Estaba tranquila sentada en un banca un poco alejada del instituto, levanté la mirada de mis apuntes cuando escuché pasos apresurados y el llamado de mi nombre.
—Ibbie, padre cielo que estas en el nuestro, ¿A qué no sabes lo que escuché en los baños de hombres?
—¿Se puede saber qué hacías escuchando conversaciones ajenas en los baños de hombres?
—Eso no es importante —hizo seña de querer continuar, pero mi mirada la hizo voltear los ojos—. Vale, vale, solo pasaba por ahí, y sabes que escuchar es algo natural.
—Deja de ser natural cuando se trata de ti.
—¿Me estás diciendo chismosa? Digo, no es mentira, pero tampoco una verdad absoluta —se quedó divagando unos minutos hasta que soltó un "ah, si" recordando lo que venía a decirme—. Ahora, lo importante es que Lloyd le pidió tener una cita a April.
—¿Lloyd qué?
—Sí, escuché a dos compañeros de nuestro salón hablar de eso y mofarse diciendo que April está buena, lo cual no es mentira, pero como no viene al caso, pues...
Dejé de escuchar cuando lo tuve claro en mi mente, él tendría una cita con ella. Tal vez parezca una completa y ridícula exageración, pero conmigo todo lo era. Y lo cierto es que me puse un poco histérica al enterarme de eso por otra persona que no fuera él, y sí, es su vida y es muy probable que no quisiera decirme nada hasta que algo fuera seguro, pero me causaba cierta molestia. Y lo peor era que no podía ir a exigirle por alguna explicación porque no éramos nada, solo amigos de la infancia.
Una parte de mí sabía que era cuestión de tiempo para que se lo pidiera, pero no esperaba que fuera tan pronto. La realidad me dio de lleno como guante de box en plena cara, sentí una oleada de decepción, no por él y su cita con April, sino por mí, porque seguía con la tonta esperanza de que en algún momento él sintiera algo por mí.
Lo que algo era seguro era que después de esa cita existía la posibilidad de que le pidiera a April que fuera su novia, aunque tampoco debía adelantarme a los acontecimientos previos.
—Tierra llamando a Ibbie —me llamó Ailian, parpadee un par de veces hasta enfocarla en su totalidad, tenía la cara de una madre preocupada por su hija—. ¡Hola, perdida! ¿Estás bien? ¿Quieres ir a ahogar los males con comida grasosa y deliciosa?
—Si, por favor. No me siento de humor.
Y el poco humor que podía tener se fue completamente al ver a Lloyd tomado de la mano de ella, me saludó feliz y no dude en saludarlo de vuelta con una sonrisa fingida. ¿Acaso no sabía lo horrible que era tener que hacerme a la idea de que no era yo quien provocaba esa felicidad en él?
Mentalmente me disculpé con él por no responder sus mensajes los siguientes días, quizá fui una mala amiga, pero necesitaba tiempo para mí.