Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}

By ZaiJam

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โ€ขSegunda parte de Inferum. Huye y sigue escapando del infierno que el mismo se ha creado. Portada preciosa cr... More

Inferum
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24: Entre el cielo y el infierno, parte 1
25: Entre el cielo y el infierno, parte 2
Eternum

1. Jaemin

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By ZaiJam



Me sentía como un niño asustado, como si fuese el único de cabeza. Realmente solo en el mundo.

Aun duele, es un dolor que se acentúa en cuanto procuro moverme, en cuanto respiro o busco la forma de hablar, un dolor persistente que no parece querer irse. Es un dolor que me mantiene arraigado a esta cama de la cual temo salir porque hacerlo, ponerme de pie y salir de esta habitación, significa contar verdades y caer en realidades. Duele estar tan asustado.

Lo que sentía, era un dolor inimaginable, uno que me estaba matando lentamente, uno que me retuerce las entrañas y me deja desarmado. Porque no tengo fuerza para moverme o para luchar contra lo que sea que esté por venir.

Y sé que lo que está por venir no será fácil de enfrentar. Si fuese por mí mismo ni siquiera lo enfrentaría, bajaría la cabeza y obedecería porque ese es mi papel, para eso nací. Ahora ya no puedo ni debo pensar por mí mismo. Yo ya no sería el bebé de la familia.

Afiancé el agarre en mi panza plana y pensé que comenzaría a latir un corazón allí dentro. Era aterrador, realmente escalofriante pensar que existen asesinos, vampiros, lobos malos y brujas que se ayudan de la muerte, me aterra pensar que hay maldad en todos lados... Quiero mantenerlo alejado de todo ello, quiero irme lejos... pero no puedo hacerlo.

Porque les pertenezco.

-Jaemin-ah- Taeil Hyung se alteró en cuanto me removí en la cama, y vio una mueca de dolor grabada perpetuamente en mi boca-. Shh... está bien, tranquilo.

El paño húmedo que colocó en mi frente se volvió caliente en cuestión de minutos y miré el día comenzar a oscurecer tras las copas de los árboles.

Había fatiga recorriendo cada una de mis extremidades, existía un profundo malestar que me dejaba viendo luces parpadeantes en la oscuridad. Hyung seguía a mi lado desde la noche anterior, acariciándome el dorso de la mano y susurrando que estaría bien dentro de poco.

Pero mi cuello se sentía cada vez más inflamado y la fiebre no había comenzado a bajar.

Apenas cerré los ojos, ni siquiera apreté los parpados con demasiada fuerza pero, a mi mente llegó su imagen... Y con ella vino el pánico y el anhelo.

-Jeno...- murmuré esperando que por un milagro eso fuese suficiente para que él pudiese escucharme llamarlo. Pero fue solo Hyung quien me respondió y mis ojos enrojecidos se abrieron con pavor y ansiedad- N-necesito ir...

-Jaemin- Taeil tomó mis hombros deteniéndome de levantarme y a pesar de que solo logré levantar la cabeza, el mundo giró y el vértigo me hizo volver a caer sobre la almohada-, tienes que estar tranquilo, si necesitas algo debes decírmelo y-

Tomé su mano clavando mis uñas en su piel y corté sus palabras. Mis ojos dorados brillaron en la oscuridad de la habitación.

-Ha pasado... Pasó una s-semana- dije con esfuerzo, el dolor insistiendo con dejarme en cama, yo me estaba muriendo de hambre, relamí mis resecos labios-, si no lo veo... Él... él creerá que rompí mi promesa.

Mi tonto lobo se retorció e hizo que el dolor se volviese filoso en mi espalda, igual a cientos de pequeñas agujas clavándose en cada hueso de mi columna vertebral. No tenía fuerza, no había energía en mí... Estoy muriendo.

Hyung me observaba preocupado como si me hubiese vuelto loco y quizás tenía razón, pero necesitaba que me mirase a los ojos y me creyese.

-Hyung, por favor- volví a insistir con las lágrimas aglomerándose en mis ojos-, n-necesito verle.

-Jaemin, Dios, estás volando de fiebre- dijo en un hilillo de voz-, debería ir por...

-¡No, no le puedes decir a nadie de esto!- sonaba desesperado, un chiquillo delirando en una cama por una estúpida marca, pero no era solo eso y por desgracia Hyung tendría que entenderlo- ¡Por favor, tienes que sacarme de aquí!

-Pero Jae... no puedo hacer eso...

