El mundo era agitado allá afuera; sirenas disparadas anunciaban que alguna emergencia había ocurrido, bocinas ansiosas demostraban el estrés del tránsito diario, el ruido de las voces al azar en las calles era insoportable para una mente cansada, por tal razón Camila suspiró en alivio tan pronto como entró en su apartamento, cerrando la puerta y tirando las llaves sobre la mesa, colocando el celular al lado de las mismas.
Allí dentro todo era paz, el ruido desapareció y, lo mejor, Lauren apareció sonriendo al oír la puerta ser cerrada. Sin duda, esa era la mejor parte de su día, en la que volvía con Lauren.
- Hola. -Camila susurró sonriendo, recorriendo los ojos por el cuerpo de Lauren, quien llevaba una blusa ancha y probablemente sólo una braga debajo. Sus cabellos estaban húmedos, indicios de que se había bañado recientemente.
-Tardaste. - Lauren dijo, acercándose a Camila y atando sus brazos por la cintura.
- Odio el tráfico. - Camila habló, depositando un beso suave sobre los labios rosados de Lauren.
- Acabo de recibir una llamada. - Lauren anunció suspirando profundamente al terminar el beso.
- ¿De quién? - Camila le preguntó con el ceño fruncido.
-De la empresa que quedo darme una respuesta. - Ella respondió, viendo a Camila lanzarle una sonrisa alegre.
- ¿Y qué? - Camila cuestionó con expectativas.
- No pude. El gerente dijo que lo sentía, pero por mi expediente... -Camila dejó caer sus hombros al oír eso.
-Hey, no estés triste, amor. ¡Lo vas a lograr! - Trató de animar a Lauren, no obstante, la sonrisa débil de la mayor mostraba que Camila había fracasado en intentar animarla.
- ¡Es la séptima empresa que me rechaza este mes por eso, Camila! - Dijo con un profundo dolor de cabeza. - ¡Sólo necesito una oportunidad, cielos!
- Lo lograrás, Lauren, lo juro, sólo ten paciencia, ¿de acuerdo? - Camila pidió, llevando una mano a la cara de la mayor para acariciar la región.
- Es que, ya sabes, es muy incómodo para mí estar aquí siendo prácticamente bancada por ti. - Informó, viendo Camila asentir. - Eso no me gusta.
- Lo sé y ya hablamos de eso, mi vida. - Camila murmuró, poniendo su frente contra la de Lauren. - No me molesta, al contrario, me encanta tu compañía, además, me ayudas con Judie. - Afirmó. -Cielos, no sé qué sería de mí sin que me ayudaras a cuidarla.
-Yo ayudo con placer. - Lauren dijo. -Me encanta esa niña.
- Lo sé y es una de las razones por las que te amo tanto. Tienes un corazón enorme y, sobre todo, eres tan buena, tanto para mí como para ella. - Lauren se inclinó y, aún triste, puso un beso en la cara de Camila. - ¡Mírame! - La menor pidió cuando vio a Lauren mirando el suelo.
- ¿Sí? - Lauren dijo.
- Sabes que no me importa ese dinero, y no lo necesito, pero sé que eres demasiado terca para dejarlo pasar. - Comentó riendo bajito.
-Me alegra que lo sepas. - Lauren comentó levemente molesta, ganando una sonrisa sincera de Camila.
- Ya lo he dicho, pero lo voy a repetir... - Dije en un tono tranquilo, encarando las orbes verdes con toda la adoración que habitaba su ser. - Tienes el resto de nuestras vidas para pagar esa deuda, amor, no hay prisa. - Habló y Lauren incluso lo intentó, pero un esbozo de sonrisa dominó su expresión.
- ¡Tú me desarmas, maldita sea! - Lauren comentó, escuchando la risa de su novia llenar su audición.
- Eso es bueno. - Camila dijo sonriendo. - ¿Prometes no estar triste por no conseguir trabajo? - Lauren reflexionó unos segundos, sin embargo, ante la mirada de súplica de Camila ella terminó rindiéndose.
-Prometo intentarlo.
- Ya es un comienzo. - Camila respondió, sintiendo las manos de Lauren abrazar más su cintura.
- Has tardado tanto que pensé que te habias conseguido una novia por ahi. - Bromeó cambiando de tema, ganando un repentino beso de la chica frente a si, que arrojó los brazos por el cuello de la mayor y se rió bajito al oír eso.
- La encontré. ¡Era tan hermosa! - Provocó, convirtiendo su expresión en dolor cuando sintió a Lauren pellizcándole en la cintura ligeramente.
