De una fuga y otros desastres...

By Jhullyhanha

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❝Dos amigos se meten sin invitación en una fiesta de disfraces. Cuando piensan que todo será una aventura per... More

♛Sinopsis ✏
CRAYONCITO EN FÍSICO
♛C E R O ✏
♛ U N O ✏
♛ D O S ✏
♛ T R E S ✏
♛ C U A T R O ✏
♛C I N C O ✏
♛ S E I S ✏
♛ O C H O ✏
♛ N U E V E ✏
♛ D I E Z ✏
♛ O N C E ✏
♛D O C E ✏
♛ T R E C E ✏
♛ C A T O R C E ✏
♛ Q U I N C E ✏
♛ D I E C I S É I S ✏
♛ D I E C I S I E T E✏
♛ D I E C I O C H O ✏
♛ D I E C I N U E V E ✏
♛ V E I N T E ✏
♛ V E I N T I U N O ✏
♛ V E I N T I D O S ✏
♛ V E I N T I T R É S ✏
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♛ T R E I N T A Y D O S ✏
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♛ C U A R E N T A ✏
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♛ C U A R E N T A Y D O S✏
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♛ C U A R E N T A Y C I N C O ✏
♛ E P Í L O G O ✏
♛ A G R A D E C I M I E N T O S ✏
♛ F A N A R T S ✏

♛ S I E T E ✏

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By Jhullyhanha

Estaba a punto de pedir una bolsa de papel para poder respirar bien; Elías me miraba como si yo fuera un bicho raro y si las miradas hablaran, estoy segura de que la suya diría "no entiendo por qué soy tu amigo, estás loca".

—No entiendo por qué soy tu amigo, estás loca.

Bien, su mirada no habló, pero él sí.

—Nos encontró —musité—. El dueño de la fiesta nos encontró, Elías, estamos en problemas.

Suspiró antes de repetir su mismo argumento por vigésima vez:

—¡Eras un estúpido crayón con antifaz! No hay manera de que te reconociera. A menos de que tenga un radar de bocas porque era lo único que se te veía esa noche.

—Él lo sabe —aseguré—. Cuando me vio, me miró mal, como diciéndome "já, creíste que te ibas a escapar de mí, intrusa". Seguro que lleva buscándonos desde la fiesta y ahora ha mandado a Martina a trabajar con nosotros para que nos conozca, se meta en nuestras vidas y luego ¡zaz! La policía.

En algún punto comenté que yo no era paranoica.

Mentí miserablemente. Lo soy, con creces.

—Dios mío, Isa, ¿te estás oyendo? Suenas absurda, ridícula, paranoica, exagerada, demente. —Yo estaba sentada en una de las sillas en el cuarto donde poníamos nuestras cosas, habíamos llegado hacía poco del colegio y nos quedaban veinte minutos para empezar a trabajar. Elías se puso frente a mí y me tomó por los hombros, inclinándose para hablarme—. Te lo voy a repetir una vez más y me vas a escuchar atentamente, ¿de acuerdo?

—Bien —resoplé.

—Tú, Isabel, y yo Elías, nos colamos a una fiesta por menos de dos horas. Nos comimos unos dulces, bailamos una canción y luego nos fuimos por una ventana sin romper nada. Ya. No robamos, no matamos, no entramos a la fuerza a la casa, solo nos colamos. ¿De acuerdo hasta ahí?

—Sí.

—Y eso no es un delito. Lo máximo que puede pasar si todas tus fantasías al puro estilo de malas películas policiacas resultan ser ciertas, es que tus padres te castiguen por mentir. Y ya. No hay policía, no hay cárcel, no hay mancha en el expediente, no hay un príncipe detrás de los arbustos vigilando tus movimientos criminales de crayón.

El que modulara cada palabra como si yo fuera tonta sorprendentemente funcionó para que mi cerebro acogiera sus argumentos y mi mente se convenciera de que era verdad. Un castigo, era cierto, eso era lo peor. ¿Cárcel por dos bombones que me comí? No. Ridículo.

