Junto a Ti

By MelyWolf

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El amor es la cosa más complicada que existe. Sin embargo: es el sentimiento más sincero que hay, cuando se e... More

Epílogo
Primer beso
Lucky Item
Reunion.
Reunion part.2
Primer amor.
Confusiones.
El enemigo: Miyaji.
Tsundere
Celos
Perdedor
Takao Family
Un conejo y su dije.
Una triste noticia
Un suceso inesperado
7 días...
Más de 30 días...
Epílogo: My Happy Wedding
Epílogo: My Happy Wedding part.2
Epílogo 02: Mis días junto a ti.

Two Words

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By MelyWolf

Holaaap! Hermosas chicas yaoistas!

¿Qué tal su Lunes? Espero que muy bonito! ^u^

¿Se dan cuentan que he comenzado a traerles capítulos del tamaño de un libro de anatomía? xD

En fin, a veces mi cerebro piensa mucho :3

ojala fuera así para todo ¬_¬

como sea… (porque siempre divago cuando les escribo?)

como sea! D:

Espero que lo disfruten mucho! :D

nos leemos al final ;)

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Capitulo 13 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Midorima regresa sosteniendo un libro en su mano izquierda, por los pasillos de la escuela.

El lucky ítem para hoy, es un libro de suspenso psicológico, por lo que opto pedir uno prestado en la biblioteca, dejando al moreno en el aula, quien lo esperaría para desayunar juntos.

Entró al salón, percatándose inmediatamente de la ausencia de Takao.

No le da mucha importancia, por lo que toma asiento, abriendo el ejemplar en el primer capitulo, el titulo reza: La Historia del Loco por John Katzenbach.

10 minutos…

Alza la vista de las paginas, notando que en la mesa de al frente había dejado dos bentos. El primero, esta envuelto en una tela cuadriculada de colores anaranjados, el segundo, era color verde con figuras de ranas.

Esboza una sonrisa de lado, ajustando sus lentes.

Takao, siempre es así, tiene esos pequeños detalles que sinceramente, lo mantienen muy enamorado, aunque es lógico que se no lo diga, pero a su manera ha intentado demostrarle lo mucho que le adora.

15 minutos…

Y aun no regresa. Suelta un suspiro, levantándose de su asiento, cerrando el ejemplar de golpe, se encamina por el pasillo.

No tiene que andar mucho, porque antes de bajar las escaleras que dan directo a la cafetería, se asoma por la ventana con el rabillo del ojo.

Esta en la parte trasera del edificio, cerca de los arboles, parado frente a una niña que temerosa, con los puños cerrados y la cabeza baja, le menciona algo. Algo que lógicamente no puede escuchar pero que se imagina, por la manera en que se encuentra enfrente de Takao, que solo se limita a verla y escucharla, con sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

Le sonríe ligeramente, para luego mencionarle algo con un rostro más serio. La chica se despide y camina rápido con la cabeza agachada, no corre, como lo han hecho algunas otras, porque seguramente tampoco quiere verse delante de él, tan deprimida.

Takao suspira, rascándose la cabeza, para luego emprender camino hacia el interior del edificio.

Midorima que observa todo por la ventana, lo sigue con la mirada hasta perderlo. Pero antes de iniciar nuevamente camino hacia el salón, se da cuenta que no es él único que los había estado mirando.

Cerca de él, en la otra ventana, dos chicas que estaban paradas contemplando la acción, voltearon a verse, sonriendo al mismo tiempo.

-Creo que la rechazo. – decía la chica de cabello largo castaño.

-Ella es Rei, una senpai de 3ero. ¿no? – se recarga en el filo de la ventana, la joven de cabello corto negro.

-Así es… escuche que ella estaba enamorada de Takao-kun, pero no pensé que fuera verdad…

-Vaya, pues tienes mucha suerte… eso significa que tienes una oportunidad. – alzo el rostro con entusiasmo.

-¿Tu crees? Es solo que… eso realmente me pone muy nerviosa. Solo estuvimos juntos en primer año hasta que hubo el cambio. –juguetea con sus dedos.

-¿Y eso que? Hablaste con él un par de veces ¿no?

-Pues si…

-Entonces no tienes nada que perder, él seguro se acuerda de ti, solo mírate, eres preciosa.

-Moo Sora, ya cállate… -dijo sonrojada, cubriendo sus mejillas.

