Capítulo 18
Un minuto.
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Miro rápidamente a Harry, él mira a Dakota, ésta a mi madre y ella a mí. Todos miramos a todos. Este momento me recordaba a las películas del Oeste, justo antes de que los cowboys luchasen mediante tiroteos se dedicaban miradas cargadas de tensión, al igual que ahora. Ésto no se tratará de un tiroteo siempre y cuando mi madre no lance el cuchillo.
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Quiero pensar que es pura casualidad, que lo trajo con ella porqué estaba en la cocina picando o cortando algo, o bien, escuchó ruidos y lo trajo consigo a modo de defensa.
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Me fijo más en éste y descarto la primera opción por la forma y diseño del arma. El mango de éste es grueso y de un tono azul intenso y oscuro, hay dibujos indefinidos grabados en él de un tono dorado. Los dibujos tratan de líneas verticales y horizontales formando figuras geométricas, no sé si tienen un significado, pero ahora no me voy a parar a pensar en ello. La hoja de la cuchilla es fina, plateada y y deslumbra con fuerza cuando la luz le da, aunque sea una pequeño foco de luz, brilla con intensidad. La hoja afilada acaba en punta y ésta es afilada, muy afilada, demasiado afilada para mi gusto.
Un cuchillo tan bonito no creo que sea para cortar carne, un cuchillo tan singular como éste debe tener una utilidad en específico. Temo esa utilidad.
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El ambiente es tenso y está cargado de miradas que van y vienen, de un individuo a otro. Todos esperamos a que alguien de el primer paso para darlo uno mismo después, nadie sabe que ocurrirá y todos queremos hacer lo adecuado para salir bien de ésta. Mi cargo es más pesado, no solo miro por mi bien, sinó que miro por el bien de todos.
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Recientemente descubro que Dakota es mi hermana, una parte de mi le guarda rencor y es estúido ya que ella no yiene culpa. No tiene culpa de no haber podido decirme nada durante todo este tiempo, mi madre la mantuvo a mi costay seguramente supo poco de mí. Podría haber intentado conocerme ya que seguramente sabía de mi existenca a diferéncia de mí, que desconocía la suya totalmente. Aún así, no debo olvidar la noche en la que la vi, desde el primer momento sus ojos llamaron mi atención, desde el primer momento despertó cierta curiosidad en mí. Si hay algo que le agradezco es el hecho de haberme sacado del local la noche del ataque, es el hecho de no haberme dejado tirada y a punto de morir. Tal vez sea por eso por lo que siento que debo intentar que no le pase nada, para devolverle el favor.
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Por otro lado está mi madre. La misma persona que me ha criado duranto todo este tiempo y ha ocultado tantísimas cosas de mi pasado. Ha ocultado mi identidad, mi porpia identidad y a causa de eso no sé quién soy. No es la misma que recuerdo si es que esos recuerdos son reales y no falsos. Por muy loca o extraña que haya acabado siendo, es mi madre, no puedo permitir que le pase nada.
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Y luego... Luego está Harry quién con una sola transformación puede protegerse de cualquier ser. No quiero entrar en detalles, simplemente necesito que se mantenga con vida, podría decir que la razón por lo que quiero eso es porqué es la llave del baúl en el que se encuentran todas las respuestas que busco, pero eso sería mentir, hay una razón más.
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Quiero que ellos salgan bien y también quiero salir ilesa yo. Ya he sufrido bastante como para volverlo hacer. Todo ésto tan nuevo me hace sentir viva, me ha renovado y me ha hecho más fuerte. No soy la de antes, no soy tan débil.
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Deduzco que todos planeamos un plan en nuestra mente, incluso yo, por muy estúpido que sea. Pienso en cómo sería salir por la ventana y huir del país. Es así, quiero huir, cambiarme de nombre y no volver. Eustaquia sería un bonito nombre para volver a empezar. Por desgracia, debo dejar mis pensamientos y centrarme en lo que está pasando ahora mismo, en la realidad. Mi mirada se encuentra fija en mi madre por lo que percibo un ligero movimiento de sus pies retrocediendo.
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- La cena estará en cinco minutos. - tras esas frías palabras sale por la puerta.
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Siento como mis músculos se relajan, siento cómo me he quitado un gran peso de encima. Sin la presencia de mi madre aquí, parte de tensión se fue. Aún queda Dakota, pero su presencia no me intimida tanto.
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Miro a Dakota y ésta baja la mirada y sale por la puerta, por lo que veo, no ha sido tan difícil echarla para poder hablar con Harry a solas. Me giro hacia él, aún se encuentra sentado sobre mi cama sus brazos descansan sobre sus rodillas y su cara expresa confusión pero no creo que sean más de las que yo siento. Sus finos y rosados labios están entreabiertos, no mucho, pero lo están. Parece que esté pensando o meditando sobre algún tema algo me dice que el tema que ronda por su mente es lo que acaba de ocurrir.
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- Hay pocos objetos que pueden matar a un arphoniste, uno de ellos, la daga que llevaba tu madre en la mano.
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Eso a bastado para convencerme aún más de que no puede quedarse, de que no debe.
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Levanta su mirada y la posa en mí.
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- Me quedo.- dice firmemente.
·Niego a la vez que cruzo mis brazos sobre mi pecho, me está diciendo que la daga que llevaba mi madre es capaz de matarlo y lo único en lo que piensa es en quedarse. ¿No ve que esta situación está acabando conmigo? ¿No ve lo cansada que estoy de la lucha entre él y mi madre? Quiero tener una vida normal en la que no corra peligro constantemente y mi madre siga siendo la de siempre. Quiero vivir como cualquier otro adolescente en esta etapa de la vida. No quiero preocuparme constantemente de que el vecino y la mujer con la que vivo acaben matándose a sartenazos.
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- Si tu intención es morir esta noche, tranquilo, ya de mato yo.- digo irónicamente.
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- Tranquila, no puede matarme mientras siga teniendo aspecto humano.
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- Me da igual Harry.- pauso.- No vas a ir.
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No contesta ante mis palabras solo se levanta y camina hasta la puerta ya abierta.
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No sé para qué hablo si lo que digo le va a entrar por una oreja y le va a salir por la otra. Hablar con él no es como hablar con la pared ya que ésta es inanimada. Hablar con él es como hablar con un pez mientras se nada, igual de difícil que articular palabra debajo del mar.
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Camino hacia él y le cojo por el antebrazo, intentando frenar su paso. Mi gesto es inútil por la escasa fuerza que tengo comparada con la suya. Sigue caminando y yo soy arrastrada detrás de él. Con mi mano libre doy golpes en su espalda, para que me preste atención, pero como si nada. En este preciso instante hay una idea rondando por su mente, acudir al comedor y por lo que veo nada lo va a detener... ¿Porqué tanto empeño?
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- Harry.- digo.- Harry- repito sin respuesta por su parte.- ¡Harryyyyyy!- digo sacando todo el aire de mis pulmones. Me importa poco que mi madre esté escuchando.
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Su paso no se detiene. Si mi madre no le mata esta noche, juro hacerlo yo.
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Dejo de intentar detenerle ya que es estúpido, no lo voy a conseguir, y porqué estamos a un paso de comedor.
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Entro detrás de él, con mi cabeza medio agachada mientras que el mantiene su mirada al frente. Hay algo en él que no está bien. Se ve más tenso, la tranquilidad que invadía sus ser anteriormente ha desaparecido al igual que la serenidad de sus ojos, parece otra persona, otro Harry.
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La mesa ya está puesta, con los respectivos cubiertos y platos en su puesto. Dakota está sentada en una de las sillas, a su lado hay otra silla libre y al igual que éstas, dos más enfrente. Harry se sienta delante de ella y yo a un lado, por lo que me toca delante de mi madre. Por lo menos me toca a mí y no a Harry. Hablando de ella llega y se sienta. No hay rastro de amabilidad en su rostro, ni siquiera sus ojos expresan algo o mejor dicho, sus lentillas.
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No hay comida sobre la mesa, solo bebida en nuestros respectivos vasos. Todos son de cristal, excepto el de Harry. El coge su respectivo vaso y muestra intentción de consumir su contenido.
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- No bebas.- susurra Dakota muy bajo, como si quisiese que mi madre no lo escuchase.
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Pero es demasiado tarde él ya prácticamente acabó su vaso. Dakota le mira con cara de horror y todo el poco color que quedaba de su rostro desaparece visiblemente.
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- Un minuto para la transformación.- dice Susan a la vez que saca la daga y mira la hoja afilada de ésta.
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Un minuto. Sesenta segundos que pasan sin detenerse. Quiero gritarle a mi madre palabras en mil idiomas diferentes, quiero hacerle ver lo estúpidamente paranoica que se ha vuelto. Pero no hay tiempo para eso.
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50 segundos.
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Miro a Harry, sus ojos ya han adoptado un tono amarillento que va pareciéndose cada vez más al naranja. Mi respiración se dificulta. Miro hacia donde se encuentra sentada Dakota, esperando a verla pero ya no está. Me ha dejado sola, completamente sola. Noto algo húmedo rodar por mi mejilla, no es tiempo para llorar, pero no puedo evitarlo esta situación me supera.
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Estoy a punto de rendirme cuando veo la luz azulada de mi medallón palpitando. No sé si va a funcionar, pero ya no sé que más podría hacer.
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Cierro mis ojos y sin pensármelo dos veces pongo mi colgante en contacto con el pecho de Harry, el lado izquierdo para ser preciso. Escucho un rugido y noto como su pecho vibra ante mi toque. No sé que sucede, lo veo todo oscuro, me niego a abrir los ojos, pero debo hacerlo, no puedo huir del presente, va a estar siempre conmigo, en cada instante. Abro los ojos y lo primero que veo son los verdes ojos de Harry, me abalanzo sobre él, rodeando mis brazos por su cuello. Ha funcionado. Sus manos se sitúan en mi espalda a modo de abrazo por su parte también. Inspiro su varonil fragancia y por un instante, por muy pequeño que sea, todo desparece.
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Me alejo de él por el grito que emite mi madre y le miro rápidamente. La imagen que hay ante mí no es agradable, un espeso humo con rostro sale de su boca. Sus ojos están en blanco y su cuerpo se mueve violentamente sobre la silla. Dakota está detrás de ella, con una especie de pistola entre sus manos, apuntando a ella.
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No había huído, había ido a por ayuda.
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Mi madre deja de moverse y el humo o lo que se supone que sea desaparece.
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- Susan está fuera de peligro.- dice Dakota.
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- ¿Y qué pasa si la cosa vuelve?- pregunto a cerca del humo.
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- Una vez que deja el cuerpo poseído desaparece.- dice Harry, por su voz sé qué está cansado.
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- ¿Para siempre?- pregunto temerosamente.
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- Para siempre.
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Rodea sus brazos alrededor mío, atrayñendome a su pecho de nuevo y apoyo mi cabeza en él. Después de lo que acaba de pasar he llegado a una conclusión. Quiero proteger a mi madre, pero primero debo protegerla de lo que más hace peligrar su vida, de mí.
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Tardé mucho en actualizar, sorry. Estoy muy liada con el instituto.
Preguntas.
- ¿Qué tal les va el instituto?
- ¿Les cae bien Dakota? ¿Se fiarían de ella?
- Si fuéseis Hope, ¿tomaríais la misma desición que ella?
- Los votos bajaron mucho, ¿hay algo que no les guste? díganmelo para mejorar.
- ¿Quieren capítulo dedicado?
Sooooo, eso es todo baes. Espero que los guste el capítulo.
Voten y comenten (+55 votos y la sigo)
Queridas lectoras fantasmas, voten y comenten o les hago lo mismo que a Susan y les saco el fantasma interior (mis chistes son grasiosos)