-¡Hyung, tienes que llevarme al bosque!- arañé las sabanas en busca de un soporte que me ayudase a erguir la espalda. Algo realmente pesado comprimía mi cuerpo y me volvía frágil, como de papel-, me estoy muriendo, Hyung... L-le necesito.

-Jaemin, estás delirando. Iré por Yukhei y...

-Él no p-puede hacerme sentir mejor- gruñí entre dientes, las resecas venas marcándose por debajo de mi piel, lo que sea que esa marca provocó en mí estaba haciendo que todo se volviese el doble de difícil-, por favor créeme, lo verás con tus propios ojos.

-Nana...- le miré con el dolor del mundo en mis ojos y él titubeó pero luego asintió acariciando su bonita panza abultada-, está bien.

Una hoodie de mi hermanito abrigó mi cuerpo que en tan solo una semana se había comenzado a volver delgado, ni siquiera había suficiente carne en mis muslos y los huesos de mi pecho se marcaban horrorosamente. La comida sabía putrefacta en cuanto pasaba por mi paladar y era devuelta en un balde al lado de la cama.

Ellos se turnaban para cuidarme, mamá lo hacía casi todo el tiempo pero en ocasiones eran mi hermanito o hyung quienes se encargaban de mí. Todos decían lo mismo a cada segundo "Si dejases que Yukhei te ayudase" o "Un omega recién marcado necesita a su alfa para sanar".

Ellos no entendían que la simple idea de verlo me resultaba repugnante y dolorosa. No le necesitaba a mi lado, yo quería a Jeno y a Hyuck. Quería estar con ellos.

Tampoco podía decirles que había algo diferente en mí, que necesitaba un sorbo de sangre para sobrevivir. Las bolsas en mi escondite se habían coagulado y secado cuando las revisé la última vez y ya no servían para alimentarme.

No sabía qué hacer.

Y Hyung aunque siguiera a mi lado parecía preparado para llamar a John y enviarme de vuelta a casa.

-Jaemin...

-Estoy b-bien, solo un poco más-contesté mientras cruzábamos el páramo y nos acercábamos al claro donde prometí estar para que él pudiese verme.

Y recordé que no había lavado mi cuerpo en más de dos días, también recordé que tenía ojeras pronunciadas y mi cuerpo se veía desgarbado al extremo. Él se preocuparía y yo no sabía cómo decirle lo que sucedía.

No puedo decírselo.

-Aquí es.

Me solté del agarre de Hyung y caminé un par de pasos endebles por mi cuenta. Entonces cerré los ojos y aspiré el aire puro del bosque antes de sonreír.

Al abrirlos, él estaba allí. Luciendo igual que siempre, prolijamente vestido y correctamente peinado. Sus ojos brillaban como un par rubíes en la oscuridad de la noche. Mi corazón se contrajo al verle observar a Hyung con desconcierto pero sus ojos fueron al vientre abultado y su expresión se relajó.

Me acerqué despacio, entonces volvió la atención a mí y abrió sus brazos dejándome desarmarme contra su pecho. No había latidos de un corazón y sin embargo se sentía realmente vivo.

-Jaemin- murmuró, sus labios presionados en mi oído- ¿Quién es él?

Rodeé su cintura aspirando de su pecho todo el aroma que me tranquilizaba y surgía el efecto de domar a mi lobo.

-Solo... me está ayudando.

El silencio se propagó por unos segundos y no me quejé de ello, se sentía bien estar contra él, sentir sus manos grandes deslizarse a lo largo de mi adolorida espalda.

-Embarazo...- susurró y me paralicé.

Me separé mirando su mandíbula tensa y mis ojos se cristalizaron.

-Qué... no... yo... San lobo, ayudam-

-Ey, puedo sentir los latidos del bebé. Ese omega está embarazado ¿Verdad?

Gracias a San lobo misericordioso.

-Si...- entre mis puños tomé el cuello de su camisa para que volviese a centrarse en mí- Jeno... algo sucedió conmigo.

El calor recorrió mi cuerpo en cuanto acunó mi rostro entre sus dedos, luego él torció el gesto. No puedo hablar si continuas haciendo eso...

Me observó fijamente obligándome a bajar la mirada. Pensé en qué diablos era esto que crecía en mí, si una especie de milagro o una maldición.

-¿Qué es lo que sucede contigo?- Preguntó ronco, pero su rostro se desfiguró al mirar la fea marca en mi cuello de piel morada y desgarrada. Quise cubrirla con mi mano pero me impidió ocultarla.

