Dragonscale [l.s]

By _eversinceale_

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« ¿Has ido a la ciudad de Dragonscale? ¿Has volado por ahí? Donde la ciudad se encuentra sobre las montañas y... More

➳ d r a g o n s c a l e ➳
➳ Prefacio ➳
➳ p a r t e u n o ➳
➳ 01: Alianza. ➳
➳ 02: Miedo. ➳
➳ 03: Dorado. ➳
➳ 04: Kargem. ➳
➳ 05: Pesadilla. ➳
➳ 06: Insolencia. ➳
➳ 07: Diferencias. ➳
➳ 08: Niño. ➳
➳ 09: Disculpa. ➳
➳ 10: Reikon. ➳
➳ 11: Vulkam. ➳
➳ 12: Festhé. ➳
➳ 13: Torneo. ➳
➳ 14: Arco y flechas. ➳
➳ p a r t e d o s ➳
➳15: Ansiedad. ➳
➳ 16: Cinis. ➳
➳ 17: Los otros. ➳
➳ 18: Confianza. ➳
➳ 19: Magia. ➳
➳ 20: Pelea. ➳
➳ 21: Tregua. ➳
➳ 22: Fuego helado. ➳
➳ p a r t e t r e s ➳
➳ 23: Cenizas. ➳
➳ 24: Lady Akgon. ➳
➳ 25: Fe. ➳
➳ 26: Estrategia. ➳
➳ 27: Boda Dorada. ➳
➳ 28: Promesa. ➳
➳ 29: Batalla por el amanecer. ➳
➳ 30: Salvación. ➳
➳ 31: Desolación. ➳
➳ 32:Prioridad. ➳
➳ 33: Coronación. ➳
➳ Epílogo I/II ➳
➳ Epílogo II/II ➳
➳ agradecimientos. ➳
➳ BROMA XD ➳
. . .
Extra #1: "Estaremos bien."
Extra #2: "Fraht"
Extra #3: "Oro."
Extra #4: "Olvido."
♛ DRAKHAE - segundo libro. ♛

➳ 34: Sangre. [FINAL] ➳

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By _eversinceale_





Louis


«Estoy en Vulkam... eso no esta tan lejos de Dragonscale... si puedo bajar de este... volcán... puedo caminar hasta que alguien me vea... puedo llegar ¿verdad? ¿Podría...? »

Louis caminó a través de la hierba y se asomó hacía abajo, el risco lo recibió, pues no había una forma fácil de bajar. No había rocas que le sirivieran como escalones. Era simplemente una montaña empinada hasta donde él se encontraba, sin curvas o pequeños montículos de piedra que lo ayudasen  a llegar abajo. Y la distancia entre el suelo y donde él estaba era enorme... si se lanzaba, no había duda de que moriría.

Necesitaba encontrar una forma de llegar hasta abajo.

Regresó sobre sus pasos y admiró a lo que tenía cerca. Solo una extensión de hierba y una especie de cueva. Y, si entraba ¿tal vez saldría por la parte trasera de la colina? ¿Podría encontrar otra especie de camino hasta abajo?

Louis se cruzó de brazos, un par de gotas de sudor le cayeron por el cuello. La temperatura aumentaba con las horas. Lo notaba mientras él parecía estar más y más deshidratado. Necesitaba agua, necesitaba beber.

¿Cómo iba a regresar a Krestum?

Y la noche se avecinaba. ¿Cómo se supone que iba a lograr sobrevivir ahí si no había una fuente de agua, si no había animales o arbustos de lo que pudiera alimentarse? Ni siquiera había un solo árbol en esa colina. Tenía que lograr escapar...

Suspiró. Caminó en círculos durante varios minutos y luego dió diez vueltas alrededor de la colina. De lo cuál se arrepintió de inmediato porque si estaba gastando su escasa fuerza en caminar, no iba a poder pensar con claridad y moriría antes de lo que suponía.

Los dragones pasaban a su lado por ratos, escuchaba los rugidos provenir de distintos sitios. Y se preguntaba, si alguno de ellos se dirigiría a Dragonscale.