-¡Anda vamos…! -empujo a la chica por la espalda, encaminándola por el pasillo. –hay que planear la manera en como te le vas a declarar… así…qu… –indicó de ultimo, casi en un murmullo cuando se hubieron alejadas.

Midorima se quedo parado, en la misma posición viendo como las chicas se perdían. Apretó fuerte el libro y se encamino, de vuelta a su salón, topándose a Takao de frente en la entrada.

-Shin chan, ¿donde estabas? –sonrió de inmediato al verle.

-Te dije que iría por el libro, ¿y tu, donde estabas? nanodayo–pregunto serio.

-Fui por bebidas. –le extendió una. –Entremos, muero de hambre. – bostezo.

Midorima lo observaba, atento, esperando que le dijera algo más, algo sobre lo que acababa de ver, pero nada. Cuando ambos entraron al salón, Takao solo se limito en extenderle el bento que había hecho especialmente para él.

Lo tomo entre sus manos y comieron, sin que le hiciera ningún comentario, limitándose a escuchar los parloteos del moreno sobre cualquier cosa, menos de eso.

No sabía porque, pero especialmente hoy, no podía quitarle la vista de encima.

Durante las clases y los entrenamientos, sucedió igual, lo contemplaba, mucho, como si quisiera grabar en sus memorias cada movimiento, cada gesto, cada sonrisa…

Y luego fulminando con la mirada a Miyaji, que no le quitaba los ojos de encima a su chico en los vestidores. ¿Acaso, ya se le había olvidado que Takao es suyo? Porque a estas alturas, todos los miembros del equipo ya sabían sobre su relación.

-Takao… - se paro detrás de él, mientras el moreno sacaba su ropa interior del locker. –Préstame un peine, olvide el mío – que excusa tan burda.

-Shin… yo jamás me peino. –sonrió por lo bajo, quitándose la toalla para colocarse la ropa interior. Sabía que en realidad, Miyaji-san lo observaba, pero ver a Shintaro actuar de esa manera, tapándole discretamente la interesante vista al senpai, era fabuloso. Adoraba ver a su chico así, celoso, marcando su territorio.

Salieron temprano del entrenamiento. Los padres de Takao, no estarían el fin de semana debido a un viaje de trabajo, por lo que se encontraría solo en la casa, ya que su hermana también había decido abandonarlo para pasar unos días con su mejor amiga.

Para ellos, era más que perfecto, porque bajo esa excusa, el azabache se auto-invito, debido a que sus padres estaban en la misma situación, salvo por alguien que no los había dejado solos, pero cuya presencia, no le molestaba en absoluto.

Llegaron a casa del peliverde. Dejando la carreta en la entrada, tomando sus cosas.

-Eres muy cruel… -estiraba cada extremidad de su cuerpo hasta el punto de dolerle –deberías darme un descanso debes en cuando.

-Yo no tengo la culpa de que seas un asco jugando, nanodayo. –abre la reja, dejándole pasar al jardín.

-Que malo eres… -hizo un mohín con sus labios.

-Lo hago por tu bien, te mantiene las piernas fuertes para el baloncesto.

-Mentiroso, lo que pasa es que eres un vago de mierda.

Shintaro lo miro con el ceño fruncido, pero su vista se alzo de inmediato, permitiéndole ver la luz de la sala encendida por la ventana. Sonrío.

-Ella ya esta aquí. –dijo casi en susurro, aunque siendo perceptible para Takao.

-¿Ella? –pregunto curioso.

-Hay alguien a quien te quiero presentar… -abrió la puerta de la casa, dejando su mochila en la silla donde se descalza, se quito los zapatos, poniéndose las pantuflas seguido de Takao que lo acompañaba hacia la sala. -Estoy en casa, Yuki… -menciono lo suficientemente alto.

De la cocina salió una chica de unos 1.68 cm de estatura y 14 años. Piel blanca como la de su hermano, cabello largo y verde, al igual que sus ojos con largas pestañas, bonito cuerpo, que se podía notar aunque aun trajera el uniforme, facciones finas y en su rostro, unos lentes rosados con figuras de conejos, que iban bien con la forma de su cara.

En una palabra: bonita, la hermana de Midorima es realmente bonita, sin dudas, su versión femenina.

-¡Onii san! –corrió hacia su hermano, abrazándolo de la cintura.

-Ella, es mi hermana Yuki… -acariciaba su cabeza con la mano izquierda.

-Hola, tu debes ser Takao. –menciono con voz dulce, regalándole una sonrisa, deshaciendo el abrazo, acomodando su cabello tras su oreja.

