La vida es un constante cambio de acontecimientos.
Acabas consiguiendo cosas que jamás pensabas que llegarías a lograr y pierdes otras que creías que serían infinitas.
Crecemos sin darnos cuenta y maduramos a golpes, muchas veces duros e imposibles de olvidar. Creamos muros que no se pueden quebrantar, aunque siempre habrá alguien que los romperá.
Lloramos y reímos sin pensar en nada más.
Recibimos criticas que duelen a pesar de llevar como lema ''no importa el que dirán''
Nos hundimos en lo más profundo y resurgimos una vez más.
Nos salen heridas y cicatrices en el corazón que quedarán marcadas para no olvidar quien nos falló.
Quien menos piensas que te puede hacer daño es el primero que lo hace, te rompe pero lo perdonas porque podrías haber sido tú el que lo hiciera primero. Cuando se quiere se hiere a pesar de no querer hacerlo. A veces pagamos la culpa con el que menos merece el sufrimiento.
Una vez arriba volvemos a hacernos fuertes. Creamos lazos infinitos que refuerzan la armadura, para que así la caída sea menos dura.
Porque la vida es así, una montaña rusa incierta, en la que si te rodeas de buenas personas la aventura será más llevadera.