Fast & Beautiful [The Gazette...

By sugarmeli

1.3K 83 8

Kai vive locamente enamorado de Reita, el chico que jamas le hará caso. Aoi ama a su hermano, pero no de la m... More

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
22
23

21

59 3 0
By sugarmeli


Kai


Ahí estábamos otra vez, pensé lo peor para ser sincero. Es decir, ¿cuántas veces recibes una llamada, en un momento de crisis, y te dicen que vayas directo al hospital? Reita tenía un aspecto pálido, no estaba seguro si tenía que ver con el brazo o con lo que había pasado. Ninguno de nosotros se había atrevido a hablar.

Aoi había tratado de convencer a Uruha para que un médico lo atendiera, el castaño se negó profundamente, estaban parados en un rincón. El pelinegro hablaba rápidamente mientras su hermano menor se limitaba a mirar el piso y negar, cada vez que mi amigo trataba de tocarlo, Uruha se zafaba por mero instinto. Nadie había preguntado, estábamos demasiado calmados para lo que acababa de pasar.

Giré mi atención hacia Shou y Sakito quienes se encontraban en la entrada de la sala de urgencias, el segundo con un cigarro en la mano y pegando fuerte contra el piso con el pie. No se sostenían la mirada y hablaban entre dientes.

—No voy a poder manejar así —advirtió la voz de Reita robándome la atención. Veía con atención el yeso que adornaba su brazo derecho.

Kyo bufó—. ¿Para qué quieres manejar? Ciertamente ya no lo necesitamos —tenía los brazos cruzados y estaba recargado en la pared.

Reita alzó una ceja—. ¿De verdad vamos a huir? —buscó con la mirada a Aoi pero fue inútil, el otro seguía hablando con su hermanito.

—Mira lo que acabamos de hacer —Kyo se revolvió el cabello—. ¿Tienes una mejor idea? —no sonaba molesto, ni desesperado. Su voz carecía completamente de sentimientos.

Reita me miró—. ¿Qué opinas? —se mordió el labio.

Pensé en mil y un formas de contestar, ninguna terminaba bien. ¿Cómo era que de pronto le interesaba lo que yo tenía que decir? Podía iniciar otra discusión, esta vez pudo más la razón que mis sentimientos, suspiré—. No tengo idea, somos demasiados los involucrados. ¿Cómo se supone que huyamos todos? —alcé los brazos sin saber qué hacer.

Shou entró bruscamente, Sakito casi corriendo detrás de él—. Estamos jodidos —anunció cuando llegó hasta donde estábamos.

—Dime algo que no sepa —contestó Kyo.

—No lo entienden, la única razón por la que no nos han perseguido o algo parecido fue porque Sakito los drogó —explicó rápidamente.

Mi mirada pasó de Shou a Sakito a Kyo y de regreso a Shou—. ¿Qué hizo qué? —la voz me salió más aguda de lo que hubiera querido.

—Era el plan desde el principio, iba a drogarlos para buscar a Uruha y después hacer lo que se supone debía; pero el imbécil de Aoi es un impulsivo —señaló a mi amigo llamando su atención—. No me quedó de otra más que escapar con ellos. No creo que sólo estén furiosos por lo de Uruha; los engañamos —se alzó de hombros.

Kyo se azotó contra la pared—. Un montón de adolescentes engañaron a dos mafiosos —parecía estar hablando consigo mismo—. Tenemos que hablarle al padre de Hiroto, esto ya se nos salió de las manos —miró a Reita, sin embargo el rubio estaba concentrado viendo hacia la entrada.

Me giré para ver lo que estaba viendo con tanto horror, tres personas de extraño aspecto caminaban por el pasillo. Miraban detenidamente hacia donde nosotros estábamos. 

—Tenemos que salir de aquí —dije con voz baja. No podíamos movernos bruscamente o se darían cuenta. Busqué a Aoi con la mirada, ya se había colocado frente a Uruha, asintió en cuanto me vio.

—Deben tener rodeadas las salidas —inquirió Reita levantándose lentamente.

Los tres matones estaban a escasos pasos de nosotros. Sakito fue el más rápido al tomar una silla y aventarla directo hacia ellos, en el momento en que los tres sacaban su arma de la espalda. La silla chocó contra ellos, no los detuvo aunque los distrajo lo suficiente, sentí el brazo de Reita jalarme bruscamente.

Los siete corrimos hacia el pasillo de las escaleras, para bien o para mal nos sabíamos ese hospital de memoria. Escuché las pisadas de los matones detrás de nosotros, subíamos las escaleras de dos en dos. Vi a Kyo desviarse en el piso donde estaba Nao.

—Takanori está aquí, tengo que advertirle, suban al techo —señaló y se perdió de vista.