- ¿No tienes vergüenza en esa cara para decirme eso? - La mayor indagó riendo, viendo a Camila negar y sonreir con la lengua entre los dientes.
- Dijiste que creías que tenía una novia y la conseguí. - Reafirmó. - Hace un tiempo cuando estaba en la cárcel. - Explicó, ganando una sonrisa tierna de Lauren antes de sentir los labios de la mayor, suavemente, cubrir los suyos.
- Eres una idiota. - Lauren susurró entre los besos, sintiendo la lengua de Camila chocando con la suya haciéndola gemir bajito en puro deleite.
- Lo sé. - Camila respondió entre el beso, metiendo una mano en el cabello húmedo de Lauren antes de volver a profundizar el beso. Nunca se cansaría de la sensación de estar entre los brazos de Lauren, abrigada entre aquel beso.
- Me encanta ese beso. - Lauren murmuró con las bocas aún pegadas, sintiendo los dientes de su novia arrastrarse lentamente por la carne de su labio inferior, lo que la hizo jadear.
- Dejé a Judie con la profesora y vuelvo a recogerla por la tarde... -Camila dijo en un tono sugestivo, chupando el labio de la chica antes de deslizar la mano por su cuerpo hasta su espalda, adentrando la mano por debajo de la blusa, sintiendo la suavidad de la piel blanca entre sus dedos.
La menor gritó sorprendida cuando sintió a Lauren girararla bruscamente y apretandola contra la pared, tomando sus labios en un beso casi agresivo, sin embargo, aún lento. Las manos de la mayor se deslizaron tortuosamente a través de la piel de los brazos de Camila antes de alcanzar su cintura, tirando el cuerpo más pequeño contra su pelvis.
Las manos de la menor, sin perder el tiempo, se enredaron en el dobladillo de la blusa de Lauren, removiendo la pieza de su cuerpo rápidamente. Los senos quedaron expuestos, haciendo que los ojos de Camila al mismo tiempo se embriagaran de deseo.
El timbre del teléfono hizo que Lauren mirara en la dirección de el mismo, algo que hizo que los hombros de Camila cayeran en decepción. Ella sabía lo mucho que Lauren dependía de las llamadas de los lugares donde dejaba su currículum y sabía lo importante que era contestar sus llamadas después de todo, podría ser una de las compañías.
-Deja que yo atienda. -Camila dijo, recibiendo un asentimiento de Lauren. La más pequeña corrió hacia el toque insistente, hasta finalmente atenderlo. - ¿Sí? - Los ojos curiosos de Lauren estaban totalmente enfocados en la chica. - ¿Le pasó algo a mi madre? - Ella preguntó al oír que era de la clínica. La mayor instantáneamente se preocupó, viendo a Camila fruncir el ceño antes de parecer sorprendida. - Oh, sí, un minuto...
Lauren no entendió absolutamente nada cuando Camila extendió el teléfono en su dirección.
-Es de la clínica de mi madre. -La menor susurró. - ¿Todavía has estado yendo allí?
- A veces te ayudo cuando Layla me llama. - Informó. Layla era una de las personas que trabajaban allí, y al ver lo fácil que era para Lauren tratar con la madre de Camila, empezó a pedir ayuda con otros pacientes. - ¿Qué quieren? - Susurro, viendo a Camila dar de hombros.
-Layla debe estar extrañandote. - Susurró, viendo reír a Lauren antes de agarrar el teléfono de la mano de su novia.
- Celosa. - Susurró, depositando un beso casto en el pico que Camila hacía antes de atender. - ¿Sí? - Camila se cruzó de brazos y miró a Lauren. - ¿Seguro que llamaron a la persona correcta? -Preguntó algún tiempo después, despertando la curiosidad en Camila. -Bueno, sí, pero...
- ¿Qué quieren? - Camila susurró, no obteniendo ninguna respuesta.
-Me encantaría, pero me siento en el deber de informar que tengo pasaje. -Se calló por unos segundos hasta que una enorme sonrisa adornó sus labios. - Sí, oh Dios mío, mil veces sí. -Dijo eufórica, pasando su email al momento siguiente. -Muchas, muchas gracias. Nos vemos.
- ¿Qué querían? - Camila hizo una pregunta muy curiosa cuando Lauren colgó.
-No te lo vas a creer...
- ¡Habla pronto! -Camila exigió. Siempre había sido demasiado curiosa y ese suspenso sólo empeoraba su situación.