Vi el iris de sus ojos enrojecer en demasía, él tomó mi brazo mirando la venda que cubría mi lastimada muñeca. Una emoción se presentó en sus ojos y estos buscaron algo en los míos. Los lobos sanábamos rápidamente pero mi hueso aún estaba resentido.

-¿Quién fue?- gruñó entre pena e ira, yo me sentía de la misma manera. Entonces lloré, lloré mucho porque no quería ver asco en su mirada, no quería ver la dura realidad.

-N-no importa... Jeno... No tengo mucho tiempo- susurré tomando su rostro y pegando mis labios a su pálida mejilla, la sensación era natural y familiar. Realmente un buen sentimiento y al mismo tiempo quebradizo, uno que se estaba deslizando de mis manos.

-Jaemin ¿Por qué...?

-Shh- mis lágrimas saladas tocaron su mandíbula y sus brazos rodearon mi cuerpo como si con eso pudiese protegerme de lo que ya me había alcanzado-, te libero...

Cada musculo suyo se tensó, su agarre se aflojó y se tambaleó al retroceder.

-No.

-Jeno, escúchame- jadeé mirando la forma en que parecía estar dispuesto a quebrar algunos cuellos. Pero era tarde-, yo te libero de tu promesa.

Sus fosas nasales se incendiaron y cuando caminó hacia mí oí el pequeño grito que Hyung dio a la distancia, sin embargo, Jeno solo volvió a abrazarme y lloré casi a gritos porque no era solo alejarme suyo, era mentirle, no decirle lo que estaba sucediendo.

¿Qué otra cosa podría hacer?

Ellos me matarían si se enterasen lo que había hecho, yo les pertenezco desde mi nacimiento, no se pueden permitir desertores ni traidores, es algo vergonzoso para una manada. Los dejaría vulnerables y otro alfa podría reclamar el liderazgo. Sobre todo no pueden permitir que un omega se revele.

Jeno respiró fuerte contra mi rostro y apretó aún más fuerte mis hombros.

-Ambos sabemos que no puedes mantenerte lejos- había desesperación en su mirada-. ¡Necesitas mi sangre... me necesitas!

Lo siento.

Toqué suavemente la marca en mi cuello y él apretó los puños, ambos sabíamos lo que esto significaba.

-Lo haré solo-sentencié y luché para no decirle que me sacase de allí-. No quiero que pienses en mí, le pertenezco a alguien... Y-yo soy de alguien ahora y no puedes preocuparte por mí 'porque yo no me preocuparé por ti, no lo haré Jeno.

Había oído que los vampiros eran demonios sin humanidad, que no tenían el don de querer algo, que solo tomaban lo que les apetecía porque vivían con sed eterna. Oí que eran malos y desalmados. Pero ahora, yo presencié despecho y dolor en los ojos que se tornaron negros.

Y luego me volteé porque ya no podía verlo.

Y aun así seguía existiendo ese raro lazo invisible que me empujaba en una única dirección, hacia él.

Hyung no habló en todo el camino de regreso, me dejó llorar y me ayudó a caminar pero no abrió la boca para discutir lo que acababa de presenciar. Volví a mi cama mirando por la ventana con ojos hinchados de llanto, él se sentó en frente sin siquiera hablar.

-Pregunta, te lo diré- susurré sonriendo con esfuerzo.

Taeil Hyung suspiró hondo mientras me dedicaba la misma mirada que Jeno hace un rato; preocupación, desilusión y dolor.

-¿Es suyo?- se inclinó hacia adelante en la silla- ¿Tu esperas un hijo de ese monstruo?

Rodeé los ojos logrando que me punzase la cabeza.

-Él no es malo- y en un hilo de voz agregué-, le quiero.

-Jaemin-ah...

-Sé lo que vas a decir...- la tos interrumpió mis palabras, me alcanzó un poco de agua- no quise involucrarme con él pero, hay algo más Hyung, hay algo realmente malo en mí.

-Lo sé- respondió alejando su mirada-, los oí, él dijo que necesitabas su sangre.

Sonreí un poco porque no me imaginaba a Taeil expiando una conversación, debió de estar verdaderamente preocupado para hacer algo como eso.

-No creo que sea estar lejos de Yukhei lo que me tenga así, creo que estoy hambriento.

Asintió apretando mi mano suavemente.

-¿Morirás si no consigues sangre?

-No lo sé.

