Capitulo 16

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—¿Estás loca? —preguntó Agustin con ambas manos en su cabello— Mierda, digo, ¿No es mucho?

—¿Agustin Bernasconi acomplejado por el dinero? —pregunté riendo.

—¡No! —exclamó— Es sólo que es algo exagerado —rió.

—¿Qué? ¡Un vestido Chanel, una cartera Louis Vuitton y zapatos Saint Laurent no es exagerado!

—¡Olvidaste la parte del viaje!

—Es mi sueño —me acosté en la cama— Bueno y va en ti, si quieres que te perdoné ya sabes que hacer —dije.

—Okay —se sentó, él estaba en algún tipo de trance.

—¿En serio? —pregunté emocionada ¡Un vestido Chanel!

—Sí, El viaje ni lo sueñes no estoy dispuesto a quedarme con los niños —su rostro no mostraba broma alguna, su mirada se perdió en la puerta, dándome la espalda. Me estiré un poco y quede de rodillas frente a su espalda.

—Agustin —susurre en su oído.

—¿Qué?

—¿En serio lo puedes hacer? Sé que es algo costoso —mordí el lóbulo de su oreja y aspiré el olor de su cabello... Oh— Agus —un gruñido salió desde el fondo de su garganta. Agus, tan estúpido para los demás y tan comprometedor para ambos.

—Aún lo recuerdas —afirmó.

—Obviamente —reí. Besé su mejilla, me paré algo incómoda y me puse sobre sus piernas— ¿En serio lo harás? —pregunté. ¡Carteras Louis Vuitton!

—Sí —nuestras miradas se conectaron y por un segundo sentí mis piernas flaquear.

—¡Oh mi Dios! —grité emocionada, estaba delirando.

—Eres un caso —bufó recostándose en la cama.

—Oye, Agustin ¿Aún hablas con Ruggero? Ya sabes... El del instituto.

—Oh porque mh, ¿Él tiene hijas?

—¿Rugge? Sí.

—Creo que mi mejor amiga está enamorada de Ruggero —cepillé mi cabello con mis dedos.

—¿En serio? Le deberías decir que no se haga ilusiones —abrí la boca, ¿Ruggero estaba jugando con Karol?— Está maldita mente enamorado de una chica que no deja de reír cuando me ve.

—¿Qué? —pregunté sorprendida. Dios, Ash...

—Que la chica esta loca y cuando me ve se ríe como sí fuera no se alg...

—¡Agustin! ¿Cuál es el nombre de la chica? —pregunté.

—Mh... Carla —dijo seguro— ¡No, es Karol! —cuando dijo eso una ola de felicidad me recorrió.

—Mami —Mateo llegó al lado mío, toco mi estómago suavemente.

—¿Qué pasa?

—¿Podemos hablar contigo? —habló despacio.

—Claro, ¿Qué pasa?

—Sin Agustin —Agustin frunció el ceño, Gaston entro corriendo a la habitación, ¿Qué había pasado ahora?

—Bueno, iré a la cocina —se paró molesto y se fue. No sabía si era verdad o sólo estaba bromeando.

—Eso fue grosero —los regañé.

—Mamá es importante —Gaston se acostó en mis piernas.

—¿Qué es? —acaricié la pierna de Mateo— Díganmelo.

—Es que estábamos hablando Mateo y yo, de pronto tuvimos una duda, es decir ¿Agustin es nuestro padre, verdad? —asentí.

—Entonces ¿Por qué no le decimos papá? —preguntaron ambos. ¡¿Que?! Oh mi Dios, ellos querían decirle papá a Agustin. Un miedo tremendo recorrió mi cuerpo ¿Qué sí luego lo prefieren a él? ¿Pero qué acabo de pensar? Eso fue egoísta de mi parte.

—Bueno... ¿Por qué no le preguntan a él? —los animé, no era la más adecuada para responder eso.

—Porque no sabemos como hacerlo —bufó Gaston.

—¡Agustin! —grité lo más fuerte que pude.

—¡Mamá!

—No —Mateo se llevó las manos a su cabeza, nervioso.

—¿Qué? Arreglemos esto ahora —sonreí. Agustin llegó con el ceño fruncido.

—¿Qué? —dijo seco.

—¡Esta enojado! —dijo Mateo— Dirá que no —hizo pucheros.

—Los gemelos quieren preguntarte algo —sonreí. Agustin se sentó en la cama y agradecí que esta fuera grande, de otro modo estaríamos incómodos los cuatro.

—¿Te podemos decir papá? —preguntó Gaston rápido y cerró los ojos. Mateo golpeó su cabeza y se escondió en mi cuello.

—¿Qué han dicho? —preguntó Agustin confundido, en serio, había hablado demasiado rápido.

—Quieren saber sí te pueden decir papá —bufé.

—Oh —fue lo que salió de su boca. Si él no iba a decir nada más lo mejor es que se vaya, los gemelos lo iban a golpear.

—¡Agustin di algo!

—Mh, sí, supongo que si quieren lo pueden hacer —sonrió, Mateo se alejó de mi cuello y Gaston sacó las manos de su rostro.

—¿En serio? —preguntaron ambos.

—Sí —llevo las manos a su cabello y lo revolvió nervioso.

—Genial —asistió Gaston.

—Entonces... ¿Podemos ir a comprar nuevos juegos? —preguntó Mateo.

—Noooo —sólo quería quedarme acostada unos minutos más.

—¿Por qué no? —preguntó Agustin— Vamos chicos, les comprare todos los juegos que quieran.

—¡Genial!

—¿Puedes creerlo? ¡Me dirán papá!

—Agustin —tomé su brazo— No los defraudes ¿De acuerdo?

—No lo haré —se acercó a mi y dejó un corto beso en mis labios.

—¿Me comprarás lo que quiero también? —traté de formar la más linda sonrisa en mi rostro.

—Mh, creo que estoy enfermo justo ahora —susurró.

9 Años después - (Aguslina).Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon