—Ten, sé que te gustan los girasoles y encontré esto en una tienda de objetos curiosos. —mi cara de sorpresa no se hizo esperar cuando NamJoon extendió frente a mi una cadena con el dije de un girasol en ella.
—Es, hermoso. —tome el dije en mis manos, absorto por lo sencillo pero bello que era, NamJoon siguió cabalgando sin decir nada, sabía que sonreía, me pegue más a su pecho apretando entre mis manos el bonito regalo que me había dado, sonreía como bobo.
—Me alegro que te haya gustado, siempre me gusta cuando sonríes así. —no dije nada, porque me sentía avergonzado de que el notara mis tontas expresiónes, solo mire al frente, llevábamos casi un mes de viaje, la lluvia cesaba en algunas ocasiones y en otras no, parábamos en pueblos para dormir, o sino lo hacíamos a la interperie, mi vientre empezaba a crecer cada vez más, se empezaba a notar, mis ropas se levantaban un poco y entendía a lo que se referían con el dolor de espalda, de verdad era tedioso.— A este paso estaremos en el reino de Ensand en un día.
—Que rápido. —contesté sin mucha importancia, había escuchado que ese reino era muy conocido ya que todos sus habitantes tenian la habilidad de levitar, puede que sea un rumor, pero si hay algunos que pueden hacerlo— ¿Entraremos a Ensand o seguiremos de largo?. —pregunte con duda, NamJoon tardó un poco en responder.
—Pasaremos, el príncipe heredero es amigo mío, podremos quedarnos en el castillo, necesitas descansar bien y dormir en una cama digna. —reí por lo que dijo— Solo serán dos días, ya después seguiremos nuestro camino.
—Como tu órdenes entonces. —le dije. El paisaje frente a mi era perturbador, cabalgabamos en medio de un bosque, me aterraba un poco, el ruido de los árboles y animales me causaba un tanto de pavor, solo veía al frente esperando con ansías a que pasáramos ese tramo del camino.
—¿Estás incómodo?. —negue rápidamente— A mi tampoco me gusta este camino, es muy silencioso, además de que puede haber algún embustero esperando escondido por ahí para robarnos.
—No me asustes más de lo que ya estoy. —le pedí.— Mejor háblame de algo interesante, así me siento más cómodo.
—¿De que quieres que te hablé?.
—No lo sé, alguna aventura en el castillo o que se yo. —el rubio solo rió con gracia.
—Mejor cuéntame algo tu a mi, soy siempre yo el que te cuenta de mi travesía en la vida. Hasta el momento has evitado hablarme de tu pasado, lo entiendo, lo comprendo, pero es incómodo que solo yo hablé. —baje la mirada, aún cuando el no me estaba mirado sentí que dijo eso con resentimiento, porque a fin de cuentas había estado evitando hablarle de eso.— No te estoy reprochando nada, solo quiero que me tengas confianza. —no respondí, el esperaba que lo hiciera pero no lo hice, suspiro con pesadez casi con incómodo— Cuando tenia diecinueve años me enteré que sería hermano. —NamJoon empezó a hablar, haciéndome sentir un poco culpable, fue por eso que me abrace a su cuerpo, casi diciendo con ese acto que me disculpara por ser necio, preste completa atención a su historia— Papá y mamá estaban muy felices, y yo, pues no tanto. —rió— Tenía diecinueve años y estaba celoso porque ya no sería el único hijo, ahora que lo pienso y recuerdo bien mis padres se reían de mi comportamiento, decían que era normal pero que tampoco exagerara. Al final, acepte que sería hermano mayor y que tendría la obligación y responsabilidad de cuidar por mi hermano, los primeros meses que mamá estuvo embarazada fueron muy divertidos y hermosos, yo procuraba estar siempre cerca de ella, cuidando que no le pasará nada y que comiera. Me recostaba en sus piernas para intentar sentir algún movimiento en su vientre, papá decía que seríamos una familia más grande, que su sueño siempre fue tener tres hijos, pero desafortunadamente no ocurrió. —por un momento se detuvo, comprendí que se le hizo difícil recordar— Cuando mamá estaba en el octavo mes sufrió un aborto prematuro, todos se alarmaron por lo ocurrido, ese día no estaba en casa, resolvía un tema político en el pueblo. No estuve ahí cuando mamá dio a luz, no pude despedirme de ella. Llore por días y semanas en mi habitación por haberla perdido, papá estaba igual pero el supo cómo llevarlo, la verdad, culpe a mi hermano por su muerte, era un joven estúpido que no tenía ni idea de nada, ¿Sabes? Evite a JungKook durante su primer año de vida, no sabía ni siquiera como era, papá no me forzó a verle, él solo me dijo que me tomara mi tiempo, pero algo dentro de mi dolía mucho cada que pasaba por la habitación donde mi madre murió, decían que mi hermano era identico a ella, incluso sus cabellos eran del mismo tono. —lo vi por encima de su pecho, el estaba sonriendo un poco— ¿Sabes cómo vi por primera vez a mi hermano?.
—¿Cómo? —pregunte.
—Yo había regresado de un viaje a las costas del reino, cuanto pase las puertas del castillo vi que todo el personal de servicio, guardias incluso mi padre estaban alterados, no entendía que sucedía, solo veia como todos corrían por los alrededores buscando algo o alguien, entonces me acerqué a mi padre y le pregunté qué sucedía, él alterado me respondió que mi hermano había desaparecido. —parpadeé un par de veces— Que estaba en su cuna, y que cuando se dio la vuelta JungKook ya no estaba en la cuna, simplemente desapareció. Papá estaba desesperado que ordenó que cerraran las puertas por si algún intruso había sido, me pidió que lo ayudará a buscar, qué tal vez estaba por ahí. Yo aún sin creer lo que pasaba empecé a buscar al mocoso, por lo que me habían dicho apenas y empezaba a gataer, fue raro, pasaron las horas y nadie daba con JungKook. Las nanas estaban llorando, creo que todos estaban llorando, pensando que había sido raptado. —A NamJoon le causaba gracia contar esa anécdota— Pues bien, para resumir la historia, al ver que nadie encontró a mi hermano, decidí salir al jardín para poder respirar, estaba preocupado al igual que todos, incluso también me puse a llorar, fue cuando escuché pequeños balbuceos provenientes del laberinto de rosas que estaba en ese entonces en el jardín, se escuchaban risitas incluso pequeños gritos. Dudoso me metí en ese laberinto buscando a quien sea que estaba ahí, y ahí lo vi. En uno de los pasillos estaba un bebé, jugando con un gato, estaba gateando mientras seguía a un mínimo que parecía divertirse con la precencia del niño. Me quedé pasmado, observando a JungKook tan feliz, solo usaba una pijama cómoda, esa vez volví a llorar, llore porque me sentí una basura al no atreverme a ver a mi hermano. Lo tome en mi brazos, lo vi, era tan precioso, el me sonrió mostrando sus encías rosadas, y tal como me habían dicho, era como ver a mi madre en el. Desde ese entonces supe que daría todo de mí para que mi hermano estuviera bien, lo ame desde el momento que lo tuve en mis brazos. —dijo eso con tal sinceridad que me hizo sonreír.— Papá casi se desmaya cuando me vio entrar al castillo con un JungKook dormido en mis brazos, muchos se preguntaron cómo fue que un niño de apenas un año se había perdido. Al día siguiente paso lo mismo, JungKook había desaparecido, lo buscamos por todo el castillo, y lo volví a encontrar en el laberinto, y así siguió pasando varias semanas hasta que papá un día entero no se apartó de JungKook y ahí fue como supimos como le hacía para escapar. Mi hermano se podía teletransportar de un lugar a otro. —fue mi turno de reír, desde bebé JungKookie ya le sacaba canas verdes a todos— Desde ese momento tuvimos mucho cuidado con el, ya que se volvió muy travieso, lindo pero travieso. —termino de narrar, sin duda había sido la mejor historia que me ha contado hasta el momento.
—Eso fue lindo, muy lindo. —comente con una sonrisa, NamJoon hizo un sonido de afirmación— JungKook te ama, se pone muy triste cuando no estás en casa, de seguro está triste de que no estés ahora.
—Se ha encariñado más contigo que conmigo. Y creo saber por qué.
—¿Por qué?. —pregunte con curiosidad, NamJoon me vio hacia bajo sonriéndome.
—Creo que tú notaste desde el primer día en el castillo que no eramos tan formales. —asenti— Nos sentamos a la mesa sin tener ninguna norma de educación, intentamos tener algo de ética en frente de algunos pero estando solos somos un tanto maleducados.
—Sí, lo son. —contesté divertido.
—Eso se debe a que solo éramos, Papá, JungKook y yo. —empece a entender— Papá es el Rey, siempre está ocupado, aunque hace algunos tiempos libres para nosotros, yo trabajo todo el día sin descansar, y mi hermano está solo todo el día, con las nanas, las cuales a veces suelen ser muy estrictas. Así era nuestra rutina, la misma todos los días desde qué mamá murió. Hasta que llegaste tú, y toda esa rutina cambio por completo, porque ya no éramos tres, sino cuatro. —mi pecho se sintió cálido al escuchar lo último que dijo— Si te das cuenta ahora, el castillo se siente más cómodo, incluso los pasillos se ven más alegres gracias a las decoraciones que pusiste.
—En mi defensa diré que lo hice porque me perdía, así que puse unos cuantos retratos en las paredes para saber el camino. —NamJoon pegó una carcajada.
—Vez, entiendes lo que digo. Todos nos sentimos cómodos contigo, la mesa está llena de risas, discusiones por la comida, papá se ve feliz, JungKook también. Incluso yo. A lo que quiero llegar es que, aunque JungKook sea hijo de mi padre, realmente te considera a ti su papá. —me mordí los labios para no llorar— Estás ahí para el, lo consientes, lo cuidas, le enseñas, lo amas. Y eso es muy valioso para el, creo que te quiere más que a mí y a mi padre.
—Es mi bebé, que te puedo decir. —y lo extrañaba mucho, extrañaba tanto a JungKook, a todos.
—Por eso mi padre te pidio que lo cuidarás, el en el fondo sabe que JungKook crecerá viéndote a ti como su figura paterna, y estoy feliz con eso. Hasta el momento lo haz hecho bien.
—¿Me estás felicitando?. —mis ojos se encontraron con los de él, lo vi asentir con tanta franqueza.
—Sí, lo hago. —no dije nada, solo lo bese con mucho cariño.
[•••]
—Que desperdicio. —comente solo para mí, mi ceño estaba un poco fruncido.
—¿Pasa algo?. —pregunto NamJoon, el iba caminando mientras jalaba la correa del caballo, yo iba en el caballo viendo la ostentosa y ridícula entrada que tenía el reino de Ensand.
—No pasa nada. —respondí. Pasamos la entrada pero aún así, seguí viéndola— ¿Quien le pone oro y diamantes a una puerta tan alejada del pueblo?. Si fuera yo, ya me habría robado ese oro. —de verdad había gente muy rara, y vanidosa. Este reino no me gustaba.
—Ya casi llegamos al castillo. —me dijo NamJoon, yo solo bosteze sin muchas ganas, la gente nos ignoraba, cosa que agradecía, para ellos solo éramos viajeros. Y justo como pensé, si levitaban, ví a un par hacerlo a la lejanía. Las calles del pueblo empezaron a cambiar, ahora se veían casas más grandes y mucho más caras, la gente se vestía con elegancia, las mujeres paseaban en carruajes presumiendo sus joyas y demás basura que llevaban puesto, nos veían con indiferencia, yo solo me reí. Al pasar un par de minutos nos encontramos con la entrada de un gran castillo, y este al igual que aquella puerta estaba bañado de oro, y otros diamantes, los guardias nos detuvieron pidiendo saber quiénes éramos. Solo vi como NamJoon se quitó la capucha dejando que vieran su rostro, al instante los guardias nos hicieron paso, sin decir nada, uno corrió dentro del castillo, de seguro para avisarles de quien se trataba.— Y bien, ¿Te gusta?. —me pregunto mi esposo, y bueno yo como soy bien sincero.
—No. —le respondí. El solo rió divertido— Me gusta más mi castillo, este se ve que está solo para que el pueblo vea que el rey presume su dinero y toda su vida de rico tonto.
—Opino lo mismo, pero no todos los reyes son justos con su pueblo.
—Estoy feliz de pertenecer a un reino justo entonces. —NamJoon me vio con una sonrisa, sabía que ese comentario le gusto.
—¡NAMJOON!. —gritaron. Mi esposo se dio la vuelta para sonreirle a un chico de cabellos castaños y vestimenta elegante que corrió hacia nosotros, mi rubio extendió los brazos recibiendo con total normalidad al chico quien salto encima de él, sonriendo como tonto. No, no me puse celoso. Claro que no.— ¡¿Por qué no avisaste que vendrías?! ¡Tengo más de un año de no verte ni saber de ti!. —dijo en reproche cuando se separó, yo seguí viéndolos sin decir nada.
—Lo lamento mucho, estuve ocupado. Y también discúlpame por llegar sin avisar.
—¡Oh! No hay ningún problema, eres bienvenido siempre. Mis padres se pondrán felices que verte. Te extrañe mucho. —sus ojos brillaron al decir eso, lo supe, y no es necesario que lo diga.— Anda, vamos. —tomo de la mano a NamJoon, y fue en ese momento que sentí que mi pecho me dolía, no me gustó, y NamJoon lo noto porque se toco el pecho de igual forma como yo, el lazo que teníamos podía hacernos sentir las emociones del otro. Rápidamente se soltó de la mano de aquel chico y se acercó a mí.
—¿Cariño?. —no respondí, solo hice el ademán de bajar. El me ayudó a hacerlo, con sumo cuidado, solo vi de lado como ese chico me mirada curioso, tenía la mandíbula tenza— ¿Qué fue eso?.
—No lo sé. —confese, me pegue a él, respirando hondo, solo necesitaba calmarme.
—Amg, ¿NamJoon?. —la voz del chico hizo que me reincorporara bien. Mi esposo me tomo de la cintura para que no me callera.
—Lo siento, SeokJin, el es Jackson Wang, Principe heredero de Ensand. —hice una media reverencia— Jackson, el es SeokJin, mi esposo. —el rió con diversión, pensó que era una broma, se rió en mi cara pero no lo hizo con maldad, se notaba que la noticia lo dejo mal. Vi a NamJoon y el me vio.
—¿Es una broma, verdad?. —pregunto dolido.
—No, no lo es, me casé hace cinco meses. —respondio mi rubio con orgullo. Jackson como se hacía llamar volteó la mirada a otro lado, suspiro pesado, después volvió a vernos esta vez sonriendo.
—Felicidades entonces a ambos, un gusto conocerlo, Principe SeokJin. —le quice responder pero el rápidamente hablo— Bien, entonces vamos. No hagamos esperar a los reyes. Le diré a un sirviente que lleve sus cosas a una habitación, bienvenidos. —note que apretó sus manos, cosa que me dio mala espina. Con la ayuda de NamJoon camine lo más calmado posible.
—¿Nos quedaremos solo dos días, verdad?. —hice mi mejor cara de ternura, NamJoon me robo un beso.
—Sí cariño, solo dos días. Sé que no te gusto este lugar. —susurro en mi oido— No te preocupes, yo te cuidare, no importa lo que te digan los reyes, recuerda que solo importa lo que yo opine de ti. ¿Sí?. —asenti, la verdad sabía que intentarían atacarme con algún comentario, y quién no lo haria. Si el chico que le gustaba a su hijo se casó. ¡Puf! Intentarían comerme vivo.
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
...............................(1)....
Jackson Wang llegando todo empoderado a cualquier Fanfic sin importar cual sea el shipp o grupo.