No puede ser cierto.

By Cielo_nebuloso

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Ageplay de Todoroki Shouto. Lo personajes de Boku no Hero Academia le pertenecen a Kouhei Horikoshi. El mayor... More

Capitulo 1
Capitulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capitulo 5.
Capitulo 6.
Capitulo 7.
Perdón.
Capítulo 8
Capítulo 9

¡Capítulo extra!

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By Cielo_nebuloso

Este es un capítulo especial, no tiene nada que ver con la trama principal. La hermosa idea me la dió: AZAMBLEA1234

Disfruten ♥️

Atte: Puerk

Servicio de niñera.

Bakugou Katsuki estudia en la mejor universidad de Japón que hubiese tenido que elegir para su carrera. La arquitectura era tan fascinante para sí mismo. Sin embargo, los materiales eran bastante caros y no quería molestar a su padres, ya hacen suficiente pagando la colegiatura y prestándole el viejo apartamento que solían rentar en Musutafu.

Solía cuidar niños de su vecindario como favor a las amigas de su madre y siempre terminaban dándole una pequeña paga por el excelente trabajo. Así que les pidió el gran favor de unas cartas de recomendación y así nació su empleo de medio tiempo: niñera.

La paga era buena, no había que hacer mucho y cuando los niños estuvieran en la hora de la siesta podía hacer tarea. Y eso era perfecto, a pesar de las apariencias Bakugou es bueno con los niños, estricto, pero liberal. Podría tratar con la actitud de todos los niños.

Niños...

La paga de éste iba a ser especialmente buena, sólo un día entero en fin de semana cuidando a un niño de familia rica. Había como cien metros de distancia del portón que se abrió automáticamente hasta la puerta principal; sí lograba su excelente trabajo como hasta ahora, un mundo de jugosas pagas se abriría ante él.

La sirvienta que lo dirigió hasta la puerta de manera cortés se despidió y salió de la propiedad.

Acomodó su mochila en su hombro y poco antes de llamar a la puerta claramente escuchó:

- ¡No necesito una niñera! ¡Puedo cuidarme solo!

- Esto no está a discusión -escuchó la voz de una mujer-, no puedes quedarte solo.

- ¿Olvidas tu accidente en la cena familiar? -intervino la voz de un hombre.

Las aredes de los ricos no guardaban las conversaciones. Sacudió los pensamientos de su mente y tocó. A los pocos segundos una mujer rollisa de ojos grises y cabellos blancos apareció en el marco de la puerta.

- Buenos días, señora. Soy Bakugou Katsuki.

- ¡Oh! Que bueno que llegaste. Ya estamos a punto de irnos, pasa - se adentró en lo desconocido y observó una hermosa y elegante decoración en una mezcla rara de oriente con occidente.

Más allá en la gran estancia, divisó a un chico hecho bolita en medio del gran sillón gris. Una sudadera azul rey y sencillos pantalones de franela que hacían juego con sus desgastados converse que pisaban con fuerza el relleno del sofá. La joven mujer lo sacó de su ensoñación cuando su esposo, un hombre grande de ojos azules y cabello rojo, se paró junto a ella con una listita de color amarillo pastel.

- Estás son las especificaciones —le mostró el papel— son los horarios, comidas, castigos, límites y una que otra situación. Los números de contacto están aquí mismo y en el refrigerador de la cocina.

- Claro, uh, una pregunta. ¿Cuantos años tiene su hijo?

- Tiene quince -dijo el hombre.

- Si... —comenzó nerviosa, rascándose la coronilla con incomodidad— pero tiene ciertas cosas con las que lidiar y unos... problemitas con el baño —suspiró—. El es incontinente y necesita un poco de ayuda.

Niños... ¿Y un adolescente con problemas de incontinencia?

Era lo mismo, ¿No?

¡Imaginen la sorpresa del momento!

