Lo que el hielo ocultó

By gabyaqua

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Roger Bernard es cirujano, un hombre atento, tranquilo, y que para sorpresa de Lauren, vive casi al frente de... More

LHO
Nubes negras
Lo que el hielo ocultó: Intriga
Lo que el hielo ocultó: preocupa.
Lo que el hielo ocultó: hace creer (Él era para mi)
Lo que el hielo ocultó: (ahoga) Llegar al fondo... y despues ahogarme.
Lo que el hielo ocultó: ilusiona.
Lo que el hielo ocultó: invita.
Lo que el hielo ocultó: provoca.
Lo que el hielo ocultó: descubre.
Lo que el hielo ocultó: persuade.
Lo que el hielo ocultó: avergüenza
Lo que el hielo ocultó: asusta.
Lo que el hielo ocultó: convence
Lo que el hielo ocultó: aturde.
Lo que el hielo ocultó: embosca.
Lo que el hielo ocultó: golpea.
Lo que el hielo ocultó: traiciona.
Lo que el hielo ocultó: lastima.
Lo que el hielo ocultó: te marca.
Lo que el hielo ocultó: recuerda.
Lo que el hielo ocultó: alumbra.
Segunda parte: 22 Lo que el hielo ocultó
Lo que el hielo ocultó: prueba la vida.
Lo que el hielo ocultó: cuestiona.
Lo que el hielo ocultó: cambia.
Lo que el hielo ocultó: trae recuerdos.
Lo que el hielo ocultó: miente.
Lo que el hielo ocultó: sale a la luz.
Lo que el hielo ocultó: aísla.
Lo que el hielo ocultó: Espera.
Lo que el hielo ocultó: "Supone"
Lo que el hielo ocultó: Prohíbe.
Un largo quizá
Hola, aviso.
El final; comentarios

Lo que el hielo oculto: advierte.

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By gabyaqua

Capítulo 12

Lo que el hielo oculto: advierte.

En la madrugada, sentía una mano en mi cara, después unos labios besarme la frente.

—Te amo Lauren. —La voz de mi mamá salió de la oscuridad.

Temía abrir los ojos porque no quería que se fuera, la quería allí, en mi cuarto, dándome el cariño que de día no me daba porque estaba castigándome, de alguna forma, por amanecer fuera de casa. Esos recuerdos me harían fuerte después.

Ese sábado me dirigí a la casa de Tania, a las tres de la tarde, Warren la estaba visitando también. Nos sentamos en la sala de su casa después de que me dijera que hiciera silencio porque su mamá dormía en la habitación.

—¿Te gusta hacerme bromas? —Le pregunté.

Ella me miró con el ceño fruncido.

—¿Bromas?

—¿Nada te llega a la cabeza?

Me miró a los ojos por un rato, tratando de descifrarlo.

—En serio no sabe de qué le hablas. —Me contestó Warren—. En serio que no.

—¿Dónde estuviste el último jueves de febrero?

—Salimos a un bar. —Warren dijo.

—Estaba hablando con ella —le sonreí sarcástica.

—Es la verdad. —Se alzó de hombros ella—. ¿Te pasó algo?

—No. —Me peiné el cabello hacia atrás—. Chicos, debo irme.

Tania se levantó, y me acompañó a la puerta.

—Cuídate —me dijo tranquila.

Asentí y después salí. Andaba con mis patines en la mochila, pero entonces tenía un poco de miedo, y por más que deseaba sentirme ligera mientras me deslizaba por el hielo, el recuerdo de la vez pasada seguía muy vivo, y aun no estaba muy segura si había sido real o si solo había sido mi imaginación.

Tomé un autobús a casa. Al llegar me senté frente a la puerta de salida, que estaba cubierta solo con un poco de nieve porque había puesto el paranieves encima de la puerta para evitar quedarnos encerradas de nuevo por la nieve. Con mi celular llamé a Rosemary para que viniera a mi casa, que la necesitaba porque moría del aburrimiento.

Quince minutos después el auto de Vladi se parqueó en frente de mí, Rosemary se bajó y Vid le siguió. Segundos después Vladi salió con una neverita.

—Vinimos a hacerte una fiesta mi amor. —Vid me besó frente a mi casa, agarrando mi cara y haciendo que me pusiera de puntillas. Cuando me soltó miré a la casa de Roger, su camioneta estaba afuera, pero a él no le veía.

Les sonreía a los tres.

—Bien, ¿entramos? Mamá está adentro, está organizando su habitación pero pueden saludarla.

—No, después. —Vid se sentó en el jardín delantero, que estaba cubierto de nieve, de la neverita sacó una botella de cerveza negra.

Vladi encendió la música de su auto, un tipo de rock contemporáneo. Rosemary cabeceó al ritmo de la música y se sentó al lado de su hermano. Yo me acerqué a Vladi, quien estaba recostado de su auto con una botella que Vid le había lanzado.

Crucé los brazos.

—Hola.

Vladi se dio un trago largo de la cerveza.