- ¡Me ofrecieron un trabajo! - Exclamó, haciendo que Camila abriera su boca sorprendida antes de sonreír y tirarse a los brazos de su novia. - Y me enviarán la información de cuando empiezo por correo electrónico. - Informó. - Camila, incluso me dijeron que podría hacer algún curso en el área de la salud con un descuento del sesenta por ciento de la mensualidad.
- ¿Lo juras? - preguntó, vio a Lauren asentir frenéticamente. - Te dije que lo lograrías. - Camila habló después de abrazar fuerte a su novia.
- Y tenías toda la razón. -Lauren dijo sonriendo sin barreras. Era la mejor noticia que podría haber recibido.
-Siempre la tengo. - Se jactó, oyendo a Lauren reírse en voz alta.
- Correcto, señorita dueña de la razón. - Dijo burla. - Mira, la conversación está bien, pero ¿podemos seguir donde lo dejamos? - Preguntó, suspirando al ver la sonrisa traviesa de Camila abrirse.
-No necesitas pedírmelo dos veces. - Susurró, llevando una de las manos hasta la nuca de Lauren y luego la empujo para darle un beso. Sus dedos finos de su mano libre recorrieron la piel desnuda de uno de los pechos de Lauren, apretándolo, acción esa que hizo el mayor gemido bajito entre el beso.
Lauren llevó sus manos hasta los botones de la camisa de Camila, desabotonándolos apresuradamente. No era todos los días que ambas estaban en casa por la tarde sin nadie. De hecho, hacía unos buenos días que no tenían sexo por miedo a que Judie oyera algo, Esa razón hizo que Camila sintiera su ropa interior humedecida al sentir los labios de Lauren alejarse de los suyos para besar el hueco entre sus pechos mientras deslizaba la pieza por sus hombros. La menor lanzó la cabeza hacia atrás y jadeo al sentir a Lauren deslizar la lengua sobre su piel. ¡Esa sensación era fantástica!
Aparentemente, ese día el teléfono no estaba a favor de dejarlas solas, porque el ruido estridente volvió a resonar por las paredes de aquel apartamento, sin embargo, aquella vez era el teléfono de Camila, que estaba sobre la mesa al lado de las llaves.
- ¡Pero qué infierno! - Camila se quejó inconformada, porque aquella vez el deseo ya había dominado cada partícula de su ser. Ella chilló, oyendo reír a Lauren en voz baja antes de correr para atender el mismo. - ¡Hola! -La menor pronunció enojada, pero su timbre cambió al oír quién era. Un segundo después ella puso el aparato en el altavoz.
- ¡Las necesito ahora! - La voz de la chica de piel oscura exigió, ella parecía realmente en problemas.
- ¿Qué pasó, Mani? - Lauren preguntó preocupada. Conocía a la mujer lo suficiente como para saber que estaba en problemas.
- ¡Vengan para mi casa ahora!
- Estábamos un poco ocupadas. -Camila informó. - ¿Es algo tan importante que no puede esperar media hora? -Preguntó, recibiendo una mirada de desaprobación de Lauren. Ella rió bajito y se acercó a la mayor, abrazándola y acostando la cabeza en su hombro.
- ¡Es cuestión de vida o muerte!
- ¿Puedes explicar lo que pasó de una vez por todas? - Lauren pidió, escuchando a la morena suspirar al otro lado de la línea.
-En tres días es día festivo y Dinah va a salir por buen comportamiento, claro que solo para las vacaciones, después vuelve para terminar de cumplir lo poco que falta.
- ¿Y cuál es el problema con eso? ¿Eso es maravilloso, no? - Lauren dedujo.
- ¡Exactamente! -Camila afirmó. - Maravilloso lo suficiente para prepararte para verla mientras dejas a tu pareja de amigas follar felices.
- ¡Camila! - Lauren reprendió, viendo un pequeño pico formarse en los labios de la menor.
- El problema, amiga mía, es que no sé qué espíritu le ha bajado, pero me ha dicho que tengo tres días para preparar la boda o que me dejará. - Dijo exasperada al otro lado de la línea. - Lauren, me voy a casar en tres días y no tengo nada preparado, así que será mejor que saques tu trasero del sofá y vengas aquí a ayudarme, después de todo serán damas de honor. ¡Adiós! - Y colgó, haciendo que ambas chicas parpadearan lentamente mientras sus cerebros procesaban la información. Lauren se volvió loca cuando cayó en la percepción de la grandeza de aquello. Cielos, Dinah se comería su hígado si ese matrimonio no fuera perfecto. Casar, sus amigas se iban a casar en tres benditos días.
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Bueno este es el anteultimo capítulo y el que viene ya es el final ya que no hay epílogo.