¿Cómo Te Lo Digo Querida Jo?

By AnthonyTesla

54.4K 4.7K 2.5K

Harriet tiene un gran secreto: le gusta su mejor amiga, Josephine. Ella, no obstante, no le corresponde, y ya... More

Historia De Dos Escuelas
Capítulo 1: Mal Venidos Todos
Capítulo 2: Jo's Bizarre Adventure
Capítulo 3: Apuéstame Un Sentimiento
Capítulo 4: The Lemonade Club
Capítulo 5: Rata Madrina
Capítulo 6: Pretty Little Liar
Capítulo 7: Dancing Queens
Capítulo 8: Lo Privado Y Lo Público
Capítulo 9: Cuerda Floja
Capítulo 10: Adaptación Literal
Capítulo 11: Dar Y Recibir
Capítulo 13: Le Gusto Al Idiota
Capítulo 14: Memoria de Mis Putas Tristezas
Capítulo 15: Sola Otra Vez (Académicamente)
Capítulo 16: La Pizzería de las Vanidades
Capítulo 17: A Todos Los Chicos A Los Que Jamás Amé
Capítulo 18: Próxima Estación Desesperanza
Capítulo 19 : Mal Venida a la Jungla
Capítulo 20: Shalom, Farewell, Auf Wiedersehen, Salam
Capítulo 21: Amiga de una Amiga
Capítulo 22: Toronto Godmothers
Capítulo 23: Noche Sin Paz, Noche de Horror
Capítulo 24: La Chica de Stepford
Capítulo 25: Harry no es Nombre de Chica
Capítulo 26: Un Viernes de Locas
Capítulo 27: Nadie Ama Una Perra, ¿Por Qué Yo Sí?
Capítulo 28: Smells Like Mean Spirit
Capítulo 29: La Rebelión de los Relojes Rotos
Capítulo 30: La Culpa No Era Mía
Capítulo 31: No Le Digas A Tu Madre...
Capítulo 32: El Beneficio de la Bruta
Capítulo 33: Sin Aliento
Capítulo 34: El Amor Encuentra Una Manera
Nos Vemos Cuando Acabe el Verano

Capítulo 12: Oppa Hopewell Style

1K 117 54
By AnthonyTesla

Intento buscarlos en línea, pero por más conexiones que tenía listas en su teléfono, la laptop, la computadora, la tablet, y hasta los teléfonos "prestados" de sus padres, simplemente aquella labor le fue imposible.

Eso pasa en cualquier vida y a cualquier persona, pero para alguien como Dalia, con su nivel de perfeccionismo y exigencia tanto interna como ajena, aquel no era un resultado aceptable, y de eso dependería su estado mental, su estabilidad, y quizá su vida.

—¿Por qué tengo que estar aquí? —Harry preguntó aquel día lluvioso a la pequeña chica morena, haciendo fila a las afueras de la Rogers Arena: el estadio más grande de la ciudad.

Más no se trataba de un juego de béisbol el motivo por el cual esperaban en una fila que empezaba en la entrada y parecía terminar en el fin del mundo, sino un evento más bien, cultural.

—Por BT JUNIOR.

—¡Oh, cómo olvidarlo! ¡BT JUNIOR! ¡Eso de pronto tiene todo el sentido del mundo! ¿No es así? ¡Si no es BT JUNIOR esto, es BT JUNIOR aquello! ¡Todo el tiempo y sin faltar! ¡Algo de tal repercusión merece nuestra completa atención total! ¡¿QUIÉN PORONGAS ES BT JUNIOR?!

Tanto la pregunta como el tono causaron miradas no muy amistosas de parte de casi todas las otras chicas de la fila, y aunque Harry provocara una trifulca con su fuego, Dalia estaba lista para hacer el papel de bombera.

—¡Mi amiga bromea, queridas! —la morena explicó—. ¡BT JUNIOR Navy por siempre!

Hizo una sella con una mano que algunas otras replicaron, y la tensión pareció difuminarse.

—Bien... ¿qué carajos fue todo eso? —Harry inquirió, con mayor discreción y en voz baja.

—¿No me escuchas realmente, verdad?

—¡Claro que sí!

—¡Pasarte las respuestas en los exámenes no cuenta!

—Oh... entonces estoy en cero. ¿Puedes explicar?

—¿Versión larga o versión corta?

—¿Perdón?

—¡Versión larga o versión corta!

