Por la mañana desperté muy nervioso, había pasado toda la noche pensando en que es lo que les iba a decir.
Me había aprendido todo un discurso aunque lo más probable es que en el momento se me olvidara.
Mi padre entró a mi habitación.
—¿Estás listo? —me preguntó tranquilo.
—Eso creo —contesté nervioso.
Él se sentó a mi lado.
—Si decides cambiar de opinión esta bien —me tranquilizo— entiendo si no te sientes listo.
Yo solo lo pensé por unos minutos.
—Quiero hacerlo —aseguré— Mamá...
—Le dije que te llevaría conmigo al trabajo —interrumpió — así que actúa desanimado.
Yo solo sonreí.
Para mi suerte mi madre se la había creído aunque sabía que nos traíamos algo.
Mi padre me llevó hasta el centro que no era muy lejos.
Llegamos pronto, mi padre se bajó del auto pero yo no pude, mis piernas no me hacían caso.
—Winter —me llamó mi padre.
No respondí... estaba congelado.
Mi padre entró de nuevo al auto.
—Te llevaré a casa —dijo prendiendo el coche.
—No... —pronuncie— solo dame unos minutos.
Nos quedamos ahí por casi veinte minutos hasta que por fin tuve el valor de bajarme del auto.
Entramos al pequeño centro donde habían varias salas, nos dirigimos a una donde se suponía que estarían.
—Wint si tú me dices que no quieres ahorita mismo...
—Papá estoy bien —lo calmé— quiero hacerlo.
Él me sonrió y besó mi frente.
Entré a la sala donde estaban los dos sentados en una pequeña sala.
Ellos se levantaron y se acercaron con ojos brillantes.
—Muchas gracias por darnos la oportunidad —le dijo la chica a mi padre tendiendo la mano.
Él la apretó decente, la chica me tendió la mano pero no la acepté solo aparté la vista.
—Te espero afuera de acuerdo —me sonrió para salir.
Me alegre un poco de que saliera pues sabía que de estar ahí no podría decir todo lo que quisiera decir.
—Siéntate —pidió el chico.
Me senté solo por que estaba cansado y la cadera me dolía.
Los observé tratando de entender cómo es que estás personas habían destruido tantas vidas.
—Y... ¿Cómo has estado? —preguntó la chica.
Me reí irónico.
—De verdad quieres preguntar eso —me quejé.
Ella solo bajo la mirada abatida, sus ojos se empezaban a cristalizarse.
—No, mírame —ordene molesto.
La chica lo hizo pero no resistió más que unos segundos.
—Quieres saber cómo estoy —exclamé— pues bien, he tenido catorce cirugías desde el accidente, la mayor parte de mi cadera es metal y clavos por que al caer me la partí con un asiento.
La chica empezó a sollozar con tristeza mientras su compañero solo observaba.
—Me partí el fémur y tuvo que ser reemplazado y gracias a eso tendré que usar este estupido bastón toda mi vida... una de mis costillas perforó mi pulmón derecho... estuve en coma por un traumatismo cerebral y la lista sigue y sigue pero sabes que es lo peor...
Ella negó con la cabeza.
—Que si bien ese dolor es pasajero pero la muerte de mi mejor amigo no —le aseguré— ese dolor esta presente cada día... y seguirá ahí para siempre.
—Lo siento —susurró ella.
—Un lo siento no me devolverá a mi mejor amigo —contesté.
—Es lo único que podemos darte —dijo Theo— una sincera disculpa.
—No...
Saqué una pequeña hoja arrugada de mi bolsillo y se la aventé.
—¿Qué es esto? —preguntó confundido.
—Jack, Elissa, Claudia, Bob, Rob... Tyler —pronuncie con dolor— los veintiocho nombres de la personas que murieron en el accidente que provocaron... ¿Quiero saber cómo pudieron destruir tantas vidas?
Los ojos del chicho se nublaron, trató de pronunciar palabras pero no pudo.
—Íbamos a casa... habíamos bebido tanto que pensamos que lo mejor era volver... debimos tomar un taxi pero yo insistí en manejar —la chica no pudo seguir.
—La nieve era incontrolable así que empezamos a batallar con el auto... cuando nos dimos cuenta íbamos contra un autobús así que paramos pero íbamos muy rápido... nosotros nos estrellamos contra la montaña pero el autobús rompió la barra de contención... nunca creímos que esto fuera a pasar.
—Nadie lo creyó... sabes ese ni siquiera era el autobús que uso —confesé— me había quedado en casa de Ty porque no podría estar en su cumpleaños...
Un pequeño sollozo salió de mi, las lágrimas amenazaban con salir.
—Él me protegió con su cuerpo... me salvó la vida —dije ya llorando— cuando desperté lo primero que hice fue buscarle y lo encontré junto a mi... muerto, mirándome con sus fríos ojos... pero ustedes están aquí y él no, ellos no —chille.
El chico suspiró frustrado.
—Créeme que de poderlo hacerlo cambiaríamos ese día —soltó el chico— no sabes lo que es culparte por la muerte de tantas personas.
No pudo continuar pues su voz se cortó y terminó llorando.
—De verdad lo sentimos —dijo la chica con tanta desesperación— y si hay algo que podamos hacer...
—No pueden —la interrumpí— no hay nada que puedan hacer para arreglar esto —contesté— yo solo quería venir aquí y hacerlos sentir tan miserables como pudieran, quería que al menos se acercaran al dolor que siento todos los días...