Subir al techo parecía la mejor de las opciones. ¿Qué íbamos a hacer después? No quería preguntármelo aún. Escuché un disparo y sólo atiné a agachar la cabeza.

—Es la segunda vez esta noche, no es posible —gritó Shou con sarcasmo.

—Por aquí —Aoi venía jalando a su hermano quien se movía con dificultad, giró a la derecha en lugar de la izquierda. Abrió una puerta y nos metimos ahí con rapidez. Escuchamos a los matones pasar de largo.

Sakito sacó el celular—. No podremos estar aquí mucho tiempo, nos tenemos que seguir moviendo —dijo mientras marcaba—. Hitsugi, ¿dónde estás? Escúchame tienen que salir de ahí. Estamos atrapados en el hospital, seguro también van por ustedes. ¿Hitsugi? ¿Hitsu? Carajo, se cortó —nos miró asustado—. Están también en tu casa —le dijo a Reita.

—Para estas alturas deben de estar en casa de todos —pronunció Aoi—. No tenemos a dónde ir —se mordió el labio.

—Kai márcale a tu madre y dile que llame a la policía, eres el único con alguien en su casa —Reita me tendió su celular. Marqué el numero temblando, en cuanto comenzó a llamar una foto apareció en la pantalla, era yo, sentado en la jardinera de siempre. La fotografía estaba tomada de lejos y yo veía fijamente mi celular, debajo aparecía la leyenda "Kai Casa :)". Miré a Reita, este estaba junto con Aoi y Shou buscando una manera de salir del cuarto sin ser vistos.

—¿Mamá? —escuché su voz del otro lado del teléfono.

—Yutaka, ¿dónde estás? Mas vale que tengas una buena explicación para....

—Mamá escúchame, cierra todas las puertas y ventanas de la casa, habla a la policía y dile que tienes razones para creer que quieren entrar. No le abras a nadie, yo estoy bien —hablé tan rápido como pude —. Hazlo, es en serio, hablaré contigo más tarde —colgué sin dejar que me dijera algo, un vacío de culpa se instaló en mi estomago, el cual, fue reemplazado por la angustia de no saber qué hacer.

Finalmente Aoi logró abrir una ventana—. No tenemos mucha alternativa —se asomó hacia arriba y hacia abajo—. Lo mejor es subir al techo —dijo metiendo la cabeza.

—¿Ahora somos superhéroes? —dijo Shou acercándose a la ventana—. ¿Cómo se supone que haremos eso? Además ve a Reita —señaló al rubio. Cuyo yeso le cubría todo el antebrazo.

—¿Tienes una mejor idea? —espetó Aoi tratando de no gritar.

El castaño rojizo se asomó por la ventana de nuevo. 

—Si nos caemos...

—Seguirá siendo mejor que lo que nos pasará si esos tipos nos atrapan —Aoi se agachó para que Uruha subiera a su espalda, el castaño aún estaba muy débil para hacer cualquier cosa.

Reita permaneció en silencio—. Vayan ustedes —dijo finalmente—. Kyo se fue a buscar a Ruki, necesitará ayuda. Además alguien los tiene que distraer —caminó hacia la puerta.

Caminé detrás de él y lo tomé por la camisa—. ¿Te volviste loco? Iré contigo —abrió la boca para protestar pero no encontró que decir, eso o tal vez sí quería que lo acompañara. Miró de nuevo a Aoi—. Necesitamos un punto de reunión —dijo en la puerta.

—La casa de Saga —pronunció Uruha con tono cansado, estaba recargado en el hombro de Aoi.

—Te mandaré la dirección al celular —fue lo último que se dijeron. Reita y yo salimos del cuarto.

Tomamos el pasillo a la izquierda, se escuchaba mucho escándalo, era claro que nos estaban buscando. Bajamos al piso de recuperación, donde encontramos a Kyo con Ruki, quien venía empujando a Nao en una silla de ruedas.

—Claro así será más fácil huir —Reita giró los ojos—. Lo difícil va a ser salir sin ser vistos —comenzamos a caminar directo al elevador.

Alcé mi vista al final del pasillo y pude notar a otros tres matones, no eran los del principio, así que era obvio que había más personas entrando para buscarnos.

—Necesitamos crear una distracción —dije colocándome frente a Nao y Reita.

—Lo haremos juntos —me dijo Kyo.

-&-

Aoi

Subir al techo fue poco menos que un logro, cargar a Kouyou hacía la tarea más cansada, mi hermano estaba muy débil para moverse por él mismo. El último en subir fue Shou a quien ayudamos entre Sakito y yo. Nos detuvimos un poco para tomar aire.

—Die está allá abajo —anunció Kouyou con voz baja y temblando de los pies a la cabeza.