- No me gusta dejarlo solo porque algo podría pasarle a mi bebé -Oh, ya se entiende. Es el trillado caso de padres sobreprotectores-. Tú descripción decía que no te importaba cambiar pañales.

Pero dinero es dinero.

- Por supuesto que no. El problema es si a él le importa.

- No será problema, -dijo el hombre- puedes ir conforme a la marcha.

Afirmó y ambos se presentaron como Todoroki Rei y Todoroki Enji. Pasaron a la sala donde se encontraba el adolescente en la misma posición de antes. De cerca se podía apreciar lo increíblemente peculiar de su aspecto. Un cabello bicolor exactamente divido a la mitad en los tonos de sus padres al igual que la heterocromía de sus ojos. Era obvio que su aspecto es natural, ¿Cómo? Quien sabe.

Pero la fea cicatriz en su lado derecho generaba cierta angustia.

- Soy Bakugou Katsuki y estaré contigo todo el día -intentó ser amable. El chico ni siquiera hizo contacto visual y prefirió mirar el suelo con un sonrojo de pura vergüenza y enojo.

- Bebé -gruñó de pena ante el apodo de su madre-, no seas grosero. Preséntate

- Todoroki Shouto, odio a los rubios, me gusta el verde y beber cloro, un gusto.

- ¡Shouto! -exclamaron ambos padres.

- No se preocupen, todo está bien. Puedo lidiar con ello.

Los dos suspiraron cansados y se dirigieron a la salida, Katsuki los siguió.

- Se nos hace tarde así que ya nos vamos -salió su esposo y ella estaba a mitad de la puerta cuando volvió a hablar- hay dos baños en esta planta y cada habitación del segundo piso tiene uno. Los pañales están en su cuarto y hay algunos pull-up. Por cierto -susurró-, ya no pude verificar por la prisa, pero revisa por favor a Shouto si tiene un pañal, en momentos como estos quiere demostrar que lo puede sostener pero podría terminar lastimándose.

- Claro, que tenga un buen viaje usted y su esposo.

- Muchísimas gracias, ¡Regresamos a las 11!

Finalmente solos. Volvió a la sala a intentar establecer una comunicación más sana.

- ¿Hay algo que quieras hacer? Podemos ver una película o algo así.

- No necesito una niñera.

- Tus padres dicen lo contrario.

- Solo por tener ésta estúpida condición creen que no puedo hacer nada.

- ¿Y que hay de la cena familiar?

Se sonrojó.

- E-eso no te incumbe.

- ¿Mojaste tus pantalones frente a todos?

- ¡Ci-cierra la boca! ¡Tú no sabes nada! ¡Ellos sólo quieren humillarme!

- A estás alturas creo que lo haces tú solo.

- ¡Pudrete!

- Pues yo creo que si vas a intentar retarme al menos mírame a la cara.

Jadeó molesto y corrió hasta las escaleras, probablemente a refugiarse en su habitación.

- ¡Hey, hey! ¡Alto!

- ¡¿Qué?! -gritó al borde de las lágrimas.

<<¿Fue eso demasiado para el chico? Tal vez me pasé un poco>>.

- Tu mamá me dijo que revisara si tienes un pañal puesto. Solo dime un si o no y creeré en tu palabra, no hagas que te baje el pantalón y vea por mi cuenta.

Le tomó un minuto tragarse la pena y asintió.

Bakugou suspiró al punto de la fatiga e instintivamente buscó algún reloj en la pared después de que Shouto se escondió en su habitación. Segundos después, se rindió y sacó de la mochila su celular, 7:38 de la mañana.

En definitiva sería una larga mañana.

Se hundió en el medio del gran sillón y se dispuso a leer la lista. Sin duda,  había varias cosas infantiles escritas, lo que más resaltaba de todo fue:

Hora de dormir: 9:30 pm

Las comidas están en la nevera, solo se debe calentar. La soba es su favorita.

Cero dulces antes de las comidas y antes de acostarse. Puede obtener solo un par.

