Dragonscale [l.s]

By _eversinceale_

2.6M 247K 1.3M

« ¿Has ido a la ciudad de Dragonscale? ¿Has volado por ahí? Donde la ciudad se encuentra sobre las montañas y... More

➳ d r a g o n s c a l e ➳
➳ Prefacio ➳
➳ p a r t e u n o ➳
➳ 01: Alianza. ➳
➳ 02: Miedo. ➳
➳ 04: Kargem. ➳
➳ 05: Pesadilla. ➳
➳ 06: Insolencia. ➳
➳ 07: Diferencias. ➳
➳ 08: Niño. ➳
➳ 09: Disculpa. ➳
➳ 10: Reikon. ➳
➳ 11: Vulkam. ➳
➳ 12: Festhé. ➳
➳ 13: Torneo. ➳
➳ 14: Arco y flechas. ➳
➳ p a r t e d o s ➳
➳15: Ansiedad. ➳
➳ 16: Cinis. ➳
➳ 17: Los otros. ➳
➳ 18: Confianza. ➳
➳ 19: Magia. ➳
➳ 20: Pelea. ➳
➳ 21: Tregua. ➳
➳ 22: Fuego helado. ➳
➳ p a r t e t r e s ➳
➳ 23: Cenizas. ➳
➳ 24: Lady Akgon. ➳
➳ 25: Fe. ➳
➳ 26: Estrategia. ➳
➳ 27: Boda Dorada. ➳
➳ 28: Promesa. ➳
➳ 29: Batalla por el amanecer. ➳
➳ 30: Salvación. ➳
➳ 31: Desolación. ➳
➳ 32:Prioridad. ➳
➳ 33: Coronación. ➳
➳ 34: Sangre. [FINAL] ➳
➳ Epílogo I/II ➳
➳ Epílogo II/II ➳
➳ agradecimientos. ➳
➳ BROMA XD ➳
. . .
Extra #1: "Estaremos bien."
Extra #2: "Fraht"
Extra #3: "Oro."
Extra #4: "Olvido."
♛ DRAKHAE - segundo libro. ♛

➳ 03: Dorado. ➳

58.1K 5.9K 39.9K
By _eversinceale_








Dedicado a 0BAMALEEP0RNOGAY POR QUÉ SU USARIO ME DIO 4 AÑOS DE VIDA EXTRA.





(...)

—Volveré pronto, amigo. —Louis susurró contra el pelaje esponjoso de Ollie. Un par de lágrimas cayeron sobre este y parecía que el lobo empatizaba con los lamentos del príncipe, pues se apegaba a sobremanera al cuerpo de su dueño. —Juro que si pudiera llevarte lo haría, pero sería una tortura para ti.

No era gran misterio pensar como le iría a un lobo huargo encerrado en los confines de un barco. Tal vez ni siquiera cabría en un camarote. No podría correr, ni caminar, y se aburriría mucho en todo el camino. Sin contar la razón más fuerte: el calor que habría de hacer en el sur. Simplemente no existía la manera de que Ollie fuera con Louis hasta Dragonscale.

—Cuida el castillo ¿de acuerdo? Volveré pronto. Lo juro. —y así Louis le dejó un beso a su lobo antes de ponerse de pie, limpiarse las lágrimas de su rostro y caminar fuera de refugio para reunirse con Ser Isaak.

(...)

La familia real, los dos príncipes y sus padres, se subieron a un carruaje de madera tirado por cuatro caballos. Detrás, iba el carruaje de la casa Payne. Y por último, el carruaje que transportaba el equipaje de los príncipes. Aldeanos y doncellas despidieron a la caravana cuando esta salió de las tierras del castillo Tomlinson y se dirigió hasta la costa de Gélida, donde los muelles recibían a diario mercancías de importación del continente de Goré. Telas, semillas, comida y joyas entres sus principales fuentes de comercio.

Sin embargo ese día, una flota grande y de velas azules del mismo tono de la casa Tomlinson, se alzaba imponente ante los barcos de mercaderes. Parecía contar con una numerosa tripulación y la madera lucía vieja y desvencijada, pero de alguna manera, también se veía dura y resistente.