—¿Cómo estás? —pregunté.

—¿Qué quieres?

—Anda Vladi, no sea necio. —Rosemary le respondió, porque estaba ignorándome de nuevo.

Me acerqué un poco más.

—Solo quiero saber algo.

Rosemary se levantó con una botella para mí.

—¿Qué quiere saber?

—Es algo personal Rosemary, pero nada malo. —Ella asintió mirando ahora a Vladi. Le agarré el brazo—. Puedes quedarte mientras pregunto. Vladi, ¿te gustan los conejos?

Por primera vez me miró.

—¿Conejos?

—¿Conejos dice? —Rosemary alternó miradas entre ambos.

Vid se levantó.

—¿Conejos? —Me agarró de la cintura y me pegó a él. Traté de alejarme un poco.

—Sí, los conejos, vaya, ¿Qué es lo raro? —pregunté.

Además de Tania, Vladi también sabia donde yo patinaba, y si no era Tania, porque ella ya tenía una coartada, entonces era Vladi. Estaba tan segura.

—Que no soy fanático de los animales...

—¿Me la permiten un momento?

Todos voltearon a ver a Roger de pie en la acera. Ni siquiera lo había visto venir. Rosemary, por su rostro, sé que lo reconoció, y me miró expectante por haberle mentido. Él hombre que había ido a buscarme al escuela vivía frente a mi casa, después abrió la boca, como si hubiese descifrado algo más al yo quitar las manos de Vid de mi cintura; que el hombre parado delante nuestro era el Roger de quien yo le había hablado antes.

—Claro, es suya, si ella quiere ir —respondió Vladi, quien fue el único que no parecía sorprendido o confundido, como lo estaba Rosemary al descubrir que él era el hombre con quien me había acostado, como lo estaba Vid porque yo me había apartado de él, como lo estaba yo por la actitud que le veía a Roger en el rostro.

Me alejé de los muchachos, y cuando Roger agarró mi brazo la botella en mi mano cayó al suelo, pero no se rompió sino que la nieve se tinto de la cerveza.

Cruzamos la calle y me llevó detrás de su camioneta.

—¿Quiénes son esas personas?

—Amigos de la escuela. —Solté mi brazo de su agarre.

—Mentira, tu escuela es de solo niñas.

Solté el aire.

—Bueno, ¿y?

—No me mientas, me molesta que me mientas.

Me crucé de brazos.

—Uno es novio de mi amiga y el otro es su hermano, Roger yo no entiendo de qué va todo esto. Estaba aburrida y ellos vinieron a hacerme compañía.

—Yo no quiero que seas amiga de esa clase de personas.

Sentí un bajón justo en el estómago.

—¿Qué, por qué?

—Llegan a urbanizaciones, suben música ruidosa en medio de la calle y planean emborracharse en un sitio donde debería haber armonía. —Señaló hacia allá—. A ese chico rubio le gustas, ¿dime?

Me di la vuelta, para irme y dejarlo con la pregunta en la boca. La verdad, nunca había tenido que lidiar con un hombre celoso, si era eso que tenía Roger, si realmente yo le importaba. Derek era un niño cuando éramos novios, y yo no tenía muchos amigos además de Gary y Kristal.

Roger me volteó hacia él y después agarró mi quijada con una sola mano para que lo mirara a la cara.

—Lauren no intentes ser lista conmigo, no pretendas que soy tonto.

Yo no sentí miedo, ni escalofríos, solo sentía mariposas porque en ese entonces todavía él me gustaba, y cualquier toque, aunque sea uno brusco como ese, enviaba partículas de electricidad a mis extremidades, especialmente a mis rodillas, quizás a mi cerebro que no me dejaba identificar la situación como una de peligro, más aun, como una advertencia.

—¡No! Mi amor, yo no te trato como tonto. —Me soltó la quijada.

Me la toqué todavía sintiendo sus dedos apretar mis mejillas y las paredes de mi boca molestar por el roce con los dientes. Yo creía que Roger exageraba, porque no tenía idea de que él había visto como Vid me besaba.

Yo le estaba engañando frente a sus narices, y de seguro se sintió traicionado. Pero hablo en serio, yo no quería engañarle, yo solo no quería romperle el corazón a Vid. No sabía cómo pedirle que no me besara. No sabía cómo explicarle eso a Roger.

Me mordí el labio.

—¿Vas a salir?

—Sí —respondió, luego se me acercó mirando mis ojos, y yo los de él, porque te perdías, como si fuera un sol que se cuela por las hojas de los árboles que están todavía tiernos.

Él puso una mano detrás de mi cuello y la otra en mi cintura y me besó allí en la acera.

Cuando me soltó, echó mi cabello hacia atrás. Dio la vuelta, se subió en su camioneta, y se marchó.

Cuando la camioneta desapareció pude ver a los chicos al frente, en el jardín de mi casa todavía. Vid y Rosemary me miraban y Vladi se embizcaba la botella. Yo pedía dentro de mí que no hayan visto nada de lo que había ocurrido.