Enterró la cabeza en sus manos y se quedó así un momento.

«Piensa Louis, piensa...»

Un ruido dentro de la cueva le recordó que no se encontraba solo. El dragón azul seguía dormitando ahí. Manteniéndose cálido, adormilado. Su cola de momento en momento se movía, como un espasmo de su cuerpo que conseguía tirar una serie de rocas de cada pared. Era una criatura hermosa, era al menos tan grande como Meerah, lo que lo hacía inferior a Dravho o a Reikon, pero era un dragón, al fin y al cabo.

Fue ahí cuando Louis recordó sus días en el navío de Lord Mikhail. Cuando era tan solo un niño que intentaba poner cara seria para aparentar ser mayor. Un príncipe recién coronado que pensaba que iría a trazar una alianza con otro reino y nada más.

Pensó en el dragón que los había recibido al sur aquel día. Cuando cayó de bruces contra la madera del barco porque se asustó tanto por haber visto a un dragón. Uno que Lord Mikhail incluso habia llamado feo. Y había sido como el que había intentado atacarlo horas atrás. Recordó lo que le dijo, que estos habitaban en las costas y que no tenían ni un ápice de comparación con los dragones reales... "la familia Akgon tiene dragones con clase" había dicho. Se giró a ver al dragón de nuevo y aquella descripción concordaba con lo que estaba dentro de la cueva.

Era precioso.

Y él tenía que volver a casa... lo peor de todo es que cuando pensaba en casa, no era el norte, no era su habitación en Gélida, ni siquiera se trataba de su lugar en el Krestum... se trataba de una mata de rizos y bonitos ojos verdes. Louis sintió los propios llenarse de lágrimas antes de cerrarlos y suspirar.

Se puso de pie y caminó hasta el dragón.

Recordó la vez que conoció a Reikon y como estaba temblando de miedo. Harry le había dicho que debía actuar con delicadeza, con respeto. Que no los viera como dragones, si no, como criaturas extraordinarias. Louis torció la cabeza un poco y con cortos pasos, se acercó hasta el dragón.

-Eres muy hermoso... -susurró en voz baja mientras se agachaba enfrente de este. Este parecia aún dormido. Por lo que Louis se sintió con más libertad mientras alzaba una de sus manos y la posicionaba lentamente sobre las escamas. Sintió la calidez de su cuerpo de inmediato.

La punzada de su toque recorrió el cuerpo del dragón de inmediato, a pesar de lo fino y delicado que había resultado, eso fue suficiente para despertar a la criatura. Los ojos se abrieron de un momento a otro y el corazón de Louis se detuvo por una milésima de segundo cuando hizo contacto directo con la bestia. El dragon le rugió, no tan fuerte como antes, si no como si... estuviera molesto por haberlo despertado.

Pensó en como Dravho siempre lucía enojado y como Reikon parecia fulminarlo con la mirada cada que lo veía. Como Meerah se mostraba mucho más dócil y como Shyreh nunca rugía bajo ninguna circunstancia. Era como si... cada uno tuviera una personalidad, como si entendieran el lenguaje humano.

Incluso Harry se dirigía a su dragón con palabras en Vehstry.

Y probablemente Louis estaba demente si creía que un dragón podría entenderlo, más si no se dirigía a él en otro idioma, pero aún así, lo intentó.

-Me salvaste. Lo sabes ¿no es así? -dijo con su voz aguda rebotando en cada parte de la cueva, dejando su eco por doquier. -Ese otro dragón pudo... matarme, pero tu me protegiste... ¿por qué?

No era como si de verdad fuera a esperar una respuesta ¿o si?

Louis resopló.

-Sé que no lo entiendes, pero un así me gustaría decir gracias.

El omega apretó sus piernas contra su pecho, se abrazó a sí mismo mientras suspiraba y descansaba su quijada contra sus rodillas. Las lágrimas se le acumularon en los ojos.

-Quiero irme a casa... quiero volver con mi familia, quiero ver a Harry... -repetía como si eso fuera un conjuro y después de tantas veces repitiendo las mismas palabras, sus sueños se concedieran a través de la magia. Se sentía pequeño, inservible... tenía sed, tenía ganas de darse un baño, quería poder comer bien, quería estar en casa.