-Hola, mucho gusto, mi nombre es Takao Kazunari y soy…

-El novio de mi hermano… -termino de a completar la frase, bajo el ligero asombro del moreno, ya que Midorima no le había mencionado, ni una sola vez en el tiempo que llevaban juntos, si alguno de sus familiares ya sabia sobre su relación.

-Se dio cuenta sola. – como si le leyera el pensamiento, Shintaro le respondió.

-Bueno, es que era algo lógico de saber. Mi hermano tiene una carpeta en su celular llena de fotos tuyas. –le guiño un ojo.

-¿En serio…? – sonrió de lado, notando el sonrojo que se extendía por toda la cara de Midorima.

-E-Eso no es cierto, nanodayo. –se ajusta los lentes.

-Claro que si, incluso tiene una carpeta con tus fotos en la computadora.

Takao rio a carcajadas, creyendo que a Midorima le daría "algo" por haber sido delatado. Su cara estaba hecha como para una foto.

-¡Oe! ¡Qué eso no es cierto!

-¡Que sí…! hay fotos de él dormido, tomando agua, jugando…- comenzó a enlistar con todos los dedos de las manos.- …sonriendo, de espaldas, en yu… - su hermano le tapo la boca con ambas manos, ella intentaba quitárselas si éxito alguno, detestaba tanto que fuera tan fuerte.

-¡Shin chan! ¡Eres un maldito acosador! – se tapo el rostro con ambas manos sonrojado hasta las orejas. Jamás, en el tiempo que llevaban juntos y en el tiempo que lo conocía, se habría imaginado que el ojiverde fuera capaz de estarla haciendo de paparazzi, como muchas veces lo hacia él.

-V-Voy al baño…- soltó a su hermana, emprendiendo camino rápido fuera de la habitación. Sabía que no debía haberse burlado de él, el día que fue a cenar con sus padres, porque ahí estaba el karma, cobrándosela en forma de su hermana.

Takao se quito las manos del rostro cuando escucho a la hermana de Midorima reír, se veía tan linda, que se pregunto por un momento si así se vería la cara de su chico si riera a carcajadas.

-Oooohh tuuuu… - Kazunari sonrió travieso. -¿Lo hiciste apropósito verdad?

-Claro, que sentido tiene si no puedo molestarlo. –canturreo tan alegre que incluso salían florecitas a su alrededor.

Estallo a carcajadas, al parecer, todos en la familia Midorima tenían oculta esa otra parte de su personalidad.

-Eres una pequeña demonio. –ladeo su sonrisa, mirándola de manera cómplice.

-Es solo nuestro deber como hermanas menores. –camino sentándose en el sofá, invitándolo a que se sentara junto a ella. Kazunari acepto.

-Tu tienes una hermana menor con la misma edad que yo ¿no?

-Así es… -le sorprendía un poco que conociera algunos detalles de su familia.

-Mi hermano me ha hablado de ti. Aunque no mucho, ya sabes como es, bastante reservado. Es por eso que no puedo evitar molestarlo.

-¡Ja! Te entiendo perfectamente... – al parecer con la hermana de Midorima tenia algo en un común, la satisfacción personal que les causaba molestar al 4 ojos.

-Ya que estas aquí, quiero mostrarte algo, porque seguramente te encantara verlo. Es sobre mi hermano. -Se levanto del sillón, caminando hacia el delgado pero alto librero que se encontraba en la sala junto a la enorme ventana. – De todos modos piensa demorar, tal vez se tome un baño o haga otra cosa, se le veía la intención de que quería dejarme platicar a solas contigo…- Takao la miro atento, llevándose la grata sorpresa de que además de él, su hermana parecía también leerle entre líneas.

La chica se paro de puntillas, apenas tocando con la yema de sus dedos el pequeño libro de estampados florales que se localizaba en el cuarto estante, el único que se destacaba entre los demás de colores sobrios. Lo tomo entre sus manos y camino de vuelta, sentándose como toda una señorita de buenos modales, abriendo sobre sus piernas lo que parecía ser un álbum de fotos.

Los ojos de Kazunari brillaron en cuanto vio a ese pequeño bebe regordete de largas pestañas y cabello verde que sonreía sentado en un mueble amplio que daba la sensación de que podría perderse en el.

-¿Ese es… Shin chan~? –sonrío todo lo que le pudo dar su boca.