Era extraño escuchar a Dalia con tanto comando y autoridad en su voz, así que fuese lo que fuese, Harry dedujo que era un tema muy cercano al corazón de la morena y del que ostentaba mucho conocimiento.

—¿Corta?

Dalia sonrió y tomó aire.

—BT JUNIOR son la banda más grande e influyente del momento en el panorama del K-Pop; han lanzado ya 15 sencillos que han estado en el top 40 en al menos dos docenas de países, y una de sus canciones tiene el récord de permanencia en los charts canadienses para cualquier banda coreana en su historia. Todo empezó hace tres años en una audición para un programa en Seúl, que era un show de talentos, y comenzaron cantando por separado hasta que un ejecutivo tuvo la idea de volverlos un conjunto y desde entonces han...

—Entendí, ¿bien? —Harry calló a su acompañante con su indice encima de su boca —. "Banda", "charts", eso es lo mío.

—¿Tt llvs lls mns?

—¿Cómo dices?

—¿Tt llvs lls mns?

Harry quitó su dedo.

—Ahora sí —Dalia dijo tras exhalar—. ¿Te lavas las manos?

—¡Sí, sí me las lavé! ¡Pero llevamos tanto aquí que ya no importa y...!

—¿Y...?

Harry observó a unos cuantos espacios adelante de ellas dos en la fila.

—¿Conocemos a ese chico? —preguntó.

—¿A quién?

—El de la camisa negra, ¿va a Hopewell también, no?

Dalia no era muy buena reconociendo rostros, pero hasta ella tenía que reconocer que aquel muchacho sí se le hacía conocido de los pasillos de su escuela así como de algunas clases.

—Oh... es... ¿Tyler? ¿Tyler McBride? Creo que así se llama. 

—¿Lo conoces? —inquirió Harry.

—Está en la clase de geografía conmigo.

—¿Y qué tal es?

—En el primer día, cuando le preguntaron sobre el lago Titicaca, respondió "Popopipi".

—Popopipi —Harry susurró con una risa ahogada—. Buena esa.

—No era broma: él pareció de hecho creer que así se llamaba.

—¿En serio? —Harry sacudió su cabeza con sorpresa—. ¿No se llama así?

—...el caso es que, lo he tenido que ayudar una que otra vez.

—Oh, ¿eres la tutora eh? —preguntó Harry con mirada lasciva pero tono burlón —. Suena como una buena fantasía.

—¡No todo tiene que ser una fantasía, caramba!

—¿Qué? ¿Tú no tienes las tuyas?

De hecho, las tenía.


El lugar era el Estadio Olímpico de Seúl; Dalia, o Daejong, como se le conocía en el ambiente artístico surcoreano había interpretado la última de sus canciones de la noche, o al menos eso indicaba el programa de su actuación, y sentía en el rugir de unas gradas a reventar la completa adoración de sus fanáticos.

Más en todo el país, en todo el mundo, y quizá el cosmos mismo, a ella sólo le interesaba la atención de una persona.

—¡Daejong! —se escuchó desde las bocinas del equipo de sonido justo a sus espaldas.

—No... ¡n-no puede ser! —exclamó con el corazón, de algún modo, tanto en la mano como en la garganta.

Volteó y en la pantalla apareció la figura de uno, no dos, no tres, sino los ocho integrantes de BT, con flores y muñecos de peluche kawaii en sus manos, y con miradas de cachorritos heridos y perdidos, hablando en unisono.

—Perdónanos —dijeron—. Estábamos en un error, y la razón siempre la tuviste tú todo este tiempo; es la hora de formalizar nuestras relaciones.

—¿Qué tratan de decir?

—¿Quieres casarte con nosotros?

Y Dalia, hecha un mar de lágrimas, supo que sólo había una respuesta correcta.

—Si sigues viva, ¿verdad? —Harry cuestionó tras un cachetadón propinado con firmeza, desesperada de ver la mirada vacía de su amiga y salvación en las clases de ciencias exactas.

—¡No era necesario eso! —Dalia exclamó, sintiendo la incandescencia del golpe —. ¡Bastaba con hablarme!

—Dal, estuviste en blanco como por veinte minutos cantando en coreano, ¡era como si hubieras estado en un concierto!

—Un concierto previa a una orgía, ¿pero quién lleva la cuenta?

—¿Cómo dices?

—N-no importa...

Siguieron esperando y avanzando; la hilera de gente parecía moverse tan lentamente que bien tendrías que contactar a la NASA para crear la escala de medida indicada para expresar cuánto se habían movido en realidad, y sólo existe una cierta cantidad de tiempo que se puede perder sin empezar a hacer preguntas importantes.