Me asomé y vi el Corolla amarillo del desgraciado que había quebrado a mi hermano en tantos pedazos. Cerré los puños tratando de resistir las ganas de bajar y romperle cada uno de los huesos de su cuerpo, ya tendría tiempo para hacer eso, ahora lo importante era poner a Kouyou y a los demás a salvo.

Escuchamos un ruido hueco, seguido del sonido de la alarma contra incendios. Seguramente alguno de mis amigos la había activado, teníamos que salir de ahí antes de que los bomberos llegaran, lo cual sería muy pronto. 

—Tenemos que saltar al otro techo —les dije señalando el edificio de enfrente, era de departamentos. Así que no habría problema en entrar y bajar sin ser vistos. Me giré hacia Kouyou—. ¿Puedes saltar o quieres que te lleve en mi espalda? —le pregunté tratando de acariciar su mejilla, se hizo hacia atrás bruscamente.

—Puedo hacerlo si alguien está del otro lado —veía con preocupación la otra cornisa.

Salté del otro lado usando un poco de esfuerzo, benditos los edificios de Japón que deben estar muy juntos para ahorrar espacio. Shou se quedo atrás para ayudar a mi hermano a saltar, Kouyou saltó con gran esfuerzo y cayó directo en mis brazos; tomó un poco de destreza y suerte que los dos no cayéramos al piso. Sakito saltó después de eso y justo cuando Shou iba a hacerlo escuchamos el rechinido de los frenos del Corolla, habían acelerado con excesiva fuerza el auto. Varios autos comenzaron a perseguirlo, les fue casi imposible a todos, pues en ese momento el camión de bomberos hizo su aparición bloqueando la calle.

Shou llegó del otro lado y bajamos las escaleras rápidamente, de ahí no fue difícil escabullirse, entre la conmoción de los bomberos y la gente saliendo del hospital, paramos un taxi y subimos casi gritando la dirección.

-&-

Kai

—¿Suzuki, ya tienes la dirección? —gritó Kyo cambiando las velocidades del Corolla robado.

El enano endemoniado y yo habíamos encendido la alarma contra incendios, logrando que los aspersores se encendieran y la gente entrara en pánico. Pudimos escapar de los matones incluso con la silla de ruedas de Nao. El verdadero reto representó al salir del hospital, fue idea de Kyo correr hasta el Corolla, pues se encontraba descuidado hasta el final. La suerte fue encontrarlo con llaves.

—Die debe tener sistema de GPS en el auto, no podemos ir a ningún lado sin revelar nuestra ubicación —dijo Nao con la respiración entrecortada.

Kyo había avanzado bastante, al final, seguía siendo un corredor experimentado—. Es por eso que lo vamos a dejar aquí —freno en seco—. Suzuki, para un taxi, yo ayudaré a Nao a salir —se bajó sacando la silla de ruedas junto con él. 

Todo había sido tan rápido que no supe cómo habían logrado meter esa cosa sin retrasarnos tanto, creo que ellos tampoco lo sabrían. Era necesaria, pues mi amigo todavía seguía muy débil para moverse solo, tampoco lo podíamos dejar en el hospital.

Fueron menos de tres minutos los que tardamos en pasar del Corolla al taxi, Reita leyó la dirección y salimos con el corazón en la mano hacia la casa del tal Saga. Nos encontramos con la puerta abierta, el auto de Hitsugi estaba estacionado afuera, lo que significó un gran alivio para todos. Fue sumamente fácil mover la silla de ruedas a través del jardín y meterla a la casa.

Al entrar encontré a todos mis amigos sumidos en una conversación en un tono de voz más baja de lo normal. El tal Saga estaba pálido, se notaba que no esperaba una visita como aquella; ubiqué al enano de Yomi parado junto a él y a un señor que como Nao, estaba en silla de ruedas. Incluso Hiroto y Tora estaban ahí. Diecisiete personas metidas en este embrollo.

—¿Cómo escaparon? —Shou se nos acercó, tomando la silla de Nao y llevándola al fondo de la enorme sala. Por lo que podría apreciar, la casa era de un solo piso.

Kyo se dejó caer sobre una de las sillas del comedor con un fuerte suspiro—. Robamos el Corolla de Die —sonrió con una extraña mueca. Se apretó el puente de su nariz—. ¿Qué se supone que haremos? —se dirigió a nosotros con firmeza.

—Primero, dejar de tratar de resolver las cosas por ustedes mismos —el hombre en silla de ruedas habló con autoridad, ninguno se atrevió a contradecirlo—. Llevo escuchando la historia por casi una hora y no entiendo como se metieron en tantos problemas, cuando la solución estaba en decirle a un adulto lo que estaba pasando desde un principio —suspiró.