-Sip, aunque no le digas que te estuve mostrando el álbum, –señalo con el dedo índice la foto.- aquí ya tenia como 4 meses, el otro álbum donde tiene días de nacido, no lo he podido encontrar, mamá lo tomo y no se donde lo ha dejado… -hizo una pausa. –bueno, ya no importa. Aunque me hubiera encantado avergonzarlo, tiene fotos de bebe desnudo... – un ligero sonrojo se deposito en las mejillas de Takao, porque a esas alturas, ya conocía bastante del cuerpo de su chico.

Paso las paginas de una en una con lentitud, dejando que el azabache mirara cada foto con detenimiento.

Pero el moreno comenzó a notar algo. Las sonrisas que en un principio eran grandes y brillantes, poco a poco se fueron transformando hasta desaparecer. Ya para la edad de 9 años, el Shintaro de las fotos, era el mismo que había conocido, frio, serio, aparentando mucha madurez para su edad. Le presto un poco más de atención a las fotos y noto otro patrón, en ninguna, después de la edad de 5, salía el peliverde jugando. Había algunas que le fueron tomadas haciendo sus tareas, tomando clases de piano, idiomas e incluso violín. ¡Ni siquiera sabia que Shintaro tocaba el violín!

¡Oh! –dijo en sorpresa, haciendo que el azabache levantara su rostro a verla, confundido. –Ahora que recuerdo, no te hemos ofrecido nada, que descortés. –musito de ultimo - ¿qué te gustaría?

-¿Eh? ¡Ah! nada, en serio, no te preocupes… - se callo un momento.- Ahora que lo pienso… Uds son una familia de buenos ingresos económicos. –por no decir ricachones. – ¿Por qué no tienen sirvientas que corran como desesperadas de un lado a otro para atender a los invitados? - no sabía porque, pero preguntarle a su hermana parecía más fácil que preguntárselo directamente a él.

-Eso es… -sonrío un momento de manera extraña, llevando algunos de sus mechones detrás de su oreja. – Lo que pasa… es que papá no confía en la gente. Él solo cree en el trabajo duro y los aliados… hasta que dejen de servirte… -en su voz se notaba un aire de tristeza. – yo, no digo que el trabajo duro sea malo, en realidad es bueno, te lleva a alcanzar lugares a los que nunca creíste llegar… pero… simplemente no creo en lo otro que nos ha querido inculcar…

-Eso quiere decir que Uds… -la chica puso el álbum en las piernas de Takao, levantándose del sillón.

-Mi hermano me regalo una hermosa infancia… -acariciaba con sus dedos una foto en donde Shintaro la cargaba con la boca y manos llena de chocolate. -Siempre que quería jugar, jugaba conmigo, si no le entendía a alguna tarea me ayudaba a hacerla, había noches en que despertaba llorando por pesadillas y se quedaba conmigo hasta que me durmiera… incluso, muchas veces se hecho la culpa de mis travesuras, solo para que papá no me castigara. – su voz sonaba envuelta en mucho cariño y agradecimiento.

-Pero no fue, hasta que empecé a crecer que me di cuenta que… -se quedo callada, mirando al moreno que tenia cara de preocupación. -Sabes…por eso me siento muy feliz de que te haya conocido. Mi hermano ahora sonríe más seguido y ya no parece tan solitario…

El moreno sostuvo el álbum con fuerza en sus piernas, viendo fotos de cumpleaños en las cuales sus padres ni aparecían. Sintió su corazón hacerse pequeño, con dolor, apretando el dije con su mano derecha con fuerzas. ¿Solo? Así que Shin chan… ¿había estado… solo?, Haciéndose responsable de su hermana, cargando con las responsabilidades de su apellido para su corta edad, tener que acatarse siempre a las reglas…

Cerro el álbum de golpe, bajo la mirada expectante de Yuki, que intentaba leer su actitud.

No, ya no había dudas, el cariño que le tenia iba más allá de lo que su razonamiento y su lógica le dejaban comprender. Porque él estaba dispuesto a no dejarle solo nunca más, por que él…

-¿Que hacen? – su voz lo saco de sus pensamientos, tal y como había predicho su hermana, Shintaro entraba a la sala con un pantalón negro y camisa azul. Efectivamente, se había bañado.

De tan solo mirarlo, se le ocurrió una idea, de esas repentinas que le surgían solo para molestarlo., pero que no iba con esa intención. -Oye Shin chan~… ¿Y si vamos a la playa?

-¿Eh? –lo miro incrédulo.- A cuento de que o que…

-No se, me dieron ganas de ir, ¿que dices?

