Gracias a una junta de docentes, las clases de BamBam terminaron dos horas antes de lo usual. No tenía deberes escolares para el día siguiente por lo que después de avisarle a su madre emprendió camino junto a JaeBum y Jackson a la sala de videojuegos que acostumbraban a ir.
Antes de que salieran de la escuela, una voz llamando al tailandés los hizo detenerse.
— ¡Oh! Mark hyung. — BamBam se giró al mayor, quien le sonreía suavemente mientras se aproximaba a él. — ¿Qué tal? ¿Terminaron tus clases?
Mark asintió.
— ¿Ya te vas? — le preguntó el mayor.
— Sí, iremos a la sala de videojuegos.
— Ya veo. — Mark vaciló un poco, pero continuó hablando. — ¿Puedo ir con ustedes?
— Sí, claro. Vamos. — respondió BamBam, haciendo más amplia la sonrisa de Mark.
Los cuatro caminaban juntos hacia la plaza donde se encontraba la sala. JaeBum y Jackson compartían miradas cada que Mark coqueteaba con BamBam, quien respondía con risitas o palabras como "¿qué cosas dices, hyung?" en un tono avergonzado.
Pero BamBam estaba siendo malentendido.
Él no se sentía avergonzado ante las palabras de Mark porque le pusieran tímido, más bien le ponían incómodo. No tenía ninguna duda en que su corazón estaba siendo ocupado por su adorable gigante, pero eso Mark no lo sabía por lo sus intenciones de conquistar a BamBam seguían intactas y éste no sabía como detenerlo.
Lo aceptaba, Mark lograba intimidarlo. Por ello no podía enfrentarlo.
Mientras jugaban en distintas máquinas, BamBam se ponía cada vez más nervioso debido a que Mark iba disminuyendo la distancia entre ellos poco a poco.
— Oye, Bam. ¿Me acompañas por algo de beber? — dijo JaeBum, tomando a BamBam del brazo para sacarlo del pequeño espacio entre Mark y el muro junto al juego donde se encontraban jugando juntos.
BamBam suspiró aliviado, casi acurrucándose en su amigo mientras caminaban.
— ¿Por qué no le pones un alto, BamBam?
— No sé, no puedo... ¡Agh! Siento que estoy traicionando a YuGyeomie.
— Si estuvieras siguiéndole el juego a hyung, entonces sí. — dijo JaeBum, extendiéndole una botella de agua. — Pero no te sientas mal, ya que no lo estás haciendo.
BamBam suspiró mirando a su alrededor.
— ¿Y Jackson?
— Fue por JinYoung a la escuela. — respondió JaeBum caminando junto al tailandés de vuelta a la mesa donde tenían sus cosas. — Por cierto, yo debo irme. Prometí a la madre de YoungJae que lo acompañaría a casa ya que su hermano no podrá venir por él.
— Sí, entiendo. Te veo mañana. — se despidió BamBam del coreano. Éste tomó su mochila y se marchó después de despedirse de Mark. — Uh, bueno... yo también me voy, hyung.
— ¿Tan pronto? No hace ni una hora que llegamos. — dijo Mark, sentándose junto a él en la mesa.
— Sí, lo sé. Pero-...
— ¿Pasa algo, Bam? Te noto raro conmigo.
BamBam miró a Mark, sintiéndose una mala persona al ver la mirada triste de su hyung.
— ¡No! Todo está bien. Siento si te hice sentir mal, Mark hyung.
El mayor asintió con una pequeña sonrisa, alzando su mano para acariciarle el cabello.
— BamBam, sí sabes que me gustas ¿verdad?
El cuerpo de BamBam se quedó como piedra: quieto, rígido y sin habla. Eso sí, rojísimo y con la piel ardiéndole por dentro.
— Y sé que también te gusto. ¿O me equivoco?
BamBam quería responder a ello, explicarle a Mark que en un principio sí pero que en un mísero momento que dejó su corazón al descubierto fue robado por aquel niño de mirada inocente y sonrisa de angelito.
Sin embargo, las palabras no salían y su cuerpo seguía sin moverse, aún viendo como Mark se aproximaba a él con claras intenciones de besarlo.
Y lo hizo.
Los labios de Mark se posaron sobre los de BamBam, instintivamente éste correspondió el beso en un momento de debilidad frente al mayor.
Pero la imagen de YuGyeom no tardó en aparecer en su mente, con esa sonrisa que derretía inmediatamente el corazón de BamBam y sus adorables mejillas sonrojadas.
Alejó a Mark de un empujón, sorprendiéndolo. BamBam se levantó de la silla al mismo tiempo que agarraba su mochila.
— No puedo. Lo siento, hyung.
— ¿Por qué no? ¿Hay alguien más acaso?
BamBam no pudo negarlo, su corazón le prohibió negar lo que sentía por YuGyeom. Pero tampoco pudo confirmalo en voz alta, sabía que podría traerle problemas.
Dejaría que Mark interpretara su silencio.
— Me seguiste el beso, quiere decir que ese "alguien" no te tiene por completo.
A BamBam le dolió escuchar eso, ya que quizá era cierto y sabía que había traicionado la confianza que YuGyeom tenía depositada ciegamente en él.
— Ese "alguien" tendrá que pelear conmigo por ti, Bam-ah. — dijo Mark con una sonrisa ladeada a la par que se levantaba también. Le dio un beso en la mejilla y se marchó del lugar, dejando a BamBam con un remolino en la cabeza.