Para cuando los guardias bajaron para custodiar a sus monarcas, las puertas del carruaje real se abrieron y salieron los jóvenes príncipes junto a los reyes de Gélida. En el carruaje de atrás, salió Lord Rodrick Payne junto a su esposa e hijos. El joven alfa Liam y sus dos hermanas omegas. Así los sirvientes comenzaron a subir el equipaje hasta el barco mientras Jacob e Isabella despedían a sus hijos.

Louis sabía que iba a volver. Porque él tenía que volver. Pero aún así, el miedo constante que eso no ocurriera, lo perseguiría en sus sueños durante semanas, lo sentía centro de su pecho. Y no lo había dejado dormir en los últimos días previos a su partida. Por suerte Liam siempre llegaba a tiempo para acunarlo entre sus brazos. Pero aún así cuando su madre lo tomó de las mejillas y le susurró aquellas palabras suaves junto a consejos sabios, mirando con adoración a su hijo, él no fue capaz de oírle, ya que solo pudo pensar en lo hermosa que era la reina de gélida y en lo mucho que iba a extrañarla; Isabella le pidió que protegiera a su hermana, que se asegurara de sentarse recto, que saludara con gracia y que no faltara los modales en la mesa al comer.

Louis abrazó a su madre con fuerza antes de que ella y el rey intercambiasen de hijos; Nadine pasó hasta los brazos de Isabella y por lo tanto los ojos severos de Jacob terminaron sobre Louis.

Esta vez, no hubo muchas palabras, pues el rey ya le había dicho todo a su hijo. Aún así, Louis no tardó en ponerse a llorar cuando su padre lo encapsuló entre sus brazos, apegándolo a su pecho. Su padre podía ser un gran y respetado Lord, una bestia en combate, un hombre serio e intimidante, un rey... pero para Louis siempre sería padre, el que le regaló un lobo cachorro el día de su cumpleaños seis, el que enseñó a tirar con el arco y quién le festejó cada una de sus victorias y lo consoló en cada una de sus pérdidas.

Jacob amaba con el alma a su hijo, aunque pocas veces se lo dijera. Salvo esa vez.

—Cuídate hijo, cuida a tu hermana. Y vuelve a sano y salvo a casa. Es una orden. Te quiero.

Louis rió entre sus lágrimas.

(...)

Mikhail era un alfa de complexión alta y de piel morena. Fuerte de mente y cuerpo, con unos asertivos ojos de color ámbar. Parecía que había pasado la mayor parte de sus días bajo el sol, que se proyectaba sobre la calva en su cabeza. Era un hombre inteligente y audaz para los negocios pues era el mejor mercader jamás conocido.

Según las historias, había viajado por todo el mundo y conocía cada detalle de cada reino; incluso se decía que era un gran amigo íntimo de cada rey que existiera en poniente. En su pasado se rumoreaba que era un pirata y solía robar para comer, pero en el presente, lucía como un lord modesto que tenía un carácter curioso: siempre relajado y feliz aunque todos sabían que no debían fiarse de eso.

Louis lo conoció ese mismo día, pero su padre lo llevaba conociendo gran parte de su vida, así que le dijo que podía confiar en él, y si eso decía el rey...  Mikhail saludó al príncipe y a la princesa con una reverencia maltrecha y desde ahí trató de hacer que los dos hermanos se sintieran más relajados dentro del navío, que partió de las costas de Gélida en dirección al sur.

—Una pregunta, Lord Mikhail —exclamó el príncipe Louis mientras se paraba con orgullo junto al capitán. Yacían en la popa del barco con el cielo blanco y frío helando el clima. Navegando entres las montañas rodeadas de niebla que desbocaban hasta el mar abierto.

—Una respuesta, mi príncipe —. Contestó el que no era un Lord ni de chiste, pero al que le agradaba el título.

—Me temo que mis conocimientos sobre viajes son nulos, nunca pensé que tendría que salir de Gélida. He investigado un poco por mi cuenta pero no sé si mis cálculos son correctos.

El viento los golpeaba en cara y hacía que sus capas hondearan detrás de ellos. La tripulación se movía al frente, transportando pesadas cuerdas, apilando barriles de un lado al otro, causando mucho ruido y riendo entre ellos. Los guardias reales se mantenían erguidos y firmes por todo el lugar. Ser Isaak era el único que se movía a donde Louis se moviera.