- … - se lo pensó un momento.

-Ve con él… -poso la vista en su hermana. –yo estaré bien, me quedare aquí haciendo tarea.

-Pero…

-Anda… yo conduzco, vago…

-Esta bien. – el azabache rodo los ojos, camino hacia la puerta y salió con Midorima detrás de él.

20 minutos, fue lo que demoraron en llegar a la playa. Estaba solitaria, por que el cielo empezaba a vestirse entre amarillos y naranjas anunciando que el sol ya se iría. Se quitaron los zapatos dejándolos en la carreta junto al libro, caminando juntos por la arena.

Era extraño, a pesar de estar callados, aquel silencio no era para nada incomodo, esta lleno de tranquilidad, de paz… de esos silencios que llegan, cuando estas con la persona indicada.

Respiro profundo, y volteo a verlo, porque se lo diría, por fin se lo diría…

-Shin chan ~ - Midorima caminaba a su lado, con la mirada perdida.

La conversación de las chicas lo había calado. Porque ahora caía en cuenta de que tal vez, no era él único que tenia sentimientos de tales magnitudes hacia Takao.

-¿Sentimientos?...

-¿Shin chan?

Como ¿Miyaji…? ¿Qué tal si te lo quiere robar?... –se auto interrogaba.- No, ni hablar, ¡eso no puedes permitirlo…!

-¿Shin?

-¡ Primero lo mato ! ¿Lo mato?

-Shin…

-¡Genial, soy un psicópata! ¿y si en realidad soy un Yandere?

-¡SHIN!

-¿¡QUÉ!?

En un rápido movimiento, Takao flexiono su rodilla izquierda apoyando sus manos en la arena, pasando el pie derecho entre las piernas de Midorima, que cayo de espaldas a la orilla del mar cuando se acercaba una ola.

-Taaaakaaaaooooo… –lo miro de manera fulminante, sentado en la arena, casi completamente mojado, con su cabello escurriendo agua y su cuerpo temblando ligeramente a causa del frio que le provocaba la brisa del mar.

Kazunari carcajeaba de manera muy escandalosa. –Lo siento Shin chan~ no pude evitarlo... te veías… muy serio… –limpiaba una lagrima con su dedo índice, con su otra mano se agarraba el estomago.

-¡No te quedes ahí y ayúdame a pararme! –le exigió, extendiendo su mano.

-Esta bien, esta bien…- aun intentaba recobrar la compostura. Sujeto su mano, sintiendo el apretón por parte de la izquierda del peliverde, fue demasiado tarde ¿cómo había caído en una trampa tan infantil?, lo jalo fuerte, tirándolo cuando se acercaba otra ola.

-¡Puta madre, esta fría! – salió del agua, señalándolo con el dedo índice -¡Eso fue jugar sucio!

-¡Tu empezast… - le cayo arena mojada en la cara.

Se limpio los lentes con su brazo izquierdo en un rápido movimiento, solo para ver a Kazunari corriendo lejos de él. Se levanto rápido, corriendo a toda prisa para alcanzar al moreno, que aun le lanzaba arena. Aumento un poco más la velocidad, hasta que porque fin pudo tomarlo entre sus abrazos, caminando mar adentro, hasta que el agua le llego a la mitad del cuerpo, lanzando al azabache al mar.

Kazunari salió con rapidez totalmente empapado y temblando. –¡Maldito Shin chan~!- Midorima se aleja sonriendo, caminando con dificultad en el agua, solo para sentir como el azabache le caía por la espalda, hundiéndose en el agua con él, otra vez.

Así jugaron, como por 10 minutos, como si fueran un par de niños, con Takao a las carcajadas escuchándose por la playa y Midorima sonriendo de lado.

-Takao…

Le volvió arrojar arena, que cayo aun lado de él, su puntería se volvía realmente mala a causa de la risa, intento correr, pero sintió como lo atrapo de las muñecas, quedando tirados en la arena a la orilla de la mar, colocando sus manos encima de su cabeza, evitando que escapara, acercando su rostro al suyo, que no dejaba de reír.

-Cásate conmigo…

Llego un silencio, repentino, que se rompía de momentos por las olas del mar, que iban y venían a través de su espalda, de su cabello. El cielo se teñía de rojos y naranjas, con las nubes a su alrededor vistiéndose del mismo color, aun podía sentir en sus labios el sabor a sal.

