9 Años después - (Aguslina).

By Aguslina_Gastina12

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Carolina nunca pensó ser madre joven y soltera, menos tener gemelos idénticos. ¿Qué pasará cuando Agustin se... More

9 Años después (Aguslina)
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 14
Capitulo 15
Aviso!
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Holiss!
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Feliz Dia Del Padre
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Agustin - 7 Años
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Fin
Epilogo

Capitulo 13

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By Aguslina_Gastina12

—No, no entiendo —Mateo negó varias veces con la cabeza.

—Mateo y  es fácil —tomé el lápiz y escribí en la hoja— Todo número multiplicado por cero, es cero.

—¿Pero por qué? —dijo nervioso.

—Mateo, no te importa el porqué sólo tienes que saber que un maldito número multiplicado por cero es igual a cero.

—¿Y si en el examen lo preguntan?

—Mateo, sólo haz lo que mamá dice —gruñó Gaston, igual de aburrido que yo.

—Pero si no se cómo es, ¿Cómo haré el examen? —tiro el lápiz lejos y se paró molesto.

—Entonces si te preguntan eso podrías poner que es imposible multiplicar un número con otro que no tiene valor —dije orgullosa de mi repuestas.

—¿Cómo? ¿Qué dijiste? —rompió una hoja de su libro y tomó el lápiz. Gaston arrebató las dos cosas y comenzó a escribir.

El timbre sonó y corrí feliz hasta la puerta. Agustin estaba detrás de esta, con su típico traje de oficina y unas bolsas.

—¡Hey, traje hamburguesas! ¿Alguien quiere? —entró a la casa sin sí quiera saludarme. Caminé al sofá, tomé el bolso y lo colgué en mi hombro— ¿Por qué vistes así? —me preguntó.

—Iré a una cena de trabajo. Agustin te quedarás a cargo, recuerda la leche en un vaso y Mateo tiene que estudiar matemáticas —dije con una sonrisa en mi rostro, estaba esperando esto hace bastante tiempo.

—¿Qué? ¿Una cena? —la expresión en su rostro cambió.

—Sí, de trabajo —me acerque a él para besar su mejilla en forma de adiós pero me detuvo.

—No irás a una cenas con ese vestido —me miró con furia. ¿Él estaba hablando conmigo sobre moda?

—No comiences —recordé automáticamente el cumpleaños de Isabella y el cambio de vestuario a último momento ya que Agustin no quería que fuera con un vestido tan corto. ¡Era tan idiota!

—Iré contigo...

—Ni lo sueñes Agustin. No Bernasconi, no te atreverías —caminé hasta la puerta con rapidez.

—¡Chicos, sus cosas y cuadernos, iremos donde Claudia! —gritó tomándome del brazo e impidiendo que camine.

—¡Agustin, no!

(...)

Bufé enojada y salí de la Range Rover seguida por los tres hombres que arruinaban mi vida.

—Mamá te ves bien —dijo Mateo a mi oído.

—Me alegro —respondí cortante.

—¿Qué hice yo? —preguntó sorprendido ante mi respuesta.

—Nada Mateo, sólo no me hables, estoy un poco moleta —tomé su mano y caminamos hacia la puerta. Entonces, cuando la puerta se abrió, recordé que Claudia no sabía lo de los gemelos y todo en mi cabeza dio vueltas.

—Ya sabe —dijo Agustin en mi oído como sí supiera lo que estaba pensando. Asentí y me aseguré que los niños tuvieran sus mochilas, tenían que estudiar.

—¡Hola Gaston! —dijo Claudia en cuanto abrió la puerta, miró ambos niños confundida y luego a Agustin.

—¡Claudia! —Agustin extendió sus brazos para abrazar a su mamá.

—Soy Mateo —dijo confundido Mateo al ser llamado Gaston.

—¿Carolina? —llevó ambas manos a su cabeza como si tuviera que procesar demasiada información. Al parecer a Agustin omitió la parte de gemelos.

iguales y que yo era su madre.

—Deberíamos entrar —dijo Agustin.

—Agustin, llévame a casa necesito entrar a mi auto e ir a esa cena —lloriqueé en su hombro.

—Calla —dijo. ¿Pero qué le pasaba? Agustin es en serio muy raro.

—¿Cuál es cual? —preguntó Claudia con una sonrisa en su rostro.

—Yo soy Gaston y él Mateo —sonrió Gaston.

—¿Tienen hambre? —les preguntó a ambos. Los dos asintieron.

—Claudia —llamó Agustin.

—¿Qué? —preguntó con una sonrisa, no entendía como se tomaba esto con calma ¡Se quedaría con los gemelos! Nadie estaría calmada en su lugar.

—Traen tarea en sus mochilas, ayúdalos —ordenó con voz firme.

—Bien —sonrió como si estuviera acostumbrada a ser tratada así.

—Ven conmigo —tomó mi brazo y subimos por las escaleras hasta su habitación.

Me sorprendí al ver una habitación blanca con una cama al medio de esta, era bastante simple cómo para ser de él. Agustin hasta el armario, sacó varios trajes y los colocó en la cama.