Prohibido salir de casa solo

Verifique que haga los deberes de la escuela.

Recordarle que debe intentar usar el baño al menos dos veces cada hora.

En caso de que se ponga difícil y amerite un castigo se permiten lo siguientes. El tiempo en la esquina... Y hasta algo sorprendido, el papel mencionó nalgadas leves, solo 5. Y eso en caso de que esté siendo especialmente insoportable y grosero.

Sinceramente era un poco extraño, claro que ha trabajado con lo mismo por mucho tiempo, pero ¿Aplicar los castigos de un niño de 5 años a uno 15 es al menos correcto?

Lo importante es el dinero. Se repite en su mente una y otra vez hasta que es solo un poco creíble.

...

En el piso de arriba el adolescente no hacía más que refunfuñar a la almohada en su rostro. Que descarado es, fue totalmente vergonzoso tener que hablar de pañales con él. No tenía porque haberlo dicho así.

¡Además! ¿Que le importaba a él sobre la desastrosa cena familiar?

Su estúpido hermano mayor, Natsuo, se burló de él cuando lo sorprendió en el baño cambiando su pañal mojado, “Bebé Sho, ¿otra vez hiciste pipí? Olvido que no puedes aguantar”. El punto fue que tomó su imbécil frasesita como un reto y sí, terminó orinando en medio del salón, sus primos menores de 8 y 10 años se burlaron de él, hubo una foto de “recuerdo conmemorativo” para toda la familia, su madre hablándole en voz alta como el bebé que fue en ese momento frente a todos y al final Touya intentando animarlo desde afuera del baño mientras debatía si ahogarse o no en la bañera.

Se retuerce un poco en la cama, el chico bicolor se siente un tanto extraño a la falta de capas en sus pantalones.

<<Puedo cuidarme solo. Es totalmente injusto y denigrante tener que pasar por esta situación>>. Se dijo a sí mismo.

A Shouto jamás se le permitieron muchas cosas, piensa que tal vez el tiempo pasa más lento en su vida. Los días que atraviesan su existencia parecen eternos y tan marcados que aún siente que es solo un niño perdido, un niño tonto e ingenuo que no puede vivir por sí mismo.

Pero no es así, la culpa no es de él ni de nadie en particular, simplemente el miedo convertido en trato proveniente de sus padres ha moldeado su perspectiva. Él quiere crecer, quiere salir y gritar que es tan capaz como todos, sin embargo, algo permanece, las inseguridades se han impregnado en su espíritu como una mancha en una camisa blanca.

La almohada resbala de su rostro y sus ojos miran el techo con desesperanza.

Amaría la libertad sin duda, pero el miedo le habla al oído, no necesita que lo dirijan. Necesita que alguien tome su mano y lo acompañe.

Rueda en su cama un vez más tratando de sentir toda la frescura de sus sábanas.

Ama a sus padres, pero sabe que la manera en que le hablan, lo castigan y todo en general no es del todo correcta para alguien como él, al menos en edad, o eso cree. No ha tenido mucho contacto social en su vida además de su familia. Tal vez —piensa uno poco más—, si no habla, no cruza ninguna acción y desaparece del radar del chico rubio cuidándose solo, pueda ganar un poco de confianza y credibilidad.

Con planes en su mente y la luz de su celular en el rostro de queda dormido.

...

Después de que Bakugou terminó de leer tres capítulos de su libro, se percató de que era ya casi mediodía

Tenía que darle el almuerzo al mocoso.

Subió hasta su cuarto solo para ver que el pequeño Todoroki estaba dormido... Pero había mojado la cama. Se notaba por el pantalón mojado, las sábanas alrededor y el olor sin duda. Había lidiado con esto antes, algunos niños también pasaban por esto después de sus siestas, pero nunca con un adolescente.

Pero lo que pudo captar fue que el pinche mocoso le mintió. Se agachó para mirarlo de frente.