Midorima lo veía fijamente, a través de esos cristales que aun se encontraban ligeramente mojados. Ni para hacer bromas, en el iris color esmeralda, podía observar que lo había dicho totalmente en serio y que era obvio, que esperaba una respuesta, ansioso, y tal vez, con algo de miedo.

Volvió a respirar, cuando comenzó a procesar la información que acaba de escuchar. Aun planeaba como decirle aquellas dos palabras que eran insuficientes para encerrar todo lo que sentía por él, porque tenia miedo de decirlas apresuradamente y que Shintaro aun no sintiera lo mismo.

Y ahora, sin más, incluso le había propuesto algo que iba más allá de toda lógica.

Sus muñecas fueron liberadas, sintiendo como las manos húmedas del peliverde, tomaban su rostro, acercando él, el suyo.

-Te amo… Kazunari… -susurro en sus labios, sin besarle.

Eso, sin dudas, lo había desarmado. Sintiendo su corazón latirle realmente fuerte…

El peliverde lo escudriñaba con la mirada, intentando leer la suya, pero no, no había manera, esos profundos ojos azules, tan hermosos, tan perfectos, eran una ventana a su alma difíciles de leer, y de tan misteriosos que son, le causaban inseguridades.

¿Estuvo bien habérselo dicho? Porque tal vez, él aun no le amaba, tal vez debía habérselo dicho primero antes de pedirle matrimonio. Pero… ¡dios! Esta tan enamorado… ¡Todo es su culpa! Entro en su vida, en su corazón, haciendo de su persona un caos, un enredo de pensamientos cursis, de sentimientos…todo es su culpa, de que ahora en su frio cuerpo corran sentimientos, tantos, que ya no pueda imaginarse una vida sin él…

-Tonto sentimental…- se insulto, dejando libre a Takao, sentándose a su lado.

-Shin… yo… - dijo por fin, levantándose, rodeándole con sus brazos, dándole un beso en los labios, cálido y tierno, que le ayudara a calmar la ansiedad del peliverde. Miles de cosas, de pensamientos, de preguntas, pasaron en su mente en cuestión de segundos y que su corazón respondía con rapidez.

-Yo también te amo Shin… -musito suavesito, cerca de su oído, abrazándolo con fuerzas. –Y si quiero casarme contigo, pero no ahora, pasaremos a tercer año, falta hacer el examen de admisión a la Universidad… aun… nos faltan muchas cosas, pero quiero vivirlas, contigo. – se separo de Midorima, viéndolo a los ojos con nerviosismo por lo que acababa de decir.

A pesar de que Takao, le había dicho un No, al menos por ahora. Se sintió feliz, se amaban y comprendía que en realidad aun estaban demasiado jóvenes, pero sabia que la oportunidad, de todos modos seguiría ahí. Tomo su rostro, dándole un casto beso, que el otro de inmediato entendió.

Todo estaba bien.

Regresaron a casa del peliverde y la noche transcurrió como cualquier otra.

Estaba recostado en el pecho de su chico, rodeado por sus brazos, que dormitaba tranquilo y relajado.

No podía dejar de mirarlo, demasiado pensativo como para poder dormir, pero al alzar su mano izquierda, imaginando un anillo en el dedo anular, una sonrisa se trazo de inmediato. Dios, esta tan enamorado. Que en realidad, casarse con él no era mala idea… si no todo lo contrario. Pasar una vida completa al lado de Midorima, era la realidad más bonita que deseaba vivir en esta vida…

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Perdón por la grosería pero…

¿Si saben que todo esto es una trampa para antes de que el desmadre empiece, verdad? ¬u¬

Primero quiero endulzarles la vista… para luego provocar sus odios hacia mi(?)

Pero en serio, no me odien, (;w;) les prometo final feliz? o triste? Feliz? o triste?

Amo jugar con sus mentes :D …ok no! xD

Es solo que John Katzenbach siempre lo hace conmigo ¬_¬* -Mely, colando a su autor favorito en fanfic's desde tiempos inmemorables..- xD

En fin!

Espero les haya gustado mucho el capitulo!

Ya saben que las quieroooo! Porque si, joder, esta autora las quiere! (TuT)/ Y en serio muchas gracias por los votos y los comentarios... Uds en serio me hacen felices y eso me motiva :'3 -Abrazo virtual!!!-

Nos vemos prontito :D ¡sin falta!

Se despide como siempre, con abrazos y mordidas…

Mely Wolf.

pd: Excelente inicio de semana! Les deseo lo mejor!!! :D <3

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