El dragón lo miraba atentamente. Sin moverse, solo con un par de ojos dorados que brillaban a través de la oscuridad.

- ¿Has ido, a la ciudad de Dragonscale? ¿Has volado por ahí? -preguntó el príncipe entre lágrimas, con la voz gangosa. -Donde la ciudad se encuentra sobre las montañas y sus playas doradas brillan en los días soleados... Donde se alza un castillo enorme al que la gente llama Krestum y Kargem reina sobre sus tierras...

Las lágrimas caían por su rostro y antes de que se diera cuenta, el dragón estaba moviéndose a traves de la cueva.

Louis se congeló en cuanto el dragón se acercó todavía más. Lentamente, con su cabeza ligeramente recargada entre su propio cuerpo. Sus ojos eran tan brillantes, que eclipsaron al omega mientras miraba a través de ellos. Su cuerpo entero tembló, pero el dragón se acercaba y no tenía intenciones de atacar. Se movía incluso con delicadeza, si es que eso se puede decir de una criatura que es enorme y que vuela a través de las cielos. Louis había dicho tantas palabras en Vehstry, que había llamado la atención de la bestia.

Una idea surgió en lo más profundo de su cabeza y decidió actuar antes de que fuera demasiado tarde.

Alzó su mano y se acerco para tocar el dragón con delicadeza, donde se encontraba su nariz, donde existía la línea que abría su boca y sus monstruosos dientes se alzaban. Louis puso su mano sobre las escamas cálidas y extrañamente, el dragón no se inmutó.


Louis suspiró, anonadado por lo que acaba de pasar. El dragón incluso se apegó a su toque y dejó que el príncipe lo tocara con más libertad.

Así había llegado a Vulkam. Cuando cayó de Meerah, cuándo él miró al cielo mientras descendía lentamente, uniendo la realidad con la visión que lo asaltó por meses... Louis no cayó sobre la nieve o sobre el hielo de la batalla. Había caído... en el lomo de este dragón.

Y no lo había atacado, no lo había dejado a su suerte ¿por qué? ¿Qué había de diferente con él? ¿Por qué confiaba en él? Louis no era un Akgon, no tenía sangre mágica, no tenía sentido... ¿por qué...?

- ¿Por qué confías en mi? -Louis le preguntó . Las lágrimas restantes de su lloriqueo corrieron a traves de sus pómulos. - ¿Por qué me salvaste...?

Louis miró a la bestia y esta lo miraba como si... le entendiera. Tal vez no del todo, pero no lo dejaba de mirar directo a los ojos. Louis tuvo una idea loca y descabellada, pero tenía que intentarlo, no le quedaba nada más.

-Tienes que llevarme, a... Dragonscale. -dijo, tratando de ser más claro con la última palabra. Rebuscando en su memoria por si conocía otra palabra en Vehstry. Frunció el ceño... -P-prin... printsee? No... hem... paret... oh, maldición... -Louis no tenía ni la mas mínima idea.

Pero el dragón no pareció necesitar más, se irguió por completo y se levantó entre la cueva. Salió antes de que Louis pudiera decir algo más.

El omega no perdió más el tiempo y se levantó, corrió detrás del dragón y lo alcanzó fuera de la cueva, donde el cielo comenzaba a oscurecerse. No del todo, a penas se veían indicios de que la tarde comenzaba a desvanecerse y que el sol comenzaba a ponerse sobre el mar.

Louis admiró al dragón estirarse sobre la hierba y pronto sintió pánico de que se fuera sin él. Y es que todo estaba pasando demasiado rápido, sin darle paso a procesarlo todo. Así que Louis solo fue consciente de que la bestia se estaba agachando, como si eso fuera una señal para que él subiera y ¿cómo? Enserio estaba a punto de ¿volar? Como... ¿por si solo?

«Dioses, ayúdeme... »

No lo pensó mucho, se aferró a las escamas y se sentó, aún conmocionado, como Harry le había mostrado. Se aferró a los cuernos de la criatura como si eso fuera suficiente, apretando sus pies al rededor, sintiendo como una especie de sudor nervioso le recorría las palmas de sus manos y como el corazón le latía a mil dentro del pecho.

No hubo tiempo para más, porque estaba apunto de salir volando, de vuelta a Dragonscale, de vuelta al Krestum, de vuelta a su familia, y...

Nada...

Nada... pasaba. Estaban en el mismo sitio.

Los hombros de Louis cayeron cuando el dragón se quedó ausente, sin moverse. Casi a esperas de una... orden. ¡Una orden, claro! Los dragones correspondían a los comandos dados en... Vehstry. Louis resopló con estrés mientras trataba, por todos los dioses, de recordar algo, tan solo una palabra. Estaba tan cerca de marcharse de ahí...

Y como si la suerte estuviera de su lado. Lo recordó.

-Ahmm... oter... no, Autemm..., si, ¿¡Autemm!? -dijo con la voz más alta y aguda, tan pronto como lo pronunció, el dragón se puso en marcha.

Louis gritó mientras se aferraba y sentía a la criatura comenzar a trotar levemente, se aferró hasta con las uñas mientras la brisa removía su cabello y él casi rebotaba sobre el lomo de la criatura. Se movieron a través de la hierba y en breves segundos estaban... volando. Con el sonido de las alas batirse a su lado, atravesando los cielos azules y los volcanes enterrados bajo las nubes que a penas surcaban sobre ellos; mientras el omega mantenía los ojos cerrados y esperaba que no se tratara de una alucinación... sentía la calidez del dragón, el corazón latirle a mil en el pecho.

Y cuando abríos sus ojos... el de verdad estaba volviendo a casa.

(...)


Harry


- ¿A que te refieres con que no lo encuentran? -preguntó con los ojos oscurecidos, mirando a un guardia dubitativo enfrente de él, nervioso, mientras Gemma estaba a su lado, advirtiendo cada movimiento de su hermano.

-Hemos estado buscando desde que dio la orden alteza, pero no hay rastros del príncipe, no-

- ¿¡Cómo va a desaparecer, quién se lo pudo haber llevado?! ¡¡Eso no tiene nada de sentido!!

-Harry, -llamó su hermana. El rizado se volteó para encarar a Gemma y mirarla a los ojos. Estos le suplicaban que se mantuviera calmado.

Entonces él cerró los ojos y bajó su cabeza hasta lograr recargarla en una de sus manos. Se deslizó a través del trono mientras negaba con la cabeza y sentía su furia canalizarse a través de sus huesos.

Suspiró audiblemente. El estrés lo estaba consumiendo.

-El norte necesita una corona. Necesitan volver a Gélida y no lo harán si no tienen un rey... -murmuró el rizado mientras Gemma lo advertía y bajaba la vista, como si tuviera algo en mente.

- ¿Enserio tiene por que ser un rey? -sugirió Gemma, con la voz clara, llegando a Harry como si de repente su cerebro se iluminara y pudiera ver más allá gracias a ello. Se levantó levemente, irguiéndose sobre el trono de su padre y miró a su hermana con el ceño fruncido, antes de alzar las cejas.

- ¿Crees qué sea buena idea?

-El norte no tuvo reyes antes de Jacob, y lo eligieron porque era él hombre más respetado. Estarán mas que agradecidos de que uno de sus hijos herede el trono, sin importar cuál sea. -sugirió la princesa Akgon. Harry asintió levemente, entendiendo.

-Prakhan (guardia) ve y busca a la princesa Nadine, necesito hablar con ella. -ordenó Harry, mientras el joven de armadura dorada asentía sin rechistar y daba una corta reverencia.

-Dake Kargem. -Harry aún se revolvió en su asiento después de que lo llamara asi. No iba a acostumbrarse en un futuro cercano.

Cuando otro guardia iba a entrar para pedir la autorización de Kargem sobre otro asuntos del reino, como llevaban haciéndolo desde la coronación improvisada de Harry, siendo asesorado de la mano de Gemma, hubo un estruendo cuando entró Lady Akgon aún vistiendo pantalones y el cabello enmarañado sobre la cabeza. Corrió precipitada por toda la extensión del salón del trono mientras gritaba.