— Oye, despierta. Hey —lo movió levemente por lo hombros. Sus párpados se abrieron con lentitud mostrando sus ojos azul y gris —. Te orinaste

Entonces se levantó de golpe. La humedad fría entre sus piernas indicaban que tenía un rato ya así.

— ¿Q-qué? Yo- ah...

— Entonces mentiste —le dijo Bakugou poniéndose de pie— pero no importa, el daño fue para ti, eres tú el que se hizo pipí mientras dormía.

— ¡Cállate! —gritó avergonzado. cubriéndose el rostro con sus manos. Se supone que las cosas no deberían ser así, se supone que ni siquiera iba a cruzarse con él.

— Yo me ocuparé de las sábanas, tu ve a limpiarte y cambiarte —tomó una postura estricta y habló de nuevo— esta vez ponte un pañal.

Y ahora el está mirándolo como si fuese un jodido niño, diciéndole que se va a encargar de su desastre.

Como puede, sale de la cama y corre a su baño. Está avergonzado y enojado, su plan era increíblemente estúpido. Todo era estúpido.

Cuando salió del baño, Bakugou está justo en frente esperándolo. La cama está limpia sin rastro de orina, incluso el olor desapareció.

— ¿Ahora si estás usando un pañal?

— Si —dice con odio y pena mezclados en su voz.

— Lo siento, pero ya no te creo. Muéstrame.

— ¡¿Qué?! ¡No! ¡Pudrete! —eso no fue planeado.

Intentando apaciguar su creciente enojo, Bakugou camina hacia él y baja rápidamente su pantalón limpio hasta la mitad de sus piernas, el bulto blanco alrededor de su cadera y entrepierna lo hacen sentirse satisfecho.

— ¡Apártate! — lo empuja con todas sus fuerzas y recoje la poca dignidad que tiene junto con su pantalón — ¿Por qué hiciste eso?

— Te dije que si eras sincero nos ahorraríamos esto, fue tu culpa.

Por más que trataba, ese enojo le estaba irritando el pecho.

En la cocina, el mayor estaba a punto de ponerle la comida en frente cuando notó una bolita en la mejilla derecha de Shouto. Entonces observó el frasco de dulces. Abierto.

Inhala y exhala. Tranquilamente.

Toma una servilleta de papel y la extiende en frente de Shouto.

— Escupe ese caramelo —dijo Bakugou.

— No — declaró Shouto.

— Escupelo.

— No quiero.

Suspiró.

— Es la última vez que lo repito, escupe ese-

Lo escupió, pero no en la servilleta. El olor a cereza fue más fuerte, y la sensación pegajosa se registró en su mejilla y se deslizó hasta la mesa.

Eso fue todo.

Todoroki salió huyendo de la cocina, ni siquiera pensó cuando ya lo había hecho, no fue nada inteligente. Tan sólo estaba molesto y quería llevarle la contraria solo porque si. Además, los caramelos de cereza no le agradaban.

Bakugou, enojado, fue tras él. Lo tomó del brazo y jaló al sofá hasta  recostarlo encima de su regazo.

Sabía que significaba esa posición. Su padre lo ponía así cuando se comportaba bastante mal... Cómo ahora.

- ¡N-no! ¡No puedes! -se retorció en su regazo sin señal de victoria.

- Puedo y tengo el permiso. - lo desanimó-. Así que deja de moverte o te va a ir peor. Te daré tan sólo 10, ¿Bien? - duplicó el número pero el no sabrá eso. El chico bicolor no respondió, pero tampoco dejó de moverse, no fue así hasta que sintió el ardor picante de la mano del rubio en su fondo.

- ¡Ah! -un gritó y unas cuantas lágrimas escaparon de sí mismo. Realmente dolió.

- Uno. -Anunció-. Mantente quieto hasta que termine -otro golpe aterrizó en la parte más baja de sus muslos, como si apuntara a la zona donde se sienta.