Shou estaba sentado en el piso recargado en la pared con las rodillas alzadas—. No es tan fácil, mis padres son embajadores de Japón en Europa, ni siquiera viven aquí. No les importaría —se alzó de hombros mirando al piso.

Ruki, quien estaba recargado junto a Nao asintió—. Hace casi cuatro meses que no veo a mis padres, mucho menos hablar con ellos. Sé lo que hacen porque su secretaria nos mantiene al tanto y eso a veces, por lo que sé están en Estados Unidos o algo así —dijo en voz baja.

—Mis padres sólo se dirigen la palabra para pelear u opinar de lo mal hijos que somos —Aoi tenía a Kouyou agarrado por la cintura, quien miraba fijamente al piso—. Nunca nos prestan atención mas que para criticarnos —cerró con fuerza el puño.

Reita se aclaró la garganta—. Mi familia es perfecta por fuera, presumimos que somos muy unidos, cuando en realidad entre menos nos molestemos y tengamos que ver los unos con los otros, mejor. Soy un adorno para fiestas importantes —chasqueó la legua. También estaba sentado en el comedor frente a Kyo.

Sakito alzó la mano—. Yo no sé quien es mi padre y mi madre, bueno digamos que no ha amanecido muerta en una calle. Así que supongo que está bien —se rehusó a mirar a alguien.

—Mis padres son médicos, pasan más tiempo en el hospital que en casa —explicó Hitsugi aún calmado ante la situación.

Me acerqué—. No es que no hubiéramos querido decirle a alguien, es que no tenemos a quien. Mi madre no es mala, pero está mas preocupada por sacarnos adelante que por mi mismo, irónicamente. Nuestros profesores piensan que somos unos delincuentes, tal vez no estén muy lejos de la verdad —agregué al ver la expresión de Saga—. Si estamos acostumbrados a resolver nuestros problemas solos, a llevar nuestra vida solos y pensar que lo que hacemos está bien, es porque nadie nunca repara en decir si es de una forma u otra —expliqué sintiéndome terriblemente cansado de pronto.

El padre de Saga nos repasó con la mirada, no pude descifrar su expresión. Seguramente sería pena, yo sentiría pena de un montón de adolescentes que al final demostraron ser sólo niños asustados y que no tienen con quién correr para encontrar un alivio. Era peor que estar perdido en un almacén y no encontrar a tu madre, nosotros sabíamos que aunque buscáramos, jamás encontraríamos a nadie. Nos teníamos los unos a los otros, eso era todo. Yo sólo los tenía a ellos y ellos me tenían a mi, ahora no sólo éramos Gazette9, también Nightmare en grey, también Ruki, Tora, Ni-ya...

—Mi padre es policía —dijo Hiroto tímidamente después de un largo silencio—. No es tan fácil que pueda ayudarnos, necesitaría pruebas o atraparlos en el acto —se mordió el labio.

El padre de Saga asintió—. Habla con él, dile dónde estás y qué es lo que está pasando. No están solos —dijo con voz firme.

-x-

El detective Ogata, el padre de Hiroto, no tardó en llegar. Pasó quince minutos hablando con el padre de Saga, a quien terminamos por decirle Keishiro, su nombre de pila. Saga y Yomi por su parte nos prepararon café, mientras nosotros nos mirábamos los unos a los otros. Kouyou estaba dormido en la habitación de Saga, era el más cansado y no había aguantado. Estaba amaneciendo.

Finalmente los dos hombres se acercaron nuevamente. 

—Deben saber que debo notificar a sus padres, esto es muy peligroso, si están buscándolos para matarlos. Tenemos que alertarlos y protegerlos de alguna manera, mandamos a algunos oficiales a vigilar a los que están en Japón o sabemos su paradero —explicó el detective. Era un hombre bastante imponente, era mucho más alto que su hijo de facciones toscas y masculinas, su espalda era muy ancha debido al ejercicio que debía practicar por su profesión, tenía entradas en la frente adornadas con finas canas, lejos de verse viejo, lucía mas experimentado, además de la barba de varios días que adornaba su cara—. Atrapar a un integrante de la mafia es más difícil de lo que parece, por varios años hemos tratado de atrapar a Gackt y a Mana, pero las evidencias nunca son suficientes, con su testimonio podemos ponerlos tras las rejas. Si conseguimos las suficientes pruebas —pasó un dedo horizontalmente sobre su cuello.

—¿Cómo? —preguntó Sakito—. No creo que después de lo que hicimos nos quieran dar trabajo —torció la boca.

—Mi hermano es una prueba —reconoció Aoi, su voz se cortó un poco al decirlo, aunque permaneció firme.