— ¿Cuánto cree que durará este viaje, alteza? —preguntó Mikhail, trazando rutas sobre un mapa. En una mesita frente al timón de madera de roble oscuro.

Louis volteó a ver a Liam rápidamente antes de regresar su vista hasta el capitán.

— ¿Un par de meses?

Mikhail lo miró con severidad, luego miró a Liam, luego miró al guardia y terminó por echarse a reír. Tan fuerte, que se soltó una palmada en el muslo mientras lo hacía. Nadine, que estaba sentada más atrás, apretó los labios para evitar reírse también y aunque nadie entendía porque se reía, su risa era un tanto contagiosa.

Uno de los tripulantes, sirvientes de Mikhail, llegó hasta la popa y preguntó a su amo que era lo que encontraba tan gracioso. Al decirle que tardarían en llegar a Dragonscale dos largos meses, el sirviente comenzó a reír con más fuerza. Louis no sabía si reírse también o si debería ponerse a llorar. Miró a Liam y este sonreía levemente pero fruncía el ceño.

Ser Isaak parecía haber tenido suficiente. Se aproximó al marinero y de un rápido movimiento, desenfundó la espada, apuntando al hombre directo en el pecho. El resto de sus hombres se pusieron alerta.

—Lord Mikhail, mofarse de su príncipe es un grave delito —. Proclamó con una voz fuerte y clara. El capitán paró de reír de inmediato. Louis se pusó blanco y sostuvo la respiración. Liam no tardó en ponerse frente al omega, protegiéndolo.

Mikhail miró al guardia real, imponente, con su armadura plateada brillando mientras su gesto severo le recibía. Nadine se removió incómoda cuando su propio guardia se aseguraba de mantenerla a salvo.

— ¡Oh no! M-mis disculpas su-su alteza, —volteó hasta Louis. —No tengo malas intenciones ¡p-pero es que su comentario me ha parecido gracioso! ruego que m-me perdone.

Ser Isaak pareció conforme con el miedo tintando a través de la voz del hombre. Enfundó de vuelta su espada en su cinturón y, complacido por la pequeña aclaración, volvió a su lado, a la izquierda de su príncipe, Louis trató de sonreír, pero aún estaba nervioso.

Liam le puso una mano en el hombro en un gesto de cariño, el omega pareció tranquilizarse. De todas formas, intentó preguntar algo para alejar la tensión, más para él, que para la situación en general. Se aclaró la garganta.

— ¿P-por qué le ha parecido gracioso, mi Lord?

Mikhail se quedó pensativo antes de contestar.

— ¡Es que es demasiado tiempo! —exclamó el sirviente.

— ¿Cuánto tiempo tardaremos en llegar a Dragonscale? —Liam reafirmó la pregunta con su voz fuerte, parándose un paso más cerca de Mikhail, quién ya había recibido el mensaje. Tal vez Louis Tomlinson no era un alfa fuerte y severo como su padre, pero seguía siendo hijo del rey en el norte.

—Dos semanas, tal vez tres como máximo —. dijo el capitán, un poco más serio esta vez. —La ruta es sencilla.

Mikhail caminó hacia babor y señaló  hasta enfrente.

—Por ahí, alteza, —mostró a través de la niebla, sujetando su mapa para mostrárselo a Louis y Liam. —aparecerá la costa de Cinis en un par de días. Luego seguiremos todo hacia el sur, siempre manteniendo la costa de Goré a nuestra izquierda. Entre más calor sientan, más cerca estaremos de nuestro destino. —Mikhail intentó reír de manera amistosa al final de su explicación.

Ser Isaak bufó, pero Louis alzó las cejas hacia Liam.

No tardarían mucho en llegar.

(...)

La primera semana en el barco, Louis se la pasó leyendo mientras que Nadine jugaba ajedrez con Liam. Luego a la cartas, más tarde intentaron jugar a las escondidas. Y de pronto, Louis solo supo que habían inventado un juego y se la pasaban correteando por la proa del navío.