- ¡Ah! B-basta... - sollozó en el sexto azote - Ya no más -se limpió las lágrimas de sus mejillas. Juraría que su trasero era ahora color rojo cereza.

- Falta poco -respondió.

Entre el último par de nalgadas lloraba sin pena alguna, simplemente tenía dolor físico y sentimental.
Katsuki lo ayudo a pararse frente a él, mientras Shouto olvidando que estaba sin pañal, sin ropa interior ni nada que lo cubriese. Tiró todo lo que pudo de su sudadera para cubrir su frente.

- Ya, deja de llorar -dijo el rubio intentando restarle importancia al hecho que el chico estaba semidesnudo, pero eso no causó ningún cambio. Se levantó, acarició su cabeza y lo abrazó con cariño sincero. El adolescente correspondió y algo en su interior lo animó-. Está bien, ya pasó -consoló-. Vamos por un pañal antes de que tengas un accidente.

- Mm -negó.

(Oh shit, here we go again xd).

Y él miró el techo exasperado.

- Todoroki, no de nuevo. Obedece, solo es un pañal.

- Es que no quiero.

- Todoroki...

- ¡Es estúpido, no lo quiero!

- ¡Bien! Te lo voy a poner yo.

- ¡No!

- ¡¿Entonces, lo haces tú o lo hago yo?!

- Yo... -habló resignado. Katsuki le dió el pañal y en ese momento comenzó a llorar de nuevo.

- Demonios ven aquí -Y como sí fuese un experto, extendió el pañal sentó a Todoroki en él y velozmente arrojó crema y talco; pegó las cintas y en cuestión de segundos ya estaba listo.

La sudadera quedó un tanto manchada del polvo blanco pero el resultado seguía siendo satisfactorio, al menos para uno, porque alguien lloró aún más.

Katsuki realmente intentó con fuerzas, que no sabía que tenía, disimular el hecho de que el llanto del adolescente lo ponía en desespero.

- Basta -anunció-, por esto vas a tener cinco minutos en la esquina.

- ¡No lo voy a hacer!

- Tienes cinco segundos, ¡Uno! -señaló la esquina detrás de él- ¡dos! ¡Tres! -el chico se aferró con fuerza al sofá- ¡Cuatro!

No llegó al cinco cuando ya lo estaba tomando del brazo y llevándolo hasta ahí.

- No llores más porque te lo ganaste, ahora son 15 minutos, de frente al rincón y sin pantalones. -Bien, eso último no lo planeó- ¿Entendiste?

Shouto asintió intentando calmarse de una vez. Ignoró la fuerte tentación de cubrirse la parte trasera de su pañal porque sabía que el rubio temperamental lo regañaría por eso, entonces solo se concentró en tapar con su sudadera los embarazosos dibujos animados que tenía en el frente.

Katsuki se alejó y procuró reacomodar la estancia después del pequeño forcejeo. Entonces se sentó y empezó a leer un libro que Shouto no alcanzaba a ver, probablemente arquitectura.

En verdad quería parar de llorar, detestaba el ardor y la inchazón en sus ojos disparejos. Si su cicatriz a veces molestaba, con el ardor era peor.

Al cabo de un momento ya se sentía un tanto más tranquilo, yo no había lágrimas, pero aún el sentimiento de tristeza y vergüenza no se iba.

Todo iba bien, terminaría el tiempo y se hundiría en su cama, dormiría y al día siguiente solo iría a la escuela y... Sería peor.

Sacudió su cabeza en un intento de liberar su mente. Y justo en ese instante se dió cuenta de algo muchísimo peor.

Bakugou lo miró entre ratos cada que pasaba de una página a otra <<se ve jodidamente adorable>> se dijo a sí mismo en completa honestidad. Algo dentro de el quería tomarlo en sus brazos y mimarlo sin descaro, pero otra parte de él decía que debía ser estricto. Nadie nunca lo había puesto en esa línea.

Además, ¿Dejarlo en la esquina sin pantalones? ¡¿De dónde demonios sacó eso?! Ni idea, pero le gustó.