El detective asintió—. Lamentablemente, tu hermano sólo nos ayudará a encerrar a Die. Para llegar a Gackt y a Mana las cosas serán más difíciles —se lamentó sin decir más.

—¿Nada más? —preguntó Kyo levantándose, lo dijo más alto de lo normal. Había permanecido en silencio desde que el detective había llegado—. Fue en casa de Mana, Gackt le dio los hombres a Die para que lo secuestrara —se pasó las manos por el cabello—. Le arruinaron la vida a ese niño y sólo podemos encerrar a Die, debí partirle la cara cuando pude. Debí decir que no —comenzó a parpadear muy rápido.

—Kyo...—Ruki se acercó a su hermano lentamente.

El rubio alzó las manos derrotado. 

—¿Por qué nadie lo ha dicho? ¿Por qué nadie me ha partido la cara o molido a golpes? —nos miramos entre todos—. ¿Por qué pretenden que no fue mi culpa? ES MI CULPA —gritó respirando agitadamente—. Yo acepté el maldito trato con Gackt, yo nos metí en esto, yo les pedí ayuda. Quería ayudar a Toshiya  —tomó aire—. Y vean en que ha resultado, y es mi culpa. Debería entregarme a Gackt y a Mana, dejar que me mataran, es lo mínimo que podría hacer y aun así no remediaría nada. Seguiría siendo mi culpa, Shiroyama, le hicieron eso a tu hermanito por mi culpa —tenía los ojos muy abiertos—. Es mi culpa que Sakito se haya tenido que vender con dos mafiosos, es mi culpa que tu brazo esté roto, Suzuki. ¿Por qué actúan asi? ¿Por qué no dicen nada? —gritó finalmente en el centro mirándonos con desesperación, su respiración se cortaba cada vez más. Se llevó una mano al pecho mientras luchaba por respirar.

Fue Hiroto el que reaccionó, empujando a Kyo hacia la salida de la casa—. Estás teniendo un ataque de pánico, tienes que calmarte —lo sacó al jardín.

Aoi le dio un puñetazo a la pared— No creo que sea su culpa —dijo mirando su puño—. La habríamos cagado de todas formas, Die hubiera hecho lo mismo, y si no fuera porque estamos todos juntos, Kouyou seguiría ahí, no hubiera podido sacarlo de otra forma —suspiró.

Si no hubiera sido por todo esto...miré a Reita, su brazo ahora adornado con yeso. Lo veía tan diferente a hacía unos meses, todas las peleas, las carreras, las palabras; todo eso nos había cambiado. No éramos los mismos, si habíamos cambiado era por eso, por la locura de las carreras de autos. Pensé en qué preferiría, tal vez si esto no hubiera pasado, jamás me hubiera atrevido a decirle la verdad, tal vez sólo sería un mero espectador de la vida perfecta de Akira Suzuki. Y jamás he sido capaz de darle siquiera un beso, que vano sonaba eso cuando estábamos metidos hasta el cuello en un problema del que tal vez no saldríamos.

Miré a mi alrededor, Sakito estaba recargado en Shou. ¿Se habrían reconciliado de no haber sido por esto? Claro, tenían muchas cosas que resolver pero, el primer paso ya lo habían dado, habían sido capaces de olvidar el pasado por miedo. Miedo a perderse el uno al otro. ¿Lo hacía verdadero? Sino salíamos vivos mínimo tendrían la satisfacción de haberse perdonado. Pero, ¿y si todo salía bien? Eso no arreglaba nada, Sakito seguiría siendo Sakito; seguiría necesitando dinero, probablemente seguiría vendiéndose y Shou no sería capaz de soportarlo. Porque los problemas no se arreglan así como así, a menos que estés en peligro de muerte, ¿no?

¿Qué pasaría si de pronto me acercara a Reita y le dijera que todo lo que pasó entre nosotros ya no importa? Que nos demos una oportunidad de ser felices, ¿sería porque estamos en peligro y si no es ahora no es nunca? ¿Sería sincero? O nos estaríamos volviendo a engañar.

Encontré a Reita mirándome o era que yo lo estaba viendo primero, ninguno de los dos se desvió. Quería transmitirle todo lo que quería decirle en ese momento, como si pudiera leer mi mente, que entendiera lo que estaba pasando, lo que estaba sintiendo. Él se limitó a sonreír, tan ligeramente, tal vez fui el único que lo notó. Aunque yo era el único en mirarlo tan intensamente. Quería intentarlo y no arrepentirme, porque mañana podríamos estar muertos.

-&-

Kyo

Me tiré de rodillas al pasto, era tan difícil respirar como mantenerme de pie. Sentía la presencia de Hiroto detrás de mí, no se movía, se limitaba a verme, a dejar que me calmara. De vez en cuando me decía que respirara, cuando sentía que la respiración se me cortaba de nuevo, su voz de alguna forma me tranquilizaba, hasta que por fin lo sentí acariciándome la espalda.

