Estúpidamente Perfecto © [TER...

De milenawalters

5M 229K 39.6K

¿Que el idiota, mujeriego y engreído mejor amigo de tu hermano mayor intente seducirte para dormir contigo? ... Mais

𝑆𝑖𝑛𝑜𝑝𝑠𝑖𝑠
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
XXX
XXXI
Epílogo

XXV

119K 5.9K 1K
De milenawalters

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 XXV

~☤~

Mike no se dignaba a decir una palabra. Se había quedado mirándome fijamente desde que le había dicho aquellas palabras, y no sabía distinguir el hecho de si quería asesinarme, con el de si quizás me creía.
—Debería estar ahora mismo golpeándote —dijo él entre dientes, con la cabeza gacha.
—Apenas salgamos de aquí —le dije—, puedes golpearme todo lo que quieras, pero eso no logrará que deje de hacer lo imposible por acercarme a Claire.
Mike apretó los dientes con brusquedad, y golpeando el escritorio con el puño, dijo:
—Dylan —volvió a clavar la mirada en mí, y parecía no querer soltar las palabras de su garganta—, ya tuviste una maldita oportunidad con mi hermana, y la desaprovechaste.
—Lo sé —respondí, antes de que pudiera seguir hablando—, pero no fue porque no quisiera nada con ella, porque moría por tenerla, fue porque Claire no sentía lo mismo que yo. O al menos eso creía.
—¿Y eso te daba el derecho a lastimarla, y decirle que sólo era un juego para ti? —preguntó él.
—Tienes toda la razón al odiarme, pero lo hice porque no podía soportar que la única chica que quería, no sintiera lo mismo. Fui un idiota, y lo acepto, pero por favor, créeme cuando te digo que... —cerré los ojos, y al instante volví a abrirlos—, que amo a Claire.
Mike reflexionó unos segundos, en los que sus manos estuvieron en su rostro, mientras lo frotaban con histeria, y sus codos parecían querer atravesar la mesa en los que estaban apoyados.
—Sé como te sientes —dijo, y noté su rostro colorado de tanto frotarlo—, me pasa lo mismo cuando estoy con Cindy. Me gustaría que no fuera por mi hermana por quién sintieras esto, pero tú mismo lo dijiste: Nadie decide de quién enamorarse.
Esbocé una sonrisa de lado con los labios juntos, y murmuré un "gracias, hermano".
—No pienses que todo está arreglado —dijo, al ver que estaba aliviado—, aún no me gusta el hecho de que estés con Claire, y si la lastimas de nuevo juro que voy a asesinarte, pero quiero lo mejor para ella, y creo que tú también.
Asentí, y comenté:
—No voy a lastimarla, voy a hacer lo imposible por verla bien.
Y finalmente, después de tanto tiempo, Mike me regaló una sonrisa, y me estrechó la mano para realizar nuestro saludo, que significaba que las cosas estaban mejorando entre nosotros.
—Perdóname si te rompí la mandíbula —dijo, burlándose de mí, con una sonrisa irónica esbozada en su rostro.
Le seguí el juego, y respondí:
—Me lo merecía.

