Narra Marinette: (15 años)
He empezado a escribir este diario porque ha pasado algo que llevaba tanto tiempo soñando con que se hiciera realidad, que aún no me creo que sea real. De hecho, el impacto fue tan grande cuando ocurrió, que me costó mucho afrontarlo al principio.
Todo ocurrió hace un mes... tras el ataque de un Akuma. Chat y yo habíamos logrado salvar París de nuevo. Después, usé mi Lucky Charm para arreglarlo y devolver todo a la normalidad. Sin embargo, por desgracia o por fortuna, ya no sé cómo definirlo, ninguno de los dos recordamos que durante la batalla, nuestros Miraculous ya nos habían avisado de que nos quedaba poco tiempo para destransformarnos.
Así, justo tras el choque de puños, los Miraculous parpadearon por última vez, revelándonos el uno ante el otro.
No creía lo que mis ojos veían...
Adrien Agreste... el chico de mis sueños, era también mi compañero de aventuras. Ese al que tantas veces había rechazado en el pasado...
El silencio fue total. Ninguno de los dos se atrevió a decir nada. Nunca unos pocos minutos se me habían hecho tan largos.
Encima, por si fuera poco, de un momento a otro, apareció el guardaespaldas de Adrien, el cual comenzó a llamarlo desde el coche para avisarle de que tenían que irse.
Al final, los dos nos marchamos en direcciones opuestas, sin siquiera tener el valor para girar la mirada.
Tras eso, reconozco que se me quedó cara de tonta y lo pasé muy mal durante toda la noche. Dieron igual los ánimos que Tikki y el resto de kwamis me intentaron dar. Apenas pude dormir...
Al día siguiente, me arreglé lo mejor que pudé, y me presenté pronto en la clase. Al llegar, Adrien ya estaba allí...
Y de nuevo, volví a sentir la misma incomodidad de la noche anterior. Ese silencio pesado volvió a hacerse presente por unos segundos. Afortunadamente, Alya y Nino aparecieron en ese momento, y nos guiaron por separado hasta la clase sin que hubiese necesidad de que hablásemos entre nosotros.
Me pasé todas las clases pensando en lo del día anterior, pero no lograba encontrar una solución.
¿Qué podía decirle? ¿Qué pensaba de mí ahora? ¿Estaba decepcionado de que yo fuera su querida Ladybug?
De esa forma, las semanas pasaron. Tratamos de evitar dar cualquier explicación de nuestra frialdad el uno con el otro. Durante las clases prácticamente ni cruzábamos la mirada. De hecho, siempre buscábamos lo más lejos posible mientras estábamos en la escuela.
Evidentemente, esto nos afectó también a nuestra vida con héroes. Durante los ataques de Akumas comenzamos incluso a evitar hablarnos. Parecía que habíamos perdido toda la confianza y complicidad que durante tantos años habíamos tenido. Reconozco que, incluso eché de menos sus bromas.
Llegó un momento que me dí cuenta de que esto no podía seguir así para siempre. Tuve la gran suerte de que Tikki y al resto de kwamis me volvieron a aconsejar. Me dijeron que después de todo, Adrien me había demostrado que me quería... como Ladybug es cierto, pero eso seguía siendo amor. Lo único que tenía que hacer era hablar con él, de todo. En el fondo sabía que tenían razón, pero esa sensación de incomodidad por haberlo rechazado tantas veces como Chat Noir, no se me iba de la cabeza.
Afortunadamente, los días siguientes entré en razón. Y aunque no pudiese hablar con Adrien, podía sentir que se comportaba como yo. Que podíamos sentirnos igual...
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Entonces lo decidí. Quería decirle la verdad. Por eso, al día siguiente me esperé a después de clases para poder contárselo. De hecho, incluso la atmósfera se sentía distinta en él. Pero antes de que pudiera hacerlo, apareció un Akuma.
Después de ir y derrotarlo, le llamé la atención y le pedí hablar un momento. Él aceptó, y ambos nos marchamos a un lugar apartado, donde nos destransformamos.