—Nunca pensé que tu debías ser el que peor la estaba pasando —dijo después de minutos.

Mis ojos estaban llorosos, no estaba seguro si era culpa de la respiración o de desesperación. Cada vez que lo pensaba, ese dolor en el pecho resurgía, no quería pensarlo, solo era inevitable. Era mi culpa, todo era mi culpa, yo con mi estúpido enamoramiento por Toshiya, por querer hacer su vida mas fácil. Por creer que si lo salvaba, él tal vez me amaría como yo lo amaba.

La caída había sido muy fuerte, me atrevía a decir que seguía cayendo y me había llevado a mis amigos de por medio. Las consecuencias eran atroces e incluso increíbles, no era una suspensión o un castigo cualquiera. Ahora podíamos morir, los daños físicos y psicológicos rebasaban mi entendimiento, mi comprensión.

—Peor —me reí irónicamente—. Me lo merezco, todo esto que está pasando, me lo merezco —estaba con las manos apoyadas en las rodillas mirando fijamente hacia abajo—Yo me merezco todo esto, no ustedes —dije entrecortadamente, la opresión de mi pecho se hizo un poco más fuerte.

—Respira —la mano de Hiroto me acarició nuevamente la espalda—. No creo que esto sea tu culpa, no les pusiste una pistola en la cabeza para que se metieran en esto —dijo con seguridad.

Sentí mi cuerpo temblar y mis ojos inundarse, esta vez no era la respiración—. No les di otra opción, lo hicieron por mi. ¿Por qué siguen siendo tan buenos conmigo cuando todo lo echo a perder? —no pude más, sentí las lagrimas caer por mis mejillas—. No importa qué, todos terminan alejándose, siempre lo arruino. Trato de que no me importe, de ser indiferente a los demás, pero siempre fallo y al final los acabo lastimando. Esta vez fui muy lejos, merezco que todos aquí me dejen solo —apreté los puños contra el pasto, como si este pudiera sostenerme, como si esa sensación de vacío la pudiera llenar aquel jardín—. Duele, intento que no me duela, que no me afecte por el bien de los demás. Quiero que todos estén bien, trato de resolverlo, puesto que es mi culpa pero ya no puedo más. Ni siquiera soy capaz de solucionar algo....no sirvo para nada...

—Basta —la voz de mi acompañante me perforó los oídos—. No creo que sea tu culpa, que tu lo creas no te va a llevar a nada. La cagaste, de acuerdo, pero no los obligaste y ellos te quieren, si no, no estarían aquí. Tratar de solucionar algo así sin detener a pensar como te sientes, te iba a acabar matando, esto no es cualquier cosa. No eres su padre, no es tu responsabilidad, si entraron en esto por ti, de acuerdo, pero todas las decisiones las tomaron ellos, no tu. No controlas a la gente, no controlas lo que sientes, ni lo que pasa. Es más fácil culparte y querer que te dejen solo en lugar de enfrentar las cosas, no sólo esta situación, también lo que estás sintiendo. Lamentablemente, nosotros no nos vamos a ir a ningún lado —sentí sus brazos rodearme por la cintura y caí, caí a llorar en sus piernas como jamás lo había hecho con nadie mas—. Llora Kyo, descárgate y después levántate y haz lo que debas. Sin culparte y sin mirar atrás —sabía que con aquello no se solucionaba nada, pero que bien se sentía poder ser débil, aunque fuera una sola vez.

-&-

Aoi

Escuché el dichoso plan y la verdad no me podría importar menos, ya estaba harto. Mi orgullo estaba llevando esto demasiado lejos, no me importaba demostrar que tan buen piloto era, no me importaba tener el mejor de los autos. Lo único que me interesaba era que mi hermanito estuviera bien, y no lo estaba. No quería pensar que iba a pasar si mis padres se enteraban de lo que había pasado, lo dejarían solo; seguro argumentarían que era mi culpa y me meterían al reformatorio. No estaban muy lejos de la verdad, no lo había sabido proteger como se debía, de cierta forma era mi culpa. Yo y mis ganas de demostrar que era el mejor, mi hermano había pagado el precio.

—Perdón —interrumpí la conversación—. Es solo que ni Kouyou, ni yo vamos a participar en esto. Nosotros hasta aquí llegamos —anuncié con decisión.

Vi a Reita asentir y a los demás poner una mirada de incredulidad. 

El detective Ogata se me acercó—. ¿De qué hablas? —me preguntó con seriedad—. Dependemos del testimonio de tu hermano para meter a Die a la cárcel —explicó.

