Capitulo 3

2.5K 133 24
                                    

Acostar a Mateo no era tan terrible como hacerlo con Gaston. Partiendo por su maldita manía de dormir sin ropa.

—Gaston ¿Puedes hacerme caso una maldita vez en tus nueve años? —exclamé ya cansada.

—¡Odio dormir con ropa!

—Ponte unos bóxer —me paré de la cama en donde ambos estábamos sentados y busqué unos en su armario.

—No me los pondré.

—No dormirás con Santa si no te los colocas.

—¡No lo haré!

—Bien, mira a ese perro —me acerqué a él y giré su cabeza hasta Santa—. Dormirá solo hoy y pasara frío, tu no quieres eso ¿verdad?

—Es verano.

—¿Sabía que los perros tienen frío en verano?

—Es verano —rió.

—¿Qué sabes tú? Nunca te ha ido bien en la escuela y casi te expulsan en el preescolar por besar a las niñas.

—No recuerdes mi pasado —murmuró acostándose en la cama, pude ver su gloriosa masculinidad. JAJA.

—Gaston, cariño has esto por mi, sabes que te amo —susurré tocando sus piernas.

—¡Vamos mamá! Amas más a Mateo y lo sabes.

—¡No es cierto! —exclamé levantándome de la cama—. Gaston no tienes que pensar eso —me acerqué a su cara y besé su frente.

—Sí, sólo porque yo no te cuento las cosas ¡Hasta prefieres su equipo de fútbol! Admite que Liverpool es una mierda —dijo.

—No digas groserías —fruncí el ceño.

—Tu lo haces todo el tiempo.

—Sí, pero yo soy tu madre.

—Mamá —se sentó en la cama, yo lo volví a hacer.

—¿Qué?

—Tu sabes que no lloraré, no soy como Mateo pero ¿Dónde está papá? El otro día cuando estábamos en la escuela, James comenzó a hablar de su padre y de lo mucho que le gustaba jugar a las luchas con él. ¿Nos conoció o sólo se fue para no estar con nosotros? Digo... no somos tan malos y tu nos amas así ¿por qué él no?

—Gaston...

—Esta bien no lo digas —cerró los ojos, tomó los bóxer de la cama y se paró para colocárselos.

—Cuando sean grandes entenderán todo.

—Ya soy grande.

—Nueve años, Gaston.

—¿Y? Antes tenía ocho y tampoco lo dices ahora que tengo nueve.

—Te ves muy bien con bóxer. Eres sexy.

—¡Soy hermoso, lo sé! ¡Enamoro hasta a mi mamá! —gritó riendo—. ¿Puedo dormir contigo?

—¿Qué? —Gaston muy pocas veces me había pedido eso.

—Dormir contigo, ya sabes... como Mateo.

—Te amo tanto a ti como a Mateo, jamás pienses que lo amo más a él ¿de acuerdo?

—Sí, sí ahora vamos —tomó mi brazo guiándome hasta la puerta—. Vamos Santa —dijo. Lo solté y salió corriendo a mi habitación, pude ver sus pequeños músculos de la espalda contraerse mientras lo hacía.

Pase por la habitación de Mateo y una tristeza tremenda me recorrió, lo dejaría solo hoy. Pero está bien dormir con Gaston.

—La leche mamá —pidió bajo las sábanas, se veía pequeño en mi cama.

9 Años después - (Aguslina).Where stories live. Discover now