—¿Por qué alguien como él estaría en la fila? —Harry murmuró, fijando su atención en Tyler.

—¿Qué cosa?

—No parece tener el perfil para un concierto así.

—¿Pues qué escucha?

—Oí que tiene una banda con otros chicos de la escuela; tocan rock, en su mayor parte covers de bandas famosas.

—¿Les va bien?

—Creo que tocaron en los XV de una chica llamada Rubí, pero eso no me consta la verdad.

Dalia sonrió.

—De eso sí pareces saber, amiga —le indicó.

—Oye, una futura súper estrella como yo debe de conocer la escena de rock local.

—Si una súper estrella como tú se tomara la molestia en poner atención en clases quizá no me necesitarías para...

—¡Cállate nerd!

—B-bueno, me callo...

Harry suspiró; en tres segundos después de haberle gritado a Dalia, encontró remordimiento: no era lo peor que había hecho, ni lejos del insulto más fuerte que allá soltado (aquel puede ser uno que le dijo a un primo de Serbia; pierde mucho en la traducción y no entiendo yo mismo mucho del idioma, pero el punto era que insinuaba que de dos hombres que hacen el amor él le gusta hacer el papel de la "mujer").

—Perdón por la dureza —se excusó con la morena.

—Perdón por la condescendencia —replicó Dalia.

—¿La qué, perdón?

—Condescendencia es cuando uno finge amabilidad derivada de un aire de superioridad respecto con... eh, no importa Harry; disculpa aceptada.

Avanzaron un poco más, o eso podían sentir: con el tiempo, tus sentidos se ajustan a percibir lo imperceptible, pero a veces veía una de ellas a un costado a un caracol y suspiraban "santo cielo, ¿por qué la prisa pequeño amigo?"

Quizá por eso Harry encontró fascinante el misterio de Tyler en la fila: entre eso y una pésima señal en el Wi-fi, de algún modo debía encontrar diversión (y las carreras de caracoles eventualmente pierden su novedad).

—Entonces, "Babosito" perdió contra Gary —Dalia mencionó—. Eso nos deja 2 a 2, ¿quieres ir por el desempate?

—Es una chica.

—Bueno, no soy experta en examinar órganos sexuales de gasterópodos pero puedo hacer el intento.

—No, no Dal... me refiero a lo de Tyler.

—¿Uh? ¿Sigues con eso? —la morena volteó, un poco cansada, en dirección a ese muchacho—. ¿Es una chica?

—Tiene que serlo.

—Pues por mí está bien, aunque debo reconocer que no me queda claro aún aquello de "expresión de género" y qué lo hace diferente de "identidad de género", pero si lo hace feliz, es todo lo que realmente importa.

—Dal, querida —Harry inclinó su cabeza susurrante, con una mano al hombro—. ¿¡De qué pendejada estás hablando!?

—Oh, dijiste que era una chica y...

—¡Qué Tyler lo debe ser por una chica! —explicó Harry, con aquel tono que se usa para gritar en voz baja, como cuando andas confesando tu crush en una pijamada, o alguien no recuerda bien el código de una caja fuerte del banco.

—Además, no es tan difícil de entender —las dos escucharon una voz a un costado de la colosal fila.

—¿Sydney? ¿Sydney Ruiz? —Harry reconoció a la chica en cuestión.

—Sé que no es mi deber educarlas... pero si nadie lo hace, dudo mucho que aprendan solas: verán, identidad de género es...

—¿Qué haces aquí de todas formas?

—Duh, ¡¿sabes cuánto tiempo la Navy ha esperado a que BT JUNIOR viniera a Canadá?!

—Esas palabras las conozco y siguen sin tener un puto gramo de sentido —Harry replicó asintiendo.

—Como sea, igual necesito ponerme al final de la fila —Sydney contestó encogida de hombros—. En fin, mejor de una vez voy ordenando el Uber para que me deje en el lugar indicado; nos vemos después de comprar, o en el fin del mundo: lo que ocurra primer--

—Espera, Syd, Syd, Syd —Harry titubeó cubriendo con su mano el celular de la recién llegada.

—¿Syd?

—¿Prefieres que te llame Ney?

—Nel.

—Eso pensé —Harry soltó el teléfono—. ¿Puedes ayudarnos con un pequeño misterio?

—Pero necesito ir a mi lugar antes que se ponga peor y--

—Oye, tú —Harry se dirigió a una chica justo detrás de su grupo —. Abre paso a mi amiga.

—¡Pero este es mi lugar! ¡Se lo guardo a alguien más! —aquella joven contestó.

—Sí, pero con mucho gusto te separo un lugar en una ambulancia si no es que retrocedes —Harry amenazó con una navaja de gancho emergiendo de uno de sus bolsillos.

Como nadie quiere ser apuñalada hasta morir por la sangre derramada (y dado que se encontraban en el centro de la ciudad, esa era una posibilidad real en la cabeza de todos), aquella chica cedió su lugar para que Sydney pudiera unirse al cuchicheo y especulación sin sentido de Harry.

—¿Ese es Tyler, no?

—Sí —replicó Dalia.

—Se ve casi lindo sin tener que escucharlo hablar.

—¿No es eso cierto con todos? —Harry preguntó.

—¿Con toda materia?

—Me refería a con todo hombre.

Harry palmeó su regazó y carcajeó, y fue bueno que lo hiciera con toda libertad y potencia porque tras unos cuantos segundos se percató que ella misma era la única que encontró su comentario gracioso.

—Entonces —aclaró su garganta—. ¿Qué piensas, Syd? ¿Por qué un rockero como él estaría en esta fila de Babel?

—Por la misma razón que una rockera como tú, supongo: por una chica.

—¡NO ES LO MISMO! —dijo Harry, con un colorado tono en su cara y un incesante agitar en su índice diestro —. ¡Quería estar con Jo! ¡Pero ella siempre tiene esa cosa mormona rara todos los fines de semana!

—¿Templo? —Dalia sugirió.

—Familia... ugh —Harry aclaró, con calosfrío recorriendo su humanidad ante el pensamiento que alguien querría pasar tiempo voluntario con miembros de su familia y no hay herencias o peleas por el terreno de los abuelos de por medio.

—Ya en serio —Sydney retomó la palabra—, fuera de bromas, creo que es obvio: es por una chica.

—¿Ves Dal? Sabía que no estaba loca; y Syd es lista. Ella sabe de chicos.

—Gracias Harry.

—Es decir, ella solía ser uno.

Sydney sonrió y acarició gentilmente una de las mejillas de Harriet.

—Siempre fui una chica, querida cabrona hija de puta —le dijo frente a frente—. Sólo que... ya sabes, sólo lo sabía Diosito. ¡Y yo no hago bromas de tu transición!

—¿Mi qué?

—Tú transición... digo, ¿quieres ser un chico, no es así?

—¡Por Diosito no! —Harry volvió a gritar, alejando su rostro del alcance de Sydney.

—Oh... es que por cómo te llaman todos, pero no te preocupes: sólo lo vi rayado en el baño como unas tres veces, no pasa nada.

—...creo que ahora sí te quemó, Harr--

—¡Cierra la puta boca, Dalia!

Las tres callaron por unos minutos más después que Harry aprendiera que siempre habrán serpientes más venenosas que una; pero sin poder seguir recurriendo a su celular y sólo pudiendo repasar canciones en su mente una cierta cantidad de veces antes de perder más la cordura, tomó acción para resolver el misterio del día.

—Iré por él.

—¿Qué dices? —Dalia inquirió.

—Me mata la ansiedad, y estoy aburrida: esta cola es tan grande que debe apellidarse Kardashian.

—Vale, ese sí fue más o menos bueno —Sydney comentó.

—Si me disculpan, me abriré paso.

De nueva cuenta Harry tomó su fiel navaja, y se abrió paso entre esas fanáticas que esperaban no perder un pulgar ante aquella chica de rostro de pocos amigos hasta llegar a lado de Tyler McBride.

—¡Mira amor, podía ser tu lugar o tu cartera! —con tal exclamación, despachó a una muchacha más del grupo—. Y... oye... yo te conozco, ¿o no?

—¿Me hablas a mí?

—¿Taylor? ¿Tyler? ¡Tyler! —Harry exclamó chascando sus dedos.

 —Sí, ¿pasa algo?

—Oh, no es nada, es sólo que es agradable ver a alguien, un rostro conocido y...

—¿No me digas que te gusta BT JUNIOR? —Tyler la interrumpió con una expresión inmersa en su totalidad en el desconcierto.

—¿Eh? ¡No, nada de eso!

—No tiene nada de malo; es solamente que siempre te vi como una chica más del rock.

—No, es sólo...

—¡Oh, ya lo tengo! —Tyler exclamó con clara y tragicámente mal-guiada  seguridad—. ¿Es... es por una chica, no es así? —le murmuró.