—No, no lo necesitan. Si todo esto que están planeando resulta, Die caerá por sus propios delitos, no necesitan a mi hermano. No lo voy a someter a este infierno, nosotros nos largamos —dije finalmente.

El padre de Saga comenzó a negar repetidamente—. Es muy peligroso que se vayan así, ni siquiera tienen a donde ir, ¿o sí? Son menores de edad, sus padres pueden tranquilamente levantar un acta para buscarlos —trató de convencernos.

—No lo harán —me mordí el labio, eran capaces de hacerlo con tal de molestarse el uno al otro, para ese momento Kouyou y yo ya estaríamos muy lejos. Ya había tenido esta conversación con Reita, contaba con su apoyo, sabía a donde teníamos que ir a ocultarnos, incluso contaba con algo de dinero que había ganado en las carreras. No estábamos solos—. Ustedes no entienden, no sólo es esto. Yo....—no sabía como decirlo, sólo mis amigos lo entendían, corría un riesgo muy grande si confiaba en ellos, podían pensar que era un pervertido, podían arrebatarme a Kouyou en ese mismo momento.

Para mi sorpresa fue Saga quien habló—. Papá, no es que no te quiera contar, pero el asunto es mas delicado de lo que crees —dijo con voz tranquila—. Sé que lo correcto es que se vayan lejos. Yo mismo los ayudaré si es necesario —aseguró mirándome. Me sentí infinitamente agradecido.

—Todos sabemos que tienen que irse y cuentas con el apoyo de todos —Reita se levantó y me dio una palmada en la espalda.

—Yo...—comencé a decir.

—Se lo merecen, Aoi —fue Tora el que me interrumpió. Lo miré sin poder creerlo, creí que él sería el primero en oponerse, se alzó de hombros metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón—. Estoy enamorado de tu hermano, quiero lo mejor para él y eso es estar contigo. No lo entiendo del todo, pero después de todo lo que ha pasado...

El detective suspiró—. De acuerdo. Estarán en contacto conmigo, no le diré a sus padres, pero si deciden levantar un acta no podré hacer mucho —asentí agradecido. Tal vez no todos estábamos jodidos en cuanto a familias.

Fui a despertar a Kouyou, sin emabargo, lo encontré hecho un ovillo sobre la cama de Saga llorando. Me acerqué rápidamente, traté de abrazarlo pero tembló violentamente y se alejó—. No me toques— dijo entre dientes.

No supe qué decir, quería que olvidara todo lo que había pasado en la mansión de Mana. Tampoco me había atrevido a preguntar, había visto el video que Die había mandado y si eso era sólo un video no quería ni imaginarlo, aunque debía admitir que me estaba volviendo loco tratando de pensar lo que había pasado. Me senté a la orilla de la cama. 

—¿Quieres hablar de esto? —le pregunté con seriedad, lo más probable era que se negara aunque debía intentarlo.

Me dio la espalda, seguía con las rodillas pegadas al pecho, aún usaba la ropa que Die le había dado, aunque tuviera que admitir que se veía hermoso no dejaba de ser denigrante. 

—Pensé en ti —dijo entre sollozos—. Lo único en lo que pensaba era en ti, mientras Die me hacía todas esas cosas, lo único que pensaba era en lo feliz que me hacía que tu hayas sido el primero y no él —sentí un vacío en el estomago, tragué saliva y lo dejé continuar—. Repetía que te iba a matar a como fuera lugar y yo pensaba en que debía advertirte. Me drogaba Yuu —y entonces el sollozo pasó a llanto, ocultó su rostro en la almohada—. Todo eso que me hizo, tienes que creer que no lo disfruté, lo aguanté por ti. La droga hacía cosas extrañas en mi cuerpo, me hacía disfrutarlo, llegar al final. Yo no quería —comenzó a gritar—. Te lo juro, tienes que creerme Yuu, yo jamás lo hubiera disfrutado, quería morir, pero sabía que tenía que aguantar por ti —lo tomé de los hombros, trató de zafarse más no lo dejé, forcejeamos un poco. Al final logré recargarlo sobre mi, donde lloró con mas fuerza.

—Se llama Yumbina —quería que supiera que lo entendía y que jamás me atrevería a pensar que lo hizo por gusto—. Es una droga diseñada para incrementar el libido, por eso sentía esa necesidad. Es un estimulante, no era que quisieras, te nublaba la mente. Te creo, no tendría porque dudar de ti —le acaricié el cabello.

Sollozó empapándome el pecho—. Te amo Yuu, no me dejes solo —se aferró a mi camisa.