A ese punto los dos estaban llorando a mares.
—Pero eso no es posible, no saben cuanto me odio por haber estado en ese accidente —pronuncie con dolor— me culpaba por no haber muerto... me destruyeron de tantas maneras...
Mi voz se quebró, las lágrimas brotaban de mis ojos pero la escena de ellos llorando me quebró el corazón.
Los odiaba, los odiaba con todo mi ser pero no podía seguir haciéndolo.
—Y aún así los perdono —pronuncie sintiendo una extraña sensación.
Los chicos me miraron como si hubiera revelado el secreto del universo.
—¿Qué? —preguntó confundido.
Suspiré porque lo que tenía que decir me costaría toda el alma.
—Cuando las personas me ven solo ven al chico con cáncer o al chico que sobrevivió de una caída mortal... solo ven mis accidente —conté nervioso— es como si me siguieran, como una sombra —aclaré— y ya no quiero eso... así que los perdono.
—¿De verdad? —preguntó insegura.
Yo solo asentí.
—Tengo algo bueno ahora —me referí a Santiago— y no quiero perderle... quiero continuar mi vida y dejar atrás mis accidentes —exclamé— eso significa dejarlos atrás y creo que es justo que si yo avanzo ustedes también.
La chica se lanzó a mí en un abrazo, algo extraño pero la dejé... la dejé por que ella lo necesitaba
—Gracias —susurró.
Nos quedamos así por un momento hasta que por fin me soltó.
—Será mejor que me vaya —concluí.
Ellos se despidieron con un abrazo.
—Que bueno que tengas a alguien como Santi a tu lado —dijo Theo.
—Es de lo mejor que me a pasado —confesé con una sonrisa, solo pensar en él me hacía sentir feliz.
Salí para ver a mi padre, él me sonreía.
—Estoy muy orgullosos de ti —dijo abrazándome.
—Gracias por hacer esto por mi —agradecí devolviéndole el abrazo.
Volvimos a casa sin hablar del tema, después de comprarme un helado se fue a trabajar.
Mi madre estuvo todo el día acosándome con preguntas pues no se creía del todo mi pequeño viaje al supuesto trabajo de mi papá.
Termine encerrándome en mi cuarto, mientras jugaba videojuegos la puerta de mi habitación se abrió.
—Mamá ahora no, estoy por ganar —me queje.
—Claro que no, vas perdiendo —se burló Santiago desde la puerta.
—Santi —dije bastante emocionado— ¿Qué haces aquí?
—Bueno sabía que no podías vivir sin mí así que vine —contestó entrando a mi habitación para sentarse a mi lado.
—Claro yo —remarque ante el hecho que él estaba ahí.
Sonrió y soltó una pequeña risa.
—En realidad vine para saber cómo estás —explicó mirándome con sus brillantes ojos.
—Los perdone —conté feliz.
Él me sonrió orgulloso para después besar mis labios.
—Sabía que podrías —me animó.
—Bueno ya era tiempo, tenía que cerrar ciclos — confesé seguro.
—Tal vez necesites un corte de cabello —se burló— la verdad es que no te caería mal.
—¿Que tiene de malo el mío? —pregunté confundido.
—Está disparejo y hace ver que tu cabeza es enorme —contestó burlón.
—Yo... la verdad es que si —no podía negarlo.
Él soltó una risa burlona, de esas que me hacían reír a mi.
—Pero lo que si quisiera es una cita —introduje un tema del que aún no hablábamos.
—¿Con quien? —preguntó confundido.
—Contigo idiota —exclamé apurado— aunque empiezo a creer que el chico de nuevo ingreso no está tan mal.
Santi puso los ojos en blanco y suspiró pesado.
—Como extraño poder golpearte —dijo abrumado.
—Santi de verdad —aclare— esto a pasado tan rápido que ni siquiera hemos podido tener una cita.
Él lo pensó por unos minutos.
—Bien, entonces te daré la mejor cita que hayas tenido en tu jodida vida —sonrió.
—También podrías dejar de decir tantas groserías —pedí pues me empezaba a sentir ofendido.
—Al carajo que no —contestó.
Sonreí era un idiota mal hablado pero aún así lo amaba.
Él se acercó para besarme pero termine adelantándome para besarle primero, eso era sin duda lo mejor de que fuera mi novio, besaba bastantes bien... o eso creo pues nunca había besado a alguien además de él... y bueno a Tyler en una época oscura y con mucho alcohol lo cual no cuenta.
Seguimos besándonos cuando la puerta de mi habitación se abrió, era Charms.
El pequeño nos miró un poco confundido.
—Charms aprende a tocar —exclame.
No dijo nada, simplemente tomó su rexi y lo estrujó en sus brazos.
—Pueden proseguir —nos dió permiso para después salir de la habitación— solo no tengan sexo que duermo en esa cama —gritó cuando ya no lo veíamos.
Santi y yo nos miramos confundidos para terminar riendo ante lo dicho.
Lo peor es que no podríamos tener sexo en esa cama con cobertor de dinosaurio y sábanas de patitos.
Hice este pequeño Book Trailer para festejar que Winter llegó a los 2k, muchas gracias a todos ustedes por su apoyo así mi pequeña historia va creciendo ❤️ espero les guste.