—Escoge —me miró sonriendo.

Bipolar.

—No, Agustin. Necesito ir a esa cena ahora —me mordí el labio inferior y me senté en la cama.

—Entonces dime cual traje usar ¿Quieres que tu acompañante se vea bien, no? —sonrió de lado.

—¡No irás conmigo!

—Sí, lo haré. Ahora dime cual maldito traje usar.

—El que está al medio —gruñí.

—Me voy a duchar, prometo hacerlo rápido -dijo y corrió hasta el baño, ni si quiera me había fijado que la habitación tenía baño.

Me recosté en la cama y me asegure de no doblar los trajes, estaba odiando a Agustin. De todos modos, era momento para salir corriendo pero no me gustaría ver a Agustin enojado y me demoraría un infierno hasta mi casa si camino. A los minutos salió del baño. Él lo había prometido y se demoró muy poco tiempo.

—¿Este? —dijo mostrándome el que yo había elegido. Asentí y me pare de la cama incómoda al estar en una misma habitación con Agustin en bóxer. Pero no pude dejar de fijarme en su tatuaje y abdominales, no estaba del todo marcado pero sus músculos eran los necesarios para lucir un cuerpo de los mil demonios.

—¿Qué miras? —preguntó con gracia.

—A ti nada, creído —respondí inmadura mente y volví a sentarme en la cama. Agustin estaba terminando de ponerse los pantalones cuando Mateo y Gaston entraron a la habitación, me miraron sorprendidos y confundidos.

—Queremos jugar con tu PS4 —dijo Gaston.

—Oh sí, vengan —Agustin estiró su mano y Gaston la tomó gustoso, Mateo tenía una sonrisa en su rostro. ¿Piensan que soy idiota?

—Ni lo sueñes Gaston, hoy estudiarás junto a tu hermano —estaba cabreada y mis humores no soportaban esto justo ahora. Ya debería estar en la cena.

—Ya escucharon chicos, lo siento —Maldito Agustin, sabía lo que estaba haciendo y no estaba de acuerdo, él quería dejarme a mí como la mala de la historia.

—Me voy de esta maldita casa —gruñí. Tomé la cartera y me dispuse a bajar.

—Ustedes dos estudien, yo iré con su madre —mandó Agustin.

—Agh, ¿Ves? Ya esta igual de amargado que mamá -dijo Mateo. Lo iba a matar. Dejé de bajar las escaleras y volví a subirlas hasta llegar a la habitación. Agustin ya estaba vestido y tenía un caro perfume en su mano.

—¡Mateo!

—Mierda —escuché a Mateo mientras que Agustin soltó una risa.

—Agradece que tengo una importante cena —lo amenace— Pero mañana vas a sufrir, Mateo Kopelioff.

—Vamos, Carolina —Agustin tomó mi brazo y me llevó con él hasta la puerta, como si fuera una niña— Cuando lleguemos les haré preguntas —gritó Agustin, los gemelos rieron y al ver el rostro de Agustin dejaron de hacerlo. Claro que Agustin podía hacerlo, las multiplicaciones para él no eran nada.

—Si, Agustin —dijeron a la misma vez.

(...)

—¡Estoy cansada de ellos! —exclamé subiendo al auto.

—No, no lo estas —sonrió Agustin.

—Y de ti también, ¿Quién te crees para venir conmigo?

—Umg, soy el papá de Mateo y Gaston...

—¿Disculpa? ¿Papá? Estás de broma —solté una carcajada— Has llegado a sus vidas hace días —reí.

—¿Y? Sin mi ellos no estarían —lo miré y tenía el ceño fruncido.

—Vale, no debemos pelear —traté de calmarme pero era imposible.

—Bipolar —susurró Agustin.

—¡¿Yo?! —Agustin me miró sorprendido por el tono de voz que usé— Tu eres el bipolar que no sabe que hacer con su vida y estoy aburrida de ésto. ¿Por qué volviste? Ahora van a pensar que soy una cualquiera por llevarte a esa cena, vete a la mierda —traté de abrir la puerta del auto pero Agustin había puesto seguro— ¿Qué? ¿Ahora crees que soy niña? Demonios —gruñí.

Acomodé mi trasero en el asiento y me dispuse a sacar un espejo de mi bolso para comenzar a arreglar mi cabello otra vez.

—¿Quedó bien? —le pregunté apuntando mi cabello.

—Sí —Agustin rió. Quizás él tenía razón al decir que yo era un poco rara y bipolar.

(...)

—¡Max! —Agustin saludó al dueño de la empresa en la que yo trabajaba y juntaron manos.

—¡Hombre, tanto tiempo! —Max no era mayor, a lo máximo tendría unos 30, su padre había muerto y él quedó a cargo de todo. Él era tan guapo que mis piernas temblaban siempre que me hablábamos.

—¿Tres años? —¿Qué? ¿Se conocían?

—Algo así —tomó de su copa y dirigió su mirada a mí— Estas hermosa, Carolina.

—Ajá —Agustin gruñó— Ella es Carolina, mi novia ¿Ya la conocías, no?

—¿Tu novia? —pregunté alterada, Agustin dio un leve apretón a mi mano.