—Nunca nadie te volverá a hacer daño, Kou, jamás me separaré de ti —lo tranquilicé—. Ahora, debes escucharme —cambié el tono a uno más serio, él trató de contener un poco el llanto para darme a entender que me estaba poniendo atención, aunque aún lo sentía llorar—. Nos vamos a ir, ya tengo todo preparado —le expliqué.

Se separó de mi con una mirada confusa—. ¿Y Die? —preguntó parpadeando bastante.

Negué—. Nos iremos y no tendrás que verlo nunca más. Empezaremos de cero, como lo quisimos, un lugar donde nadie sepa que somos hermanos, un lugar donde nadie nos juzgue y podamos amarnos sin problemas —sonreí ante el pensamiento—. Así que ve pensando en un apellido para alguno de los dos —dije en forma de broma.

—Takashima...—contestó al instante. Lo miré con una ceja alzada—. Siempre he pensado que sino fuera un Shiroyama, me gustaría apellidarme así —su hermosa carita se iluminó con una sonrisa.

—Kouyou Takashima, me gusta —lo volví a abrazar.

-x-

Cargué la cajuela del Lancer de comida de la casa de Saga. Una hora antes Tora y yo nos habíamos aventurado al hospital, confiábamos en que ya no habría matones y podríamos sacar mi auto aún estacionado en aquel lugar. Fue poco menos que una misión suicida, pues también tenían los autos vigilados, pero pudimos huir de ahí gracias a las modificaciones que mi hermano le había hecho al motor. 

Tardaríamos casi dos horas en llegar al aeropuerto, era un recorrido muy largo, tomaríamos el jet privado (sí, tenían uno) de la familia Matsumoto que nos llevaría a Okinawa. Para despistar un poco, nos iríamos por Haneda y no por el aeropuerto de Narita; sin embargo el recorrido era igual de largo.

—¿Seguro que nadie mas viene? —pregunté por onceava vez a mis amigos. Sakito me veía con ojos de perrito abandonado, por dentro seguramente se moría por salir huyendo, pero él era una pieza clave, Shou parecía en la misma situación. Suspiré—. Todo saldrá bien y ustedes nos irán a visitar —eran casi las diez de la mañana, varios estaban dormidos, todo el equipo de Gazette9 estaba ahí para despedirme, incluso Nao quien lucía pálido y descompuesto.

Reita se adelantó—. No hagas estupideces, Shiroyama —me tendió la mano sonriendo, de inmediato lo jalé y lo abracé. Ese rubio sin nariz era como mi hermano, quien sabe donde estaría de no ser por él, sentí su abrazo con el mismo sentimiento.

—Cuida a Kai y tu déjate de estupideces —le dije en voz baja para que sólo él escuchara.

—Imbécil —fue su única respuesta.

Kai fue el siguiente—. Recuerda avisar que están bien —me abrazó por el cuello casi logrando que nos cayéramos, me dio un beso en la mejilla.

—Claro mamá, te avisamos —recibí un golpe en el hombro.

Kouyou por su parte se despedía de Saga, Tora, Yomi y Ruki. Tardamos casi diez minutos en darnos valor y subir al Lancer; apreté su pierna antes de encender el auto. 

—Todo saldrá bien —le sonreí. Prendí el motor y solté el embrague moviendo la palanca de velocidades, pronto empezaríamos una nueva vida y nos olvidaríamos de toda esta locura.

Llevábamos casi una hora de camino, por la carretera. No habíamos dicho mucho, Kouyou llevaba ropa de Saga y lucía más tranquilo, se notaba de vez en cuando que sus pensamientos lo atormentaban. La carretera estaba casi vacía, después de todo era jueves en la mañana, la mayoría estaba en la escuela o en el trabajo. Íbamos a una velocidad moderada pues no quería llamar la atención, la carretera por donde transitábamos era de dos carriles de un sentido y dos carriles en sentido contrario, sin embargo el Lancer era el único a esa altura. Al menos hasta que de lejos vi a varios autos acercarse, me llamó la atención puesto que venían a una velocidad bastante alta, o no hubieran podido llegar hasta nosotros en tan poco tiempo. Ajusté el retrovisor para calcular la distancia de los autos, cuando el alma se me cayó a los pies.

—Die...—pronunció Kouyou mirando por el espejo lateral.

El Corolla amarillo acercándose a toda velocidad hacia nosotros. 

Continue Reading

You'll Also Like

197K 11K 18
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
828K 123K 101
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
78.8K 6.9K 36
Gun: Yo no creía en el amor , ni mucho menos en el amor a primera vista, pensaba que era algo fantasioso que la gente se inventaba para no sentirse s...
88.4K 12.8K 57
- Yo te compré. ¡¿Qué crees que estás haciendo?! - Me compró para su satisfacción - sonrió de lado mientras bajaba su ropa interior. - Pues bien, har...