-Entiendo, mi abuelo me contó una historia cuando era pequeño, algo sobre un lobo estepario que cazaba vampiros para beber su sangre, creo que debemos hablar con tu hermano.

-¡No, John es impulsivo, él matará a Jeno y...!

-Shh shh, bien, no le diré nada pero necesito conseguirte sangre.

Mordí mi labio que sangró con facilidad debido a la resequedad en ellos, mi lobo seguía luchando dentro de mí, exasperado por gruñir.

-Hyung, no puedes hacerlo por tu cuenta- intenté incorporarme y mis codos temblaron sosteniendo el peso de mi torso-. Y-yo... necesito que llames a Yukhei.

<<🌙>>

DongHyuck

La puerta de entrada se golpeó con fuerza, mis ojos apenas me dejaban ver escasas sombras pero podía notar una alta figura pasar por la sala y luego ir hacia la escalera.

-¿Qué sucede?- pregunté estirándome hacia donde sabía que Renjun estaba.

Esté soltó algo sobre mis piernas y le oí murmurar maldiciones por lo bajo.

-Jeno-dijo y luego sus siguientes palabras fueron en chino.

-¿Es algo grave?

Renjun suspiró a mi lado en el sofá. Toqué lo que pesaba sobre mis muslos y me di cuenta de que era algún libro grueso y de páginas sueltas.

-Huele a perro mojado y no creo que haya estado con Amei.

Sonreí ante el montón de celos que su voz desveló.

-Puedes ir, sé que quieres hacerlo.

-Si... ¿Quieres seguir leyendo después?

Sonreí dando un leve asentimiento y su aroma a me abandonó.

Últimamente Renjun me estaba ayudando a leer los libros que Sunmi me prestó y, también los que encontramos en las repisas de Hyuna. Cualquier cosa sobre brujería ayudaba. Era algo nuevo para mí, esto de tener poder a mi disposición me causaba cierto temor y cierta fascinación.

Pensé que si Jaemin estuviese aquí él de seguro sería curioso por todo, desde porqué el libro es de tal color hasta cual es el hechizo más divertido. Pensé que en una extraña manera yo estaba resentido con él por no venir a verme, al mismo tiempo entendía lo mucho que sus sentimientos por Jeno le impedían acercarse a esta casa.

Es decir, estuve enamorado de Yukhei por más de un año, yo era capaz de comprender lo difícil que era mantenerse cerca de algo que nunca vas a tener.

¿Desde cuándo mi vida se había convertido en un cuento de terror y drama?

Muchos creerían que volverse ciego era empezar a vivir en la tragedia pero, ser invidente no se semejaba ni un poco a esta extraña paradoja en la que fui metido.

Sonreí al sentir la húmeda y áspera lengua de Amei rozar mis dedos y su pesada cabeza apoyarse en mis pies.

-¿Estudiando para nuestra expedición?- la voz era amistosa, airada y serena. La conocía, era la voz de mi asesino.

Sentía cierta repulsión por esta persona e incluso una estremecedora emoción de pavor. Me había hecho daño una vez ¿Qué lo detenía a hacerlo de vuelta?

Pero yo podía defenderme ahora, tenía más poder que cualquiera en esta casa. Podía prenderle fuego con un chasquido de mis dedos o podía requebrar sus huesos hasta que fuese una masa uniforme de carne molida.

-Ya terminé-quise ser lo más cortante posible, tenía miedo de levantarme, tropezar y que mi seriedad se fuese al desagüe. No me arriesgaría a ser avergonzado frente a mi maldito asesino.

Pero el sofá se hundió justo a mi lado y sentí su rodilla rozar contra la mía al igual que lo hicieron nuestros hombros.

-No hemos tenido tiempo de habl-

-Me mataste.

Él suspiró.

-En realidad, te convertí. Déjame recompensarlo, soy un buen estudiante... he tenido tiempo de leer bastante en mi vida, pregunta lo que quieras.

Me levanté con el calor ascendiendo hasta quemar mi cerebro.

-No quiero que te acerques a mí.

Intenté irme pero sostuvo mi muñeca y Amei ladró en protesta, tuve que hacerlo callar extendiendo mi mano. Temía que este vampiro pudiese hacerle daño.

-Debes estar curioso por la cura, sé algunas cosas interesantes... Pero si no quieres oírlas...

Me zafé de su agarre y froté el lugar donde se había mantenido apretando. No era una buena idea pero habíamos estado toda la semana buscando información en antiguas escrituras y grimorios escritos a mano, en ningún lugar fuimos capaces de encontrar algo referido a la cura. Así que sí, yo quería escucharlo.