Allí, y después de unos pocos minutos en silencio de nuevo, se me anticipó. Con un gran sonrojo también por su parte, me terminó confesando que, a pesar de que solo me había demostrado su amor como Ladybug, como Marinette siempre me había visto de una manera distinta al resto. Que tal vez el amor que sentía por la chica que estaba detrás de Ladybug, no le había dejado verme de esa manera en mi forma civil... pero que eso no quitaba que yo fuera la misma maravillosa e increíble chica de la que se enamoró.
Tras sus palabras, terminé reuniendo todo el valor que pude, y le respondí que me había ocurrido lo mismo. Tal vez lo que sentía por Adrien era tan fuerte que no podía ver a Chat Noir más que como un amigo... pero quería sus dos partes de igual manera.
Después de eso, me preguntó que si quería que comenzáramos a pasar más tiempo los dos juntos... pero como algo más que amigos. Llevaba tanto tiempo queriendo oír eso, que aguanté mi emoción todo lo que tuve, para después asentir avergonzada y sin poder articular palabras. Por su parte, y como es tan habitual, me mostró la mejor de sus sonrisas. Esa tierna sonrisa... la estaba poniendo porque yo había aceptado salir con él.
Estaba tan encantada, que no pude resistirme... y él tampoco.
¡Al fin! ¡Mi primer beso con Adrien!
¡Nunca había sido tan feliz! ¡Ni en mis mejores sueños me había pasado esto!
Al separar nuestros labios, nos miramos de nuevo a los ojos, solo para volver a sonreír por la felicidad que teníamos. Sin embargo, fue una auténtica lástima que volviera a aparecer su guardaespaldas para llevárselo. Por suerte, Adrien logró convencerlo para llevarme a casa, y así logramos seguir pasando un rato agradable en el camino de vuelta. Ya allí, le pidió un paraguas para poder llevarme hasta la puerta sin que me mojara.
Lo único malo fue que no pudimos volver a besarnos por miedo a que nos vieran mis padres o su guardaespaldas. Nos despedimos como cuando éramos simples amigos, y se marchó.
Al menos, pudimos seguir hablando por el móvil una vez que llegó a su casa. Así, empezamos a hacer planes para poder quedar todos los días el tiempo que podíamos, aunque no pudiese ser mucho por la apretada agenda a la que le tienen sometido.
Tengo que entenderlo. De todos modos, con tal de estar con él, me basta. Además, la gran mayoría de veces son para dar paseos juntos, o para acompañarlo en una sesión de fotos. Lo único malo es que, aún a día de hoy no puedo evitar seguir tartamudeando y sonrojándome por su presencia. Sigo sin hacerme a la idea de que sea mi novio.
Por otro lado, la única regla que acordamos cuando comenzamos a salir, fue que lo mantendríamos en secreto. Es cierto que fue iniciativa suya, pero él me juró que no tenía nada que ver con que se avergonzase de mí o algo parecido. Simplemente pensó que la fama me podría salpicar negativamente, y no quería eso. Me pareció tan tierno, que no pude negarme.
Además eso incluía que tendríamos que disimular en la clase, lo cual me beneficiaba, ya que ni yo quería que Alya me molestara con preguntas, o que Lila y Chloe intentarán algo contra nosotros. Por su parte, Adrien tampoco quería que esto llegara a los oídos de su padre, por miedo a que nos prohibiera estar juntos. Sinceramente, es algo que a día de hoy también me aterra muchísimo.
Sin embargo, los dos sabemos que no lo podremos ocultar por siempre. Algún día le tendremos que contar a todos sobre nuestro secreto...
En mi caso, también tendré que contarle a él que he comenzado a hacer este diario sobre nuestra relación. Pues me gustaría que él también escribiera en él. Quiero que en él aparezcan reflejados los que serán todos nuestros grandes momentos como pareja, para así poder leerlos juntos dentro de unos años. Seguro que sería maravilloso...