- ¡¡Alguien viene!! -dijo casi sin aliento. - ¡Alguien viene y no sé quién es!

Gemma se tensó de repente; parte de la guardia dorada que los custodiaba detrás, los gemelos que ahora eran la mano derecha de Kargem en torno a seguridad, se pusieron atentos tras las palabras de la rubia. Harry se volvió a Skyler.

- ¿De qué hablas? -preguntó un poco descolocado.

Kargem la miró con el ceño fruncido, su corazón se detuvo en su pecho.

-Hay un dragón, lo vi, estaba caminando por la explanada y tiene un jinete ¡¡no se quién es!!

-Un... ¿jinete? -Gemma palideció mientras miraba a Harry como si esperara que su hermano tuviera las respuestas a todo si él había pasado todo el día pidiendo su opinión.

El rizado se tensó de repente.

-Gemma, ve con nuestra madre. Vayan por Allenya y protejan a Nadine, prakhane, detrás de ellos. Y tráiganme una espada.

-Harry -llamó Skyler cuando todos se pusieron en marcha. Gemma salió por detrás de la sala del trono, acompañado de todos sus guardias, los que estaban en la puerta, fueron corriendo por las armas que había solicitado el rey. Harry se levantó de un salto y caminó a través del salón, incluso ignorando a su prima que lo miraba como miedo.

Skyler ya no era la misma chica después de la guerra.

-Ve con Gemma, Sky, protege a mi madre. -ordenó Harry, pero esta pareció regresar del trance.

-N-no, yo voy contigo...

-Skyler, no estás bien, tienes que volver, no puedo pedirte más, ya has hecho demasiado por este reino. -dijo su primo mientras salía y notaba a todas las personas evacuar los pasillos. Se había dado una especie de orden y cada uno buscaba un lugar para esconderse. No sabían que era lo que se avecinaba, pero no tenían tiempo para averiguarlo. Tenían que estar preparados antes de que se diera cualquier señal.

Harry se encontró con sus guardias y estos le tendieron una espada de vidriagon sin reparos. Skyler, quién no había seguido las órdenes de su primo, exigió que le entregaran otra, a pesar de que su brazo izquierdo se encontrara herido, pero así ambos fueron armados de camino a la explanada de dragones. Si había un nuevo jinete en su reino, entonces igualarían las cosas.

Kargem estuvo a punto de subirse a Reikon, quien rugía en dirección a los cielos. Todos los dragones rugían mientras se percataban que habia uno nuevo entre las nubes y este no parecía reconocido.

Por los ventanales del Krestum, la gente se arremolinaba para admirar lo que fuera que estuviera a punto de suceder. Mientras el rey y su prima caminaban con la vista en el cielo casi estrellado, el atardecer rasgando un costado de este. Los guardias dorados se arremolinaron a través de la explanada, caminando entre sus pesadas armaduras doradas, pero cuando Harry y Skyler se aproximaron de nuevo a sus dragones, lo vieron.

Un dragón azul de escamas oscuras, planeaba por el cielo sin mucho cuidado. Su vuelo no era tan suave como el resto de los dragones, era un poco más desgarbado e incluso se denotaba que no tenía experiencia en tener una montura. Harry frunció el ceño porque nadie, nunca, además de los Akgon, había podido montar un dragon. Nadie.

Fue entonces como todo se quedó en silencio porque sí, en efecto, había un jinete sobre el lomo de aquella criatura salvaje y todos parecían anonadados por ello.

Harry sintió una punzada en su pecho.

El dragón pareció bajar cada vez más. Y cuando finalmente sus garras dieron contra el suelo del Krestum, con sus alas batiéndose sin control, como si el propio dragón estuviera asustado de repente por estar rodeado, el resto de los dragones reales rugiendo hacia el con hostilidad, Skyler Akgon alzó una mano nerviosa en dirección a la criatura e intentó calmarlo.

- Spackov! -dijo la joven como orden para que la bestia se detuviera.