-Habla.

Sentí su risa y me aterró el que mi asesino tuviese algo bueno que mostrar. No era la risa de un depredador, eso me hizo pensar que en algún momento él había sido un hombre normal y no esta criatura capaz de destrozarme.

-Entiendo porqué Mark está encaprichado contigo, eres inusualmente incorrecto.

¿Qué diablos significa eso?

Abrí la boca para insistir en que comenzase a hablar pero jaló de mi mano hasta hacerme tomar asiento a su lado. Las patitas de Amei corriendo por sobre las maderas me dieron un poco de confianza. Por lo menos no estaba solo.

-Supongo que sabes lo que es un aquelarre aunque los de tu clase prefieren estar solos- comenzó diciendo y su voz me pareció aterciopelada-. Al principio de nuestra creación las brujas se reunían cada noche a venerar a la naturaleza y a la muerte, porque de allí provenía sus fuerzas, eran incluso más fuertes que una manada de hombres lobos y, sobretodo se creían más fuertes que los vampiros. Pero los vampiros recién estaban descubriendo lo que podían hacer y, con tanto poder en sus manos se desquiciaron así que comenzaron a deshacerse de aquelarre en aquelarre.

Temblé al imaginarme una cacería de brujas, a vampiros destirpando niños y ancianos que fuesen una amenaza.

-Los brujos no utilizaban la magia negra en ese momento, ellos le temían a las fuerzas oscuras pero, para salvarse tenían que recurrir a un poder inimaginable...

-Un sacrificio- susurré con mis ojos cerrados, imaginándolo todo a medida que él me lo contaba. Podía ver hombres y mujeres formando un círculo en mitad del bosque, cargando con velas rojas y dagas afiladas.

-Un sacrificio- dijo dándome la razón-. Los brujos tomaron a las doncellas y donceles para cortar sus gargantas y quemaron los cuerpos en ofrenda para la muerte. Luego, cada uno cortó la palma de su mano y la sangre se mezcló para juntos poder crear un elixir tan poderoso capaz de purificar la sangre de aquellos demonios que caminaban entre los vivos, pero a cambio de ello la muerte tomó cada vida participante en aquel conjuro y la cura se perdió para siempre.

-Pero ¿Porqué tomarse tantas molestias en crear una cura cuando podían haberlos matados a todos?

-No lo sé, quizás tenían un ser querido convertido en un demonio sin humanidad, después de todo, no siempre hemos sido bestias sin un alma que regule nuestra ansias por matar.

Erguí la espalda y negué confundido, entendía que era solo un relato y no tenía porqué ser la verdadera historia pero seguía sin ser capaz de comprender donde había terminado la cura y porqué nadie conocía el hechizo capaz de crearla.

Y mis dedos se tensaron alrededor de su brazo.

-¿Y si hay posibilidad de crear otra cura?

Él tomó mis dedos provocándome la sensación más escalofriante.

-No creo que lo comprendas pero siempre hay un origen para algo y a medida que el poder avanza, puede superarse o decaer. En el caso de los vampiros, nuestros antepasados no tenían autocontrol, en el caso de las brujas, los aquelarres originales eran más poderosos, tanto que podían crear un antídoto solo con mezclar sus sangres.

A medida que hablaba sus dedos se deslizaban más arriba de mi brazo, era una lenta y tenebrosa caricia. Me alejé aturdido por la sensación de incomodidad.

-Y-yo entiendo... debo ir a prepararme para el viaje.

Me levanté y la cola de Amei golpeó mis piernas al seguirme fuera de la sala, apenas fui capaz de dar dos pasos antes de que mi espalda chocase con la fría pared de la entrada.

Su aliento chocó en mi rostro, olía a coñac y a sangre. Mark me sujetaba por los hombros inmovilizándome por completo.

-Aléjate de él- sus dedos me soltaron poco a poco pero escuché con claridad como estrelló el puño al lado de mi cabeza.

-¿Q-qué?

-¿Acaso no recuerdas lo que te hizo?- sonaba frustrado y enojado, realmente no entendía que rayos cruzaba su desquiciado cerebro.

¿Qué diablos te importa?

Estaba cansado de su protección que se convertía en maltrato. Ese vampiro era el último de mis problemas ahora ¡Joder yo estoy malditamente muerto!

Empujé su pecho y reacomodé mi ropa.

-No lo he olvidado, puedes estar tranquilo, mi muerte está fresca en mi memoria.

♥️

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