•••

Se nos hacía tarde. Las pocas horas que teníamos pasaban volando, y aún debíamos terminar de maquillarnos. Sheila estaba estresada, ya que era la única de nosotras que sabía cómo hacerlo, y yo simplemente esperaba. Además de eso, no le convencían los colores de sombras que utilizaba, y era la cuarta vez que se los quitaba. Le quería decir que se apresurara, pero sólo la pondría más nerviosa. Así que a pesar de que ya casi comenzaba el baile, continué sentada en la cama con mi celular.
Lo bueno de todo esto era que por fin, había dejado de pensar en Dylan y mi inquietud había cesado un poco, porque sabía que quizás él no asistiría. Tal vez el director los suspendió a ambos, y eso implicaba no poder presentarse a actividades hechas por la escuela.
—Bien —dijo Sheila, dejando el labial en el escritorio frente el espejo—, tu turno.
Me senté en la silla frente al espejo, donde ella estaba, y comenzó a colocarme cada una de las cosas que tenía en su bolso. Podía jurar que lo hacía todo al mismo tiempo, o por lo menos así se sentía. Me mostró la tabla con los colores de sombras, y me decidí por uno bastante claro para que combinara con el vestido. Sabía que cuando terminara, quedaría perfecto junto al peinado, que eran dos trenzas a mi costado izquierdo y cabello suelto. Ella se había hecho una media cola, y había hecho bucles en sus cabellos castaño claros.
Cuando me di cuenta, Sheila ya estaba terminando. Suspiré de alivio.
—¿Te gusta? —preguntó ella, al guardar el último cosmético que quedaba en su escritorio—. Mejor dicho, te gusta, punto final.
Asentí riendo, y le agradecí por lo que había hecho por mí.
—Descuida —dijo ella, con una sonrisa ahora despreocupada en su rostro—, si en ese baile va a estar el amor de tu vida, lo mínimo que puedo hacer es arreglarte —siguió, y rió.
Yo le aventé un peluche que se encontraba sobre el escritorio, pero aún así me reí.
—¿Qué estamos esperando? —preguntó ella, tomando su bolso y dirigiéndose hacia la puerta de su habitación—, ¡Vamos!
La seguí, no antes de mirarme al espejo de cuerpo completo que tenía en su cuarto. Me veía bien, podría decirse. El vestido era justo de mi talla, y el maquillaje quedaba bien con mi piel. Sólo esperaba que todo ocurriera como planeé, que Dylan no estuviera allí, y yo sólo tuviera que disfrutar con mi amiga.
Sin embargo, una parte de mí sabía que existía la opción de que todo sucediera de la manera contraria.
Pedimos un taxi en la puerta de mi casa, y le dijimos que nos dirigíamos a Dalton. El taxista emprendió rumbo hacia allí, y yo sentía cómo mis manos temblaban a medida que estábamos más cerca de donde podría ver al chico que le dijo a toda la escuela que estaba locamente enamorado de mí.

•••

Habíamos salido de detención una hora después. Mike me había dicho que Claire asistiría al Baile de Disfraces, y que allí sería un buen lugar para verla y hablar con ella. Nuestras conversaciones no se comparaban con las de antes, pero por lo menos podíamos charlar sin que ninguno golpeara al otro, y por mucho que le costara, me decía cómo llamar la atención de su hermana.
—¿Tú irás? —le pregunté, antes de subir a la moto y él a su auto.
—Cindy quería que la acompañara —respondió, encogiéndose de hombros—, no puedo negarme a eso.
Me coloqué el casco, y encendí el vehículo.
—Entonces, te veo allá —respondí.
Él dijo "sí" con la cabeza, y alzó la mano en forma de saludo. Yo hice lo mismo, y aceleré para poder llegar a darme una ducha. Si mal no recordaba, tenía un traje que había usado para algún acontecimiento, así que lo utilizaría hoy.
Esta noche, prometo que serás mía, Claire Schonfeld.

