Peaky Blinders [Thomas Shelby]

By WorldFullOfSmiles

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Elizabeth Genovese había conocido el lujo antes. Ella había entendido lo que significaba sentarse derecho y c... More

Personajes. Editado.
Graphics.
Familia Genovese.
00. Editado
01. Editado
02. Editado
Editando
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Extra. Part 2.
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Extra. Part 1
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Aviso🔊
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⚠️Aviso ⚠️

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By WorldFullOfSmiles

Elizabeth corre desesperadamente por los angostos y oscuros callejones de Birmingham, sintiendo como sus pulmones arden debido a su respiración acelerada pero eso no la detiene, en un momento mira hacia atrás sintiendo alivio al notar que no había rastro de Dante pero es alivio no le duro demasiado ya que de un momento a otro sintió como unas fuertes manos la agarraron de la cadera poniéndola contra la pared para después poner una mano sobre sus labios sin cuidado alguno.


Dmitriy miro a los ojos a la joven Genovese y vio todo el temor reflejado en su dulces rasgos, sin vacilar la mantuvo pegada a su cuerpo y con los labios tapados no queriendo que esta comience a gritar. Por mucho que digan que es una Bestia que asesina sin piedad, y pelea hasta la muerte, él era un hombre con ciertas debilidades y no hay que ser lo suficiente bueno para no sentir pena por las mujeres Genovese, pero por mucho que no le guste el destino que estas tendrán con Brandon y el hijo de este, no hay mucho que el pueda hacer. Tiene un trabajo que cumplir.


—Eli, te soltare pero necesito que hagas silencio ¿si, niña astuta? — Elizabeth asintió levemente, decidiendo hacerle caso a La Bestia, sabiendo que este podría aplastar su cabeza si asi lo deseaba.



— Por favor Dmitriy, no me mates, tengo que encontrar a mi señora madre — Dice la joven de manera entrecortada sin evitar temblar bajo la mirada de ese hombre que la mira de manera neutra con la cara manchada de sangre que seguramente no es propia.



—Agradece que te he encontrado yo, señorita Genovese o ya estaría ahogándose en su propia sangre, Dante anda tranquilo pero lleva al mismo diablo por dentro, y mi hermano anda sediento de sangre como siempre.

Dmitriy la siente temblar bajo su agarre a la mención de Dante, claramente la joven sabe lo cabreado que anda D'Angelo después de la herida que esta le ha ocasionado.


—Yo...yo.



—Shh—Presiona su dedo sobre los labios rojizos de la joven sin cuidado alguno. — Te soltare, necesito que corras tan rápido como puedas, antes de que me arrepienta. Nunca menciones que te solté porque eso costaría mi cuello y me gusta tal y como esta —Dice este mostrandole una sonrisa graciosa pero espeluznante a la joven quien asintió rápidamente sin dudarlo —Te vuelvo a encontrar y tendré que acatar las ordenes de tu padre, asi que desaparece de mi vista Elizabeth.



Cuando Beth se siente liberada y ve como este hombre tan grande da unos pasos hacia atras no duda, agarra su falda subiéndola a la altura de sus rodillas y sale corriendo por su vida nuevamente sin un rumbo fijo, mirando hacia atrás en ocasiones para asegurarse que La bestia no la sigue.























Tommy esperó hasta que perdió de vista a la señora Katherine y al joven que se la llevaba, preguntándose qué demonios se suponía que debía hacer con la hija de Katherine Genovese. Agarrando a su hermano por la nuca y soltando unas duras palabras hacia el mayor de los Shelby fue que logro que este comenzara a avanzar para poder conseguir a la joven pelirroja antes que los hombres de su padre, solo cuando estaba a medio camino vio a la niña agarrando sus faldas hasta las rodillas, corriendo sin control alguno entre las calles.


Elizabeth siente su pecho arder cuando se topa con la mirada de los Shelby, ciertamente ellos no le causaban temor, Thomas hace que su cuerpo tiemble cuando este la sostiene con fuerza para evitar que salga corriendo y su dedo sobre los labios de ella como señal de silencio. Ella está comenzando a odiar esto. Elizabeth mira a Arthur con el cual anteriormente había compartido algunos chistes malos en el Garrison, este tenia la cara llena de angustia y con los ojos perdidos casi con un leve destello de locura.

—¿Donde esta ella?— Beth le exigió a Tommy. —¿Se la llevaron? ¿A donde? ¿Esta con vida? —Dice la joven pelirroja desesperada sintiendo como las lagrimas comienzan a caer por su rostro.


Encogiéndose de hombros, Thomas observó como lágrimas silenciosas corrían por sus pálidas mejillas. —Ella se entregó— le informó en un tono neutro mientras escucha de fondo como Arthur golpea la pared con fuerza y suelta gruñidos haciendo que esta se encoja bajo las manos de Thomas. —La llevarán de vuelta con tu padre.


—No—, susurró Beth, sacudiendo la cabeza en negación no queriendo creer lo que el hombre le dice.


Haciéndose a un lado para salir corriendo en busca de su madre, no había esperado que Thomas Shelby la agarrara por la cintura y le impidiera continuar, agarrándola con fuerza y pegándola a su cuerpo. Ella estaba cegada por sus emociones y sin importarle su fuerte agarre lucho contra él queriendo que la suelte, por lo que Thomas decide inclinarse hacia atrás para mantener sus pies fuera del suelo mientras la joven continua luchando contra él.


—¡Suéltame!— ella gritó, sin dejar de sacudirse en sus brazos.


Thomas tropieza torpemente cuando decide llevar una mano a los labios de esta deseando que se calle antes que los encuentren, como resultado su trasero aterrizó sobre el suelo cuando la chica cayó torpemente sobre él. Él deslizó una mano desde su estómago hasta su boca, presionando su palma sobre sus labios para evitar que gritara mas fuerte.


—Baja la voz—, exigió en un siseo. —¿Quieres que escuchen y vuelvan a llevarte?


—Maldita niña, ¿quieres que te encuentren y todo lo que ha hecho tu madre para salvar tu desgraciada vida, no valga nada? —Dice Arthur por fin metiéndose en la conversación de los dos, su cara demostraba cuan enojado estaba el mayor de los Shelby.



Beth gritó algo incomprensible contra su mano mientras Thomas hacía todo lo posible para evitar que continuara luchando. Solo esperaba que los hombres no volviera a encontrarlos. Tenía las faldas recogidas hasta las rodillas, la parte de arriba de su vestido estaba desordenado y su cabello rojizo se había escapado de las telas que esta siempre usa para cubrirlo. Thomas no tenía dudas de que una de sus tiras se le había caído del hombro y sus mejillas estaban teñidas de rojo por correr y luchar. No era el momento pero noto que lucia hermosa.


—Tu madre no quiere que la encuentres—, siseó Tommy en su oído, su aliento cálido y cosquilleante contra su piel suave. —Ella quiere que te quedes... haz algo tuyo... me pidió que me asegure de que nadie te encuentre.


Tommy podía sentir que la chica comenzaba a aflojarse en su agarre, claramente perdiendo energía en una pelea que nunca podría ganar. No dijo nada mientras se preguntaba si tenía alguna intención de cumplir la promesa que había hecho. ¿Por qué lo haría él? Había conocido a esta chica una vez y ella no había hecho nada más que ofenderse por él. Él era un Shelby. No andaba ayudando a las princesitas elegantes, miro momentáneamente a su hermano y supo que así el decidiera no ayudar, Arthur lo haría.


—Eso está mejor—, murmuró Tommy cuando finalmente dejó de luchar.


Él apartó su mano de ella y la alejo de su cuerpo, levantándose del suelo y pasándose una mano por el pelo. Observó mientras Elizabeth permanecía torpemente inclinada, sus manos apoyaban su peso mientras continuaba sollozando. Tommy simplemente se inclino y la miró, preguntándose por qué demonios tenía tanto miedo de regresar a casa. Apenas podía simpatizar con ella. Había visto los moretones en su piel una vez, pero ahora conocía su herencia. No estaba acostumbrado a compadecerse de las niñas ricas. Quizás los envidiaba, pero nunca los compadeció.


—Ey— Arthur murmuró, sacando su pañuelo de su bolsillo y entregándolo hacia ella. —Sécate los ojos. Tenemos que irnos antes de que vuelvan.


Se sorbió la nariz y se limpió los ojos delicadamente con el pañuelo, observando a los hermanos Shelby con interés mientras lo hacía. —¿Y por qué irías a algún lado conmigo?


Suspirando, Thomas miró al techo y sacudió la cabeza. —No lo sé—, admitió. Era más fácil decir eso que admitir que podría tener conciencia y corazón.


—Le di mi palabra a Kathy — Susurra Arthur al mismo tiempo que Thomas habla, quizás tenia poco tiempo conociendo a la madre de la niña pero ella le hacia sentir paz con tan solo su presencia, se volvía a sentir como el Arthur antes de ir a la guerra.



Elizabeth tenía muchas preguntas para ambos Shelby, que la llevaban a su casa. Ella no había luchado contra Thomas que caminaba a su lado mientras Arthur iba unos pasos mas atrás vigilante, ni se había molestado en hacerle preguntas en medio de la calle. En cambio, se mantuvo en silencio mientras él la conducía por las calles secundarias de Birmingham, su mano presionó contra la parte baja de su espalda para mantenerla cerca de él y avanzar.


Thomas estaba agradecido de que sus lágrimas se hubieran secado por ahora. No sabía cuánto más podría soportar si ella insistía en llorar. Había sacado un cigarrillo del bolsillo y permitió que el sabor permaneciera en su boca, casi como si tuviera la respuesta a su repentino problema.


Si tuviera algún sentido común, arrojaría a la chica a un lado y le diría que se las arreglara sola. Encontraría trabajo como puta. Sería una ventaja para un burdel si fuera virgen como Thomas Shelby anticipó. Solo cuando Tommy estaba fuera de su casa se sintió agradecido de que su familia estuviera en The Garrison durante las próximas horas.


— ¿Qué demonios estoy haciendo?— Tommy se preguntó mientras abría la puerta y entraba.


Sostuvo la puerta abierta para Beth, permitiéndole entrar. Ella lo miró con cautela antes de dar el primer paso adentro. La casa de Shelby olía a salón de su padre: olía a humo. Ella tosió una vez, colocando un delicado puño sobre su boca para evitar que tosiera demasiado fuerte. La cocina era pequeña y los vasos y platos sucios descansaban sobre la mesa.


Se tiró de las manos y se las colocó en la falda, sin saber qué hacer consigo misma. Tommy parecía saber exactamente qué hacer mientras se servía un vaso de whisky y ella lo miraba, mientras Arthur salio de la casa sin decir nada. Elizabeth estaba confundida. Estaba confundida y quería respuestas del joven Shelby. ¿Por qué la estaba ayudando? Ella lo había visto una vez antes y en ocasiones en el Garrison.


— Entonces, ¿eres Genovese?— Tommy pregunta a ella y ella guardó silencio. Realmente no necesito una respuesta. —La única hija de Brandon Genovese.


— ¿Por qué estoy aquí?— Beth se atrevió a preguntar, sabiendo que no tenía sentido responder una pregunta para la que sabía la respuesta. — No te conozco. ¿Por qué ofrecerías ayudarme?.


Thomas volvió a colocar su vaso sobre la superficie de la mesa, sus manos se movieron para descansar sobre la madera mientras mantenía su mirada entrecerrada y enfocada en la chica frente a él. — ¿Prefieres que deje que te lleven con tu madre?.


— Sí—, respondió sinceramente Elizabeth. — ¿Qué se supone que debo hacer ahora? No puedo volver a nuestra habitación.


—Claramente—, Thomas estuvo de acuerdo con ella, sirviéndose otro vaso de alcohol mientras Beth se preguntaba cuánto podría soportar. —Parece que tendrás que valerte por ti misma. Tienes un trabajo, más que la mayoría de la gente en esta ciudad. Encuentra otra habitación o muévete a otro lado.


—Oh, y es así de simple—, murmuró Beth, apartando la mirada de él para ocultar las lágrimas que amenazaban con caer por sus mejillas. —¿Cómo se supone que voy a sobrevivir? Apenas gano lo suficiente.