Y extrañamente, el dragón entendió. Rugió en dirección a los demás dragones y pronto se detuvo por completo entre el suelo de la explanada. Incluso se agachó y bajo su atenta mirada, como si se mantuviera en guardia. Dejó que un joven y menudo muchacho bajara de entre sus escamas.

Todo se quedó en silencio.

Se paró, un poco nervioso, temblando entre los espasmos de su cuerpo, con los puños apretados, luciendo terriblemente agotado, cansado, herido... pero ahí estaba. Había llegado.

Estaba vivo.

Louis se quedó de pie frente a todos los guardias, frente a Skyler, frente a Harry.

El rizado sintió su corazón detenerse para luego volver a latir con mayor fuerza. Un suspiró de alivio salió de sus labios, más allá de la impresión que recién se habia generado dentro de su pecho, y una sola lágrima cayó por su pómulo, mientras se abría paso a través de sus guardias, soltando la espada y corriendo de pronto en dirección a su príncipe.

Todos se quedaron congelados ante la escena, pero cuando Louis decidió dar su primer paso de vuelta a Harry, se desmayó de nuevo.

(...)

Louis


Cuando despertó, sentía que flotaba.

No quiso abrir sus ojos porque se sentía tan cálido que habría preferido quedarse dormido. Pero no estaba dormido, no recordó haberse quedado dormido la noche anterior. Tampoco recordó si es que había dormido. Porque ¿cuantos días habían pasado desde el inicio de la guerra? ¿El seguía en Vulkam? ¿El dragón lo habria matado?

¿Algún día volvería a ver a Harry?

Louis suspiró y se removió entre la hierba. Porque era hierba ¿no? Era suave, cálida y se sentía como si lo abrazaran con fuerza. Entonces suspiró, pero no lo recibió la bruma densa y cálida de la tierra de los volcanes, si no... aquel olor que le llenaba de tranquilidad, al que varias noches se aferró con fuerza para tener buenos sueños... la piel de Harry lo mantenía feliz, a salvo, lejos de cualquier peligro que-

La piel de Harry.

Louis frunció el ceño mientras abría los ojos y poco a poco, se encontraba entre aquel recoveco entre el pecho y el cuello de Harry. Una sensación de calidez, completamente externa a lo que era sentirla sobre su piel, se libró paso a traves de cada centímetro de su pecho y le dio la fuerza necesaria par erguirse.

- ¿Harry..,? -preguntó mientas se alejaba para contemplar unos ojos verdes que en cuánto se toparon con los suyos, brillaron de inmeadito, contagiando de vida al resto de su bello rostro.

Harry lo abrazó entonces, enterrando su cabeza en el cuello del omega, mientas éste encontraba el alivio derramarse por el resto de su alma cuando sintió como los brazos del príncipe se afianzaban al rededor de su cuerpo.

Estaban en su habitación. Y era entrada la madrugada, con la luna iluminando la cuidad de Dragonscale.

Harry lo mantenía junto a él, abrazado para darle calor. Mientras lo arropaba con un sinfín de mantas para evitar que siguiera sufriendo los espasmos de la fiebre. Louis había llegado muy delicado al sur. Se notaba que no había comido ni bebido en días, por lo que los senadores y enfermeras se habían puesto a la tarea en cuanto oyeron que el príncipe de Kargem estaba delicado.

Y habían llenado la habitación con varias velas entre cada superficie, solo para lograr que Louis se sintiera cálido. Habían pasado poco más de seis horas desde que se había desmayado en la entrada del Krestum.

Tan pronto como Harry se despegó de él, pudo verlo sonreír, y la misma felicidad recorrió el rostro de Louis, que no tardó en soltar un par de lágrimas de tan contento que se encontraba. Había vuelto a casa.

-Hola... -saludó el omega en dirección a los ojos verdes que también lagrimeaban. Louis alzó una de sus manos para poder limpiar el rostro de su amado.

Harry no se detuvo a si mismo ni un solo segundo más. Atrajo al omega son sumo cuidado y depositó un profundo beso en sus labios. Aspirando la piel del omega, dejando que el más pequeño se aferrara a la tela de su camiseta. Cuánto había extrañado esos labios.

