a él.

—Tantos chillos me estresan, quizás ya estoy muy viejo para esas cosas —sonrió de manera fingida.

—No mientas Fred, sé porqué estás así.

—No empieces George, estoy bien.

—Esos cuentos con mamá, conmigo no funcionarán, ¿Harás algo al respecto?

— ¿Sobre?

—Sabes de lo que hablo, más bien dicho de quien hablo.

—No hay nada que hacer —dijo con brusquedad—. Porque esa persona no significa nada para mí, por ende no tengo que hacer nada.

—Freddie...

—Ya está George, no digas más, ella no significa nada para mí y punto.

Fred se devolvió adentro, pero George se quedó observando la noche que estaba estrellada completamente. No le agradaba nada que su gemelo tuviera sentimientos por la ex novia que se había hecho mortífaga y que le había abandonado, pero decir que no los tenía sería una total y descabellada mentira.


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