—Está bien.

—Y hoy vendrá Martina a trabajar —siguió—. No la tratarás con extrañeza, no te encerrarás en el baño por veinte minutos como ayer antes de que ella se fuera, le enseñaremos todo y ya.

—¿Y si viene ese tipo de nuevo?

Solo recordar su mirada acusatoria me hacía temblar imaginando lo peor, ¿y si hacía un escándalo en la tienda? Qué humillante.

—A ver, una última vez: tú sabes que él era el príncipe pero, él no sabe que tú eras el crayón.

—¿Y si viene y me acusa?

—Lo niegas todo. No hay una sola prueba de que eras el crayón. Si él o Martina te mencionan cualquier cosa relacionada con una fiesta, tú actuarás como si no supieras de qué hablan porque tú no estuviste ahí. No te vas a delatar sola porque eres inteligente y no un burro, ¿verdad?

—Verdad.

—Bien. Entonces en resumen: nadie lo sabe y si lo llegan a saber, tú lo niegas todo. Yo haré lo mismo en caso de ser necesario y punto, fin del asunto.

Asentí y a los pocos minutos Martina entró. Nos saludó con una sonrisa y esperó a que Elías saliera para acercarse confidente a hablarme, me inquieté y esperé.

—Isa, sé que no debo preguntarte esto, pero ¿tus padres se molestaron porque ayer mi hermano viniera?

Entonces era su hermano.

—No que yo sepa. No lo mencionaron. ¿Por qué vino tu hermano?

Me mordí la lengua, ella obviamente no me iba a decir "a buscar los colados a mi fiesta" de ser esa la verdad.

Martina resopló.

—Es algo intenso conmigo, me cuida más de la cuenta. Le dije que me esperara en el auto, pero el idiota tenía que venir hasta acá. Qué vergüenza.

—¿No vino por nada más?

—A comprar no fue —dijo risueña—. Si tus padres preguntan, diles eso, que yo estaba muy avergonzada y es cierto, que no me despidan por eso.

—No te despedirán —aseguré. Salimos del cuartito y la llevé hacia la sección de camisetas deportivas—. ¿Hoy volverá tu hermano?

Así, que se notara mi interés, porque burra no, pero pendeja sí soy.

Ella pulió un gesto de terror ante la idea, me hizo reír y destensar los hombros.

—No. Hoy me trajo una amiga y ella no es tan odiosa.

—Ah, qué bueno... por ti, me refiero, no es como que tenga problema con que tu hermano venga... —Martina me miró con extrañeza y desvié la mirada, no di tiempo a nada, me metí en el trabajo de lleno—: Estas son las camisetas originales, tenemosde la talla doce ala veinte, pero se pueden mandar hacer a medida si las quieren más pequeñas o más grandes...

Seguí y seguí hablando de camisetas sintiendo alivio de que al parecer Elías tenía razón en todo.

 ♛♛♛

En un ratito que tuvimos de pocos clientes y que Martina estaba con mi madre que le explicaba el funcionamiento de la registradora, me acerqué a Elías que mientras organizaba los palos de golf, tenía una sonrisa tonta en los labios sin aparente razón.

Le di un empujón amigable para que supiera que estaba con él y ni siquiera intentó disimular su cara de atolondrado.

—¿Qué te tiene tan sonriente?

Elías se mordió el labio y desvió la mirada entre avergonzado y explosivo, quería hablar pero le daba penita. Qué tonto.

—Te diré, pero no te burles.

—Parece que no me conocieras.

—Es cierto, es obvio que te burlarás.

—Confirmo. Dime.

—Estaba pensando en que si el príncipe ese vino, la diabla podría venir también algún día.

La sonrisa de Elías no le cabía en la cara y quise pegarle porque él no estaba ni un poco preocupado de que lo encontraran.

—Eso sería malo, Elías.