Se separaron con un leve chasquido y un pico mas de los labios del rizado.

-Hola... -rió Harry, más por la sorpresa que por nada; frotando su nariz contra la de Louis. Mientras se dejaba tocar plenamente por las manos del príncipe en los costados de su cuerpo, el omega notó la cicatriz roja e irregular que se trazaba desde la ceja de Harry hasta su frente.

- ¿Te duele, estás bien?

-Estuviste perdido un día, sin comer y sin beber, tienes moretones por todo el cuerpo y te preocupas por mi... -dijo el rizado, sonriendo, pero frunciendo el ceño al mismo tiempo.

Louis habría contestado, si no otra pregunta hubiera exigido la respuesta entre sus labios.

-La guerra... ¿ha terminado?

Los ojos de Harry se ensombrecieron unos segundos, pero asintió, y tomó la mano del omega entre las suyas, acercándolas a sus labios para besarle los nudillos. Louis miró las manos de su príncipe, llenas en leves cortes y manchas amarillentas.

-Los dos estamos bastante mal ¿no? -y ahí Louis había hecho una broma. Aliviándose enseguida por la risa del principe.

- ¿Vas a decirme en dónde estabas? Tenía un millar de hombres buscándote a través de Goré, hay alfas en el norte buscando por su príncipe... -dijo Harry, abrazándolo de vuelta, atrayéndolo a su pecho, y besando la coronilla de su cabeza. Louis cerró los ojos, terriblemente cómodo. Así ya ni siquiera sentía el dolor en sus huesos.

-La verdadera pregunta es ¿Cómo demonios consiguió volar un dragón? -preguntó alguien a través de la habitación y Louis se irguió de repente, pues creía que se encontraban completamente solos.

Cuando miró hacia enfrente, se encontró con Skyler, mirándolo con los brazos cruzados, setanda en una silla no my lejos de la cama.

-Skyler..., -susurró el omega, acomodándose a través de la cama, sintiéndose solo un poco avergonzado. Pero Harry no dejo de sostenerlo en ningún momento.

La puerta se abrió de repente y por ella entró una sirvienta cargando una bandeja repleta de comida. Detrás entro Gemma seguida de Nadine, y más atrás venía la reina Anne ayudando a Isabella a caminar. Aún estaba debilitada, pero nada más recibió la noticia de que su hijo había vuelto, pidió que la llevaran con él. Y cuando pensó que se trataba de toda la comitiva, se encontró con Allenya Akgon llegar a la habitación junto a Ser Isaak.

Louis se sentía abrumado de cariño, sonrió en torno a ellos mientras Harry por fin lo dejaba ir para poder ser envuelto por los brazos de su hermana y de su madre.

Cuando se separó, les dio una brillante sonrisa a su caballero, que lucia herido pero estable, a la reina y a Allenya.

-Madre, -dijo a través del abrazo. Cuando se separó, pudo ver a Nadine retener las lágrimas en sus ojos. -¿Dónde esta papá?

Ellas arquearon las cejas y bajaron la cabeza. El instinto de Louis fue girarse para ver a Ser Isaak. El caballero apretó los labios y negó con la cabeza.

El omega sintió un dolor punzante cruzarle el pecho. Un sollozo salió entre sus labios e inmediatamente sintio la mano de Harry tomar de la suya. Se sintió debilitar al mismo tiempo.

-... ¿Liam? -preguntó con la voz gangosa. Esta vez se topó con los ojos de Skyler. Ella negó levemente también. Las lágrimas corrieron por su rostro sin aviso y al momento de percatase que le faltaba una cara conocida, notó la tristeza en los ojos de Gemma y de Anne. Su pecho volvió a punzar de forma aguda cuando recordó a Daeron Akgon apretarle el hombro con cariño hacía apenas unos días.

-Harry es Kargem ahora, -anunció Nadine, sorbiendose la nariz, mirando al rey del sur a un lado de su hermano con una sonrisa.

Louis se giró en torno al rizado con los ojos bañados en sopresa. Apretó su mano contra la de Harry mientras este lo miraba atentamente.