—Sí, la conocía pero no tenía idea que era tu novia —pude sentir a Agustin sonriendo. Max era uno de los hombre más guapos que he visto, (primero van mis hijos) y en todas las cenas él me decía lo guapa que me veía, ya no lo haría más. Odio a Agustin.

—Sí, ya sabes —tomó un trago de su trago— Es hermosa e inteligente.

—Estoy de acuerdo contigo —sentí la mirada de Max en mí y cómo siempre, mis piernas tambalearon— Es una de mis mejores diseñadoras, créelo.

—Sí, eso había escuchado —Agustin tomó mi cintura y me acerco a él besando mi mejilla.

—¿No te interesa tener lo que hace Carolina en tu empresa?

—No, claro que no —susurré.

—Sí, sería genial —respondió Agustin.

—Bueno, deberían arreglar eso —rió Max— Un gusto verte otra vez, Agustin —lo abrazo como un hombre lo hace y se dirigió a mí— Una pena que no estés disponible, preciosa —susurró en mi oído. Se dio media vuelta y lo seguí con mi mirada hasta que se perdió entre la gente.

—¿Qué mierda tratas de hacer? —Agustin comenzó a caminar hacia afuera, y al tener mi mano sujeta con la de él también lo hice. Ahora estábamos solos— ¿Te acuestas con Max? Maldita sea Carolina, necesito que me digas si él te ha tocado —se acercó a mi y yo me alejé al instante. No sabía que decir ¿El pensaba eso de mi? Sentí mi estómago dar vueltas, era como sí la cena que habíamos comido estuviera subiendo y no, no estaba bien— ¿¡Por qué lo hiciste!? —gritó, agradecí que toda la gente estuviera dentro.

—¿Hacer qué? —exclamé. No entendía nada de lo que había hecho.

—Follar con tu jefe —llevó una de sus manos a su cabello y trató de ordenarlo— Acabas de arruinarlo ¿sabes? —Estaba loco, no tenía idea de lo que estaba hablando ¿Max y yo? Reí— ¿Y te ríes? Eres una mierda.

—Eh, para —fruncí el ceño— ¿Qué mierda te pasa? Pasa que no puedo creer que te acuestes con Max ¡Vi como se acerco a tu oído! Cuando un hombre de acerca así a su personal o la mierda que sea es porque algo a pasado y no, tu no deberías haber estado con nadie —esto estaba comenzando a ser gracioso— Joder, no puede ser. Tu y alguien más, mierda no —estaba nervioso y lo notaba.

—Agustin, nunca he estado con Max —reí, Agustin me miró esperanzado y una sonrisa se formó en su rostro.

—¿En serio?

—Lo prometo —reí, tomé su mano y la acaricié tratando de calmar su ataque de ira en contra Max.

—Por un momento pensé que Max te había met...

—Cállate, por favor cierra la boca. si no quieres que me arrepienta de tener nuestras manos juntas.

—Bien —rió— Vamos al bar de un amigo, esta cerca de aquí y esto está aburrido —asentí, ya me había encargado de saludar a toda la gente, ahora estaba aburrido y quería divertirme.

(...)

—Ah, mierda —chillé— Muy fuerte —le dije a Agustin, ya había olvidado como hablar —¿Más suave?

—No —gemí— Mh... —mordí mi labio inferior tratando que el sabor siguiera en mi lengua.

—Oh, no hagas eso —rió con voz ronca— Extrañaba esto —dijo Agustin colocándose a un lado mío.

—Si, es como la primera vez que lo hicimos, se siente bien y está bueno.

—La primera vez fue un desastre —él tenía razón.

—Fue vergonzoso —admití.

—No te levantaste de la cama por un día entero.

—¡Me dolía todo el cuerpo! — gemí— Y todo fue por tu culpa.

—¿Que? ¿mi culpa? Tu lo quisiste hacer— reímos.

(...)

—Recuérdame no emborracharme nunca más, por favor —dije entrando a la habitación de Agustin.

—Recuérdamelo también —pidió, se tiró a la cama y cerró los ojos. No muy consciente de que hacer me tire a su lado y lo abracé.

—Te extrañé demasiado —susurró en mi oído.

—Yo también lo hice —bese su mejilla, ya no estaba controlando mis acciones. Agustin giró su cabeza haciendo que quedáramos con nuestras narices pegadas, el olor a alcohol se sentía en el ambiente. Me acerque más, Agustin se movió bruscamente quedando sobre mí.

—Espera —tocó mi mejilla con la punta de sus dedos y sonrió mostrando sus dientes— Eres real —sonrió y se acercó más haciendo que nuestros labios se juntaran. Respondí torpemente ante su beso, al parecer el alcohol nos había hecho más efecto que el deseado.

—Ha sido uno de los peores besos de la historia —reí, mordí su labio inferior y Agustin sacó su lengua.

—No pidas demasiado, no siento mi lengua —se acostó a un lado y cerró los ojos, lo abracé otra vez y llevé una mano a sus sedosa cabellera.

—Me hiciste falta, Agus —susurré y cerré los ojos— En serio te extrañé.

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