Es entonces que al pasar una página más puede oír un leve silbido. Alza la mirada y es el pequeño Todoroki mojando el pañal, puede ver claramente cómo se expande y se vuelve un poco amarillento por la pipí.

Se levanta y ahora escucha con claridad los nuevos lloriqueos sigilosos de Todoroki. Tal vez era hora de consentirlo un poco.

- Está bien, cariño. -habló con la voz más melosa que pudo sacar-. No pasó nada -tomó con su mano la parte abultada del pañal- todo está aquí, te quedan solo cinco minutos, entonces te cambiaré, ¿Si?

Todoroki asintió.

- Ya no llores o te enfermarás y a nadie le gusta enfermarse

Lo abrazó y besó su cabeza, después volvió al sillón.

Los cinco minutos pasaron y lo llevó al baño de la mano.

— ¿Puedes hacerlo tú solo? —preguntó al otro lado de la puerta.

— Si —Respondió. De algún modo esperó que le dijera lo contrario.

Todoroki quitó las cintas del pañal lo dobló para arrojarlo a la basura y procedió a limpiarse para volver a ponerse uno nuevo.

Salió del baño para encontrar a Bakugou recostado en la orilla de su cama. Se acercó y se aventó a la cama sin importarle mucho el chico ajeno junto a él.

— ¿Ya estás mejor? —preguntó, pero no recibió respuesta.

Bakugou Katsuki se sentía perdido, había rebasado por mucho el límite auto-impuesto de libertad para involucrarse en esos asuntos. Lo castigó de manera humillante, lo trató de la misma forma y lo hizo llorar con acciones y palabras, era plausible que  sintiera un poco de culpabilidad.

Quería intentar reparar eso, a pesar de sus lindos ojos hinchados por el llanto no dejaba de ser un niño adorable, su torpe tacto y obstinación, aquel tic indescifrable de tomar todo como un reto. Le hacen brillar de emoción y confusión al mismo tiempo. ¿Por qué?

— Escucha —comenzó hablando suave, intenta establecer un poco de confianza sana—, no pienso menos de ti, no pienso que seas tonto o patético. Tampoco creo que seas inútil. No es tu culpa ser... Incontinente. Mi trabajo es estar aquí y vigilarte. Sin duda fue un tanto extraño al principio porque creí que serías menor, pero no voy a burlarme de ti por ello.

Tomó un momento pero finalmente habló.

— No me gusta tener ésta condición, odio los pañales, los pull-up y no saber ni controlar cuándo tengo que ir. Y la actitud de mi madre es... Tan... ¿Atenta?

- Te sobreprotege.

- Agh, ya lo sé -enterró su cabeza en la colcha.

Katsuki miro el cuerpo tendido en la cama, contemplando los ligeros temblores que aún quedaban. Por intuición se acercó más y más lentamente.

- Desearía ser normal.

Algo dolió, dolió tan leve para ser casi imperceptible, pero tan profundo para desaparecer casi al instante.

— Que nadie me mire extraño solo por ser... Así.

— No es tan malo —respondió Bakugou—  al menos tu escuela no lo sabe -ante el comentario se puso rígido y no dijo nada- Oh por Dios, lo saben -se acercó a el y lo giró por los hombros bocarriba-. Al menos dime que son solo profesores.

- ¿Son solo profesores?

- Ok, eso ya no está bien. ¿Te molestan?. Bueno, en primer lugar ¿Como demonios se enteraron? ¿Tuviste un accidente?

- ¡No! Yo- es... Mi estúpida clase.

- ¿Qué hay con ella?

Suspiró de cansancio, como si tuviese que repetir una vieja historia que todos sabían, pero que les encantaba escuchar solo por el hecho de joder al prójimo.

- En la escuela hay clases extraescolares, muchas, puedes elegir cualquiera. Pero, también hay una clase "especial", a la que entras por obligación, solo es para pocas personas y yo estoy en ella.