•••

Me miré una última vez en el espejo, asegurándome de verme atractivo para poder llamar la atención de Claire. Acomodé mi cabello, o mejor dicho, lo desacomodé, porque siempre lucía mejor despeinado, o al menos eso me decían todas. Esperaba que Claire opinara lo mismo.
Tomé mi celular y bajé hasta la sala para tomar un poco de agua. Ya me encontraba nervioso, maldita sea. No podía arruinarlo de nuevo con Claire, era la última oportunidad que tenía, así que debía pensar muy bien en lo que haría.
Aunque primero que nada, tendría que tranquilizarme.
Salí al patio delantero, donde mi moto estaba estacionada en el suelo con el casco colgando del mango. Estaba tan desconcentrado, que olvidé entrarlo. Por suerte, seguía ahí. Lo coloqué en mi cabeza, y sin perder tiempo, arranqué.
Sentía mis manos sudadas, y resbalaban sobre el manubrio. Las sequé en mi traje, sin importar nada, y conduje más rápido hasta Dalton. El baile había comenzado hacía una hora, y dudo que Claire haya estado sola durante ese tiempo. Tenía que apresurarme antes de que quisieran seducirla, y ella aceptara.
Y, después de casi chocar un poste de luz, pasar en rojo tres veces, esquivar autos y buses, por fin me encontraba en la entrada de la escuela, que estaba decorada con globos plateados y dorados, y una caja con antifaces dentro. Se escuchaba música a todo volumen, y había luces de colores que se veían desde afuera. Dejé la moto en la acera, sin siquiera pensar en lo que hacía, y totalmente desesperado por ver a Claire. El director estaba en la puerta, no lo había notado.
—McCuller —dijo, con una sonrisa en su rostro—, no pensé que vendría.
—Tampoco yo —dije, y busqué con la mirada a Claire.
El director negó con su dedo índice, y señaló la caja con antifaces, como diciendo que no podía entrar si no me ponía uno. Tomé el primero que encontré, uno de color negro, y entré después de agradecerle. A pesar de que siempre causara problemas, el director me conocía desde jardín de niños, y sabía que le caía bien. Teníamos cierta confianza.
Respiré hondo al estar dentro, y comencé a avanzar mientras buscaba a Claire. El antifaz me molestaba, así que me aseguré de que el director no estuviera viendo, y me lo quité.
"Permiso", repetía todo el tiempo y corría a la gente sin importar si me lo daban o no. Escuché mi nombre salir de la boca de algunas chicas, y un par de ellas me tocaban el brazo para que no me fuera.
—Hoy no —respondí a tres de ellas.
¿Acaso no habían escuchado lo que le dije a la hermana de Mike Schonfeld? ¿O quizás querían que me olvidara de ella? Que intenten, será imposible.
Alcé mi cabeza para divisar mejor, y recorrí con la mirada cada extremo del gimnasio donde se realizaba la fiesta. Todas las chicas tenían antifaces, y no podía distinguir a Claire. Ni siquiera sabía cómo estaba vestida, y eso me lo dificultó bastante. Lo único que la diferenciaba de las demás era su cabello, pero tampoco la encontré buscándolo.
Pasé la palma de mi mano por mi cabello, entrelazándolo y rascándolo, un poco decepcionado de mí mismo, pero aún así, no me daría por vencido. No me iría sin antes encontrar a Claire.
Entonces, alguien me tomó del hombro, obligándome a darme vuelta. Podía darme cuenta por sus ojos, sus labios y su cabello, que era Sarah. Igualmente, se quitó el antifaz.
—Me alegra verte —dijo ella, recorriendo con sus manos mi saco.
—No tengo tiempo ahora, Sarah —respondí, desinteresado y sin dejar de buscar con la mirada a Claire.
Ella se dio cuenta, y mordió su labio con curiosidad, al igual que entrecerró sus ojos.
—Si estás buscando a la hermana de Schonfeld —dijo, e inmediatamente la escuché con atención—, se fue hace como media hora con un apuesto chico rubio.
¿Chico rubio? ¿Quién demonios era y qué hacía con Claire?
—No te creo —respondí, e intenté apartarla para dejar de perder el tiempo.
—Créeme —dijo—, hasta yo la envidio por eso —apoyó la lengua en el labio inferior, y siguió—. Fue muy lindo lo que le dijiste, que lástima que ella no supiera valorarlo.
Tal vez Sarah tenía razón, y Claire se había ido con aquel chico rubio...
