XXVI

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 XXVI

~☤~

Simplemente tenerla en mis brazos me tranquilizaba, me hacía saber que por fin, ella confiaba en mí, por fin la única chica de la que me había enamorado estaba conmigo, a pesar de haber sido un completo idiota con ella en muchas ocasiones

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Simplemente tenerla en mis brazos me tranquilizaba, me hacía saber que por fin, ella confiaba en mí, por fin la única chica de la que me había enamorado estaba conmigo, a pesar de haber sido un completo idiota con ella en muchas ocasiones. Sabía que no era digno de ella, que sentir cosas por Claire era injusto, porque merecía a una mejor persona que yo. Una persona que no la hubiera lastimado tan solo por no querer demostrar lo que sentía realmente, y no querer perder el orgullo. Quizás el hecho de decirle enfrente de todos que estaba enamorado de ella, había cambiado las cosas, pero aún así, yo no lo sentía de esa manera. Sentía que estaba en falta con ella, que aunque me hubiera besado y dicho que me amaba, no debía de haberlo hecho. Porque ya lo dije, no la merezco.
Pero mis sentimientos eran mucho más fuertes que mis pensamientos, y por mucho que odiara haber sido así con Claire, no podía alejarme de ella. No quería siquiera pensar en perderla, no ahora que por fin era mía. Y por eso, haría todo lo posible por verla bien, y sentir que, después de todo, merecía que me amara tanto como yo lo hacía.
—¿Quieres que vayamos a mi casa? —le pregunté, dándole el casco para que vayamos en mi moto.
Asintió con una sonrisa en su rostro, y no pude evitar sonreír también. El hecho de saber que conmigo estaba bien, que se sentía bien, simplemente hacía que me pusiera peor, porque sabía que esa felicidad yo no la merecía, que debía ser de otro que nunca la hubiera lastimado como yo lo hice.
—Sube, entonces —le dije, señalando la moto y pellizqué suavemente su mejilla, ella me sonrió, y le di un corto beso en los labios.
Claire me había dicho que no había sucedido nada entre ella y aquel idiota, Jonah, sólo que habían hablado para arreglar las cosas, y al parecer, él me había mentido. Eso me tranquilizaba, de cierta forma.
Me subí a la moto y Claire se colocó detrás de mí, con sus brazos enredados en mi cintura y su cabeza apoyada en mi espalda. "No puedo amarte tanto", pensé, pero lo único que hice fue sonreírle. Le había dicho lo mucho que la quería, pero no había sido suficiente, aún tenía miles de sentimientos inexplicables hacia ella, y no sabía cómo demostrarlos.
Durante el viaje fuimos hablando de cualquier cosa, e hice que se riera muchas veces. De a ratos olvidaba la culpa que sentía por haberla hecho sufrir, pero luego regresaba y no dejaba de pensar en eso. Supe que la única forma de deshacerlo de mi cabeza, era diciéndoselo a Claire, y quizás ella sabría qué decir para que dejara de sentirme así. O tal vez, me daría toda la razón de que era un idiota.
Cuando llegamos a mi casa, estacioné mi moto en la acera. Claire bajó primero, y me extendió el casco para que luego bajara yo. No había pensado en que estaríamos solos, y quizás pensaría que quería hacerlo con ella. No, no la obligaría si no quería. La esperaría el tiempo que fuera necesario.
—Debo ir a quitarme este maldito traje —le dije, sonriendo—, ¿me esperas aquí?
Ella miró su vestido, e hizo una mueca.
—Yo también quiero quitarme esto —dijo—, ¿tienes algo para prestarme?
Señalé con la cabeza la escalera, para guiarla hacia mi habitación. Le daría una de mis camisetas, que seguramente le quedaría grande. Fue cuando recordé aquel día de lluvia, cuando la traje hasta aquí para que se quitara la ropa mojada. Cuando la besé por primera vez, y cuando me di cuenta de que la quería. Cuando llegó Sarah, y cuando Claire se enojó conmigo y pensó que era "una más". Malditos pensamientos, malditas estúpidas memorias que me recuerdan lo imbécil que fui con ella.
—¿Estás bien? —preguntó Claire, sentada en la cama, al verme pensativo mientras buscaba una camiseta para darle.
—Sí —respondí, sacudiendo la cabeza para quitarme de mis pensamientos. Tomé una de mis camisetas y se la di—. Toma, ponte esto.
Ella esbozó una media sonrisa y entró al baño para vestirse.
Aproveché para ponerme un jogging y quitarme el saco que llevaba. Debía decirle a Claire lo que sucedía realmente, lo horrible que me sentía, y lo mucho que me arrepentía por haberla hecho sufrir. Si no fuera tan egoísta, le diría que no debe estar conmigo, que no debe confiar en mí porque siempre arruino todo, que se merece a alguien mejor. Pero no puedo. Mi corazón está ardiendo de amor por ella, y por mucho que quiera escapar, y por mucho que deba, jamás podré hacerlo. Porque la amo, la amo con todo mi ser.
Cuando Claire salió del baño vistiendo sólo mi camiseta, supe que debía controlarme, no quería que pensara que sólo la quería para sexo. Quería que supiera que en serio la amaba, y si íbamos a hacerlo, lo haríamos por sentimientos. Y si no quería hacerlo, entonces yo sería la persona más paciente del mundo.
Yo todavía seguía con el torso desnudo, y pensé que quizás se sentiría incómoda al verme así, pero al salir, se fue acercando a mí con una sonrisa en su rostro, al igual que yo a medida que lo hacía.
—¿Qué? —dijo ella, sin quitar la sonrisa y señalándome con la cabeza.
—Que te ves hermosa —respondí, y cuando ya la tuve frente mío, acaricié su cabello para colocarlo detrás de su oreja.
Ella se mordió el labio, sonrojada, y rió. Quedé mirándola, observando cada facción de su rostro. La comisura de sus labios, el color azul de sus ojos, sus mejillas rosadas, su cabello cayendo sobre ellas. No pude disimular mi mirada que lo único que transmitía era deseo.
—Si las miras así —dijo ella—, ya entiendo por qué todas quieren dormir contigo.
Le sonreí, al igual que ella a mí.
—Créeme —respondí—, eres la única a la que la he mirado de esa forma.
Y cuando quise darme cuenta, ya sus labios estaban apoyados sobre los míos, sus brazos rodeando mi cuello y los míos su cintura, moderándose para no bajar más. La acerqué aún más hacia mi cuerpo, mientras recorría toda su espalda y mordía su labio inferior suavemente con mis dientes.
—Te amo —susurré contra sus labios, totalmente loco—. Juro que te amo.

Estúpidamente Perfecto © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora