—Hola, buen día —saludó con una cálida sonrisa el director de la clínica—. Ella es Kim Yoshi, y será quien la atienda el día de hoy.
La mujer mayor, de más de sesenta años, observó con desconfianza a la jovencita pasante. Su médico de cabecera era Bastien.
—¿Por qué, doctor?
—Porque ella está aquí para hacer sus pasantías. Y no sé preocupe por nada, señora Díaz, estoy aquí para acompañarla y verificar que todo se opere del modo correcto. Ella no le dará ningún tipo de diagnóstico, simplemente la evaluará el día de hoy.
—Mm, de acuerdo —le dijo no muy convencida, mirando a Kim con el ceño fruncido.
La jovencita le sonrió, y pasó a informarle que debía hacer, para poder evaluarla. Bastien la observó, con una suave sonrisa. Sabía que a sus pacientes no les gustaba, o les incomodaba un poco, el hecho de que otro médico los atendiera.
Especialmente si era una pasante que parecía una niña, y no la edad que realmente tenía.
***
—Lo estás haciendo muy bien.
—¿Sí? Yo creo que no les agrada mucho verme a mí —sonrió incómoda.
—Es por una cuestión de costumbre —sonrió, antes de terminar su café—. Bueno, yo debo volver a mis funciones, pero tú ya puedes retirarte el día de hoy, Kim.
—¿Seguro? Puedo quedarme un poco más, aún te quedan varias horas.
—No, debes cumplir tus horarios, estudiar y descansar, no te preocupes por mí —le dijo poniéndose de pie, con una amable sonrisa—. Recuerda que mañana trabajas con la doctora Serra.
—Ah, sí... Cierto.
—Que tengas buen día —sonrió antes de irse.
La jovencita se quedó observándolo, antes de suspirar. Llevaba ya dos semanas trabajando en la clínica, junto a Bastien, y era con él sólo con quien se sentía cómoda.
Pero sabía que ahora debía pasar un par de semanas con los otros profesionales, como la doctora Serra, que era la jefa de pediatría.
Kim se colocó la bufanda, y un gorro del mismo color, y tomó su bolso para volver a su departamento. Aún tenía cinco meses más allí, quizás podría hacer buenos amigos... Si no fuera porque la veían como un bicho raro.
***
Iban a ser las seis de las mañana, y Bastien finalmente terminaba su guardia de veinticuatro horas. Ahora podría ir a dormir unas horas a su casa, y luego pasar por su hijo.
Con Candice habían acordado la tenencia compartida, y Luke por eso vivía con ambos padres. De lunes a miércoles con Candice, y de miércoles, por la tarde, hasta sábado por la mañana con Bastien.
Luego, pasaba un domingo con cada uno. Lo mismo con ciertas celebraciones, o cumpleaños. Y aunque ellos no volvieron a intentarlo, tenían una buena relación, por su hijo.
El niño se había adaptado bastante bien, o al menos eso creyeron. Cuando Candice quedó embarazada de su novio, aquello afectó profundamente a Luke.
De cierto modo, el pequeño tenía la esperanza de que sus padres volvieran a estar juntos. Y aquella noticia, se notó en sus clases, tanto de colegio como de deportes.
Luke no quería un bebé, un hermanito que no fuera fruto de sus padres. Y mucho menos, aceptaba a la nueva pareja de su madre.
Sabían que era cuestión de tiempo, hasta que el niño se adaptara. Y también tenían la esperanza, de que cuando el bebé naciera la actitud de Luke cambiara.
Por toda la situación, el pequeño rubio de siete años prefería pasar más tiempo con su padre.
...
Será una historia muy cortita ❤️💞 ya que sólo es un extra.