- ¿Clase de apollo?

- Se llama Habilidades socio-emocionales. Y solo hay chicos con problemas, no exactamente como el mío, pero similar. Somos solo 8 y somos objetivo de todos en la escuela

- Uh, bueno, eso ya está del carajo.

- Gracias.

- Las palabras que te diga no solucionarán nada, estoy siendo honesto -Bakugou lo abrazó por los hombros aún acostado y acarició su cabello rojo y blanco al mismo tiempo. A Shouto no le importó, fue relajante.

— Comencemos de cero. — propuso el rubio—. No necesitas una niñera, por eso, seré tu amigo ¿Que dices?

Amigo.

Que palabra más reconfortante en este momento.

— Entonces seamos amigos.

— Bien. ¿Quieres tomar una siesta o quieres ir a almorzar?

— Me gusta la comida, pero —dijo apenado— esperemos solo un poco más.

Bakugou se rió de lo adorable que puede ser

El día siguiente fue igual de monótono como siempre, caminar solo y permanecer solo. Salvo por los idiotas de siempre.

Su intento de buen humor murió cuando al final del día escolar el imbécil rubio, no Bakugou, él le agradaba ahora, pero tampoco es como que se lo fuera a mencionar en el futuro. No era más que el tonto de la clase de al lado.

Estaba harto de él y de ser golpeado e intimidado junto con todos. Harto de acabar en el suelo con el pecho oprimido de pura vergüenza ante sus apodos poco inteligentes.

Justo como ahora.

— ¿Qué pasa moja camas? ¿No vas a hacer nada? ¿O ya mojaste tu pañal del miedo?

¿Qué podría hacer el? Nunca fue del tipo que resuelve las cosas con violencia, pero como deseaba darle un putazo para tirarle los dientes, pero no tenía la fuerza.

— Oye, déjalo en paz —una tercera voz cruzó el aire hasta los oídos del matón.

— ¿Tu qué, rubio?

Resopló ante lo absurdo.

— De pie Todoroki —extendió su mano en ayuda—. ¿Estás bien?

— Uh, si, estoy bien.

Giró su mirada para ver que el chico que había empujado a su pequeño protegido estaba plagado en confusión.

— ¿Quién demonios eres?

Se acercó y lo tomó del cuello de la pulcra camisa blanca. Apretando con su puño y vlandiendo su presencia como una espada que atraviesa su pecho dolorosamente. 

- Si me vuelo a enterar que lo molestas, que lo tocas, que le hablas o que siquiera caminas a poca distancia de él, vendré y te golpearé yo mismo hasta que tú quedes incontinente.

Duramente la saliva pasó por su garganta. La voz y postura amenazante del tipo más alto que él realmente asustaba.

- ¿Me oíste, rubio?

- S-si.

- Bien, ahora lárgate.

La multitud de gente bien camuflada se dispersó rápidamente después de que el matón huyó.

— No tenías que hacerlo —dijo Todoroki.

- Tus padres me enviaron a recogerte, tuvieron una salida de imprevisto a la que no podían llevarte y yo estaba libre.

Esquivó su pregunta. Realmente no tenía que ahuyentar al matón, no es como si fuera su deber.

- ¿Entonces vendrás a casa?

- Así es, vamos sube al auto.

Pero él había querido hacerlo. Porque se dió cuenta que es feliz cuidando de él. Y eso era suficiente razón para consentirlo un rato.

...

Al fin!!!

Doble por mi pinche ausencia.

Por cierto, estaba pensando en crear una página de facebook, ahí estaré más activa, compartiré memes, spoilers, dinámicas... Sobre todo para vean que no he hecho la suicidación :3 ¿Qué opinan? Se llamaría Agefandom, tal vez :v

Pronto estaré publicando otra historia, igual de BNHA porque estoy súper metida en el fandom.

Escriban su opinión del extra :3

Bye, nos leemos después 737

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