Negaba con la cabeza mientras veía como su hermana invitaba a los miembros más jóvenes de la tripulación a unirse al juego.

La joven princesa acababa de cumplir los catorce. Era risueña, linda y amable. Muy recatada en los eventos sociales pero muy infantil cuando se trataba de ignorar las reglas de etiqueta. Parecía estar en el cielo al pasar días enteros jugando sin que su madre estuviera ahí para regañarla o corregir la forma en que se dirigía a la gente. Pero al final del día, Louis siempre le recordaba que no debía olvidarse de sus modales, pues no importara que tan lejos estuvieran de Gélida, ella seguía siendo una princesa.

Aunque poco a poco Nadine comenzó a aburrirse con los días. El barco avanzaba y las costas de Goré cambiaban a cada día. Se le acababan las ideas para jugar y cualquier juego que hubiera creado antes le estaba pareciendo aburrido. Louis sabía que solo estaba exagerando, a penas llevaba una semana de camino y ya estaba tirándose con dramatismo frente a su hermano, diciéndole que extrañaba con el alma su hogar y a sus muñecas.

Y esa mañana, Liam y Louis recorrían el barco tomados del brazo, después de haber almorzando en el interior del barco hacía apenas unos minutos. La temperatura iba cambiando drásticamente, pues el omega recordaba que toda su vida siempre debió salir abrigado a la intemperie o sufriría de una fuerte hipotermia, pero ahora podía caminar por el exterior del barco usando su ropa común en Gélida.

Como el jubón aguamarina oscuro que llevaba, con bordados plateados del norte y sus sencillos pantalones negros, junto a sus botas de nieve a las que les tenía tanto cariño. Por potro lado, Liam llevaba un jerkin de cuero café y una camisa de mangas largas de un tono más pálido que el azul de los Tomlinson. Aun no hacía calor, pero el frío ya era lo suficiente soportable para no cargar con las pesadas capas de piel de oso.

Esa mañana salieron rumbo a la proa, donde Nadine había dicho que iba a estar, saludando a Mikhail de camino hasta allá, siendo sigilosamente seguidos a una distancia prudente por Ser Isaak.

Louis vio a su hermana sentada sobre una de las bancas que mostraban el mar tranquilo rodeado por un poco de niebla mientras el sol permanecía como un alfiler blanco en el cielo gris.

—Nadine ¿te encuentras bien? Estas muy calmada... —murmuró Louis, soltándose de Liam para proceder a sentarse con gracia junto a su hermana.

— ¿Te ha caído mal la comida, Nad? —Preguntó Liam a su vez, mientras la joven princesa jugueteaba con su propio dije de lobo plateado entre sus manos.

—No, es solo que... extraño a mamá. —sinceró la niña omega. Louis volteó a ver a Liam con una ceja alzada.

Sabía cómo alentar a su hermana.

— ¿Pero qué no estás emocionada por conocer Dragonscale? —le preguntó su hermano mientras le acomodaba el cabello lacio por la espalda.

—Bueno si, pero...

— ¿Y las hermosas playas que tienen? Dicen qué hay conchas de mar y estrellas... —animó Liam poniéndose a su lado.

—Supongo que si, pero...

—Y vamos Nad, ¿¡Los dragones?! —inquirió el príncipe. — ¿Si oíste que tienen dragones, verdad?

—Bueno, —Nadine sonrió mientras la animaban.

— ¡Vamos, incluso Ser Isaak está emocionado, ¿verdad?! —exclamó Liam y todos voltearon a ver al caballero que permanecía serio e indiferente, casi ignorando la conversación de su realeza.

El alfa alzó las cejas y miró a su príncipe que lo forzaba a asentir con los ojos.

—Así es, mi princesa. —terminó diciendo.

Nadine se río con suavidad.

—Además, estoy seguro de que has oído hablar de la familia real Akgon... —inquirió Louis.

—No... —Nadine volteó a ver a Liam. — ¿Cómo son?

—Oh..., muy guapos. —aseguró. —Altos... dicen que tienen los ojos verdes.

— ¿Ojos verdes, como el maestre Damon? —preguntó la princesa hacía Liam y su hermano.