—¿¡Qué!? ¡No! ¿¡C-cómo puede pasar esto por tu mente!?

—Es que en primera instancia pensé en un chico, pero ningún chico que se respete estaría en una fila para boletos para BT JUNIOR.

—¿¡Entonces por qué estás tú aquí!?

—B-bueno, es un t-tanto difícil de admitir —Tyler balbuceó con el rostro colorado—, pero es por una chica y...

—Disculpe, señorita —una voz gruesa llamó a Harry desde un costado—. ¿Puede venir conmigo?

—¿Qué hice?

Se le acercó entonces un hombre alto, fornido, en uniforme y con una placa sobre la tela de su chaqueta. 

—Buscamos a una chica que amenazó a varias personas en la fila con una navaja y usted entra en su descripción

Y Harry fue llevada a una estación de policía dónde se le dejó a ir con una advertencia eventualmente, pero por obvias razones, no pudo quedarse al resto de la fila para el boleto, y Dalia tampoco dado que alguien tuvo que pagar la fianza.

Pero eso no fue lo que le molestó más, sino que perdió su gran oportunidad. 

—¿¡No puedo creer que ya no haya boletos!? —Dalia reclamó, caminando hacía la estación del metro, después que se le informara a los presentes que las entradas se habían agotado, tras regresar una vez su amiga fue liberada.

—Puede haber alternativas —Harry comentó con su teléfono en manos—. Bien, entonces... mira, aquí hay una opción: todo lo que piden es un riñón humano.

—Creo que podría vivir con uno —la morena dedujo—. Necesitaré una dieta más ligera, quizá algo de ejercicio pero...

—¡Dalia! ¿Qué acaso perdiste la puta cabeza?

La chica de lentes agitó su rostro, recobrando algo de cierta sensatez.

Cierta.

—No sé qué estaba pensando —Dalia comentó—. Todo lo que necesitamos es un vagabundo y una tina llena de hielo y...

—¡Toma ya de una vez! —Harry le exclamó tras propinarle una cachetada estruendosa—. ¡Tú tienes que ser la lógica en todo esto! —gritó tomando a su compañera de los hombros—. ¡Me rehúso a tal responsabilidad! ¡O... a responsabilidades, en general!

Con un costado de su rostro todavía ardiendo del golpe, más que agredida, Dalia bajó su mirada ante el saber que no tenía opción respecto al concierto.

—E-es verdad —murmuró—. P-puede ser... siempre hay otras alternativas: volar a Seúl algún día. Si junto el dinero de mis quince, y el de mis siguientes diez cumpleaños...

—¿Va a seguir gustándote esa banda de aquí a diez años?

—¡Una Navy va a seguir siéndolo aunque necesite respirador artificial y haga tanto calor en Toronto como en el Gobi!

—O hasta que sucumba a las consecuencias de haber vendido un órgano vital.

—Chicas, no quiero ser la que ponga ideas equivocadas o malas influencias aquí —Sydney murmuró, caminando unos pasos atrás de ellas, sin saber si había suficiente confianza entre el grupo después de cooperar un poco para la fianza, o suficiente distancia para sentirse segura ella misma de una conocida chica problema y alguien que sugirió despojar a un indigente de sus entrañas—, pero Tyler se está acercando.

Harry y Dalia alentaron su andar en las escaleras en lo que voltearon sus cuellos: Tyler ostentaba una sonrisa de oreja a oreja, y se acercaba a su dirección; conocían dónde vivía él, y asistía a su misma escuela: tomaría el metro en la misma estación y se bajaría dónde ellas lo harían. Abundaban oportunidades para un actuar desesperado.

Y al menos una de ellas podía ejercer violencia sin necesitar siquiera una excusa para ello, y la otra estaba dispuesta a hacerlo y poseía la motivación indicada.

—¿Qué estás sugiriendo, Syd? —Harry preguntó.

—Parece que él de hecho alcanzó boleto.

—Y somos tres contra uno, ¿no?

—¡Nada de eso! —Sydney de inmediato retrocedió un par de pasos al costado de ellas al ver finalizada la zona de escaleras—. ¡No quiero que me acusen de cómplice! ¡Sólo pienso que podrían llegar a un acuerdo!

—En mi familia solamente hay dos tipos de arreglo —Harry indicó—. Puedo darle un navajazo o una mamada, y no pienso hacer la primera.

—¿Empachada?