—¿Esta es su habitación? —preguntó Rosemary, en ese instante mi mamá entró con dos vasos de jugo natural. Segundos después le dijo a Rosemary que saldría, aunque sé que me lo quería decir a mí pero aún no me hablaba.

Era domingo, el primero de marzo. Rosemary seguía sentada en mi silla de estudio y yo estaba acostada en mi cama, con mi vaso de jugo en el suelo.

—Sí, un poco oscuro, lo sé. No me gusta abrir las ventanas.

—No, está cómodo. —Miró alrededor. Bebió del juego e hizo una mueca de disgusto.

—Déjame adivinar, agrio, muy agrio. A Laura le gusta así.

—¿Laura es el nombre de su madre?

Asentí mientras tomaba los vasos de jugo y los ponía junto a la puerta, me volví a lanzar a la cama.

—No me tome de entrometida o chismosa, pero el hombre que le llamó ayer ¿es su pareja?

—Sí.

—Es como muy mayor para usted —habló sin pensar, luego corrigió—. Pero es buenmozo, su cabello es tan rubio como el de mi hermano, supongo que usted va por los rubios. Lo que me lleva a, mire, escuche Lauren, yo sé que usted no quiere dañar a mi hermano, pero no puede permitir que él le bese si usted ya tiene novio, a la larga le hará el doble de daño esta situación a los dos.

—Lo sé —respondí pensativa. Rosemary tenía toda la razón.

—Por lo demás no se preocupe, yo no le juzgo, el hombre se ve que es lindo.

—Y es bueno en la cama. —Me reí.

—Pero me dijo que no utilizaban protección, es un necio.

Me levanté de la cama.

—Me dijo que no quedaría embarazada aun así.

Rosemary hizo una mueca.

—¿Usted le cree? ¿Se hizo vasectomía tan joven? Porque no es tan viejo para hacerse eso.

Me alcé de hombros y me levanté hacia el armario a mirar ropa porque me estaba aburriendo acostada en la cama.

—Yo no sé. Además no me he vuelto a acostar con él.

Rosemary se levantó a mi lado.

—¿Por qué le preguntó a mi novio si le gustaban los conejos?, ¿planea buscarle un conejo?

—¿Qué? No. —Me reí—. No... —me senté en la cama de golpe, ella hizo lo mismo—. Voy al lago cisne a patinar.

—¿Ajá?

—Tania sabe dónde es, yo la llevé, y un día Vladi me siguió hasta antes de entrar por el sendero.

—¿Qué mi novio le siguió a usted, para qué?

—Me iba a hablar de Vid y de sus problemas.

—¿Problemas?

—Que había tenido una recaída por mi culpa, y cosas así.

Rosemary se rascó la cabeza.

—Solo ellos dos saben el lugar donde voy a patinar, yo pensé que me habían jugado una broma.

—¿De qué trató la broma? —Se volteó a mirarme la cara, ya que solo estaba mirando a la pared.

—Mientras daba una voltereta vi a un conejo blanco en la orilla del lago, sus ojos de plástico miraban directo a mí, y tenía dientes redondeados pero cuadrados, una sonrisa siniestra. Cuando me levanté del suelo porque me caí ya no estaba. No lo sé, pensé que uno de ellos quería asustarme.

—¿Pero por qué Tania y mi novio querrían asustarle Lauren?

Medité en su pregunta. ¿Para qué querían asustarme? Tania ya no me veía como una amenaza, puesto que Warren se distanció de mi al saber que Tania no le agradaba mi cercanía, y yo le desagradaba tanto a Vladi que era hasta imposible que se tomara su tiempo para asustarme.

—Cuidado si fue una visión —sugirió—. Buscaré en el internet que significa soñar con conejos, puede darnos una pista de que los espíritus querían decirle.

—¿Espíritus, Rosemary? —pregunté, yo estaba en serio—. No fue una visión, estoy tan segura, lo vi con mis ojos, —Me topé los ojos—, y sé que me miraba. No sé cómo desapareció tan rápido, seguro se escondió entre la nieve, entre los arboles vestidos de blanco. Pero era real, quiero saber quién diablos quería asustarme.

—Dice que es un buen augurio, —Veía la pantalla de su celular—, déjeme leerle los más interesantes: "Los conejos blancos para las mujeres promesas de amor. Soñarse con un conejo que huye insinúa que se corre el riesgo de perder objetos de valor, de manera misteriosa y sorpresiva, pero que logrará recuperarlo todo."

—¿Debo confiar en eso?

—Bueno, es interesante, promesa de amor, Lauren, la cosa seguro va en serio con su novio mayor.

—Ese conejo no parecía amigable, no se veía como que me quería hacer una promesa de amor.

Rosemary escuchó mis palabras y después de temblar se levantó de la cama.

—Da un poco de miedo, mejor vayamos a mi casa, ¿sí?

Tomé el abrigo de encima de la mesa. —Claro, vámonos.



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