Los dos asintieron, aunque nunca supieron si el maestre tenía los ojos verdes o no.

—Y el príncipe... —comenzó Liam, emocionando a la chica.

— ¿El príncipe?

—Imagínatelo, Nadine... alto, joven, guapo... ¡con un dragón! —Animó su hermano mayor. — ¡Imagínate que le gustes!

La princesa se coloreó de rojo.

— ¿Creen que yo le guste?

— ¡Pues claro! Eres la mujer más hermosa de todo el norte ¡y les encantarás porque eres extranjera! —exclamó Lord Payne.

—Y tu siempre has querido casarte con un príncipe, hermanita... —Louis codeó a la princesa con diversión.

Una sonrisa brillante y plena se dibujó en rostro de la joven. Parecía renovada, con un nuevo objetivo que la ponía ansiosa y feliz por llegar a Dragonscale, olvidando su reciente tristeza y animándola con más fuerza por llegar hasta su destino.

— ¡Tengo que prepárame un vestido perfecto para la ocasión! —saltó de su asiento y dio vueltas por la proa. —Y pensar en qué peinado usaré... —rió mientras se acercaba el borde del barco para asomarse al mar. Ser Isaak corrió para protegerla y cuidarla de que no cayera mientras la princesa bailaba encantada. —Le diré a una doncella que me ayude a confeccionar un vestido con la tela que trajimos. ¡Ya me voy! Adiós hermano, adiós Li ¡nos vemos más tarde!

Y así, Nadine se marchó con Ser Isaak cuidándola por detrás.

Louis sonrió satisfecho.

(...)

Una semana después Liam se limpió la frente con la manga de la camisa que llevaba mientras veían los mapas.

— ¿Qué? —preguntó Louis mientras alzaba la vista hacia su amigo.

—Estoy... sudando. —se impresionó el alfa.

— ¿Tienes calor? —rió Louis mientras Liam asentía.

— ¡Es una señal de que estamos cada día más cerca, mi Lord! —Mikhail sonrió mientras llegaba a la sala de planeación con una doncella trayendo consigo una jarra con vasos. El moreno había parecido olvidar el momento de tensión con el que empezó su nula relación con Louis, pues volvía a mostrarse alegre en torno a la corte de Gélida, aún así, mantenía sus modales pulidos para dirigirse a ellos. —Les he traído una bebida especial para su disfrute.

Louis alzó las cejas pero se irguió sobre su asiento en la mesa llenas de mapas y libros. Liam le dejó espacio para que se acerca primero y mirara el contenido de la jarra que una doncella vaciaba sobre los vasos.

— ¿Qué es, capitán? —preguntó el príncipe de Gélida.

—Cerveza dulce de las islas de Moráh, su majestad. Sé que en el norte no la tienen. Permítame introducírsela.

Louis sonrió y tomó un vaso.

—Majestad, déjeme beberlo antes. —pidió Ser Isaak. Louis pusó los ojos en blanco, pero cedió.

— ¡No intento envenenar a nadie, muchacho! —río Mikhail, pero el joven caballero le hizo poco caso. Tomó un sorbo de la cerveza y la saboreó durante unos segundos para asentir con la cabeza.

Louis bufó pero dejó que la doncella le sirviera un vaso a él y a Liam, agradeciéndole con una reverencia al capitán.

Ser Isaak conservó su vaso, pues estaba sediento.

(...)

—Vamos a morir, esto es demasiado, es... un insulto es... es... ¡los dioses quieren matarnos! —exclamó el príncipe Louis una semana después. Por fin habían atravesado medio continente de Goré. Y como bien lo había prometido Mikhail, estaban a pocos días de llegar a Dragonscale.

—Solo es la brisa del verano, majestad. —río el capitán mientras bebía su preciada cerveza dulce que llevaba a todas partes una vez que las temperaturas comenzaron a aumentar.

— ¿Está usted seguro que nos está llevando a Dragonscale y no al infierno, Lord Mikhail? —Liam había tenido que reemplazar sus camisas de manga larga por túnicas de seda que los sirvientes habían comenzado a confeccionar para todos ya que ninguna prenda que se acostumbrara a llevar en Gélida, era decente para soportar las olas de calor que abochornaban a los príncipes y a Lord Payne.