El chico rubio, yo lo conocía. Era ese tal Jonas, Jonah o algo así. Era amigo de Claire, quizás era verdad que se había ido con él...
—¿Ahora me crees? —preguntó ella, acercándose a mis labios.
—Sí —respondí, y corrí mi rostro—, por eso iré a buscarla.
Me alejé de ella, y rápidamente volví a la entrada de Dalton para largarme de aquí. Había mucha gente afuera, y todas eran parejas. Supuse que Claire estaría allí con Jonah, porque conociéndola, no se iría a ningún lado con un chico. Aunque, pensándolo bien, si llevaban mucho tiempo fuera, él habría intentado hacer todo lo que pudiera con ella.
E imaginarme eso, simplemente me llenaba de rabia.
Me adentré a ese acalorado lugar. Estaba tan exasperado, que si no me insultaban por chocarme con ellos, no me daba cuenta de que los había golpeado cuando pasé. Sin embargo, mi única preocupación era encontrar a Claire, sin importar qué sucediera.
Entonces, fue cuando vi a Jonah, entrando totalmente solo por la entrada trasera del gimnasio. Sin vacilar, me dirigí hacia él y lo obligué a detenerse, volteándolo del hombro.
—¿Dónde demonios está Claire? —le pregunté con tono alto y amenazante.
—Hey, cálmate amigo —respondió, alzando sus manos con inocencia—, no la he visto desde hace un rato.
—Pero estuviste con ella, ¿no? —volví a preguntar.
—Sólo unos quince minutos —respondió, y quitó mi mano de su hombro.
—¿Te dijo dónde iría? —continué.
—Dijo que tenía sed —comentó—, debe estar adentro. —Y en voz baja, lo escuché decir—: La dejé acalorada.
Apreté los dientes, conteniéndome para no molerlo a golpes, y pregunté:
—¿Qué rayos acabas de decir?
Él sonrió, arrogante, y se encogió de hombros. Lo quité con fuerza de la entrada, empujándolo y haciendo que chocara con la pared. No lo lastimé, porque era un evento escolar y eso podría costarme la graduación.
Volví a donde empecé. Dentro del gimnasio, buscando a la hermana de Mike, sin saber cómo demonios estaba vestida ni con quién estaría. ¿Y si el idiota de Jonah decía la verdad, y él y Claire...? No, no podía ser cierto. Quería provocarme, porque sabía lo que sentía hacia ella. No soy imbécil, lo había visto entre la multitud de gente cuando le dije a Claire que la amaba.
Fue cuando vi a una chica con un vestido rosa pastel, y brillos desde la parte de la cintura hacia arriba, que estaba sentada en una de las sillas alrededor de una mesa, utilizando su celular para mandar mensajes.
Era Claire.
Desde donde yo me encontraba se podía apreciar lo hermosa que estaba, lo mucho que brillaba entre todas las mujeres del baile, lo increíble que se veía y lo perfecta que era. No pude explicar lo que sentí en aquel momento, fue como si volviera a respirar, y me tranquilizara después de todo lo que había sucedido antes de hallarla. No me importaba si había estado con el idiota de Jonah hacía un rato, porque no se había ido con él. Tenía que dejar de pensar, y dirigirme hacia ella. Y eso hice.
Ahora que la veía al fin, mi corazón había comenzado a acelerarse a un ritmo que jamás creí posible, al igual que mi respiración. Ella no me había visto, y al parecer estaba un poco aburrida, porque tomó su bolso y se encaminó hacia la entrada. No podía dejar que se fuera.
—¡Claire! —grité, y logré tomar su mano antes de que siguiera avanzando. Ella se dio vuelta mientras subía el primer escalón de la entrada.
—Dylan... —murmuró ella, sorprendida, y aparentaba nerviosa.
Me acerqué aún más a ella, para quedar frente a frente.
—Te he buscado toda la noche —dije, e intenté calmarme.
Ella hizo una mueca en su rostro, como si fuera una sonrisa falsa.
—¿Podemos hablar? —pregunté.
Negó con la cabeza, dubitativa.
—No creo que sea una buena idea —respondió.
—Por favor —rogué.
Ella me quedó mirando, insegura, pero asintió después de unos segundos. Aún así, no se la veía convencida.
La guié hacia afuera del gimnasio, donde la música no se escuchaba tanto y nadie podía molestarnos. Ella no quería siquiera mirarme a los ojos, pero quedé frente a ella y la tomé del mentón.
—Dime que sientes algo por mí —dije, en un susurro que ella escuchó perfectamente—, porque yo ya no puedo soportar estar lejos de ti.