Se dejó caer de vuelta a la silla, tocándose los labios con sus dedos temblorosos.
Su teléfono vibró en la mesa, captando su atención. Al mirar la pantalla se sorprendió por todas las llamadas perdidas que tenía de la señora Kim; tuvo su teléfono en vibrador en la mesa desde que llegaron a la sala, por lo que no escuchó.
— Noona, le pido una disculpa. No había visto mi teléfono. ¿Sucedió algo? — dijo BamBam luego de que la señora Kim respondiera a su llamada.
— Kunpi-ah, que alivio. — suspiró la mayor. — Verás, tengo un asunto de emergencia en el hospital por lo que no podré ir a recoger a YuGyeom a la escuela. ¿Crees que podrías hacerme el favor de llevarlo a casa?
— ¡Por supuesto! Ahora mismo voy por él. No se preocupe, Noona.
— Sabía que podía contar contigo. Muchas gracias, Kunpi-ah. Tómate la libertad de almorzar en casa, mi madre hace una comida deliciosa.
— Se lo agradezco. Bueno, iré por él. Hasta luego, noona.
La mayor se despidió y colgó.
BamBam miró la hora en su reloj.
— ¡Mierda, es tardísimo! — dijo BamBam entre dientes. Ya habían pasado diez minutos desde la hora de salida de YuGyeom, los cuales se convertirían en veinte para cuando él llegara. — Espero no esté asustado.
🍫
BamBam y YuGyeom llegaron a casa del menor después de caminar juntos y de la mano hasta ahí.
La abuela de YuGyeom les abrió la puerta, sorprendiéndose al ver a BamBam.
— ¡Abuela, él es BamBamie! Es genial ¿no crees?
La mayor rió levemente por la emoción de su nieto, acariciándole el cabello.
— YuGyeom me ha hablado muchísimo de ti, mi nombre es Soyeon, un gusto.
— El gusto es mío. Kunpimook, pero puede llamarme BamBam si le resulta más sencillo.
Soyeon sonrió haciéndose a un lado para dejarlo pasar. BamBam se quedó de pie junto a la puerta, había pasado casi un mes desde la última vez que estuvo en la casa de los Kim.
— Bueno, yo me voy.
— ¿Qué? ¡No, BamBamie! Quédate.
— Te- tengo tarea que hacer, YuGyeom. — dijo con nerviosismo, queriendo por primera vez huir de él y poder llorar a solas por lo mal que se sentía consigo mismo. — Te veré luego ¿sí?
YuGyeom lo tomó de las manos, mirándolo con sus ojos más adorables.
— BamBamie, por favor... podemos darnos besitos un rato. — dijo esto último en su oído, haciéndolo sonreír involuntariamente.
Joder, no podía contra YuGyeom. Lo tenía en la palma de su pequeña mano, la misma que le acariciaba las suyas con suavidad.
— Tú ganas.
YuGyeom dio un pequeño brinco antes de abrazarlo cortamente.
— ¡Vengan a comer!
🍫
¿Acaso era un sueño? YuGyeom se sentía en uno.
BamBam había estado muy cariñoso con él toda la tarde, más que de costumbre. Dándole múltiples besos en su carita y en sus labios, lo abrazaba cada que tenía oportunidad y le repetía cuánto lo quería.
YuGyeom estaba tan feliz, mientras que BamBam no hallaba como quitarse el sentimiento de culpa al haber besado a Mark.
Quizá la respuesta era confesárselo a YuGyeom, pero no podía. No quería volver a ver sus ojos llorosos y su lastimoso puchero en sus labios, mucho menos por su causa.
— BamBamie, eres tan dulce. — sonrió YuGyeom, devolviéndole el beso en la mejilla mientras descansaban un rato en su cama. — ¿A qué se deben tantos mimos? ¿Me extrañabas?
BamBam se limitó a sonreír, tomando a YuGyeom de una mejilla para besarlo una vez más.
En definitiva los besos de YuGyeom eran mil veces mejor que cualquier otros. Tan dulces, tan suaves, tan cariñosos, tan inocentes. Se sentía en el mismísimo cielo cada que la boquita de YuGyeom se rozaba con la suya.
— Sí, te extrañaba mucho, bebé.
— ¡No soy bebé!
— Sí eres. — respondió BamBam con diversión. — Mi bebé gigante.
YuGyeom sonrió tímidamente antes de esconderse en el pecho de BamBam, quien le acarició el cabello y la espalda simultáneamente.
— YuGyeom.
— ¿Mh?
— Te quiero.
YuGyeom salió de su escondite con una amplia sonrisa, tan adorable como siempre.
— Y yo te quiero a ti, BamBamie. Mucho, mucho.
BamBam aceptó gustoso el beso que YuGyeom inició. Lo tomó de las caderas para acercarlo más a él y lo abrazó mientras sus labios compartían un sin fin de besos.
Los besos sabor chocolate eran los favoritos de BamBam.
Los besos de YuGyeom eran los favoritos de BamBam.
🍫
Hola, bellezas. 💖 ¿Cómo están hoy?
ESPEREMOS QUE YUGYEOMIE Y SU CORAZONCITO NO SE VEAN AFECTADOS O ENTONCES SÍ NOS PUTEAMOS A BAMBAM (a Mark no porque nos devuelve la putiza al doble jaja)
🍫 Gracias por leer 🍫