Conocerte sería un gran reto...
Un reto que no pensaba abandonar...
•|Narrador omnisciente|•
Víktor despertó alrededor de las 10 am, pero como le encantaba llegar muy temprano a donde lo citaban empezó a hacer todo un desorden en su habitación, provocando tanto ruido que otro joven ruso se despertara lleno de rabia.
Nikiforov había olvidado que vivía con ese chico de poca paciencia y con muy mal humor hasta que Plisetsky abrió la puerta con tanta fuerza que ocasionó un gran estruendo, haciendo que el de cabellos platinados se detuviera en seco.
—Víktor Nikiforov... —dijo el rubio con voz alta y llena de rabia.
—Yu-yuri, ¿cómo estás?... —preguntó nervioso el mayor. —pensé que dormirías por más tiempo...
—pude hacerlo, ¡pero haces mucho ruido, imbécil!
—¡lo siento, Yuri! —exclamó el de cabellos platinados mirando al de menor estatura. —¡pero estoy desesperado por encontrar algo decente para ver a Yuuri!
—¡ponte algo casual! ¡No es como que vayas a ir a hacer negocios con ese hombre! —rebatió el rubio cruzándose de brazos.
—¿y si no le gusta como me visto normalmente? —cuestionó el otro. —se que lo conozco hace menos de un día, pero realmente me importa tener una relación con él... —dijo más para si mismo que para el rubio mientras se sentaba en la cama.
—Vik... —murmuró el rubio para tomar de los hombros al mayor. —mírame, Víktor... Por favor
Víktor miró a Yuri, era bastante raro que el rubio dijera "por favor" Ó "gracias" A alguien, Yuri de verdad estaba preocupado por él.
—a Yuuri le va a gustar todo de ti, porque vamos, ¿quien no amaría a un alfa infantil, molesto, asfixiante y extremadamente raro?
Víktor soltó una pequeña risa por lo que dijo su amigo.
—tienes que ser tú, no quiero enterarme de que trates de ser alguien que no eres... Eres perfecto tal y como tú eres... Aunque irritante —comentó el rubio mientras retiraba el cabello de la cara de Víktor.
—gracias Yuri, gracias por seguir estando conmigo a pesar de las circunstancias —susurró Víktor para luego abrazar al contrario quien correspondió el abrazo.
—de nada, yo también te agradezco que permanezcas a mi lado, cabeza hueca...
Después de poco ambos chicos se separan del abrazo, y Yuri le dió consejos a Víktor para conquistar a Yuuri.
Ya siendo las 11: 27 Víktor sale del departamento con una ropa casual como le dijo su amigo, y va hacia la cafetería a paso tranquilo.
Al llegar a la cafetería ya daban las 12: 15, Víktor se distrajo comprando algunas cosas sin sentido.
—¡Yuuri! —gritó Víktor al ver al azabache hablando con Phichit.
—oh, Víktor ya has llegado —sonrió el azabache al ver al ojizarco. —¿como te encuentras?
—bien, bien... ¿Y tú, Yuuri?... —preguntó el ojizarco con una boba sonrisa.
—bien...
Ambos se miraban con una boba sonrisa, ignorando a todos los que estaban a su alrededor.
—Tierra llamando a Katsuki, Tierra llamando a Nikiforov ¿hay alguien ahí? —bromeó Phichit agitando su mano frente a los rostros de los chicos.
—¡ha! Lo siento Phichit-kun —exclamó el nipón.
—si, lo sentimos, Phichit —rió levemente el ruso.
—no importa, chicos. ¿Que van a ordenar? —cuestionó Phichit—Les recomiendo la malteada corazón, exclusivamente para enamorados —murmuró para que sólo ellos lo escuchen.
—Pichit, somos... amigos —dijo el ruso.
—ay... Perdonen —dijo nervioso el tailandés. —es que se ven como una hermosa pareja, que supuse que eran novios.
—descuida, Phichit.