—Entonces vuelve con tu padre—, Tommy se encogió de hombros. —¿Crees que me importa lo que haces? Tu madre me pidió que te ayudara y ya lo hice. Ahora depende de ti. No esperes que la gente te compadezca.

La mirada de Elizabeth volvió al Thomas mientras él se mantenía erguido y se quitaba el abrigo gris de los hombros al darse cuenta de lo duro que era el hombre ante ella. Sacudiendo la cabeza, sus rizos rebotaban alrededor de su rostro y Tommy asimiló la forma en que sus dientes se apretaron cuando estaba molesta.

—¡No quiero tu piedad!— ella le gritó con la cara y parte de su cuello se encontraban rojizos.

—Bien—, respondió Tommy con calma. —No lo tienes. ¿Qué es? Papá golpeó a mamá una vez ... pero todo se puso demasiado duro cuando golpeó a su hija. Mamá no iba a aceptar eso, ¿verdad? ¿Se escapó? ¿Y ahora tienes una vida sin el té de la tarde y los vestidos finos?.

Sacudiendo la cabeza, Elizabeth permitió que sus ojos se ensancharan y humedecieran. ¿Cómo se atrevía a asumir cómo era? ¿Cómo se atrevía a pararse allí y juzgarla sin saber la historia completa de lo que había sucedido? Elizabeth se negó a que le hablaran de esa manera. Nunca antes un hombre se había atrevido a hablarle como Thomas Shelby, y él no la conocía.

—No sabes nada—, le dijo Elizabeth, con las manos apretadas en puños a su lado. —Eres un maldito bastardo grosero y desconsiderado.

Elizabeth no era una persona para maldecir, pero la ira dentro de ella había crecido demasiado. Si tan solo supiera que las palabras apenas afectaron a Tommy. Tenía que admitir que estaba más sorprendido que herido. Él, en realidad, no estaba herido en absoluto. Había sido llamado peor en el The Garrison por hombres dos veces su tamaño y no le había molestado.

— ¿De verdad crees que golpeó a mi madre una vez?— Elizabeth le preguntó. —Pasó meses deshonrándola ... llevando a otras mujeres a su cama. Ella lo cuestionó y él la golpeó. No la golpeó solo una vez. La golpeó más que eso, era algo de todos los días. ¿Por qué lo entenderías? Confío en que te pongas de su lado y no tienes problema con dañar a las mujeres.

Elizabeth no podía entender por qué nada de lo que decía le estaba poniendo nerviosa. Siempre estaba tranquila y serena. Había sido educada para ser una dama. Esto estaba empezando a agitar a Beth más de lo que quería admitir. Ella hizo todo lo posible para no parecer histérica, pero todo lo que su padre había hecho estaba repitiendo en su mente. Y su madre había sido enviada de vuelta a él.

—Tengo una tía y una hermana—, le dijo Tommy, moviéndose para sentarse en una silla de madera mientras ella permanecía parada donde estaba. —Nunca pondría un dedo sobre una mujer.

Elizabeth miró hacia otro lado, incapaz de hacer frente a su dura mirada azul. Moviéndose ligeramente, se dejó caer en una silla ya retirada, con los brazos cruzados sobre la superficie de madera de la mesa mientras inclinaba la cabeza y Tommy asintió, intrigado por saber más de la niña.

—¿Y entonces él te golpeó porque defendiste a tu madre?— Tommy comprobó.

Beth se limpió la humedad del rabillo del ojo. —No del todo—, habló. —Mi hermano prefirió ponerme en mi lugar. Le conté lo que pensaba de padre que lastimaba a madre. Me contó lo que pensaba de mi insolencia. Comenzó como un extraño agarre... una mano apretada alrededor de mi brazo... amenazándome de ponerme en mi lugar. Después el sería cruel y amable en el mismo momento. Su apretón sería fuerte pero su mano acariciaría mi cabello. Continuaría por algún tiempo... habría días en que apenas decía algo pero le gustaba tener el control. Un día me cansé de todo, le grite... y fue cuando comenzó a pegarme.

Elizabeth podía pensar en cómo la cara de Derian no había mostrado remordimiento mientras luchaba contra su agarre. Sus manos habían arañado la parte superior de sus brazos. La había tirado de ella antes de abofetearla y dejarla caer. Ella pensó que él podría haberla lastimado más, antes de que su madre lo detuviera.

—Madre dijo que eso era suficiente—, concluyó Elizabeth en un susurro.

Thomas la miraba. Ella estaba débil. Podía ver eso. Había crecido con todo lo que tenía en su regazo y no tenía idea de cómo valerse por sí misma. Tommy casi se compadeció de ella, pero recordó que había muchas mujeres en este mundo con maridos abusivos. Sufrieron tanto como Katherine Genovese y su hija, pero ninguna de ellas estaba en su cocina.

—¿Y si volvieras con él?— Tommy se preguntó por ella. —¿Qué crees que pasaría?—

Elizabeth se encogió de hombros. —Sospecho que me darían una lección, igual que a mi madre.

—¿Y quieres volver?— Thomas continuó interrogándole.

Ella lo miró a los ojos azules y sacudió la cabeza, su pequeña boca se abrió ligeramente mientras respiraba hondo. —No—, admitió. —Quiero a mi madre de regreso.

—No puedes tener ambas cosas—, le dijo Tommy. —Esa es la dureza de la situación.

—Lo sé—, dijo Beth y Tommy sintió que se había calmado de su estado anterior.

—Tu madre quería que te quedaras—, le dijo Thomas, jugando con el vaso en sus manos. —Ella me dijo que no quiere que vuelvas con tu padre.

—Pero, ¿cómo puedo dejar que vuelva con él?— La joven le preguntó a Tommy. —¿Cómo puedo permitirle sufrir cuando yo no lo soy? Es cruel e injusto de mi parte.

—Sí—, Tommy estuvo de acuerdo. —¿Pero por qué deberían sufrir los dos cuando no hay necesidad?.

—Qué cosa más cruel dices—, respondió Beth.

—El mundo es un lugar cruel—, se encogió de hombros Tommy.

Sacudiendo la cabeza, Elizabeth suspiró suavemente y Tommy sintió que sus ojos se erizaban cuando el sonido de la puerta se abrió. No había ruido borracho habitual de los chicos. Al mirar hacia la puerta, Thomas vio a su tía Polly entrar en la casa, su mirada se movió hacia la parte posterior de la cabeza de Elizabeth mientras miraba a su sobrino, preguntándose si él sabía el problema que había causado.

—Tommy—, Pol susurró su nombre. —Ella no es quien creo que podría ser, ¿verdad?—

Elizabeth se puso de pie cuando Thomas hizo un movimiento para ponerse de pie, caminando alrededor de la mesa y hacia su tía Pol. —Sí, la niña es la niña Genovese desaparecida.

—Jesucristo, Thomas—, susurró Polly, sacudiendo la cabeza mientras se apresuraba hacia las ventanas, cerrando las cortinas mientras Elizabeth giraba para seguir el movimiento de la mujer. —Brandon Genovese tiene a sus hombres deambulando por las calles buscándola. ¿Sabes en cuántos problemas te meterás si la encuentran aquí?

—Tiene a su esposa de regreso—, dijo Tommy. —Ella le dijo a sus hombres que su hija se había escapado.

—¿Y sabes lo que le pasó a su esposa?— Pol siseó antes de darse cuenta de sus palabras.

Los ojos de Elizabeth Genovese se abrieron y vio a Pol hacer una doble toma, sacudiendo la cabeza y moviéndose para cerrar la puerta. Tommy estaba detrás de Elizabeth cuando la mirada de la niña se redujo.

—¿Lo que le ocurrió a ella?— Elizabeth exigió saber.

Pol no quería hacerle esto a la chica. Ella sabía lo difícil que era perder a la familia. Ella sabía más que la mayoría. Observó mientras Elizabeth daba un paso más cerca de ella y Pol no veía rastros de fragilidad allí como había esperado. La niña estaba preocupada. Podía ver eso en sus manos temblorosas, pero se estaba manteniendo fuerte.

—Se encontró su cuerpo cerca del lago, la cara desfigurada y el cuello cortado... se le reconoció solo por su cabello rojizo—, dijo Pol.

Tommy inclinó la cabeza y cerró los ojos mientras Elizabeth permanecía muda. Ella no arremetió ni gritó. Ella no dijo nada. Ella permaneció parada donde estaba. El silencio envolvió la habitación mientras Pol se preguntaba cuál sería su reacción. Casi esperaba que la niña se desmayara por lo pálida que se había puesto en ese momento. Sin decir nada, Pol miró a Tommy, ambos intercambiando una mirada de complicidad.

Albergar a Elizabeth Genovese era peligroso. La niña era un peso. Sin embargo, Pol había visto sufrir a mujeres antes. Había visto a chicas más jóvenes que Elizabeth pasar por horribles pruebas. ¿Ella sentía pena por ellos? Por supuesto. ¿Era lo suficientemente tonta como para involucrarse?.

—¿Qué hacemos?— Pol le preguntó a Tommy.

Al notar cómo Beth se balanceaba sobre sus pies, Thomas la atrapó debajo de sus brazos antes de que pudiera caer al suelo, la noticia finalmente se manifestó dentro de ella. Thomas la ayudó a sentarse, colocándola en una silla, sus manos aún sostenían sus brazos. Apenas notó cómo sus pulgares corrían pequeños patrones circulares en sus brazos mientras hablaba con Pol.

—Si la encuentran aquí, entonces estamos tan bien como muertos—, susurró Tommy.

—¿Y la entregamos?— Pol le preguntó a Tommy. —¿A qué vida vuelve, Tommy?—

Tragando saliva, Tommy sabía lo que Pol pensaría. —Su padre golpeó a su madre mientras que su hermano la golpeó. La enviamos de regreso a eso—.

—Dios mío—, murmuró Pol, sacudiendo la cabeza. —¿Y podemos enviarla de vuelta a eso?—

—El sufrimiento continúa a nuestro alrededor—, dijo Tommy.

—Pero ninguno de ellos está sentado aquí en nuestra casa—, dijo Pol, mirando a la niña. —La escondemos y la enviamos a algún lado. Ella no será nuestro problema para mañana por la mañana.

Pol era una mujer dura. Ella colocó a su familia primero, pero no estaba sin conciencia. Pol tenía sentimientos. Y mientras observaba a esta chica sollozar en la mesa de la cocina, supo que no podía entregarla a los hombres que vendrían a tocar a su puerta.

—¿Quieres levantarte mañana y pensar en él? ¿Qué pasaría si vuelve con él?

— ¡Apenas lo sé!— Thomas le volvió a silbar, impresionado de que Beth no se hubiera quitado el aturdimiento para pensar. —La vi unas veces en el Garrison antes de hoy. ¿Qué le debo?.

—Nada—, Pol negó con la cabeza. —Pero te conozco, Thomas Shelby. No eres un hombre malo.

Maldiciendo por lo bajo, Thomas bajó la vista hacia la cabeza de Beth. Ella seguía en silencio ante todo. Se preguntó si ella incluso tomaría algo de esto. Lo dudaba. Sin decir nada, Tommy oyó gritos en la calle. Pol asintió hacia él.

—Llévala arriba y me encargaré de ellos—, le exigió.

Moviéndose apresuradamente, Tommy arrastró a la joven Elizabeth. Sintiendo que ella no era muy útil, Tommy hizo lo único en lo que podía pensar. Él la alzo de sus pies, y solo entonces ella luchó contra él. Él movió sus brazos alrededor de sus muslos y la inclinó sobre su hombro, moviéndose rápidamente hacia la escalera a través del pasillo.

—Bájame—, exigió Elizabeth, luchando por hacer que sus solicitudes fueran escuchadas mientras Thomas corría escaleras arriba. —Solo bájame.

—¿Y a qué tienes que regresar ahora?— Thomas se preguntó, sabiendo que sonaba duro y cruel, pero la chica tenía que darse cuenta de que no era la única en riesgo ahora. —Tu madre está muerta, Beth.

Sofocando otro sollozo, Elizabeth guardó silencio mientras Thomas la acunaba sobre su hombro y abría la puerta de su habitación justo cuando escuchaba un golpe en la puerta de abajo. Tommy cerró la puerta de su habitación y colocó a Beth suavemente en el suelo, inclinándose para dejar que sus pies tocaran el suelo mientras sus manos se movían a lo largo de su espalda hasta sus hombros, descansando allí cuando escuchó un fuerte grito entrar en la casa. Sus ojos se movieron hacia su puerta, instantáneamente permitiendo que el miedo la agarrara por el ruido.

—Estamos buscando una Elizabeth Genovese—.

Dmitriy—, susurró Elizabeth, al instante conociendo el acento y el tono de la voz del hombre.

Dio un paso a un lado, pero Thomas la agarró por la cintura y le impidió ir. Sabía dónde estaban todas las tablas crujientes del suelo y sabía que no tenía sentido jugar un juego peligroso con estos hombres. Beth lo miró mientras dejaba que sus manos la agarraran. Ella se quedó quieta, mirándolo con intriga cuando él se llevó un dedo a los labios, instándole a que se callara.

Elizabeth no tenía otra opción que cumplir. Las lágrimas mancharon su mejilla mientras permanecía quieta. Podía escuchar la respiración de Tommy mientras su mejilla permanecía cerca de su pecho. Podía sentir sus pulgares moverse contra su cintura sobre el vestido mientras dibujaban patrones de ocho en su piel. Sus manos colgaban a los costados mientras Tommy escuchaba las voces murmuradas que conversaban.

—¿Quién es Dmitriy?— se atrevió a susurrarle a la joven.

—El es la mano derecha de mi padre, Dante es el consejero y Nikolai es el perro de pelea—, ella logró murmurarle.

Asintiendo, Tommy esperó con la respiración contenida mientras Beth permanecía en silencio. Solo cuando pensaron que se habían ido, Thomas oyó un fuerte golpe en la planta baja. Elizabeth saltó y Tommy sintió que sus manos se movían hacia la parte superior de sus brazos. Podía sentir su cuerpo temblar en el suyo y Tommy sintió que se acercaba a él, su mejilla prácticamente presionada contra su pecho.

Pol gritó en voz alta a los hombres que habían entrado en la casa cuando no le dijeron nada. Tommy temía que subieran las escaleras. No había ningún lugar para esconderla sin hacer ruido y Tommy lo sabía. Conteniendo la respiración por un momento, Tommy contó los minutos, aliviado de que las escaleras no crujieran bajo el peso de alguien.

—¡Ahora sal de mi maldita casa!

El rugido de la tía Pol y el golpe de la puerta fueron suficientes para que Tommy se relajara mientras Beth se desplomaba y luchaba por abrazarla por completo. La niña estaba exhausta. Moviendola a su cama con un brazo enganchado con seguridad alrededor de su cintura, Tommy vio que las lágrimas habían comenzado a fluir por sus mejillas nuevamente.

—Descansa un poco—, le dijo Tommy. —No volverán por ti hoy—.

Asintiendo, Elizabeth permaneció sentada al borde de su cama mientras la tristeza la consumía nuevamente. Resoplando para sí mismo, Thomas metió las manos en los bolsillos del pantalón y supo que tenía que hablar con Pol sobre qué hacer con Elizabeth Genovese.








•••


🍒Bueno como se que al comienzo cuando uno comienza a leer una historia es fácil confundirse con los personajes acá dejare de nuevo como es cada uno de los que salen en este capituló.

🍒También quiero aclarar que estas tres joyitas que son Dmitriy, Dante y Nikolai estuvieron presente en casi toda la vida de Eli por lo que es algo obvio que alguno tenga cierto afecto, solo que bueno son asesinos.

—Dmitriy Ivanov "La bestia"

—Nikolai Ivanov "El ruso"

—Dante D'Angelo "Ángel de la muerte"




—Brandon Genovese "Sonrisa sangrienta" (Saldrá próximamente)




—Derian Genovese (Este cabron también saldrá próximamente)

🍒YA tengo laptop, me llego el dia de hoy (Que eficiente es Amazon) y me puse a redactar de una, espero les guste mucho y disculpa la tardanza.

🍒Sería genial que dejaran algún comentario sobre lo que les pareció este capituló ya que eso es algo que me motiva a seguir.

🍒¿Que les parecio la quinta temporada?

🍒Besitos, se me cuidan y nos vemos en estos próximos días.

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