—Ser Isaak, pida más cerveza fría. Por favor, no puedo soportarlo —. Pidió Louis, quién dejaba de lado la etiqueta y sus modales rectos para mostrar sus lado más dramático, el cual era igual de extremista como el de Nadine.

—Ya no hay hielo, majestad. Se ha derretido. —anunció una doncella que llegaba con la cerveza que requería.

— ¡Nooo! —Louis chilló, cubriéndose la cara con un almohadón del diván.

Lord Mikhail reía, después de todo, por muy príncipes recatados que quisieran ser, aún se trataba de un puñado de jóvenes.

(...)

— ¿Cuántos días dijiste que faltaban para llegar? —preguntó Nadine.

—Uno, —pronunció Louis adormecido bajo el sol, que quemaba su piel y la bronceaba de a poco.

— ¿Cuántos?

—Dos.

— ¿Dos? ¡Pero dijiste uno!

— ¿Entonces por qué preguntaste de nuevo?

Louisssssssss.

—Nadine, sh.

La princesa bufó audiblemente y Liam río desde su lugar en la mesita, jugando ajedrez con Mikhail.

—Ha estado tres semanas viajando, princesa. Puede esperar un par de días más. —comentó el capitán mientras movía su torre y derribaba el caballo de Liam. El joven alfa apretó la mandíbula.

— ¡Estoy ansiosa! —exclamó Nadine volviendo a recostarse en su camastro.

El barco entonces se quedó en silencio, con los tripulantes sin hacer mucho ruido, mientras los graznidos de las gaviotas de las costas alcanzan a oírse desde ahí. El sol dorando cada superficie bajo el y las aguas luciendo cada vez más azules y brillantes. Un cielo despejado y pleno como nunca lo habían visto en el norte.

Era agradable.

La paz que se sentía cada vez era más y más relajante hasta que de pronto, está se vió interrumpida por una fuerte oleada de viento.

Una copa vacía junto a Louis, cayó por la madera de la proa y despertó al príncipe de su siesta.

— ¿Qué fue eso?

Liam, quién estaba demasiado enfrascado en su juego, no lo notó y a su vez tomó su otro caballo de madera que le arrebató a la torre de Mikhail.

— ¿Hmmph? —murmuró Lord Payne.

Louis se sentó sobre su camastro mirando hasta la costa.

Una oleada de viento volvió a azotarse contra el barco.

Esta vez tiró unos cuantos peones del tablero de ajedrez y por fin pareció llamar la atención de los alfas.

Ser Isaak se puso de pie un tanto mareado, había bebido ya demasiada cerveza, pero logró poner su mano en su espada.

— ¿Lord Mikhail? —Louis miró al capitán, pero antes de que dijera algo, una sombra larga se proyecto por el barco y puso todo a oscuras por un segundo.

Louis se agachó de golpe al mismo tiempo que Nadine, Liam y Ser Isaak, mientras la princesa gritaba.

Nada pasó... cuando Louis abrió los ojos temió por ver lo que se encontraba enfrente, pero nada. No había nada en el barco, ni en el mar, si no... en el cielo.

A través de pesados aleteos de alas enorme, una bestia enorme planeaba sobre el agua del océano. Era gigante... era más grande que una casa, más grande que el barco... de piel café, casi negra. Garras grandes y puntiagudas, una espalda y pecho lleno de escamas que casi brillaban en un tono amarillezco o verdoso...

La cabeza... enorme. Con grandes dientes y nariz prominente... los ojos parecían dos diamantes amarillos...

Un gruñido fuerte les causó un espasmo a los tres muchachos y a su caballero...

Un dragón...

Un jodido dragón. Que volaban tan cerca del agua mientras sus alas planeaban moviendo el navío entero.

Louis se quedó de a cuadros. Mirando a la gran bestia en todo su explendor... sintió miedo, emoción, ansiedad... toda su vida leyó sobre esas criaturas, siempre pensando que eran un mito, una leyenda... pero no. Ahí estaba. Frente a él. Con sus grandes colmillos y fuertes escamas.