•••

—Dime que sientes algo por mí, porque yo ya no puedo soportar estar lejos de ti.
Me quedé inmóvil, sin saber qué responder a eso. Quería aparentar que todo estaba bien, que tener a Dylan frente a mis ojos diciendo lo mucho que me quería no me ponía nerviosa, pero lo hacía fatal. Él me había buscado toda la noche, en la que yo estuve totalmente inquieta por verlo. Pensé que lograría irme antes de encontrarme con él, pero supe en el momento que dijo que quería hablar conmigo, que no podía hacer nada para evitarlo. Y sólo quedaba una cosa, decirle que yo también estaba loca por él.
Lo tenía aquí, justo enfrente de mis ojos, diciéndome con la mirada que era todo mío, que no importara qué sucediera, ni cuál fuera mi respuesta, él ya me había dicho que su corazón me pertenecía.
—Dime algo, por favor —murmuró.
Abrí la boca, para responder, pero la cerré inmediatamente al darme cuenta de que no sabía qué decir. Nunca he sido buena demostrando mis sentimientos, mucho menos a una persona que jamás creí posible hacerlo.
—No sé qué quieres que te diga —respondí, perdida en sus ojos.
Él inspiró aire, y cerró los ojos para reflexionar. Miró hacia cualquier otro lado, mientras apretaba los labios uno con otro. Tenía los ojos cristalizados, y parecía no poder guardar más lo que sentía.
—Dime que me amas, Claire Schonfeld —respondió, con tono de súplica, y esta vez sus manos se dirigieron a mi cuello—, dime que por más idiota que sea, me amas. Dime que no dejas de pensar en mí, como yo en ti. Dime que te vuelves loca por mí, porque yo estoy totalmente sacado de quicio por ti. Dime que estás enamorada de mí. Dime que olvidarás todo lo que hice, y lo imbécil que fui contigo, que me perdonarás. Dime que me darás una oportunidad más. Una última oportunidad. Dime que no importa mi pasado, porque ese "chico malo" que solía ser, ahora está sufriendo por amor. Dime que te merezco, a pesar que ambos sepamos que no es así. Dime que me amas, te lo ruego, dime que me amas.
Mi corazón iba a mil por hora. Las cálidas manos de Dylan lograban sostenerme, porque sabía que si no lo hacían, caería rendida a sus pies. Me sentía totalmente hipnotizada por él. Ya no podía hacer nada, me había conquistado, y lo que decía sólo lograba enamorarme más.
—Te amo, Dylan McCuller —murmuré, finalmente, y sentí sus labios ya rozando con los míos—. Te amo.
Dylan no lo dudó. Juntó sus labios con los míos, rompiendo el mínimo espacio que había entre nosotros, y demostrándome lo desesperado que estaba. Abrió los suyos, para saborear mejor los míos, y no dejar que ningún extremo de ellos se les escapara. El beso se fue intensificando a medida que Dylan me tomaba con más fuerza del cuello, y en ese momento, coloqué mis manos sobre el suyo, obligándolo a poner las suyas en mi cintura. Él lo hizo sin protestar, y apoyó mi cuerpo contra el suyo mientras yo recorría su cabello con los dedos, y bajaba a su cuello para acariciarlo.
Él dejó de besarme para tomar aire, pero no se alejó de mis labios. Lamió los suyos, y yo mordí parte del mío. Nuestras bocas parecían no poder estar ni un segundo separadas, así que volvimos a unirnos en otro beso, que debí terminar al escuchar mi celular sonando. Era un mensaje de Sheila que preguntaba dónde estaba. Le respondí que estaba bien, y que no se preocupara por mí porque Dylan estaba conmigo.
—Larguémonos de aquí —dijo él, colocando un mechón de mi cabello detrás de la oreja.
Le sonreí para que supiera que estaba de acuerdo, y él me rodeó con su brazo para dirigirnos a la salida del salón.
Y por fin, por mucho que haya querido ocultar mis sentimientos, debía admitir que me había enamorado de Dylan McCuller, el idiota, mujeriego, engreído y...
Estúpidamente perfecto mejor amigo de mi hermano mayor.

___________________________
Hola lectores! Estoy muy emocionada por publicar este capítulo, por fin ocurrió lo que todos queríamos!
Muchas gracias por leerlo, y acuérdense de votar y comentar! ❤️

Continue lendo

Você também vai gostar

5M 229K 33
¿Que el idiota, mujeriego y engreído mejor amigo de tu hermano mayor intente seducirte para dormir contigo? Paso.
916K 79.1K 37
Kim taehyung es el líder de la mafia, su palabra es ley y su ley siempre se cumple, es simple, o estás con Kim o estás en su contra, su vida era norm...
15.2K 846 6
Mucho lemon, peleas brutales, Gore un protagonista que la pasar bien cabron y un montón de cosas más espero que les guste.
BOULEVARD © #1 [✔] De FS

Ficção Adolescente

102M 6.3M 35
• YA A LA VENTA EN TODAS LAS LIBRERÍAS DE LATAM Y ESPAÑA • ADAPTACIÓN AUDIOVISUAL POR WATTPAD WEBTOON STUDIOS «Es como si cada uno fuera un cielo. Un...