Negó suavemente con la cabeza sin dejar de acomodar los palos.

—Tú eres la única loca que se condena por dos dulces que nos comimos, yo no siento que haya cometido un crimen así que no creo que sea malo verla.

Resoplé. ¿Loca yo? ¿LOCA YO? Bueno, un poco, pero era entendible, era mi primera travesura que sentía que podía traer consecuencias. Ya se me estaba acabando el tiempo siendo menor de edad y ya la ley podría juzgarme como adulta en unos meses. Eso no es locura, es prevención.

—¿Y qué le dirías? "Hola, ¿recuerdas que tenías deseos de bailar con un cuaderno? Pues acá está el que te cumplió el sueño, nena". —Elías rio—. Es ridículo.

Dio un hondo suspiro medio triste y con tono de exagerada melancolía, respondió:

—No le diría nada, porque probablemente no la reconocería. Su peluca era roja, pero bien puede ser rubia o castaña o pelinegra. Y llevaba antifaz también. Solo recuerdo sus ojos. No había mucha luz en la pista, pero se veían marrones claros. 

Cuando lo vi sonriendo de nuevo con ese gesto de andar en las nubes lo golpeé suavemente en el pecho, mirándolo con un gesto incrédulo.

—Vamos, Elías, no te pudo haber gustado tanto.

—¿Por qué no?

—Estuviste con ella una canción y media —dije con obviedad—. No sabes nada de nada de ella. Puede tener novio, ser mayor, ser lesbiana o estar casada, no se sabe.

—Eso es irrelevante. Me gustó la Diabla sea como sea, me refiero a que en ese momento en la pista de baile y mientras le tuve la mano me gustó. Si la vuelvo a ver y tiene novio pues nada hacer, pero en ese preciso momento, me gustó, punto.

Yo era testigo de que Elías no era lo que se llama un picaflor, no era de sentir ese tipo de atracción por muchas chicas y por eso se me hacía tan raro lo que decía. Y además no era justo, porque yo me sentía muy diferente respecto a que el príncipe o la diabla nos visitaran.

—Yo estuve una canción y media muriéndome de miedo y tú solo estuviste coqueteando y feliz de la vida —recriminé, siguiendo el hilo de mis pensamientos.

—Cada quien aprovecha la situación a su manera. Según lo que me contaste, el príncipe estuvo con su encanto también pero tú solo pensabas "huye, corre, tragedia, decepción, huir ya por la ventana, arriesguemos la vida pero no el orgullo".

—Él no estuvo con su encanto. Él sabía que yo era colada y solo quería hacerme pasar el mal rato.

—¡Te dijoque le gustaba el giro de príncipe con un crayón! Te estaba coqueteando, Isa.Pudimos quedarnos toda la noche y tener el cuento más largo, pero tú y tu paranoianos echaron todo abajo antes de medianoche.

Sonó la campanilla de la entrada que indicaba nuevos clientes, es decir, fin de nuestra charla. Miré a Elías con dureza antes de alejarme:
—Eso no es cierto.

—Claro que sí, crayón loco —murmuró y volvió a su labor.

Estaba a un pasillo de distancia de la entrada y caminando hacia allí recordé muy vívidamente la sonrisa ladeada del príncipe que en ese momento se me antojó malvada.

En realidad era bonita, malvada o no tenía un aire muy apuesto y dudaba que fuera solo por su disfraz de la realeza. Me pregunté si alguna vez me sonreiría así de nuevo sin disfraces de por medio y ese pensamiento me hizo sonrojar tontamente un poco.

Cuando llegué a los clientes me sentí estúpida porque supe que tenía en ese momento una sonrisa atolondrada igualita a la de Elías hacía unos minutos cuando me burlé.

Le llaman karma y es una perra. 


Hola ♥

Espero que este capítulo les haya gustado, personalmente la Isa me causa mucha risa jajaja, toda loca y paranoica xD 

♛ Nos leemos  pronto 

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