Era muchísimo más grande de lo que pensó. Enorme, terriblemente inconmensurable. Y daba miedo, demasiado, tal vez aparecería en sus pesadillas esa noche... nunca jamás... iba a ver las cosas de la misma manera. Ahora si esto era real ¿qué otros relatos lo eran también?

¿Cuantos más habría en Dragonscale?

¿Cómo podría protegerse de algo así?

Louis no sintió lo rápido que su corazón latía hasta que el dragón se marchó dirigiéndose al oeste, perdiéndose entre el cielo. No sintió la gota de sudor que le caía por la cíen. Y casi no sintió las manos de Liam en sus hombros hasta que regresó del trance.

Mikhail lo veía con una sonrisa burlona.

—Oh, la gran expresión de alguien que acaba de conocer un dragón... ¡inolvidable, eso es! Nunca me canso de verlo —rió el capitán mientras mordía una fresca manzana.

—Es...eso... es... muy g-grande —exclamó Nadine, aún en shock.

—Es un dragón de tierra, son los que viven por las costas, este está un poco alejado de su nido, debo decir —corroboró el alfa.

— ¿Dragón de tierra? —preguntó Liam aún con la garganta semi cerrada.

—Si, son cafés y muy feos, como ese. Claro que también son los más pequeños, la familia Akgon tiene dragones con clase, no como estos. —dijo Mikhail mientras levantaba las piezas de ajedrez que habían caído por el viento.

Louis tragó saliva, regulando su respiración por fin. Sin embargo, abrió los ojos como platos y preguntó:

— ¿... "los más pequeños"?

—Ah, claro. Si le ha impresionado este, no podrá con Vistione.

— ¿Con... qué? —Ser Isaak por fin pudo hablar y reaccionar.

—Vis-tione, es el dragón del Rey. Es el más grande de todo el mundo. —Louis se sintió desmayar. —Ha peleado en cientos de batallas desde tiempos anteriores de su abuelo. Los dragones nunca dejan de crecer, es por eso que es el más grande.

— ¿Cuánto mide, lo doble? —preguntó Liam, palideciendo.

Mikhail negó.

— ¿Lo triple?

Mikhail volvió a negar, esta vez riendo.

—Mejor digieran esto, tómense su tiempo. Mentalícense. Luego hablamos de lo que mide Vistione —y con una palmada en la espalda de Liam, el capitán se marchó entre risas.

Los habitantes de Gélida se quedaron en shock los siguientes treinta minutos.

(...)

Finalmente el día había había llegado, y Louis lo sintió aún más en la temperatura. El bochorno de haberse cerca de las playas, con un sol punzante sobre ellos, quemaba la piel y atontaba sus sentidos.

Miró como las olas se extendían por la arena amarilla, casi dorada. Como las murallas de la ciudad eran blancas como el color hueso y mientras más se acercaban, un imperio se comenzó a exponer bajo los ojos de los príncipes del norte; enormes colinas llenas de casas y habitantes, como nunca se había visto en el norte. Tanta, pero tanta gente. Y en la punta de la montaña más alta... se encontraba el castillo de la dinastía más poderosa de Poniente: Los Akgon.

Con un montón de dragones volando alrededor, con sus rugidos sonando desde la bahía.

Louis apretó con una mano la de Nadine y con otra la de Liam. Cuando bajaron en el bote que los acercó hasta la playa, un comité de guardias ya aguardaba por ellos.

Y Louis solo veía dorado.

—Bienvenido a Dragonscale, alteza. —susurró Mikhail antes de que un nudo se le formara a Louis en la garganta.

///

Continue Reading

You'll Also Like

178K 10.1K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
39.5K 2.8K 24
Alexander Lightwood es el guitarrista de una banda famosa de San Francisco. Magnus Bane es la promesa de la cocina experta del restaurante con más éx...
3.3K 279 31
Leo=uke Raph=seme Donni=seme Mickey=uke ֎Inicio. 2-Mayo-2018 ֎Terminando. 29-Mayo-2021 Aviso la historia estará en redacción por lo que verán alguno...
3.9M 520K 49
Kim TaeHyung le pide a Jeon JungKook que sea su novio. Aunque el pelinegro está catalogado como la peor pareja del Instituto, decide no rendirse. ...