—¡Ja! ¡Matarías a alguien a navajazos por sentir ésta chupando tu mástil, perra! —Harry exclamó señalando a sus labios.

Las tres pararon detrás de la línea indicando la zona de espera; el siguiente tren tardaría un par de minutos más, y no dejaron de notar a Tyler acomodándose justo a lado de Dalia. Si había un momento para meter navajas o gargantas a la obra, era ese.

—¿Entonces? —Harry murmuró a un costado de la morena, haciendo tiempo en lo que esperaban su transporte.

—¿Entonces qué?

—¿Cuál es el plan?

—No hay ningún plan...

—¿No estabas dispuesta a cometer tráfico de órganos hace tan sólo un par de minutos atrás? ¿Te irás así como así? ¿Con las manos vacías?

—Y la boca también —Sydney agregó.

—¡A eso iba! ¡A eso iba!

—¡No, basta! —Dalia murmuró, tratando de no llamar tanta atención hacía su grupo—. ¡No caeré en la tentación!

—¿Qué otra opción te queda?

Dalia suspiró.

—Supongo que aceptar la realidad, como diría mi padre —contestó en un tono rebosado en resignación—. Los milagros no ocurren todos los días.

—Y estoy segura que de hacerlo, hay cosas peores: prevenir genocidios, la injusticia social, el desastre medio ambiental que se nos viene encima del cual somos completamente responsables...

—Creo que Dalia prefiere de momento mantener su pesar en asuntos más cercanos a ella —Sydney sugirió.

—Gracias —la de lentes asintió—. ¿Qué queda por hacer? Olvidarme de lo que pasó. Lo hecho, hecho está y dejar de esperar que me llegue por fin un golpe de suerte como si nada y...

—¿D-Dalia? —Tyler interrumpió a la morena—. ¿P-puedo hablar contigo?

—Ugh, amigo, aprecio que respetes mi inteligencia, ¿pero no crees que este no es el momento indicado para mi asesoría?

—No, es sólo que...

—Me duele la cabeza, me muero de frío, siento que en cualquier momento me va a pegar un resfriado y te lo aseguro: eso es algo que no quieres ver.

—Puede ser, pero...

 —...y el moco me sale tanto que una vez respiré y se me devolvió a la nariz; mis primos me dicen "moco-yoyo" desde entonces y...

—Dalia, ¿quieres salir conmigo al concierto?

—...no tengo idea de por qué te dije eso pero... eh... ¿por qué dijiste eso?

Tyler se encogió de hombros y soltó una minúscula risa a raíz de sus nervios.

—P-pues... es que... Dalia... c-creo que me gustas.

—Mira, hay muchas implicaciones al respecto, ¿pero te molesta si me robó un segundo para algo?

—No, adelante.

—Bien... buenas noches.

Dalia colapsó de inmediato; se hubiera pegado en el piso del metro de no ser que Harry actuó rápido para sostenerla. 

Mientras tanto en Arirang News, un conductor reportaba la última nota del momento en el noticiario nocturno:

—La famosa estrella del K-Pop Daejong Kim-Chi se desplomó en el escenario después de un sorpresivo anuncio de parte de los miembros de BT JUNIOR quiénes le propusieron matrimonio; en este momento, la joven hermosa, talentosa, más bella, alta y humilde para rematar se encuentra en un coma dónde podría o no perder la memoria y llevar a un escenario en que estos muchachos tendrán que probar el verdadero amor que sienten hacía ella. Para Arirang, Napoleón, porque si no se han dado cuenta, esto es un sueño.

N/A: Gracias por sus lecturas, hemos superado las mil vistas, de todo corazón o el equivalente que tenga en el pecho, lo aprecio bastante.

No olviden votar, comentar y compartir, que el libro es gratis y siempre lo será: no como esos elitistas de Wattpad Premium y su "ayidi a sis autiris faviritis a ganir diniri".

Pregunta de la semana: si han ido a algún concierto, ¿cuál ha sido el mejor?

Shalom camaradas. 

Continue Reading

You'll Also Like

106K 9.4K 31
Eliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vidas habían coincidido en preparatoria, cu...
76.2K 3.9K 53
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
6.7M 325K 132
Tras superar mi etapa de rebeldía, mi vida de adolescente se convirtió en un sueño hecho realidad. Mis padres me permitieron vivir sola con mi novio...
577 274 6
[Cada uno es una miseria] Una alfa despreocupada de la vida, que quiere amar... y anhela ser amada, pero que expresará sus sentimientos hasta el últi...