Después de almenos 15 minutos de disculpas por parte del tailandés, pidieron unos cafés y al cabo de 10 minutos llegaron sus pedidos.
Ambos hombres estuvieron conversando por horas. El ojizarco estava maravillado al descubrir que su amado tenía gustos parecidos.
Por otra parte, Yuuri quedó sorprendido ante la personalidad del alfa que tenía delante suya, de todos los alfas que había conocido ninguno era tan abierto, hiperactivo y amigable como Víktor. Todos los alfas que conoció eran distantes e indiferentes a todo.
—¡oh por Dios! Mira la hora, es demasiado tarde, ¿te llevo a casa? —dijo el ojizarco perdiéndose en la mirada del de ojos chocolatados.
—claro... Si no es molestia para ti, Víktor... —murmuró con nerviosismo el de mirada chocolatada.
—jamás sería una molestia algo que tenga que ver contigo, Yuuri —respondió el ojizarco para tomar la mano del omega y depositar un beso en sus nudillos.
Ante tal acción el omega se sonrojó sin más. Era increíble la confianza que tenía el alfa para hacer tal cosa.
El alfa pagó la cuenta a pesar de la insistencia del omega por pagar, Víktor jamás dejaría a un omega pagar la cuenta si invitó, y mucho menos a «su» omega.
—¡Yuuri! ¡Mira! —exclamó el alfa corriendo de la mano con el omega hacia un lugar específico.
—¡Viktor! ¡Tranquilizate! —gritó el omega.
Cuando llegaron al lugar, el omega miró al alfa a los ojos.
—Yuuri... ¿Quisieras subir a la rueda de la fortuna?... Se que es tarde y deberías volver a casa, pero porfavor —suplicó el alfa tomando entre sus manos las del omega.
—Víktor... Claro que me gustaría subir... Sería mi primera vez en subir a una... —sonrió tímidamente el omega.
—entonces vamos —dijo el alfa y caminando hacia la atracción tomado de la mano del omega.
Alfa y omega subieron a la atracción y conversaron tranquilamente hasta que llegaron a lo más alto. Ambos miraban maravillados el paisaje, era un paisaje hermoso.
—Víktor...
—¿si, Yuuri?.
—me preguntaba, ¿tú crees en... Los destinados?...
—claro... Muchos creen que es un mito, pero yo se que es real...
—en Japón hay una historia... El hilo rojo del destino —dijo el omega mirando el horizonte.
—¿crees que conociste a tu alfa? —preguntó el alfa mirando al omega.
—no creo... estoy seguro que lo conocí... —respondió sin ver al alfa.
—¿de verdad? Yo igual he conocido a mi omega...
—¿puedo saber quién es? —cuestionó tímidamente el omega.
—ya lo conoces, Yuuri... Eres tú
—Víktor... ¿Crees que yo soy tu omega? —preguntó el omega mirándolo con lágrimas en los ojos y sonrojado.
—estoy seguro que eres mi omega Yuuri... ¿Tú crees que soy tu alfa? —cuestionó el alfa tomando al omega suavemente del mentón.
—yo... Estoy seguro que eres mi alfa Víktor... —murmuró el omega mirando a los ojos al alfa.
—me alegra saber eso...
El alfa posó sus labios sobre los del omega, quien respondió tímidamente el beso. Los movimientos eran lentos. Tras largo rato ambos se separaron.
—Yuuri... Quieres... ¿Ser mi novio?
—Víktor yo... Yo creo que debemos esperar un poco más. Debemos conocernos mejor y aunque seamos destinados, eso no debe influir en la relación, no quiero que sientas que por ser destinados me debas amar como obligación... Quiero que nos conozcamos mejor, conocer más de el uno del otro... No te estoy rechazando, solo te pido tiempo, ¿si?
—claro, Yuuri. Claro que esperaré lo necesario.
Les esperaban muchas cosas por delante que superarían juntos...