-Entonces... si mi padre... -Louis no encontró la palabra. La conocía y la tenía en la punta de la legua, pero se negó a decirla. De todas formas, todos en la habitación lo entendían. -Yo seré...

-Rey, si. -comentó Isabella mientras se aferraba a su hija y Ser Isaak le pasaba una silla para que la reina pudiera descansar. Louis se quedó mirando a su madre mientras sentía un temor familiar recorrerle la espina dorsal. Preguntándose si el de verdad estaba listo para convertirse en el monarca de su pueblo. Regresar al norte, dejar Dragonscale, dejar a Harry..., no, no se creía capaz. Ni siquiera un poco.

-Pero existe... pequeño inconveniente. -dijo Allenya, detrás de todos, llamando la atención completa de Louis de repente.

- ¿Cuál? -preguntó el omega, completamente en la ignorancia.

-Montaste un dragón. -habló Harry, como si fuera la respuesta a todas sus incógnitas cuando en realidad lo habían confundido aún más.

Isabella Tomlinson se tensó y preguntó suavemente.

- ¿Eso qué nos dice?

-Dice mucho, bastante en realidad. -Contestó Allenya, Louis la miró, había algo en sus ojos que lo mantuvo alerta. Algo que la princesa trataba de comunicarle a través de su mirada.

-Nadie fuera de nuestra familia ha montado un dragón, mi reina, -dijo Skyler. -Nadie.

Nadine se giró hasta Lady Akgon.

- ¿Entonces por qué Louis lo ha hecho?

-No tenemos idea. -Le respondió.

La habitación se quedo en silencio. Gemma miraba a su madre con intriga. El resto se miraba mutuamente con nerviosismo. Pero Harry se mantenía cada vez más tenso. Lo había vuelto a estar desde que se había sugerido que Louis debía gobernar el norte y eso significaba despedirse de él.

El omega lo notó y también sintió su cuerpo tensarse.

-Es la sangre. -respondió el nuevo Kargem. -Es por eso que Gemma, que Niall y yo podemos montar los dragones. Porque tenemos la sangre de nuestros padres.

Louis suspiró, pensando que el realmente no había hecho nada fuera de lo común para lograr montar a ese dragón.

-Caí de un dragón, lo vi en mi visión. -explicó. -Aterrice sobre otro. Ese mismo dragón me llevó consigo hasta que salió de la guerra. Me protegió, un dragón de tierra quiso matarme y ese dragón azul me protegió.

Gemma frunció el ceño, así como el resto de la habitación.

- ¿A qué te refieres? -le preguntó Harry.

-Confió en mí. Me salvó... no hice nada, yo estaba muerto de miedo mientras volaba con él. Fue como si...

-Te entendiera... -completó Skyler. Louis concordó, asintiendo con ella.

-Eso no pasa en nadie... no le pasa a cualquiera. -dijo Gemma, verdaderamente sorprendida.

-Es porque Louis tiene sangre Akgon dentro de él ahora.

Dijo la princesa Allenya y todos se giraron a verla. La tensión creció en la habitación. El omega miró en los ojos verdes de la mujer, réplicas de los de su hermano, y reconoció la verdad en ellos. Su pulso aumentó y el pánico creció dentro de su estómago.

- ¿Cómo...? -preguntó Harry.

Pero Isabella lo captó más rápido, se levantó lentamente de su asiento, la reina recibió la ayuda automática de Nadine y Ser Isaak mientras se acercaba de vuelta a la cama con su hijo. Louis miró a su madre, esta le puso una suave mano sobre el mentón y lo miró a los ojos durante varios segundos.

Luego las cejas de la reina se arquearon en sorpresa.

Se giro en dirección a Allenya, completamente impresionada.

-Es cierto.

- ¿Qué? -preguntó Louis, removiéndose entre las mantas. Nunca soltando la mano de Harry. - ¿Qué es cierto?

Allenya tomó aire y se dirigió al principe.

-Estas esperando un bebé.

Louis y Harry contuvieron la respiración.








Fin del libro uno.





///

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